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La Salvación y el tiempo del fin - Sección Maestros - Lección 04


EL SÁBADO ENSEÑARÉ...


TEXTO CLAVE: DANIEL 12:13.
ENSEÑA A TU CLASE A:


Saber:  Redescubrir el amor de Dios por los seres humanos, y su plan para salvarlos de la muerte y
el mal.
Sentir: Apreciar el amor de Dios, a pesar de que no lo merezca.
Hacer:  Confiar en Dios y amarlo, y amar a su prójimo a la vez, aunque no vea una respuesta
inmediata.

BOSQUEJO DE LA LECCIÓN
I.    Saber: La salvación de Dios es algo que no puedo comprender
A.  ¿Por qué te ama Dios?
B.  ¿Es posible entender el amor de Dios? Explica. ¿Qué es el amor de Dios?
C.  ¿Cuál es la evidencia histórica del amor de Dios por ti?
II.  Sentir: El amor de Dios es real
A.  ¿Por qué puedo estar seguro del amor de Dios?
B.  ¿Qué hizo Dios para que su amor fuese una realidad?
C.  Sentir el amor de Dios ¿alcanza para convencerte de que él te ama?
III. El amor de Dios es contagioso
A.  ¿Por qué el amor a tu prójimo es una señal de que Dios te ha salvado?
B.  ¿Por qué eres responsable de la salvación de tu prójimo?
C.  ¿Por qué tu fe en Dios te ayuda a amar a tu enemigo?

Resumen: La realidad del amor de Dios se manifiesta en su plan para salvar a los seres humanos, a
pesar de sí mismos y aunque no lo merezcan.

CICLO DE APRENDIZAJE

Texto destacado: 1 Juan 4:10
Concepto clave para el crecimiento espiritual: El amor de Dios es la única razón por la que él salvó a la humanidad. El amor de Dios no está compuesto solo por emociones y palabras agradables. Lo que hace que la revelación bíblica del amor divino sea única y, a la vez, universal es que Dios no se autorreveló mediante una experiencia emocional y mística, o a través de una hermosa sabiduría esclarecedora. Dios se reveló en la realidad de la historia. Como la buena noticia de la salvación de Dios es para todos y co- mo la salvación es real, el acto culminante de la salvación solo puede tener
lugar al final de la historia humana.

  1: ¡Motiva!
Sólo para los maestros: maestros: El propósito de esta lección es hacer que el amor de Dios y su plan de salvación sean reales para tus alumnos. La salvación no puede alcanzar su pleno cumplimiento en este mundo deshecho y limitado por la carne humana pecaminosa. Por lo tanto, la salvación solo podrá darse en su totalidad al final de los tiempos. Aunque estamos seguros de la salvación, porque la salvación depende de Dios, solo la venida de Cristo, al final de los días, hará posible la realidad de la salvación. Aunque podemos experimentar milagros y bendiciones, estos dones son solo vislumbres que sugieren la realidad del fuego, pero no son el fuego.

Diálogo inicial: ¿De qué manera nuestra experiencia del amor de Dios en esta vida presente nos ayuda a comprender e imaginar el cumplimiento final de la salvación de Dios al final de los tiempos? ¿Qué evidencias tenemos en esta vida del futuro Reino de Dios?

Preguntas para dialogar:
1. Analiza, con tu clase, por qué tener esperanza en el Reino de Dios es importante en el tiempo
del fin.
2. ¿Por qué, al final de los tiempos, la salvación en Cristo es la única sal- vación posible?

2: ¡Explora!
Sólo para los maestros: En nuestras sociedades seculares, es difícil hablar del Reino de Dios. Este
lenguaje suena utópico. La gente se preocupa por esta Tierra y por esta vida presente; en gran
medida es materialista, y se in- teresa solo en la realidad que puede ver y disfrutar ahora. No
está interesada en un reino vago, situado en el cielo, que transcurrirá en un futuro lejano. El
desafío es sacudir a este grupo de personas, despertarlas a la necesidad de ser salvas. Esta
lección propondrá una estrategia en tres pasos para alcanzar a este grupo. En primer lugar, este
grupo tendrá que descubrir el amor de Dios por su cuenta. Recién entonces anhelará su Reino, donde
vivirá con él; y recién entonces, estará listo para creer en él.

Comentario de la Biblia
I. Dios es amor
(Repasa, con tu clase, 1 Juan 4:8-10; Éxodo 34:5-7).
La salvación de Dios comienza en su amor. Es en vano hablar de un Reino de Dios y de la salvación
de Dios a quienes no creen en Dios ni han experimentado una relación de amor con él. Por lo tanto,
el conocimiento y la experiencia del amor de Dios son esenciales. Y, para ese conocimiento
de Dios, acudimos a su Palabra.

La Biblia entera expresa que Dios es amor. En el Antiguo Testamento, la primera acción de Dios es
la Creación. El amor de Dios no es una respuesta a lo que podríamos haber hecho. Dios nos amó
incluso antes de que existiésemos. Esta precedencia del amor de Dios sobre nuestro amor, que es
simplemente nuestra respuesta al suyo, es una declaración de la manera en que él nos salva. Dios no
nos salva por lo que hacemos, sino por quien es él. Esta creencia es parte de la súplica de Daniel:
“No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío” (Daniel 9:19). Dios no nos salva porque lo amamos o
porque le obedecemos. La salvación no se basa en nuestros méritos, sino “por amor de sí mismo”. Por esta razón, la proclamación del amor de Dios precede e instituye el don de la Ley: “¡Jehová!
¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”
(Éxodo 34:6). Incluso en la Ley, el acto de salvación de Dios precede a los Mandamientos: “Yo soy
Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre” (Éxodo 20:2).

En el Nuevo Testamento encontramos esta misma cualidad del amor divino: “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8). Cristo murió
por nosotros y nos amó aún cuando no éramos dignos de ser amados. Nos amó a pesar de nosotros
mismos. El amor es también la característica del Espíritu Santo, que se llama el “Consolador” (Juan
14:16); es decir, el que nos consuela y nos abraza cuando estamos apenados y cuando sufrimos. La
palabra griega parakletos, “Consolador”, se usa en la Septuaginta griega para traducir la palabra
hebrea nakham, que significa “consolar” (Jeremías 16:7; Oseas 13:14; Isaías 57:18).

Considera: ¿Qué lección podemos aprender del proceso de la salvación a partir del hecho de que Dios nos amó primero? ¿Por qué Dios les dio el sábado a los seres humanos, a pesar de que no trabajaron con él durante la semana de la Creación? ¿En qué sentido el sábado es una señal de la salvación de Dios mediante la gracia?

II. Jesús es seguridad
(Repasa, con tu clase, Hebreos 7:22; Romanos 10:13).
La razón por la que podemos estar seguros de la salvación es porque la salvación depende de Dios.
En cierto sentido, nuestra salvación futura está relacionada con la experiencia de nuestra salvación en nuestra vida actual. Esta doble aplicación del “Reino de Dios” se encuentra en el discurso de Jesús a los fariseos y sus discípulos. Para los fariseos, Jesús enfatiza la dimensión actual y personal de la salvación: “El reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17:21). Pero, cuando Jesús les habla a sus discípulos, se refiere a la salvación como un acontecimiento futuro y universal: “Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día” (Lucas 17:24). La razón de esta paradoja es que los discípulos, que ya tienen a Jesús en su corazón, esperan su venida futura. Por otro lado, los fariseos, que todavía no han experimentado el Reino en sí mismos, simplemente creen que no necesitan el futuro Reino de Dios. De hecho, cuanto más cerca esté Jesús de nosotros en nuestra vida actual, más seguros estaremos de su venida y más ansias sentiremos por ella.

Considera: ¿Por qué es imposible ser un buen cristiano que ama a Je- sús y no esperar la Segunda
Venida? La esperanza del futuro Reino de Dios, ¿por qué y cómo debe afectar nuestra vida actual?

III. Dios, desde siempre y hasta siempre
(Repasa, con tu clase, Salmo 90:2; Apocalipsis 14:6, 7).
Juan ve un ángel que vuela en medio del cielo y que predica “el evangelio eterno” (Apocalipsis 14:6). El evangelio es calificado como “eterno” precisamente porque deriva de “nuestro Señor Jesucristo [...] el único que tiene inmortalidad” (1 Timoteo 6:14-16). Hablar de un “evangelio eterno” es hablar de Dios, una manera de afirmar el evangelio como la meta espiritual más elevada que podemos adoptar. El apóstol Pablo emplea este mismo razonamiento cuando insta a sus seguidores a competir por “una [corona] incorruptible” (1 Corintios 9:25), el único premio por el que vale la pena luchar (versículo 26). Este evangelio eterno, mencionado por Juan en el Apocalipsis, señala las dos acciones divinas que enmarcan la historia humana: el Juicio, al final; y la Creación, al principio (Apocalipsis 14:7). La historia humana, que parece correr aleatoriamente hacia el abismo, ahora tiene un propósito y una dirección: este propósito proviene del Dios de la eternidad y está orientado hacia él.

Considera: ¿Por qué la esperanza de la vida eterna es la única respuesta a nuestra experiencia humana del absurdo de la vida? Analiza con la clase las experiencias que han tenido con la muerte.
¿Qué pensamientos cruzaron por tu mente cuando te enfrentaste con la muerte? ¿Por qué la muerte no
es un final normal?

3: ¡Aplica!
Sólo para los maestros: La tentación de los creyentes adventistas del séptimo día en cuanto a la identidad es doble. Podemos poner demasiado énfasis en el aspecto del “Séptimo Día” de nuestro nombre, que asigna demasiadas consecuencias a nuestra temporalidad, y a nuestro mundo aquí
y ahora, o podemos sobredimensionar el aspecto “Adventista” de nuestra identidad, que nos desconecta del mundo y nos convierte en fanáticos o soñadores. Recalca en tu clase lo vital que es
mantener el equilibrio en la tensión entre los dos componentes de nuestra identidad.

Actividades para dialogar:
1. Analicen la diferencia entre las promesas de Dios sobre su Reino y las promesas de un político.
2. Resuelvan todas las dudas que los miembros de la clase puedan tener sobre la realidad y la importancia del Reino de Dios. ¿De qué modo podemos proclamar la realidad del Reino de Dios y
permanecer en con- tacto con la realidad de este mundo? ¿Cuál es el efecto de la esperanza en
nuestra vida diaria?
3. Analicen la conexión entre los dos reinos de Dios: el llamado “ya” (las buenas nuevas de la
seguridad actual de la salvación) y el “todavía no” (las buenas nuevas de la Segunda Venida).

4: ¡Crea!
Sólo para los maestros: ¿De qué maneras concretas tu clase puede hacer que el amor de Dios sea real
entre los miembros de tu comunidad eclesiástica y en el mundo en general? Elijan hacer una o más
de las siguientes actividades como testimonio del amor de Dios.

1. Visita a algún anciano o padre solo, sobrecargado con las demandas de proveer para una familia.
¿Necesita ayuda para preparar alimentos, com- prar comestibles, asear el jardín, cuidar a los niños, etc.? Ofrécele tus servi- cios una o dos veces por semana como demostración del amor de Dios.
2. Escribe una nota alentadora a alguien que está pasando por un momento difícil. Comparte tu texto
bíblico favorito en la nota y la esperan- za que te ha dado.
3. Haz un paquete de atención para alguien de otro Estado, provincia o país, o para alguien que trabaja para el ejército en el extranjero. Hazle sa- ber a esta persona cuánto le importas.
4. Invita a alguien que no guarda el sábado a compartir una comida sabática contigo en tu casa. Preséntale al Dios del sábado mediante la comunión con tu familia y tus amigos.


























































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