EL TESORO EN EL CIELO
Cristo nos recomienda: "Haceos tesoros en los cielos". Esta obra de transferir nuestras posesiones al mundo de arriba, es digna de nuestras mejores energías. Es de la mayor importancia e implica nuestros intereses eternos. Lo que damos a la causa de Dios no se pierde. Todo lo que damos para la salvación de las almas y la gloria de Dios se invierte en la empresa de más éxito en esta vida y en la vida futura. Nuestros talentos de oro y plata, si los damos a los cambiadores, ganan continuamente en valor, lo cual se registrará en nuestra cuenta en el reino de los cielos. Nosotros seremos los receptores de la riqueza eterna que ha aumentado en las manos de los cambiadores. Al dar para la obra de Dios, nos estamos haciendo tesoros en el cielo. Todo lo que depositamos arriba está asegurado contra el desastre y la pérdida, y está aumentando en valor eterno y perdurable.Deberíamos proponernos decididamente colocar todas nuestras capacidades al servicio de Cristo. Porque su servicio representa un beneficio para esta vida y para la vida venidera. . .
"La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz" "(Mat. 6: 22). Si el ojo es bueno, si se lo dirige hacia el cielo, la luz del cielo inundará el alma, y las cosas terrenas parecerán insignificantes y sin atractivo. Cambiarán los propósitos del corazón y se atenderá la amonestación de Jesús. Haremos nuestro tesoro en el cielo. Nuestros pensamientos se fijarán en las grandes recompensas de la eternidad. Todos nuestros planes los haremos con referencia a la vida futura e inmortal. Nos sentiremos atraídos hacia nuestro tesoro. No nos ocuparemos de nuestros intereses mundanos, pero en todas nuestras empresas nos formularemos esta pregunta silenciosa: "Señor, ¿qué quieres que haga?" La religión de la Biblia estará entretejida en nuestra vida diaria.
El verdadero cristiano no permite que ninguna consideración terrena se interponga entre su alma y Dios. El mandamiento de Dios ejerce una influencia positiva sobre sus afectos y acciones. Si todos los que buscan el reino de Dios y su justicia estuvieran siempre listos para hacer las obras de Cristo, ¡cuánto más fácil sería el camino que lleva al cielo!. . .
Si se busca la gloria de Dios, el tesoro será puesto arriba, a salvo de toda corrupción o pérdida; y "donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" "(Mat. 6: 21). Jesús será el modelo que procuraremos imitar. La ley del Señor será nuestra delicia y en el día del ajuste final de cuentas escucharemos estas gozosas palabras: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor" "(Mat. 25: 21).- RH, enero 24, 1888.
Fortaleciendo los vínculos de unidad
El Señor nos ha hecho sus mayordomos. Coloca en nuestras manos sus dones para que los compartamos con los necesitados; y esta generosidad práctica constituirá una infalible panacea para nuestro orgullo. Expresando en esta manera amor hacia los que necesitan ayuda, haremos que los corazones de los necesitados agradezcan a Dios porque él ha derramado la gracia de la generosidad sobre los hermanos, y les ha hecho aliviar las necesidades de los afligidos.Mediante el ejercicio de este amor práctico es como las iglesias se acercarán a Cristo en unidad. Mediante el amor de los hermanos aumenta el amor a Dios, porque él no ha olvidado a los que están en aflicción, y en esta forma las ofrendas de gratitud ascienden hacia Dios por su cuidado. "Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios" "(2 Cor. 9: 12). La fe de los hermanos aumenta en Dios, y éstos son inducidos a encomendar sus almas y sus cuerpos a Dios como a un Creador fiel. "Pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al Evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos" "(2 Cor. 9: 13).- RH, agosto 21, 1894.
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