Jueves 1º de febrero del 2018
Mateo 7 Nueva Versión
Internacional (NVI)
El juzgar a los demás
7 »No juzguen a nadie, para que nadie los
juzgue a ustedes.
2 Porque
tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les
medirá a ustedes.
3 »¿Por qué te fijas en la astilla que tiene
tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el
tuyo?
4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame
sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?
5 ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.
6 »No den lo sagrado a los perros, no sea
que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los
cerdos, no sea que las pisoteen.
Pidan, busquen, llamen
7 »Pidan, y se les dará; busquen, y
encontrarán; llamen, y se les abrirá.
8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca,
encuentra; y al que llama, se le abre.
9 »¿Quién de ustedes, si su hijo le pide
pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente?
11 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas
buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas
a los que le pidan!
12 Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como
quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los
profetas.
La puerta estrecha y la puerta ancha
13 »Entren por la puerta estrecha. Porque es
ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos
entran por ella.
14 Pero
estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos
los que la encuentran.
El árbol y sus frutos
15 »Cuídense de los falsos profetas. Vienen a
ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.
16 Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas
de los espinos, o higos de los cardos?
17 Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno, pero
el árbol malo da fruto malo.
18 Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol
malo no puede dar fruto bueno.
19 Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja
al fuego.
20 Así que por sus frutos los conocerán.
21 »No todo el que me dice: “Señor, Señor”,
entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi
Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos
milagros?”
23 Entonces les diré claramente: “Jamás los
conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”
El prudente y el insensato
24 »Por tanto, todo el que me oye estas
palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su
casa sobre la roca.
25 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron
los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque
estaba cimentada sobre la roca.
26 Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone
en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la
arena.
27 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos,
soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su
ruina».
28 Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las
multitudes se asombraron de su enseñanza,
29 porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no
como los maestros de la ley.
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