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CBA Génesis Capítulo 48


CBA Génesis Capítulo 48
1. Tu padre está enfermo.

No mucho después de la visita de José, en la cual Jacob hizo arreglos para su sepultura, José fue informado de la enfermedad final de su padre. Inmediatamente fue a verlo con sus dos hijos, Manasés y Efraín, que estaban entre los 19 y 25 años de edad (vers. 5; caps. 47: 28; 41: 56; 45: 6).

2. Israel.

Es significativo aquí el cambio de nombre de Jacob a Israel, como lo fue en el cap. 45: 27, 28. Jacob, el guerrero humano debilitado por la edad, reunió las fuerzas que le quedaban para una tarea que iba a realizar como Israel, el portador de las bondadosas promesas de Dios.

3. El Dios Omnipotente me apareció.

A manera de introducción de lo que iba a seguir, Jacob relató experiencias de sus primeros días, particularmente la aparición divina en Luz, o Bet-el, después de su regreso de Padan-aram (cap. 35: 9-15). El uso del nombre sagrado, "Dios Omnipotente", el relato de la aparición y el orden de sucesión de las distintas promesas relatadas por Jacob muestran que no se refirió al sueño que había tenido mientras estaba en viaje a Harán, sino a su última visión, en el mismo lugar, después de su regreso a Canaán.

5. Efraín y Manasés.

Jacob interpretó la promesa de Dios en Bet-el como que le daba el poder para adoptar a los hijos de José y colocarlos al mismo nivel de sus propios hijos. Puesto que Dios había prometido el aumento de su simiente y Canaán como su posesión, se sintió justificado en conceder a Efraín y Manasés una parte en la herencia prometida igual a la de sus propios hijos. Así "José" disfrutaría de una doble porción.

6. Después de ellos has engendrado.

Este privilegio quedaba restringido a los primeros dos hijos de José. No se mencionan otros hijos de José en las Escrituras, pero si los hubo, sus descendientes posteriormente fueron incluidos en las tribus de Efraín y Manasés, como predijo Jacob. La adopción de sus dos hijos mayores colocó a José en el puesto del primogénito, en lo que respecta a la herencia.

7. Se me murió Raquel.

La madre de José, que había muerto tan prematuramente, también fue honrada de una manera póstuma en la adopción de los dos hijos mayores de José. Esto explica la alusión hecha aquí por Jacob a su amada Raquel. Sus palabras parecen expresar un deseo no enunciado de que ella hubiera vivido para ver a su primogénito exaltado hasta ser amo del más grande imperio de su tiempo, y por lo tanto en condiciones para llegar a convertirse en el salvador de la casa de su padre.

8. ¿Quiénes son éstos?

La vista disminuida del patriarca (vers. 10) fue probablemente la razón por la cual Jacob no reconoció antes a sus nietos. El hecho de que al principio no se diera cuenta de su presencia muestra que el acto de adopción fue movido, no por contemplar a los jóvenes, sino por la acción interna del Espíritu de Dios.

10. Los ojos de Israel.

El debilitado patriarca, casi ciego, quizá no había visto a Efraín y a Manasés durante varios años, de modo que no los reconoció ahora cuando una vez más estuvieron en su presencia.

13. Tomó José a ambos.

José, que se había postrado delante de su padre, ya fuera por reverencia filial o por la comprensión de que su padre estaba hablando por revelación, tomó ahora a sus dos hijos de entre las rodillas de Israel, quien había estado sentado con los jóvenes entre sus rodillas y abrazándolos. Puso a Efraín, el menor, a su mano derecha y a Manasés, el mayor, a la izquierda, de modo que Efraín estuviera a la izquierda de Jacob y Manasés a su derecha.

14. Su mano derecha.

Este es el primer registro bíblico de la imposición de manos como símbolo de bendición. Aunque no era esencial para la transmisión de la bendición, el acto es adecuado como un símbolo de un hecho invisible. Por ende llegó a convertirse en la forma reconocida de transmitir poderes o dones espirituales. Este proceder fue empleado en el período del AT para la dedicación de sacerdotes (Núm. 27: 18, 23; Deut. 34: 9), así como en el tiempo de la iglesia del NT para la ordenación de dirigentes (Hech. 6: 6; 8: 17; 1 Tim. 4: 14; 2 Tim. 1: 6), y para la ejecución de muchos milagros (Mar. 6: 5; 8: 23, 25; Hech. 9: 17; 19: 6; 28: 8).

15. Bendijo a José.

Mediante la imposición de manos Jacob transfirió a José, por medio de sus hijos, la bendición que imploraba para ellos de Dios.

16. El Ángel.

Colocado aquí en igualdad con Dios, " "el Ángel" no podía ser un ser creado, sino que debe ser el "Ángel de Dios"," es decir Dios manifestado en la forma de un ángel (Exo. 32: 34; Isa. 63: 9; 1 Cor. 10: 4). Los escritores del NT contaron con una revelación más plenamente desarrollada. Para ellos se trata del "Verbo", el "Pastor" y el "Redentor", Jesucristo. Tanto Jacob como Job (Job 19: 21) revelan conocer a este Ser divino, que los libró del mal, tanto temporal como espiritual, y que completaría su obra de liberación salvándolos del poder de la tumba. El Redentor a quien Jacob y Job esperaban, y del cual tanto Moisés como los profetas testificaban, era Cristo Jesús (1 Cor. 10: 4; Gál. 3: 13; Tito 2: 14; 1 Ped. 1: 18).

Sea perpetuado en ellos mi nombre.

Con esto Jacob quiso decir que Efraín y Manasés habrían de ser contados como hijos de Jacob. Así se convertirán, en un sentido especial, en recipientes de las bendiciones prometidas a Abrahán, Isaac y Jacob.

18. No así, padre mío.

Asegurándole a José que Manasés, el mayor de los dos, también se convertiría en una gran nación, Jacob declaró enfáticamente que, a pesar de eso, Efraín sería aún mayor, una "multitud de naciones" o, más literalmente, una "plenitud de naciones". Esta bendición comenzó a encontrar su cumplimiento desde el tiempo de los jueces en adelante, tiempo por el cual la tribu de Efraín se había aumentado de tal manera en extensión y poder que tomó la dirección de las diez tribus del norte y su nombre se volvió tan importante como el de Israel (Isa. 7: 2; Ose. 4: 17; 13: 1; etc.). En tiempo de Moisés, la tribu de Manasés tenía unos 20.000 miembros más que la de Efraín (Núm. 26: 34, 37). La historia ulterior muestra que esta promesa provino de Dios y que la bendición de Jacob no fue meramente el deseo piadoso de un abuelo moribundo sino la concesión real de una bendición de significado y fuerza proféticos definidos.

22. Una parte más que a tus hermanos.

La palabra traducida "parte", shekem , es la misma que da nombre a la ciudad de Siquem, en cuyas proximidades Jacob había comprado una parcela de tierra (cap. 33: 18, 19) y cuya población había sido muerta por dos de los hijos de Jacob. La palabra shekem significa "hombro" o "cerro". Puesto que José posteriormente fue sepultado en Siquem (Jos. 24: 32), y había una parcela de tierra cerca de Sicar, o Siquem, en el tiempo de Cristo, que todavía era considerada como aquella porción que Jacob había dado a su hijo José (Juan 4: 5), es muy probable que sólo fuera un juego de palabras esta declaración de Jacob por la cual él dio una parcela de tierra a José. La tierra que Jacob poseía estaba en Siquem, y era quizá un cerro o tenía la apariencia de un montículo. Por esa razón Jacob la llamó shekem , un "hombro" o "cerro". El significado de "parte" por shekem no tiene otra forma de comprobarse y se basa enteramente en las versiones antiguas.

Con mi espada y con mi arco.

Este es el único lugar donde se hace referencia a actos de guerra de parte de Jacob. Todos los otros textos que se refieren a la tierra que Jacob dio a José, hablan de ella como comprada (Gén. 33: 18, 19; Jos. 24: 32). Dado que estos textos deben referirse a la misma tierra que Jacob mencionaba como habiendo sido conquistada con espada y arco, debe ser que la propiedad de Jacob le había sido quitada por los amorreos después que dejó la región de Siquem (Gén. 35: 4, 5). Aunque el "terror de Dios" impidió que ellos atacaran a Jacob y vengaran la matanza de los siquemitas, parece que tomaron la propiedad de Jacob, de modo que el patriarca fue obligado, en algún tiempo posterior, a reconquistar su propiedad por la fuerza de las armas. Esta explicación parece ser más razonable que la de algunos comentadores que desean ver en la expresión de Jacob una profecía referente a la conquista futura de Palestina en el tiempo de Josué.

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