1. Los filisteos.
Un estudio detenido de Sal. 78: 60-64 junto com. Jer. 7: 12; 26: 6, 9 indica que Dios no sólo permitió que los filisteos derrotaran a su pueblo en Eben-ezer sino probablemente que también lo persiguieran en dirección noreste hasta Silo. Los filisteos dejaron parte de su ejército para guardar el botín que habían tomado de Israel, pues fue del campamento de Israel (1 Sam. 5: 1) de donde emprendieron el camino de regreso a las ciudades de la llanura. Hay una prueba arqueológica de que Silo fue destruida por este tiempo. De todos modos, se cree que cesaron los servicios del tabernáculo cuando fue tomada el arca (ver PP 660).
Qué tremenda responsabilidad recayó sobre el joven Samuel cuando murió Elí y el arca -el corazón mismo del culto religioso- estaba en manos del enemigo! Aun después del regreso del arca, siete meses más tarde, con seguridad debe haber sido una tarea pesada para Samuel -que viajaba de lugar en lugar- el animar al pueblo e impedir el colapso de la vida religiosa de una nación que durante siglos había estado acostumbrada a pensar en Silo como el mismo centro de su vida nacional. El hecho de que el Señor no dejara "caer a tierra ninguna de sus palabras" (cap. 3: 19) indica que el pueblo lo reconoció como el sucesor lógico de Elí, aunque pasaron 20 años hasta que Samuel fuera investido formalmente con la autoridad de juez (cap. 7: 1-15; ver PP 639; 4T 517, 518).
2. Casa de Dagón.
Uno de los templos más importantes de los filisteos, pues Dagón era uno de sus principales deidades. Nunca se creyó que los dioses de los paganos se opusieran a relacionarse con otros dioses, y los filisteos deben haberse sentido contentos al honrar a la Deidad de Israel junto con los dioses que habían conocido durante años. Probablemente colocaron el arca al lado de Dagón, con la intención de ofrecerle un gran sacrificio, como lo habían hecho años antes cuando llevaron cautivo a Sansón (Juec. 16: 23, 24). Entonces se jactaron de su triunfo sobre el paladín de Israel; ahora se regocijarían por la supuesta captura del Dios de Israel. Algunos creen que la palabra traducida "Dagón" se relaciona con la palabra hebrea dag , que significa "pez" y que el dios tenía forma humana de la cintura para arriba, y de la cintura para abajo era como un pez. En la obra Nineveh [Nínivel], de Layard, hay una descripción de un bajo relieve de jorsabad [Khorsabad] que representa una batalla entre los asirios y los habitantes de la costa marítima de Siria. El relieve muestra una figura cuya mitad superior es de un hombre barbudo, y de pez la mitad inferior. Otros piensan que el nombre "Dagón" se deriva de dagan , que significa "cereal" y que por lo tanto, la deidad filistea era un dios de los cereales que representaba fertilidad. El que fuera un híbrido de hombre y pez no significa necesariamente que fuera un dios marítimo.
3. Postrado.
Postrado como en actitud de súplica.
4. Y la cabeza.
A la segunda mañana Dagón no sólo estaba postrado otra vez sino que tenía la cabeza y las manos desprendidas del cuerpo y tiradas sobre el umbral del templo, lugar que debían hollar todos los que entraban. Privado de los emblemas de la razón y de la actividad, yacía allí en su verdadera fealdad: sólo un tronco deforme.
5. No pisan el umbral.
Los sacerdotes no pisaban el umbral sino que pasaban por sobre él. ¿Estaría pensando en esto Sofonías cuando dijo: " "Visitaré aquel día a todos los que saltan por encima del umbral" " (Sof. 1: 9, BJ).
6. Tumores.
El síntoma característico de esta plaga era una hinchazón dolorosa en forma de tumor.
8. ¿Qué haremos?
La derrota de Dagón delante del arca pareció crear en los señores de Filistea un resentimiento contra el Dios del cielo y una mayor fidelidad a Dagón. El todavía era la deidad que les había dado la victoria en el campo de batalla, y ellos lo habían honrado confiando el arca a su protección. Aunque admitían que había sido vencido en un conflicto personal, todavía era su dios y no se resignaban a rendirse ante la idea de reconocer la supremacía del Creador de todas las cosas. Una epidemia azotaba la ciudad. Esto, de acuerdo con todo razonamiento pagano, era la obra de la Deidad suprema de quien provenían tanto el bien como el mal. Por lo tanto, la única cosa que podían hacer era liberarse del símbolo ofensivo de la presencia de Dios. Pero Dios, que no hace acepción de personas, anhelaba que los filisteos reconocieran las dádivas de su providencia para ellos, lo mismo que esperaba de los judíos (ver PP 635-637).
Sin embargo, convencidos a regañadientes, los filisteos mantenían la misma opinión. Tal fue el caso de Faraón. Pero no era algo inevitable. Nabucodonosor no permitió que lo dominara el orgullo y, mediante repetidas revelaciones del poder protector de Dios, llegó al punto de apartarse de la idolatría y adorar al Dios del cielo (Dan. 4: 24-27, 34, 35). Así como Dios había mostrado a Faraón su poder restrictivo sobre las plagas, aquí demostró a los señores filisteos que podía detener la epidemia que asolaba su país. El orgullo impidió que tomaran cualquier decisión que significara liberarse de lo que para ellos era el verdadero origen de sus calamidades y que, precisamente, Dios quería que les resultara un medio de salvación.
10. Los ecronitas dieron voces.
El egoísmo y la credulidad de los filisteos se manifestaron cuando cada ciudad, una tras otra, envió el arca a la ciudad vecina. Finalmente llegó a Ecrón, la más septentrional de las cinco principales ciudades de Filistea. El clamor de esa ciudad demostraba indignación por habérseles impuesto algo sin su consentimiento. La palabra traducida aquí "dieron voces" proviene del verbo za'aq , "clamar con alarma", mientras que en el vers. 12 el "clamor" de la ciudad viene de la palabra shawe'ah , "un clamor en procura de ayuda" .
Un estudio detenido de Sal. 78: 60-64 junto com. Jer. 7: 12; 26: 6, 9 indica que Dios no sólo permitió que los filisteos derrotaran a su pueblo en Eben-ezer sino probablemente que también lo persiguieran en dirección noreste hasta Silo. Los filisteos dejaron parte de su ejército para guardar el botín que habían tomado de Israel, pues fue del campamento de Israel (1 Sam. 5: 1) de donde emprendieron el camino de regreso a las ciudades de la llanura. Hay una prueba arqueológica de que Silo fue destruida por este tiempo. De todos modos, se cree que cesaron los servicios del tabernáculo cuando fue tomada el arca (ver PP 660).
Qué tremenda responsabilidad recayó sobre el joven Samuel cuando murió Elí y el arca -el corazón mismo del culto religioso- estaba en manos del enemigo! Aun después del regreso del arca, siete meses más tarde, con seguridad debe haber sido una tarea pesada para Samuel -que viajaba de lugar en lugar- el animar al pueblo e impedir el colapso de la vida religiosa de una nación que durante siglos había estado acostumbrada a pensar en Silo como el mismo centro de su vida nacional. El hecho de que el Señor no dejara "caer a tierra ninguna de sus palabras" (cap. 3: 19) indica que el pueblo lo reconoció como el sucesor lógico de Elí, aunque pasaron 20 años hasta que Samuel fuera investido formalmente con la autoridad de juez (cap. 7: 1-15; ver PP 639; 4T 517, 518).
2. Casa de Dagón.
Uno de los templos más importantes de los filisteos, pues Dagón era uno de sus principales deidades. Nunca se creyó que los dioses de los paganos se opusieran a relacionarse con otros dioses, y los filisteos deben haberse sentido contentos al honrar a la Deidad de Israel junto con los dioses que habían conocido durante años. Probablemente colocaron el arca al lado de Dagón, con la intención de ofrecerle un gran sacrificio, como lo habían hecho años antes cuando llevaron cautivo a Sansón (Juec. 16: 23, 24). Entonces se jactaron de su triunfo sobre el paladín de Israel; ahora se regocijarían por la supuesta captura del Dios de Israel. Algunos creen que la palabra traducida "Dagón" se relaciona con la palabra hebrea dag , que significa "pez" y que el dios tenía forma humana de la cintura para arriba, y de la cintura para abajo era como un pez. En la obra Nineveh [Nínivel], de Layard, hay una descripción de un bajo relieve de jorsabad [Khorsabad] que representa una batalla entre los asirios y los habitantes de la costa marítima de Siria. El relieve muestra una figura cuya mitad superior es de un hombre barbudo, y de pez la mitad inferior. Otros piensan que el nombre "Dagón" se deriva de dagan , que significa "cereal" y que por lo tanto, la deidad filistea era un dios de los cereales que representaba fertilidad. El que fuera un híbrido de hombre y pez no significa necesariamente que fuera un dios marítimo.
3. Postrado.
Postrado como en actitud de súplica.
4. Y la cabeza.
A la segunda mañana Dagón no sólo estaba postrado otra vez sino que tenía la cabeza y las manos desprendidas del cuerpo y tiradas sobre el umbral del templo, lugar que debían hollar todos los que entraban. Privado de los emblemas de la razón y de la actividad, yacía allí en su verdadera fealdad: sólo un tronco deforme.
5. No pisan el umbral.
Los sacerdotes no pisaban el umbral sino que pasaban por sobre él. ¿Estaría pensando en esto Sofonías cuando dijo: " "Visitaré aquel día a todos los que saltan por encima del umbral" " (Sof. 1: 9, BJ).
6. Tumores.
El síntoma característico de esta plaga era una hinchazón dolorosa en forma de tumor.
8. ¿Qué haremos?
La derrota de Dagón delante del arca pareció crear en los señores de Filistea un resentimiento contra el Dios del cielo y una mayor fidelidad a Dagón. El todavía era la deidad que les había dado la victoria en el campo de batalla, y ellos lo habían honrado confiando el arca a su protección. Aunque admitían que había sido vencido en un conflicto personal, todavía era su dios y no se resignaban a rendirse ante la idea de reconocer la supremacía del Creador de todas las cosas. Una epidemia azotaba la ciudad. Esto, de acuerdo con todo razonamiento pagano, era la obra de la Deidad suprema de quien provenían tanto el bien como el mal. Por lo tanto, la única cosa que podían hacer era liberarse del símbolo ofensivo de la presencia de Dios. Pero Dios, que no hace acepción de personas, anhelaba que los filisteos reconocieran las dádivas de su providencia para ellos, lo mismo que esperaba de los judíos (ver PP 635-637).
Sin embargo, convencidos a regañadientes, los filisteos mantenían la misma opinión. Tal fue el caso de Faraón. Pero no era algo inevitable. Nabucodonosor no permitió que lo dominara el orgullo y, mediante repetidas revelaciones del poder protector de Dios, llegó al punto de apartarse de la idolatría y adorar al Dios del cielo (Dan. 4: 24-27, 34, 35). Así como Dios había mostrado a Faraón su poder restrictivo sobre las plagas, aquí demostró a los señores filisteos que podía detener la epidemia que asolaba su país. El orgullo impidió que tomaran cualquier decisión que significara liberarse de lo que para ellos era el verdadero origen de sus calamidades y que, precisamente, Dios quería que les resultara un medio de salvación.
10. Los ecronitas dieron voces.
El egoísmo y la credulidad de los filisteos se manifestaron cuando cada ciudad, una tras otra, envió el arca a la ciudad vecina. Finalmente llegó a Ecrón, la más septentrional de las cinco principales ciudades de Filistea. El clamor de esa ciudad demostraba indignación por habérseles impuesto algo sin su consentimiento. La palabra traducida aquí "dieron voces" proviene del verbo za'aq , "clamar con alarma", mientras que en el vers. 12 el "clamor" de la ciudad viene de la palabra shawe'ah , "un clamor en procura de ayuda" .
CBA T2

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