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CBA - Libro de Jueces Capítulo 10

CBA Jueces Capítulo 10
1. Después de Abimelec.
No se proporciona aquí ninguna información en cuanto al intervalo transcurrido entre la muerte de Abimelec y la actuación de Tola como juez.

Para librar.
Estas palabras sugieren que, a pesar de la maldad de su reinado, Abimelec hizo algo por defender a Israel de los enemigos extranjeros, o por lo menos para mantenerlos a raya.

Tola.
Tola y su padre Fúa eran de la tribu de Isacar y llevaban los nombres de dos de los hijos de Isacar (Gén. 46: 13; Núm. 26: 23). En tiempos de David, el clan de Tola tenía fama por sus hombres valientes (1 Crón. 7: 1, 2). Tola parece haber sido el único juez procedente de la tribu de Isacar.

El monte de Efraín.
La tribu de Isacar moraba al norte del monte de Efraín, más allá de la llanura de Esdraelón. Pero evidentemente parte de la tribu se había establecido en el territorio de Manasés y Efraín.

2. Juzgó a Israel.
Fuera de afirmarse que Tola juzgó a Israel durante 23 años, nada se relata acerca de su gobierno. Evidentemente no ocurrieron batallas importantes con los enemigos invasores durante ese período. No es menos digno de encomio gobernar bien a una nación en tiempo de paz que reñir batallas y vencer a enemigos, pero no se dice cuán bien Tola juzgó a Israel. La siguiente declaración indica que era temeroso de Dios: "Después de la muerte de Abimelec, el gobierno de algunos Jueces que temían al Señor mantuvo por un tiempo en jaque a la idolatría" (PP 599).

3. Jair.
En Núm. 32: 41 se menciona a un contemporáneo de Moisés, de nombre Jair, perteneciente a la tribu de Manasés, quien tomó algunas aldeas de Galaad y se estableció allí. Puede suponerse que este Jair sería de la misma tribu.

Galaadita.
Galaad era el nombre que se daba al territorio que estaba al este del Jordán, entre el extremo sur del mar de Cineret y el extremo norte del mar Muerto.

Juzgó a Israel.
Estas palabras nunca fueron aplicadas al cruel Abimelec. De él se dijo meramente que "reinó sobre Israel". El gobierno de Jair debe de haber sido benéfico y razonable como el de los otros Jueces.

4. Treinta hijos.
Esto podría ser una prueba casi segura de que, como Gedeón, practicó la poligamia.

Treinta asnos.
Antes del tiempo de Salomón, cuando los israelitas no poseían caballos, el poseer asnos era señal de riqueza, y por lo tanto de honor y dignidad. Es probable que se registre este hecho para mostrar las ricas bendiciones de un hombre que tenía treinta hijos, todos los cuales gozaban del honor y la distinción de cabalgar como jefes o gobernadores.

Las ciudades de Jair.
Literalmente, "aduares" (BJ) o aldeas de tiendas. Este nombre le fue dado a la región en tiempos de Moisés cuando el primer Jair tomó varias aldeas de Og, rey de Basán (Núm. 32: 4 l; Deut. 3: 14). Mientras tanto se habían levantado más ciudades o quizá otras fueron tomadas, de modo que cuando Jair juzgó a Israel pudo darle una ciudad a cada uno de sus 30 hijos, que fueron prefectos de ellas.

Galaad.
Literalmente, "duro" o "áspero". Recibió el nombre por los escarpados cerros característicos de la zona. El río Jaboc divide a Galaad en dos partes (Deut. 3: 12; Jos. 12: 2, 5). Israel le quitó al rey amorreo Sehón la parte meridional Jos. 12: 2). La tribu de Gad se estableció en la parte sur, mientras que la parte norte le correspondió a Manasés. En algunos casos se usa en la Biblia la palabra Galaad con gran elasticidad, para designar todo el territorio que queda al este del Jordán hasta Dan por el norte (Deut. 34: l).

6. Volvieron a hacer lo malo.
Habían transcurrido muchos años desde que Gedeón detuvo la difundida apostasía y quebrantó la opresión de los madianitas. Muchos de los israelitas habían vuelto a la idolatría. Se enumeran siete deidades paganas como nuevos objetos de culto. Eran los dioses de los pueblos que rodeaban por todos lados a Israel. El número y la distribución revelan que había un movimiento masivo hacia la idolatría.

Baales y a Astarot.
Ver com. cap. 2: 11, 13.

Los dioses de Siria.
Siria (o Aram) era el país que se extendía desde Fenicia hasta el Eufrates. Damasco era la ciudad más conocida de la zona. Los principales dioses de la región eran Hadad, Baal, Mot y Anat. En el AT se menciona también a un dios llamado Rimón (2 Rey. 5: 18).

Dioses de Sidón.
0 sea, de Fenicia. Se menciona sólo la ciudad principal. Los dioses de los fenicios eran también los de Canaán y Siria.

Dioses de Moab.
La Piedra Moabita y el libro de Reyes (1 Rey. l l: 33; etc.) muestran que esta deidad era el dios Quemos.

Dioses de los hijos de Amón.
Uno de los dioses amonitas era Moloc (1 Rey. l l: 7, 33; ver com. Lev. 18: 2 l).

Dioses de los filisteos.
Eran dioses cananeos adoptados por los filisteos, de los cuales Dagón y Baal-zebub eran los más destacados.

7. Hijos de Amón.
En este momento, la peor amenaza para Israel provenía del Oriente, donde los amonitas estaban subyugando a las tribus que vivían del otro lado del Jordán. Los amonitas eran un pueblo de pastores del desierto oriental. Los filisteos también se estaban fortaleciendo y oprimían ya a los israelitas en Judá y en Dan. Allí Sansón se constituyó como jefe de la oposición a la dominación filistea (cap. 13: 1-5).

9. Pasaron el Jordán.
Envalentonados por sus victorias sobre las tribus que vivían en Galaad, los amonitas cruzaron el río Jordán, y comenzaron a atacar todo el centro de Palestina, donde vivían las tribus de Judá, Benjamín y Efraín.

10. Clamaron a Jehová.
Al menos esto es digno de encomio, pero el reconocimiento del hecho que habían pecado y su clamor por ayuda no eran todavía aceptables, porque no estaban acompañados del verdadero arrepentimiento. Sin embargo, el Señor reconoce la más mínima inclinación del pecador hacia él y busca llevarlo a la verdadera reforma.

11. Jehová respondió.
No se indica aquí cómo habló el Señor a los israelitas, pero fue por medio de un profeta (PP 600). El objeto principal del mensaje del profeta fue recordar al pueblo apóstata su ingratitud. A pesar de las muchas maravillosas liberaciones que Dios había obrado en su favor, no habían aprendido que la idolatría era insensatez.

De los amorreos.
Ver Jos. 10: 5-27.

De los amonitas.
Ver com. Gén. 19: 38.

De los filisteos.
Ver com. cap. 3: 3 l.

12. Los de Sidón.
Ver págs. 69-73.
De Amalec.
Eran aliados de Moab (cap. 3:12, 13) y de Madián (cap. 6: 3).
De Maón.
El relato de la anterior liberación de Israel de manos de los amonitas, filisteos y sidonios es brevísimo, pero de la liberación del poder de Maón no hay registro alguno. Posiblemente Maón corresponda a los "meunitas" de 2 Crón. 26: 7 (BJ), y "maonitas" de 2 Crón. 20: 1 (BJ). Si eran éstos, vivían al sur del mar Muerto. La poca información que se da en cuanto a algunos de estos incidentes muestra que el libro de Jueces no presenta una historia exhaustiva de la época, sino que relata los episodios típicos que ilustran el comportamiento de los israelitas y los esfuerzos de Dios por ayudarlos.

13. Yo no os libraré más.
Debe entenderse como una amenaza condicional (Jer. 18: 7, 8), según lo muestran los acontecimientos subsiguientes.

14. Que os libren ellos.
La ironía de estas palabras debe haberles resultado muy dolorosa, porque los ídolos a cuyo servicio se habían volcado los israelitas eran los dioses de las naciones que los estaban oprimiendo. Dios habla aquí con una tristeza similar a la del padre que trata de razonar con su hijo irreflexivo, a quien sólo una severa reprimenda y reto pueden inducir a pensar en serio. Aunque por el momento Dios había desheredado a Israel, no lo había abandonado para siempre. Le envió castigos cada vez de mayor severidad y magnitud. Debe recordarse de nuevo que esta amenaza de rechazo era sólo para la nación de Israel por cuanto no cumplió su propósito divino. La puerta de la salvación personal estaba abierta para cada israelita. Durante los oscuros años de apostasía hubo siempre un remanente que se negó a postrarse ante Baal.

15. Como bien te parezca.
En su aflicción, los israelitas reconocieron su error y pidieron al Señor que los castigara como bien le pareciera, con tal de que los salvara de sus enemigos. Como lo haría posteriormente David, prefirieron caer en manos del Señor, porque su compasión era grande. De la crueldad de los hombres ya estaban hartos.

16. Quitaron de entre sí los dioses ajenos.
La reprensión del Señor pronunciada por el profeta, aguda, solemne, pero a la vez bondadosa, tuvo su efecto deseado. La gente se arrepintió de su proceder, y produjo frutos que indicaron que su arrepentimiento era genuino.

Fue angustiado.
Literalmente, "fue acortado". Hoy se diría: "se puso impaciente". Es decir, Dios "no pudo soportar el sufrimiento de Israel" (BJ). La compasión que Dios sentía por Israel, y su indignación contra sus opresores se mezclaban para obligarlo a actuar. Ya no se mantendría distante. Cuando con oración y sincero arrepentimiento los seres humanos claman a su Dios misericordioso, él, como tierno padre, oye su súplica.

Aunque la gente profese andar en las pisadas de Cristo, no siempre manifiesta este atributo de Dios en su trato mutuo, y sigue albergando enojo. Si Dios se llenó de compasión para con los rebeldes israelitas, ¿cómo podían ellos permanecer insensibles ante los ruegos de quienes sufrían las mismas pasiones de ellos? El guardar rencor es una característica demasiado frecuente entre los que aparentan ser cristianos. El Dios sin pecado, que ha sido objeto de un maltrato infinitamente mayor, perdona, y sigue perdonando, mientras que sus profesos hijos muchas veces guardan rencor y mala voluntad durante años. Los hombres debieran considerar seriamente el pedido que se hace en el Padrenuestro: " "Perdónanos nuestras deudas como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" " (Mat. 6: 12).

17. Se juntaron.
Literalmente, "fueron llamados".

Acamon en Galaad.
Durante los 18 años anteriores los amonitas habían venido regularmente al territorio israelita para llevarse las cosechas y exigir tributo. duda esperaban que de nuevo los habitantes los recibirían con la servil sumisión que les habían exigido todos los años anteriores.

Se juntaron.
Es probable que hubieran recibido la seguridad de que Dios había aceptado su arrepentimiento por el mismo medio que les transmitió la reprensión divina (vers. 11-14). De cualquier modo, se hicieron de suficiente valor como para planificar la resistencia.

Mizpa.
Literalmente, "puesto o torre de vigía". Por lo general esta palabra significa una torre o un punto de observación sobre un muro elevado. Es probable que corresponda con "Mizpa de Galaad" (cap. 11: 29). Podría haber sido el lugar donde se despidió Jacob de Labán (Gén. 31: 25, 49). Algunos creen que Mizpa de Galaad, Ramat-mizpa (los. 13: 26) y Ramot en Galaad (los. 20: 8; 1 Rey. 4:13; 22: 3, 6) eran una misma ciudad. Mizpa estaba en territorio de Gad y era una importante fortaleza.

18.¿Quién comenzará?
Los príncipes de las tribus que vivían al este del Jordán habían actuado de concierto para reunir a los israelitas armados, a fin de oponerse a los amonitas, pero después de reunirse creyeron necesitar un dirigente que fuese hábil para la guerra, valiente en batalla y que tuviera la suficiente diplomacia para unir los diversos contingentes, a fin de que formaran una fuerte unidad bélica. En aquellos tiempos el resultado de las guerras solía depender de una batalla, y los príncipes se dieron cuenta de que debían elegir con cuidado. En otras crisis Dios había elegido al dirigente, pero es probable que esta vez no indicó su elección, y así el pueblo se vio obligado a escoger de entre ellos al que mejor les pareció. Dios aceptó su elección y lo llenó de su Espíritu (cap. 11: 29 ). Su carácter pudo no haber sido el mejor, pero ya que Dios obra por medio de instrumentos humanos, elige entre las personas disponibles. Aún hoy Dios lleva a cabo su obra a través de canales humanos imperfectos. Si se entendiera mejor este hecho, se censuraría menos a las personas que Dios ha llamado a su servicio.

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