1. Jabín.
Este nombre quizá significa "él entiende". Puede haber sido el nombre común de todos los reyes de Hazor. El rey de esta ciudad que mantuvo a los israelitas en esclavitud durante 20 años y fue derrotado por Débora y Barac, también llevaba este nombre (Juec. 4: 2-24). En este pasaje Jabín aparece como jefe de la confederación de las tribus del norte.
Hazor.
Literalmente, "recinto", "lugar cercado". Era una ciudad bien fortificada, al sudoeste de las hoy desaparecidas Aguas de Merom, que los arqueólogos identifican con el montículo de 40 m de alto de Tell Waqqas, a 6,3 km del extremo sur del antiguo lago, en uno de los valles más agradables de Palestina. En su parte más ancha, dicho lago (Aguas de Merom) tenía unos 3 km y era de unos 6 km de largo. Además de esta superficie de agua, había un gran pantano de papiros de 1,5 km a 5 km de ancho que se extendía por casi 10 km al norte del lago.
Jobab.
Quizá signifique "pregonero de batalla", o tal vez simplemente "pregonero" o "proclamador".
Madón.
Significa "riña" o "contienda", o tal vez "extensión" o "altura". Se desconoce su ubicación. Puede haber estado al oeste del mar de Galilea.
Simrón.
Literalmente, "guardia", "vigía". Era una aldea cananea situada en algún lugar de Galilea. Algunos la identifican con Simrón-merón (cap. 12: 20). Posteriormente fue dada a Zabulón.
Acsaf.
Literalmente, "encantamiento". Era una de las ciudades limítrofes del territorio posteriormente asignado a la tribu de Aser (cap. 19: 25).
2. La región del norte en las montañas.
Quizá la región montañosa de Galilea.
Llanos.
"El valle" (BJ). Heb. 'arabah . Se traduce generalmente "llanura". En los libros posteriores del AT se traduce con frecuencia "desierto". Muchas veces se usa el término para referirse a la gran depresión del valle del Jordán y del mar Muerto. En este pasaje tal vez se refiere a la parte norte de esa depresión, que se extiende por alguna distancia 234 hacia el sur, desde la aldea de Cineret, de la cual el mar de Cineret (también mar de Galilea) recibe su nombre. La LXX reza "frente a Cineret" .
Las regiones de Dor.
Mejor, "las alturas al oeste de Dor" (BJ). Quizá se trate de una referencia a los riscos y promontorios que hay detrás de Dor, sobre la costa del mar, al sur del Carmelo y a unos 14 km al norte de Cesarea.
3. Y al cananeo.
Esta referencia a los cananeos que están "al oriente y al occidente" es un tanto ambigua. La LXX reza, " "y a los cananeos hacia el este de la costa y a los amorreos en la costa" " . Es probable que hubiesen existido ciudades-estados cananeas en ambas direcciones. Jabín las convocó a todas, así como también a los amorreos, los heteos, los ferezeos, los ebuseos y los heveos.
Al heveo al pie del Hermón.
Se distingue aquí esta parte de la nación hevea de la otra parte que vivía en Gabaón, como ya se mencionó (cap. 9: 3, 7).
Mizpa.
Literalmente, "torre de centinela". Mizpa estaba cerca del monte Hermón, en el extremo sur de la cadena del Antilíbano y en el límite norte de Israel. Tal vez estaba al oeste de la base de las montañas. Por su ubicación, era un buen puesto militar de vigilancia.
4. Como la arena.
Una expresión proverbial para indicar un número enorme pero indefinido (Gén. 22: 17; 41: 49; Juec. 7: 12; 1 Sam. 13: 5; etc.). La Biblia usa otras figuras de dicción similares, por ejemplo, la de las estrellas del cielo (Gén. 15: 5) y la de las langostas o saltamontes (Juec. 6: 5; 7: 12). Josefo dice que eran "trescientos mil infantes armados, y diez mil de a caballo y veinte mil carros" ( Antigüedades v. l. 18).
Muchísimos.
Probablemente los caballos eran traídos de Armenia, ya que quizá Canaán no era un lugar favorable para su cría o uso (1 Rey. 10: 28, 29). En vista de tan formidable ejército, no es de admirarse que el Señor animara a Josué de manera especial y le prometiera el éxito.
5. Se unieron.
El hebreo implica que los reyes se "juntaron en un lugar designado al tiempo señalado". Sin duda el lugar escogido para la concentración era un territorio apropiado para las maniobras de carros, ya que esos vehículos no podían usarse en terreno montañoso. La gran multitud de tropas reunidas debe haber proporcionado a los confederados cananeos cierta medida de confianza en que saldrían victoriosos. Pero los números y los implementos no tienen valor alguno para combatir a una fuerza que tiene de su parte al Dios del cielo, hecho que posteriormente Jonatán comentó con su escudero (1 Sam. 14: 6).
Las aguas de Merom.
Aunque muchos consideran que se trata del lago Huleh, otros piensan que en ese lugar el terreno habría sido demasiado pantanoso como para permitir el uso de caballos y carros. Por esa razón consideran que esta expresión se refiere al Wadi Meirôn , al suroeste de Hazor. La LXX dice Marón , lo que apoyaría esta posición. La noticia de la gran concentración en las aguas de Merom no tardó en llegar a Josué, en Gilgal. No queda claro si los cananeos hacían atacar a los hebreos o no. Puesto que sus fuerzas tenían tan elevada proporción de carros y caballos, parece improbable que intentasen llevarlas fuera de los llanos, único lugar donde podrían actuar con eficacia. Con mayor probabilidad, esperaban atraer a los israelitas a un territorio elegido por ellos, donde pudieran tener ventaja. Josué, como hábil comandante, decidió tomar al enemigo por sorpresa, como lo había hecho en Gabaón. La distancia de Gilgal a Merom es de más de 110 km. Josefo dice que la marcha llevó cinco días, cosa que bien puede ser cierta, ya que un ejército se mueve lentamente con toda su impedimenta.
6. Yo entregaré.
Este mensaje de ánimo fue recibido el día antes de que los israelitas entrasen en combate con los cananeos. En esta declaración el sujeto "yo" es enfático. Equivale a "yo mismo entregaré". En esta campaña Dios iba a estar con los ejércitos de Israel tan ciertamente como lo había estado en la campaña anterior. Es verdad que los milagros podrían ser menos espectaculares, pero esto no demostraría una disminución en la ayuda divina. Dios no había obrado maravillas en favor de los israelitas para llevarlos a la inacción, sino para animarlos a actuar vigorosamente. El subyugaría a los cananeos haciendo eficaces los esfuerzos de los israelitas. Esto sería seguramente una intervención divina como cuando hizo llover grandes piedras de granizo.
Muchas veces han ocurrido milagros al comenzar nuevas empresas, a fin de afianzar la fe y para dar la seguridad de la ayuda divina. 235 Más tarde pueden ser menos frecuentes, no como señal de que Dios haya abandonado a su pueblo, sino como indicación de que pide la demostración de una fe mayor de quienes, aunque no vieron los milagros, así pueden aprender a creer (Juan 20: 29). En parte, esto puede ayudar a explicar la abundancia de milagros al comienzo de la era cristiana. Pero, entre tanto que aumenta la evidencia histórica, disminuye la necesidad de milagros. Hoy, ante la clara luz de las pruebas bíblicas e históricas, hay suficiente fundamento para la fe, aparte de cualquier señal confirmatorio sobrenatural. Sin embargo, esto no quiere decir que ya no ocurran más milagros. Es Dios quien decide cuándo y en qué circunstancias deben realizarse.
Desjarretarás.
El hebreo significa "cortar el tendón grande encima del jarrete". La LXX también usa una palabra que significa "cortar el tendón" . Esto solían hacer los ejércitos victoriosos con los caballos tomados en batalla que no podrían utilizar. ¿Por qué se dio tal orden? En Palestina los caballos se usaban exclusivamente con fines militares, y Dios no deseaba que Israel confiara en caballos ni en carros (Deut. 17: 16; Sal. 20: 7), sino sólo en él. Además, si los israelitas hubiesen retenido para sí los caballos, les habrían resultado una carga doble, ya que el caballo no se presta para la agricultura en Palestina. Israel debía ser un pueblo agrícola y no comerciante. No debía depender de los recursos humanos para lograr la victoria, ni habría de ser un pueblo militar errante que mantuviese un gran ejército. Puesto que Dios quería alejar tal tentación de Israel, le mandó desjarretar los caballos capturados.
7. De repente.
Es decir, gracias a una marcha forzada, y antes de que el enemigo pudiera imaginarse que estaba cerca, Josué cayó "de repente", sin darle tiempo para organizar sus carros para la batalla. Lo que Dios había mandado, Josué lo hizo sin dudar y prestamente.
8. Sidón la grande.
Llamada "grande", aquí y en el cap. 19: 28, no para distinguirla de otra ciudad menor del mismo nombre, sino para indicar su importancia por tener muchos habitantes y ser la principal ciudad de Fenicia. En tiempos de David y Salomón, Tiro había reemplazado a Sidón como metrópoli de Fenicia. Puede trazarse la ruta de la fuga de los cananeos en tres direcciones diferentes: algunos huyeron hacia el noroeste, unos hacia el sur y el suroeste, y otros hacia el este. Evidentemente Josué dividió su ejército y lo mandó para perseguir a los fugitivos que huían en tres direcciones. Sidón, adonde huyó un grupo de ellos, estaba a unos 60 km de distancia.
Misrefotmaim.
Literalmente, "quemazones de aguas". La versión siriaca puede traducirse: "casa de la reunión de las aguas" . Por eso podría tratarse de un lugar de aguas termales y no de pozos de sal o casas de vidrio, según algunos han interpretado el nombre. Se cree que este lugar era lo que hoy se conoce como Khirbet el-Mushei-refeh , sobre la costa al norte de Acre, donde aún existen fuentes termales. Otro grupo de fugitivos huyó en dirección a esta ciudad.
Llano de Mizpa.
Un ancho valle con barrancas circundantes. Sidón quedaba hacia el noroeste del lugar de batalla; Mizpa estaba hacia el noreste del mismo, al pie del monte Hermón, de donde habían venido algunos de los que ahora huían como fugitivos (vers. 3, 17).
No les dejaron ninguno.
No debe tomarse esta expresión en sentido literal. Indudablemente algunos cananeos lograron escapar de la espada de los israelitas, y huyeron a Tiro, Sidón y otras ciudades. Lo que quieren decir estas palabras es que no quedaron vivos los que cayeron en manos de los israelitas. Mataron a todos cuantos alcanzaron.
10. Hazor.
Ver com. vers. l.
11. Destruyéndolo por completo.
Ver com. cap. 6: 17 en cuanto al significado de la palabra hebrea así traducida. Nada se dice en cuanto a lo que se hizo con el botín. Por el contexto parece que todo, incluyendo los despojos, fue quemado con la ciudad de Hazor, mientras que en las otras ciudades los israelitas tomaron el botín para sí. Ya que el vers. 11 parece ser una repetición del vers. 10, algunos han pensado que describe otro acontecimiento. La frase "en el mismo tiempo" (vers. 10) se refiere al primer sitio de Hazor. Jabín, jefe de la confederación, se había refugiado allí. Josué tomó a Hazor y mató al rey a filo de espada. Posiblemente en esa ocasión llegaron a un acuerdo por el cual la ciudad quedaba reducida a la condición de estado vasallo. También se ha sugerido que mientras Josué lograba victorias en lugares distantes, los habitantes de Hazor se habían sublevado y 236 proclamado su independencia. Según esta idea, el vers. 11 describe el castigo aplicado a Hazor.
13. Sobre colinas.
Literalmente, "sobre el montículo de ellas". "Sobre sus montículos de ruinas" (BJ). La LXX podría traducirse: "que están sobre montículos" o "rodeadas de montículos" . La palabra hebrea tel resulta conocida por su similar árabe, tell . Esta palabra se usa para designar los montículos de ruinas de ciudades antiguas. Era costumbre general reconstruir una ciudad destruida sobre sus propias ruinas. A la larga, tal procedimiento producía un montículo de considerable altura. En Deut. 13: 16; Jos. 8: 28; Jer. 30: 18; 49: 2 se capta bien el sentido de la palabra tel . Del estudio del contexto de este pasaje parece desprenderse que los reyes y los habitantes de estas ciudades murieron todos a espada, aunque el ganado y el botín en general fue tomado por los vencedores. No es difícil imaginarse la condición de una de esas ciudades derrotadas, con sus pilas de cadáveres, el botín acumulado y los escombros amontonados en las calles. Fácilmente podría decirse que tal ciudad estaba "sobre su montículo", o "sobre sus montones de ruinas". Sin embargo, no debían destruirse todas las ciudades porque Israel debía vivir en "ciudades grandes y buenas" que no había edificado (Deut. 6: 10).
15. Sin quitar palabra.
Literalmente, "no dejó nada de lado". "No dejó pasar una sola palabra" (BJ). Este texto es un noble comentario del carácter de Josué. Obedeció al pie de la letra todas las órdenes de Dios. Poseía la sencillez de carácter necesaria para aceptar la palabra de Dios; luego actuó, basándose en esa palabra, sin importarle si el futuro podía entenderse o no. Algunas personas sólo son fieles en aquello que les resulta agradable, que pueden entender plenamente o con lo cual están en pleno acuerdo. Pero la verdadera fidelidad para con Dios tiene por objetivo el pleno cumplimiento de su voluntad. Los deseos y las preferencias personales pueden estar en pugna con el deber conocido, pero el alma entregada a Dios elige el cumplimiento de la voluntad divina, no importa cuán doloroso le pueda resultar lo que hace para las inclinaciones naturales. A un individuo noble como Josué le debe haber resultado penoso llevar a cabo esa obra de sangre y castigo. Pero como verdadero soldado, respetó las órdenes de su Comandante. No dejó sin cumplir ningún deber conocido. Muchos fracasan en la vida cristiana precisamente en este punto. Pueden abstenerse del pecado, pero no ejercen las virtudes activas. También esa negligencia es pecado: pecado de omisión. " "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" " (Sant. 4: 17).
16. Las montañas.
Ver com. cap. 10: 40, 41.
17. Monte Halac.
Literalmente, "monte liso", o tal vez "monte dividido". "Monte Pelado" (BJ). La LXX lo llama Jeljá , mientras que en siriaco se lo llama "monte divisorio" . Se encuentra a unos 56 km al suroeste del mar Muerto. Pareciera que en este pasaje el autor hubiera querido especificar las fronteras de los extremos sur y norte de la tierra prometida. Las conquistas de Josué se extendieron desde las fronteras de Seir o Edom, donde se encontraba el monte Halac, hacia el norte hasta Baal-gad, al pie de los montes del Líbano. Algunos piensan que Baal-gad sería Paneas o Cesarea de Filipo; otros han supuesto que sería lo que hoy se conoce como Baalbek.
18. Mucho tiempo.
Literalmente, "muchos días". Según el cap. 14: 7-10 la conquista de Canaán debe haber llevado 6 ó 7 años. Caleb, que tenía 40 años cuando Moisés lo mandó como espía desde Cades-barnea, unos dos años después de haber salido de Egipto, tenía ahora 85 años. Desde Cades hasta el asedio de Jericó transcurrieron 38 ó 39 años. Si se restan 78 ó 79 años de los 85, quedan 6 ó 7, durante los cuales se llevó a cabo la campaña. Parece que el autor, al insertar aquí la declaración de que las guerras siguieron durante mucho tiempo, quiso advertir al lector acerca de que la brevedad del registro de estas guerras no implicaba que también su duración hubiera sido breve. Dios había dado una razón bien definida para la prolongación del tiempo de la conquista: " "para que las fieras del campo no se aumenten contra ti" " (Deut. 7: 22). También es posible que esa larga serie de arduas luchas hubiera tenido el propósito de incrementar la fe del pueblo de Dios.
19. No hubo ciudad.
Este vers. parece sugerir que, si así lo hubiesen deseado, otras ciudades podrían haber logrado la paz, como lo habían hecho los gabaonitas. Las instrucciones dadas por Moisés para el exterminio de los cananeos, no parecen indicar que si alguno de ellos se entregaba a Jehová sería librado de la muerte. No obstante, si juzgamos 237 por el caso de Rahab y los gabaonitas, y sobre todo por las palabras de este vers., parece que hubiera sido posible concertar la paz. Si esas naciones hubiesen renunciado a su idolatría y cooperado sinceramente con Israel, no habrían constituido peligro alguno para éste. De ese modo, la razón del decreto para destruirlas hubiera desaparecido, y podemos suponer que, en consecuencia, hubiera desaparecido también la obligación de hacerlo (ver Jer. 18: 7, 8). Pero indudablemente esas naciones paganas no reconocieron al verdadero Dios.
20. Endurecía el corazón.
Ver com. Exo, 4: 21. Dios no procede arbitrariamente para controlar a una persona en contra de su voluntad. El caso en cuestión no tiene nada que ver con el libre albedrío que permite al ser humano aceptar la vida eterna, pero no le impide rechazarla. En este caso, Dios trataba con naciones que ya habían rechazado sus repetidos ofrecimientos de misericordia. Se les había brindado amplia oportunidad de arrepentirse. Ahora la justicia divina exigió su pronta ejecución (ver PP 525), y escogió el medio por el cual debían ser exterminadas (ver Nota Adicional del cap. 6).
Dios podría haber escogido otro medio para castigar a estas naciones. El que escogiera las armas de los israelitas como instrumento de destrucción fue para beneficiar a Israel. Necesitaban enfrentarse directamente con esas vicisitudes que probarían su fe y los prepararían para cumplir su excelso destino espiritual. Su fracaso en Cades, y la resultante demora para entrar en Canaán, habían aumentado mucho las dificultades de la invasión, durante ese período, las naciones cananeas tuvieron sobrado tiempo para construir sus defensas y preparar sus fuerzas militares, Dios quiso que el largo período de conquista sirviese para disciplinar a su pueblo: ayudarlo a vencer en aquello en lo cual antes había fracasado (ver PP 465).
No les fuese hecha misericordia.
Esto implica que si esas naciones se hubiesen arrepentido, Dios les habría mostrado misericordia. Eso está en armonía con el carácter divino, según lo expresan Eze. 33: 11 y 2 Ped. 3: 9. Por otra parte, Dios tiene el derecho de destruir a los que han tenido la oportunidad de ser salvos pero no la han aprovechado. Así procederá con los que sean impenitentes hasta el fin. Nadie puede negarle el derecho de haber hecho lo mismo en cualquier otro período de la historia.
21. En aquel tiempo.
Es decir, mientras continuaba la guerra según se describe en los vers. anteriores. Esto no puede ser meramente una recapitulación de las operaciones militares descritas (cap. 10: 36-41). En muchos casos, el territorio una vez conquistado fue ocupado de nuevo por los habitantes aborígenes cuando se retiraron los israelitas victoriosos, quienes tuvieron que conquistarlo de nuevo. Esto ocurrió con Hebrón y sus aldeas vecinas, Debir y Anab (ver Jos. 11: 21; 15: 15-17; Juec. 1: 19, 20). Se menciona en particular la destrucción de los hijos de Anac, porque habían aterrorizado a los espías 40 años antes. Estos habían presentado el tamaño y la fuerza de ellos como una barrera insuperable para la conquista de Canaán (Núm. 13: 28, 33).
Este nombre quizá significa "él entiende". Puede haber sido el nombre común de todos los reyes de Hazor. El rey de esta ciudad que mantuvo a los israelitas en esclavitud durante 20 años y fue derrotado por Débora y Barac, también llevaba este nombre (Juec. 4: 2-24). En este pasaje Jabín aparece como jefe de la confederación de las tribus del norte.
Hazor.
Literalmente, "recinto", "lugar cercado". Era una ciudad bien fortificada, al sudoeste de las hoy desaparecidas Aguas de Merom, que los arqueólogos identifican con el montículo de 40 m de alto de Tell Waqqas, a 6,3 km del extremo sur del antiguo lago, en uno de los valles más agradables de Palestina. En su parte más ancha, dicho lago (Aguas de Merom) tenía unos 3 km y era de unos 6 km de largo. Además de esta superficie de agua, había un gran pantano de papiros de 1,5 km a 5 km de ancho que se extendía por casi 10 km al norte del lago.
Jobab.
Quizá signifique "pregonero de batalla", o tal vez simplemente "pregonero" o "proclamador".
Madón.
Significa "riña" o "contienda", o tal vez "extensión" o "altura". Se desconoce su ubicación. Puede haber estado al oeste del mar de Galilea.
Simrón.
Literalmente, "guardia", "vigía". Era una aldea cananea situada en algún lugar de Galilea. Algunos la identifican con Simrón-merón (cap. 12: 20). Posteriormente fue dada a Zabulón.
Acsaf.
Literalmente, "encantamiento". Era una de las ciudades limítrofes del territorio posteriormente asignado a la tribu de Aser (cap. 19: 25).
2. La región del norte en las montañas.
Quizá la región montañosa de Galilea.
Llanos.
"El valle" (BJ). Heb. 'arabah . Se traduce generalmente "llanura". En los libros posteriores del AT se traduce con frecuencia "desierto". Muchas veces se usa el término para referirse a la gran depresión del valle del Jordán y del mar Muerto. En este pasaje tal vez se refiere a la parte norte de esa depresión, que se extiende por alguna distancia 234 hacia el sur, desde la aldea de Cineret, de la cual el mar de Cineret (también mar de Galilea) recibe su nombre. La LXX reza "frente a Cineret" .
Las regiones de Dor.
Mejor, "las alturas al oeste de Dor" (BJ). Quizá se trate de una referencia a los riscos y promontorios que hay detrás de Dor, sobre la costa del mar, al sur del Carmelo y a unos 14 km al norte de Cesarea.
3. Y al cananeo.
Esta referencia a los cananeos que están "al oriente y al occidente" es un tanto ambigua. La LXX reza, " "y a los cananeos hacia el este de la costa y a los amorreos en la costa" " . Es probable que hubiesen existido ciudades-estados cananeas en ambas direcciones. Jabín las convocó a todas, así como también a los amorreos, los heteos, los ferezeos, los ebuseos y los heveos.
Al heveo al pie del Hermón.
Se distingue aquí esta parte de la nación hevea de la otra parte que vivía en Gabaón, como ya se mencionó (cap. 9: 3, 7).
Mizpa.
Literalmente, "torre de centinela". Mizpa estaba cerca del monte Hermón, en el extremo sur de la cadena del Antilíbano y en el límite norte de Israel. Tal vez estaba al oeste de la base de las montañas. Por su ubicación, era un buen puesto militar de vigilancia.
4. Como la arena.
Una expresión proverbial para indicar un número enorme pero indefinido (Gén. 22: 17; 41: 49; Juec. 7: 12; 1 Sam. 13: 5; etc.). La Biblia usa otras figuras de dicción similares, por ejemplo, la de las estrellas del cielo (Gén. 15: 5) y la de las langostas o saltamontes (Juec. 6: 5; 7: 12). Josefo dice que eran "trescientos mil infantes armados, y diez mil de a caballo y veinte mil carros" ( Antigüedades v. l. 18).
Muchísimos.
Probablemente los caballos eran traídos de Armenia, ya que quizá Canaán no era un lugar favorable para su cría o uso (1 Rey. 10: 28, 29). En vista de tan formidable ejército, no es de admirarse que el Señor animara a Josué de manera especial y le prometiera el éxito.
5. Se unieron.
El hebreo implica que los reyes se "juntaron en un lugar designado al tiempo señalado". Sin duda el lugar escogido para la concentración era un territorio apropiado para las maniobras de carros, ya que esos vehículos no podían usarse en terreno montañoso. La gran multitud de tropas reunidas debe haber proporcionado a los confederados cananeos cierta medida de confianza en que saldrían victoriosos. Pero los números y los implementos no tienen valor alguno para combatir a una fuerza que tiene de su parte al Dios del cielo, hecho que posteriormente Jonatán comentó con su escudero (1 Sam. 14: 6).
Las aguas de Merom.
Aunque muchos consideran que se trata del lago Huleh, otros piensan que en ese lugar el terreno habría sido demasiado pantanoso como para permitir el uso de caballos y carros. Por esa razón consideran que esta expresión se refiere al Wadi Meirôn , al suroeste de Hazor. La LXX dice Marón , lo que apoyaría esta posición. La noticia de la gran concentración en las aguas de Merom no tardó en llegar a Josué, en Gilgal. No queda claro si los cananeos hacían atacar a los hebreos o no. Puesto que sus fuerzas tenían tan elevada proporción de carros y caballos, parece improbable que intentasen llevarlas fuera de los llanos, único lugar donde podrían actuar con eficacia. Con mayor probabilidad, esperaban atraer a los israelitas a un territorio elegido por ellos, donde pudieran tener ventaja. Josué, como hábil comandante, decidió tomar al enemigo por sorpresa, como lo había hecho en Gabaón. La distancia de Gilgal a Merom es de más de 110 km. Josefo dice que la marcha llevó cinco días, cosa que bien puede ser cierta, ya que un ejército se mueve lentamente con toda su impedimenta.
6. Yo entregaré.
Este mensaje de ánimo fue recibido el día antes de que los israelitas entrasen en combate con los cananeos. En esta declaración el sujeto "yo" es enfático. Equivale a "yo mismo entregaré". En esta campaña Dios iba a estar con los ejércitos de Israel tan ciertamente como lo había estado en la campaña anterior. Es verdad que los milagros podrían ser menos espectaculares, pero esto no demostraría una disminución en la ayuda divina. Dios no había obrado maravillas en favor de los israelitas para llevarlos a la inacción, sino para animarlos a actuar vigorosamente. El subyugaría a los cananeos haciendo eficaces los esfuerzos de los israelitas. Esto sería seguramente una intervención divina como cuando hizo llover grandes piedras de granizo.
Muchas veces han ocurrido milagros al comenzar nuevas empresas, a fin de afianzar la fe y para dar la seguridad de la ayuda divina. 235 Más tarde pueden ser menos frecuentes, no como señal de que Dios haya abandonado a su pueblo, sino como indicación de que pide la demostración de una fe mayor de quienes, aunque no vieron los milagros, así pueden aprender a creer (Juan 20: 29). En parte, esto puede ayudar a explicar la abundancia de milagros al comienzo de la era cristiana. Pero, entre tanto que aumenta la evidencia histórica, disminuye la necesidad de milagros. Hoy, ante la clara luz de las pruebas bíblicas e históricas, hay suficiente fundamento para la fe, aparte de cualquier señal confirmatorio sobrenatural. Sin embargo, esto no quiere decir que ya no ocurran más milagros. Es Dios quien decide cuándo y en qué circunstancias deben realizarse.
Desjarretarás.
El hebreo significa "cortar el tendón grande encima del jarrete". La LXX también usa una palabra que significa "cortar el tendón" . Esto solían hacer los ejércitos victoriosos con los caballos tomados en batalla que no podrían utilizar. ¿Por qué se dio tal orden? En Palestina los caballos se usaban exclusivamente con fines militares, y Dios no deseaba que Israel confiara en caballos ni en carros (Deut. 17: 16; Sal. 20: 7), sino sólo en él. Además, si los israelitas hubiesen retenido para sí los caballos, les habrían resultado una carga doble, ya que el caballo no se presta para la agricultura en Palestina. Israel debía ser un pueblo agrícola y no comerciante. No debía depender de los recursos humanos para lograr la victoria, ni habría de ser un pueblo militar errante que mantuviese un gran ejército. Puesto que Dios quería alejar tal tentación de Israel, le mandó desjarretar los caballos capturados.
7. De repente.
Es decir, gracias a una marcha forzada, y antes de que el enemigo pudiera imaginarse que estaba cerca, Josué cayó "de repente", sin darle tiempo para organizar sus carros para la batalla. Lo que Dios había mandado, Josué lo hizo sin dudar y prestamente.
8. Sidón la grande.
Llamada "grande", aquí y en el cap. 19: 28, no para distinguirla de otra ciudad menor del mismo nombre, sino para indicar su importancia por tener muchos habitantes y ser la principal ciudad de Fenicia. En tiempos de David y Salomón, Tiro había reemplazado a Sidón como metrópoli de Fenicia. Puede trazarse la ruta de la fuga de los cananeos en tres direcciones diferentes: algunos huyeron hacia el noroeste, unos hacia el sur y el suroeste, y otros hacia el este. Evidentemente Josué dividió su ejército y lo mandó para perseguir a los fugitivos que huían en tres direcciones. Sidón, adonde huyó un grupo de ellos, estaba a unos 60 km de distancia.
Misrefotmaim.
Literalmente, "quemazones de aguas". La versión siriaca puede traducirse: "casa de la reunión de las aguas" . Por eso podría tratarse de un lugar de aguas termales y no de pozos de sal o casas de vidrio, según algunos han interpretado el nombre. Se cree que este lugar era lo que hoy se conoce como Khirbet el-Mushei-refeh , sobre la costa al norte de Acre, donde aún existen fuentes termales. Otro grupo de fugitivos huyó en dirección a esta ciudad.
Llano de Mizpa.
Un ancho valle con barrancas circundantes. Sidón quedaba hacia el noroeste del lugar de batalla; Mizpa estaba hacia el noreste del mismo, al pie del monte Hermón, de donde habían venido algunos de los que ahora huían como fugitivos (vers. 3, 17).
No les dejaron ninguno.
No debe tomarse esta expresión en sentido literal. Indudablemente algunos cananeos lograron escapar de la espada de los israelitas, y huyeron a Tiro, Sidón y otras ciudades. Lo que quieren decir estas palabras es que no quedaron vivos los que cayeron en manos de los israelitas. Mataron a todos cuantos alcanzaron.
10. Hazor.
Ver com. vers. l.
11. Destruyéndolo por completo.
Ver com. cap. 6: 17 en cuanto al significado de la palabra hebrea así traducida. Nada se dice en cuanto a lo que se hizo con el botín. Por el contexto parece que todo, incluyendo los despojos, fue quemado con la ciudad de Hazor, mientras que en las otras ciudades los israelitas tomaron el botín para sí. Ya que el vers. 11 parece ser una repetición del vers. 10, algunos han pensado que describe otro acontecimiento. La frase "en el mismo tiempo" (vers. 10) se refiere al primer sitio de Hazor. Jabín, jefe de la confederación, se había refugiado allí. Josué tomó a Hazor y mató al rey a filo de espada. Posiblemente en esa ocasión llegaron a un acuerdo por el cual la ciudad quedaba reducida a la condición de estado vasallo. También se ha sugerido que mientras Josué lograba victorias en lugares distantes, los habitantes de Hazor se habían sublevado y 236 proclamado su independencia. Según esta idea, el vers. 11 describe el castigo aplicado a Hazor.
13. Sobre colinas.
Literalmente, "sobre el montículo de ellas". "Sobre sus montículos de ruinas" (BJ). La LXX podría traducirse: "que están sobre montículos" o "rodeadas de montículos" . La palabra hebrea tel resulta conocida por su similar árabe, tell . Esta palabra se usa para designar los montículos de ruinas de ciudades antiguas. Era costumbre general reconstruir una ciudad destruida sobre sus propias ruinas. A la larga, tal procedimiento producía un montículo de considerable altura. En Deut. 13: 16; Jos. 8: 28; Jer. 30: 18; 49: 2 se capta bien el sentido de la palabra tel . Del estudio del contexto de este pasaje parece desprenderse que los reyes y los habitantes de estas ciudades murieron todos a espada, aunque el ganado y el botín en general fue tomado por los vencedores. No es difícil imaginarse la condición de una de esas ciudades derrotadas, con sus pilas de cadáveres, el botín acumulado y los escombros amontonados en las calles. Fácilmente podría decirse que tal ciudad estaba "sobre su montículo", o "sobre sus montones de ruinas". Sin embargo, no debían destruirse todas las ciudades porque Israel debía vivir en "ciudades grandes y buenas" que no había edificado (Deut. 6: 10).
15. Sin quitar palabra.
Literalmente, "no dejó nada de lado". "No dejó pasar una sola palabra" (BJ). Este texto es un noble comentario del carácter de Josué. Obedeció al pie de la letra todas las órdenes de Dios. Poseía la sencillez de carácter necesaria para aceptar la palabra de Dios; luego actuó, basándose en esa palabra, sin importarle si el futuro podía entenderse o no. Algunas personas sólo son fieles en aquello que les resulta agradable, que pueden entender plenamente o con lo cual están en pleno acuerdo. Pero la verdadera fidelidad para con Dios tiene por objetivo el pleno cumplimiento de su voluntad. Los deseos y las preferencias personales pueden estar en pugna con el deber conocido, pero el alma entregada a Dios elige el cumplimiento de la voluntad divina, no importa cuán doloroso le pueda resultar lo que hace para las inclinaciones naturales. A un individuo noble como Josué le debe haber resultado penoso llevar a cabo esa obra de sangre y castigo. Pero como verdadero soldado, respetó las órdenes de su Comandante. No dejó sin cumplir ningún deber conocido. Muchos fracasan en la vida cristiana precisamente en este punto. Pueden abstenerse del pecado, pero no ejercen las virtudes activas. También esa negligencia es pecado: pecado de omisión. " "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" " (Sant. 4: 17).
16. Las montañas.
Ver com. cap. 10: 40, 41.
17. Monte Halac.
Literalmente, "monte liso", o tal vez "monte dividido". "Monte Pelado" (BJ). La LXX lo llama Jeljá , mientras que en siriaco se lo llama "monte divisorio" . Se encuentra a unos 56 km al suroeste del mar Muerto. Pareciera que en este pasaje el autor hubiera querido especificar las fronteras de los extremos sur y norte de la tierra prometida. Las conquistas de Josué se extendieron desde las fronteras de Seir o Edom, donde se encontraba el monte Halac, hacia el norte hasta Baal-gad, al pie de los montes del Líbano. Algunos piensan que Baal-gad sería Paneas o Cesarea de Filipo; otros han supuesto que sería lo que hoy se conoce como Baalbek.
18. Mucho tiempo.
Literalmente, "muchos días". Según el cap. 14: 7-10 la conquista de Canaán debe haber llevado 6 ó 7 años. Caleb, que tenía 40 años cuando Moisés lo mandó como espía desde Cades-barnea, unos dos años después de haber salido de Egipto, tenía ahora 85 años. Desde Cades hasta el asedio de Jericó transcurrieron 38 ó 39 años. Si se restan 78 ó 79 años de los 85, quedan 6 ó 7, durante los cuales se llevó a cabo la campaña. Parece que el autor, al insertar aquí la declaración de que las guerras siguieron durante mucho tiempo, quiso advertir al lector acerca de que la brevedad del registro de estas guerras no implicaba que también su duración hubiera sido breve. Dios había dado una razón bien definida para la prolongación del tiempo de la conquista: " "para que las fieras del campo no se aumenten contra ti" " (Deut. 7: 22). También es posible que esa larga serie de arduas luchas hubiera tenido el propósito de incrementar la fe del pueblo de Dios.
19. No hubo ciudad.
Este vers. parece sugerir que, si así lo hubiesen deseado, otras ciudades podrían haber logrado la paz, como lo habían hecho los gabaonitas. Las instrucciones dadas por Moisés para el exterminio de los cananeos, no parecen indicar que si alguno de ellos se entregaba a Jehová sería librado de la muerte. No obstante, si juzgamos 237 por el caso de Rahab y los gabaonitas, y sobre todo por las palabras de este vers., parece que hubiera sido posible concertar la paz. Si esas naciones hubiesen renunciado a su idolatría y cooperado sinceramente con Israel, no habrían constituido peligro alguno para éste. De ese modo, la razón del decreto para destruirlas hubiera desaparecido, y podemos suponer que, en consecuencia, hubiera desaparecido también la obligación de hacerlo (ver Jer. 18: 7, 8). Pero indudablemente esas naciones paganas no reconocieron al verdadero Dios.
20. Endurecía el corazón.
Ver com. Exo, 4: 21. Dios no procede arbitrariamente para controlar a una persona en contra de su voluntad. El caso en cuestión no tiene nada que ver con el libre albedrío que permite al ser humano aceptar la vida eterna, pero no le impide rechazarla. En este caso, Dios trataba con naciones que ya habían rechazado sus repetidos ofrecimientos de misericordia. Se les había brindado amplia oportunidad de arrepentirse. Ahora la justicia divina exigió su pronta ejecución (ver PP 525), y escogió el medio por el cual debían ser exterminadas (ver Nota Adicional del cap. 6).
Dios podría haber escogido otro medio para castigar a estas naciones. El que escogiera las armas de los israelitas como instrumento de destrucción fue para beneficiar a Israel. Necesitaban enfrentarse directamente con esas vicisitudes que probarían su fe y los prepararían para cumplir su excelso destino espiritual. Su fracaso en Cades, y la resultante demora para entrar en Canaán, habían aumentado mucho las dificultades de la invasión, durante ese período, las naciones cananeas tuvieron sobrado tiempo para construir sus defensas y preparar sus fuerzas militares, Dios quiso que el largo período de conquista sirviese para disciplinar a su pueblo: ayudarlo a vencer en aquello en lo cual antes había fracasado (ver PP 465).
No les fuese hecha misericordia.
Esto implica que si esas naciones se hubiesen arrepentido, Dios les habría mostrado misericordia. Eso está en armonía con el carácter divino, según lo expresan Eze. 33: 11 y 2 Ped. 3: 9. Por otra parte, Dios tiene el derecho de destruir a los que han tenido la oportunidad de ser salvos pero no la han aprovechado. Así procederá con los que sean impenitentes hasta el fin. Nadie puede negarle el derecho de haber hecho lo mismo en cualquier otro período de la historia.
21. En aquel tiempo.
Es decir, mientras continuaba la guerra según se describe en los vers. anteriores. Esto no puede ser meramente una recapitulación de las operaciones militares descritas (cap. 10: 36-41). En muchos casos, el territorio una vez conquistado fue ocupado de nuevo por los habitantes aborígenes cuando se retiraron los israelitas victoriosos, quienes tuvieron que conquistarlo de nuevo. Esto ocurrió con Hebrón y sus aldeas vecinas, Debir y Anab (ver Jos. 11: 21; 15: 15-17; Juec. 1: 19, 20). Se menciona en particular la destrucción de los hijos de Anac, porque habían aterrorizado a los espías 40 años antes. Estos habían presentado el tamaño y la fuerza de ellos como una barrera insuperable para la conquista de Canaán (Núm. 13: 28, 33).
Los anaceos.
Raza de estatura gigantesca. Estos pueden haber sido aborígenes o haber inmigrado en épocas remotas desde la región oriental. Al principio se establecieron en el lado este del Jordán, pero luego ocuparon la región montañosa de Judea y las ciudades de la costa, más tarde tomadas por los filisteos.
22. Solamente quedaron en Gaza...
Aunque la mayoría de los anaceos fue subyugada, algunos de ellos escaparon, y se refugiaron y establecieron en el territorio y en las ciudades que más tarde pertenecieron a los filisteos. Goliat y otros gigantes tal vez fueron descendientes de ellos. Desde esas ciudades parecen haber vuelto a ocupar la ciudad de Hebrón (cap. 15: 13, 14), antes de que Israel pudiese dominar la tierra. Años más tarde, después de la muerte de Josué, fueron nuevamente expulsados, esta vez por Caleb y Otoniel (Juec. l: 9, 10).
23. Toda la tierra.
La palabra hebrea kol , "toda", no siempre implica lo que a primera vista parece significar. Aquí no puede entenderse en un sentido absoluto, porque el Señor mismo le dijo a Josué: "Queda mucha tierra por poseer" (cap. 13: 1). Josué había logrado la conquista militar de la tierra, y ya no quedaba resistencia unificada. No estaba en los planes de Dios exterminar a los cananeos inmediatamente. Tampoco tenían ese propósito los planes militares de Josué. Antes de que se pudiese completar la conquista en su sentido más pleno, era preciso dividir la tierra entre las tribus de Israel, y disponer que las 238 tribus se establecieran pacíficamente en la tierra ya conquistada. Pero los cananeos habían sido tan completamente derrotados y estaban tan descorazonados, que ya no se atrevieron a ofrecer más resistencia.
Raza de estatura gigantesca. Estos pueden haber sido aborígenes o haber inmigrado en épocas remotas desde la región oriental. Al principio se establecieron en el lado este del Jordán, pero luego ocuparon la región montañosa de Judea y las ciudades de la costa, más tarde tomadas por los filisteos.
22. Solamente quedaron en Gaza...
Aunque la mayoría de los anaceos fue subyugada, algunos de ellos escaparon, y se refugiaron y establecieron en el territorio y en las ciudades que más tarde pertenecieron a los filisteos. Goliat y otros gigantes tal vez fueron descendientes de ellos. Desde esas ciudades parecen haber vuelto a ocupar la ciudad de Hebrón (cap. 15: 13, 14), antes de que Israel pudiese dominar la tierra. Años más tarde, después de la muerte de Josué, fueron nuevamente expulsados, esta vez por Caleb y Otoniel (Juec. l: 9, 10).
23. Toda la tierra.
La palabra hebrea kol , "toda", no siempre implica lo que a primera vista parece significar. Aquí no puede entenderse en un sentido absoluto, porque el Señor mismo le dijo a Josué: "Queda mucha tierra por poseer" (cap. 13: 1). Josué había logrado la conquista militar de la tierra, y ya no quedaba resistencia unificada. No estaba en los planes de Dios exterminar a los cananeos inmediatamente. Tampoco tenían ese propósito los planes militares de Josué. Antes de que se pudiese completar la conquista en su sentido más pleno, era preciso dividir la tierra entre las tribus de Israel, y disponer que las 238 tribus se establecieran pacíficamente en la tierra ya conquistada. Pero los cananeos habían sido tan completamente derrotados y estaban tan descorazonados, que ya no se atrevieron a ofrecer más resistencia.
CBA T2

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