1. Asimismo.
Las esposas cristianas deben honrar a sus esposos en palabra y en conducta (ver com. Gén. 3: 16; Efe. 5: 22, 25).
Mujeres.
Pedro confirma las enseñanzas de Pablo acerca de la ética de un hogar cristiano (ver com. Efe. 5: 22; Tito 2: 5).
Estad sujetas.
O "continuad estando sujetas".
Vuestros maridos.
Literalmente "los propios maridos". Pedro destaca la relación especial del matrimonio. Una esposa creyente siempre debe ser cristiana en espíritu y vivir en paz aun con un esposo incrédulo. Sus votos cristianos no la han liberado de sus votos matrimoniales hechos a un esposo incrédulo.
Los que.
O sea los esposos que no creen.
No creen a la palabra.
O no aceptan el Evangelio ni lo obedecen. Era frecuente que una esposa aceptase la verdad de Jesucristo, y que su esposo rechazara esa verdad y se opusiera. Pero la esposa cristiana no debía procurar liberarse de su vínculo matrimonial mientras su esposo estuviera dispuesto a vivir con ella (ver com. 1 Cor. 7: 12- 1 S). Debía continuar viviendo con su esposo, sujetándose a él como esposa, abrigando la esperanza de que su vida piadosa ganara a su cónyuge para el Maestro y orando fervorosamente para que eso sucediera.
Sean ganados.
A la fe en Cristo.
Sin palabra.
La sintaxis del texto griego pone en evidencia que "palabra" no designa aquí al mensaje evangélico como en el caso inmediato anterior en este mismo versículo. En vista de que la conducta debe ser el medio por el cual las esposas creyentes podían ganar a sus esposos incrédulos, "palabra" significa ahora, por contraste, persuasión verbal. Una esposa creyente puede ser tentada a veces a argumentar y a tratar de abrumar a su esposo mediante razonamientos lógicos; pero, en términos generales, esta no es la mejor forma de ganar a un esposo o a un incrédulo. El espíritu que produce acusaciones y discusiones es ajeno al espíritu y a los métodos de Cristo.
Conducta.
Ver com. cap. 1: 15. Una vida amable, santa y abnegada, llena de sereno dominio propio, representa un argumento incontestable y, por lo general, es mucho más eficaz que hablar y argumentar constantemente.
2. Considerando.
O "mirando de cerca" (cf. cap. 2: 12).
Conducta.
Ver com. vers. 1
Casta.
O "pura" " (ver com. 1 Tim. 5: 22). Toda la vida de la esposa cristiana debe ser moderada en comportamiento y en gusto. La esposa debe ser conocida por su permanente decoro en todas las cosas.
Respetuosa.
Literalmente "en temor" ; o sea en el santo temor de Dios (ver 1 Ped. 2: 17-18; com. Sal. 19: 9). Este versículo podría traducirse: " "Habiendo observado de cerca vuestra conducta pura en el temor de Dios" " .
3. Atavío.
Gr. kósmos , "ornamento", "decoración", "adorno" " (ver com. Isa. 3: 16-24; 1 Tim. 2: 9-10). "Cosmético" deriva del griego kósmos . No es apropiado que una mujer cristiana haga una vana exhibición de vestidos y adornos para llamar la atención a sí misma. Su mayor atractivo debe ser su conducta cristiana (ver com. 1 Ped. 3: 2).
Peinados ostentosos.
Pedro cita un ejemplo de "adornos" antiguos que no reflejaban motivos "puros" (ver com. vers. 2). Los peinados complicados, en los cuales se perdía mucho tiempo, eran una demostración de riqueza y de apego a la moda en el mundo griego y romano de ese tiempo. El motivo era evidentemente el deseo de llamar la atención a la persona, lo cual no está en armonía con los principios básicos del cristianismo. Ver com. 1 Tim. 2: 9.
Adornos de oro.
En el Imperio Romano abundaban los anillos, los brazaletes y las ajorcas brillantes que usaban las mujeres que vestían a la moda. Esos "adornos de oro" eran contrarios a los principios de recato y sencillez propios del cristianismo.
Vestidos lujosos.
Quizá sea una referencia a la costumbre impuesta por la moda de cambiar de vestidos y de adornos varias veces al día para estar a tono con las diversas exigencias sociales. El afán de tener un abundante guardarropa ha sido una trampa engañosa para hombres y mujeres a través de los siglos. El dinero que podría gastarse en forma más provechosa para el bien eterno del que da y del que recibe, con frecuencia se malgasta en vestidos ostentosos.
4. El interno.
La persona interior, lo que realmente somos y valemos (Rom. 7: 22; 2 Cor. 4: 16; Efe. 3: 16).
Del corazón.
O sea el carácter intrínseco y la personalidad. El tiempo que se utiliza en adornar el carácter con rasgos semejantes a los de Cristo es mucho más provechoso que el tiempo que se dedica al adorno externo del cuerpo.
Incorruptible.
Este carácter incorruptible es el manto de justicia que Cristo promete impartir a todos los que lo aceptan por fe y acuden a él en busca de dirección (ver com. Mat. 22: 1 l; Apoc. 3: 1 S). Este es el adorno que Dios desea que posea la esposa cristiana. Ensalzará a la esposa y a su religión ante su esposo incrédulo y ante sus amigos como ninguna otra cosa podría hacerlo.
Espíritu.
En este pasaje la palabra "espíritu" significa la disposición de la mente.
Afable.
Gr. praús (ver com. Mat. 5: 5). La modesta sencillez de la mujer cristiana resultará en manifiesto contraste con la arrogancia de las que tratan de llamar la atención sus personas con peinados llamativos, adornos resplandecientes y ropas ostentosas.
Apacible.
La tranquilidad cristiana no de pende de modas cambiantes sino de Cristo, el cual permanece "el mismo ayer, y hoy, por los siglos" " (Heb. 13: 8), y cuyo compañerismo vale mucho más que el de inestables seres humanos.
De grande estima.
El valor material de los adornos de oro y los vestidos lujosos, es insignificante en comparación con el valor eterno de los hombres y las mujeres que se han convertido de verdad.
5. Así también.
O en el adorno del carácter.
Se ataviarían.
O sea en "un espíritu afable y apacible" " (ver com. vers. 4).
Mujeres.
O "esposas".
Esperaban.
Gr. elpíz Ç, "tener esperanza". Esas piadosas mujeres depositaban su esperanza de reconocimiento y seguridad en las promesas de Dios. Sus deseos estaban en armonía con los planes de Dios para ellas.
Estando sujetas.
No procuraban romper sus votos matrimoniales para solucionar sus problemas domésticos. Muchas esposas creyentes sin duda afrontaban situaciones extremadamente difíciles en sus hogares; pero merecían la aprobación de Dios por hacer frente a esas circunstancias con firmeza y humilde espíritu cristiano. Soportaban las pruebas sin irritarse.
6. Sara.
Se presenta a Sara, la esposa de Abrahán, como la principal de todas las esposas piadosas y como un ejemplo de imitar.
Llamándole señor.
Sara respetaba a Abrahán y se sometía a su liderazgo en el hogar (ver com. Gén. 18: 12).
Hijas.
Compárese con la enseñanza de Pablo acerca de Abrahán como nuestro padre espiritual (ver com. Rom. 4: 1 l; Gál. 3: 7).
Si hacéis el bien.
Las esposas cristianas deben seguir el ejemplo de Sara con un comportamiento suave y modesto en sus hogares y en todo lugar. Esta conducta califica a las mujeres cristianas como "hijas" de Sara, así como los hombres de fe manifiestan las cualidades de Abrahán, su padre espiritual.
Amenaza.
Gr. ptó'sis , "terror" ; " "espanto" " (BC). Las esposas cristianas no deben desconcertarse por las situaciones amenazantes que a veces son creadas por la actitud de un esposo incrédulo, por los problemas que siempre existen al criar a los hijos, o debido a la mala voluntad expresada por amigos y vecinos incrédulos. La esposa cristiana debe conservar "un espíritu afable y apacible", no importa cuál sea la naturaleza de estos problemas (1 Ped. 3: 4). Los problemas de la vida la acercan más al Señor; no la desaniman.
7. Igualmente.
El apóstol ahora habla de los deberes de los esposos. Dios no espera menos de un esposo cristiano que de una esposa cristiana.
Sabiamente.
Es decir, con buen juicio y consideración, cumpliendo todos los deberes del matrimonio sabia y desinteresadamente. Una esposa cristiana debe respetar a su esposo como cabeza del hogar, pero el esposo no debe aprovecharse de esa prerrogativa. Con conocimiento emanado del amor divino, el esposo cristiano nunca debe aprovecharse de su esposa ni someterla a exigencias irrazonables (ver coro. 1 Cor. 7: 2-5).
Dando honor.
Es decir, respeto.
Vaso.
O "instrumento", con el significado de "persona".
Más frágil.
En comparación con el hombre.
Coherederas.
Delante de Dios no hay desigualdad entre hombres y mujeres. Ambos compartirán igualmente como "coherederos" del reino eterno.
Gracia de la vida.
La dádiva de la vida eterna, el resultado de la bondadosa benignidad de Dios (ver com. Juan 3: 16).
Oraciones no tengan estorbo.
El marido que no trata a su esposa con respeto cristiano, no puede esperar que Dios conteste sus oraciones (cf. Mat. 18: 19). Dios no puede ser consecuente y prodigar bendiciones sobre los hombres que tratan a sus esposas con un espíritu irrazonable, egoísta y tiránico. Las peticiones que eleva a Dios la esposa maltratada anulan, en cierto sentido, las oraciones hipócritas de su esposo.
8. Finalmente.
Pedro ya se ha dirigido a los cristianos en general (cap. 2: 1-17), y en particular a los siervos cristianos (vers. 18-25), a las esposas (cap. 3: 1-6) y a los esposos (vers. 7). Ahora retorna su admonición a los cristianos en general.
Todos.
Es decir, todos "los expatriados de la dispersión" por toda el Asia Menor (ver com. cap. l: l), y en un sentido más amplio 587 todos los cristianos por doquiera y en todos los siglos.
De un mismo sentir.
Gr. homófrón , "de un mismo parecer-", "unido en espíritu", "armonioso". La armonía entre los creyentes y la unidad de acción exigen una unidad básica en cuanto a las creencias fundamentales y a los propósitos y métodos de la iglesia. Pero la unidad no requiere absoluta uniformidad en todos los detalles. Mientras los seres humanos tengan la facultad de pensar, inevitablemente habrá diferencias de opiniones en puntos menores. Pero a pesar de esta diversidad de opiniones se puede concordar en los principios y en la manera de hacer las cosas. En realidad, la unidad es algo que tiene que ver más con el corazón que con la mente. Los cristianos deben poder trabajar juntos en armonía a pesar de las diferencias en puntos de vista, si el espíritu de orgullo es suprimido por un deseo genuino de trabajar juntos. Entonces disminuirán las diferencias entre los hombres y todos estarán unidos por un vínculo cordial de compañerismo (ver com. Juan 17: 21; Rom. 12: 10, 16).
Compasivos.
Gr. sumpath s , "que sufre con" , es decir "compasivo" ; de ahí deriva la palabra "simpatía" . Ver com. 1 Cor. 12: 26.
Amándoos fraternalmente.
Ver com. 1 Ped. 1: 22; cf. com. Mat. 5: 43-48.
Misericordiosos.
Gr. éusplagjnos , literalmente " "de buenas entrañas", "compasivo", "misericordioso", "de corazón tierno". " Ver coro. Efe. 4: 32.
Amigables.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "de espíritu humilde" (BA); "humildes" " (BJ). Ver coro. Mat. 1 l: 29; Rom. 12: 16; 2 Cor. 12: 21.
9. Mal por mal.
Ver coro. Mat. 5: 39; Rom. 12: 17; 1 Tes. 5: 15.
Maldición.
O "insulto" " (BJ, BA). Ver coro. cap. 2: 23.
Bendiciendo.
Ver com. Rom. 12: 14.
Sabiendo.
Mejor "porque para esto fuisteis llamados". Dios nos ha llamado para ser cristianos, para que podamos ayudar a otros, no sólo para que recibamos una bendición para nosotros mismos. El cristiano genuino espontáneamente busca maneras en las que pueda proporcionar una bendición a otros. Ver com. Mat. 5: 43-44.
Heredaseis bendición.
La mayor bendición que puede recibir una persona es la que se deriva de ser una bendición para otros. El reino eterno de Dios lo poblarán hombres y mujeres que tuvieron en la vida el hábito de compartir su felicidad. En un universo perfecto, el único interés de los seres inteligentes será la felicidad de otros.
10. El que quiere.
Este es el espíritu que mueve el magnánimo corazón de Dios (ver com. Juan 3: 16) y que caracterizará al pueblo de Dios (ver- com. Mat. 25: 40). El apóstol cita aquí Sal. 34: 12-16 (ver el comentario respectivo). En medio de todos los problemas de la vida (ver 1 Ped. 2: 12-20), el creyente sincero tendrá el propósito de vivir una vida plena y digna, que sea una bendición para otros.
Amar la vida.
El texto hebreo que Pedro parafrasea está muy bien traducido en Sal. 34:12 de la RVR. La cita tampoco concuerda exactamente con la LXX. Sin embargo, es claro que el pasaje se refiere al disfrute de esta vida. Ver com. Mat. 10:39.
Ver días buenos.
Días que proporcionen verdadera satisfacción.
Refrene su lengua.
¡Cuántas amistades, cuántas carreras promisorias han sido destruidas por una palabra imprudente, precipitada! Calvin Coolidge, ex presidente de los Estados Unidos, observó una vez: "Nunca he sido perjudicado por algo que no dije". El que tiene dificultad para refrenar su lengua, podría hacer suya la oración de Sal. 141:3. Ver com. Prov. 15: 1, 28; 17: 27-28; 18: 21; 29: 1 l; Sant. l: 19, 26; 3: 2-18.
Engaño.
Ver com. cap. 2: 1, 22.
11. Apártese.
Cuatro exhortaciones positivas que complementan la respuesta del vers. 10.
Del mal.
De hacer mal a otros. El cristiano evita perjudicar a otros.
Haga el bien.
A otros, por supuesto. El cristiano busca toda oportunidad posible para decir todo lo bueno que pueda de otros (vers. 10) y hacer todo el bien que pueda a otros (vers. 1 l).
Paz.
Ver coro. Jer. 6:14; Heb. 12:14.
Sígala.
Literalmente "persígala"; "corra tras ella" (BC). Para poder conservar la paz es necesario ir sin cesar tras ella.
12. Porque.
Pedro presenta la razón por la cual los cristianos deben apartarse del mal y hacer el bien.
Ojos del Señor.
Cf. Sal. 33:18; Heb. 4:13. justos. Los que siguen la admonición del vers. 1 l.
Sus oídos.
Dios no sólo vela por los que han elegido servirle sino que atiende sus pedidos 588 en busca de gracia para hacer "el bien", y de misericordia cuando no han hecho "el bien".
Rostro. . . contra.
Dios finalmente dará su merecido a los que hablan mal de otros y les causan mal (ver com. Mat. 6: 15).
Hacen el mal.
El mal caracteriza las vidas de éstos, los señala como personas malas. Los que viven perjudicando a otros, no pueden esperar que Dios los ayude.
13. ¿Os podrá hacer daño . . . ?
Los que tienen el hábito de hacer bien a otros generalmente son tratados con bondad.
Si. . . seguís.
Mejor "cuando celosos del bien os hacéis". Una vida dedicada fielmente a hacer el bien a otros hace que los incrédulos no tengan una razón válida para acusar o maltratar al cristiano (cf. Rom. 8: 33-35). Esto no significa que desaparecerá toda oposición, pues aun Jesús fue falsamente acusado y maltratado. Es evidente que sus seguidores no pueden esperar ser mejor tratados de lo que fue él (ver com. Juan 15: 20).
14. Mas también.
O "pero si aun".
Por causa de la justicia.
Ver com. Mat. 5: 10-11; 1 Ped. 2: 20. Sobrevendría la persecución y los creyentes debían estar preparados.
Bienaventurados.
Ver com. Mat. 5: 3.
Temor de ellos.
Es decir, su intento de aterrorizar a los cristianos. Esta oración podría parafrasearse así: "No permitáis que os atemoricen". La "esperanza de salvación" del cristiano es un "yelmo" (1 Tes. 5: 8), que tiene el propósito de impedir que reciba un golpe mortal la confianza en el poder de Dios para librar a su pueblo de los designios de los malignos.
Conturbéis.
Gr. tarássÇ , "perturbar", "agitar". Este verbo lo empleó Juan para expresar las palabras de Jesús a sus discípulos: "No se turbe vuestro corazón" (Juan 14: l). Nunca debemos olvidar que Dios ocupa el trono del universo, y que desde allí gobierna los asuntos de todos los seres humanos consagrados (cf Rom. 8: 3 l). Si bien algunos MSS omiten la frase "ni os conturbéis", la evidencia textual establece (cf. p. 10) su inclusión.
15. Santificad.
O "reverenciad". La primera parte del versículo 15 es una cita de Isa. 8: 13.
Dios el Señor.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "Cristo el Señor" , lo cual identifica "al Señor" -Jehová- del texto de Isaías (cap. 8:13) con Jesucristo. En cuanto a la naturaleza divina de Jesucristo, ver t. V, p. 894.
En vuestros corazones.
La presencia de Jesucristo como santo Amigo y Guardián, asegura al creyente un bien equilibrado estado de ánimo que nunca falla. Ver com. Gál. 2:20,
Defensa.
Gr. apología , "defensa", "justificación" " (ver com. 1 Cor. 9: 3). Las personas inteligentes deben poder dar razón de lo que creen y practican.
Mansedumbre.
O "suavidad". La verdad puede ser rechazada si es comunicada con altivez o en forma polémica. El propósito de la verdad es hacer que los hombres sean semejantes a Cristo; pero si no se presenta en una forma como lo haría Cristo, pierde su atracción.
Reverencia.
"Temor" (VM) corresponde más literalmente con el texto griego; es decir, con "temor" de Dios (ver com. Sal. 19: 9).
Razón de la esperanza.
La esperanza cristiana se centra en Jesucristo (1 Tim. l: l), y produce regocijo (Rom. 5:2; 12:12) porque promete vida eterna (Tito 1: 2; 3: 7). Un programa de estudio diligente y constante permitirá al creyente entender la voluntad de Dios. Debemos crecer " "en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" " (2 Ped. 3: 18; ver Efe. 4: 13; Fil. 1: 9; Col. 1: 9-10; com. Efe. l: 17). La gente sincera tiene derecho a esperar que los miembros de la iglesia puedan presentar sus convicciones en una forma inteligente y persuasiva. En realidad, los miembros de la iglesia deben estar preparados para hacer frente a los desafíos de las mentes más sutiles del mundo, La verdad es razonable y no tiene por qué temer frente a la oposición.
En vosotros.
Debemos comprender la verdad antes de que podamos impartirla a otros. Además, a medida que los cristianos captan más y más la verdad como es en Jesucristo, su comportamiento reflejará cada vez más el carácter de su Señor. Los principios del cristianismo deben manifestarse en nuestras vidas si queremos que sea eficaz nuestro testimonio a favor de la verdad. Una iglesia es juzgada muy a menudo no por su teología ni por los sermones que predican sus pastores, sino por el testimonio espontáneo de sus miembros, por sus palabras y sus obras.
16. Teniendo.
O "manteniendo".
Conciencia.
Gr. sunéid ' sis , " "conciencia de los propios actos", "conciencia de lo bueno y "589 "lo malo" (ver com. Rom. 2: 15). El respeto de otros -por no decir el respeto propio- sólo puede tener el fundamento de una "buena conciencia".
Murmurón de vosotros.
"sois calumniados" . Ver com. cap. 2: 12.
Avergonzados.
La conducta honorable de los santos que son calumniados demuestra que sus acusadores son mentirosos.
Calumnian.
Gr. ep ' reáz Ç, "maltratar", "insultar" (cf. Mat. 5: 44; Luc. 6: 28; ver com. 1 Ped. 2: 12).
Conducta.
Gr. anastrof, "conducta", "tenor de vida" (cf. cap. 2:12; com. cap. l: 15).
En Cristo.
En armonía con los principios cristianos.
17. Haciendo el bien.
Cf. cap. 2: 12, 20.
Voluntad de Dios.
Satanás -no Dios- es el autor del sufrimiento (ver com. Job 42: 5; Sal. 38: 3; 39: 9; Sant. 1: 2-5, 13). Sin embargo, Dios sabe cuándo es necesario el sufrimiento para el desarrollo del carácter, y por eso permite que sobrevenga (ver com. Heb. 2: 9; 1 Ped. 2: 19).
18. También Cristo.
Los que recibieron esta epístola estaban sufriendo persecuciones o se enfrentaban a esa perspectiva inminente (cap. 3: 14-17; 4: 12-16, 19). Pedro los animaba para que no consideraran ese "fuego de prueba" como una experiencia "extraña" o inaudita (cap. 4: 12) porque "también Cristo padeció... una vez" (cap. 3: 18). Tenían el privilegio de ser "participantes de los sufrimientos de Cristo"; es decir, de encontrar en el sufrimiento una dulce comunión con su Señor y Maestro (1 Ped. 4: 13; cf. Juan 15: 20). El les había dejado el ejemplo de cómo soportar el sufrimiento (1 Ped. 2: 20- 23).
Además, Cristo alcanzó la victoria mediante el sufrimiento (cap. 1: 11; 4: 13-9 5: l); resucitó glorificado de los muertos (ver com. "vivificado" y com. vers. 2 l; cf. cap.1: 11; 5: 1) y ascendió al cielo, donde "ángeles, autoridades y potestades" están ahora "a él... sujetos" (cap. 3: 22). Cristo había advertido a sus seguidores que ellos también debían esperar "aflicción", pero añadió: "Confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16: 33). La victoria de Jesús mediante el sufrimiento era la seguridad que tenían ellos de vencer en el "fuego de prueba" que se avecinaba.
Pedro advirtió a aquellos a quienes escribía que no hicieran nada que les trajera sufrimiento (1 Ped. 2: 20; 3: 16-17; 4: 15), sino que estuvieran seguros de que cuando sufrían fuera "por causa de la justicia" (cap. 3: 14), "haciendo el bien" (cap. 3: 17; cf. cap. 4: 14). Cuando Cristo sufrió, lo hizo por nuestros "pecados; sufrió el justo por los injustos" (cap. 3: 18; cf. cap. 2: 24). No había hecho nada que le mereciera los vejámenes que le infligieron; por lo tanto, sus atormentadores y los que atormentan a sus seguidores merecerán un castigo de acuerdo a su crimen. Los lectores de esta epístola podían tener la seguridad de que a su debido tiempo Dios juzgaría a sus atormentadores y les pagaría según sus obras (cap. 4: 5, 17- 18). Tenían el ejemplo de Cristo, quien "encomendaba la causa al que juzga justamente" (cap. 2: 23). Ellos, como Cristo, eran inocentes y podían quedar seguros de que se les haría justicia.
Los lectores de Pedro no debían, pues, avergonzarse por sufrir como cristianos (cap. 4: 16), sino gozarse de que "en la revelación de su gloria" podrían gozarse "con gran alegría" (vers. 13). Podían sentirse "bienaventurados" al ser "vituperados por el nombre de Cristo" porque "el glorioso Espíritu de Dios" reposaría sobre ellos (vers. 14). Cristo "ha padecido por nosotros" (vers. l), y tenemos el privilegio de ser "vituperados por el nombre de Cristo" (vers. 14).
Padeció.
Aunque muchos MSS dicen "murió" , la evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el texto "padeció" . Esto concuerda mejor con el contexto y con el pensamiento paralelo (cap. 2: 2 l; ver el comentario respectivo).
Una sola vez.
Ver com. Heb. 9: 26.
Por los pecados.
Cristo sufrió el castigo de los pecados de todos los seres humanos (ver com. 1 Con 15: 3; 2 Con 5: 14; Heb. 4: 15; 1 Juan 2: 2; t. V, p. 896), aunque no cometió ningún pecado (ver com. 1 Ped. 2: 22).
El justo.
Es decir, Cristo (ver com. Hech. 3: 14).
Por.
Gr. hupér , "en representación de", "por el bien de", "en vez de". El hecho significativo en la muerte de Cristo es su naturaleza vicaria. Murió no como un hombre bueno que da un noble ejemplo sino como el Salvador de los pecadores (ver com. Isa. 53: 4-5; Mat. 20: 28; 1 Ped. 2: 24; cf. DTG 17).
Para llevarnos a Dios.
Es decir, para restaurarnos al favor divino. Ver com. Rom. 5: 1-2.
Siendo a la verdad muerto.
El resto del versículo explica la primera parte: "Cristo padeció... por los pecados" siendo "muerto 590 en la carne", y puede "llevarnos a Dios" en virtud del hecho de que fue "vivificado en espíritu". Cristo sufrió hasta la muerte y, sin duda alguna, nuestros sufrimientos "por causa de la justicia" no pueden exceder ese límite. Si el Salvador triunfó sobre la muerte, con toda certeza no tenemos nada que temer "del fuego de prueba" (1 Ped. 4: 12-13; ver com. 2 Cor. 13: 4).
En la carne.
Literalmente "en carne" o "en cuanto a la carne"; es decir, en lo que tiene que ver con la naturaleza física que Cristo asumió en la encarnación. Pero fue resucitado con la naturaleza humana glorificada que poseerán todos los redimidos (ver com. 1 Con 15: 38, 48).
Vivificado.
Cf. 1 Con 15: 45.
En espíritu.
La última parte de este versículo podría traducirse literalmente: "Hecho morir, ciertamente, en carne [ sarkí ]. pero hecho vivir en espíritu [ pnéumati ]. " Las frases paralelas "en espíritu' y "en carne" parecen rechazar la idea de que aquí se haga referencia al Espíritu Santo. Cuando en otros pasajes del NT se usa, para referirse a Cristo, la expresión "en carne... en espíritu", o su equivalente, se habla de la existencia terrenal de Cristo como ser humano y de su existencia como ser divino después de la resurrección. Compárese con la antítesis muy similar de Rom. 1: 3-4 (ver el comentario respectivo). Cuando Cristo se encarnó toda su apariencia fue la de un ser humano. Después de la resurrección retuvo su naturaleza humana, pero se convirtió de nuevo esencialmente en un ser espiritual (ver t. V. pp. 895-896; cf. Juan 4:24). Compárese también con 1 Tim. 3: 16, en donde el texto griego dice también "en carne" y "en espíritu" . Nótense las frases paralelas "en carne... en espíritu" en 1 Ped. 4: 6 aplicadas a seres humanos (ver el comentario respectivo). Para aclarar más el significado y la fuerza de las declaraciones de Pedro, ver Rom. 14: 9; 2 Con 13: 4.
El hecho de que Cristo verdaderamente murió "en la carne" no significó el fin de su existencia. En la resurrección fue "vivificado" una vez más, aunque desde ese momento su naturaleza humana quedó más completamente subordinada a su naturaleza divina o espiritual (ver com. Luc. 24: 39; cf. t. V, pp. 895-896) que cuando vivía en la tierra como un hombre entre los hombres. El hecho sublime de que el Cristo crucificado continúa viviendo, se destaca aquí como una seguridad de que aquellos que participan de sus sufrimientos no tienen por qué temer que la persecución que padecen acabará para siempre con su existencia (cf. 2 Cor. 13: 4). Cristo triunfó sobre la muerte, y los que sufren con él también están seguros de pasar victoriosamente por las pruebas de fuego de la vida. Compárese esto con el tema de Pablo en 1 Con 15: 13-23, donde presenta la resurrección de nuestro Señor como una garantía de que los que duermen en Jesús vivirán otra Vez.
19. En el cual.
O "con respecto al cual", "en virtud del cual". Las opiniones difieren en cuanto a si "en el cual" se refiere al "espíritu" (vers. 18) o al pensamiento total del vers. 18.
Algunos sostienen que "en el cual" se refiere a "espíritu", e interpretan que el vers. 19 quiere decir que entre su crucifixión y su resurrección Cristo "predicó" a los espíritus de los antediluvianos, los que suponen que estaban desencarnados. Pero "en espíritu" no necesariamente significa que debamos aceptar esta conclusión. Además, esta deducción es completamente antibíblica, y por lo tanto no debe aceptarse (ver com. "espíritus").
Las tres explicaciones siguientes de este difícil pasaje están en armonía con la enseñanza general de las Escrituras en cuanto a la inconsciencia del hombre en la muerte.
l. "En el cual" se refiere al "Espíritu" , y el vers. 19 significa que Cristo predicó a los antediluvianos mediante el Espíritu Santo por medio del ministerio de Noé.
2 . "En el cual" se refiere a "en espíritu" (vers. 18), lo cual es una alusión a Cristo en su estado de preexistencia, un estado que, como su naturaleza glorificada después de su resurrección, podría describirse como "en espíritu". Compárese con la expresión "Dios es espíritu" (ver com. Juan 4: 24). Cristo predicó a los antediluvianos "mientras se preparaba el arca", antes de venir a la tierra o sea durante su preexistencia. Cf. com. Heb. 9: 14.
3. "En el cual" se refiere retrospectivamente al vers. 18 en su conjunto, y el vers. 19 significa que Cristo, en virtud de su muerte vicaria y su resurrección aún futuras , "fue y predicó... en espíritu" a los antediluvianos mediante el ministerio de Noé. Como Cristo debía ser "muerto en la carne, pero vivificado en espíritu" (vers. 18), anteriormente predicó la salvación mediante Noé y salvó "por 591 agua" a los que aceptaron esa salvación. Y es también "por la resurrección de Jesucristo" como "el bautismo... ahora nos salva" (vers. 21).
Las explicaciones 2 y 3 siguen más de cerca la construcción del texto griego (de los vers. 18 y 19), el contexto inmediato y diversos pasajes paralelos del NT. (Ver Nota Adicional de la traductora al final de este capítulo.)
También.
O en adición a los incluidos en "llevarnos" (vers. 18). Lo que Cristo hizo posible en el Calvario "para llevarnos a Dios", "también" estuvo a disposición de los antediluvianos. Nunca ha habido otro camino para que los hombres escapen de la cárcel de Satanás (ver com. Hech. 4: 12).
Fue y predicó.
El énfasis se halla en la predicación y no en el acto de ir. "Predicó" es una traducción del verbo k'rússÇ , que es el que se usa generalmente para referirse a la predicación de Cristo en esta tierra. En cuanto al tiempo cuando sucedió esta predicación, ver com. vers. 20.
Espíritus.
Gr. pnéuma , "viento" , "aliento" , "espíritu" (ver com. Luc. 8: 55; cf. com. Núm. 5: 14). El aliento es una de las características distintivas de los seres vivientes, pero aquí, debido a una sinécdoque, figura de retórica en la cual una parte de algo se toma como el todo, pnéuma podría significar sencillamente "persona". Compárese con 1 Cor. 16: 1 8, donde "mi espíritu" significa "yo" , y Gál. 6: 18; 2 Tim. 4: 22; etc., donde "vuestro espíritu" o "tu espíritu" significan "vosotros" o "tú" (cf. Fil. 4: 23). Ver com. Heb. 12: 9, 23; cf. Núm. 16: 22; 27: 16. Por lo tanto estos "espíritus" pueden ser considerados como seres humanos vivos. La primera parte del vers. 20 indudablemente los identifica como personas que vivieron en la tierra inmediatamente antes del diluvio. Eran seres humanos vivos tan ciertamente como lo fueron las "ocho almas" " (BC), que es una traducción de la palabra psuj del vers. 20.
Algunos sostienen que estos pasajes (cap. 3: 18-20 y cap. 4: 6) apoyan la doctrina de la inmortalidad del alma, del estado consciente de los muertos, y que durante el intervalo entre su crucifixión y resurrección Cristo descendió al hades, el reino figurado de los muertos (ver com. Mat. 11: 23), para predicar a los espíritus desencarnados que allí se encontraban. Pero la lógica de este punto de vista pide que esos "espíritus" hubieran estado en alguna especie de purgatorio cuando
Cristo les predicó, porque el propósito de su predicación era, a no dudarlo, darles una segunda oportunidad para salvarse y escapar del purgatorio. Pero la mayoría de los protestantes que creen que Pedro enseña aquí que el hombre está consciente en la muerte, se horrorizarían de aceptar las doctrinas del purgatorio y la no menos antibíblica de una segunda oportunidad para salvarse. Los que sostienen que Pedro está apoyando la creencia en la llamada inmortalidad natural del alma, deben también explicar por qué Cristo favoreció a los "espíritus" de los pecadores muertos en el tiempo de Noé y no les dio la misma oportunidad a los de otras generaciones.
Las Escrituras enseñan claramente que los seres humanos deben aceptar la salvación en esta vida presente porque su tiempo de gracia personal termina con la muerte (ver com. Mat. 16: 27; Luc. 16: 26-31; Rom.2: 6; Heb. 9: 27; cf Eze. 18: 24; Apoc. 22: 12). También enseñan claramente que los muertos están inconscientes (ver com. Sal. 146; 4; Ecl. 9: 5-6; Mat. 10: 28; Juan 11: 1 1; 1 Tes. 4: 13; Cf com. Gén. 2: 7; Ecl. 12: 7). Por tales razones, creer que esos "espíritus" son seres conscientes desencarnados capaces de oír y aceptar el Evangelio, contradice muchas evidentes enseñanzas de las Escrituras. Es bueno advertir que Pedro no enseña que Cristo predicó a esos supuestos espíritus desencarnados. (Ver Nota Adicional de la traductora al término del capítulo.)
Argumentar que la gente de los días de Noé no tuvo una oportunidad razonable para salvarse, es ignorar el hecho de que Noé fue un "pregonero de justicia" en esa generación (2 Ped. 2: 5), y que los antediluvianos rechazaron a sabiendas el mensaje que Dios les envió por medio de Noé (ver com. 1 Ped. 3: 20). "La paciencia de Dios" no hubiera esperado " "en los días de Noé, mientras se preparaba el arca" " (vers. 20), a menos que aquellos a quienes Dios esperaba tan pacientemente no hubieran tenido la oportunidad de creer y obedecer.
Encarcelados.
Gr. en fulak , "en prisión", por lo tanto, un lugar donde las personas están detenidas y vigiladas, una "prisión". El contexto debe determinar si Pedro habla literal o figuradamente. Si se entiende literalmente, esta "prisión" sería un lugar donde las almas de los que han muerto -como algunos dicen que son los "espíritus" del vers.19- 592 están detenidas hasta que se haya decidido su suerte. Si se entiende figuradamente, esa "prisión" se referiría a la condición espiritual de los "espíritus" que "desobedecieron". En cuanto al uso de "prisión" en este último sentido, ver Isa. 42: 7; cf. Isa. 61: 1; Luc. 4:18. La segura prisión de los antediluvianos en la cárcel del pecado es evidente por Gén. 6: 5-13 y por el hecho de que sólo ocho personas escaparon de ella (1 Ped. 3: 20). Sólo Cristo puede liberar a los hombres de sus malos hábitos y deseos con los cuales los encadena Satanás.
20. En otro tiempo.
0 "anteriormente".
Desobedecieron.
Gr. apeithéÇ , "no creer", "desobedecer", lo que implica una incredulidad deliberada y una desobediencia intencional. Los pecadores de los días de Noé tuvieron suficiente luz espiritual para hacer una decisión inteligente; no se justificaba una segunda oportunidad. Eran tan desobedientes que Dios no pudo tolerarlos más (Gén. 6: 5-13); pero a pesar de todo, "esperaba la paciencia de Dios" que ellos se arrepintieran. Si Dios los "esperaba" no hay duda de que también nos espera con paciencia a nosotros.
Cuando.
Es decir, cuando los "espíritus" -los antediluvianos- eran desobedientes, cuando "esperaba la paciencia de Dios" por amor a ellos "mientras se preparaba el arca".
Una vez.
La evidencia textual establece la omisión de esta frase.
Esperaba.
Gr. apekdéjomai , "esperar pacientemente". Dios tiernamente espera que se arrepientan los pecadores. No quiere "que ninguno perezca" (2 Ped. 3: 9).
Días de Noé.
Ver Gén. 6: 5-13.
Mientras.
Ver com. "cuando".
Se preparaba.
Mejor "se construía".
Ocho.
Ver Gén. 7: 7.
Fueron salvadas.
Gr. dias^zo , "salvar" "conducir sano y salvo" , verbo que también se usa para describir el proceso de curación de una enfermedad (Mat. 14: 36) y un viaje con feliz destino (Hech. 23: 24). Estas ocho personas prestaron atención al mensaje enviado por Cristo y proclamado a esa generación por Noé, el "pregonero de justicia" (2 Ped. 2: 5).
Por agua.
O " "a través del agua" (BJ, BA). Las aguas del diluvio, que sepultaron a los pecadores que "desobedecieron" en los días de Noé, fueron el medio para salvar a los que estaban dentro del arca de salvación, y así se les conservó la vida. La salvación "por agua" de esas "ocho... personas" y la razón de Pedro para insertarlo, es el clímax de este paréntesis un poco extenso en cuanto a los antediluvianos. La lección que se deduce de este episodio se expresa en el vers. 21: así como " "fueron salvados por agua", así también" el bautismo... ahora nos salva" " . Pero tanto esos "ocho" antediluvianos como los cristianos son igualmente salvados en virtud de la resurrección de Cristo de los muertos (ver com. vers. 19, 2 l), pues de otra manera no habría esperanza para ninguno de esos grupos (ver 1 Cor. 15:13-23).
21. Bautismo.
Gr. báptisma , del verbo baptíz Ç, " "sumergir" (ver com. Mat. 3: 6; Rom. 6: 3-6).
Que corresponde.
Gr. antítupos , "realidad simbolizada", "antitipo", "copia", "representación". Noé y su familia fueron salvados por "agua", y nosotros también somos salvados por el bautismo. Sin embargo, Pedro se apresura a explicar que, en realidad, la salvación depende de "la resurrección de Jesucristo" , tanto para los antediluvianos (ver com. vers. 19) como para nosotros (vers. 18, 21).
No quitando.
El apóstol niega que el simple lavamiento del cuerpo tenga poder alguno para limpiar el alma de una persona y expiar sus pecados. Los lavamientos ceremoniales judaicos sólo simbolizaban una limpieza más profunda del hombre interior, así también el bautismo cristiano es sólo la representación de una experiencia íntima.
Inmundicias de la carne.
Es decir, la suciedad corporal común.
Buena conciencia.
O "clara conciencia" " (ver com. cap. 3: 16). El bautismo sólo tiene valor cuando refleja una mente y un corazón transformados (ver com. Rom. 12: 2).
Por.
O "por medio de". El agua es sólo un símbolo o representación. Sin la resurrección de Cristo el bautismo sería un rito vacío, toda la predicación y toda la fe serían inútiles (ver com. 1 Cor. 15: 4, 14).
22. Habiendo subido al ciclo.
Ver com. Hech. 1: 9; Heb. 4: 14; 6: 20; 9: 24.
Diestra.
Ver com. Rom. 8: 34; Heb. 1: 3.
A él están sujetos.
CE 1 Cor. 15: 27; Col. 2: 10; Heb. 2: 8.
Las esposas cristianas deben honrar a sus esposos en palabra y en conducta (ver com. Gén. 3: 16; Efe. 5: 22, 25).
Mujeres.
Pedro confirma las enseñanzas de Pablo acerca de la ética de un hogar cristiano (ver com. Efe. 5: 22; Tito 2: 5).
Estad sujetas.
O "continuad estando sujetas".
Vuestros maridos.
Literalmente "los propios maridos". Pedro destaca la relación especial del matrimonio. Una esposa creyente siempre debe ser cristiana en espíritu y vivir en paz aun con un esposo incrédulo. Sus votos cristianos no la han liberado de sus votos matrimoniales hechos a un esposo incrédulo.
Los que.
O sea los esposos que no creen.
No creen a la palabra.
O no aceptan el Evangelio ni lo obedecen. Era frecuente que una esposa aceptase la verdad de Jesucristo, y que su esposo rechazara esa verdad y se opusiera. Pero la esposa cristiana no debía procurar liberarse de su vínculo matrimonial mientras su esposo estuviera dispuesto a vivir con ella (ver com. 1 Cor. 7: 12- 1 S). Debía continuar viviendo con su esposo, sujetándose a él como esposa, abrigando la esperanza de que su vida piadosa ganara a su cónyuge para el Maestro y orando fervorosamente para que eso sucediera.
Sean ganados.
A la fe en Cristo.
Sin palabra.
La sintaxis del texto griego pone en evidencia que "palabra" no designa aquí al mensaje evangélico como en el caso inmediato anterior en este mismo versículo. En vista de que la conducta debe ser el medio por el cual las esposas creyentes podían ganar a sus esposos incrédulos, "palabra" significa ahora, por contraste, persuasión verbal. Una esposa creyente puede ser tentada a veces a argumentar y a tratar de abrumar a su esposo mediante razonamientos lógicos; pero, en términos generales, esta no es la mejor forma de ganar a un esposo o a un incrédulo. El espíritu que produce acusaciones y discusiones es ajeno al espíritu y a los métodos de Cristo.
Conducta.
Ver com. cap. 1: 15. Una vida amable, santa y abnegada, llena de sereno dominio propio, representa un argumento incontestable y, por lo general, es mucho más eficaz que hablar y argumentar constantemente.
2. Considerando.
O "mirando de cerca" (cf. cap. 2: 12).
Conducta.
Ver com. vers. 1
Casta.
O "pura" " (ver com. 1 Tim. 5: 22). Toda la vida de la esposa cristiana debe ser moderada en comportamiento y en gusto. La esposa debe ser conocida por su permanente decoro en todas las cosas.
Respetuosa.
Literalmente "en temor" ; o sea en el santo temor de Dios (ver 1 Ped. 2: 17-18; com. Sal. 19: 9). Este versículo podría traducirse: " "Habiendo observado de cerca vuestra conducta pura en el temor de Dios" " .
3. Atavío.
Gr. kósmos , "ornamento", "decoración", "adorno" " (ver com. Isa. 3: 16-24; 1 Tim. 2: 9-10). "Cosmético" deriva del griego kósmos . No es apropiado que una mujer cristiana haga una vana exhibición de vestidos y adornos para llamar la atención a sí misma. Su mayor atractivo debe ser su conducta cristiana (ver com. 1 Ped. 3: 2).
Peinados ostentosos.
Pedro cita un ejemplo de "adornos" antiguos que no reflejaban motivos "puros" (ver com. vers. 2). Los peinados complicados, en los cuales se perdía mucho tiempo, eran una demostración de riqueza y de apego a la moda en el mundo griego y romano de ese tiempo. El motivo era evidentemente el deseo de llamar la atención a la persona, lo cual no está en armonía con los principios básicos del cristianismo. Ver com. 1 Tim. 2: 9.
Adornos de oro.
En el Imperio Romano abundaban los anillos, los brazaletes y las ajorcas brillantes que usaban las mujeres que vestían a la moda. Esos "adornos de oro" eran contrarios a los principios de recato y sencillez propios del cristianismo.
Vestidos lujosos.
Quizá sea una referencia a la costumbre impuesta por la moda de cambiar de vestidos y de adornos varias veces al día para estar a tono con las diversas exigencias sociales. El afán de tener un abundante guardarropa ha sido una trampa engañosa para hombres y mujeres a través de los siglos. El dinero que podría gastarse en forma más provechosa para el bien eterno del que da y del que recibe, con frecuencia se malgasta en vestidos ostentosos.
4. El interno.
La persona interior, lo que realmente somos y valemos (Rom. 7: 22; 2 Cor. 4: 16; Efe. 3: 16).
Del corazón.
O sea el carácter intrínseco y la personalidad. El tiempo que se utiliza en adornar el carácter con rasgos semejantes a los de Cristo es mucho más provechoso que el tiempo que se dedica al adorno externo del cuerpo.
Incorruptible.
Este carácter incorruptible es el manto de justicia que Cristo promete impartir a todos los que lo aceptan por fe y acuden a él en busca de dirección (ver com. Mat. 22: 1 l; Apoc. 3: 1 S). Este es el adorno que Dios desea que posea la esposa cristiana. Ensalzará a la esposa y a su religión ante su esposo incrédulo y ante sus amigos como ninguna otra cosa podría hacerlo.
Espíritu.
En este pasaje la palabra "espíritu" significa la disposición de la mente.
Afable.
Gr. praús (ver com. Mat. 5: 5). La modesta sencillez de la mujer cristiana resultará en manifiesto contraste con la arrogancia de las que tratan de llamar la atención sus personas con peinados llamativos, adornos resplandecientes y ropas ostentosas.
Apacible.
La tranquilidad cristiana no de pende de modas cambiantes sino de Cristo, el cual permanece "el mismo ayer, y hoy, por los siglos" " (Heb. 13: 8), y cuyo compañerismo vale mucho más que el de inestables seres humanos.
De grande estima.
El valor material de los adornos de oro y los vestidos lujosos, es insignificante en comparación con el valor eterno de los hombres y las mujeres que se han convertido de verdad.
5. Así también.
O en el adorno del carácter.
Se ataviarían.
O sea en "un espíritu afable y apacible" " (ver com. vers. 4).
Mujeres.
O "esposas".
Esperaban.
Gr. elpíz Ç, "tener esperanza". Esas piadosas mujeres depositaban su esperanza de reconocimiento y seguridad en las promesas de Dios. Sus deseos estaban en armonía con los planes de Dios para ellas.
Estando sujetas.
No procuraban romper sus votos matrimoniales para solucionar sus problemas domésticos. Muchas esposas creyentes sin duda afrontaban situaciones extremadamente difíciles en sus hogares; pero merecían la aprobación de Dios por hacer frente a esas circunstancias con firmeza y humilde espíritu cristiano. Soportaban las pruebas sin irritarse.
6. Sara.
Se presenta a Sara, la esposa de Abrahán, como la principal de todas las esposas piadosas y como un ejemplo de imitar.
Llamándole señor.
Sara respetaba a Abrahán y se sometía a su liderazgo en el hogar (ver com. Gén. 18: 12).
Hijas.
Compárese con la enseñanza de Pablo acerca de Abrahán como nuestro padre espiritual (ver com. Rom. 4: 1 l; Gál. 3: 7).
Si hacéis el bien.
Las esposas cristianas deben seguir el ejemplo de Sara con un comportamiento suave y modesto en sus hogares y en todo lugar. Esta conducta califica a las mujeres cristianas como "hijas" de Sara, así como los hombres de fe manifiestan las cualidades de Abrahán, su padre espiritual.
Amenaza.
Gr. ptó'sis , "terror" ; " "espanto" " (BC). Las esposas cristianas no deben desconcertarse por las situaciones amenazantes que a veces son creadas por la actitud de un esposo incrédulo, por los problemas que siempre existen al criar a los hijos, o debido a la mala voluntad expresada por amigos y vecinos incrédulos. La esposa cristiana debe conservar "un espíritu afable y apacible", no importa cuál sea la naturaleza de estos problemas (1 Ped. 3: 4). Los problemas de la vida la acercan más al Señor; no la desaniman.
7. Igualmente.
El apóstol ahora habla de los deberes de los esposos. Dios no espera menos de un esposo cristiano que de una esposa cristiana.
Sabiamente.
Es decir, con buen juicio y consideración, cumpliendo todos los deberes del matrimonio sabia y desinteresadamente. Una esposa cristiana debe respetar a su esposo como cabeza del hogar, pero el esposo no debe aprovecharse de esa prerrogativa. Con conocimiento emanado del amor divino, el esposo cristiano nunca debe aprovecharse de su esposa ni someterla a exigencias irrazonables (ver coro. 1 Cor. 7: 2-5).
Dando honor.
Es decir, respeto.
Vaso.
O "instrumento", con el significado de "persona".
Más frágil.
En comparación con el hombre.
Coherederas.
Delante de Dios no hay desigualdad entre hombres y mujeres. Ambos compartirán igualmente como "coherederos" del reino eterno.
Gracia de la vida.
La dádiva de la vida eterna, el resultado de la bondadosa benignidad de Dios (ver com. Juan 3: 16).
Oraciones no tengan estorbo.
El marido que no trata a su esposa con respeto cristiano, no puede esperar que Dios conteste sus oraciones (cf. Mat. 18: 19). Dios no puede ser consecuente y prodigar bendiciones sobre los hombres que tratan a sus esposas con un espíritu irrazonable, egoísta y tiránico. Las peticiones que eleva a Dios la esposa maltratada anulan, en cierto sentido, las oraciones hipócritas de su esposo.
8. Finalmente.
Pedro ya se ha dirigido a los cristianos en general (cap. 2: 1-17), y en particular a los siervos cristianos (vers. 18-25), a las esposas (cap. 3: 1-6) y a los esposos (vers. 7). Ahora retorna su admonición a los cristianos en general.
Todos.
Es decir, todos "los expatriados de la dispersión" por toda el Asia Menor (ver com. cap. l: l), y en un sentido más amplio 587 todos los cristianos por doquiera y en todos los siglos.
De un mismo sentir.
Gr. homófrón , "de un mismo parecer-", "unido en espíritu", "armonioso". La armonía entre los creyentes y la unidad de acción exigen una unidad básica en cuanto a las creencias fundamentales y a los propósitos y métodos de la iglesia. Pero la unidad no requiere absoluta uniformidad en todos los detalles. Mientras los seres humanos tengan la facultad de pensar, inevitablemente habrá diferencias de opiniones en puntos menores. Pero a pesar de esta diversidad de opiniones se puede concordar en los principios y en la manera de hacer las cosas. En realidad, la unidad es algo que tiene que ver más con el corazón que con la mente. Los cristianos deben poder trabajar juntos en armonía a pesar de las diferencias en puntos de vista, si el espíritu de orgullo es suprimido por un deseo genuino de trabajar juntos. Entonces disminuirán las diferencias entre los hombres y todos estarán unidos por un vínculo cordial de compañerismo (ver com. Juan 17: 21; Rom. 12: 10, 16).
Compasivos.
Gr. sumpath s , "que sufre con" , es decir "compasivo" ; de ahí deriva la palabra "simpatía" . Ver com. 1 Cor. 12: 26.
Amándoos fraternalmente.
Ver com. 1 Ped. 1: 22; cf. com. Mat. 5: 43-48.
Misericordiosos.
Gr. éusplagjnos , literalmente " "de buenas entrañas", "compasivo", "misericordioso", "de corazón tierno". " Ver coro. Efe. 4: 32.
Amigables.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "de espíritu humilde" (BA); "humildes" " (BJ). Ver coro. Mat. 1 l: 29; Rom. 12: 16; 2 Cor. 12: 21.
9. Mal por mal.
Ver coro. Mat. 5: 39; Rom. 12: 17; 1 Tes. 5: 15.
Maldición.
O "insulto" " (BJ, BA). Ver coro. cap. 2: 23.
Bendiciendo.
Ver com. Rom. 12: 14.
Sabiendo.
Mejor "porque para esto fuisteis llamados". Dios nos ha llamado para ser cristianos, para que podamos ayudar a otros, no sólo para que recibamos una bendición para nosotros mismos. El cristiano genuino espontáneamente busca maneras en las que pueda proporcionar una bendición a otros. Ver com. Mat. 5: 43-44.
Heredaseis bendición.
La mayor bendición que puede recibir una persona es la que se deriva de ser una bendición para otros. El reino eterno de Dios lo poblarán hombres y mujeres que tuvieron en la vida el hábito de compartir su felicidad. En un universo perfecto, el único interés de los seres inteligentes será la felicidad de otros.
10. El que quiere.
Este es el espíritu que mueve el magnánimo corazón de Dios (ver com. Juan 3: 16) y que caracterizará al pueblo de Dios (ver- com. Mat. 25: 40). El apóstol cita aquí Sal. 34: 12-16 (ver el comentario respectivo). En medio de todos los problemas de la vida (ver 1 Ped. 2: 12-20), el creyente sincero tendrá el propósito de vivir una vida plena y digna, que sea una bendición para otros.
Amar la vida.
El texto hebreo que Pedro parafrasea está muy bien traducido en Sal. 34:12 de la RVR. La cita tampoco concuerda exactamente con la LXX. Sin embargo, es claro que el pasaje se refiere al disfrute de esta vida. Ver com. Mat. 10:39.
Ver días buenos.
Días que proporcionen verdadera satisfacción.
Refrene su lengua.
¡Cuántas amistades, cuántas carreras promisorias han sido destruidas por una palabra imprudente, precipitada! Calvin Coolidge, ex presidente de los Estados Unidos, observó una vez: "Nunca he sido perjudicado por algo que no dije". El que tiene dificultad para refrenar su lengua, podría hacer suya la oración de Sal. 141:3. Ver com. Prov. 15: 1, 28; 17: 27-28; 18: 21; 29: 1 l; Sant. l: 19, 26; 3: 2-18.
Engaño.
Ver com. cap. 2: 1, 22.
11. Apártese.
Cuatro exhortaciones positivas que complementan la respuesta del vers. 10.
Del mal.
De hacer mal a otros. El cristiano evita perjudicar a otros.
Haga el bien.
A otros, por supuesto. El cristiano busca toda oportunidad posible para decir todo lo bueno que pueda de otros (vers. 10) y hacer todo el bien que pueda a otros (vers. 1 l).
Paz.
Ver coro. Jer. 6:14; Heb. 12:14.
Sígala.
Literalmente "persígala"; "corra tras ella" (BC). Para poder conservar la paz es necesario ir sin cesar tras ella.
12. Porque.
Pedro presenta la razón por la cual los cristianos deben apartarse del mal y hacer el bien.
Ojos del Señor.
Cf. Sal. 33:18; Heb. 4:13. justos. Los que siguen la admonición del vers. 1 l.
Sus oídos.
Dios no sólo vela por los que han elegido servirle sino que atiende sus pedidos 588 en busca de gracia para hacer "el bien", y de misericordia cuando no han hecho "el bien".
Rostro. . . contra.
Dios finalmente dará su merecido a los que hablan mal de otros y les causan mal (ver com. Mat. 6: 15).
Hacen el mal.
El mal caracteriza las vidas de éstos, los señala como personas malas. Los que viven perjudicando a otros, no pueden esperar que Dios los ayude.
13. ¿Os podrá hacer daño . . . ?
Los que tienen el hábito de hacer bien a otros generalmente son tratados con bondad.
Si. . . seguís.
Mejor "cuando celosos del bien os hacéis". Una vida dedicada fielmente a hacer el bien a otros hace que los incrédulos no tengan una razón válida para acusar o maltratar al cristiano (cf. Rom. 8: 33-35). Esto no significa que desaparecerá toda oposición, pues aun Jesús fue falsamente acusado y maltratado. Es evidente que sus seguidores no pueden esperar ser mejor tratados de lo que fue él (ver com. Juan 15: 20).
14. Mas también.
O "pero si aun".
Por causa de la justicia.
Ver com. Mat. 5: 10-11; 1 Ped. 2: 20. Sobrevendría la persecución y los creyentes debían estar preparados.
Bienaventurados.
Ver com. Mat. 5: 3.
Temor de ellos.
Es decir, su intento de aterrorizar a los cristianos. Esta oración podría parafrasearse así: "No permitáis que os atemoricen". La "esperanza de salvación" del cristiano es un "yelmo" (1 Tes. 5: 8), que tiene el propósito de impedir que reciba un golpe mortal la confianza en el poder de Dios para librar a su pueblo de los designios de los malignos.
Conturbéis.
Gr. tarássÇ , "perturbar", "agitar". Este verbo lo empleó Juan para expresar las palabras de Jesús a sus discípulos: "No se turbe vuestro corazón" (Juan 14: l). Nunca debemos olvidar que Dios ocupa el trono del universo, y que desde allí gobierna los asuntos de todos los seres humanos consagrados (cf Rom. 8: 3 l). Si bien algunos MSS omiten la frase "ni os conturbéis", la evidencia textual establece (cf. p. 10) su inclusión.
15. Santificad.
O "reverenciad". La primera parte del versículo 15 es una cita de Isa. 8: 13.
Dios el Señor.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "Cristo el Señor" , lo cual identifica "al Señor" -Jehová- del texto de Isaías (cap. 8:13) con Jesucristo. En cuanto a la naturaleza divina de Jesucristo, ver t. V, p. 894.
En vuestros corazones.
La presencia de Jesucristo como santo Amigo y Guardián, asegura al creyente un bien equilibrado estado de ánimo que nunca falla. Ver com. Gál. 2:20,
Defensa.
Gr. apología , "defensa", "justificación" " (ver com. 1 Cor. 9: 3). Las personas inteligentes deben poder dar razón de lo que creen y practican.
Mansedumbre.
O "suavidad". La verdad puede ser rechazada si es comunicada con altivez o en forma polémica. El propósito de la verdad es hacer que los hombres sean semejantes a Cristo; pero si no se presenta en una forma como lo haría Cristo, pierde su atracción.
Reverencia.
"Temor" (VM) corresponde más literalmente con el texto griego; es decir, con "temor" de Dios (ver com. Sal. 19: 9).
Razón de la esperanza.
La esperanza cristiana se centra en Jesucristo (1 Tim. l: l), y produce regocijo (Rom. 5:2; 12:12) porque promete vida eterna (Tito 1: 2; 3: 7). Un programa de estudio diligente y constante permitirá al creyente entender la voluntad de Dios. Debemos crecer " "en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" " (2 Ped. 3: 18; ver Efe. 4: 13; Fil. 1: 9; Col. 1: 9-10; com. Efe. l: 17). La gente sincera tiene derecho a esperar que los miembros de la iglesia puedan presentar sus convicciones en una forma inteligente y persuasiva. En realidad, los miembros de la iglesia deben estar preparados para hacer frente a los desafíos de las mentes más sutiles del mundo, La verdad es razonable y no tiene por qué temer frente a la oposición.
En vosotros.
Debemos comprender la verdad antes de que podamos impartirla a otros. Además, a medida que los cristianos captan más y más la verdad como es en Jesucristo, su comportamiento reflejará cada vez más el carácter de su Señor. Los principios del cristianismo deben manifestarse en nuestras vidas si queremos que sea eficaz nuestro testimonio a favor de la verdad. Una iglesia es juzgada muy a menudo no por su teología ni por los sermones que predican sus pastores, sino por el testimonio espontáneo de sus miembros, por sus palabras y sus obras.
16. Teniendo.
O "manteniendo".
Conciencia.
Gr. sunéid ' sis , " "conciencia de los propios actos", "conciencia de lo bueno y "589 "lo malo" (ver com. Rom. 2: 15). El respeto de otros -por no decir el respeto propio- sólo puede tener el fundamento de una "buena conciencia".
Murmurón de vosotros.
"sois calumniados" . Ver com. cap. 2: 12.
Avergonzados.
La conducta honorable de los santos que son calumniados demuestra que sus acusadores son mentirosos.
Calumnian.
Gr. ep ' reáz Ç, "maltratar", "insultar" (cf. Mat. 5: 44; Luc. 6: 28; ver com. 1 Ped. 2: 12).
Conducta.
Gr. anastrof, "conducta", "tenor de vida" (cf. cap. 2:12; com. cap. l: 15).
En Cristo.
En armonía con los principios cristianos.
17. Haciendo el bien.
Cf. cap. 2: 12, 20.
Voluntad de Dios.
Satanás -no Dios- es el autor del sufrimiento (ver com. Job 42: 5; Sal. 38: 3; 39: 9; Sant. 1: 2-5, 13). Sin embargo, Dios sabe cuándo es necesario el sufrimiento para el desarrollo del carácter, y por eso permite que sobrevenga (ver com. Heb. 2: 9; 1 Ped. 2: 19).
18. También Cristo.
Los que recibieron esta epístola estaban sufriendo persecuciones o se enfrentaban a esa perspectiva inminente (cap. 3: 14-17; 4: 12-16, 19). Pedro los animaba para que no consideraran ese "fuego de prueba" como una experiencia "extraña" o inaudita (cap. 4: 12) porque "también Cristo padeció... una vez" (cap. 3: 18). Tenían el privilegio de ser "participantes de los sufrimientos de Cristo"; es decir, de encontrar en el sufrimiento una dulce comunión con su Señor y Maestro (1 Ped. 4: 13; cf. Juan 15: 20). El les había dejado el ejemplo de cómo soportar el sufrimiento (1 Ped. 2: 20- 23).
Además, Cristo alcanzó la victoria mediante el sufrimiento (cap. 1: 11; 4: 13-9 5: l); resucitó glorificado de los muertos (ver com. "vivificado" y com. vers. 2 l; cf. cap.1: 11; 5: 1) y ascendió al cielo, donde "ángeles, autoridades y potestades" están ahora "a él... sujetos" (cap. 3: 22). Cristo había advertido a sus seguidores que ellos también debían esperar "aflicción", pero añadió: "Confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16: 33). La victoria de Jesús mediante el sufrimiento era la seguridad que tenían ellos de vencer en el "fuego de prueba" que se avecinaba.
Pedro advirtió a aquellos a quienes escribía que no hicieran nada que les trajera sufrimiento (1 Ped. 2: 20; 3: 16-17; 4: 15), sino que estuvieran seguros de que cuando sufrían fuera "por causa de la justicia" (cap. 3: 14), "haciendo el bien" (cap. 3: 17; cf. cap. 4: 14). Cuando Cristo sufrió, lo hizo por nuestros "pecados; sufrió el justo por los injustos" (cap. 3: 18; cf. cap. 2: 24). No había hecho nada que le mereciera los vejámenes que le infligieron; por lo tanto, sus atormentadores y los que atormentan a sus seguidores merecerán un castigo de acuerdo a su crimen. Los lectores de esta epístola podían tener la seguridad de que a su debido tiempo Dios juzgaría a sus atormentadores y les pagaría según sus obras (cap. 4: 5, 17- 18). Tenían el ejemplo de Cristo, quien "encomendaba la causa al que juzga justamente" (cap. 2: 23). Ellos, como Cristo, eran inocentes y podían quedar seguros de que se les haría justicia.
Los lectores de Pedro no debían, pues, avergonzarse por sufrir como cristianos (cap. 4: 16), sino gozarse de que "en la revelación de su gloria" podrían gozarse "con gran alegría" (vers. 13). Podían sentirse "bienaventurados" al ser "vituperados por el nombre de Cristo" porque "el glorioso Espíritu de Dios" reposaría sobre ellos (vers. 14). Cristo "ha padecido por nosotros" (vers. l), y tenemos el privilegio de ser "vituperados por el nombre de Cristo" (vers. 14).
Padeció.
Aunque muchos MSS dicen "murió" , la evidencia textual sugiere (cf. p. 10) el texto "padeció" . Esto concuerda mejor con el contexto y con el pensamiento paralelo (cap. 2: 2 l; ver el comentario respectivo).
Una sola vez.
Ver com. Heb. 9: 26.
Por los pecados.
Cristo sufrió el castigo de los pecados de todos los seres humanos (ver com. 1 Con 15: 3; 2 Con 5: 14; Heb. 4: 15; 1 Juan 2: 2; t. V, p. 896), aunque no cometió ningún pecado (ver com. 1 Ped. 2: 22).
El justo.
Es decir, Cristo (ver com. Hech. 3: 14).
Por.
Gr. hupér , "en representación de", "por el bien de", "en vez de". El hecho significativo en la muerte de Cristo es su naturaleza vicaria. Murió no como un hombre bueno que da un noble ejemplo sino como el Salvador de los pecadores (ver com. Isa. 53: 4-5; Mat. 20: 28; 1 Ped. 2: 24; cf. DTG 17).
Para llevarnos a Dios.
Es decir, para restaurarnos al favor divino. Ver com. Rom. 5: 1-2.
Siendo a la verdad muerto.
El resto del versículo explica la primera parte: "Cristo padeció... por los pecados" siendo "muerto 590 en la carne", y puede "llevarnos a Dios" en virtud del hecho de que fue "vivificado en espíritu". Cristo sufrió hasta la muerte y, sin duda alguna, nuestros sufrimientos "por causa de la justicia" no pueden exceder ese límite. Si el Salvador triunfó sobre la muerte, con toda certeza no tenemos nada que temer "del fuego de prueba" (1 Ped. 4: 12-13; ver com. 2 Cor. 13: 4).
En la carne.
Literalmente "en carne" o "en cuanto a la carne"; es decir, en lo que tiene que ver con la naturaleza física que Cristo asumió en la encarnación. Pero fue resucitado con la naturaleza humana glorificada que poseerán todos los redimidos (ver com. 1 Con 15: 38, 48).
Vivificado.
Cf. 1 Con 15: 45.
En espíritu.
La última parte de este versículo podría traducirse literalmente: "Hecho morir, ciertamente, en carne [ sarkí ]. pero hecho vivir en espíritu [ pnéumati ]. " Las frases paralelas "en espíritu' y "en carne" parecen rechazar la idea de que aquí se haga referencia al Espíritu Santo. Cuando en otros pasajes del NT se usa, para referirse a Cristo, la expresión "en carne... en espíritu", o su equivalente, se habla de la existencia terrenal de Cristo como ser humano y de su existencia como ser divino después de la resurrección. Compárese con la antítesis muy similar de Rom. 1: 3-4 (ver el comentario respectivo). Cuando Cristo se encarnó toda su apariencia fue la de un ser humano. Después de la resurrección retuvo su naturaleza humana, pero se convirtió de nuevo esencialmente en un ser espiritual (ver t. V. pp. 895-896; cf. Juan 4:24). Compárese también con 1 Tim. 3: 16, en donde el texto griego dice también "en carne" y "en espíritu" . Nótense las frases paralelas "en carne... en espíritu" en 1 Ped. 4: 6 aplicadas a seres humanos (ver el comentario respectivo). Para aclarar más el significado y la fuerza de las declaraciones de Pedro, ver Rom. 14: 9; 2 Con 13: 4.
El hecho de que Cristo verdaderamente murió "en la carne" no significó el fin de su existencia. En la resurrección fue "vivificado" una vez más, aunque desde ese momento su naturaleza humana quedó más completamente subordinada a su naturaleza divina o espiritual (ver com. Luc. 24: 39; cf. t. V, pp. 895-896) que cuando vivía en la tierra como un hombre entre los hombres. El hecho sublime de que el Cristo crucificado continúa viviendo, se destaca aquí como una seguridad de que aquellos que participan de sus sufrimientos no tienen por qué temer que la persecución que padecen acabará para siempre con su existencia (cf. 2 Cor. 13: 4). Cristo triunfó sobre la muerte, y los que sufren con él también están seguros de pasar victoriosamente por las pruebas de fuego de la vida. Compárese esto con el tema de Pablo en 1 Con 15: 13-23, donde presenta la resurrección de nuestro Señor como una garantía de que los que duermen en Jesús vivirán otra Vez.
19. En el cual.
O "con respecto al cual", "en virtud del cual". Las opiniones difieren en cuanto a si "en el cual" se refiere al "espíritu" (vers. 18) o al pensamiento total del vers. 18.
Algunos sostienen que "en el cual" se refiere a "espíritu", e interpretan que el vers. 19 quiere decir que entre su crucifixión y su resurrección Cristo "predicó" a los espíritus de los antediluvianos, los que suponen que estaban desencarnados. Pero "en espíritu" no necesariamente significa que debamos aceptar esta conclusión. Además, esta deducción es completamente antibíblica, y por lo tanto no debe aceptarse (ver com. "espíritus").
Las tres explicaciones siguientes de este difícil pasaje están en armonía con la enseñanza general de las Escrituras en cuanto a la inconsciencia del hombre en la muerte.
l. "En el cual" se refiere al "Espíritu" , y el vers. 19 significa que Cristo predicó a los antediluvianos mediante el Espíritu Santo por medio del ministerio de Noé.
2 . "En el cual" se refiere a "en espíritu" (vers. 18), lo cual es una alusión a Cristo en su estado de preexistencia, un estado que, como su naturaleza glorificada después de su resurrección, podría describirse como "en espíritu". Compárese con la expresión "Dios es espíritu" (ver com. Juan 4: 24). Cristo predicó a los antediluvianos "mientras se preparaba el arca", antes de venir a la tierra o sea durante su preexistencia. Cf. com. Heb. 9: 14.
3. "En el cual" se refiere retrospectivamente al vers. 18 en su conjunto, y el vers. 19 significa que Cristo, en virtud de su muerte vicaria y su resurrección aún futuras , "fue y predicó... en espíritu" a los antediluvianos mediante el ministerio de Noé. Como Cristo debía ser "muerto en la carne, pero vivificado en espíritu" (vers. 18), anteriormente predicó la salvación mediante Noé y salvó "por 591 agua" a los que aceptaron esa salvación. Y es también "por la resurrección de Jesucristo" como "el bautismo... ahora nos salva" (vers. 21).
Las explicaciones 2 y 3 siguen más de cerca la construcción del texto griego (de los vers. 18 y 19), el contexto inmediato y diversos pasajes paralelos del NT. (Ver Nota Adicional de la traductora al final de este capítulo.)
También.
O en adición a los incluidos en "llevarnos" (vers. 18). Lo que Cristo hizo posible en el Calvario "para llevarnos a Dios", "también" estuvo a disposición de los antediluvianos. Nunca ha habido otro camino para que los hombres escapen de la cárcel de Satanás (ver com. Hech. 4: 12).
Fue y predicó.
El énfasis se halla en la predicación y no en el acto de ir. "Predicó" es una traducción del verbo k'rússÇ , que es el que se usa generalmente para referirse a la predicación de Cristo en esta tierra. En cuanto al tiempo cuando sucedió esta predicación, ver com. vers. 20.
Espíritus.
Gr. pnéuma , "viento" , "aliento" , "espíritu" (ver com. Luc. 8: 55; cf. com. Núm. 5: 14). El aliento es una de las características distintivas de los seres vivientes, pero aquí, debido a una sinécdoque, figura de retórica en la cual una parte de algo se toma como el todo, pnéuma podría significar sencillamente "persona". Compárese con 1 Cor. 16: 1 8, donde "mi espíritu" significa "yo" , y Gál. 6: 18; 2 Tim. 4: 22; etc., donde "vuestro espíritu" o "tu espíritu" significan "vosotros" o "tú" (cf. Fil. 4: 23). Ver com. Heb. 12: 9, 23; cf. Núm. 16: 22; 27: 16. Por lo tanto estos "espíritus" pueden ser considerados como seres humanos vivos. La primera parte del vers. 20 indudablemente los identifica como personas que vivieron en la tierra inmediatamente antes del diluvio. Eran seres humanos vivos tan ciertamente como lo fueron las "ocho almas" " (BC), que es una traducción de la palabra psuj del vers. 20.
Algunos sostienen que estos pasajes (cap. 3: 18-20 y cap. 4: 6) apoyan la doctrina de la inmortalidad del alma, del estado consciente de los muertos, y que durante el intervalo entre su crucifixión y resurrección Cristo descendió al hades, el reino figurado de los muertos (ver com. Mat. 11: 23), para predicar a los espíritus desencarnados que allí se encontraban. Pero la lógica de este punto de vista pide que esos "espíritus" hubieran estado en alguna especie de purgatorio cuando
Cristo les predicó, porque el propósito de su predicación era, a no dudarlo, darles una segunda oportunidad para salvarse y escapar del purgatorio. Pero la mayoría de los protestantes que creen que Pedro enseña aquí que el hombre está consciente en la muerte, se horrorizarían de aceptar las doctrinas del purgatorio y la no menos antibíblica de una segunda oportunidad para salvarse. Los que sostienen que Pedro está apoyando la creencia en la llamada inmortalidad natural del alma, deben también explicar por qué Cristo favoreció a los "espíritus" de los pecadores muertos en el tiempo de Noé y no les dio la misma oportunidad a los de otras generaciones.
Las Escrituras enseñan claramente que los seres humanos deben aceptar la salvación en esta vida presente porque su tiempo de gracia personal termina con la muerte (ver com. Mat. 16: 27; Luc. 16: 26-31; Rom.2: 6; Heb. 9: 27; cf Eze. 18: 24; Apoc. 22: 12). También enseñan claramente que los muertos están inconscientes (ver com. Sal. 146; 4; Ecl. 9: 5-6; Mat. 10: 28; Juan 11: 1 1; 1 Tes. 4: 13; Cf com. Gén. 2: 7; Ecl. 12: 7). Por tales razones, creer que esos "espíritus" son seres conscientes desencarnados capaces de oír y aceptar el Evangelio, contradice muchas evidentes enseñanzas de las Escrituras. Es bueno advertir que Pedro no enseña que Cristo predicó a esos supuestos espíritus desencarnados. (Ver Nota Adicional de la traductora al término del capítulo.)
Argumentar que la gente de los días de Noé no tuvo una oportunidad razonable para salvarse, es ignorar el hecho de que Noé fue un "pregonero de justicia" en esa generación (2 Ped. 2: 5), y que los antediluvianos rechazaron a sabiendas el mensaje que Dios les envió por medio de Noé (ver com. 1 Ped. 3: 20). "La paciencia de Dios" no hubiera esperado " "en los días de Noé, mientras se preparaba el arca" " (vers. 20), a menos que aquellos a quienes Dios esperaba tan pacientemente no hubieran tenido la oportunidad de creer y obedecer.
Encarcelados.
Gr. en fulak , "en prisión", por lo tanto, un lugar donde las personas están detenidas y vigiladas, una "prisión". El contexto debe determinar si Pedro habla literal o figuradamente. Si se entiende literalmente, esta "prisión" sería un lugar donde las almas de los que han muerto -como algunos dicen que son los "espíritus" del vers.19- 592 están detenidas hasta que se haya decidido su suerte. Si se entiende figuradamente, esa "prisión" se referiría a la condición espiritual de los "espíritus" que "desobedecieron". En cuanto al uso de "prisión" en este último sentido, ver Isa. 42: 7; cf. Isa. 61: 1; Luc. 4:18. La segura prisión de los antediluvianos en la cárcel del pecado es evidente por Gén. 6: 5-13 y por el hecho de que sólo ocho personas escaparon de ella (1 Ped. 3: 20). Sólo Cristo puede liberar a los hombres de sus malos hábitos y deseos con los cuales los encadena Satanás.
20. En otro tiempo.
0 "anteriormente".
Desobedecieron.
Gr. apeithéÇ , "no creer", "desobedecer", lo que implica una incredulidad deliberada y una desobediencia intencional. Los pecadores de los días de Noé tuvieron suficiente luz espiritual para hacer una decisión inteligente; no se justificaba una segunda oportunidad. Eran tan desobedientes que Dios no pudo tolerarlos más (Gén. 6: 5-13); pero a pesar de todo, "esperaba la paciencia de Dios" que ellos se arrepintieran. Si Dios los "esperaba" no hay duda de que también nos espera con paciencia a nosotros.
Cuando.
Es decir, cuando los "espíritus" -los antediluvianos- eran desobedientes, cuando "esperaba la paciencia de Dios" por amor a ellos "mientras se preparaba el arca".
Una vez.
La evidencia textual establece la omisión de esta frase.
Esperaba.
Gr. apekdéjomai , "esperar pacientemente". Dios tiernamente espera que se arrepientan los pecadores. No quiere "que ninguno perezca" (2 Ped. 3: 9).
Días de Noé.
Ver Gén. 6: 5-13.
Mientras.
Ver com. "cuando".
Se preparaba.
Mejor "se construía".
Ocho.
Ver Gén. 7: 7.
Fueron salvadas.
Gr. dias^zo , "salvar" "conducir sano y salvo" , verbo que también se usa para describir el proceso de curación de una enfermedad (Mat. 14: 36) y un viaje con feliz destino (Hech. 23: 24). Estas ocho personas prestaron atención al mensaje enviado por Cristo y proclamado a esa generación por Noé, el "pregonero de justicia" (2 Ped. 2: 5).
Por agua.
O " "a través del agua" (BJ, BA). Las aguas del diluvio, que sepultaron a los pecadores que "desobedecieron" en los días de Noé, fueron el medio para salvar a los que estaban dentro del arca de salvación, y así se les conservó la vida. La salvación "por agua" de esas "ocho... personas" y la razón de Pedro para insertarlo, es el clímax de este paréntesis un poco extenso en cuanto a los antediluvianos. La lección que se deduce de este episodio se expresa en el vers. 21: así como " "fueron salvados por agua", así también" el bautismo... ahora nos salva" " . Pero tanto esos "ocho" antediluvianos como los cristianos son igualmente salvados en virtud de la resurrección de Cristo de los muertos (ver com. vers. 19, 2 l), pues de otra manera no habría esperanza para ninguno de esos grupos (ver 1 Cor. 15:13-23).
21. Bautismo.
Gr. báptisma , del verbo baptíz Ç, " "sumergir" (ver com. Mat. 3: 6; Rom. 6: 3-6).
Que corresponde.
Gr. antítupos , "realidad simbolizada", "antitipo", "copia", "representación". Noé y su familia fueron salvados por "agua", y nosotros también somos salvados por el bautismo. Sin embargo, Pedro se apresura a explicar que, en realidad, la salvación depende de "la resurrección de Jesucristo" , tanto para los antediluvianos (ver com. vers. 19) como para nosotros (vers. 18, 21).
No quitando.
El apóstol niega que el simple lavamiento del cuerpo tenga poder alguno para limpiar el alma de una persona y expiar sus pecados. Los lavamientos ceremoniales judaicos sólo simbolizaban una limpieza más profunda del hombre interior, así también el bautismo cristiano es sólo la representación de una experiencia íntima.
Inmundicias de la carne.
Es decir, la suciedad corporal común.
Buena conciencia.
O "clara conciencia" " (ver com. cap. 3: 16). El bautismo sólo tiene valor cuando refleja una mente y un corazón transformados (ver com. Rom. 12: 2).
Por.
O "por medio de". El agua es sólo un símbolo o representación. Sin la resurrección de Cristo el bautismo sería un rito vacío, toda la predicación y toda la fe serían inútiles (ver com. 1 Cor. 15: 4, 14).
22. Habiendo subido al ciclo.
Ver com. Hech. 1: 9; Heb. 4: 14; 6: 20; 9: 24.
Diestra.
Ver com. Rom. 8: 34; Heb. 1: 3.
A él están sujetos.
CE 1 Cor. 15: 27; Col. 2: 10; Heb. 2: 8.
CBA T7
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