1. Había ya reinado Saúl un año.
El significado de este pasaje de las Escrituras no es claro, como lo reconocen todos los traductores y comentadores. La BJ comienza este versículo con puntos suspensivos acompañados de un asterisco. En la nota de pie de página correspondiente al asterisco se lee: "El hebr. se traduciría: 'Saúl tenía un año cuando llegó a ser rey y reinó dos años sobre Israel', lo cual es absurdo". (Acerca de la forma de expresar la edad en hebreo, véase el t. I, págs. 190, 191; también com. Gén. 5: 32.) Desde los días de las primeras versiones de la Biblia, este texto ha sido un enigma para los traductores. En los primeros ejemplares de la LXX se eludió la dificultad omitiendo todo el versículo. Los targumes lo parafraseaban de esta manera: "Saúl era tan inocente como un niño de un año cuando comenzó a reinar". La Siriaca lo presenta así: "Cuando Saúl había reinado uno o dos años" . Al igual que las traducciones anteriores del texto, la de la RVR es una paráfrasis que no nos da el hebreo como lo tenemos hoy en día, sino lo que los traductores pensaron que había sido el texto original hebreo. La RSV recurre a dos omisiones: "Saúl tenía ... años de edad cuando comenzó a reinar; y reinó ... y dos años sobre Israel".
Algunos comentadores están de acuerdo en que sin duda éste es un ejemplo de una omisión producida en el proceso de las copias, aunque nadie puede decir en qué tiempo de la transmisión del texto pudo haber ocurrido esa omisión (ver t. I pág. 16). Si el texto hebreo existente es el resultado de una omisión, resalta como evidencia del cuidado y minuciosidad de los copistas posteriores mientras se dedicaban a su tarea de producir nuevos manuscritos, pues no introdujeron ninguna modificación en el texto mismo sino que lo dejaron como lo encontraron, aunque su significado era oscuro.
Poco se ganará haciendo conjeturas. Sin embargo, podría darse una explicación provisional. La forma de la declaración que estamos considerando corresponde con exactitud con la fórmula usada comúnmente por los escritores bíblicos al dar la edad de un rey cuando comenzó a reinar y la duración de su reinado. La fórmula correspondiente para David aparece en 2 Sam. 5: 4 (ver también 2 Rey. 2 1: 1; 24: 8, 18; etc.). Si se hubiera incurrido en omisiones similares a las que parece haber en 1 Sam. 13: 1 en un texto de la misma naturaleza como 2 Rey. 21: 1, leeríamos: "De ... años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ... y cinco años". Los dos pasajes son idénticos en su construcción básica. La inserción de una cifra para la edad de Saúl cuando llegó a ser rey y otra para la duración de su reinado haría la declaración paralela con las declaraciones correspondientes a David y a otros reyes. " "Tenía Saúl, cuando alcanzó el reino, ... años, y reinó sobre Israel... y dos años" " (BC). En el texto original la palabra "... dos" " podría haber sido "cuarenta" (ver Hech. 13: 21). El texto hebreo de 1 Sam. 13: 1 tal como está ahora implica que originalmente constituyó una declaración de la edad de Saúl y de la duración de su reinado. Si no es así, entonces Saúl es el único rey hebreo del cual no se hace una declaración tal en el AT.
De acuerdo con otra explicación, 1 Sam. 13: 1 debería entenderse: "Saúl reinó un año; y reinó dos años sobre Israel". Es decir, había completado el primer año de su reinado (ver pág. 141) y estaba en el segundo año cuando ocurrieron los acontecimientos de este capítulo. Sin embargo, debe admitirse que interpretar el hebreo de 1 Sam. 13: 1 como para que signifique que los acontecimientos del cap. 13 ocurrieron en el segundo año de Saúl es antinatural, y constituye una construcción sin ningún caso paralelo exacto en el registro bíblico de los reyes.
El pasaje podría entenderse como que significa razonablemente que Saúl intentó someter a los filisteos en su segundo año, aunque el primer ataque verdadero -el de Jonatán, aquí registrado- ocurrió algún tiempo después. Así entendido, hay armonía con la traducción y la primera interpretación aquí
509 mencionada para 1 Sam. 13: 1. Si se llega a la conclusión de que el comentario de PP 669 está influido por la interpretación de la KJV de este versículo, podría hacerse notar que la declaración misma puede entenderse como que se refiere a la primera tentativa de Saúl. Pero no importa cuál sea la traducción o interpretación que se dé a este pasaje, todavía quedamos perplejos en cuanto a lo que decía el texto original. Sin embargo, en éste como en otros casos de textos difíciles y oscuros, no está implicada ninguna cuestión de doctrina y, por lo tanto, de salvación. (Nota: * Se lee en la KJV: "Saúl reinó un año; y cuando había reinado dos años sobre Israel". Como se ve, salvo una diferencia de la forma verbal empleada en la primera parte, coincide ccon la traducción de la RVR.-N. del T. )
2. Gabaa.
Gabaa se identifica ahora generalmente con Tell el-F»l , un punto resaltante en la cumbre de la cadena central de montañas, y 5,6 km al norte de Jerusalén. Han sido excavadas las ruinas de lo que se cree que fue la capital fortificada de Saúl (ver t. I, pág. 131).
3. La guarnición.
Heb. netsib , "columna", "prefecto", "diputado", "guarnición" o "puesto". Generalmente los comentadores han creído que el significado "prefecto" o "gobernador" debiera aplicarse aquí por estar más en armonía con el contexto (sin embargo, ver PP 669). En Gén. 19: 26 netsib se traduce "estatua", y en 1 Rey. 4: 19 y 2 Crón. 8: 10 como "gobernador" y "gobernadores" respectivamente.
El collado.
En el original hebreo se utiliza la palabra geba' , nombre propio que la BJ traduce "Gibeá", y la VM "Geba". Esta palabra hebrea se parece considerablemente a otra, gib'ah , que significa "collado" o "colina". A 6,4 km al noreste de esta colina corre el Wadi Medineh , una gran grieta en la superficie de la tierra, apenas perceptible aun a corta distancia de su borde. Sus laderas se elevan como precipicios insalvables, de muchos metros de altura. Geba ("Guibeá" en la BJ) está en el lado sudoeste del wadi , y a 2,8 km al noreste, cruzando el wadi , está el pueblo de Micmas en una meseta a unos 250 m por debajo del distrito que rodea Gabaa ( Tell el-Fãl ). El terreno al este de Micmas forma suaves declives que cubren cierta área apta para la agricultura y se ve con claridad el acceso desde Jericó. Bet-el está situada a 9,6 km al norte de Gabaa y a una altura de 30,5 m mayor que Gabaa.
Micmas dominaba el camino principal de Jericó y el valle del Jordán a Bet-el como asimismo el camino real más importante que va al norte desde Jerusalén a Siquem. Saúl apostó a su hijo Jonatán y a un tercio de sus soldados armados en Gabaa, al paso que con dos tercios de sus hombres protegió el acceso a Bet-el y Gabaa desde el este. Este era el camino más probable que debían tomar los amonitas si querían vengarse de Saúl por su victoria en Jabes de Galaad. El no anticipaba ningún ataque desde el oeste pues había estado en paz con los filisteos durante varios años (cap. 7: 13).
Los filisteos.
Aunque los filisteos no estaban en guerra con Israel, mantenían guarniciones en las colinas, tales como la que estaba en "Guibeá" al sudoeste de Micmas, cruzando el wadi y a unos 70 m más arriba. La palabra netsib , traducida "guarnición", proviene del verbo natsab , "ocupar uno su puesto", "estar estacionado", es decir, por haber sido nombrado o en cumplimiento del deber. No muy lejos -en Ramá (ver com. cap. 1: 1)- estaba una escuela de los profetas organizada por Samuel. Es evidente que Samuel trataba de contrarrestar la influencia pagana de los filisteos colocando cerca de éstos su escuela, con la esperanza de que así volviera el pueblo al culto de Jehová. Si tan sólo la influencia de la escuela profética se hubiera difundido en la vida de los habitantes de "Guibeá" -de modo que los filisteos hubieran podido ver la verdadera importancia de la salvación de Dios-, se habría podido evitar una guerra sangrienta y muchos filisteos podrían haber aceptado a Dios así como lo hizo Naamán el sirio años después (2 Rey. 5).
Oigan los hebreos.
El nombre "hebreo", aplicado al pueblo hebreo, aparece sólo 35 veces en toda la Biblia, 31 veces en el AT y 4 veces en el NT. De las 31 referencias del AT, 16 están relacionadas con la permanencia de Israel en Egipto y 5 con esta guerra contra los filisteos (caps. 13 y 14). Por contraste, la palabra "Israel" se usa centenares de veces en las Escrituras, y surge la pregunta en cuanto al motivo para que haya tal contraste en estos dos casos. Sin embargo, un hecho es claro: el término "hebreo" siempre es empleado por extranjeros o por israelitas cuando hablan de sí mismos a extranjeros. Ahora se cree generalmente que "hebreo" era el nombre común por el cual eran conocidos los israelitas por sus vecinos (ver com. Gén. 10: 21; 14: 13). Faraón y su gente parecen haber usado ambos nombres indistintamente (ver Exo. 1: 16; 5: 2; 14: 5; etc.; ver también com. 1 Sam. 13: 7).
4. Se había hecho abominable a los filisteos.
Quizá mejor "se había hecho odioso". El mismo verbo se usa para describir el maná que había sido dejado para el día siguiente (Exo. 16: 20, 24).
En pos de Saúl en Gilgal.
Puesto que el reino había sido confirmado en Gilgal (cap. 11: 14, 15), Saúl convocó a todo Israel allí antes que en Gabaa o Micmas, donde sus preparativos podrían ser observados por los filisteos. Estos habrían tenido poca dificultad en llegar al lugar mencionado en último término, siguiendo el curso de los diversos wadis tributarios. Es difícil comprender por qué Saúl no pidió a Israel que reforzara el ejército que ya estaba apostado en el distrito de Benjamín. Eso habría estado cerca del hogar de Samuel y del sitio sagrado de Bet-el (ver com. cap. 1: 1). Las rocas del wadi en "Guibeá" constituían una magnífica fortaleza, y ciertamente los residentes en ese distrito sabían más en cuanto a las características defensivas del terreno que los filisteos, empeñados en vengarse. En su dilema, parece que Saúl hubiera recordado lo que Samuel le había dicho respecto a ir a Gilgal (cap. 10: 8).
5. Treinta mil.
En el texto de Luciano de la LXX y en la versión Siriaca se lee: "tres mil" . Es muy leve la diferencia entre las palabras hebreas para 3 y para 30, y fácilmente se las podría confundir.
6. Se escondieron.
Los israelitas fueron sobrecogidos de pánico al recordar muy bien la derrota sufrida años antes cerca de Silo, y especialmente en ausencia de Samuel. La movilización de los filisteos aterrorizó de tal manera al pueblo, que Saúl no pudo conservar el orden en el campamento, y rápidamente cundió el desánimo. Completamente olvidada quedó la victoria lograda en Jabes unos pocos meses antes. También se olvidaron las confesiones y los sacrificios más recientes, cuando se habían regocijado ante Dios en ese mismo lugar (cap. 11: 15). Es notable el contraste entre su pánico y la fe manifestada más tarde por Eliseo cuando a su siervo -aterrorizado por la hueste de sirios que estaba delante de las puertas de la ciudad- se le abrieron los ojos para que viera la montaña llena de las fuerzas angélicas. ¡Cuán importante era en este tiempo de crisis, que Saúl y sus hombres aguardaran el consejo del profeta y su bendición antes de entrar en batalla!
7. Los hebreos pasaron.
Cuando Saúl llamó a las armas, dijo: "Oigan los hebreos" (vers. 3). Sin embargo, el vers. 7 registra que "los hebreos" huyeron cruzando el Jordán (las palabras "algunos de" no están en el texto original), mientras que el vers. 6 declara que Israel se ocultó en cuevas "en el monte de Efraín" (cap. 14: 22). La palabra "hebreos" siempre es usada por los filisteos al referirse a sus adversarios, pero el autor del libro de Samuel parece diferenciar entre los dos términos -"Israel" y "hebreos"- como por ejemplo en el vers. 19 donde se menciona que los filisteos controlaban a todos los herreros "para que los hebreos no se" hicieran "espada". Por contraste, el mismo autor dice que "los de Israel tenían que descender a los filisteos" para que afilaran sus herramientas. Sin embargo, la LXX traduce aquí la palabra "hebreos" como "esclavos". Ver com. vers. 3.
8. Esperó siete días.
Esto no significa necesariamente que Saúl ya había esperado siete días completos y que Samuel no llegó hasta el comienzo del octavo día, y que por lo tanto llegó a la cita con un día de atraso. Es posible que cuando el profeta no se presentó al comenzar el día señalado (ver PP 670, 671), Saúl asumió la responsabilidad de ofrecer el sacrificio. Al ungir a Saúl como rey, Samuel lo había instruido respecto a esta ocasión: debía ir a Gilgal para esperar allí hasta que llegara Samuel (ver cap. 10: 8; cf. PP 670). Sin embargo, Samuel llegó poco después del tiempo señalado para el sacrificio, tan sólo para descubrir el acto de desobediencia de Saúl (cap. 13: 10).
11. El pueblo se me desertaba.
Al predecir que Israel pediría un rey, Moisés advirtió que el gobernante no debía "aumentar caballos" , es decir, confiar en implementos materiales para su protección (Deut. 17: 16; cf. Isa. 31: 3). Por el contrario, el rey, como dirigente de la nación y como ejemplo del pueblo, debía conseguir una copia de la ley para convertirse en estudiante diligente de ella y obedecer las instrucciones registradas allí Pero Saúl, pensando en el armamento de los vecinos de Israel y en sus ejércitos permanentes, llegó a pensar que lograría seguridad y éxito prescindiendo de la fe sencilla y la confianza en Dios. Movido por este concepto, dejó de inspirar a sus hombres con el valor que resulta de la fe en Dios. Faltándoles esto, y no disponiendo de armas, sus hombres -con una visión más clara que la de Saúl- no podían ver una razón para esperar la victoria. Las perspectivas eran desesperadas. Por eso, ante la primera insinuación de verdadero peligro, para salvar la vida desertaron la mayoría de los hombres del ejército de Saúl quien quedó con apenas 600 hombres en Gilgal. Sus exploradores le habían traído noticias de una concentración enemiga a 18,4 km de distancia, en Micmas, y no sólo temió por la nación sino también por su propia seguridad.
Saúl había perdido la confianza y el respeto de su ejército. Cada día desertaban más y más de sus hombres. Estaba completamente desanimado. Descendía rápidamente la marea de su popularidad. Estaba dispuesto a echar la culpa de todo a Samuel porque éste no había llegado a tiempo. Saúl se sentía agraviado porque Samuel no estaba presente. En ese estado de ánimo se encontró con el profeta. No presentó disculpas sino más bien demostró un espíritu de justificación propia. ¡Qué contraste con el espíritu con que se había preparado para atacar a Amón!
13. Locamente has hecho.
Es decir, al permitir que lo dominaran los sentimientos antes que la confianza en Dios, basada en los hechos providenciales pasados. Si Dios está contigo, ¿quién puede estar contra ti? Lo que Gedeón hizo con los 300 que quedaron de 32.000 hombres, seguramente Saúl podía realizar con los 600 que quedaron de 3.000. Pero si rehusaba tener confianza en las promesas de Dios y en la palabra de su profeta, y se mostraba incrédulo y vacilante en un momento de crisis, ¿cómo podría seguir acompañándolo Dios? Si Saúl hubiese estado dispuesto a humillarse, muy diferente habría sido la historia de Israel.
14. Tu reino.
Saúl no presentó como excusa el que hubiese entendido mal las instrucciones de Samuel o que éste no se las hubiera expuesto con claridad. Por otro lado, admitió francamente la violación deliberada de esas instrucciones para seguir sus propios deseos. Compárese el proceder de Saúl con el de Adán en el huerto del Edén, o contrásteselo con el de Cristo en el monte de la tentación. Antes de entrar en el desierto para ser tentado por el diablo, Cristo tenía la seguridad de que era el amado Hijo de Dios. Seis semanas más tarde, agotado por el hambre y sin saber lo que le aguardaba, esperó con paciencia la dirección divina. Cuando aparentemente estaba descuidado, y debilitado y macilento por la tensión mental, Satanás hizo todo lo posible para remover su confianza en la Palabra de Dios. ¡Pero Cristo venció allí donde fracasó Adán y donde Saúl eligió la senda descendente!
Samuel expresó su reproche en una forma como para invitar a la contrición y a la humildad, pero fue en vano. La sola presencia del profeta debería haber sido un motivo para que Saúl recordara sus afanes y su interés abnegado de los últimos meses. Pero por desgracia Saúl olvidó todo eso y procuró justificarse atribuyendo la falta a Samuel. Tal como fue el caso de Saúl, ha sucedido con todos los seres humanos a través de los siglos. Cuando oprime la dificultad, el temor de un peligro inminente elimina el razonamiento sensato e induce a una impaciencia nerviosa para que el problema quede resuelto inmediatamente. Estando en una tensión tal, la razón se ciega en cuanto al deber; en cambio, condena a otros y se hace presente una violenta determinación para justificar el proceder así elegido. La confianza anterior en el cuidado protector y orientador de Dios es reemplazada por una cínica incredulidad y finalmente por la rebelión.
15. Gabaa.
Heb. gib'ah (ver com. vers. 16).
16. Gabaa.
En hebreo aquí se lee "Gueba" (BJ) y no Gabaa ( gib'ah ) como en el vers. 15. Gueba estaba directamente al otro lado del wadi frente a Micmas (ver cap. 14: 4, 5, donde Gueba y no Gabaa está en el original del vers. 5). La confusión en la traducción probablemente se debió a que se supuso que Gabaa y Gueba eran tan sólo diferentes formas de escribir el nombre de un mismo lugar, tal como todavía aparece en mapas más antiguos. Es cierto que a veces Gueba es llamada Gabaa, pero parece que fueron dos lugares (ver com. cap. 14: 16). Si las excavaciones modernas, además de otros indicios bíblicos, han ubicado correctamente el baluarte de Saúl, Gabaa, en Tell el-Fãl , a unos 5 km al sudoeste de Gueba y directamente al norte de Jerusalén (ver t. I, pág. 131), Jonatán no fue allí sino que evidentemente "quedó" en Gueba, frente a Micmas, como se deduce después de que la tomó de los filisteos (vers. 3), y Saúl probablemente se unió con él después de volver de Gilgal.
17. Tres escuadrones.
Ofra quizá estaba donde se unían dos caminos principales, al noroeste de Jericó. La tierra de Sual -literalmente, "la tierra de chacales"- quizá designe las estribaciones cavernosas del distrito oriental de Ofra, donde las montañas descienden rápidamente desde la cima del monte de Efraín hacia el Jordán. Esta zona está horadada con cavernas de piedra caliza: excelentes lugares para ocultarse.
18. Bet-horón.
El Bet-horón superior y el Bet-horón inferior están a 15,2 y 18,4 km, respectivamente, al oeste de Micmas, cerca del límite entre Efraín y Benjamín, donde las montañas descienden abruptamente hacia la Sefela. Zeboim se menciona en Neh. 11: 34 ( "Seboim" en la RVR) como que hubiera estado en las proximidades de Anatot y de otros pueblos al sur de Micmas, en la dirección del desierto de Judá. El mapa muestra claramente que los filisteos no avanzaron hacia Gilgal, sino que mediante movimientos de flanqueo hacia el norte, oeste y sur, procuraron cortar la llegada de refuerzos procedentes de los hombres de Saúl a quienes pensaban tener embotellados en las cavernas al este de Micmas.
19. No se hallaba herrero.
Parece que por un tiempo los filisteos prácticamente disfrutaron del monopolio en Canaán de la elaboración de objetos de hierro y quizá de otros metales. En ese tiempo, el hierro usado en Palestina provenía del Asia Menor, y era importado por las ciudades costeras. Por supuesto, ellas estaban bajo el control de los filisteos. Así les resultaba fácil poner en práctica lo que, desde su punto de vista, era una sabia política para mantener desarmados a los hebreos.
21. Un pim.
Un "pim" era una unidad monetaria equivalente a b de un siclo, o sea 7,6 g.
La tercera parte de un siclo.
Heb. lishelosh qilleshon , frase cuyo significado no se conoce a ciencia cierta. La palabra lishelosh se compone de dos partes: le , "para", y shelosh , "tercera parte". La palabra qilleshon sólo aparece aquí. Una traducción moderna hebrea sugiere que se hace referencia aquí a horquetas de tres puntas. En todo caso, se habla de alguna herramienta de hierro empleada por los israelitas, ya que las herramientas de madera no necesitarían ser arregladas por los herreros filisteos.
La traducción "tercera parte de un siclo" es una conjetura basada en la supuesta transposición de letras en la palabra qilleshon , de modo que se pudiera leer shéqel , "siclo", más la terminación on como diminutivo. En todo caso, es seguro que el pim era una pesa, y por lo tanto corresponde a un precio, y que en los vers. 20 y 21 se enumeran herramientas de hierro que debían ser forjadas y afiladas por los filisteos. Su identificación precisa no es posible.
22. Espada ni lanza.
Después de años de opresión filistea, parece que Saúl y Jonatán eran los únicos que poseían esas armas de metal. Los soldados del ejército pueden haber tenido arcos y hondas -armas nada despreciables en las manos de expertos (ver Juec. 20: 16)- pero que no podían competir en un combate cuerpo a cuerpo con los filisteos provistos de armas de hierro. Este versículo revela dos cosas: (1) La batalla se riñó antes de que Israel estuviera bien organizado, probablemente en los comienzos del reinado de Saúl, y (2) la falta de equipo hizo que ambos bandos comprendieran que Dios intervino a favor de su pueblo. Saúl podía rebelarse y de esa manera podría cometer muchos desatinos, pero Dios todavía intervenía en favor de Israel de modo que animara a los individuos a unirse con el reino celestial y a colocar su confianza en el Eterno. Saúl rehusó ir donde Dios lo conducía, pero Jonatán estuvo listo y ansioso de hacer lo que su padre podría haber hecho.
CBA T2
El significado de este pasaje de las Escrituras no es claro, como lo reconocen todos los traductores y comentadores. La BJ comienza este versículo con puntos suspensivos acompañados de un asterisco. En la nota de pie de página correspondiente al asterisco se lee: "El hebr. se traduciría: 'Saúl tenía un año cuando llegó a ser rey y reinó dos años sobre Israel', lo cual es absurdo". (Acerca de la forma de expresar la edad en hebreo, véase el t. I, págs. 190, 191; también com. Gén. 5: 32.) Desde los días de las primeras versiones de la Biblia, este texto ha sido un enigma para los traductores. En los primeros ejemplares de la LXX se eludió la dificultad omitiendo todo el versículo. Los targumes lo parafraseaban de esta manera: "Saúl era tan inocente como un niño de un año cuando comenzó a reinar". La Siriaca lo presenta así: "Cuando Saúl había reinado uno o dos años" . Al igual que las traducciones anteriores del texto, la de la RVR es una paráfrasis que no nos da el hebreo como lo tenemos hoy en día, sino lo que los traductores pensaron que había sido el texto original hebreo. La RSV recurre a dos omisiones: "Saúl tenía ... años de edad cuando comenzó a reinar; y reinó ... y dos años sobre Israel".
Algunos comentadores están de acuerdo en que sin duda éste es un ejemplo de una omisión producida en el proceso de las copias, aunque nadie puede decir en qué tiempo de la transmisión del texto pudo haber ocurrido esa omisión (ver t. I pág. 16). Si el texto hebreo existente es el resultado de una omisión, resalta como evidencia del cuidado y minuciosidad de los copistas posteriores mientras se dedicaban a su tarea de producir nuevos manuscritos, pues no introdujeron ninguna modificación en el texto mismo sino que lo dejaron como lo encontraron, aunque su significado era oscuro.
Poco se ganará haciendo conjeturas. Sin embargo, podría darse una explicación provisional. La forma de la declaración que estamos considerando corresponde con exactitud con la fórmula usada comúnmente por los escritores bíblicos al dar la edad de un rey cuando comenzó a reinar y la duración de su reinado. La fórmula correspondiente para David aparece en 2 Sam. 5: 4 (ver también 2 Rey. 2 1: 1; 24: 8, 18; etc.). Si se hubiera incurrido en omisiones similares a las que parece haber en 1 Sam. 13: 1 en un texto de la misma naturaleza como 2 Rey. 21: 1, leeríamos: "De ... años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ... y cinco años". Los dos pasajes son idénticos en su construcción básica. La inserción de una cifra para la edad de Saúl cuando llegó a ser rey y otra para la duración de su reinado haría la declaración paralela con las declaraciones correspondientes a David y a otros reyes. " "Tenía Saúl, cuando alcanzó el reino, ... años, y reinó sobre Israel... y dos años" " (BC). En el texto original la palabra "... dos" " podría haber sido "cuarenta" (ver Hech. 13: 21). El texto hebreo de 1 Sam. 13: 1 tal como está ahora implica que originalmente constituyó una declaración de la edad de Saúl y de la duración de su reinado. Si no es así, entonces Saúl es el único rey hebreo del cual no se hace una declaración tal en el AT.
De acuerdo con otra explicación, 1 Sam. 13: 1 debería entenderse: "Saúl reinó un año; y reinó dos años sobre Israel". Es decir, había completado el primer año de su reinado (ver pág. 141) y estaba en el segundo año cuando ocurrieron los acontecimientos de este capítulo. Sin embargo, debe admitirse que interpretar el hebreo de 1 Sam. 13: 1 como para que signifique que los acontecimientos del cap. 13 ocurrieron en el segundo año de Saúl es antinatural, y constituye una construcción sin ningún caso paralelo exacto en el registro bíblico de los reyes.
El pasaje podría entenderse como que significa razonablemente que Saúl intentó someter a los filisteos en su segundo año, aunque el primer ataque verdadero -el de Jonatán, aquí registrado- ocurrió algún tiempo después. Así entendido, hay armonía con la traducción y la primera interpretación aquí
509 mencionada para 1 Sam. 13: 1. Si se llega a la conclusión de que el comentario de PP 669 está influido por la interpretación de la KJV de este versículo, podría hacerse notar que la declaración misma puede entenderse como que se refiere a la primera tentativa de Saúl. Pero no importa cuál sea la traducción o interpretación que se dé a este pasaje, todavía quedamos perplejos en cuanto a lo que decía el texto original. Sin embargo, en éste como en otros casos de textos difíciles y oscuros, no está implicada ninguna cuestión de doctrina y, por lo tanto, de salvación. (Nota: * Se lee en la KJV: "Saúl reinó un año; y cuando había reinado dos años sobre Israel". Como se ve, salvo una diferencia de la forma verbal empleada en la primera parte, coincide ccon la traducción de la RVR.-N. del T. )
2. Gabaa.
Gabaa se identifica ahora generalmente con Tell el-F»l , un punto resaltante en la cumbre de la cadena central de montañas, y 5,6 km al norte de Jerusalén. Han sido excavadas las ruinas de lo que se cree que fue la capital fortificada de Saúl (ver t. I, pág. 131).
3. La guarnición.
Heb. netsib , "columna", "prefecto", "diputado", "guarnición" o "puesto". Generalmente los comentadores han creído que el significado "prefecto" o "gobernador" debiera aplicarse aquí por estar más en armonía con el contexto (sin embargo, ver PP 669). En Gén. 19: 26 netsib se traduce "estatua", y en 1 Rey. 4: 19 y 2 Crón. 8: 10 como "gobernador" y "gobernadores" respectivamente.
El collado.
En el original hebreo se utiliza la palabra geba' , nombre propio que la BJ traduce "Gibeá", y la VM "Geba". Esta palabra hebrea se parece considerablemente a otra, gib'ah , que significa "collado" o "colina". A 6,4 km al noreste de esta colina corre el Wadi Medineh , una gran grieta en la superficie de la tierra, apenas perceptible aun a corta distancia de su borde. Sus laderas se elevan como precipicios insalvables, de muchos metros de altura. Geba ("Guibeá" en la BJ) está en el lado sudoeste del wadi , y a 2,8 km al noreste, cruzando el wadi , está el pueblo de Micmas en una meseta a unos 250 m por debajo del distrito que rodea Gabaa ( Tell el-Fãl ). El terreno al este de Micmas forma suaves declives que cubren cierta área apta para la agricultura y se ve con claridad el acceso desde Jericó. Bet-el está situada a 9,6 km al norte de Gabaa y a una altura de 30,5 m mayor que Gabaa.
Micmas dominaba el camino principal de Jericó y el valle del Jordán a Bet-el como asimismo el camino real más importante que va al norte desde Jerusalén a Siquem. Saúl apostó a su hijo Jonatán y a un tercio de sus soldados armados en Gabaa, al paso que con dos tercios de sus hombres protegió el acceso a Bet-el y Gabaa desde el este. Este era el camino más probable que debían tomar los amonitas si querían vengarse de Saúl por su victoria en Jabes de Galaad. El no anticipaba ningún ataque desde el oeste pues había estado en paz con los filisteos durante varios años (cap. 7: 13).
Los filisteos.
Aunque los filisteos no estaban en guerra con Israel, mantenían guarniciones en las colinas, tales como la que estaba en "Guibeá" al sudoeste de Micmas, cruzando el wadi y a unos 70 m más arriba. La palabra netsib , traducida "guarnición", proviene del verbo natsab , "ocupar uno su puesto", "estar estacionado", es decir, por haber sido nombrado o en cumplimiento del deber. No muy lejos -en Ramá (ver com. cap. 1: 1)- estaba una escuela de los profetas organizada por Samuel. Es evidente que Samuel trataba de contrarrestar la influencia pagana de los filisteos colocando cerca de éstos su escuela, con la esperanza de que así volviera el pueblo al culto de Jehová. Si tan sólo la influencia de la escuela profética se hubiera difundido en la vida de los habitantes de "Guibeá" -de modo que los filisteos hubieran podido ver la verdadera importancia de la salvación de Dios-, se habría podido evitar una guerra sangrienta y muchos filisteos podrían haber aceptado a Dios así como lo hizo Naamán el sirio años después (2 Rey. 5).
Oigan los hebreos.
El nombre "hebreo", aplicado al pueblo hebreo, aparece sólo 35 veces en toda la Biblia, 31 veces en el AT y 4 veces en el NT. De las 31 referencias del AT, 16 están relacionadas con la permanencia de Israel en Egipto y 5 con esta guerra contra los filisteos (caps. 13 y 14). Por contraste, la palabra "Israel" se usa centenares de veces en las Escrituras, y surge la pregunta en cuanto al motivo para que haya tal contraste en estos dos casos. Sin embargo, un hecho es claro: el término "hebreo" siempre es empleado por extranjeros o por israelitas cuando hablan de sí mismos a extranjeros. Ahora se cree generalmente que "hebreo" era el nombre común por el cual eran conocidos los israelitas por sus vecinos (ver com. Gén. 10: 21; 14: 13). Faraón y su gente parecen haber usado ambos nombres indistintamente (ver Exo. 1: 16; 5: 2; 14: 5; etc.; ver también com. 1 Sam. 13: 7).
4. Se había hecho abominable a los filisteos.
Quizá mejor "se había hecho odioso". El mismo verbo se usa para describir el maná que había sido dejado para el día siguiente (Exo. 16: 20, 24).
En pos de Saúl en Gilgal.
Puesto que el reino había sido confirmado en Gilgal (cap. 11: 14, 15), Saúl convocó a todo Israel allí antes que en Gabaa o Micmas, donde sus preparativos podrían ser observados por los filisteos. Estos habrían tenido poca dificultad en llegar al lugar mencionado en último término, siguiendo el curso de los diversos wadis tributarios. Es difícil comprender por qué Saúl no pidió a Israel que reforzara el ejército que ya estaba apostado en el distrito de Benjamín. Eso habría estado cerca del hogar de Samuel y del sitio sagrado de Bet-el (ver com. cap. 1: 1). Las rocas del wadi en "Guibeá" constituían una magnífica fortaleza, y ciertamente los residentes en ese distrito sabían más en cuanto a las características defensivas del terreno que los filisteos, empeñados en vengarse. En su dilema, parece que Saúl hubiera recordado lo que Samuel le había dicho respecto a ir a Gilgal (cap. 10: 8).
5. Treinta mil.
En el texto de Luciano de la LXX y en la versión Siriaca se lee: "tres mil" . Es muy leve la diferencia entre las palabras hebreas para 3 y para 30, y fácilmente se las podría confundir.
6. Se escondieron.
Los israelitas fueron sobrecogidos de pánico al recordar muy bien la derrota sufrida años antes cerca de Silo, y especialmente en ausencia de Samuel. La movilización de los filisteos aterrorizó de tal manera al pueblo, que Saúl no pudo conservar el orden en el campamento, y rápidamente cundió el desánimo. Completamente olvidada quedó la victoria lograda en Jabes unos pocos meses antes. También se olvidaron las confesiones y los sacrificios más recientes, cuando se habían regocijado ante Dios en ese mismo lugar (cap. 11: 15). Es notable el contraste entre su pánico y la fe manifestada más tarde por Eliseo cuando a su siervo -aterrorizado por la hueste de sirios que estaba delante de las puertas de la ciudad- se le abrieron los ojos para que viera la montaña llena de las fuerzas angélicas. ¡Cuán importante era en este tiempo de crisis, que Saúl y sus hombres aguardaran el consejo del profeta y su bendición antes de entrar en batalla!
7. Los hebreos pasaron.
Cuando Saúl llamó a las armas, dijo: "Oigan los hebreos" (vers. 3). Sin embargo, el vers. 7 registra que "los hebreos" huyeron cruzando el Jordán (las palabras "algunos de" no están en el texto original), mientras que el vers. 6 declara que Israel se ocultó en cuevas "en el monte de Efraín" (cap. 14: 22). La palabra "hebreos" siempre es usada por los filisteos al referirse a sus adversarios, pero el autor del libro de Samuel parece diferenciar entre los dos términos -"Israel" y "hebreos"- como por ejemplo en el vers. 19 donde se menciona que los filisteos controlaban a todos los herreros "para que los hebreos no se" hicieran "espada". Por contraste, el mismo autor dice que "los de Israel tenían que descender a los filisteos" para que afilaran sus herramientas. Sin embargo, la LXX traduce aquí la palabra "hebreos" como "esclavos". Ver com. vers. 3.
8. Esperó siete días.
Esto no significa necesariamente que Saúl ya había esperado siete días completos y que Samuel no llegó hasta el comienzo del octavo día, y que por lo tanto llegó a la cita con un día de atraso. Es posible que cuando el profeta no se presentó al comenzar el día señalado (ver PP 670, 671), Saúl asumió la responsabilidad de ofrecer el sacrificio. Al ungir a Saúl como rey, Samuel lo había instruido respecto a esta ocasión: debía ir a Gilgal para esperar allí hasta que llegara Samuel (ver cap. 10: 8; cf. PP 670). Sin embargo, Samuel llegó poco después del tiempo señalado para el sacrificio, tan sólo para descubrir el acto de desobediencia de Saúl (cap. 13: 10).
11. El pueblo se me desertaba.
Al predecir que Israel pediría un rey, Moisés advirtió que el gobernante no debía "aumentar caballos" , es decir, confiar en implementos materiales para su protección (Deut. 17: 16; cf. Isa. 31: 3). Por el contrario, el rey, como dirigente de la nación y como ejemplo del pueblo, debía conseguir una copia de la ley para convertirse en estudiante diligente de ella y obedecer las instrucciones registradas allí Pero Saúl, pensando en el armamento de los vecinos de Israel y en sus ejércitos permanentes, llegó a pensar que lograría seguridad y éxito prescindiendo de la fe sencilla y la confianza en Dios. Movido por este concepto, dejó de inspirar a sus hombres con el valor que resulta de la fe en Dios. Faltándoles esto, y no disponiendo de armas, sus hombres -con una visión más clara que la de Saúl- no podían ver una razón para esperar la victoria. Las perspectivas eran desesperadas. Por eso, ante la primera insinuación de verdadero peligro, para salvar la vida desertaron la mayoría de los hombres del ejército de Saúl quien quedó con apenas 600 hombres en Gilgal. Sus exploradores le habían traído noticias de una concentración enemiga a 18,4 km de distancia, en Micmas, y no sólo temió por la nación sino también por su propia seguridad.
Saúl había perdido la confianza y el respeto de su ejército. Cada día desertaban más y más de sus hombres. Estaba completamente desanimado. Descendía rápidamente la marea de su popularidad. Estaba dispuesto a echar la culpa de todo a Samuel porque éste no había llegado a tiempo. Saúl se sentía agraviado porque Samuel no estaba presente. En ese estado de ánimo se encontró con el profeta. No presentó disculpas sino más bien demostró un espíritu de justificación propia. ¡Qué contraste con el espíritu con que se había preparado para atacar a Amón!
13. Locamente has hecho.
Es decir, al permitir que lo dominaran los sentimientos antes que la confianza en Dios, basada en los hechos providenciales pasados. Si Dios está contigo, ¿quién puede estar contra ti? Lo que Gedeón hizo con los 300 que quedaron de 32.000 hombres, seguramente Saúl podía realizar con los 600 que quedaron de 3.000. Pero si rehusaba tener confianza en las promesas de Dios y en la palabra de su profeta, y se mostraba incrédulo y vacilante en un momento de crisis, ¿cómo podría seguir acompañándolo Dios? Si Saúl hubiese estado dispuesto a humillarse, muy diferente habría sido la historia de Israel.
14. Tu reino.
Saúl no presentó como excusa el que hubiese entendido mal las instrucciones de Samuel o que éste no se las hubiera expuesto con claridad. Por otro lado, admitió francamente la violación deliberada de esas instrucciones para seguir sus propios deseos. Compárese el proceder de Saúl con el de Adán en el huerto del Edén, o contrásteselo con el de Cristo en el monte de la tentación. Antes de entrar en el desierto para ser tentado por el diablo, Cristo tenía la seguridad de que era el amado Hijo de Dios. Seis semanas más tarde, agotado por el hambre y sin saber lo que le aguardaba, esperó con paciencia la dirección divina. Cuando aparentemente estaba descuidado, y debilitado y macilento por la tensión mental, Satanás hizo todo lo posible para remover su confianza en la Palabra de Dios. ¡Pero Cristo venció allí donde fracasó Adán y donde Saúl eligió la senda descendente!
Samuel expresó su reproche en una forma como para invitar a la contrición y a la humildad, pero fue en vano. La sola presencia del profeta debería haber sido un motivo para que Saúl recordara sus afanes y su interés abnegado de los últimos meses. Pero por desgracia Saúl olvidó todo eso y procuró justificarse atribuyendo la falta a Samuel. Tal como fue el caso de Saúl, ha sucedido con todos los seres humanos a través de los siglos. Cuando oprime la dificultad, el temor de un peligro inminente elimina el razonamiento sensato e induce a una impaciencia nerviosa para que el problema quede resuelto inmediatamente. Estando en una tensión tal, la razón se ciega en cuanto al deber; en cambio, condena a otros y se hace presente una violenta determinación para justificar el proceder así elegido. La confianza anterior en el cuidado protector y orientador de Dios es reemplazada por una cínica incredulidad y finalmente por la rebelión.
15. Gabaa.
Heb. gib'ah (ver com. vers. 16).
16. Gabaa.
En hebreo aquí se lee "Gueba" (BJ) y no Gabaa ( gib'ah ) como en el vers. 15. Gueba estaba directamente al otro lado del wadi frente a Micmas (ver cap. 14: 4, 5, donde Gueba y no Gabaa está en el original del vers. 5). La confusión en la traducción probablemente se debió a que se supuso que Gabaa y Gueba eran tan sólo diferentes formas de escribir el nombre de un mismo lugar, tal como todavía aparece en mapas más antiguos. Es cierto que a veces Gueba es llamada Gabaa, pero parece que fueron dos lugares (ver com. cap. 14: 16). Si las excavaciones modernas, además de otros indicios bíblicos, han ubicado correctamente el baluarte de Saúl, Gabaa, en Tell el-Fãl , a unos 5 km al sudoeste de Gueba y directamente al norte de Jerusalén (ver t. I, pág. 131), Jonatán no fue allí sino que evidentemente "quedó" en Gueba, frente a Micmas, como se deduce después de que la tomó de los filisteos (vers. 3), y Saúl probablemente se unió con él después de volver de Gilgal.
17. Tres escuadrones.
Ofra quizá estaba donde se unían dos caminos principales, al noroeste de Jericó. La tierra de Sual -literalmente, "la tierra de chacales"- quizá designe las estribaciones cavernosas del distrito oriental de Ofra, donde las montañas descienden rápidamente desde la cima del monte de Efraín hacia el Jordán. Esta zona está horadada con cavernas de piedra caliza: excelentes lugares para ocultarse.
18. Bet-horón.
El Bet-horón superior y el Bet-horón inferior están a 15,2 y 18,4 km, respectivamente, al oeste de Micmas, cerca del límite entre Efraín y Benjamín, donde las montañas descienden abruptamente hacia la Sefela. Zeboim se menciona en Neh. 11: 34 ( "Seboim" en la RVR) como que hubiera estado en las proximidades de Anatot y de otros pueblos al sur de Micmas, en la dirección del desierto de Judá. El mapa muestra claramente que los filisteos no avanzaron hacia Gilgal, sino que mediante movimientos de flanqueo hacia el norte, oeste y sur, procuraron cortar la llegada de refuerzos procedentes de los hombres de Saúl a quienes pensaban tener embotellados en las cavernas al este de Micmas.
19. No se hallaba herrero.
Parece que por un tiempo los filisteos prácticamente disfrutaron del monopolio en Canaán de la elaboración de objetos de hierro y quizá de otros metales. En ese tiempo, el hierro usado en Palestina provenía del Asia Menor, y era importado por las ciudades costeras. Por supuesto, ellas estaban bajo el control de los filisteos. Así les resultaba fácil poner en práctica lo que, desde su punto de vista, era una sabia política para mantener desarmados a los hebreos.
21. Un pim.
Un "pim" era una unidad monetaria equivalente a b de un siclo, o sea 7,6 g.
La tercera parte de un siclo.
Heb. lishelosh qilleshon , frase cuyo significado no se conoce a ciencia cierta. La palabra lishelosh se compone de dos partes: le , "para", y shelosh , "tercera parte". La palabra qilleshon sólo aparece aquí. Una traducción moderna hebrea sugiere que se hace referencia aquí a horquetas de tres puntas. En todo caso, se habla de alguna herramienta de hierro empleada por los israelitas, ya que las herramientas de madera no necesitarían ser arregladas por los herreros filisteos.
La traducción "tercera parte de un siclo" es una conjetura basada en la supuesta transposición de letras en la palabra qilleshon , de modo que se pudiera leer shéqel , "siclo", más la terminación on como diminutivo. En todo caso, es seguro que el pim era una pesa, y por lo tanto corresponde a un precio, y que en los vers. 20 y 21 se enumeran herramientas de hierro que debían ser forjadas y afiladas por los filisteos. Su identificación precisa no es posible.
22. Espada ni lanza.
Después de años de opresión filistea, parece que Saúl y Jonatán eran los únicos que poseían esas armas de metal. Los soldados del ejército pueden haber tenido arcos y hondas -armas nada despreciables en las manos de expertos (ver Juec. 20: 16)- pero que no podían competir en un combate cuerpo a cuerpo con los filisteos provistos de armas de hierro. Este versículo revela dos cosas: (1) La batalla se riñó antes de que Israel estuviera bien organizado, probablemente en los comienzos del reinado de Saúl, y (2) la falta de equipo hizo que ambos bandos comprendieran que Dios intervino a favor de su pueblo. Saúl podía rebelarse y de esa manera podría cometer muchos desatinos, pero Dios todavía intervenía en favor de Israel de modo que animara a los individuos a unirse con el reino celestial y a colocar su confianza en el Eterno. Saúl rehusó ir donde Dios lo conducía, pero Jonatán estuvo listo y ansioso de hacer lo que su padre podría haber hecho.
CBA T2

Comentarios
Publicar un comentario