2. Yo he llamado.
Luego de haber dado instrucciones detalladas para la construcción del tabernáculo y de sus muebles y utensilios, y para la preparación de los materiales a emplearse, Dios señaló a los que debían dirigir la obra. Bezaleel dirigiría y Aholiab sería su ayudante. Sin duda estos hombres fueron elegidos por su notable talento y por su experiencia previa. Dios prometió añadir su sabiduría especial a este conocimiento anterior. Así quedaron habilitados para su tarea, tanto en forma natural como sobrenatural (PP 215; DTG 767; Mat. 13: 12). Dios da dones de sabiduría, conocimiento y habilidad para hacer trabajos seculares así como reparte dones espirituales (1 Cor. 12: 8). La iglesia tiene tanta necesidad de hombres del tipo de Bezaleel y Aholiab, como tiene de hombres tales como Pablo e Isaías. Dios solamente llama "por nombre" a aquellos a quienes les pide algún servicio especial (Exo. 3: 4; Isa. 45: 1-4).
3. Lo he llenado.
El Espíritu Santo le impartiría a Bezaleel "ciencia", es decir información fide digna; "inteligencia", o sea sentido común para aplicar los conocimientos; y "sabiduría", o sea discernimiento, buen juicio y discreción. Además recibiría destreza adicional en "todo arte", lo que incluía tanto pericia como don artístico en su calidad de artífice principal.
4. Para inventar.
No sólo tendría el don de crear diseños, sino también la habilidad de llevar esos diseños a su realización. Si bien Moisés había recibido instrucciones específicas en cuanto a la construcción del santuario y de sus enseres, no se había dicho nada acerca de muchos detalles, tales como la forma de los querubines, los diseños del tejido y del bordado de los diversos materiales textiles, las formas de los vasos, los capiteles de las columnas o la fuente. Mucho iba a depender de la iniciativa, la inventiva, el gusto y la artesanía de aquellos que estuviesen al frente de la obra.
6. Aholiab.
Se infiere por el cap, 38: 23 que Aholiab debía dirigir el diseño y la producción de los diversos materiales textiles, incluso el tejido y el bordado. Es interesante notar que Hiram, el principal artista empleado por Salomón para hacer la obra ornamental del templo, era también descendiente de Dan (2 Crón. 2: 13, 14).
Sabio de corazón.
Todo artista, ya sea poeta, pintor, escultor, músico o diseñador, debe tener dentro de sí un talento natural sin el cual nunca podrá llegar a la excelencia. Tales dones deben considerarse como un sagrado depósito recibido de Dios a fin de ser usados para su gloria y para elevar a la humanidad; no para la exaltación propia. Si no se logra esto, las grandes habilidades de una persona pueden no hacer más que contribuir a la depravación moral. El trabajo manual fue santificado por Dios para la construcción del tabernáculo. Nuestro Señor dignificó el trabajo físico pasando la mayor parte de su vida terrena en la carpintería de Nazaret (Mar. 6: 3). Pablo se ganaba la vida trabajando en la confección de tiendas (Hech. 18: 1-3).
10. Los vestidos del servicio.
Estos "vestidos" eran las prendas exclusivas del sumo sacerdote. Incluían el manto azul, el efod, el cinto del efod y el pectoral. Las otras "vestiduras santas" que constituían el atavío del sumo sacerdote eran los calzoncillos de lino, la túnica, el cinto interior y la mitra. Las "vestiduras de sus hijos" eran los calzoncillos de lino, las túnicas, los cintos y las tiaras (cap. 28).
13. Mis días de reposo.
"Mis sábados" (BJ). Una característica resaltante de los últimos capítulos del Exodo es la repetida admonición a observar el día sábado (caps. 16: 22-30; 20: 8-11; 23: 12; 34: 21; 35: 2,3). Esto atestigua la gran importancia del sábado, puesto que ningún otro mandamiento del Decálogo es recordado de esta forma. La referencia que aquí se hace a la observancia del sábado no es una mera repetición de advertencias similares; presenta al sábado como "señal" entre Dios y su pueblo y advierte que el castigo por violarlo es la "muerte".
Señal.
Dios ya les había dado a los israelitas la "señal" de la circuncisión como símbolo en la carne de la relación del "pacto" que había entre él y su pueblo (Gén. 17: 9-14; Hech. 7: 8). Ahora se daba el sábado como otra " "señal" de esta relación entre Dios y su pueblo, no ya en la carne, sino en el corazón (Exo. 31: 12, 13, 16, 17; Jer. 31: 31-33; Eze. 20: 12, 20; 2 Cor. 3: 3).
14. El que lo profanare.
El sábado es santo (Gén. 2: 1-3); por lo tanto es pecado introducir en sus horas sagradas lo que sea secular (ver com. Exo. 12: 16; 16: 23). El sábado es profanado cuando se hace en él algún trabajo innecesario. No se prohiben en ese día los actos de misericordia, los que pudieran resultar indispensables, o de observancia religiosa (Mat. 12: 1-13; Mar. 2: 23-28).
Morirá.
Esta severa pena debía recordarles constantemente que la violación del sábado quebrantaba la relación del pacto entre el Señor y el pueblo. El sábado era la señal distintiva de lealtad a Dios y, por lo tanto, su violación era una ofensa gravísima, un acto de traición al gobierno divino (Exo. 35: 2; Núm, 15: 32-36).
15. Día de reposo.
"Descanso completo" " (BJ). " "Sábado de reposo" " (Val. ant.). Literalmente, "descanso de reposo" " (ver com. caps. 16: 23-26; 20: 10). Esta expresión implica un descanso total de todo trabajo secular (Exo. 35: 2; Lev. 23: 3; Isa. 58: 13).
17. Y reposó.
El solo hecho de que Dios emplee aquí un lenguaje claramente adaptado a la experiencia humana, muestra cuán grande era su deseo de inculcar en su pueblo las obligaciones que tenían para con él y la necesidad de que siguieran su ejemplo. No puede haber razón más convincente para cumplir con un mandato divino que el hecho de que Dios mismo haya dado el ejemplo (Juan 13: 13-15; 1 Ped. 2: 21).
18. Dos tablas del testimonio.
Dios le había dicho a Moisés que dentro del arca, en el lugar santísimo, debía ponerse este " "testimonio" (cap. 25: 16). Puesto que ésta era la principal función del arca, y el arca era el mueble más sagrado del tabernáculo, es apropiado que esta sección que trata de la estructura del tabernáculo y de los que en él oficiaban terminara con una declaración concerniente a lo que les daba su significado al arca y al tabernáculo. En vez de dos tablas "debería leerse " las dos tablas", las que Dios ya le había prometido a Moisés (cap. 24: 12) y que llevaban una inscripción sobrenatural (cap. 32: 16). El hecho de que se hubieran escrito los Diez Mandamientos sobre piedra (Deut. 4: 13) señala su carácter inmutable y eterno (Mat. 5: 17-19). Las dos tablas dan énfasis a las obligaciones del hombre para con Dios (los primeros cuatro mandamientos), y para con sus prójimos (los últimos seis; Mat. 22: 36-40). Las dos tablas de piedra se juntaban como un libro (PE 32).
Luego de haber dado instrucciones detalladas para la construcción del tabernáculo y de sus muebles y utensilios, y para la preparación de los materiales a emplearse, Dios señaló a los que debían dirigir la obra. Bezaleel dirigiría y Aholiab sería su ayudante. Sin duda estos hombres fueron elegidos por su notable talento y por su experiencia previa. Dios prometió añadir su sabiduría especial a este conocimiento anterior. Así quedaron habilitados para su tarea, tanto en forma natural como sobrenatural (PP 215; DTG 767; Mat. 13: 12). Dios da dones de sabiduría, conocimiento y habilidad para hacer trabajos seculares así como reparte dones espirituales (1 Cor. 12: 8). La iglesia tiene tanta necesidad de hombres del tipo de Bezaleel y Aholiab, como tiene de hombres tales como Pablo e Isaías. Dios solamente llama "por nombre" a aquellos a quienes les pide algún servicio especial (Exo. 3: 4; Isa. 45: 1-4).
3. Lo he llenado.
El Espíritu Santo le impartiría a Bezaleel "ciencia", es decir información fide digna; "inteligencia", o sea sentido común para aplicar los conocimientos; y "sabiduría", o sea discernimiento, buen juicio y discreción. Además recibiría destreza adicional en "todo arte", lo que incluía tanto pericia como don artístico en su calidad de artífice principal.
4. Para inventar.
No sólo tendría el don de crear diseños, sino también la habilidad de llevar esos diseños a su realización. Si bien Moisés había recibido instrucciones específicas en cuanto a la construcción del santuario y de sus enseres, no se había dicho nada acerca de muchos detalles, tales como la forma de los querubines, los diseños del tejido y del bordado de los diversos materiales textiles, las formas de los vasos, los capiteles de las columnas o la fuente. Mucho iba a depender de la iniciativa, la inventiva, el gusto y la artesanía de aquellos que estuviesen al frente de la obra.
6. Aholiab.
Se infiere por el cap, 38: 23 que Aholiab debía dirigir el diseño y la producción de los diversos materiales textiles, incluso el tejido y el bordado. Es interesante notar que Hiram, el principal artista empleado por Salomón para hacer la obra ornamental del templo, era también descendiente de Dan (2 Crón. 2: 13, 14).
Sabio de corazón.
Todo artista, ya sea poeta, pintor, escultor, músico o diseñador, debe tener dentro de sí un talento natural sin el cual nunca podrá llegar a la excelencia. Tales dones deben considerarse como un sagrado depósito recibido de Dios a fin de ser usados para su gloria y para elevar a la humanidad; no para la exaltación propia. Si no se logra esto, las grandes habilidades de una persona pueden no hacer más que contribuir a la depravación moral. El trabajo manual fue santificado por Dios para la construcción del tabernáculo. Nuestro Señor dignificó el trabajo físico pasando la mayor parte de su vida terrena en la carpintería de Nazaret (Mar. 6: 3). Pablo se ganaba la vida trabajando en la confección de tiendas (Hech. 18: 1-3).
10. Los vestidos del servicio.
Estos "vestidos" eran las prendas exclusivas del sumo sacerdote. Incluían el manto azul, el efod, el cinto del efod y el pectoral. Las otras "vestiduras santas" que constituían el atavío del sumo sacerdote eran los calzoncillos de lino, la túnica, el cinto interior y la mitra. Las "vestiduras de sus hijos" eran los calzoncillos de lino, las túnicas, los cintos y las tiaras (cap. 28).
13. Mis días de reposo.
"Mis sábados" (BJ). Una característica resaltante de los últimos capítulos del Exodo es la repetida admonición a observar el día sábado (caps. 16: 22-30; 20: 8-11; 23: 12; 34: 21; 35: 2,3). Esto atestigua la gran importancia del sábado, puesto que ningún otro mandamiento del Decálogo es recordado de esta forma. La referencia que aquí se hace a la observancia del sábado no es una mera repetición de advertencias similares; presenta al sábado como "señal" entre Dios y su pueblo y advierte que el castigo por violarlo es la "muerte".
Señal.
Dios ya les había dado a los israelitas la "señal" de la circuncisión como símbolo en la carne de la relación del "pacto" que había entre él y su pueblo (Gén. 17: 9-14; Hech. 7: 8). Ahora se daba el sábado como otra " "señal" de esta relación entre Dios y su pueblo, no ya en la carne, sino en el corazón (Exo. 31: 12, 13, 16, 17; Jer. 31: 31-33; Eze. 20: 12, 20; 2 Cor. 3: 3).
14. El que lo profanare.
El sábado es santo (Gén. 2: 1-3); por lo tanto es pecado introducir en sus horas sagradas lo que sea secular (ver com. Exo. 12: 16; 16: 23). El sábado es profanado cuando se hace en él algún trabajo innecesario. No se prohiben en ese día los actos de misericordia, los que pudieran resultar indispensables, o de observancia religiosa (Mat. 12: 1-13; Mar. 2: 23-28).
Morirá.
Esta severa pena debía recordarles constantemente que la violación del sábado quebrantaba la relación del pacto entre el Señor y el pueblo. El sábado era la señal distintiva de lealtad a Dios y, por lo tanto, su violación era una ofensa gravísima, un acto de traición al gobierno divino (Exo. 35: 2; Núm, 15: 32-36).
15. Día de reposo.
"Descanso completo" " (BJ). " "Sábado de reposo" " (Val. ant.). Literalmente, "descanso de reposo" " (ver com. caps. 16: 23-26; 20: 10). Esta expresión implica un descanso total de todo trabajo secular (Exo. 35: 2; Lev. 23: 3; Isa. 58: 13).
17. Y reposó.
El solo hecho de que Dios emplee aquí un lenguaje claramente adaptado a la experiencia humana, muestra cuán grande era su deseo de inculcar en su pueblo las obligaciones que tenían para con él y la necesidad de que siguieran su ejemplo. No puede haber razón más convincente para cumplir con un mandato divino que el hecho de que Dios mismo haya dado el ejemplo (Juan 13: 13-15; 1 Ped. 2: 21).
18. Dos tablas del testimonio.
Dios le había dicho a Moisés que dentro del arca, en el lugar santísimo, debía ponerse este " "testimonio" (cap. 25: 16). Puesto que ésta era la principal función del arca, y el arca era el mueble más sagrado del tabernáculo, es apropiado que esta sección que trata de la estructura del tabernáculo y de los que en él oficiaban terminara con una declaración concerniente a lo que les daba su significado al arca y al tabernáculo. En vez de dos tablas "debería leerse " las dos tablas", las que Dios ya le había prometido a Moisés (cap. 24: 12) y que llevaban una inscripción sobrenatural (cap. 32: 16). El hecho de que se hubieran escrito los Diez Mandamientos sobre piedra (Deut. 4: 13) señala su carácter inmutable y eterno (Mat. 5: 17-19). Las dos tablas dan énfasis a las obligaciones del hombre para con Dios (los primeros cuatro mandamientos), y para con sus prójimos (los últimos seis; Mat. 22: 36-40). Las dos tablas de piedra se juntaban como un libro (PE 32).
CBA T1
Comentarios
Publicar un comentario