1. Así que.
Podría referirse de nuevo y
especialmente a la declaración de la misericordia de Dios que todo lo abarca
(cap. 11: 32-36), o en una forma más general a todo el tema precedente de la
epístola, cuya culminación está en el cap. 11: 32-36. El creyente ha sido
justificado por la fe en Cristo y restaurado para que ame y confíe como hijo
adoptivo de Dios, por lo tanto debe vivir una vida de pureza y santidad de
acuerdo con su 611 nueva situación. Por eso Pablo aclara que la doctrina de la
justificación por la fe y la salvación por la gracia no fomentan ni permiten la
impiedad, ni tampoco un negligente menosprecio de los mandamientos de Dios. Por
el contrario, el creyente que ha sido justificado y está siendo santificado
llega a estar aun más dispuesto a obedecer, pues "la justicia de la ley" se está
cumpliendo en él (cap. 8: 4). Con amor y gratitud procura aun más fervientemente
conocer, entender y cumplir "la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta"
(cap. 12: 2).
Os ruego.
Pablo procede ahora a considerar la
aplicación práctica de la doctrina de la justificación por la fe que ha
explicado tan cuidadosamente en los cap. 1-11. La justificación por la fe no
sólo significa el perdón del pecado, sino también una vida nueva. Incluye
santificación y justificación, transformación y reconciliación. El propósito de
Dios es restaurar completamente a los pecadores para hacerlos idóneos para vivir
en su presencia.
Misericordias.
Gr. oiktirmós, palabra que
expresa la más tierna compasión (ver 2 Cor. 1: 3). Es un término más enfático
que eleos, el vocablo que se traduce "misericordia" en Rom. 11: 31. Pablo
presenta esta tierna compasión como el motivo para la obediencia. Dios ha
demostrado una misericordia tan grande al dar a su Hijo para que muriera por los
pecadores y al perdonar sus rebeliones, que debieran con gozo consagrarse a él.
Presentéis.
Gr. paríst'mi, "colocar al lado", por lo tanto,
"presentar". Compárese con el uso de esta palabra en Luc. 2: 22; Efe. 5: 27;
Col. 1: 28.
Vuestros cuerpos.
Pablo primero exhorta a los
cristianos a que consagren su cuerpo a Dios, y después los insta a presentarle
sus facultades intelectuales y espirituales (vers. 2). La verdadera
santificación es la consagración de todo el ser: "espíritu, alma y cuerpo" (1
Tes. 5: 23), el armonioso desarrollo de las facultades físicas, mentales y
espirituales, hasta que la imagen de Dios -en la cual fue creado el hombre- sea
perfectamente restaurada (Col. 3: 10).
La condición de la mente y del
alma depende en gran medida de la condición del cuerpo. Por lo tanto, es
esencial que las facultades físicas sean conservadas en óptima salud y en el
mejor vigor posible. Cualquier práctica dañina o complacencia egoísta que
disminuya la fortaleza física dificulta el desarrollo mental y espiritual. El
enemigo de las almas conoce bien este principio, y por lo tanto dirige sus
tentaciones al debilitamiento y a la degradación de la naturaleza física. Los
resultados de esa mala obra eran perfectamente evidentes para Pablo quien
procuraba rescatar a los paganos de sus prácticas degradantes (ver Rom. 1: 24,
26-27; 6: 19; Col. 3: 5, 7) y se esforzaba por afirmar a los nuevos conversos en
pureza de vida (ver 1 Cor. 5: 1, 9; 6: 18; 11: 21; 2 Cor. 12: 21). Por lo tanto,
los exhorta a que presenten sus "miembros" a Dios como "instrumentos de
justicia" (Rom. 6: 13; cf. 1 Cor. 6: 15, 19; 7: 34). El cristiano debe someter
las tendencias de su naturaleza física bajo el dominio de las facultades más
elevadas de su ser, y éstas a su vez deben estar sometidas al control de Dios.
"La Facultad regia de la razón, santificada por la gracia divina, debe regir la
vida" (PR 359). Sólo entonces el creyente puede ser hecho idóneo para ofrecer a
Dios un "culto racional" (ver com. "racional" y "culto").
Sacrificio
vivo.
Los sacrificios del sistema ceremonial del AT consistían de
animales muertos. El sacrificio cristiano consiste de una persona viva. El
adorador cristiano se presenta vivo, con todas sus energías y facultades
consagradas al servicio de Dios.
Santo.
A los judíos se les
había prohibido expresamente que ofrecieran en sacrificio un animal que fuera
cojo o ciego, o que tuviera una deformidad (Lev. 1: 3, 10; 3: 1; 22: 20; Deut.
15: 21; 17: 1; Mal. 1: 8). Cada ofrenda era examinada cuidadosamente, y si se
descubría en ella cualquier defecto, el animal era rechazado. Los cristianos
también deben presentar su cuerpo en la mejor condición posible. Todas sus
facultades y capacidades deben ser conservadas en pureza y santidad, pues de lo
contrario la consagración del cristiano no puede ser aceptable delante de Dios.
Esta no es una exigencia arbitraria. Dios desea la completa restauración
de los creyentes. Esto incluye necesariamente la purificación y el
fortalecimiento de las facultades físicas, mentales y espirituales. Por eso el
cristiano que se somete por fe a la forma que Dios tiene de salvar al hombre,
gozosamente obedecerá esta orden de considerar la salud de su cuerpo como un
asunto de máxima importancia. Proceder de otra manera es estorbar la obra divina
de la restauración.
Agradable.
Ver Fil. 4: 18; Col. 3: 20; Tito
2: 9. El Dios que amó al mundo de tal manera que dio a su Hijo para salvar a los
pecadores, "se agrada" cuando los hombres se apartan de los hábitos con los
cuales se destruyen a sí mismos, y se entregan plenamente al Señor. De esa
manera hacen que él pueda cumplir su bondadoso propósito de rescatarlos y
llevarlos a la perfección con que originalmente fue creado el hombre.
Culto.
Gr. latréia . Este término implica un acto de servicio
religioso o de adoración. Compárese con su uso en Heb. 9: 1 y Rom. 9: 4. Pablo
está hablando de un culto que tiene que ver con la mente, la razón, el alma,
como algo diferente de lo que es externo y material. La consagración que hace el
cristiano de sí mismo a una vida de pureza y santidad es un acto de culto
espiritual. Ya no ofrece más animales en sacrificio, sino se ofrece a sí mismo
en un acto de servicio religioso que involucra su razón. Por eso Pedro describe
a los creyentes como " "un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales "aceptables a Dios por medio de Jesucristo" " (1 Ped. 2: 5; cf. CRA
82).
Este versículo atribuye un profundo significado a los principios de
una vida saludable. El creyente cumple con un acto de culto espiritual al
ofrecer a Dios un cuerpo santo y sano, junto con una mente consagrada y un
corazón dedicado, porque al proceder así somete todo lo que hay en él a la
voluntad de Dios y así abre el camino para la plena restauración en él de la
imagen divina. Conservar las facultades físicas en la mejor condición posible es
un acto de servicio religioso. Esto se debe a que el cristiano glorifica a Dios
en su cuerpo (1 Cor. 6: 20; cf. 1 Cor. 10: 31) cuando sirve como ejemplo vivo de
la gracia salvadora de Dios y participa con gran fuerza y energía en la obra de
difundir el Evangelio. En esta forma fue como la corte de Babilonia contempló en
Daniel y en sus compañeros "una ilustración de la bondad y beneficencia de Dios,
así como del amor de Cristo" (PR 359). Sus vidas puras y su notable desarrollo
físico, mental y espiritual fueron una demostración de lo que Dios hará por
aquellos que se entregan a él y procuran realizar los propósitos divinos. Ver
com. Dan. 1: 12, 18.
Racional.
Gr. logikós , "razonable",
"espiritual', "lógico". Esta palabra aparece sólo una vez más en el NT en 1 Ped.
2: 2, donde se ha traducido como "espiritual" (ver comentario respectivo).
2. Conforméis.
Gr. susj'matízÇ ,
"conformarse uno al molde de otro". Este verbo también se usa en 1 Ped. 1: 14.
Siglo.
Gr. aiÇn , "edad" o "siglo" (ver com. Mat. 13: 39; 24:
3). La expresión "los hijos"de este siglo" (Luc. 16: 8; 20: 34) podría
traducirse "los hijos de este mundo" , como se lee en la BJ. El cristiano no
debe vivir de acuerdo con los usos de este siglo, como acostumbraba hacerlo
cuando vivía según la carne (Rom. 8: 12); por el contrario, debe experimentar
una completa transformación por medio de la renovación de su mente.
Transformanos.
Gr. metamorfóÇ , verbo del cual deriva la palabra
"metamorfosis" . En Mat. 17: 2; Mar. 9: 2 se usa para describir la
transfiguración de Cristo; en 2 Cor. 3: 18 describe la transformación del
creyente a la imagen de Cristo. Pablo está diciendo que el cristiano no debe
copiar las costumbres externas y mudables de este mundo, sino ser plenamente
transformado en su naturaleza íntima. La santificación incluye una separación
externa del creyente de todas las costumbres profanas del mundo y una
transformación interior. En otros pasajes del NT este cambio se describe como un
nuevo nacimiento Juan 3: 3), una resurrección (Rom. 6: 4, 11, 13), una nueva
creación (2 Cor. 5: 17; Gál. 6: 15).
Renovación de vuestro
entendimiento.
La facultad del razonamiento de la persona, su capacidad
para discernir entre lo correcto y lo incorrecto, están bajo el dominio de
impulsos carnales antes de la conversión. Se describe la mente como "mente
carnal" (Col. 2: 18). Pero cuando ocurre la conversión, la mente queda sujeta a
la influencia del Espíritu de Dios. El resultado es que "nosotros tenemos la
mente de Cristo" (1 Cor. 2: 13-16). "Las palabras 'os daré corazón nuevo'
significan 'os daré una mente nueva"' (EGW RH 18-12-1913). La muerte de la vida
antigua en la carne y el comienzo de la vida nueva en el Espíritu (Rom. 6: 3-13)
se describen como " "el lavamiento de la regeneración y. . . la renovación en el
Espíritu Santo" " (Tito 3: 5). Este cambio renovador, que comienza cuando el
creyente se convierte y nace de nuevo, es una transformación progresiva y
continua, pues " "nuestro hombre... interior... se renueva de día en "día" (2
Cor. 4: 16) "hasta el conocimiento pleno" " (Col. 3: 10). Y a medida que el
hombre interior se va transformando por el poder del Espíritu Santo, la vida
exterior 613 también va cambiando progresivamente. La santificación de la mente
se revelará en una manera más santa de vivir, a medida que el carácter de Cristo
se reproduzca más y más perfectamente en el creyente (ver PVGM 69).
Comprobéis.
Gr. dokimázÇ . Esta palabra implica probar y
aprobar. Incluye el doble proceso de decidir qué es la voluntad de Dios y luego
aprobarla y proceder de acuerdo con ella (cf. Rom. 2: 18; Efe. 5: 10; Fil. 1:
10). Mediante la renovación de su mente, el creyente queda capacitado para saber
lo que Dios quiere que haga. Tiene discernimiento espiritual para orientarse en
medio de los múltiples posibles caminos que se presentan en este siglo malo.
Como ya no tiene una mente carnal sino la mente de Cristo, está dispuesto a
hacer la voluntad de Dios, y de esa manera puede reconocer y entender la verdad
(Juan 7: 17). Sólo la mente que ha sido renovada por el Espíritu Santo puede
interpretar correctamente la Palabra de Dios. Las Escrituras inspiradas sólo
pueden ser entendidas mediante el discernimiento que da el mismo Espíritu por el
cual fueron dadas originalmente (ver Juan 16: 13-14; 1 Cor. 2: 10 -11; OE 312).
Cuál sea la buena.
Es posible traducir la última parte del
versículo de esta manera: " "De forma que podáis distinguir cuál es la voluntad
de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto" " (BJ). De acuerdo con la
traducción de la RVR, se describen las características de la voluntad de Dios;
según la traducción de la BJ, el contenido de su voluntad. La diferencia
esencial de significado es mínima.
3. Digo,
pues.
Pablo ahora procede a demostrar los resultados prácticos de una
mente renovada e iluminada. Primero habla de la humildad y de la cordura que
convienen a un creyente consagrado y del uso adecuado de los dones espirituales
para la edificación unificada de la iglesia.
Por la gracia.
Pablo habla en virtud de la autoridad que le fue conferida como apóstol
para declarar la voluntad de Dios (ver Rom. 1: 5; 15: 15-16; 1 Cor. 3: 10; 15:
10; Gál. 2: 9; Efe. 3: 2, 7-8).
A cada cual.
"A todos y a cada
uno" (BJ). Con estas enfáticas palabras Pablo expresamente incluye a cada
miembro de la iglesia de Roma, no importa cuán encumbrado fuera su cargo o cuán
grande su Influencia. Quizá Pablo temía que los cristianos de Roma pudieran caer
en la misma condición de presunción espiritual en que habían caído los creyentes
de Corinto, desde cuya ciudad estaba escribiendo esta epístola (cf. 1 Cor. 1-5;
2 Cor. 10: 13).
Que no tenga más alto concepto.
En griego hay un
juego de palabras que no se puede reproducir fácilmente en castellano. La
traducción literal poco más o menos sería: "no juzgarse más allá de lo que uno
debe juzgarse sino juzgar para juzgar con sabiduría". Esta es una decidida
admonición contra la presunción propia. Necesitamos llegar a conocer bien los
puntos débiles y también los puntos fuertes de nuestro carácter para que podamos
estar constantemente en guardia, no sea que emprendamos actividades o aceptemos
responsabilidades que Dios nunca nos ha asignado (ver OE 334).
Cordura.
Gr. sÇfronéÇ, "tener sano juicio", "estar en sus cabales", "pensar con
sabiduría". La persona altiva y presuntuosa no está bien equilibrada. La
humildad es el efecto inmediato de la entrega a Dios y la consiguiente
renovación de la mente. El creyente consagrado reconoce su dependencia de la
gracia de Dios por cada don espiritual del que pueda disfrutar, y esto no deja
lugar para una indebida estima propia. El cristiano se estima con sensata
discriminación y sano juicio.
La medida de fe.
Esta es la
verdadera norma por la cual el ser humano debe medirse a sí mismo. La persona
cuya mente no ha sido renovada y que es carnal, se estima mediante las normas
del mundo: por la riqueza, la posición o el conocimiento. Siempre se está
esforzando por dar la impresión de que es más grande de lo que realmente es.
Pero cuando interviene la fe y se renueva la mente, el creyente recibe la
facultad para discernir las verdaderas limitaciones de sus capacidades. La fe le
proporciona una nueva norma de medida para determinar con precisión la
naturaleza y los alcances de sus capacidades, y por eso no se excede en lo que
piensa de sí mismo. Comprende que mientras más grande sea su fe, mayor será su
influencia espiritual y su poder. Pero esto no le enorgullecerá, pues mientras
mayor sea su medida de fe más penetrante será la comprensión de su completa
dependencia de Dios.
4. Un cuerpo.
La razón por la cual los cristianos deben ser humildes y tener buen
juicio es porque la iglesia, a semejanza del cuerpo humano, está constituida por
muchos miembros que cumplen diferentes funciones. Todas esas funciones son
necesarias e importantes, pero no todas parecen tener la misma importancia. El
bienestar y el progreso de todo el grupo dependen de un espíritu de amor, de
cooperación y de estima mutua entre los miembros. En esa función cada individuo
desempeña los deberes que le son asignados. Este símbolo del cuerpo y de sus
miembros se presenta con más amplitud en 1 Cor. 12: 12-27.
Función.
Gr. práxis , "modo de actuar".
5. Un cuerpo en Cristo.
Así como muchas partes componen el
cuerpo humano, así también la multitud de cristianos son un cuerpo en Cristo.
Cristo es Aquel que une y fortalece a todo el conjunto de creyentes. Compárese
con la descripción que hace Pablo de Cristo como la cabeza del cuerpo, y todos
los miembros sometidos a él (Efe. 1: 22; 4: 15-16; Col. 1: 18). Esta unidad de
la iglesia cristiana implica la dependencia mutua de sus miembros. Puesto que
todos pertenecen a un solo cuerpo, como individuos se pertenecen mutuamente. Por
eso Pablo exhorta a los creyentes a que colaboren, cada uno en su debida esfera,
para el bienestar común de la iglesia.
6. Diferentes.
De acuerdo con la gracia que le fue dada,
Pablo fue escogido como apóstol (ver com. vers. 3); según la gracia que les fue
dada a los otros creyentes, fueron escogidos para ser profetas, maestros, para
hacer milagros, para sanar enfermos, etc. (1 Cor. 12: 28). Por la gracia de
Dios, los miembros de la iglesia cristiana fueron dotados de una amplia variedad
de facultades espirituales, para hacer frente a las muchas diferentes
necesidades de sus hermanos en la fe y para difundir el Evangelio en toda
nación, lengua y pueblo. Pablo desarrolla este tema con detalles mucho más
amplios en 1 Cor. 12 (ver comentario respectivo).
Dones.
Gr.
járisma , "regalo inmerecido", "don divino" (ver Rom. 1: 11; 5: 15-16; 6: 23;
11: 29; 1 Cor. 7: 7; 12: 4, 9, 28). Se trata de cualidades y poderes especiales
impartidos a los creyentes por el Espíritu Santo para el servicio de la iglesia.
Con frecuencia parecen ser talentos naturales que distribuye el Espíritu,
aumentando su poder y santificando su uso. Todos esos dones espirituales son
dones conferidos de acuerdo con la voluntad y el propósito de Dios. Los que los
reciben no tienen motivo para engreírse. La fuente del aumento de su vigor e
influencia no está en ellos mismos.
Profecía.
En las Escrituras
se aplica este término a cualquier declaración inspirada y no se limita a la
predicción de acontecimientos futuros. Un profeta puede hablar del pasado, del
presente o del futuro (ver Exo. 7: 1; Luc. 1: 76-77; Hech. 15: 32; 1 Cor. 14: 3,
24-25).
Medida.
Gr. analogía , literalmente "proporción". Esta
palabra sólo aparece aquí en el NT En el griego clásico se usaba como un término
matemático. De ella proviene nuestro vocablo "analogía". El significado de la
expresión "conforme a la medida de la fe" se puede ver comparándola con una
frase paralela: " "conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno" " ,
vers. 3. Si la mente del cristiano ha sido renovada (vers. 2) y ha llegado a ser
capaz de juzgar con "cordura" (vers. 3), pesará debidamente sus capacidades y
facultades, y las empleará bien y humildemente en el servicio de Dios, quien le
proporcionó tales dones con ese propósito (ver com. vers. 3).
7. Servicio.
Gr. diakonía. Esta
palabra se usa con frecuencia en el NT en un sentido general, para incluir toda
ministración y todo cargo en la iglesia cristiana (ver Hech. 1: 17, 25; 20: 24;
21: 19; Rom. 11: 13; 1 Cor. 12: 5; 2 Cor. 3: 8-9; 4: 1; 5: 18; 6: 3; 11: 8; Efe.
4: 12; 1 Tim. 1: 12; 2 Tim. 4: 5, 11). A veces se usa en un sentido especial
para la distribución de ayuda y la atención de las necesidades materiales (Hech.
6: 1; 11: 29, aquí se ha traducido como "socorro" ; 12: 25; Rom. 15: 31; 1 Cor.
16: 15; 2 Cor. 8: 4; 9: 1, 12-13).
Pablo está hablando en este pasaje de
dones diferentes y especiales, y como hace distinción entre el "ministerio" (o
"servicio") y el don profético, y la enseñanza y la exhortación, parece evidente
que "servicio" debe entenderse en el sentido más limitado, esto es, el servicio
en asuntos temporales y materiales, como la atención de las necesidades de los
pobres, los enfermos y los forasteros.
En servir.
El texto
griego de la primera parte de este versículo dice literalmente: "O ministerio,
en la ministración". El significado evidente es que aquellos que han sido
llamados a esta clase de servicio, debieran dedicarse a él de todo corazón. No
debe considerarse livianamente la obra de atender los asuntos seculares de la
iglesia, pues es un don de 615 la gracia de Dios como lo es el don de profecía.
El significado espiritual de un servicio tal resalta por el hecho de que en los
días de los apóstoles, sólo los hombres que estaban "llenos del Espíritu Santo y
de sabiduría" fueron encargados de "la distribución diaria" de limosnas (Hech.
6: 1, 3).
Enseñanza.
En 1 Cor. 12: 18 el maestro sigue en
importancia a los apóstoles y los profetas. Su obra es ordenar, desarrollar,
imprimir en la mente y aplicar en la vida las verdades que han sido reveladas.
Su don radica en la comprensión esclarecida y en la facultad de exponer con
claridad. Estas fueron las características que dieron gran poder a Apolos (Hech.
18: 24-28). Los que han sido llamados por la gracia de Dios para ser maestros,
no debieran entristecerse porque no han sido estimados dignos de ser profetas o
apóstoles, ni tampoco debiera menospreciarse su obra como si fuera de menor
dignidad o influencia. El Espíritu de Dios llama a los creyentes individualmente
a la clase de servicio para el cual están mejor dotados y que concuerda con el
propósito divino para la iglesia. Por lo tanto, el maestro cristiano que tiene
fe en el liderazgo de Cristo en su iglesia, se dedicará por entero a su
enseñanza. Además, como Pablo instruyó a Timoteo (1 Tim. 5: 17), los ancianos
que trabajan en la enseñanza son "dignos de doble honor".
8. Exhortación.
Gr. parákl'sis , " "llamamiento",
"exhortación", "estímulo", "consolación" " (ver su uso en Rom. 15: 5; 2 Cor. 8:
4; Fil. 2: 1). La enseñanza se dirige principalmente al entendimiento, y la
exhortación especialmente al corazón y a la voluntad. Algunos tienen el don
especial de impulsar a otros a la acción, o de consolarlos cuando están en
aflicción. Este es un don de Dios que debe emplearse humilde y fervientemente.
Ver com. Mat. 5: 4.
Reparte.
Gr. metadídÇmi . Este término
significa "contribuir" o "compartir" la riqueza y los propios bienes (compárese
su uso en Luc. 3: 11; Efe. 4: 28). Pablo pasa de los dones que capacitan a la
persona para un cargo especial en la iglesia, a otros de una naturaleza más
general. La aceptación del cristianismo empobreció a muchos de los primeros
creyentes, y llegó a ser necesario que fueran sostenidos con las dádivas
liberales de sus hermanos en la fe (ver Hech. 2: 44-45; Rom. 15: 26; 1 Cor. 16:
1; Gál. 2: 10).
Liberalidad.
"Sencillez" (BJ, BC, VM). Gr.
haplót's , "sinceridad", "sencillez de propósito" , y, por lo tanto, a veces
"liberalidad" (ver 2 Cor. 8: 2; 9: 11, 13). El cristiano que comparte sus bienes
con otros debe hacerlo con sencillez de corazón (cf. Efe. 6: 5; Col. 3: 22) y no
con doble propósito. No debe haber un fin de ostentación ni de egoísmo. Una
actitud sincera y generosa de esa clase es también un don del Espíritu, cuya
influencia guiadora es necesaria para el correcto uso de las riquezas (cf. Mat.
6: 3; 19: 21).
El que preside.
Literalmente "el que está puesto
al frente". La palabra se usa en el NT para referirse a los que están en
cualquier cargo de autoridad o influencia, ya sea en la iglesia (1 Tes. 5: 12; 1
Tim. 5: 17) o en el hogar (1 Tim. 3: 4-5, 12). Su don especial es el de "los que
administran" (1 Cor. 12: 28, RVR) o de "gobierno" (BJ).
Solicitud.
Gn spoud' , "diligencia", "prisa", "empeño". En otros pasajes del NT
esta palabra se ha traducido en la RVR en las siguientes formas: " "prontamente"
" (Mar. 6: 25), " "de prisa" (Luc. 1: 39), " "diligencia" " (2 Cor. 8: 8) " y
"solicitud" (2 Cor. 7: 11-12; 8: 16). El que está en un cargo de liderazgo
necesita energía y celo ferviente. Estas cualidades son no don del Espíritu
Santo, y el cristiano que ha recibido ese don debiera entregarse con toda su
alma a la obra que le ha sido asignada.
El que hace misericordia.
En esta enumeración de dones, evidentemente Pablo establece una
distinción entre dar limosnas y los actos de misericordia. Quizá se está
refiriendo en forma particular a las formas de mostrar misericordia, como "
"visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones" " (Sant. 1: 27),
"vendar a los"quebrantados de corazón" (Isa. 61: 1; cf. Luc. 4: 18), visitar a
los que están enfermos o encarcelados (Mat. 25: 36, 39, 44).
Alegría.
Gr. hilarót's , raíz de la palabra "hilaridad". Esta es la única vez que
aparece esta palabra en el NT, aunque el adjetivo ( hilarós ) se usa en 2 Cor.
9: 7: "Dios"ama al dador alegre" . Ya sea que consuele al afligido o socorra al
doliente, "el que hace misericordia" debe demostrar que hace su servicio
voluntaria y gozosamente. Los actos de bondad efectuados con alegría y gozo
valen mucho más que los que se hacen sólo por cumplir con un deber. Jesús
siempre estuvo rodeado de sufrientes y enfermos; sin embargo, siempre era
benévolo, bondadoso y alegre (ver MC 15).
Los diferentes dones que Pablo
ha enumerado deben emplearse con el debido espíritu y para el bien de todos. El
creyente cristiano no menospreciará el nivel ni la función específica que el
Señor le ha asignado. Tampoco tendrá de sí mismo un concepto más elevado que el
que debe tener. Su meta y su gozo serán cumplir con fidelidad los deberes que
tienen que ver con la esfera de la vida a la que ha sido divinamente llamado a
trabajar.
9. Amor.
Gr. agáp' (ver
com. Mat. 5: 44; 1 Cor. 13: 1). Pablo, apartándose del tema del uso correcto de
los dones específicos, prosigue instruyendo a los creyentes en el empleo del don
máximo y principio básico de todo verdadero cristianismo: el amor. Continúa,
como en 1 Cor. 12, 13, su tema de los dones espirituales, con una referencia al
amor. Las virtudes que enumera en Rom. 12: 9-21 no son sino la manifestación
externa del genuino amor cristiano.
Sin fingimiento.
Gr.
anupókritos , "sin hipocresía", "genuino", "sincero", "verdadero". Sólo es
genuino el amor que odia lo malo y se aferra a lo bueno (cf. 1 Cor. 13: 6).
Aborreced.
Gr. apostugéÇ , que aparece sólo aquí en el NT, e
implica odiar tanto una cosa que es necesario mantenerse apartado de ella. El
amor sincero no puede disimular el mal en otro, no importa cuánto se ame a esa
persona. Su meta será combatir siempre lo que es malo y apoyar lo que es bueno.
El amor de Elí por sus hijos rebeldes demostró que no era genuino. Si su amor
hubiera sido verdadero, hubiera corregido las malas tendencias de sus hijos.
Pero las Escrituras registran los desastrosos resultados de la ciega indulgencia
que toma el lugar del verdadero amor (ver Lev. 10: 1-2; PP 374-375; 1 Sam. 3:
13; 4: 11, 18-22; PP 621-626).
Seguid.
Gr. kolláÇ , "apegarse
a", "unirse" a algo (ver Mat. 19: 5; Hech. 8: 29); "adhiriéndoos" (BJ).
10. Amaos.
Gr. filóstorgos ,
término que expresa el amor muy tierno que existe entre parientes cercanos. La
palabra se aplica adecuadamente a la hermandad de la familia cristiana. Los
creyentes deben relacionarse con afecto mutuo como hijos e hijas que son del
mismo Padre (cf. Mar. 3: 35).
Amor fraternal.
Gr. filadelfia ,
término que describe el estrecho vínculo que debe existir entre los miembros de
la iglesia cristiana (ver su uso en 1 Tes. 4: 9; Heb. 13: 1; 1 Ped. 1: 22; 2
Ped. 1: 7). El orden literal de las palabras de esta parte del versículo es "en
amor fraternal, el uno al otro amaos cordialmente". Lo que Pablo quiere decir es
que en el amor mutuo de los hermanos cristianos, todos deben sentir ese cálido
afecto especial que existe entre los consanguíneos cercanos.
Prefiriéndoos.
Gr. pro'géomai, "dirigir", "ir delante". Es la
única vez que este verbo aparece en el NT. La frase griega que se traduce "en
cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros", es difícil de traducir al
castellano. Ha sido interpretada de varias formas: "Estimando en más cada uno a
los demás" (BJ, que añade en la nota correspondiente: "o 'teniéndoos mutuas
deferencias' "). "Anticipándoos unos a otros en las señales de deferencia"
(Ausejo). El significado correcto quizá sea insinuado por un pasaje algo
paralelo: "con humildad, estimando"cada uno a los demás como superiores a él
mismo" (Fil. 2: 3). El resultado del verdadero afecto es que uno no busca su
propia honra ni posición, sino que está dispuesto a dar la honra a otros. Los
hermanos en Cristo que están movidos por un amor genuino estarán más dispuestos
a respetar a otros que a recibir respeto. Ninguno tendrá la ambición de recibir
honores, sino que cada uno estará dispuesto a honrar a sus hermanos en la fe.
11. Diligencia.
Gr. spoud' ,
"ardor", "fervor"; "celo" (BJ). También se ha traducido como "solicitud" en el
vers. 8. Pablo aquí no se refiere a asuntos seculares, sino a celo y energía
espirituales. El cristiano no ha de permitir que su celo decaiga, sino debe
dedicarse de todo corazón al servicio del Señor (Col. 3: 23). Este celo
constante es el resultado de un genuino amor cristiano, pues el amor de Cristo
es el que "constriñe" o "rige" a sus seguidores (2 Cor. 5: 13-14). No hay lugar
para los haraganes en el reino de Dios (ver TM 182-183), pues su falta de celo
es una señal de su egoísmo y falta de amor. No han sido suficientemente
conmovidos por el amor y el sacrificio de Cristo, y por eso no están dispuestos
a unirse con su Maestro con toda energía en la urgente obra de rescatar a los
pecadores de las tempestuosas aguas del pecado.
Perezosos.
Gr.
okn'rós , "lento", "vacilante", "tímido", "descuidado", "haragán". Aparece con
frecuencia en Proverbios, LXX (ver Prov. 20: 4; etc.). Se usa para describir al
siervo malo en la parábola de los talentos que presentó nuestro Señor (Mat. 25:
26).
Fervientes.
Gr. zéÇ , literalmente "hervir". Se dice de
Apolos que era " "de espíritu fervoroso" (Hech. 18: 25). El cristiano celoso
siempre mantendrá su interés en la causa de Dios en el punto de ebullición. Su
fervor le dará poder ante los hombres (Hech. 18: 25, 28) y le traerá poder de
Dios. El apóstol Juan era "un predicador poderoso, ferviente y profundamente
solícito, y el fervor que caracterizaba sus enseñanzas, le daban acceso a todas
las clases sociales" (HAp 436).
En espíritu.
Esta frase podría
entenderse como una referencia al espíritu humano o al Espíritu divino. Quizá
Pablo está hablando del espíritu humano inspirado y fortalecido por el Espíritu
de Dios. El creyente consagrado y activo hallará que el cumplimiento de sus
deberes cristianos no es una faena penosa, insípida y desprovista de interés,
sino una experiencia gozosa y vitalizadora. Con corazón ferviente siempre está
pronto para hacer todo bien que haya a su alcance. Comparte el amor de Cristo
por la humanidad caída y así encuentra su más profunda satisfacción en aliviar
las necesidades de sus prójimos. Como su Señor, tiene una "comida" que otros no
conocen, pues su alimento es cumplir la voluntad de Aquel que lo llamó y
terminar "su obra" (Juan 4: 32-34).
Sirviendo al Señor.
El celo
y el fervor emanan naturalmente del corazón del creyente que reconoce que en
cualquier esfera de acción en que pueda servir está trabajando "para el Señor y
no para los hombres" (Col. 3: 23-24; cf. Efe. 6: 5-8).
12. Gozosos en la esperanza.
Los tres breves mandatos de
este versículo parecen ser más enfáticos cuando se conserva el orden de las
palabras en griego: "En la esperanza, gozosos; en la tribulación, sufridos; en
la oración, constantes". Pablo ya ha alabado el espíritu de alegría (vers. 8), y
también habló del regocijo del creyente "en la"esperanza de la gloria de Dios"
(cap. 5: 2). Esta esperanza cristiana, que es la causa de tal alegría, ya ha
sido explicada (cap. 8: 20-25). Esta esperanza capacita al cristiano para mirar
más allá de la oscuridad y la tribulación del momento presente, a las cosas que
no se ven, pero son eternas (2 Cor. 4: 17-18). El hecho de que la esperanza,
como muchas de las virtudes cristianas, brote de la virtud básica del amor, se
afirma en 1 Cor. 13: 7: el amor "todo lo espera" .
Sufridos.
hupoménÇ , "soportar" (cf. hupomon' , "paciencia"; ver com. cap. 5: 3).
El celo que se ha descrito en el versículo anterior, siempre encuentra oposición
y dificultades. Pero el cristiano con la esperanza de la gloria de Dios en su
pensamiento, no murmura contra Dios ni siente enemistad contra sus
perseguidores. Tranquilamente permanece en su puesto del deber a pesar de las
pruebas que eso implica. Esta paciente resistencia fue perfectamente
ejemplificada por Cristo, quien, aunque fue sometido a las más difíciles
circunstancias, soportó más de lo que cualquiera de sus seguidores tendrá que
soportar. La virtud de saber resistir se necesitaba especialmente en los tiempos
difíciles por los cuales estaba pasando la iglesia en los días de Pablo. El
apóstol sabía por experiencia propia que serían intensos los sufrimientos por
causa de Cristo (ver Rom. 8: 35; 2 Cor. 1: 4; 1 Tes. 1: 6; 3: 3-7; 2 Tes. 1:
4-6). La relación entre el amor y el saber soportar también se indica en 1 Cor.
13: 7: el amor "todo lo soporta" .
Constantes.
Gr. proskarteréÇ
, "persistir", continuar firmemente", "perseverar". La misma palabra se traduce
en otros pasajes como " "tener listo" " (Mar. 3: 9); "asistir" (Hech. 10: 7);
"atender continuamente" " (Rom. 13: 6). Sólo mediante una constante comunión con
Dios, puede el cristiano mantener la fortaleza y el valor para soportar las
dificultades por las que inevitablemente pasará (ver Hech. 1: 14; 6: 4; Col. 4:
2). Poner constantemente " "la mira en las cosas de"arriba" " (Col. 3: 2) y
estimar el valor de cada acto e impulso mediante la contemplación de la gloria
de Dios y de su voluntad, son el remedio seguro para la impaciencia durante la
ofensa y la oposición. Además, Dios da su Espíritu a los que ferviente y
continuamente desean la presencia divina (ver Juan 16: 23-24; Hech. 1: 14; 2:
4); y el mismo Espíritu que produce "amor" (cf. Rom. 12: 9) y regocijo (cf.
vers. 12), también proporciona "paciencia" y "templanza" , literalmente "dominio
propio" (Gál. 5: 22-23).
13. Compartiendo.
Gr. koinÇnéÇ , " "compartir", "tomar parte en", "actuar como compañero"
" . Ver el uso de esta palabra en Rom. 15: 27; Fil. 4: 15; 1 Tim. 5: 22; Heb.
13: 16; 1 Ped. 4: 13. Lo que Pablo quiere decir es que los cristianos deben
participar en las necesidades de sus hermanos en la fe. Deben considerar que las
necesidades de sus hermanos son las suyas y sentirse dispuestos a compartir sus
bienes con los desafortunados. Esto es mucho más que el solo acto de dar
limosnas; es una aplicación concreta del principio del amor (Rom. 12: 9). Es
evidente que Pablo practicaba lo que predicaba, pues sus esfuerzos por conseguir
fondos para el alivio de los conversos afligidos por la pobreza, eran constantes
(Rom. 15: 25-26; 1 Cor. 16: 1; 2 Cor. 8: 1-7; 9: 2-5; Gál. 2: 10).
Santos.
Ver com. cap. 1: 7. Debiera cuidarse especialmente de
"los que son de la"familia de la fe" (Gál. 6: 10).
Practicando.
Gr. diÇkÇ , "perseguir", "correr detrás". " Ver el uso de esta palabra
en 1 Cor. 14: 1; 1 Tes. 5: 15; Heb. 12: 14; 1 Ped. 3: 11. El término parece
implicar que los cristianos no sólo deben proporcionar hospitalidad, sino
también afanarse por practicarla.
Hospitalidad.
Gr. filoxenía ,
"amor por los extraños" y, por lo tanto, "hospitalidad con los extraños". La
hospitalidad fue considerada desde el principio como una de las importantes
virtudes cristianas (ver 1 Tim. 3: 2; Tito 1: 8; Heb. 13: 2; 1 Ped. 4: 9). Era
necesario ser Hospitalarios debido a la gran cantidad de creyentes que viajaban
o eran perseguidos. Muchos cristianos eran expulsados de sus hogares y de sus
ciudades, y se veían obligados a buscar asilo entre los de su misma fe (ver
Hech. 8: 1; 26: 11). La hospitalidad que los creyentes practicaban mutuamente
contribuía mucho al vínculo que mantenía unidos a los miembros de la iglesia
cristiana primitiva, ampliamente esparcidos.
14. Bendecid.
Gr. eulogéÇ , "hablar bien de", "invocar
bendiciones sobre". En el vers. 13 Pablo ha hablado de la forma en que el
cristiano trata a sus amigos; en este versículo indica el trato que debe dar a
sus enemigos. "Bendecimos" a nuestros perseguidores cuando oramos y trabajamos
por su bien. Las palabras de Pablo son similares a las de Jesús en Mat. 5: 44;
cf. Luc. 6: 28; 1 Ped. 3: 9.
Persiguen.
Gr. diÇkÇ , "perseguir",
frecuentemente con un mal propósito como aquí. Esta es la misma palabra que se
ha traducido como "practicando" en el vers. 13. El cristiano debe "practicar" la
hospitalidad para con los hermanos y bendecir a los impíos que lo "persiguen".
Con este mandato Pablo anticipa el pensamiento, que desarrolla más plenamente en
los vers. 17-21, de que el cristiano tiene el deber de amar a sus enemigos y
vencer el mal con el bien. Este deber sólo puede ser cumplido por un creyente
cuya mente ha sido renovada por el Espíritu (vers. 2) y cuyo amor es " "sin
fingimiento" " (vers. 9).
15. Gozaos.
Manifestar simpatía en todas las circunstancias, ya sean buenas o malas,
es una prueba segura de que el amor es genuino. De las dos formas de simpatía
mencionadas en este versículo, la primera quizá es la más difícil. Parece más
fácil y más natural simpatizar con los afligidos; pero se necesita un alma noble
para regocijarse con el éxito y los gozos de otros. Los adversarios de estas
virtudes son la envidia que siente pena por la buena fortuna ajena y la
malignidad que se complace con las desgracias de otros. Tales manifestaciones de
egoísmo son las tendencias naturales del corazón no regenerado. En 1 Cor. 12:
26-27 Pablo compara la simpatía que debe existir entre los miembros de la
iglesia cristiana con la que siente una parte del cuerpo por otra. Jesús lloró
con simpatía ante la tumba de Lázaro (Juan 11: 35; DTG 490). Él se regocija aun
en la salvación del más indigno pecador (ver Luc. 15: 5-7, 10, 23-24, 32; Jud.
24).
16. Unánimes entre vosotros.
"Tened un mismo sentir" (BJ). Cada cristiano debe compenetrarse de tal
manera de los sentimientos y deseos de sus hermanos en la fe, que pueda tener un
mismo sentir con ellos (cf. Rom. 15: 5; 2 Cor. 13: 11; Fil. 2: 2; 4: 2). Entre
los cristianos siempre debería existir la armonía que resulta de propósitos,
esperanzas y deseos comunes.
No altivos.
O "no te ensoberbezcas"
(cap. 11: 20), "sin complaceros en la altivez" (BJ). "El amor no se vanagloria,
no se hincha" (1 Cor. 13: 4, Versión Hispanoamericana). El orgullo aun puede ser
provocado por los progresos espirituales (ver 1 Cor. 12). No puede existir
amorosa concordia donde hay algunos que son "altivos", donde hay ambiciones
personales, fatuidad o menosprecio por otros.
Asociándoos.
Gr.
sunapágomai , "ser arrastrado", como en el caso de una inundación; por lo tanto,
"dejarse llevar". También puede traducirse "asociarse con", como aquí. Compárese
con las otras únicas dos veces que aparece este verbo en el NT (Gál. 2: 13; 2
Ped. 3: 17), donde el sentido desfavorable está indicado por el contexto y no
por el verbo. "Atraídos más bien por lo humilde" (BJ).
Los humildes.
"Lo humilde" " (BJ). En griego es ambiguo, y puede referirse a hombres o
cosas humildes. La palabra griega para "bajo" o "humilde" ( tapeinós ) siempre
se usa para personas en otros pasajes del NT; pero no es imposible que en este
contexto Pablo esté hablando de "deberes humildes" o "tareas modestas". Sea cual
fuere su significado, el énfasis se hace sobre la humildad.
Parece que
la mayoría de los miembros de la iglesia cristiana primitiva eran pobres, y los
pocos que eran ricos pudieron haberse sentido tentados a considerar con algo de
desdén a sus hermanos más humildes (cf. Sant. 2: 1-9). Pero una carencia tal de
amor y simpatía hubiera imposibilitado que los creyentes fueran "unánimes entre"
sí. Por lo tanto, los cristianos debían tener una mente como la de Jesús. El era
divino, pero no era "altivo"; por el contrario, tomó "forma de siervo" y "se
humilló a sí mismo" para poder tratar de cerca a los humildes y pecadores con el
propósito de ocuparse de su salvación (Fil. 2: 5-8). Si el Hijo de Dios estuvo
dispuesto a bajar tanto por amor a sus criaturas corruptas, no hay duda de que
los cristianos agradecidos deben también estar dispuestos a "asociarse" con
cualquiera de sus prójimos mortales (ver OE 345-351; com. Sant. 1: 9-10).
Sabios en vuestra propia opinión.
"No os complazcáis en vuestra
propia sabiduría" (BJ). Cf. com. cap. 11: 25. Sentirse orgulloso de las propias
opiniones es una ofensa contra el amor cristiano, pues implica despreciar las
opiniones ajenas y finalmente aun los consejos de Dios. Por eso el profeta
advierte: " "¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes
delante de sí mismos!" " (Isa. 5: 21; cf. Prov. 3: 7). El cristiano cuya mente
ha sido renovada no confiará en la presunción de su propia habilidad superior y
comprensión, ni se negará a escuchar el consejo de otros; por el contrario, con
amor y humildad respetará el juicio de sus hermanos en la fe, y estará dispuesto
a escuchar y aprender. Estará listo para reconocer y admitir sus propias
limitaciones y errores y para aprender de otros.
17. Paguéis.
O "devolver" (BJ). En cuanto al principio que
aquí se presenta, ver com. Mat. 5: 38-48. El amor devuelve bien por mal y busca
atraer bendiciones y no destrucción sobre otros (ver Rom. 12: 14; 1 Cor. 13:
5-6; 1 Tes. 5: 15; 1 Ped. 3: 9).
Procurad.
Gr. pronoéÇ, "pensad
cuidadosamente de antemano".
Lo bueno.
Gr. kalá (neutro plural),
"cosas buenas", "cosas nobles", "cosas correctas". Quizá Pablo esté aludiendo a
Prov. 3: 4, LXX. El cristiano debe desplegar mucha previsión para anular los
obstáculos, a fin de que su conducta, evidentemente clara y justa, no sólo sea
sin tacha delante de Dios, sino que también sea correcta delante de los hombres.
Los seguidores de una causa impopular que desean persuadir a otros de la verdad
y la excelencia de su mensaje, deben procurar que su comportamiento siempre esté
libre de todo reproche. Nunca deben dar lugar para que se dude de su proceder.
El cristiano que quiere que su luz brille delante de los hombres para que puedan
ver sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos (Mat. 5:
16), nunca se ocupará en actividades o empresas de carácter dudoso, porque
podrían no sólo desacreditarlo a él sino a todo el conjunto de cristianos.
Pablo nunca sintió miedo de enfrentarse a la oposición cuando el deber y
la conciencia así lo exigían. Sin embargo, aquí aconseja y exhorta a los
cristianos para que sean cautelosos y provisores a fin de no ofender
innecesariamente y despertar la hostilidad de otros. Esta es la conducta que
indica no sólo el amor sino también el sentido común equilibrado. Es imposible
persuadir a la gente y al mismo tiempo estar en conflicto con ella.
18. En cuanto dependa de vosotros.
Es evidente la relación con el versículo anterior. En lo que respecta al
cristiano, debe hacer todo lo que pueda para mantener la paz; pero hay veces
cuando la fidelidad a un principio puede obligarlo a provocar la oposición de
alguien. Por eso Pablo añade la condición, "si es posible". Lo que sabemos de la
vida de Pablo, una vida de conflictos casi constantes, muestra que no siempre es
posible estar en paz. En un mundo cuyo príncipe es Satanás, los soldados de
Cristo no deben esperar que todo sea paz; pero el cristiano debe vigilar para
que cuando se altere la paz no sea por culpa suya.
19. Amados.
En la RVR la palabra griega agap'tós (aquí en
plural) generalmente se ha traducido como "amado" , "amada" (Rom. 1: 7; 9: 25;
11: 28; 16: 12; 1 Cor. 10: 14; 2 Cor. 7: 1; Efe. 1: 6; Fil. 4: 1; etc.), o como
" "muy amados" " (2 Cor. 12: 19; etc.).
Dejad lugar a la ira.
El
artículo definido antes de "ira", indica que se hace referencia a la ira de Dios
(cf. com. cap. 5: 9). Esta interpretación es confirmada por las palabras que
siguen: "Mía es la venganza, yo pagaré". "Dejad lugar" para que obre la ira
retributiva de Dios. Los cristianos nunca deben tratar de vengarse de los que
los tratan con injusticia, sino dejar las cosas con Dios. Sólo un Dios perfecto,
que todo lo conoce y que ama a todos, puede juzgar con rectitud a los impíos y
castigarlos con justicia. Tanto el lenguaje como el pensamiento de esta orden
son ilustrados por Efe. 4: 27, donde Pablo explica que al vengarnos damos "lugar
al diablo". Los que albergan pensamientos de venganza están dando la oportunidad
para que Satanás les inspire ira, odio y amargura, cuando deberían estar
fomentando el crecimiento de los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia
(Gál. 5: 22).
También se han presentado otras dos interpretaciones de
este pasaje. "Dad tiempo o lugar para que vuestra ira se enfríe", y "Dad lugar a
la ira de vuestro oponente, es decir, rendíos ante ella"; pero ninguna de las
dos interpretaciones concuerda bien ni con el griego ni con el contexto.
Escrito está.
La cita es de Deut. 32: 35. Cf. Heb. 10: 30. En
Deuteronomio esta frase es una amonestación para el pueblo de Dios; en Hebreos
se dirige a los apóstatas; pero en Romanos se usa como un consuelo para el
pueblo de Dios injustamente perseguido. Dios, a su debido tiempo, tomará
venganza por ellos, pues " "¿acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que
claman a él día y noche?" " (Luc. 18: 7; cf. Deut. 32: 40-43; 2 Tes. 1: 6-10;
Apoc. 6: 9-11).
Venganza.
Gr. ekdík'sis , "vindicación",
"retribución", "castigo" " (cf. Hech. 7: 24; 2 Cor. 7: 11; 1 Ped. 2: 14). De
esta palabra debe eliminarse la idea de un deseo de venganza personal, pues se
trata nada más de la justicia retributiva de Dios. Más bien significa la plena
ejecución de la justicia para todos. En el día de la venganza de Dios, los
impíos recibirán las consecuencias inevitables de su propia elección. Debido a
la rebeldía de su vida, están en desacuerdo con Dios de tal manera, que la misma
presencia divina es para ellos un fuego consumidor (2 Tes. 1: 6-10; Apoc. 6:
15-17). "La gloria de Aquel que es amor los destruye" (DTG 713).
20. Si tu enemigo.
La cita es de
Prov. 25: 21-22.
Ascuas de fuego.
Es decir, carbones encendidos.
Ver com. Prov. 25: 22. La bondad es la mejor venganza de un cristiano contra su
enemigo. Amontonar ascuas de fuego sobre la cabeza de un adversario debe
significar realizar actos de amor y no de maldad, como se indica claramente en
el contexto del AT y en el del NT. El pasaje de Prov. 25: 22 termina con estas
palabras que Pablo no cita: "y Jehová te lo pagará" , a saber, las buenas obras
hechas a favor de tu enemigo. Así también en este contexto el significado
general se resume en las palabras: " "No seas vencido de lo malo, sino vence con
el bien el mal" " (Rom. 12: 21).
21. No
seas vencido de lo malo.
Vengarse no es una señal de fortaleza sino de
debilidad. El que permite que su genio se agite y queden a un lado sus
principios cristianos de amor y dominio propio, sufre una derrota. Pero la
persona que domina el deseo de vengarse y convierte un mal que ha recibido en
una oportunidad de mostrar bondad, gana una victoria sobre sí misma y sobre los
poderes del mal. Esto no sólo es mucho más noble en sí mismo, sino que será
mucho más efectivo, pues así se puede desarmar a un enemigo (cf. Prov. 15: 1) y
ganar un alma. Según este principio, Dios no ha dejado caer sobre los pecadores
la retribución que desde hace mucho tiempo merecen, sino que más bien los ha
colmado de amor y misericordia. Y la benignidad, la paciencia y la longanimidad
de Dios es lo que guía a los hombres al arrepentimiento (Rom. 2: 4). El
cristiano que está siendo transformado a la imagen de Dios (cap. 12: 2),
mostrará por la forma como trata a sus enemigos que su carácter se va asemejando
cada día más y más al carácter de Dios, que es amor (1 Juan 4: 8).
CBA T6
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