1. Muerte de Josué.
La expresión "aconteció después de la muerte de Josué" forma el encabezamiento de todo el libro. Con estas palabras el autor prosigue la narración desde el mismo punto donde el autor de Josué la había dejado. El libro de Josué había comenzado exactamente de la misma manera: " "Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová" " (Jos. 1: 1). Los sucesos e incidentes que el autor de Jueces está por relatar pertenecen al período que sigue a la muerte de Josué. No puede determinarse con precisión el tiempo transcurrido entre la muerte de Josué y el primero de estos acontecimientos, pero es probable que ese lapso no hubiera sido demasiado largo, porque el libro de Jueces se inicia con el relato de la dispersión de las tribus a sus respectivas heredades después de que Josué dio su parte a cada una.
Hijos de Israel.
Probablemente sólo las tribus cuyas tierras quedaban al oeste del Jordán.
Consultaron.
La palabra hebrea que aquí se emplea es la misma que se usa para referirse a la "consulta" del sacerdote al Urim y al Tumim (Núm. 27: 21). Quizá se usó ese método en este caso. Es digno de mención que los israelitas buscaron el consejo del Señor. Mientras Josué vivía, habían dependido de él. En este trance, sin su caudillo y frente al peligro, no confiaron en su propia sabiduría sino que, en armonía con la instrucción de Moisés, pidieron a Dios que los guiara (ver Sant. 1: 5). Su pedido era sencillo y directo, libre de "vanas repeticiones" (Mat. 6: 7). La elocuencia de la oración radica en su sentido de necesidad y en su forma directa. En la actualidad también es imperativo que el pueblo de Dios busque la dirección divina antes de hacer decisiones vitales. Esta búsqueda de Dios no debe hacerse en forma apresurada ni descuidada, ni teniendo ya de antemano la idea fija y la decisión hecha en cuanto al pedido que se hace. Tal oración en busca de dirección divina es una burla. Dios sólo acepta a quienes se le acercan con sinceridad y docilidad, que están dispuestos a seguir el camino señalado por él.
Subirá.
Estas palabras sugieren que las tribus estaban acampadas en las llanuras en torno de Jericó y Gilgal. En el relato posterior se nota lo mismo (caps. 1: 16; 2: 1). Las dos ciudades estaban a unos 270 m bajo el nivel del mar, mientras que algunos de los lugares que los israelitas debían atacar estaban entre unos 800 y 1.200 m sobre el nivel del mar. La palabra hebrea 'alah , aquí traducida "subir", también se usa muchas veces para expresar la idea de "salir a la batalla". En relación con la guerra, la idea de "subir" puede haberse originado en la costumbre de que la defensa generalmente ocupaba los terrenos altos.
Primero.
La pregunta "¿Quién ... subirá primero?" indica la incertidumbre de ese pueblo que ya no tenía quien lo dirigiera. Se daba cuenta de que cada tribu debía lanzarse por sí sola para conquistar la parte del país que les había sido concedida por sorteo. Pero ¿cuál de las tribus había de ser la que daría el primer paso al frente, paso tan necesario para animar a las otras? Deseaban tener un caudillo señalado por Dios que dirigiese la campaña.
2. Judá subirá.
Podemos suponer que recibieron esta respuesta mediante Finees, el sumo sacerdote, quien pudo haber consultado al Urim y Tumim. Los hombres de Judá debían tomar la delantera, quizá porque constituían la tribu más numerosa (Núm. 2). También pueden haber sido los más valientes porque entre ellos tenían a Caleb, el único que muchos años antes, con Josué, había instado al pueblo a subir para conquistar a la tierra, frente a la oposición de los otros diez espías. Durante la peregrinación por el desierto, Judá siempre había encabezado la marcha. En esta ocasión esa tribu fue designada para que iniciase la campaña.
Yo he entregado la tierra.
Esta es una declaración profético. Se habla de lo que seguramente iba a ocurrir como si ya se hubiese cumplido. "La tierra" en este caso se refiere a la posesión de Judá.
3. Sube conmigo.
Judá y Simeón eran hijos de Lea (Gén. 29: 33, 35). Era natural que esas dos tribus se ayudasen, ya que sus tierras eran contiguas. En realidad, se dice que la parte que le correspondió a Simeón estaba "en medio de la heredad de los hijos de Judá" (Jos. 19: 1). La parte que les había tocado a las dos tribus estaba aproximadamente entre dos líneas trazadas desde los extremos norte y sur del mar Muerto hasta el Mediterráneo. Aunque la confederación meridional de los cananeos había sido derrotada durante las campañas de Josué, quedaban muchos baluartes que debían conquistar las mismas tribus que iban a ocupar el territorio.
La cooperación entre hermanos es el proceder más sabio cuando se presentan tareas difíciles que realizar. Los más fuertes no deberían despreciar sino desear la ayuda de otros, aun de los que pudieran ser más débiles. Judá era la tribu mayor, y Simeón la menor; sin embargo, Judá pidió la ayuda de Simeón. También debiera notarse que los que solicitan ayuda también deben estar dispuestos a darla, así como en esta ocasión Judá ofreció asistir a Simeón más tarde. Los cristianos debieran fortalecerse mutuamente contra los destructivos artificios del reino de Satanás. Los que de esta manera y con el espíritu de amor se ayudan mutuamente, tienen derecho a esperar que Dios bondadosamente bendecirá sus esfuerzos combinados.
4. Bezec.
No se ha precisado la ubicación de esta ciudad. Parecería haber estado cerca de Jerusalén, pues inmediatamente después de esta batalla los israelitas la atacaron. Algunos han pensado que puede haber sido el nombre de un territorio y no de una ciudad, y han sugerido que se referiría a la región entre Jericó y Jerusalén. En 1 Sam. 11: 8 se menciona una aldea llamada Bezec, pero quizá no sea el mismo lugar, ya que se encuentra al noreste de Siquem y está fuera de la zona de la campaña emprendida por Judá en la parte sur del país. Sin embargo, se dice que los ferezeos participaron en esta batalla, y generalmente se los menciona en relación con las montañas boscosas al norte y al este de Siquem (Jos. 17: 15). El nombre ferezeo viene de una palabra que significa "campo abierto", y podría considerarse como equivalente del término moderno "beduino", que significa "hombre de una tribu nómada".
5. Adoni-bezec.
Literalmente, "señor de Bezec", o sea, el gobernante de Bezec.
6. Le cortaron los pulgares.
En las guerras de la antigüedad se cometían tales atrocidades para impedir que los prisioneros capturados participasen de nuevo en la guerra. Se dice que en algunos casos los griegos mutilaban las manos de los prisioneros lo suficiente como para que no pudiesen usar la lanza o el arco, pero los dejaban en condiciones de poder seguir trabajando. El castigo aplicado a Adoni-bezec le impediría seguir como rey. Se cortaban los pulgares de los pies para hacer que resultase difícil correr, lo que se consideraba esencial para los guerreros de aquella época.
7. Setenta reyes.
Diversos personajes reales que en diferentes momentos del reinado de Adoni-bezec habían compuesto el cortejo de reyes subyugados que él mantenía en forma miserable en su corte, luego de haberlos mutilado. En Palestina los reinos eran pequeños, y muchas veces no comprendían más que una ciudad y la zona circundante.
Como yo hice.
Adoni-bezec reconoció que merecía el castigo del cual era objeto. Como muchos otros lo han hecho después, en su castigo reconoció su crimen. Aunque Dios sea lento en castigar a los culpables y posterga el castigo esperando que se arrepientan, finalmente todos se verán obligados a admitir su culpa delante del tribunal divino. ¡Cuánto mejor es confesar la culpa ahora, delante del propiciatorio, para ser así liberado de la ira venidera!
Jerusalén.
No hay indicios de que las tribus hubiesen intentado retener esa ciudad en esta ocasión. En realidad, el registro bíblico indica que la ciudad continuó en manos de los jebuseos hasta que la capturó David varios siglos más tarde (2 Sam. 5: 6, 7). No fue sino durante el reinado de David cuando Judá dominó en realidad el sur de Palestina. Puesto que la ciudad de Jerusalén no estaba dentro del territorio de Judá o Simeón, es probable que esas tribus la hubieran abandonado después de haberla tomado y quemado.
Donde murió.
El autor no dice cuánto tiempo vivió Adoni-bezec después de haber sido llevado a Jerusalén. Quizá su muerte ocurrió poco tiempo después.
9. Descendieron.
En la primera parte de la campaña "subieron" a la batalla desde Gilgal a las mesetas del centro de Palestina. Después desde los cerros "descendieron" para luchar en las tres regiones bien diferenciadas del sur de Palestina: las "montañas", el "Neguev" (al sur), y "los llanos" (la Sefela).
Las montañas.
En el AT se usa este término para designar los cerros de Judea, que son una continuación de la cadena montañosa central que corre a lo largo del país, de norte a sur.
Neguev.
Al sur de Hebrón las montañas son menos abruptas, los valles menos profundos y los cerros se van redondeando hasta transformarse gradualmente en el desierto del sur o Neguev. Esta zona árida y escasamente poblada se extiende desde un poco al norte de Beerseba hacia el sur, hasta Cadesbarnea, y al oeste hacia el mar. Hoy se lo denomina también Neguev, nombre que aparece regularmente en el AT (Heb. négeb ). La palabra en sí significa tierra seca y árida. Pero como les era tan familiar la zona del sur de Canaán, los hebreos usaron la palabra négeb para referirse al "sur" (Gén. 24: 62; Jos. 15: 4, 21; Eze. 47: 19). En este versículo, "Neguev" se refiere a la zona geográfica ya descrita.
Los llanos.
Heb. shefelah . Entre los cerros de Judá y la llanura filistea que bordea el mar, hay una zona de cerros bajos y redondeados, de escasa elevación. Esta zona de cerros bajos en la frontera de Filistea recibía el nombre de Sefela, es decir "llanos".
10. Hebrón.
Esta ciudad se encontraba más o menos a mitad de camino entre Jerusalén y Beerseba, a unos 30 km de ambas ciudades, en la parte más elevada de las montañas de Judá, a unos 1.000 m sobre el nivel del mar. El nombre anterior de la ciudad había sido "Quiriat-arba", o sea, "Ciudad de Arba". Arba fue el padre de Anac (Jos. 15: 13; 21: 11; cf. cap. 14: 15). En Hebrón estaban las sepulturas de Abrahán, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob y Lea.
Es evidente que en este versículo el autor hace una descripción general de la captura de Hebrón, porque más adelante en este mismo capítulo afirma que Caleb tomó a Hebrón y mató a los tres hijos de Anac (vers. 20).
Sesai.
Los tres gigantes aparecen mencionados también en relación con la visita de Caleb a esta ciudad, cuando los doce espías reconocieron la tierra (Núm. 13: 22, 28). En Juec. 1: 20 se los llama hijos de Anac, lo que podría significar que estos tres nombres representan a tres clanes de los anaceos.
11. Fue.
El uso del singular en este pasaje apoya lo que se dijo antes, que el autor se refería a Caleb y a su clan, y no a toda la tribu de Judá y Simeón.
Debir.
El antiguo nombre de Debir había sido Quiriat-sefer (Jos. 15: 15), que significa "ciudad de libros". Debido al significado de este nombre, los eruditos han pensado que esta ciudad podría haber tenido una biblioteca famosa, similar a las bibliotecas reales que el rey asirio Asurbanipal engrandeció mucho. La mayoría de los eruditos concuerdan en que puede identificarse a Debir con Tell Beit Mirsim , ruina desenterrada por el Dr. W.F. Albright. No se encontró ninguna biblioteca; pero la ciudad no fue totalmente desenterrada. La evidencia arqueológica muestra que Debir fue arrasada por un incendio excepcionalmente devastador, seguido por la ocupación de los hebreos, quienes reedifcaron la ciudad.
12. Yo le daré.
Es evidente que la ciudad estaba muy bien defendida. Caleb intentó incitar a los jóvenes ambiciosos de los diferentes clanes de su tribus para que fueran más valientes. Por eso ofreció a su hija en matrimonio a aquel cuyo grupo irrumpiera primero en la ciudad. Por lo que se desprende del relato que sigue, parece que la ciudad capturada pasó a ser territorio del afortunado vencedor. Este relato evidencia la fortaleza de las ciudades meridionales de esas montañas. Anteriormente, cuando Josué repartió los diversos sectores del país entre las tribus, Caleb se refirió a su fuerza invicta y obtuvo permiso para conquistar la región por las almas (Jos. 14: 11).
13. Hermano menor de Caleb.
Gramaticalmente, estas palabras podrían referirse tanto a Cenaz como a Otoniel. Si se refieren a Cenaz, Otoniel habría sido sobrino y no hermano de Caleb. Es imposible saber qué parentezco existía en realidad entre ellos. El autor usa específicamente solo la palabra "menor" para explicar que no había gran diferencia de edad entre Otoniel y Acsa, Si el afecto que se siente por una mujer anima a un hombre a tan penosos esfuerzos y tan peligrosas aventuras, ¿cuánto debiéramos arriesgar movidos por el amor del Señor.?
14. Cuando ella se iba.
0, "cuando ella vino" (BJ). Indudablemente Acsa había estado recluida con las otras mujeres y los niños, lejos de la zona de batalla, en un lugar seguro. Pero, después de la victoria, su padre seguramente la habra llamado para presentarla públicamente a su esposo, para honrarlo por su valentía y para presentar un ejemplo delante de las tropas. En aquellos tiempos los padres concertaban los matrimonios y daban a sus hijas a quienes les placía. Sin embargo, siempre que no se abusara de esta costumbre, no se le exigía a una señorita casarse con un hombre al cual no podría amar (Gén. 24: 57, 58; PP 168).
La persuadió.
Según el vers. 15, Acsa le pidió un campo a su padre. El hebreo dice que ella lo incitó a él para que pidiese, y el griego de la LXX dice que el marido la incitó a ella para que pidiese, cosa que parece más normal. Sin embargo, es posible que el pasaje dé a entender que ella solicitó la venia de su esposo para pedir a su padre el campo o lo persuadió de que los dos debían pedirlo.
Se bajó del asno.
Acsa reverenciaba a su padre, y por eso se desmontó para hablarle. Entre los beduinos, la costumbre exige que el que pide un favor, debe bajarse de su montura y acercarse al jeque a pie.
15. Neguev.
Heb., négeb , "tierra árida", que también significa "sur" pues la tierra árida se encontraba al sur de Palestina (ver com. vers. 9). La parte que le había correspondido estaba en el árido Neguev, por lo tanto necesitaba manantiales para sus rebaños. Su nuevo esposo no estaba dispuesto a pedir esos manantiales, pero sintiéndose segura de su posición como hija favorita, Acsa presentó inmediatamente su pedido cuando la joven pareja ya se disponía a ocupar su territorio. En respuesta a su pedido, Caleb le dio las "fuentes de arriba y las fuentes de abajo". En el territorio que se encuentra entre Debir y Hebrón hay una región que tiene unas 14 fuentes, ubicadas en 3 grupos. Posiblemente fueron dos de estos grupos los que Caleb dio a su hija recién casada.
Aparentemente el pedido de Acsa era normal y apropiado, por lo cual Caleb accedió. Nuestro Padre celestial, que nos da lo que nos corresponde, seguramente será tan razonable y afectuoso como cualquier padre terreno. Nos resta ejercer la misma sabiduría de Acsa y pedir a Dios que nos dé los elementos que podrán mejorar nuestra vida según él lo considere conveniente y apropiado. Dios está dispuesto a darnos fuentes de agua para fertilizar una vida agostada. El nos dará " "todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" " si tan sólo se las pedimos (Efe. 3: 20).
16. Ceneo.
O "madianita" (Núm. 10: 29). A partir de la época de Moisés este clan estuvo estrechamente ligado con Israel, pero sin perder su identidad independiente y separada. Por haberse aliado con Israel y haberse unido con él en la campaña militar, se le permitió compartir el galardón y establecerse en el territorio de Judá. Más tarde, una rama de su clan se estableció en el norte, en el territorio de Neftalí (cap. 4: 11, 17).
La ciudad de las palmeras.
Se llama comúnmente a Jericó la "ciudad de las palmeras" (Deut. 34: 3; 2 Crón. 28: 15). Pero la antigua Jericó había sido destruida y la nueva Jericó no había sido construida aún (1 Rey. 16: 34). Es pues probable que esta "ciudad de las palmeras" hubiera sido otra ciudad en la misma zona (ver com. Jos. 6: 26). Ese lugar fue una vez famoso por sus palmeras y jardines. Josefo presenta una magnífica descripción de su hermosura ( Guerras iv. 8. 3).
Arad.
Este lugar, donde se establecieron los ceneos, está en el Neguev, a unos 27 km al sur de Hebrón.
17. Horma.
Este nombre significa "consagrado", es decir, consagrado a una destrucción total. Este fue el nuevo nombre que los hebreos pusieron a Sefat. Los arqueólogos no han determinado aún su ubicación. Sin embargo se ha sugerido que podría ser Tell esh-Sheri'ah (llamado también Tell el- Msh~sh ), cerca de Beerseba y Siclag. Horma estaba en el territorio de Simeón (Jos. 19: 4), lo que concordaría con la declaración hecha en este versículo.
18. Tomó también Judá a Gaza.
Parece que a partir de este momento Judá prosiguió la campaña sin más ayuda. Desde el Neguev, pasó a la llanura marítima y siguió hacia el norte, atacando las ciudades de la costa. La más meridional de éstas era Gaza, y la tomaron por sorpresa, junto con Ascalón y Ecrón. Así cayeron en manos de los israelitas estos tres centros de la confederación filistea. Sin embargo, parece que los hebreos conquistaron estas plazas fuertes por medio de ataques sorpresivos y rápidos, pero después no pudieron retenerlas cuando los filisteos reagruparon sus fuerzas y contraatacaron a los israelitas, porque el siguiente versículo afirma que Judá no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos (ver también cap. 3: 3).
19. Con Judá.
Judá no pudo lograr más que un éxito parcial a causa de una evidente superioridad de los armamentos de sus enemigos. ¿Por qué fue así si los carros herrados no eran nada ante el poder de Dios, cuyos carros son millares de ángeles? El poder infinito estaba a su alcance, pero la tribu de Judá no pudo dominar totalmente a sus enemigos. El autor de jueces explica más tarde la razón de esto (ver com. cap. 2: 14-23).
Carros herrados.
En las zonas montañosas, donde no podían maniobrar la caballería ni los carros, vencían las audaces bandas de hebreos que podían movilizarse con agilidad. Pero en los anchos valles de la llanura marítima, los cananeos mejor armados podían repeler sus incursiones. Por ese tiempo el uso del hierro estaba comenzando a generalizarse entre los cananeos, quienes eran más adelantados en metalurgia que los nómades hebreos. Acababan de aprender de los hititas y horeos el uso de carros y caballos, y los emplearon bien en contra de la infantería hebrea, que no pudo hacer frente a este superior instrumento bélico.
21. Habita en Jerusalén.
Según el vers. 8, la tribu de Judá ya había capturado la ciudad de Jerusalén. Tal vez la razón por la cual no consolidó sus ganancias fue porque la ciudad en realidad estaba en el territorio de Benjamín. La frontera entre las dos tribus quedaba justamente al sur de la ciudad, en el valle de Hinom (Jos. 15: 8). Después de su humillante derrota ante los de Judá, los jebuseos no ofrecieron resistencia a los benjamitas que se establecieron en torno de su ciudad. Al faltarle la resolución necesaria para tomar la ciudad, el pueblo de Benjamín se mezcló pacíficamente con los paganos jebuseos. Varios siglos más tarde, comprendiendo la importancia de poseer esta ciudadela, David la atacó y la tomó. Después de esto, parece que los dos grupos vivieron juntos amigablemente en esa zona, porque en la última parte del reinado de David se habla de Arauna jebuseo como si hubiera sido un respetable ciudadano. Ciertamente, como tal se comportó (2 Sam. 24: 18). Sin embargo, durante el período de los jueces, los jebuseos predominaron en la ciudad (Juec. 19: 11, 12). El pueblo de Benjamín no aprovechó plenamente sus oportunidades.
Hasta hoy.
Esta expresión sugiere que el libro de Jueces fue escrito antes de que David tomase la ciudad.
22. La casa de José.
La tribu de Efraín, y la media tribu de Manasés que vivían en la Palestina occidental. La mitad de la tribu de Manasés se había establecido en Transjordania.
Bet-el.
Significa, "casa de Dios". Estaba a unos 16 km al norte de Jerusalén en la zona montañosa central. Esta ciudad fue célebre porque allí Jacob recibió su visión de la escalera que iba al cielo y su nombre se derivó de ese acontecimiento (Gén. 28: 10-22). Más tarde se hizo famosa por ser el centro del culto idolátrico establecido por Jeroboam, quien transformó a Bet-el en uno de los santuarios nacionales del reino septentrional de Israel (ver 1 Rey. 12: 29).
Jehová estaba con ellos.
A diferencia de Benjamín, que nunca se aventuró por la fe, estas tribus salieron a la guerra y lograron victorias mediante la bendición de Dios.
23. Puso espías en Bet-el.
Es decir, los de "la casa de José" reconocieron cabalmente el lugar antes de atreverse a atacar, para determinar la mejor manera de conquistar la ciudad. Se añade una nota histórica para explicar que antes la ciudad se llamaba Luz. Después de tomar la aldea, los hebreos le volvieron a poner el nombre Bet-el para recordar la vicisitud por la cual Jacob pasó allí (ver com. vers. 22). Evidentemente la nueva aldea no estaba en el mismo lugar de la antigua, porque en el libro de Josué aparecen los dos nombres como si se tratara de dos lugares diferentes pero cercanos el uno del otro (Jos. 16: 2). Originalmente la ciudad estaba en el territorio de Benjamín, pero muy cerca de la frontera de Efraín (Jos. 18: 13, 21, 22).
24. Los que espiaban.
Literalmente, "vigilantes". Antes de aprovecharse del terror que embargaba al cautivo atemorizado por lo que consideraba sería una muerte segura, los espías le aseguraron al viajero que no le sucedería nada. Debido a que él les mostró una entrada secreta a la ciudad, los hebreos la tomaron fácilmente y mataron a espada a todos los habitantes, con excepción de ese hombre y su familia.
26. Edificó una ciudad.
Nada se sabe de la ciudad edificada por esta persona. Quizá para acallar su conciencia por haber entregado su ciudad, se fue a un país distante y fundó allí otra ciudad a la cual le puso el mismo nombre de la que había traicionado.
27. Tampoco Manasés.
El autor prosigue su relato, avanzando desde la zona meridional del país, tomada por Judá, hacia el centro y el norte de Palestina. A partir de este punto la narración muestra una nueva tendencia. Hasta este momento los hebreos habían ganado victorias y habían sufrido derrotas. A continuación aparece sencillamente una lista de ciudades fuertes cananeas que las diferentes tribus no fueron capaces de tomar. Las ciudades cuyos habitantes los de Manasés no pudieron expulsar, formaban una cadena de fortificaciones que guardaban todos los pasos o desfiladeros de las montañas.
Bet-seán.
En el extremo oriental de esta línea cananea de defensa, estaba la antigua ciudad de Bet-seán. Se hallaba en el lugar donde el terreno relativamente llano del valle de Jezreel comienza a bajar al Jordán. Es una de las ciudades más antiguas de Palestina, y en diversos momentos fue el centro de culto de numerosas deidades paganas. Era una fortaleza sumamente segura, ubicada en una alta colina que se había ido formando con las ruinas de épocas anteriores. Por su ubicación estratégica, dominaba las rutas a Damasco. Las excavaciones en el lugar han revelado que durante varios siglos (hasta el siglo XII AC), fue la sede de una guarnición egipcia. En tiempos de Saúl estaba en manos de los filisteos, cuyos centros principales se encontraban lejos de allí, en el sur del país. Es posible que David la hubiera tomado más tarde, porque se la menciona como una de las ciudades de Salomón (1 Rey. 4: 12). Por mucho tiempo se la conoció como Escitópolis, porque fue tomada por los escitas aproximadamente por la época de Jeremías. Hoy recibe el nombre de Tell el Hutsn . En la vecina aldea de Beis~n se conserva el antiguo nombre.
Las otras ciudades fortificadas nombradas en este versículo dominaban los pasos que llevaban de las montañas centrales de Samaria a la fértil llanura de Esdraelón (o Meguido). Meguido, en el extremo occidental de esta línea de defensa, dominaba la gran carretera que unía a Egipto con Mesopotamia. Por esta razón tuvo un lugar importante en las campañas egipcias contra los grandes imperios del norte y del este. Taanac, que lleva hoy el mismo nombre, estaba a unos 8 km al sudeste de Meguido.
Sus aldeas.
Literalmente, "sus hijas": las pequeñas aldeas que rodeaban estas ciudades fortificadas.
Persistía en habitar.
Es decir que porfiadamente los cananeos resistieron y repelieron los intentos de los hebreos por desalojarlos. Con toda razón comprendían que si lograban retener esta cadena de fortalezas podrían dominar todas las rutas principales de transporte y comercio, y además, mantendrían separadas las tribus para impedir que los hebreos pudiesen formar una confederación unida. Aplicaron la regia militar de dividir para vencer.
28. Hizo al cananeo tributario.
Heb. mas . "Hacer tributario" no traduce la verdadera idea de este vocablo hebreo, que significa, más bien, gente obligada a realizar trabajos forzados. La palabra no implica tanto el trabajo en sí, como los hombres que debían hacerlo. Tanto David como Salomón usaron el sistema de levas obligatorias para realizar diferentes proyectos de construcción ó fortificación de ciudades (1 Rey. 5: 13; 9: 15, 21). En las zonas donde dominaban los hebreos, los cananeos vencidos debieron trabajar para reedificar las ciudades capturadas y reforzar las fortificaciones.
Mas no lo arrojó.
Aun en las regiones donde los hebreos eran fuertes, se permitió que permaneciesen muchos cananeos que se sometieron al trabajo forzado a cambio del privilegio de vivir en sus aldeas o en sus fincas. La historia posterior de este libro indica el peligro que esto constituyó para la religión y la moral de los hebreos.
29. Gezer.
Antigua ciudad cananea en la frontera sudoeste de Efraín, cerca del territorio filisteo, a 30,8 km al noroeste de Jerusalén. Los cananeos retuvieron la posesión de esta ciudad (1 Sam. 27: 8; 2 Sam. 5: 25; 1 Crón. 20: 4), hasta que un faraón la tomó y la dio como presente a su hija, esposa de Salomón (1 Rey. 9: 16). Entonces Salomón la reconstruyó como fortaleza fronteriza. La excavación de esta ciudad ha permitido hallar muchos artículos domésticos cananeos, un gran templo cananeo y numerosos ejemplos de la costumbre cananea de enterrar a niños en los fundamentos de las casas que estaban en construcción.
30. Tampoco Zabulón.
A partir de aquí el autor comienza a relatar lo que les sucedió a las tribus cuyas heredades estaban en el norte de Palestina, más allá de la llanura de Esdraelón. Nada se dice en cuanto a la tribu de Isacar, aunque en el canto de Débora (cap. 5) aparece como una de las tribus más agresivas. El relato que se da aquí de cada una de las diversas tribus es más o menos el mismo. No fueron suficientemente fuertes como para atacar las fortalezas que estaban dentro del territorio que se les había asignado. Aun en las montañas no fueron capaces de dominar al enemigo como lo habían hecho las tribus meridionales. Simplemente cercenaron parcelas aquí y allí, como y donde pudieron, y así se establecieron entre los antiguos habitantes.
31. Tampoco Aser.
La tribu de Aser no tuvo más éxito que Zabulón. Su porción era la llanura marítima y los cerros bajos al norte del Carmelo. Era el territorio de los fenicios que aún no se habían hecho famosos como comerciantes marítimos. Al establecerse allí entre los cananeos, los de Aser parecen haber estado más expuestos a la influencia cultural y religiosa que cualquier otra tribu. Después de un tiempo relativamente corto parecen haber perdido en buena medida sus características religiosas. Cuando Débora llamó a las tribus para que presentasen un frente unido contra los cananeos, dijo que " "se mantuvo Aser a la ribera del mar, y se quedó en sus puertos" " (cap. 5: 17).
En Jos. 19: 30 se dice que le tocaron a Aser 22 aldeas en esta zona. Este pasaje enumera al menos siete que no fueron tomadas, entre las cuales están las conocidas ciudades de Acre y Sidón. Así es evidente que los de Aser no progresaron mucho en la conquista del territorio que se les había asignado.
32. Moró Aser entre los cananeos.
En los vers. 29 y 30 se afirma que los cananeos moraron entre los hebreos, lo que muestra que éstos eran los más fuertes; pero en este versículo el autor cambia la frase y dice que los de Aser moraron entre los cananeos. Esto parecería indicar que los cananeos dominaban en esa zona.
33. Tampoco Neftalí.
Se repite la misma desafortunada narración. Los lugares que Neftalí no pudo conquistar eran antiguas ciudades que recibieron su nombre por los famosos templos construidos allí en honor a la diosa Anat y a Shamash, dios del sol. Sin embargo, los hebreos fueron lo suficientemente fuertes como para someter a estas ciudades al pago de tributos. Más tarde el territorio de Neftalí pasó a conocerse bajo el nombre de Galilea, donde el elemento pagano era tan fuerte que la región se llamaba "Galilea de los gentiles" (Isa. 9: 1), es decir, "el distrito extranjero".
34. Hijos de Dan.
La parte que había correspondido a la tribu de Dan era una angosta faja de valles y cerros bajos entre las heredades de Efraín y Judá. En un comienzo, los de Dan intentaron tomar los llanos, y con la bendición de Dios deberían haber extendido sus fronteras hasta el mar. Pero, en vez de ocurrir esto, los habitantes de esa tierra los obligaron a volverse a los cerros, donde consolidaron su posición en torno a Zora y Estaol. Desde esta tribu y desde este distrito. Sansón salió para realizar sus hazañas contra los filisteos (caps. 13 a 16). Sin embargo, esta región era tan pequeña que cuando la tribu creció, el núcleo principal de ella emigró al norte de Palestina en torno de la cabecera del Jordán, donde tomó la ciudad de Lais y le puso por nombre Dan (Jos. 18 y 19; ver com. Jos. 19: 47).
Debe advertirse que el autor del libro designa como amorreos y no cananeos a los pobladores de Palestina. Algunos piensan que los dos nombres se referirían a un mismo pueblo. Sostienen que los pobladores autóctonos, conocidos como cananeos, vinieron originalmente del mismo lugar que los amorreos. Sin embargo, parece que los amorreos habían formado parte de una ola migratoria posterior. Habiendo llegado después que los cananeos, quizá su cultura era más propia de los nómadas que la de los cananeos ya establecidos en el país. Un antiguo poema súmero describe a los amorreos de la siguiente forma:
"El arma es su compañera... que no conoce sumisión, que come carne sin cocinar, que en su vida no tiene casa, que no entierra a su compañero muerto".
Es probable que los amorreos del tiempo de los jueces ya hubieran desarrollado una cultura más sedentaria que la que tan vivamente describe este poema. Estaban esparcidos por todo el Cercano Oriente y había reyes amorreos que gobernaban reinos grandes y pequeños. Hammurabi, el famoso rey babilonio, fue amorreo. El nombre amorreo significa "occidental", y le fue dado a este pueblo por los súmeros, los primeros habitantes conocidos de Babilonia.
35. El monte de Heres.
Se cree que sea otro nombre de Bet-semes.
Ajalón.
Aldea situada a 20,8 km al noroeste de Jerusalén (ver com. Jos. 10: 12).
Cobró fuerzas.
Literalmente, "pesó sobre ellos la mano de la casa de José" (BJ). La tribu de Dan no pudo resistir ante la población autóctono, y gradualmente debió retroceder a una zona muy restringida. En vista de esto, los hebreos de la tribu de Efraín, cuyo territorio era adyacente, socorrieron a los de Dan lanzando vigorosos ataques contra los amorreos. Los efrainitas tuvieron tanto éxito que las aldeas de los amorreos y cananeos suscribieron con ellos tratados de sumisión, comprometiéndose a proporcionar gente para que hiciera trabajos forzados a cambio de la cesación de las hostilidades. Este estado de cosas continuó durante varios siglos hasta el tiempo de Salomón (1 Rey. 4: 9), cuando las aldeas pasaron verdaderamente a ser parte del territorio israelita. Bet-semes cayó en manos de los israelitas mucho antes (1 Sam. 6: 12).
36. El límite del amorreo.
Este versículo no tiene ninguna relación con el anterior salvo que, habiendo mencionado a los amorreos, el autor se detiene a explicar que antiguamente el territorio de los amorreos se extendía por el sur hasta los lugares mencionados, los que en conjunto constituían la frontera con Edom. Las tribus israelitas meridionales habían conquistado territorios hasta este antiguo límite meridional.
La subida de Acrabim.
Literalmente, "subida o paso de los escorpiones" (alacranes).
Sela.
Literalmente, "desde la Peña" (BJ). Sela es una transliteración de la palabra hebrea que significa "roca" o "peña". Muchos consideran que esta era una referencia a Petra, la ciudadela de los idumeos y nabateos enclavada en la peña, pero es más probable que se refiera a algún hito notable del lado judío del Arabá. Todo el versículo es un poco difícil de entender.
CBA T2
La expresión "aconteció después de la muerte de Josué" forma el encabezamiento de todo el libro. Con estas palabras el autor prosigue la narración desde el mismo punto donde el autor de Josué la había dejado. El libro de Josué había comenzado exactamente de la misma manera: " "Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová" " (Jos. 1: 1). Los sucesos e incidentes que el autor de Jueces está por relatar pertenecen al período que sigue a la muerte de Josué. No puede determinarse con precisión el tiempo transcurrido entre la muerte de Josué y el primero de estos acontecimientos, pero es probable que ese lapso no hubiera sido demasiado largo, porque el libro de Jueces se inicia con el relato de la dispersión de las tribus a sus respectivas heredades después de que Josué dio su parte a cada una.
Hijos de Israel.
Probablemente sólo las tribus cuyas tierras quedaban al oeste del Jordán.
Consultaron.
La palabra hebrea que aquí se emplea es la misma que se usa para referirse a la "consulta" del sacerdote al Urim y al Tumim (Núm. 27: 21). Quizá se usó ese método en este caso. Es digno de mención que los israelitas buscaron el consejo del Señor. Mientras Josué vivía, habían dependido de él. En este trance, sin su caudillo y frente al peligro, no confiaron en su propia sabiduría sino que, en armonía con la instrucción de Moisés, pidieron a Dios que los guiara (ver Sant. 1: 5). Su pedido era sencillo y directo, libre de "vanas repeticiones" (Mat. 6: 7). La elocuencia de la oración radica en su sentido de necesidad y en su forma directa. En la actualidad también es imperativo que el pueblo de Dios busque la dirección divina antes de hacer decisiones vitales. Esta búsqueda de Dios no debe hacerse en forma apresurada ni descuidada, ni teniendo ya de antemano la idea fija y la decisión hecha en cuanto al pedido que se hace. Tal oración en busca de dirección divina es una burla. Dios sólo acepta a quienes se le acercan con sinceridad y docilidad, que están dispuestos a seguir el camino señalado por él.
Subirá.
Estas palabras sugieren que las tribus estaban acampadas en las llanuras en torno de Jericó y Gilgal. En el relato posterior se nota lo mismo (caps. 1: 16; 2: 1). Las dos ciudades estaban a unos 270 m bajo el nivel del mar, mientras que algunos de los lugares que los israelitas debían atacar estaban entre unos 800 y 1.200 m sobre el nivel del mar. La palabra hebrea 'alah , aquí traducida "subir", también se usa muchas veces para expresar la idea de "salir a la batalla". En relación con la guerra, la idea de "subir" puede haberse originado en la costumbre de que la defensa generalmente ocupaba los terrenos altos.
Primero.
La pregunta "¿Quién ... subirá primero?" indica la incertidumbre de ese pueblo que ya no tenía quien lo dirigiera. Se daba cuenta de que cada tribu debía lanzarse por sí sola para conquistar la parte del país que les había sido concedida por sorteo. Pero ¿cuál de las tribus había de ser la que daría el primer paso al frente, paso tan necesario para animar a las otras? Deseaban tener un caudillo señalado por Dios que dirigiese la campaña.
2. Judá subirá.
Podemos suponer que recibieron esta respuesta mediante Finees, el sumo sacerdote, quien pudo haber consultado al Urim y Tumim. Los hombres de Judá debían tomar la delantera, quizá porque constituían la tribu más numerosa (Núm. 2). También pueden haber sido los más valientes porque entre ellos tenían a Caleb, el único que muchos años antes, con Josué, había instado al pueblo a subir para conquistar a la tierra, frente a la oposición de los otros diez espías. Durante la peregrinación por el desierto, Judá siempre había encabezado la marcha. En esta ocasión esa tribu fue designada para que iniciase la campaña.
Yo he entregado la tierra.
Esta es una declaración profético. Se habla de lo que seguramente iba a ocurrir como si ya se hubiese cumplido. "La tierra" en este caso se refiere a la posesión de Judá.
3. Sube conmigo.
Judá y Simeón eran hijos de Lea (Gén. 29: 33, 35). Era natural que esas dos tribus se ayudasen, ya que sus tierras eran contiguas. En realidad, se dice que la parte que le correspondió a Simeón estaba "en medio de la heredad de los hijos de Judá" (Jos. 19: 1). La parte que les había tocado a las dos tribus estaba aproximadamente entre dos líneas trazadas desde los extremos norte y sur del mar Muerto hasta el Mediterráneo. Aunque la confederación meridional de los cananeos había sido derrotada durante las campañas de Josué, quedaban muchos baluartes que debían conquistar las mismas tribus que iban a ocupar el territorio.
La cooperación entre hermanos es el proceder más sabio cuando se presentan tareas difíciles que realizar. Los más fuertes no deberían despreciar sino desear la ayuda de otros, aun de los que pudieran ser más débiles. Judá era la tribu mayor, y Simeón la menor; sin embargo, Judá pidió la ayuda de Simeón. También debiera notarse que los que solicitan ayuda también deben estar dispuestos a darla, así como en esta ocasión Judá ofreció asistir a Simeón más tarde. Los cristianos debieran fortalecerse mutuamente contra los destructivos artificios del reino de Satanás. Los que de esta manera y con el espíritu de amor se ayudan mutuamente, tienen derecho a esperar que Dios bondadosamente bendecirá sus esfuerzos combinados.
4. Bezec.
No se ha precisado la ubicación de esta ciudad. Parecería haber estado cerca de Jerusalén, pues inmediatamente después de esta batalla los israelitas la atacaron. Algunos han pensado que puede haber sido el nombre de un territorio y no de una ciudad, y han sugerido que se referiría a la región entre Jericó y Jerusalén. En 1 Sam. 11: 8 se menciona una aldea llamada Bezec, pero quizá no sea el mismo lugar, ya que se encuentra al noreste de Siquem y está fuera de la zona de la campaña emprendida por Judá en la parte sur del país. Sin embargo, se dice que los ferezeos participaron en esta batalla, y generalmente se los menciona en relación con las montañas boscosas al norte y al este de Siquem (Jos. 17: 15). El nombre ferezeo viene de una palabra que significa "campo abierto", y podría considerarse como equivalente del término moderno "beduino", que significa "hombre de una tribu nómada".
5. Adoni-bezec.
Literalmente, "señor de Bezec", o sea, el gobernante de Bezec.
6. Le cortaron los pulgares.
En las guerras de la antigüedad se cometían tales atrocidades para impedir que los prisioneros capturados participasen de nuevo en la guerra. Se dice que en algunos casos los griegos mutilaban las manos de los prisioneros lo suficiente como para que no pudiesen usar la lanza o el arco, pero los dejaban en condiciones de poder seguir trabajando. El castigo aplicado a Adoni-bezec le impediría seguir como rey. Se cortaban los pulgares de los pies para hacer que resultase difícil correr, lo que se consideraba esencial para los guerreros de aquella época.
7. Setenta reyes.
Diversos personajes reales que en diferentes momentos del reinado de Adoni-bezec habían compuesto el cortejo de reyes subyugados que él mantenía en forma miserable en su corte, luego de haberlos mutilado. En Palestina los reinos eran pequeños, y muchas veces no comprendían más que una ciudad y la zona circundante.
Como yo hice.
Adoni-bezec reconoció que merecía el castigo del cual era objeto. Como muchos otros lo han hecho después, en su castigo reconoció su crimen. Aunque Dios sea lento en castigar a los culpables y posterga el castigo esperando que se arrepientan, finalmente todos se verán obligados a admitir su culpa delante del tribunal divino. ¡Cuánto mejor es confesar la culpa ahora, delante del propiciatorio, para ser así liberado de la ira venidera!
Jerusalén.
No hay indicios de que las tribus hubiesen intentado retener esa ciudad en esta ocasión. En realidad, el registro bíblico indica que la ciudad continuó en manos de los jebuseos hasta que la capturó David varios siglos más tarde (2 Sam. 5: 6, 7). No fue sino durante el reinado de David cuando Judá dominó en realidad el sur de Palestina. Puesto que la ciudad de Jerusalén no estaba dentro del territorio de Judá o Simeón, es probable que esas tribus la hubieran abandonado después de haberla tomado y quemado.
Donde murió.
El autor no dice cuánto tiempo vivió Adoni-bezec después de haber sido llevado a Jerusalén. Quizá su muerte ocurrió poco tiempo después.
9. Descendieron.
En la primera parte de la campaña "subieron" a la batalla desde Gilgal a las mesetas del centro de Palestina. Después desde los cerros "descendieron" para luchar en las tres regiones bien diferenciadas del sur de Palestina: las "montañas", el "Neguev" (al sur), y "los llanos" (la Sefela).
Las montañas.
En el AT se usa este término para designar los cerros de Judea, que son una continuación de la cadena montañosa central que corre a lo largo del país, de norte a sur.
Neguev.
Al sur de Hebrón las montañas son menos abruptas, los valles menos profundos y los cerros se van redondeando hasta transformarse gradualmente en el desierto del sur o Neguev. Esta zona árida y escasamente poblada se extiende desde un poco al norte de Beerseba hacia el sur, hasta Cadesbarnea, y al oeste hacia el mar. Hoy se lo denomina también Neguev, nombre que aparece regularmente en el AT (Heb. négeb ). La palabra en sí significa tierra seca y árida. Pero como les era tan familiar la zona del sur de Canaán, los hebreos usaron la palabra négeb para referirse al "sur" (Gén. 24: 62; Jos. 15: 4, 21; Eze. 47: 19). En este versículo, "Neguev" se refiere a la zona geográfica ya descrita.
Los llanos.
Heb. shefelah . Entre los cerros de Judá y la llanura filistea que bordea el mar, hay una zona de cerros bajos y redondeados, de escasa elevación. Esta zona de cerros bajos en la frontera de Filistea recibía el nombre de Sefela, es decir "llanos".
10. Hebrón.
Esta ciudad se encontraba más o menos a mitad de camino entre Jerusalén y Beerseba, a unos 30 km de ambas ciudades, en la parte más elevada de las montañas de Judá, a unos 1.000 m sobre el nivel del mar. El nombre anterior de la ciudad había sido "Quiriat-arba", o sea, "Ciudad de Arba". Arba fue el padre de Anac (Jos. 15: 13; 21: 11; cf. cap. 14: 15). En Hebrón estaban las sepulturas de Abrahán, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob y Lea.
Es evidente que en este versículo el autor hace una descripción general de la captura de Hebrón, porque más adelante en este mismo capítulo afirma que Caleb tomó a Hebrón y mató a los tres hijos de Anac (vers. 20).
Sesai.
Los tres gigantes aparecen mencionados también en relación con la visita de Caleb a esta ciudad, cuando los doce espías reconocieron la tierra (Núm. 13: 22, 28). En Juec. 1: 20 se los llama hijos de Anac, lo que podría significar que estos tres nombres representan a tres clanes de los anaceos.
11. Fue.
El uso del singular en este pasaje apoya lo que se dijo antes, que el autor se refería a Caleb y a su clan, y no a toda la tribu de Judá y Simeón.
Debir.
El antiguo nombre de Debir había sido Quiriat-sefer (Jos. 15: 15), que significa "ciudad de libros". Debido al significado de este nombre, los eruditos han pensado que esta ciudad podría haber tenido una biblioteca famosa, similar a las bibliotecas reales que el rey asirio Asurbanipal engrandeció mucho. La mayoría de los eruditos concuerdan en que puede identificarse a Debir con Tell Beit Mirsim , ruina desenterrada por el Dr. W.F. Albright. No se encontró ninguna biblioteca; pero la ciudad no fue totalmente desenterrada. La evidencia arqueológica muestra que Debir fue arrasada por un incendio excepcionalmente devastador, seguido por la ocupación de los hebreos, quienes reedifcaron la ciudad.
12. Yo le daré.
Es evidente que la ciudad estaba muy bien defendida. Caleb intentó incitar a los jóvenes ambiciosos de los diferentes clanes de su tribus para que fueran más valientes. Por eso ofreció a su hija en matrimonio a aquel cuyo grupo irrumpiera primero en la ciudad. Por lo que se desprende del relato que sigue, parece que la ciudad capturada pasó a ser territorio del afortunado vencedor. Este relato evidencia la fortaleza de las ciudades meridionales de esas montañas. Anteriormente, cuando Josué repartió los diversos sectores del país entre las tribus, Caleb se refirió a su fuerza invicta y obtuvo permiso para conquistar la región por las almas (Jos. 14: 11).
13. Hermano menor de Caleb.
Gramaticalmente, estas palabras podrían referirse tanto a Cenaz como a Otoniel. Si se refieren a Cenaz, Otoniel habría sido sobrino y no hermano de Caleb. Es imposible saber qué parentezco existía en realidad entre ellos. El autor usa específicamente solo la palabra "menor" para explicar que no había gran diferencia de edad entre Otoniel y Acsa, Si el afecto que se siente por una mujer anima a un hombre a tan penosos esfuerzos y tan peligrosas aventuras, ¿cuánto debiéramos arriesgar movidos por el amor del Señor.?
14. Cuando ella se iba.
0, "cuando ella vino" (BJ). Indudablemente Acsa había estado recluida con las otras mujeres y los niños, lejos de la zona de batalla, en un lugar seguro. Pero, después de la victoria, su padre seguramente la habra llamado para presentarla públicamente a su esposo, para honrarlo por su valentía y para presentar un ejemplo delante de las tropas. En aquellos tiempos los padres concertaban los matrimonios y daban a sus hijas a quienes les placía. Sin embargo, siempre que no se abusara de esta costumbre, no se le exigía a una señorita casarse con un hombre al cual no podría amar (Gén. 24: 57, 58; PP 168).
La persuadió.
Según el vers. 15, Acsa le pidió un campo a su padre. El hebreo dice que ella lo incitó a él para que pidiese, y el griego de la LXX dice que el marido la incitó a ella para que pidiese, cosa que parece más normal. Sin embargo, es posible que el pasaje dé a entender que ella solicitó la venia de su esposo para pedir a su padre el campo o lo persuadió de que los dos debían pedirlo.
Se bajó del asno.
Acsa reverenciaba a su padre, y por eso se desmontó para hablarle. Entre los beduinos, la costumbre exige que el que pide un favor, debe bajarse de su montura y acercarse al jeque a pie.
15. Neguev.
Heb., négeb , "tierra árida", que también significa "sur" pues la tierra árida se encontraba al sur de Palestina (ver com. vers. 9). La parte que le había correspondido estaba en el árido Neguev, por lo tanto necesitaba manantiales para sus rebaños. Su nuevo esposo no estaba dispuesto a pedir esos manantiales, pero sintiéndose segura de su posición como hija favorita, Acsa presentó inmediatamente su pedido cuando la joven pareja ya se disponía a ocupar su territorio. En respuesta a su pedido, Caleb le dio las "fuentes de arriba y las fuentes de abajo". En el territorio que se encuentra entre Debir y Hebrón hay una región que tiene unas 14 fuentes, ubicadas en 3 grupos. Posiblemente fueron dos de estos grupos los que Caleb dio a su hija recién casada.
Aparentemente el pedido de Acsa era normal y apropiado, por lo cual Caleb accedió. Nuestro Padre celestial, que nos da lo que nos corresponde, seguramente será tan razonable y afectuoso como cualquier padre terreno. Nos resta ejercer la misma sabiduría de Acsa y pedir a Dios que nos dé los elementos que podrán mejorar nuestra vida según él lo considere conveniente y apropiado. Dios está dispuesto a darnos fuentes de agua para fertilizar una vida agostada. El nos dará " "todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" " si tan sólo se las pedimos (Efe. 3: 20).
16. Ceneo.
O "madianita" (Núm. 10: 29). A partir de la época de Moisés este clan estuvo estrechamente ligado con Israel, pero sin perder su identidad independiente y separada. Por haberse aliado con Israel y haberse unido con él en la campaña militar, se le permitió compartir el galardón y establecerse en el territorio de Judá. Más tarde, una rama de su clan se estableció en el norte, en el territorio de Neftalí (cap. 4: 11, 17).
La ciudad de las palmeras.
Se llama comúnmente a Jericó la "ciudad de las palmeras" (Deut. 34: 3; 2 Crón. 28: 15). Pero la antigua Jericó había sido destruida y la nueva Jericó no había sido construida aún (1 Rey. 16: 34). Es pues probable que esta "ciudad de las palmeras" hubiera sido otra ciudad en la misma zona (ver com. Jos. 6: 26). Ese lugar fue una vez famoso por sus palmeras y jardines. Josefo presenta una magnífica descripción de su hermosura ( Guerras iv. 8. 3).
Arad.
Este lugar, donde se establecieron los ceneos, está en el Neguev, a unos 27 km al sur de Hebrón.
17. Horma.
Este nombre significa "consagrado", es decir, consagrado a una destrucción total. Este fue el nuevo nombre que los hebreos pusieron a Sefat. Los arqueólogos no han determinado aún su ubicación. Sin embargo se ha sugerido que podría ser Tell esh-Sheri'ah (llamado también Tell el- Msh~sh ), cerca de Beerseba y Siclag. Horma estaba en el territorio de Simeón (Jos. 19: 4), lo que concordaría con la declaración hecha en este versículo.
18. Tomó también Judá a Gaza.
Parece que a partir de este momento Judá prosiguió la campaña sin más ayuda. Desde el Neguev, pasó a la llanura marítima y siguió hacia el norte, atacando las ciudades de la costa. La más meridional de éstas era Gaza, y la tomaron por sorpresa, junto con Ascalón y Ecrón. Así cayeron en manos de los israelitas estos tres centros de la confederación filistea. Sin embargo, parece que los hebreos conquistaron estas plazas fuertes por medio de ataques sorpresivos y rápidos, pero después no pudieron retenerlas cuando los filisteos reagruparon sus fuerzas y contraatacaron a los israelitas, porque el siguiente versículo afirma que Judá no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos (ver también cap. 3: 3).
19. Con Judá.
Judá no pudo lograr más que un éxito parcial a causa de una evidente superioridad de los armamentos de sus enemigos. ¿Por qué fue así si los carros herrados no eran nada ante el poder de Dios, cuyos carros son millares de ángeles? El poder infinito estaba a su alcance, pero la tribu de Judá no pudo dominar totalmente a sus enemigos. El autor de jueces explica más tarde la razón de esto (ver com. cap. 2: 14-23).
Carros herrados.
En las zonas montañosas, donde no podían maniobrar la caballería ni los carros, vencían las audaces bandas de hebreos que podían movilizarse con agilidad. Pero en los anchos valles de la llanura marítima, los cananeos mejor armados podían repeler sus incursiones. Por ese tiempo el uso del hierro estaba comenzando a generalizarse entre los cananeos, quienes eran más adelantados en metalurgia que los nómades hebreos. Acababan de aprender de los hititas y horeos el uso de carros y caballos, y los emplearon bien en contra de la infantería hebrea, que no pudo hacer frente a este superior instrumento bélico.
21. Habita en Jerusalén.
Según el vers. 8, la tribu de Judá ya había capturado la ciudad de Jerusalén. Tal vez la razón por la cual no consolidó sus ganancias fue porque la ciudad en realidad estaba en el territorio de Benjamín. La frontera entre las dos tribus quedaba justamente al sur de la ciudad, en el valle de Hinom (Jos. 15: 8). Después de su humillante derrota ante los de Judá, los jebuseos no ofrecieron resistencia a los benjamitas que se establecieron en torno de su ciudad. Al faltarle la resolución necesaria para tomar la ciudad, el pueblo de Benjamín se mezcló pacíficamente con los paganos jebuseos. Varios siglos más tarde, comprendiendo la importancia de poseer esta ciudadela, David la atacó y la tomó. Después de esto, parece que los dos grupos vivieron juntos amigablemente en esa zona, porque en la última parte del reinado de David se habla de Arauna jebuseo como si hubiera sido un respetable ciudadano. Ciertamente, como tal se comportó (2 Sam. 24: 18). Sin embargo, durante el período de los jueces, los jebuseos predominaron en la ciudad (Juec. 19: 11, 12). El pueblo de Benjamín no aprovechó plenamente sus oportunidades.
Hasta hoy.
Esta expresión sugiere que el libro de Jueces fue escrito antes de que David tomase la ciudad.
22. La casa de José.
La tribu de Efraín, y la media tribu de Manasés que vivían en la Palestina occidental. La mitad de la tribu de Manasés se había establecido en Transjordania.
Bet-el.
Significa, "casa de Dios". Estaba a unos 16 km al norte de Jerusalén en la zona montañosa central. Esta ciudad fue célebre porque allí Jacob recibió su visión de la escalera que iba al cielo y su nombre se derivó de ese acontecimiento (Gén. 28: 10-22). Más tarde se hizo famosa por ser el centro del culto idolátrico establecido por Jeroboam, quien transformó a Bet-el en uno de los santuarios nacionales del reino septentrional de Israel (ver 1 Rey. 12: 29).
Jehová estaba con ellos.
A diferencia de Benjamín, que nunca se aventuró por la fe, estas tribus salieron a la guerra y lograron victorias mediante la bendición de Dios.
23. Puso espías en Bet-el.
Es decir, los de "la casa de José" reconocieron cabalmente el lugar antes de atreverse a atacar, para determinar la mejor manera de conquistar la ciudad. Se añade una nota histórica para explicar que antes la ciudad se llamaba Luz. Después de tomar la aldea, los hebreos le volvieron a poner el nombre Bet-el para recordar la vicisitud por la cual Jacob pasó allí (ver com. vers. 22). Evidentemente la nueva aldea no estaba en el mismo lugar de la antigua, porque en el libro de Josué aparecen los dos nombres como si se tratara de dos lugares diferentes pero cercanos el uno del otro (Jos. 16: 2). Originalmente la ciudad estaba en el territorio de Benjamín, pero muy cerca de la frontera de Efraín (Jos. 18: 13, 21, 22).
24. Los que espiaban.
Literalmente, "vigilantes". Antes de aprovecharse del terror que embargaba al cautivo atemorizado por lo que consideraba sería una muerte segura, los espías le aseguraron al viajero que no le sucedería nada. Debido a que él les mostró una entrada secreta a la ciudad, los hebreos la tomaron fácilmente y mataron a espada a todos los habitantes, con excepción de ese hombre y su familia.
26. Edificó una ciudad.
Nada se sabe de la ciudad edificada por esta persona. Quizá para acallar su conciencia por haber entregado su ciudad, se fue a un país distante y fundó allí otra ciudad a la cual le puso el mismo nombre de la que había traicionado.
27. Tampoco Manasés.
El autor prosigue su relato, avanzando desde la zona meridional del país, tomada por Judá, hacia el centro y el norte de Palestina. A partir de este punto la narración muestra una nueva tendencia. Hasta este momento los hebreos habían ganado victorias y habían sufrido derrotas. A continuación aparece sencillamente una lista de ciudades fuertes cananeas que las diferentes tribus no fueron capaces de tomar. Las ciudades cuyos habitantes los de Manasés no pudieron expulsar, formaban una cadena de fortificaciones que guardaban todos los pasos o desfiladeros de las montañas.
Bet-seán.
En el extremo oriental de esta línea cananea de defensa, estaba la antigua ciudad de Bet-seán. Se hallaba en el lugar donde el terreno relativamente llano del valle de Jezreel comienza a bajar al Jordán. Es una de las ciudades más antiguas de Palestina, y en diversos momentos fue el centro de culto de numerosas deidades paganas. Era una fortaleza sumamente segura, ubicada en una alta colina que se había ido formando con las ruinas de épocas anteriores. Por su ubicación estratégica, dominaba las rutas a Damasco. Las excavaciones en el lugar han revelado que durante varios siglos (hasta el siglo XII AC), fue la sede de una guarnición egipcia. En tiempos de Saúl estaba en manos de los filisteos, cuyos centros principales se encontraban lejos de allí, en el sur del país. Es posible que David la hubiera tomado más tarde, porque se la menciona como una de las ciudades de Salomón (1 Rey. 4: 12). Por mucho tiempo se la conoció como Escitópolis, porque fue tomada por los escitas aproximadamente por la época de Jeremías. Hoy recibe el nombre de Tell el Hutsn . En la vecina aldea de Beis~n se conserva el antiguo nombre.
Las otras ciudades fortificadas nombradas en este versículo dominaban los pasos que llevaban de las montañas centrales de Samaria a la fértil llanura de Esdraelón (o Meguido). Meguido, en el extremo occidental de esta línea de defensa, dominaba la gran carretera que unía a Egipto con Mesopotamia. Por esta razón tuvo un lugar importante en las campañas egipcias contra los grandes imperios del norte y del este. Taanac, que lleva hoy el mismo nombre, estaba a unos 8 km al sudeste de Meguido.
Sus aldeas.
Literalmente, "sus hijas": las pequeñas aldeas que rodeaban estas ciudades fortificadas.
Persistía en habitar.
Es decir que porfiadamente los cananeos resistieron y repelieron los intentos de los hebreos por desalojarlos. Con toda razón comprendían que si lograban retener esta cadena de fortalezas podrían dominar todas las rutas principales de transporte y comercio, y además, mantendrían separadas las tribus para impedir que los hebreos pudiesen formar una confederación unida. Aplicaron la regia militar de dividir para vencer.
28. Hizo al cananeo tributario.
Heb. mas . "Hacer tributario" no traduce la verdadera idea de este vocablo hebreo, que significa, más bien, gente obligada a realizar trabajos forzados. La palabra no implica tanto el trabajo en sí, como los hombres que debían hacerlo. Tanto David como Salomón usaron el sistema de levas obligatorias para realizar diferentes proyectos de construcción ó fortificación de ciudades (1 Rey. 5: 13; 9: 15, 21). En las zonas donde dominaban los hebreos, los cananeos vencidos debieron trabajar para reedificar las ciudades capturadas y reforzar las fortificaciones.
Mas no lo arrojó.
Aun en las regiones donde los hebreos eran fuertes, se permitió que permaneciesen muchos cananeos que se sometieron al trabajo forzado a cambio del privilegio de vivir en sus aldeas o en sus fincas. La historia posterior de este libro indica el peligro que esto constituyó para la religión y la moral de los hebreos.
29. Gezer.
Antigua ciudad cananea en la frontera sudoeste de Efraín, cerca del territorio filisteo, a 30,8 km al noroeste de Jerusalén. Los cananeos retuvieron la posesión de esta ciudad (1 Sam. 27: 8; 2 Sam. 5: 25; 1 Crón. 20: 4), hasta que un faraón la tomó y la dio como presente a su hija, esposa de Salomón (1 Rey. 9: 16). Entonces Salomón la reconstruyó como fortaleza fronteriza. La excavación de esta ciudad ha permitido hallar muchos artículos domésticos cananeos, un gran templo cananeo y numerosos ejemplos de la costumbre cananea de enterrar a niños en los fundamentos de las casas que estaban en construcción.
30. Tampoco Zabulón.
A partir de aquí el autor comienza a relatar lo que les sucedió a las tribus cuyas heredades estaban en el norte de Palestina, más allá de la llanura de Esdraelón. Nada se dice en cuanto a la tribu de Isacar, aunque en el canto de Débora (cap. 5) aparece como una de las tribus más agresivas. El relato que se da aquí de cada una de las diversas tribus es más o menos el mismo. No fueron suficientemente fuertes como para atacar las fortalezas que estaban dentro del territorio que se les había asignado. Aun en las montañas no fueron capaces de dominar al enemigo como lo habían hecho las tribus meridionales. Simplemente cercenaron parcelas aquí y allí, como y donde pudieron, y así se establecieron entre los antiguos habitantes.
31. Tampoco Aser.
La tribu de Aser no tuvo más éxito que Zabulón. Su porción era la llanura marítima y los cerros bajos al norte del Carmelo. Era el territorio de los fenicios que aún no se habían hecho famosos como comerciantes marítimos. Al establecerse allí entre los cananeos, los de Aser parecen haber estado más expuestos a la influencia cultural y religiosa que cualquier otra tribu. Después de un tiempo relativamente corto parecen haber perdido en buena medida sus características religiosas. Cuando Débora llamó a las tribus para que presentasen un frente unido contra los cananeos, dijo que " "se mantuvo Aser a la ribera del mar, y se quedó en sus puertos" " (cap. 5: 17).
En Jos. 19: 30 se dice que le tocaron a Aser 22 aldeas en esta zona. Este pasaje enumera al menos siete que no fueron tomadas, entre las cuales están las conocidas ciudades de Acre y Sidón. Así es evidente que los de Aser no progresaron mucho en la conquista del territorio que se les había asignado.
32. Moró Aser entre los cananeos.
En los vers. 29 y 30 se afirma que los cananeos moraron entre los hebreos, lo que muestra que éstos eran los más fuertes; pero en este versículo el autor cambia la frase y dice que los de Aser moraron entre los cananeos. Esto parecería indicar que los cananeos dominaban en esa zona.
33. Tampoco Neftalí.
Se repite la misma desafortunada narración. Los lugares que Neftalí no pudo conquistar eran antiguas ciudades que recibieron su nombre por los famosos templos construidos allí en honor a la diosa Anat y a Shamash, dios del sol. Sin embargo, los hebreos fueron lo suficientemente fuertes como para someter a estas ciudades al pago de tributos. Más tarde el territorio de Neftalí pasó a conocerse bajo el nombre de Galilea, donde el elemento pagano era tan fuerte que la región se llamaba "Galilea de los gentiles" (Isa. 9: 1), es decir, "el distrito extranjero".
34. Hijos de Dan.
La parte que había correspondido a la tribu de Dan era una angosta faja de valles y cerros bajos entre las heredades de Efraín y Judá. En un comienzo, los de Dan intentaron tomar los llanos, y con la bendición de Dios deberían haber extendido sus fronteras hasta el mar. Pero, en vez de ocurrir esto, los habitantes de esa tierra los obligaron a volverse a los cerros, donde consolidaron su posición en torno a Zora y Estaol. Desde esta tribu y desde este distrito. Sansón salió para realizar sus hazañas contra los filisteos (caps. 13 a 16). Sin embargo, esta región era tan pequeña que cuando la tribu creció, el núcleo principal de ella emigró al norte de Palestina en torno de la cabecera del Jordán, donde tomó la ciudad de Lais y le puso por nombre Dan (Jos. 18 y 19; ver com. Jos. 19: 47).
Debe advertirse que el autor del libro designa como amorreos y no cananeos a los pobladores de Palestina. Algunos piensan que los dos nombres se referirían a un mismo pueblo. Sostienen que los pobladores autóctonos, conocidos como cananeos, vinieron originalmente del mismo lugar que los amorreos. Sin embargo, parece que los amorreos habían formado parte de una ola migratoria posterior. Habiendo llegado después que los cananeos, quizá su cultura era más propia de los nómadas que la de los cananeos ya establecidos en el país. Un antiguo poema súmero describe a los amorreos de la siguiente forma:
"El arma es su compañera... que no conoce sumisión, que come carne sin cocinar, que en su vida no tiene casa, que no entierra a su compañero muerto".
Es probable que los amorreos del tiempo de los jueces ya hubieran desarrollado una cultura más sedentaria que la que tan vivamente describe este poema. Estaban esparcidos por todo el Cercano Oriente y había reyes amorreos que gobernaban reinos grandes y pequeños. Hammurabi, el famoso rey babilonio, fue amorreo. El nombre amorreo significa "occidental", y le fue dado a este pueblo por los súmeros, los primeros habitantes conocidos de Babilonia.
35. El monte de Heres.
Se cree que sea otro nombre de Bet-semes.
Ajalón.
Aldea situada a 20,8 km al noroeste de Jerusalén (ver com. Jos. 10: 12).
Cobró fuerzas.
Literalmente, "pesó sobre ellos la mano de la casa de José" (BJ). La tribu de Dan no pudo resistir ante la población autóctono, y gradualmente debió retroceder a una zona muy restringida. En vista de esto, los hebreos de la tribu de Efraín, cuyo territorio era adyacente, socorrieron a los de Dan lanzando vigorosos ataques contra los amorreos. Los efrainitas tuvieron tanto éxito que las aldeas de los amorreos y cananeos suscribieron con ellos tratados de sumisión, comprometiéndose a proporcionar gente para que hiciera trabajos forzados a cambio de la cesación de las hostilidades. Este estado de cosas continuó durante varios siglos hasta el tiempo de Salomón (1 Rey. 4: 9), cuando las aldeas pasaron verdaderamente a ser parte del territorio israelita. Bet-semes cayó en manos de los israelitas mucho antes (1 Sam. 6: 12).
36. El límite del amorreo.
Este versículo no tiene ninguna relación con el anterior salvo que, habiendo mencionado a los amorreos, el autor se detiene a explicar que antiguamente el territorio de los amorreos se extendía por el sur hasta los lugares mencionados, los que en conjunto constituían la frontera con Edom. Las tribus israelitas meridionales habían conquistado territorios hasta este antiguo límite meridional.
La subida de Acrabim.
Literalmente, "subida o paso de los escorpiones" (alacranes).
Sela.
Literalmente, "desde la Peña" (BJ). Sela es una transliteración de la palabra hebrea que significa "roca" o "peña". Muchos consideran que esta era una referencia a Petra, la ciudadela de los idumeos y nabateos enclavada en la peña, pero es más probable que se refiera a algún hito notable del lado judío del Arabá. Todo el versículo es un poco difícil de entender.
CBA T2

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