3.
Y entró
Satanás.
La acción de Judas no sorprendió a Jesús (Juan 6: 64, 70-71).
Este fue el primer encuentro de Judas con los dirigentes judíos, con el
propósito de entregar a su Maestro (ver com. Mat. 26: 14). Juan hace la misma
observación respecto al caso de Judas en el momento de su tercer y último
encuentro con los dirigentes judíos en la noche de la traición (cap. 13: 2, 27).
10.
Al entrar.
Según parece, Pedro
y Juan encontrarían a la persona mencionada en la puerta de la ciudad, o muy
cerca de allí.
14. Cuando era la hora.
[ Celebración de la pascua, Luc. 22: 14-16 = Mat. 26: 20 = Mar. 14:
17-18ª. Comentario principal: Lucas. Ver diagramas pp. 222-223.] Es decir, la
hora de la comida pascual, cuya preparación se describe en los vers. 7-13. Esto
ocurrió el jueves por la noche. Nótese que Jesús instituyó el rito cristiano de
la Cena del Señor durante el transcurso de la comida pascual habitual (ver
primera Nota Adicional de Mat. 26).
Se sentó.
Literalmente "se
reclinó". Con referencia a la descripción del arreglo de la mesa y de los
divanes en una antigua fiesta del Cercano Oriente, ver com. Mar. 2: 15. En la
cena de la primera pascua los participantes tuvieron que permanecer de pie
mientras comían, listos para salir de Egipto; pero cuando entraron en la tierra
prometida ya no comían de pie, sino sentados o reclinados. El comer de pie en la
primera pascua indicaba la prisa con que tenían que partir; comer reclinados
significaba serenidad y seguridad en la tierra que les había sido prometida.
Los apóstoles.
Esta fue la última ocasión en que los doce del
grupo original estuvieron juntos en un mismo lugar. La costumbre exigía la
presencia de por lo menos diez personas, pero menos de treinta, para comer la
pascua. Esta vez los participantes fueron trece.
15. ¡Cuánto he deseado!
La frase griega se traduce
literalmente "con deseo he deseado"; "con deseo deseé" (BC). Es una frase
típicamente hebrea, redundante para nuestro modo de hablar, pero común tanto en
el hebreo como en el NT y la LXX. ("Se goza grandemente", Juan 3: 29.) Esta fue
la última ocasión en que Jesús estaría con sus amados discípulos antes de la
agonía de la traición, el juicio y la crucifixión. Esta culminación de su
ministerio terrenal había estado siempre delante de él mientras trabajaba entre
los hombres. Durante casi un año Jesús había procurado con diligencia preparar a
sus seguidores para los acontecimientos de estas horas finales de su vida (ver
com. Mat. 16: 21; 20: 17; etc.).
Esta pascua.
La cuarta del
ministerio de Jesús (ver pp. 183, 238; diagrama 5, p. 219), y la tercera
celebrada con los discípulos en Jerusalén. Sin embargo, no todos los discípulos
habían estado presentes como miembros de este grupo en dos ocasiones anteriores
-en las pascuas del año 28 y del 29 d.C.-, que tuvieron lugar antes de la
selección y el nombramiento de los doce en el verano (junio- agosto) del año 29
d. C. En esta ocasión Jesús y los doce sin duda se reunieron para celebrar la
cena pascual (ver primera Nota Adicional de Mat. 26; DTG 598, 608; CS 450).
Antes que padezca.
Jesús había hablado a sus discípulos una y
otra vez acerca de sus padecimientos (ver com. Mat. 16: 21; 20: 17). Los
profetas del AT hablaron con frecuencia de los sufrimientos del Mesías (Sal. 22;
Isa. 53; etc.). Jesús debía recorrer el sendero del sufrimiento hasta la cruz,
para poder ser el "autor" de nuestra salvación (Heb. 2: 10). Sin la cruz no
podría haber corona (1 Ped. 1: 11). Como seguidores del humilde Jesús tenemos el
privilegio de compartir sus sufrimientos (2 Cor. 1: 7; Fil. 3: 10; 1 Ped. 4: 13;
DTG 197).
16. No la comeré más.
Esta fue la última pascua de la cual podrían participar con pleno
significado los seguidores de Cristo. El rasgamiento del templo en el momento de
la muerte de Cristo en la cruz (ver com. Mat. 27:51), fue la señal divina de que
los símbolos del sistema religioso judío habían perdido su validez, pues Jesús
-a quien todas estas cosas señalaban (Heb. 9: 9-11; 10: 1-11; 1 Cor. 5: 7)-
había dado su vida en rescate por muchos. Jesús estaba a punto de reemplazar los
símbolos del pasado muerto con los símbolos vivientes de su propio cuerpo y de
su sangre derramada (Luc. 22: 19-20; DTG 608).
Hasta que se cumpla.
La celebración final y completa de la liberación del dominio del pecado
se llevará a cabo en el reino de "gloria", del cual Jesús ya había hablado a los
discípulos (ver com. Mat. 25: 31). Esta declaración de Jesús probablemente se
refiera a "las bodas del Cordero" (Apoc. 19: 7-9), que se celebrarán para
conmemorar que "el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina" (vers. 1-6). Con
referencia al uso de una solemne fiesta religiosa como símbolo de la felicidad
de los salvados en el reino eterno, ver com. Luc. 14: 15-16.
17. Repartidlo.
[ La Cena del Señor, Luc. 22: 17-20 = Mat.
26: 26-29 = Mar. 14: 22-25. Comentario principal: Mateo.] Es decir, tomaron la
copa y bebieron de ella uno tras otro, mientras pasaba de una mano a otra.
Sólo Lucas pareciera hablar de dos copas (vers. 17 y 20). Se ha sugerido
que la primera copa formaba parte del ritual de la pascua, mientras que la
segunda era parte de la Santa Cena cristiana. Para evitar lo que parecía ser un
error, algunos antiguos manuscritos (entre ellos el Códice de Beza, siglo VI)
suprimieron la segunda copa eliminando el vers. 20, e invirtieron así el orden
de los elementos de la Santa Cena. Otras versiones intentaron arreglar de otras
maneras el problema de las dos copas; pero la evidencia textual se inclina (cf.
p. 147) por el texto como aparece en la RVR, con dos copas.
20. De igual manera.
Así como había
tomado el pan, dado gracias, y lo había repartido, hizo lo mismo con el vino.
21. La mano.
[ El traidor es
desenmascarado, Luc. 22: 21-23 = Mat. 26: 21-25 = Mar. 14: 18-21 = Juan 13:
21-30. Comentario principal: Mateo y Juan.] Lucas relata la Santa Cena antes de
hablar de Judas como traidor, mientras que Mateo y Marcos invierten este orden.
El relato de Lucas mantiene el orden cronológico exacto (ver com. Mat. 26: 21).
Del que me entrega.
También podría traducirse, "del que me está
entregando". Judas ya se había reunido con los dirigentes judíos y convenido en
entregarles a Jesús (ver com. Mat. 26: 14-15). La traición ya se había iniciado.
Conmigo en la mesa.
Es probable que las manos de todos los
discípulos estuvieran "en la mesa". Esta declaración no identificó a Judas como
traidor, sino que sencillamente dio a entender que el traidor era uno de los que
estaban reclinados a la mesa.
24. Una
disputa.
[ La grandeza en el servicio, Luc. 22: 24-30 = Juan 13: 1-20.
Comentario principal: Juan.] "Contención"; "altercado" (BJ); "rivalidad" (BC).
La palabra indica un espíritu combativo, disposición para pelear. Esta solapada
tendencia a la discordia parece haber estado presente durante toda la cena
pascual. El relato de Lucas explica la situación que dio lugar al rito de
humildad, registrado por Juan. Si se tienen en cuenta los acontecimientos que
pronto ocurrirían, es trágico que los discípulos estuvieran discutiendo acerca
de la categoría que ocuparían en un reino imaginario que Cristo no había venido
a establecer. El concepto equivocado que tenían los discípulos acerca de la
naturaleza del reino de Cristo, fue el que, como en ocasiones anteriores (Mat.
18: 1; 20: 21; Mar. 9: 33-35; Luc. 9: 46-48), dio lugar a la contienda en cuanto
a la grandeza de unos frente a los otros. Con referencia a los falsos conceptos
que albergaban los judíos, y hasta cierto punto los discípulos inclusive después
de la resurrección, en cuanto a la naturaleza del reino mesiánico, ver com. cap.
24: 19. Judas se había atribuido un lugar de honor, a la izquierda de Jesús, y
Juan estaba a su derecha (DTG 600).
El mayor.
Ver com. Mat. 18:
1-10; 20: 25-26. Los discípulos estaban pensando en los puestos y categorías que
ocuparían en el reino que, según ellos, Cristo pronto establecería en la tierra.
26. El más joven.
Según la costumbre del Cercano
Oriente, los hermanos menores debían someterse a sus hermanos mayores. Pero lo
que Cristo decía era que el mayor debía someterse a los menores.
27. Como el que sirve.
Jesús
presenta su propio ejemplo de abnegado servicio para otros. El mismo espíritu
que movió a Cristo a socorrer a la humanidad en sus necesidades físicas y
espirituales, debería motivar la vida de todos los que quisieran ser sus
discípulos.
28. Habéis permanecido.
Estas palabras dan la idea de una lealtad continua y consecuente. A
pesar de las evidentes imperfecciones, en su conjunto los discípulos habían sido
leales en su dedicación a Cristo.
31. Simón, Simón.
[ Jesús anuncia la negación de Pedro,
Luc. 22: 31-38 = Mat. 26: 31-35 = Mar. 14: 27-31. Cf. com. Juan 13: 36-38.
Comentario principal: Mateo.] La evidencia textual establece (cf. p. 147) la
omisión de la frase: "Dijo también el Señor". La repetición del nombre de Simón
da mayor énfasis a lo que Jesús está por decir.
Satanás os ha pedido.
Jesús se dirigió a Pedro, pero el pronombre plural indica que también se
refería a todos. Satanás ya había zarandeado y vencido a Judas (Job 1: 12, 2:
6).
32. Yo he rogado.
Qué consuelo
es saber que el Maestro tiene un interés tan personal en nuestras pruebas y
tentaciones personales. Poco después de esta conversación, Jesús elevó su voz en
oración al Padre, y pidió por todos sus discípulos (Juan 17: 2, 9, 15, 17).
Por ti.
El pronombre está en singular, a diferencia del vers.
31; en esta forma se recalca la naturaleza personal del interés que Jesús tiene
en cada uno de sus seguidores; en este caso, específicamente en Pedro.
No falte.
Gr. ekléipÇ, "fracasar", "acabarse", "dejar fuera". No
expresa la idea de flaquear sino de fallar totalmente. La palabra "eclipse"
deriva del mismo verbo.
Vuelto.
Gr. epistrefÇ, "volverse", que
se refiere a la conversión o al cambio que ocurriría en la vida de Pedro. Jesús
indicó aquí que Pedro caería, pero que este no sería el final de todo, porque se
arrepentiría. La amarga experiencia por la cual Pedro estaba a punto de pasar
como resultado de negar a su Señor, obró en él una transformación que fue
claramente visible para los otros discípulos (DTG 659-660, 752).
Confirma a tus hermanos.
La intrepidez que más tarde Pedro
manifestó por la verdad, demuestra que su conversión fue completa; su ministerio
proporcionó fuerza y ánimo a los creyentes en Jerusalén y en sus zonas
circunvecinas (Hech. 2: 14; 3: 12-15; 4: 8-13; 5: 29-33, etc.).
35. Cuando os envié.
Jesús recuerda
a los doce la ocasión cuando los había enviado de dos en dos por las aldeas de
Galilea (ver com. Mat. 10: 1, 5, 9-10).
¿Os faltó?
La
construcción de la pregunta griega indica que Jesús esperaba una respuesta
negativa. Por lo general, los discípulos habían recibido una recepción cordial.
Cuando hicieron el viaje evangelístico al cual se hace referencia aquí, Jesús
estaba en el apogeo de su popularidad en Galilea, y la gente estaba muy feliz de
recibir a sus representantes.
36. Pues
ahora.
La situación ha cambiado. El período de popularidad en Galilea se
había terminado un año antes (ver com. Juan 6: 66). Desde ahora en adelante,
cuando los discípulos proclamaran el Evangelio, encontrarían sospechas y
enemistad. No debían esperar la hospitalidad generosa y amable que habían gozado
antes. Muchas veces sufrirían persecuciones (ver com. Mat. 10: 16-28; Juan 16:
33).
Espada.
Gr. májaira , por lo general, la espada corta de
los romanos (ver com. cap. 2: 35). En la LXX májaira aparece como traducción del
Heb. ma'akéleth, "cuchillo para degollar", derivado de ma'akal , "alimento".
Posiblemente aquí se refiera al segundo significado: "cuchillo de degollar".
Compre una.
Este lenguaje figurado de Jesús muchas veces
ha sido mal interpretado. Cuando los discípulos fueron al mundo hostil,
frecuentemente se encontraron en circunstancias en las cuales, desde un punto de
vista humano, habrían sido muy útiles las armas; sin embargo, en todo el relato
del libro de los Hechos no se registra un solo caso de que los apóstoles usaran
o aun portaran un arma. Si Jesús hubiera querido que las portaran, podemos estar
seguros de que lo habrían hecho. Esa misma noche, una hora o dos después, cuando
Pedro trató de usar una espada (ver com. Mat. 26: 51-53), Jesús lo reprendió por
lo que había hecho, y enseñó claramente que el cristiano, como su Maestro, no
debe depender de las armas para protegerse. El cristiano no debe rechazar la
fuerza con la fuerza (ver com. Mat. 5: 39).
El Evangelio que da la vida
no debe defenderse matando a personas por las cuales Cristo murió. La evidencia
suprema del amor cristiano es estar dispuesto a morir por otros (Juan 15: 13).
El deseo o la intención de quitarle la vida a quienes puedan estar en desacuerdo
con nosotros es una evidencia del espíritu de Satanás, quien es "homicida desde
el principio" " (Juan 8: 44). La persecución es obra de Satanás; la practican
quienes se han sometido a su dominio. La única arma que el cristiano puede usar
libremente para defender su fe es la "espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios" " (ver Efe. 6: 17; Heb. 4: 12; com. Mat. 26: 52). Por lo tanto, de acuerdo
a las enseñanzas de Cristo y de lo que narra el NT en cuanto a los métodos
apostólicos para predicar el Evangelio, concluimos que Cristo habló aquí en
forma figurada para advertir a sus discípulos acerca de la persecución que ellos
y sus conversos tendrían que sufrir, y no del uso literal de armas de ningún
tipo.
38. Aquí hay dos espadas.
Es evidente que los discípulos entendieron mal lo que Jesús había dicho
e interpretaron literalmente sus palabras acerca de conseguir espadas. La severa
reprensión de Jesús a Pedro un poco más tarde (ver com. Mat. 26: 51-52) es una
clara evidencia de que el Maestro no había tenido la intención de que
entendieran literalmente sus palabras.
Basta.
No es claro si
Jesús se está refiriendo a las dos espadas de las cuales habló Pedro, o al tema
en general. Es probable que con esta palabra Jesús quisiera concluir este tema,
pues ese no era el momento de discutirlo con más detalles. Había asuntos más
importantes por delante. Quizá Jesús quiso decir: "Basta ya [de este asunto]".
43. Un ángel.
Este ángel fue Gabriel (ver p. 661), quien ministró personalmente a
Cristo en repetidas ocasiones (ver com. cap. 1: 19). Compárese con la
experiencia de Jesús al final de su encuentro con Satanás en el desierto (ver
com. Mat. 4: 11).
Para fortalecerle.
Después que Jesús oró por
tercera vez, e hizo la gran decisión de llegar hasta la cruz, "cayó moribundo al
suelo del que se había levantado parcialmente" y padeció "los sufrimientos de la
muerte por todos los hombres" (DTG 642-643). El poderoso ángel vino para
impartirle fuerza para las horas de sufrimiento que había entre el huerto y la
cruz. Cuando hubo sido fortalecido, "salió de la prueba sereno y henchido de
calma", sin que se vieran en él las "huellas de su reciente agonía" (DTG
643-644). Así lo encontró la turba que había salido a tomarlo.
44. Gotas.
Del Gr.
thrómbos , "gota", "coágulo". Como un caso histórico similar, el International
Critical Commentary (comentando Luc. 22: 44) cita a Megeray quien describe así a
Carlos IX de Suecia en las últimas semanas de su vida: "La sangre brotaba de
todos los orificios de su cuerpo, aun de los poros de su piel; de modo que en
una ocasión se lo halló bañado en sudor sanguinolento". Concluye que la frase
griega en cuestión debe entenderse como "sudor sanguinolento".
Si bien
hay pruebas de que en muchos de los más antiguos y fidedignos manuscritos no
aparecían los vers. 43-44, la evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por
incluirlos.
51. Basta ya.
No es claro en la narración de Lucas si Jesús
dirigió estas palabras a los discípulos para aconsejarles que dejaran que los
acontecimientos siguieran su curso natural, o para ordenarles que no actuaran
con fuerza y violencia (vers. 50), o si fue que pidió a los que habían venido a
prenderlo que le permitieran curarle la oreja a Malco. De acuerdo con DTG 645,
Jesús habló a los soldados romanos que lo habían sujetado firmemente.
Tocando su oreja.
Esta fue la segunda prueba de divinidad
presentada a quienes habían venido a prender a Jesús; la primera había sido la
aparición de la gloria angélica (ver com. Juan 18: 6). Si la acción precipitada
de Pedro no hubiera sido remediada inmediatamente, podría haber sido presentada
delante del sanedrín y de Pilato como una evidencia de que Jesús y sus
discípulos eran gente peligrosa, una amenaza para la nación. Las autoridades no
mencionaron este episodio en el juicio, porque si lo hubieran hecho tendrían que
haber admitido que se había hecho un milagro.
53. Vuestra hora.
Es decir la "hora" en que se les
permitiría hacer lo que quisieran con Jesús. Tanto a los perversos como a los
ángeles satánicos les pareció que Jesús finalmente estaba en su poder.
Tinieblas.
Era de noche; un momento muy apropiado para sus
planes siniestros, una oportunidad favorable para que consumaran su obra. Pero
la oscuridad espiritual que envolvía su corazón era mayor que la oscuridad
física. Esos impíos hicieron sin impedimento alguno la voluntad de los demonios,
dieron rienda suelta al odio que había en su corazón.
54. Le llevaron.
[ Juicio nocturno ante el sanedrín, Luc.
22: 54-65 = Mat. 26: 57-75 = Mar. 14: 53-72 = Juan 18: 25- 27. Comentario
principal: Mateo.] Debe notarse que Lucas presenta el juicio y la negación de
Pedro en estricto orden cronológico (ver p. 182).
65. Otras
muchas cosas.
Los hechos mencionados son sólo ilustraciones de muchas
otras cosas que Jesús sufrió a manos de las autoridades y de la turba (ver com.
Juan 21: 25).
66. Cuando era de día.
[ Jesús ante el concilio; juicio diurno, Luc. 22: 66-71 = Mat. 27: 1 =
Mar. 15: 1. Comentario principal: Lucas. Ver mapa p. 215; diagrama p. 223.] El
juicio nocturno ante sólo miembros escogidos del sanedrín (ver com. Mat. 26:
57-75) y hecho en casa del sumo sacerdote, no fue un juicio oficial a pesar de
que se oyeron las acusaciones y se tomó una decisión. Fue necesario hacer una
convocación legal para que el sanedrín se reuniera tan pronto como saliera el
sol, aproximadamente a las 5:30 de la mañana en esa época del año en la latitud
de Jerusalén. Por lo tanto, en el juicio diurno tuvieron que repetirse las
partes esenciales del juicio nocturno. "Tan pronto como fue de día, el sanedrín
se volvió a reunir, y Jesús fue traído de nuevo a la sala del concilio" (DTG
661).
Le trajeron.
Desde donde lo
habían retenido, en la casa del sumo sacerdote, hasta la cámara de sesiones del
sanedrín.
Concilio.
Gr. sunédrion, literalmente "el lugar de
sentarse juntos", es decir, "una asamblea". Sin duda este sunédrion no era un
concilio ordinario, sino la reunión del gran sanedrín de Jerusalén (ver p. 68).
67. ¿Eres tú el Cristo?
En la
sesión nocturna ya se había oído la respuesta que Cristo había dado a esta
pregunta, y la habían considerado como razón suficiente para condenarlo a muerte
(ver com. Mat. 26: 63-66). Se repitió la pregunta para que todos la oyeran.
Muchos miembros del sanedrín que no habían estado en el juicio nocturno ahora
estaban presentes (DTG 661), aunque pareciera que Nicodemo y José de Arimatea ni
fueron convocados ni estuvieron presentes (DTG 497, 648, 719).
68. Si os
preguntaré.
Es decir, discutir el asunto en forma razonable para
determinar cuáles eran los hechos. Los judíos no tenían interés en los
pormenores del caso, y se negaban a examinar las pruebas. Jesús había presentado
las evidencias de que era el Mesías dos años antes, probablemente en ese mismo
recinto (ver com. Juan 5: 17-47, especialmente los vers. 31-39).
Ni me
soltaréis.
No importaba cuán convincente fuera la evidencia en favor de
Jesús, los judíos estaban decididos a no dejarlo en libertad (ver com. Mat. 26:
59).
70. Vosotros decís
que lo soy.
Jesús reconoce que han dicho la verdad. Esta no era más que
una forma idiomática de decir "sí" (Mar. 14: 62; Mat. 26: 64). El "Hijo del
Hombre" era "el Cristo" (Luc. 22: 67). Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10.
71. ¿Qué más testimonio necesitamos?
Ver com. Mat. 26: 65-66. Los dirigentes judíos condenan por tercera vez
a Jesús, y es también la tercera escena de maltratos y burlas que sigue
inmediatamente (DTG 661). La presencia de los soldados romanos quizá impidió que
Jesús fuera muerto por la turba frente a los miembros del sanedrín.
Si
Jesús no hubiera sido lo que afirmaba que era, los dirigentes judíos habrían
tenido toda la razón; pero como Jesús estaba en lo cierto ellos se equivocaron
de un modo irreparable y eterno.
CBA T5
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