1. Vi.
Ver com. cap. l: l; 4: l. Este pasaje (cap. 10:1 a 11:14) constituye un paréntesis entre la sexta y séptima trompetas, parecido al del cap. 7, que se intercala entre los sellos sexto y séptimo.
Descender del cielo.
La visión se enfoca sobre un ser celestial, pero su ubicación está aún en la tierra.
Otro ángel fuerte.
O sea, además de los ángeles que habían aparecido poco antes. Evidentemente es un ángel distinto de los que retienen los cuatro vientos (cap. 7: l), de los que tocan las siete trompetas (cap. 8:2), del ángel ante el altar (cap. 8:3) y de los que están junto al río Eufrates (cap. 9:14). Este ángel puede ser identificado como Cristo (ver EGW, Material Suplementario com. cap. 10: 1-1l), quien como Señor de la historia hace la proclamación del vers. 6.
Envuelto.
Gr. peribállÇ , "arrojar alrededor", "envolver", "vestir". El ángel se ve envuelto en una nube. Las Escrituras frecuentemente relacionan a las nubes con las apariciones de Cristo (Dan. 7: 13; Hech. 1: 9; Apoc. 1: 7; 14: 14; cf. Sal. 104: 3; 1 Tes. 4: 17).
Arco iris.
Cf. Apoc. 4: 3; Eze. 1: 26-28. El rostro del ángel, que brilla "como el sol" a través de la nube que lo envuelve, puede considerarse como lo que forma el arco. Cf. com. Gén. l: 12-13.
Como el sol.
Compárese con la descripción de Cristo en cap. l: 16.
Pies.
La comparación de los pies como columnas parece algo incongruente, pero la palabra "pies" (póus) designa también a las piernas, que se asemejan a columnas de fuego (cf. Cant. 5: 15; cf. com. Eze. 1: 7).
Columnas de fuego.
Compárese con la descripción de los pies de Cristo en cap. l: 15.
2. En su mano.
Compárese con el simbolismo de Eze. 2: 9.
Un librito.
Gr. biblarídion, "rollito", diminutivo de biblíon, "libro", "rollo". Biblarídion aparece en el NT sólo en este capítulo. Al contrastar este rollito con el rollo (biblíon) que estaba en la mano de Dios (cap. 5: l), es evidentemente más pequeño. Compárese con el simbolismo de Eze. 2: 9.
Abierto.
El verbo griego manifiesta que el libro ha sido abierto y permanece abierto; pero el rollo anterior estaba sellado con siete sellos (cap. 5: l). Daniel recibió la orden: "cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin" (cap. 12: 4). Esta admonición se aplica particularmente a la parte de las profecías de Daniel que se refieren a los últimos días (ver com. cap. 12: 4), y, sin duda, de una manera especial a los detalles cronológicos de los 2.300 días (cap. 8: 14) en lo que se relaciona con la predicación de los mensajes del primero, el segundo y el tercer ángel (Apoc. 14: 6-12). Puesto que el mensaje del ángel de Apoc. 10 se refiere a tiempo, y probablemente a los acontecimientos del tiempo del fin, cuando el libro de Daniel debía ser abierto (Dan. 12: 4), parece razonable concluir que el librito abierto en la mano del ángel era el libro de Daniel. Con esta presentación que se hace a Juan del librito abierto, se revelan las porciones selladas de la profecía de Daniel, se aclara el cómputo cronológico que señala el fin de la profecía de los 2.300 días. Por esta razón, el capítulo que consideramos se enfoca en el tiempo cuando se hizo la proclamación de los vers. 6-7, es decir, entre 1840 y 1844 (ver com. vers. 6; EGW, Material Suplementario com. cap. 10 : 1-11).
Sobre el mar, y.. sobre la tierra.
El mar y la tierra se usan repetidas veces para abarcar el mundo como una unidad (Exo. 20: 4,11; Sal. 69: 34). El hecho de que el ángel esté de pie sobre el mar y la tierra, sugiere la proclamación mundial de su mensaje y también su poder y autoridad sobre el mundo.
3. Gran voz.
Cf. cap. 1: 10; 5: 2; 6: 10; 7: 2.
Como ruge un león.
Se destaca únicamente la nota profunda y resonante de la voz del ángel. No se registra lo que dijo.
Siete truenos.
Otra de las varias series de siete que caracterizan al Apocalipsis (ver com. cap. l: 11).
4. Yo iba a escribir.
Juan entiende las voces de los siete truenos, y se prepara para registrar su mensaje. Este pasaje indica que Juan registraba las visiones del Apocalipsis cuando se le revelaban, y no en un momento posterior.
Sella.
A Juan se le ordena, como a Daniel mucho antes, que "selle" la revelación que había recibido (cf. Dan. 12: 4). Pablo también había oído en visión " "palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" " (2 Cor. 12: 4). Es obvio que los mensajes de los siete truenos no eran una revelación para la gente de los días de Juan. Sin duda revelaban detalles de los mensajes que habían de ser proclamados en "el tiempo del fin" (Dan. 12: 4; cf. com. Apoc. 10: 2). Por lo tanto, pueden entenderse como una descripción de los mensajes del primero y el segundo ángel (cap. 14: 6-8; ver EGW, Material Suplementario com. cap. 10: 1-11).
5. Levantó su mano.
Gesto característico al pronunciar un juramento tanto en tiempos antiguos como ahora (Gén. 14: 22-23; Deut. 32: 40; Eze. 20: 15; Dan. 12: 7).
6. El que vive.
Cf'. com. cap. 1: 18; 4: 9; 15: 7.
Que creó.
Cf. Exo. 20: 11; Sal. 146: 6. No podía haberse hecho un juramento más solemne (ver Heb. 6: 13). Cuando el ángel, que es Cristo, jura por el Creador (ver com. Apoc. 10: 1), está jurando por sí mismo.
Que el tiempo no sería más.
Gr. jrónos oukéti éstai, "tiempo no más será". Esta misteriosa declaración ha sido interpretada de diversas maneras. Muchos expositores han entendido que señala el fin del tiempo y el comienzo de la eternidad. Otros han tomado la palabra "tiempo" en el sentido del tiempo que transcurre inmediatamente antes de los acontecimientos finales de la historia, y han traducido: "no habrá más demora". Los adventistas del séptimo día en general han entendido que estas palabras describen particularmente el mensaje proclamado en los años 1840-1844 por Guillermo Miller y otros, en relación con el fin de la profecía de los 2.300 días. Han entendido que el "tiempo" es tiempo profético, y que su fin significa la terminación de la profecía cronológica más larga de la Biblia: la de los 2.300 días de Dan. 8: 14. Después de esta profecía no habría otro mensaje fundado en un tiempo definido, exacto. No hay ningún otro período profético que se extienda más allá de 1844.
7. Días.
Algunos comentadores han tomado estos "días" como días-años proféticos; pero si se entienden como días o como años no hay mayor diferencia porque la expresión es de carácter general, y como viene después de la declaración del vers. 6 no pueden especificar un período que puede medirse (ver com. vers. 6). El sentido del pasaje es que en el tiempo de la séptima trompeta el misterio de Dios será consumado. En el plan de Dios este acontecimiento seguiría a la proclamación de que "el tiempo no sería más" (vers. 6). Compárese con la declaración de la séptima plaga: "Hecho está" (cap. 16: 17).
El séptimo ángel.
En cuanto a los acontecimientos, cf. cap. 11 : 15-19.
Cuando él comience.
O "cuando hiciere sonar". La séptima trompeta señala un punto culminante en el gran conflicto entre Cristo y Satanás, como lo revela la proclamación de las voces del cielo en ese tiempo (cap. 11: 15).
El misterio de Dios.
En cuanto a un comentario sobre la palabra "misterio", cf. com. Apoc. 1: 20; cf. com. Rom. 11: 25. Jesús usó una frase similar: "el misterio del reino de Dios" (Mar 4: 11), y Pablo también habla del "misterio de Dios" " (Col. 2: 2), y el "misterio de Cristo" (Col. 4: 3). El misterio de Dios, que él revela a sus hijos, es su propósito para con ellos: el plan de salvación. Cf. 1 Tim. 3: 16; 2 JT 374.
Se consumará.
Ver com. cap. 11: 15.
Sus siervos los profetas.
La declaración y exposición del "misterio de Dios" (ver com. 11 "el misterio de Dios") ha sido siempre la misión de sus siervos los profetas en sus mensajes para los hombres (ver com. Rom. 3: 21).
8. La voz.
Sin duda la voz que le había prohibido a Juan que escribiera lo que habían declarado los siete truenos (vers. 4), como lo demuestra la repetición de las frases "del cielo" y "otra vez".
Ve y toma.
Se le ordena a Juan que tome parte en la visión.
El librito.
Ver com. vers. 2
Abierto
Ver com. vers. 2.
En la mano.
Ver. com vers.2
El mar.. la tierra.
Ver com. vers. 2.
9. Me diese.
Juan es colocado en una situación en la expresa su deseo de tener el libro. Desempeña el papel de los que proclamaron el mensaje adventista en los años 1840-1844. Aunque equivocados en cuanto al tiempo del acontecimiento que proclamaban, sin embargo fueron dirigidos por Dios, y el mensaje del pronto advenimiento fue precioso para sus almas. Su cómputo de la cronología profético de Dan. 8: 14 era correcto (ver el comentario respectivo), pero están equivocados en cuanto a la naturaleza del acontecimiento que debía suceder al final de los 2.300 días.
Cómelo.
Compárese con el simbolismo de Eze. 3: 1 (cf. Jer. 15: 16) Comerse el libro es una figura de lenguaje que representaba la plena comprensión del significado del mensaje contenido en el rollito. La experiencia de Juan en Apoc. 10: 10 describe exactamente la de los creyentes adventistas cuando comprendieron más plenamente el significado de los mensajes de los tres ángeles (cap. 14: 6-12) en relación con el verdadero cumplimiento de la profecía de los 2.300 días.
Te amargará el vientre.
Ver com. vers. 10. El orden de las frases en los vers. 9 y 10 es una forma familiar de paralelismo hebreo (ver com. cap. 1: 2; 9: 17): "Te amargará el vientre...En tu boca será dulce como la miel... Era dulce en mi boca como la miel... Amargó mi vientre".
En tu boca será dulce.
Ver com. vers. 10.
10. Tomé.
Ver com. vers. 9.
Dulce... como la miel.
Cf. Eze. 3: 3. Los mensajes de Dios a sus siervos han sido a menudo, como en el caso de Ezequiel, una mezcla de dulzura y amargura porque pueden revelar su amor y también sus castigos. Los profetas de Dios han experimentado tanto el éxtasis de la visión divina como la amargura de tener que dar mensajes de reprensión. experiencia por la que pasó Juan en esta visión puede considerarse, en un sentido específico, como un símbolo de la de los creyentes adventistas en los años 1840-1844. Cuando esos creyentes oyeron por primera vez el mensaje de la inminencia de la segunda venida, fue para ellos "dulce como la miel"; pero cuando Cristo no vino como lo esperaban, su experiencia fue en verdad amarga. Cf. com. vers. 9.
Amargó mi vientre.
Ver com. "dulce como la miel".
11. El.
Cristo, el "ángel" de los vers. 1, 9.
Es necesario que profetices otra vez.
Cf Eze. 3: 1, 4. Aunque el comer el rollo le había producido amargura a Juan, las palabras consoladoras que Cristo dirige al profeta son que ahora debe profetizar nuevamente. A Juan como representante de los creyentes adventistas después del chasco, se le impone la obligación de proclamar un mensaje adicional, más amplio. Aún queda por hacer una gran obra. Deben salir a proclamar el mensaje del tercer ángel de Apoc. 14: 9-12.
Sobre.
"Acerca de" o "para"; cualquiera de estos significados concuerda con el contexto. Los mensajes serían "para muchos pueblos..." y "acerca de muchos pueblos".
Muchos pueblos.
A medida que los creyentes adventistas comprendían el pleno significado del mensaje del tercer ángel, se dieron cuenta más y más que era un mensaje para el mundo, que tenía que ser llevado a "muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes". Esta convicción ha dado como resultado uno de los programas más extensos de evangelización mundial que haya visto la historia cristiana a medida que los adventistas del séptimo día han proclamado "a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (cap. 14: 6) el mensaje que les fue dado.
CBA T7
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