1. Josué se levantó de mañana.
Literalmente, "Josué se levantó temprano en la mañana". Josué no podía descansar cuando debía atender un trabajo importante para el Señor. No tenía en cuenta su propia comodidad. Como dirigente debía dar un buen a los funcionarios que tenía bajo su mando. Los negocios del Señor siempre exigen lo mejor que podamos ofrecer. Los que quieren realizar grandes cosas para Dios deben levantarse "de mañana". La "mañana" en cuestión en este versículo fue la del día siguiente al regreso de los espías (ver cap. 2: 23, 24).
Partieron.
Habían acampado durante más de dos meses en Sitim. Habían llegado allí el ler día del mes 1l.º del 40.º año después de haber salido de Egipto (Deut. 1: 3). Esta, su primera marcha bajo el comando de Josué, fue de poco más de 10 km, pero puede haber exigido la mayor parte del día debido a los rebaños y a los niños.
Reposaron.
Literalmente, "pernoctaron" (BJ). Armaron un campamento provisional. Quizá permanecieron allí durante tres días (vers. 2) a fin de hacer los últimos preparativos para el cruce del Jordán.
2. Después de tres días.
Al final de los tres días, Josué envió a oficiales por todo el campamento para que hicieran una segunda proclama. Según el cap. 4: 19, el pueblo cruzó el Jordán el día 10.º del mes de Abib, ler mes del año. Este era el año 41.º desde el éxodo. Por lo tanto, la proclama se dio el día anterior (cap. 3: 5), o sea el 9.º El día 9.º fue, a su vez, el 3.º después de la marcha desde Sitim hasta el Jordán (vers. 2). Según la forma oriental de hacer los cómputos (ver pág. 139), habían llegado al Jordán el día 7.º del mes, es decir, el día después del regreso de los espías a Sitim, el 6 de Abib (caps. 2: 22, 23; 3: 1). Puesto que los espías regresaron 3 días después de haber entrado enjericó (cap. 2: 2, 16, 22, 23), tal vez fueron despachados por Josué el 4 del mes, según el cómputo oriental. Como según PP 516, las instrucciones del cap. l:10, 11 fueron emitidas al regresar los espías, tienen que haberse dado en la mañana del día 7 (cap. 3: 1). Cronológicamente, la narración de los dos espías del cap. 2 precedería a la orden del cap. 1:10, 11. Por lo tanto, el mandato del cap. 1:10,11 fue dado el día 7 o el 8, y el del cap. 3: 2-5 el día 9.
3. El arca.
Hasta este momento la columna de nube y fuego había guiado a Israel en su camino. Ahora no se la vería más. En el cruce del Jordán, el arca, que antes había sido llevada en medio del campamento (Núm. 2: 17), debía encabezar la marcha. Era el centro de la religión hebrea y símbolo de la presencia de Dios. De este modo el Señor estaba todavía con ellos, aunque ya no en la columna de nube. El arca era el receptáculo de su santa e inmutable ley. Sobre el arca estaba el propiciatorio que recordaba a los israelitas la misericordia, la paciencia, el perdón y la gracia de Dios, quien, al comenzar ellos su vida como nación, les dijo en realidad: Que mi carácter, mi justicia y mi misericordia os guíen. Que los Diez Mandamientos, mi norma de rectitud, os muestren cómo vivir, y que mi gracia os ayude a obedecerlos. Mientras siguiesen estos principios, estarían seguros.
Los levitas sacerdotes.
"Sacerdotes levitas" (BJ). Comúnmente eran los hijos de Coat quienes llevaban el arca (Núm. 4: 15). Los rabinos afirman que los sacerdotes llevaron el arca sólo en otras tres ocasiones: cuando marcharon en torno a Jericó, cuando Sadoc y Abiatar la llevaron de vuelta a Jerusalén mientras David huía de Absalón (2 Sam. 15: 29), y cuando se la introdujo en el templo de Salomón. Aquí, en el Jordán, los sacerdotes, que representaban a Cristo nuestro mediador y sumo sacerdote, debían encabezar la marcha.
En pos de ella.
Al revés de lo que se hacía habitualmente (Núm. 2: 17), el arca debía ir adelante. Una vez antes, cuando por primera vez partieron del monte Sinaí, había ido delante de ellos por tres días (Núm. 10: 33). Ahora se presentaba otra ocasión especial. A fin de impresionar al pueblo de Israel con el hecho de que era Dios quien los hacía entrar en Canaán, y era quien los dirigiría en la conquista, su presencia debía ir delante de ellos. De la misma manera, ha prometido guiarnos a nosotros. Así como Israel siguió el arca, representante de la justicia y la misericordia de Dios, si nosotros también seguimos la justicia y la misericordia, tendremos el privilegio de avanzar. Al fin de lajornada encontraremos "gloria y honra e inmortalidad" (Rom. 2: 7, 8), y una bienvenida a la Canaán celestial (Mat. 25: 21, 34).
4. No habéis pasado antes ... por este camino.
El arca debía ser claramente visible para todos, ya que la columna de nube no los guiaba más. Si se hubiese permitido que muchos se agolparan en torno de ella, se habría perdido de vista para la gran mayoría. Era una experiencia nueva el ser guiados sin la columna de nube. De vez en cuando la Providencia nos guía por caminos extraños a nuevas experiencias. Nosotros también debemos mantener el arca del pacto siempre a la vista, para que podamos seguir dondequiera Dios crea conveniente llevarnos.
Distancia.
El arca no necesitaba más guardianes que los sacerdotes que la llevaban. La distancia entre el arca y el pueblo hizo posible que muchas personas más observasen la separación de las aguas del Jordán, que si la multitud hubiese estado agolpada cerca de ella. Además, de ese modo se hacían resaltar la reverencia y el respeto por el arca y la ley. Si Israel no hubiese estado dispuesto a seguir los sagrados preceptos del Decálogo, nunca habría entrado en Canaán. Tampoco entraremos nosotros en la Canaán celestial si no somos obedientes: obedientes mediante la gracia de Dios.
Dos mil codos.
Unos 890 metros.
5. Santificaos.
Probablemente Josué se refiere aquí al mismo tipo de experiencia que Dios demandó del pueblo en el Sinaí (ver com. Exo. 19: 10). Debían bañarse, lavarse la ropa y abstenerse de todo lo que pudiera impedirles fijar la atención en el gran milagro que pronto habría de realizarse en favor de ellos. Por supuesto, Dios bendeciría su obra de preparación. El hombre siempre debe cooperar con Dios en la realización de su propia salvación (Fil. 2: 12). Si hemos de esperar la bendición y la dirección de Dios en nuestros preparativos para entrar en la Canaán celestial, es esencial que nos "santifiquemos" mediante la consagración de nuestra vida a Dios, a fin de que nos purifique y haga santos. Si esto era necesario para entrar en la Canaán terrenal, cuánto más necesario será para poder entrar en la Canaán celestial.
Maravillas.
La palabra así traducida proviene de un verbo que significa "separar", "distinguir". Las "maravillas" que Dios hacía vez tras vez, lo distinguen como el verdadero Dios. Puesto que estas "maravillas" eran hechas en favor de Israel, apartarían a éste de las otras naciones como objeto especial del favor divino. Pero no habría "maravillas", es decir, Dios no podría obrarlas en su favor si no acataban primero la orden de santificarse.
6. Tomaron el arca.
Una declaración parentética incluida aquí para señalar la obediencia a la orden de tomar el arca. Las instrucciones de los vers. 7-13 precedieron a la marcha hasta el Jordán.
7. Engrandecerte.
El cruce de Jordán sería para Josué lo que la proclamación de la ley en el Sinaí había sido para Moisés: una corroboración de su autoridad, " "para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre" " (Exo. 19: 9). La instalación de estos dos dirigentes se hizo delante del pueblo porque, en primer lugar, habían sido elegidos por Dios. Muchas veces los honores mundanales no tienen relación alguna con el carácter de quien los recibe; pero cuando Dios honra, es porque su propio carácter se manifiesta en la vida de la persona honrada.
8. El borde.
Literalmente, "la extremidad", no meramente la orilla del río Jordán, sino el agua misma. El río se salía de cauce en esta época del año (vers. 15). Los sacerdotes debían entrar en las aguas poco profundas de la orilla, y cuando las aguas hubiesen dejado de correr, debían seguir hasta la mitad del río y permanecer allí hasta que todo Israel hubiese pasado. Las aguas siguieron corriendo hasta el mar Muerto, dejando seco todo el lecho desde determinado punto más arriba del arca. Esta distancia, de varios kilómetros, proporcionó amplio espacio para que la multitud pudiese pasar rápidamente con su ganado (ver com. vers. 16).
9. Acercaos.
El pueblo debe haber estado con gran expectación. Sabía que algo extraño acontecería (vers. 5). Los oficiales ya habían instruido al pueblo que debía seguir al arca (vers. 3), pero nada se había dicho en cuanto a dónde lo guiaría. Josué había mandado avisar en el campamento que debían santificarse (vers. 5), y ahora los llamó para que oyeran las nuevas instrucciones que el Señor le había dado. Informó a los israelitas exactamente lo que había de ocurrir. Al compartir esa información con el pueblo se unió más estrechamente con él. Esto lo presenta como a un dirigente sabio y capaz, porque un pueblo bien informado puede seguir a su caudillo en forma más inteligente.
10. El Dios viviente.
La destacada manifestación del poder divino que estaban a punto de ver, distinguiría a su Dios como "el Dios viviente" verdadero.
Al amorreo.
Los amorreos formaron parte de los primeros habitantes de Palestina. En tiempos de Josué ocupaban el territorio montañoso al oeste del mar Muerto, y también la parte de Transjordania que Israel había tomado de Sehón y Og. Sus parientes, los cananeos, vivían principalmente en lo que se llama Fenicia y en las zonas montañosas al norte y al sur de Jerusalén. Según 1 Crón. l: 13-15, los jebuseos, los amorreos, los gergeseos, y los heveos eran todos descendientes de Canaán (ver t. I, pág. 282). El imperio hitita, con su capital en el Asia Menor, controlaba ciertas ciudades-estados en el sur, hasta Palestina. Una gran migración racial se había producido en Ia primera mitad del segundo milenio AC en la zona oriental del Mediterráneo; durante ella los hicsos habían invadido Palestina, y aun Egipto. Se cree que esta migración hizo que hubiera en Palestina un gran número de hititas, hurrios (horitas, algunas veces clasificados con los heveos), y quizá los jebuseos de Jerusalén, los perezeos y otras tribus que no eran semíticas. Estas estaban esparcidas en diversas zonas, no siempre bien definidas, de Palestina. Estas seis o siete naciones se mencionan con frecuencia en los primeros libros del AT, muchas veces en relación con la promesa de expulsarlas.
13. Cuando.
Los sacerdotes que llevaban el arca debían manifestar su fe en la palabra de Dios al pisar en el agua. Dios siempre pide a su pueblo no sólo que afronte dificultades, sino que avance osadamente con fe, bajo su comando, confiando en que él abrirá el camino. Dios ha prometido desviar las aguas y allanar todos los obstáculos (Isa. 43: 2).
Las aguas del Jordán se dividirán.
Mejor: " "Las aguas del Jordán que vienen de arriba quedarán cortadas y se pararán formando un solo bloque" " (BJ). Las aguas debajo de ese lugar siguieron corriendo hacia el mar Muerto, dejando seco el lecho del río. Aquí se repitió el milagro del mar Rojo: la formación de un camino a través de las aguas, como una prueba de que Dios tiene el mismo poder para completar la salvación de su pueblo como lo había tenido para iniciarla (ver Heb. 12: 2). ¿Por qué Israel tuvo que esperar hasta que el Jordán estuviese desbordado para cruzarlo? Un mes antes o un mes después la situación hubiera sido diferente, y los israelitas ya habían estado acampados en Sitim durante dos meses. Probablemente había dos razones: (1) El poder de Dios sería más evidente (ver com. Exo. 9: 16; ver también 2 Cor. 12: 9). (2) La gente de Jericó no los estaría esperando, y no tendría guardas junto al río. Debido al temor que sentían, y en vista de que se disponían a resistir a los invasores, se podía esperar que la gente de Jericó hubiera estado cuidando los vados del Jordán, donde hubiera sido posible resistir fácilmente a los israelitas. Los habitantes de Jericó recordaban bien el informe del cruce del mar Rojo, y este incidente ocurrido 40 años antes, aún les infundía terror (Jos. 2: 9, 10). Una repetición de ese milagro, a tan poca distancia, no podría sino intensificar su temor. Para Dios, el volumen del agua del Jordán no tenía importancia.
14. Llevando el arca.
Ver com. vers. 3.
15.
El tiempo de la siega.
Probablemente se refiera aquí a la cosecha de la cebada y no a la de trigo. Según Rut l: 22 y 2 Sam. 21: 9, la cebada se cosechaba primero. Según Josué 4: 19, el cruce del Jordán se realizó el día 10 del 1er. mes, y en el día 14, los israelitas observaron la pascua (cap. 5: 10). El "día siguiente del día de reposo" debían presentar las primicias (Lev. 23: 10, 11), que según Josefo consistían en una gavilla de cebada. En el cálido valle del Jordán la cosecha maduraba precozmente en la primavera, cuando todavía los ríos estaban crecidos por las recientes lluvias invernales y el deshielo de las montañas. Según Exo. 9: 31, 33, la cebada y el lino maduraban juntos. Rahab tenía en su terrado manojos de lino que se estaban secando; esto, al confirmar las declaraciones anteriores en cuanto a la cosecha de cebada, señala una vez más que la narración bíblica es fidedigna, hecha por testigos oculares.
16. Bien lejos de la ciudad de Adam.
El texto original hebreo dice " "en" " Adam. Los masoretas cambiaron esto a " "desde Adam". " No es clara la razón por la cual hicieron esto. La LXX dice: "Se levantó un montón sólido a gran distancia" , sin que se mencione a "Adam". La intención del texto hebreo original parece haber sido informar que el amontonamiento de las aguas se produjo cerca de la ciudad de Adam, " "bien lejos" " del lugar del cruce. Esta ciudad se ha identificado con Tell ed-Dámiyeh . Próximo a este lugar está el vado de Damieh, donde todavía pueden verse las ruinas de un puente romano. En este lugar el valle del Jordán se angosta a lo máximo, y las rocas de ambos lados casi se tocan. Este punto está a unos 30 km al norte del lugar donde cruzaron los israelitas. Así habría amplio espacio a ambos lados del arca para que el pueblo cruzase en tierra seca. En cuanto al aspecto milagroso de la forma en que se secaron las aguas, ver pág. 41.
Saretán.
Un lugar en el valle del Jordán. Algunos lo ubican cerca de Bet-seán (ver 1 Rey. 4: 12), y otros cerca de Sucot (ver 1 Rey. 7: 46). Hay quienes lo identifican con Sereda, lugar del nacimiento de Jeroboam (1 Rey. 11: 26). También se lo identifica con Tell esSa'idiyeh , a unos 18 km al norte de Adam.
Mar del Arabá.
Es decir, el mar Muerto. El Arabá era la gran depresión del valle del Jordán que se extiende hacia el sur hasta el golfo de Akaba.
En dirección de Jericó.
Habría sido difícil, si no imposible, que todo el pueblo pasara en un mismo lugar. Quizá emplearon una extensión de varios kilómetros del lecho del Jordán para cruzarlo. Evidentemente los sacerdotes que llevaban el arca cruzaron frente a Jericó, y la multitud pasó a ambos lados del arca. Los cananeos habrían intentado defender los vados del Jordán si hubiesen anticipado que lo iban a atravesar los israelitas. Indudablemente sabían que el campamento de éstos estaba al otro lado del Jordán, pero su cruce les resultó una sorpresa total.
CBA T2
Literalmente, "Josué se levantó temprano en la mañana". Josué no podía descansar cuando debía atender un trabajo importante para el Señor. No tenía en cuenta su propia comodidad. Como dirigente debía dar un buen a los funcionarios que tenía bajo su mando. Los negocios del Señor siempre exigen lo mejor que podamos ofrecer. Los que quieren realizar grandes cosas para Dios deben levantarse "de mañana". La "mañana" en cuestión en este versículo fue la del día siguiente al regreso de los espías (ver cap. 2: 23, 24).
Partieron.
Habían acampado durante más de dos meses en Sitim. Habían llegado allí el ler día del mes 1l.º del 40.º año después de haber salido de Egipto (Deut. 1: 3). Esta, su primera marcha bajo el comando de Josué, fue de poco más de 10 km, pero puede haber exigido la mayor parte del día debido a los rebaños y a los niños.
Reposaron.
Literalmente, "pernoctaron" (BJ). Armaron un campamento provisional. Quizá permanecieron allí durante tres días (vers. 2) a fin de hacer los últimos preparativos para el cruce del Jordán.
2. Después de tres días.
Al final de los tres días, Josué envió a oficiales por todo el campamento para que hicieran una segunda proclama. Según el cap. 4: 19, el pueblo cruzó el Jordán el día 10.º del mes de Abib, ler mes del año. Este era el año 41.º desde el éxodo. Por lo tanto, la proclama se dio el día anterior (cap. 3: 5), o sea el 9.º El día 9.º fue, a su vez, el 3.º después de la marcha desde Sitim hasta el Jordán (vers. 2). Según la forma oriental de hacer los cómputos (ver pág. 139), habían llegado al Jordán el día 7.º del mes, es decir, el día después del regreso de los espías a Sitim, el 6 de Abib (caps. 2: 22, 23; 3: 1). Puesto que los espías regresaron 3 días después de haber entrado enjericó (cap. 2: 2, 16, 22, 23), tal vez fueron despachados por Josué el 4 del mes, según el cómputo oriental. Como según PP 516, las instrucciones del cap. l:10, 11 fueron emitidas al regresar los espías, tienen que haberse dado en la mañana del día 7 (cap. 3: 1). Cronológicamente, la narración de los dos espías del cap. 2 precedería a la orden del cap. 1:10, 11. Por lo tanto, el mandato del cap. 1:10,11 fue dado el día 7 o el 8, y el del cap. 3: 2-5 el día 9.
3. El arca.
Hasta este momento la columna de nube y fuego había guiado a Israel en su camino. Ahora no se la vería más. En el cruce del Jordán, el arca, que antes había sido llevada en medio del campamento (Núm. 2: 17), debía encabezar la marcha. Era el centro de la religión hebrea y símbolo de la presencia de Dios. De este modo el Señor estaba todavía con ellos, aunque ya no en la columna de nube. El arca era el receptáculo de su santa e inmutable ley. Sobre el arca estaba el propiciatorio que recordaba a los israelitas la misericordia, la paciencia, el perdón y la gracia de Dios, quien, al comenzar ellos su vida como nación, les dijo en realidad: Que mi carácter, mi justicia y mi misericordia os guíen. Que los Diez Mandamientos, mi norma de rectitud, os muestren cómo vivir, y que mi gracia os ayude a obedecerlos. Mientras siguiesen estos principios, estarían seguros.
Los levitas sacerdotes.
"Sacerdotes levitas" (BJ). Comúnmente eran los hijos de Coat quienes llevaban el arca (Núm. 4: 15). Los rabinos afirman que los sacerdotes llevaron el arca sólo en otras tres ocasiones: cuando marcharon en torno a Jericó, cuando Sadoc y Abiatar la llevaron de vuelta a Jerusalén mientras David huía de Absalón (2 Sam. 15: 29), y cuando se la introdujo en el templo de Salomón. Aquí, en el Jordán, los sacerdotes, que representaban a Cristo nuestro mediador y sumo sacerdote, debían encabezar la marcha.
En pos de ella.
Al revés de lo que se hacía habitualmente (Núm. 2: 17), el arca debía ir adelante. Una vez antes, cuando por primera vez partieron del monte Sinaí, había ido delante de ellos por tres días (Núm. 10: 33). Ahora se presentaba otra ocasión especial. A fin de impresionar al pueblo de Israel con el hecho de que era Dios quien los hacía entrar en Canaán, y era quien los dirigiría en la conquista, su presencia debía ir delante de ellos. De la misma manera, ha prometido guiarnos a nosotros. Así como Israel siguió el arca, representante de la justicia y la misericordia de Dios, si nosotros también seguimos la justicia y la misericordia, tendremos el privilegio de avanzar. Al fin de lajornada encontraremos "gloria y honra e inmortalidad" (Rom. 2: 7, 8), y una bienvenida a la Canaán celestial (Mat. 25: 21, 34).
4. No habéis pasado antes ... por este camino.
El arca debía ser claramente visible para todos, ya que la columna de nube no los guiaba más. Si se hubiese permitido que muchos se agolparan en torno de ella, se habría perdido de vista para la gran mayoría. Era una experiencia nueva el ser guiados sin la columna de nube. De vez en cuando la Providencia nos guía por caminos extraños a nuevas experiencias. Nosotros también debemos mantener el arca del pacto siempre a la vista, para que podamos seguir dondequiera Dios crea conveniente llevarnos.
Distancia.
El arca no necesitaba más guardianes que los sacerdotes que la llevaban. La distancia entre el arca y el pueblo hizo posible que muchas personas más observasen la separación de las aguas del Jordán, que si la multitud hubiese estado agolpada cerca de ella. Además, de ese modo se hacían resaltar la reverencia y el respeto por el arca y la ley. Si Israel no hubiese estado dispuesto a seguir los sagrados preceptos del Decálogo, nunca habría entrado en Canaán. Tampoco entraremos nosotros en la Canaán celestial si no somos obedientes: obedientes mediante la gracia de Dios.
Dos mil codos.
Unos 890 metros.
5. Santificaos.
Probablemente Josué se refiere aquí al mismo tipo de experiencia que Dios demandó del pueblo en el Sinaí (ver com. Exo. 19: 10). Debían bañarse, lavarse la ropa y abstenerse de todo lo que pudiera impedirles fijar la atención en el gran milagro que pronto habría de realizarse en favor de ellos. Por supuesto, Dios bendeciría su obra de preparación. El hombre siempre debe cooperar con Dios en la realización de su propia salvación (Fil. 2: 12). Si hemos de esperar la bendición y la dirección de Dios en nuestros preparativos para entrar en la Canaán celestial, es esencial que nos "santifiquemos" mediante la consagración de nuestra vida a Dios, a fin de que nos purifique y haga santos. Si esto era necesario para entrar en la Canaán terrenal, cuánto más necesario será para poder entrar en la Canaán celestial.
Maravillas.
La palabra así traducida proviene de un verbo que significa "separar", "distinguir". Las "maravillas" que Dios hacía vez tras vez, lo distinguen como el verdadero Dios. Puesto que estas "maravillas" eran hechas en favor de Israel, apartarían a éste de las otras naciones como objeto especial del favor divino. Pero no habría "maravillas", es decir, Dios no podría obrarlas en su favor si no acataban primero la orden de santificarse.
6. Tomaron el arca.
Una declaración parentética incluida aquí para señalar la obediencia a la orden de tomar el arca. Las instrucciones de los vers. 7-13 precedieron a la marcha hasta el Jordán.
7. Engrandecerte.
El cruce de Jordán sería para Josué lo que la proclamación de la ley en el Sinaí había sido para Moisés: una corroboración de su autoridad, " "para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre" " (Exo. 19: 9). La instalación de estos dos dirigentes se hizo delante del pueblo porque, en primer lugar, habían sido elegidos por Dios. Muchas veces los honores mundanales no tienen relación alguna con el carácter de quien los recibe; pero cuando Dios honra, es porque su propio carácter se manifiesta en la vida de la persona honrada.
8. El borde.
Literalmente, "la extremidad", no meramente la orilla del río Jordán, sino el agua misma. El río se salía de cauce en esta época del año (vers. 15). Los sacerdotes debían entrar en las aguas poco profundas de la orilla, y cuando las aguas hubiesen dejado de correr, debían seguir hasta la mitad del río y permanecer allí hasta que todo Israel hubiese pasado. Las aguas siguieron corriendo hasta el mar Muerto, dejando seco todo el lecho desde determinado punto más arriba del arca. Esta distancia, de varios kilómetros, proporcionó amplio espacio para que la multitud pudiese pasar rápidamente con su ganado (ver com. vers. 16).
9. Acercaos.
El pueblo debe haber estado con gran expectación. Sabía que algo extraño acontecería (vers. 5). Los oficiales ya habían instruido al pueblo que debía seguir al arca (vers. 3), pero nada se había dicho en cuanto a dónde lo guiaría. Josué había mandado avisar en el campamento que debían santificarse (vers. 5), y ahora los llamó para que oyeran las nuevas instrucciones que el Señor le había dado. Informó a los israelitas exactamente lo que había de ocurrir. Al compartir esa información con el pueblo se unió más estrechamente con él. Esto lo presenta como a un dirigente sabio y capaz, porque un pueblo bien informado puede seguir a su caudillo en forma más inteligente.
10. El Dios viviente.
La destacada manifestación del poder divino que estaban a punto de ver, distinguiría a su Dios como "el Dios viviente" verdadero.
Al amorreo.
Los amorreos formaron parte de los primeros habitantes de Palestina. En tiempos de Josué ocupaban el territorio montañoso al oeste del mar Muerto, y también la parte de Transjordania que Israel había tomado de Sehón y Og. Sus parientes, los cananeos, vivían principalmente en lo que se llama Fenicia y en las zonas montañosas al norte y al sur de Jerusalén. Según 1 Crón. l: 13-15, los jebuseos, los amorreos, los gergeseos, y los heveos eran todos descendientes de Canaán (ver t. I, pág. 282). El imperio hitita, con su capital en el Asia Menor, controlaba ciertas ciudades-estados en el sur, hasta Palestina. Una gran migración racial se había producido en Ia primera mitad del segundo milenio AC en la zona oriental del Mediterráneo; durante ella los hicsos habían invadido Palestina, y aun Egipto. Se cree que esta migración hizo que hubiera en Palestina un gran número de hititas, hurrios (horitas, algunas veces clasificados con los heveos), y quizá los jebuseos de Jerusalén, los perezeos y otras tribus que no eran semíticas. Estas estaban esparcidas en diversas zonas, no siempre bien definidas, de Palestina. Estas seis o siete naciones se mencionan con frecuencia en los primeros libros del AT, muchas veces en relación con la promesa de expulsarlas.
13. Cuando.
Los sacerdotes que llevaban el arca debían manifestar su fe en la palabra de Dios al pisar en el agua. Dios siempre pide a su pueblo no sólo que afronte dificultades, sino que avance osadamente con fe, bajo su comando, confiando en que él abrirá el camino. Dios ha prometido desviar las aguas y allanar todos los obstáculos (Isa. 43: 2).
Las aguas del Jordán se dividirán.
Mejor: " "Las aguas del Jordán que vienen de arriba quedarán cortadas y se pararán formando un solo bloque" " (BJ). Las aguas debajo de ese lugar siguieron corriendo hacia el mar Muerto, dejando seco el lecho del río. Aquí se repitió el milagro del mar Rojo: la formación de un camino a través de las aguas, como una prueba de que Dios tiene el mismo poder para completar la salvación de su pueblo como lo había tenido para iniciarla (ver Heb. 12: 2). ¿Por qué Israel tuvo que esperar hasta que el Jordán estuviese desbordado para cruzarlo? Un mes antes o un mes después la situación hubiera sido diferente, y los israelitas ya habían estado acampados en Sitim durante dos meses. Probablemente había dos razones: (1) El poder de Dios sería más evidente (ver com. Exo. 9: 16; ver también 2 Cor. 12: 9). (2) La gente de Jericó no los estaría esperando, y no tendría guardas junto al río. Debido al temor que sentían, y en vista de que se disponían a resistir a los invasores, se podía esperar que la gente de Jericó hubiera estado cuidando los vados del Jordán, donde hubiera sido posible resistir fácilmente a los israelitas. Los habitantes de Jericó recordaban bien el informe del cruce del mar Rojo, y este incidente ocurrido 40 años antes, aún les infundía terror (Jos. 2: 9, 10). Una repetición de ese milagro, a tan poca distancia, no podría sino intensificar su temor. Para Dios, el volumen del agua del Jordán no tenía importancia.
14. Llevando el arca.
Ver com. vers. 3.
15.
El tiempo de la siega.
Probablemente se refiera aquí a la cosecha de la cebada y no a la de trigo. Según Rut l: 22 y 2 Sam. 21: 9, la cebada se cosechaba primero. Según Josué 4: 19, el cruce del Jordán se realizó el día 10 del 1er. mes, y en el día 14, los israelitas observaron la pascua (cap. 5: 10). El "día siguiente del día de reposo" debían presentar las primicias (Lev. 23: 10, 11), que según Josefo consistían en una gavilla de cebada. En el cálido valle del Jordán la cosecha maduraba precozmente en la primavera, cuando todavía los ríos estaban crecidos por las recientes lluvias invernales y el deshielo de las montañas. Según Exo. 9: 31, 33, la cebada y el lino maduraban juntos. Rahab tenía en su terrado manojos de lino que se estaban secando; esto, al confirmar las declaraciones anteriores en cuanto a la cosecha de cebada, señala una vez más que la narración bíblica es fidedigna, hecha por testigos oculares.
16. Bien lejos de la ciudad de Adam.
El texto original hebreo dice " "en" " Adam. Los masoretas cambiaron esto a " "desde Adam". " No es clara la razón por la cual hicieron esto. La LXX dice: "Se levantó un montón sólido a gran distancia" , sin que se mencione a "Adam". La intención del texto hebreo original parece haber sido informar que el amontonamiento de las aguas se produjo cerca de la ciudad de Adam, " "bien lejos" " del lugar del cruce. Esta ciudad se ha identificado con Tell ed-Dámiyeh . Próximo a este lugar está el vado de Damieh, donde todavía pueden verse las ruinas de un puente romano. En este lugar el valle del Jordán se angosta a lo máximo, y las rocas de ambos lados casi se tocan. Este punto está a unos 30 km al norte del lugar donde cruzaron los israelitas. Así habría amplio espacio a ambos lados del arca para que el pueblo cruzase en tierra seca. En cuanto al aspecto milagroso de la forma en que se secaron las aguas, ver pág. 41.
Saretán.
Un lugar en el valle del Jordán. Algunos lo ubican cerca de Bet-seán (ver 1 Rey. 4: 12), y otros cerca de Sucot (ver 1 Rey. 7: 46). Hay quienes lo identifican con Sereda, lugar del nacimiento de Jeroboam (1 Rey. 11: 26). También se lo identifica con Tell esSa'idiyeh , a unos 18 km al norte de Adam.
Mar del Arabá.
Es decir, el mar Muerto. El Arabá era la gran depresión del valle del Jordán que se extiende hacia el sur hasta el golfo de Akaba.
En dirección de Jericó.
Habría sido difícil, si no imposible, que todo el pueblo pasara en un mismo lugar. Quizá emplearon una extensión de varios kilómetros del lecho del Jordán para cruzarlo. Evidentemente los sacerdotes que llevaban el arca cruzaron frente a Jericó, y la multitud pasó a ambos lados del arca. Los cananeos habrían intentado defender los vados del Jordán si hubiesen anticipado que lo iban a atravesar los israelitas. Indudablemente sabían que el campamento de éstos estaba al otro lado del Jordán, pero su cruce les resultó una sorpresa total.
CBA T2
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