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CBA Primer Libro de Samuel CAPÍTULO 16

Comentario Bíblico Adventista 
Samuel capítulo 16

1. ¿Hasta cuándo?
Saúl se había convertido en un caudillo inspirador. Como el primer gobernante de un Estado con una nueva forma de administración, ejercía un poder casi hipnótico sobre el gallardo pueblo israelita, amante de su independencia. Pero rápidamente se había vuelto déspota, cruel, tiránico e implacable. Sin embargo, recuérdese que aunque el rey había rehusado el consejo de Dios y había separado a la nación de la conducción divina, eso no excluía personalmente a Saúl de la salvación. Nabucodonosor, por ejemplo, se gloriaba en el pensamiento de que su dios Marduk era más poderoso que Jehová, y sin embargo el Espíritu Santo lo conmovió mediante Daniel, hasta el punto de que exaltó al Dios de Daniel como el Altísimo (Dan. 4: 4-37).

Isaí de Belén.
Quizá Samuel conocía a algunos de los habitantes de Belén debido a sus visitas previas. Aunque es probable que conociera a Isaí, no sucedía así con el resto de su familia (vers. 11, 12).

2. Toma contigo una becerra.
Era completamente natural y adecuado que el profeta visitara Belén para ofrecer un sacrificio. El arca estaba todavía en Quiriat-jearim. Se sabe que el santuario estuvo en Nob por lo menos durante una parte del reinado de Saúl (cap. 21: 1-6), pero no se nos dice si las fiestas anuales se celebraban allí como antes en Silo. Desde que cesaron de ofrecerse sacrificios en Silo, esto se había hecho en diversas ciudades por todo el país (PP 660). En tales reuniones, el profeta instruía al pueblo acerca del gran plan de salvación, y lo animaba para que enviara sus jóvenes a las diversas escuelas de los profetas a fin de elevar el nivel intelectual y espiritual de la nación. El rey no tenía pues por qué extrañarse de la visita de Samuel a Belén. En lo que atañe al pueblo, para el profeta era una obra rutinaria, similar a una reunión distrital de hoy día.

A ofrecer sacrificio ... he venido.
No era de interés público que se conociera inmediatamente el ungimiento de David. ¿Acaso el ungimiento de Saúl no se efectuó en una forma muy parecida? Los 30 ancianos que respondieron entonces a la invitación para asistir a la fiesta, ¿sabían por qué Samuel había dado a Saúl el lugar de honor? No estuvieron presentes mientras Samuel y Saúl platicaron después de la fiesta (cap. 9: 25). Ni ellos, y ni siquiera el siervo de Saúl, fueron testigos del ungimiento realizado temprano por la mañana (caps. 9: 27 a 10: 1). Tampoco la familia de Saúl supo del ungimiento hasta el tiempo de la reunión de Mizpa para elegir un rey (cap. 10: 20-27). El ungimiento le resultó a Saúl una declaración del plan de Dios para su vida. Fue invitado pero no obligado a aceptar los requerimientos de Dios. Tal ungimiento no lo autorizaba para comenzar lo que se requería a fin de realizar su aparición pública como rey. El registro demuestra que aun después de su elección en Mizpa, Saúl volvió a su hogar y esperó que el Señor dirigiera el paso siguiente.

La única diferencia entre el ungimiento de Saúl y el viaje de Samuel al hogar de Isaí fue que para entonces ya había un rey, celoso de cada paso que daba el profeta, puesto que él le había anunciado a Saúl el repudio del Señor. Esa susceptibilidad sin duda aumentó muchísimo debido a la vacilación de Samuel para rendir culto juntamente con su rey. Puede haber pasado mucho tiempo entre los caps. 15 y 16.

4. ¿Es pacífica tu venida?
Por la descripción dada en el cap. 9, es claro que la fiesta del ungimiento de Saúl se celebró en el lugar alto, en relación con una fiesta bien conocida de antemano. Pero la sorpresiva llegada de Samuel a Belén con una becerra, y el hecho de que convocara a los ancianos para que estuvieran presentes, naturalmente debía provocar muchas especulaciones. Los ancianos llegaron con temor y temblor, preguntándose qué cosa terrible habría sucedido. Una reacción tal ante la inesperada llegada de un funcionario importante era enteramente natural y, en realidad, añade un matiz de autenticidad al relato.

5. Sí.
Samuel aquietó todos sus temores y los autorizó a santificarse, es decir, a pasar por todo el procedimiento de la purificación ceremonial, lo que incluía lavar el cuerpo y los vestidos, como también continencia (ver Exo. 19: 10-15; 1 Sam. 21: 4-6). Personalmente Samuel se cuidó de que Isaí y por lo menos sus hijos mayores estuvieran purificados (1 Sam. 16: 5). Entonces todos fueron llamados para ofrecer el sacrificio. Debía haber unas pocas horas entre el sacrificio y la fiesta, pues la becerra debía ser guisada y asada antes de que la comieran. Samuel aprovechó ese intervalo para conocer mejor a Isaí y a su familia. Que ellos mismos todavía no se habían reunido para la fiesta se ve por el vers. 11, donde aparece David viniendo del campo antes de que se sentaran para comer.

7. Jehová mira el corazón.
El "corazón" se refiere al intelecto, los afectos y la voluntad (Sal. 139: 23; Mat. 12: 34; etc.). Es el factor que preside para determinar el destino, pues como es el pensamiento del hombre "en su corazón, tal es él" (Prov. 23: 7). En su esencia, la libre elección es un asunto del intelecto, pero a menudo con gran influencia de los sentimientos y las emociones. Dentro de los límites del tiempo de gracia Dios invita a los hombres: "Venid luego... y estemos a cuenta" (Isa. 1: 18). El quiere que lo conozcamos y nos enteremos de su plan, porque "mirando a cara descubierta" somos transformados (ver 2 Cor. 3: 18). Dios se dirige al intelecto. La apariencia externa no revela los verdaderos motivos de la vida pues con frecuencia se interpretan mal las acciones. Cuando Moisés dijo a los hijos de Israel: "Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón" (Deut. 6: 5), pensaba en la influencia guiadora que actúa en la vida por medio de una relación personal con Dios. El hecho de que los discípulos hubieran visto a Dios mediante una íntima relación con Jesús (Juan 14: 9) los fortaleció muchísimo en su entrega a los planes divinos para ellos. David había aprendido a conocer a Dios mientras apacentaba sus ovejas y, aunque no lo reconocieran sus hermanos, ese conocimiento hizo posible que el Espíritu Santo lo guiara paso tras paso.

12. De buen parecer.
"Hermosa presencia" " (BJ).

Úngelo.
¿Por qué elige Dios a ciertos hombres para que sean sus representantes y pasa de largo a otros? ¿Qué diferencia hubo en su elección de Saúl y su elección de David? Siendo omnisciente, Dios sabía con exactitud la conducta futura de Saúl; sin embargo lo ungió y le prometió estar con él (cap. 10: 7). En contra de los mejores intereses de los israelitas y de la voluntad divina para ellos, Dios respondió a su demanda de un rey. Es claro que Saúl era popular entre la gente: un rey según el corazón de ellos pero no de Dios. No pensaban en un liderazgo espiritual sino en el poder nacional. Cuando fue elegido, Saúl tenía serios impedimentos. Por eso Dios le advirtió de los peligros que encontraría y le dio un consejo preciso en cuanto a la forma de hacerles frente.

El caso de David era diferente. No hay prueba de que el pueblo estuviera descontento con Saúl. En realidad, estaba muy satisfecho por los resultados de la campaña contra los amalecitas. David era el menor en la casa de su padre, y en el Oriente la edad significaba respeto y prioridad (Gén. 29: 25, 26). Era un mozuelo sin pretensiones aun entre los miembros de su propio hogar (1 Sam. 17: 28). No tenía la imponente estatura de Saúl ni el físico de Sansón. Saúl fue llamado del arado porque los ancianos clamaban por un rey con urgencia. Tuvo poco tiempo para prepararse. David fue llamado mientras apacentaba ovejas y era todavía muchacho, y tuvo más de una década a fin de prepararse para sus arduas tareas como caudillo de las doce tribus.

Elegido en su juventud, David disfrutó de la oportunidad de un período de preparación y prueba antes de que asumiera las responsabilidades de su elevado cargo. Los aspectos del carácter de David que no estaban a la altura de las normas divinas pudieron ser cambiados antes de su coronación. De la misma manera Dios trata a cada individuo a quien invita a ser miembro de su reino, y especialmente a los que llama a ocupar puestos de responsabilidad. Sin que lo sepa, todo hombre es probado por las vicisitudes comunes de la vida, hasta que finalmente Dios pueda decir: "Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré" (Mat. 25: 23). Hasta ese momento David había demostrado poseer vigor juvenil, un espíritu amante y gentil e intrepidez que emanaba de la confianza en el poder divino. No había sido corrompido por el mundo. Tenía un alma contemplativa que se desarrollaba en la quietud de las colinas de Belén. Allí, pastoreando las ovejas como Moisés en Madián, adquirió un sentido de responsabilidad y desarrolló cualidades de liderazgo que debían acompañarlo a través de la vida.

13. Cuerno.
Heb. qéren, el "cuerno" de un toro, cabra o carnero.

Espíritu de Jehová.
El Espíritu del Señor no hace acepción de personas. Dio a Saúl un corazón nuevo y le mostró los abismos que había delante de él. Sin embargo, Saúl rápidamente rechazó la dirección divina. Entonces Dios se propuso guiar a David como había tratado de guiar a Saúl. Como en el caso de muchos de los grandes dirigentes del mundo, David creció en un ambiente humilde, desarrollando calladamente un áureo carácter bajo la dirección del Espíritu Santo, el cual un día lo capacitaría plenamente para el papel que desempeñaría en el gran conflicto entre el bien y el mal. Cuando fue ungido, el Espíritu de Dios "vino sobre David" " así como el Espíritu divino descendió sobre Cristo durante su bautismo (ver com. Mat. 3: 16).

14. El Espíritu de Jehová se apartó.
Saúl había rechazado al Espíritu de Dios -había cometido el pecado imperdonable- y nada más podía hacer el Señor para él (ver com. cap. 15: 35). El Espíritu de Jehová no se apartó arbitrariamente de Saúl, sino más bien Saúl se rebeló contra su dirección y deliberadamente rehuyó la influencia del Espíritu. Esto debe entenderse en armonía con Sal.139: 7 y con el principio fundamental de la libre elección. Si Dios, por medio de su Espíritu, hubiera impuesto su voluntad a Saúl en contra de los deseos de éste, Dios habría hecho del rey una mera máquina.

De parte de Jehová.
Las Escrituras a veces presentan a Dios como si él hiciera lo que no impide directamente. En realidad, al dar a Satanás una oportunidad para demostrar sus principios, Dios limitaría su propio poder. Por supuesto, había límites que Satanás no podría sobrepasar (ver Job 1: 12; 2: 6), pero dentro de su esfera limitada tendría el permiso divino para actuar. De esa manera, aunque sus actos son contrarios a la voluntad divina, no puede hacer nada a menos que Dios se lo permita, y todo lo que hacen él y sus malos espíritus, es hecho con el permiso de Dios. Por lo tanto, cuando Dios retiró su Espíritu de Saúl (ver com. 1 Sam. 16: 13, 14), Satanás quedó en libertad de actuar.

Le atormentaba.
Josefo describe esa dolencia así: "En cuanto a Saúl, le sobrevinieron algunos desórdenes extraños y demoníacos, y le provocaban tales asfixias como si hubieran estado a punto de ahogarlo" ( Antigüedades vi. 8. 2). Es evidente que fue aumentando una grave melancolía mientras cavilaba debido al anuncio del profeta de que había perdido el derecho a la corona para ser dada a un hombre "mejor" que él (cap. 15: 28). Siendo poseído intermitentemente por el espíritu malo, Saúl fue inducido a sentir y actuar en una forma parecida a la de un demente.

15. Un espíritu malo de parte de Dios.
Ver com. vers. 14 en lo que atañe a una expresión equivalente.

16. El arpa.
Mejor, "la lira". Se aconsejó a Saúl que buscara alivio en una terapia musical. El sonido de la lira de David y su canto de excelsos himnos aliviaban transitoriamente a Saúl del espíritu malo que lo acosaba. Cuando Saúl escuchaba la música de David, sus malos sentimientos de compasión propia y celos lo dejaban por un tiempo, pero volvían con redoblado poder al transcurrir el tiempo. Debido a su continuo rechazo de la dirección de Dios, se parecía al poseído por el demonio de la parábola de Cristo (Luc. 11: 24-26), en que "el postrer estado" de un alma tal es "peor que el primero"."

17. Buscadme.
No debía pasarse por alto ningún medio que ofreciera esperanza de alivio del espíritu malo que atormentaba a Saúl.

18. Hijo de Isaí.
Indudablemente la reputación de David como músico y hombre de valor, sano juicio y prudente ya se había cimentado antes de que apareciera en la corte y de que venciera a Goliat. Probablemente David era un joven que se aproximaba a la virilidad, pues poco después, en ocasión de su encuentro con Goliat, se lo describe como un "muchacho" , Heb. ná'ar (cap. 17: 58) y como un "joven" , Heb. 'élem (vers. 56).

Jehová está con él.
Aunque no se había divulgado la novedad de que David había sido ungido como rey, nada podía ocultar el hecho de que el Espíritu Santo -que se había posesionado de su vida de un modo especial desde su ungimiento (ver com. vers. 13)- estaba preparándolo debidamente para las importantes tareas venideras.

20. Un asno.
El regalo de Isaí tenía el propósito de expresar buena voluntad respecto al deseo del rey de que David sirviera en la corte. No mandar un regalo seguramente se hubiera interpretado como una expresión de mala voluntad y, por lo tanto, habría perjudicado el éxito de David en la corte.

21. Estuvo delante de él.
Esta afirmación no se refiere a la presencia de David delante de Saúl, sino al hecho de que David "se quedó a su servicio" (BJ; ver Gén. 41: 46; Dan. 1: 19). Debido a la providencia de Dios, David fue colocado en una posición en la que podía relacionarse con los dirigentes de la nación -que así podrían apreciar sus talentos- y con los asuntos de gobierno. Quizá se permitió que Saúl permaneciera en el trono hasta que las semillas del mal produjeran en su vida una cosecha inevitable, y hasta que se completara la preparación preliminar de David.

Le amó mucho.
Aun Saúl llegó a honrar y respetar la personalidad naturalmente atrayente de David, y estimó en él las cualidades implantadas por el Espíritu Santo. Saúl reconoció la evidente superioridad de ese joven promisorio, admitiendo tácitamente la sabiduría de la elección de Dios de un sucesor para el trono.

Paje de armas.
"Escudero" " (BJ). Este nombramiento colocó a David en la más estrecha relación posible con el rey y lo hizo responsable personalmente por la seguridad del monarca. Es posible que esta afirmación aparezca antes del papel que desempeñaría David en la corte después de su victoria sobre Goliat (ver cap. 18: 2, 5).

22. Esté David conmigo.
Después de un período de prueba en la corte, Saúl convirtió en un cargo permanente lo que al principio sólo tenía el propósito de ser algo transitorio.

Ha hallado gracia.
Ver com. vers. 21. Dios consideró que David era de la clase de hombres que podía usar en su servicio (vers. 7). Contemplando sólo la apariencia exterior y las acciones, que en cierto grado reflejaban el corazón de David, Saúl llegó a la misma conclusión (ver Prov. 23: 7).

23. Saúl tenía alivio.
Literalmente, "Saúl respiraba". la palabra rúaj significa "respirar", "soplar", especialmente con las fosas nasales. El uso de este verbo implica una exhalación de aliento profunda y forzada, tal como la que frecuentemente acompaña a una relajación después de un período de tensión, seguida por una respiración normal. Los accesos de posesión demoníaca de que sufría Saúl eran acompañados indudablemente por tensiones físicas y nerviosas.

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