EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
RESEÑA
Los profetas del Antiguo Testamento a menudo se autodefinían como vigilantes sobre los muros de Sion. Eran celosos por el bienestar del pueblo de Dios
e intentaban advertirle de los peligros internos y externos. Fueron llamados por
Dios para clamar por justicia y declarar los juicios de Dios. Este deber era un
asunto serio para profetas como Ezequiel, cuyas órdenes de marcha eran muy
claras: “Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás,
pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere
al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el
impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su
maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío,
y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma” (Ezequiel 3:17-19).
En esta lección, tomamos consciencia de la persistencia de Dios en llamar a
su pueblo a la justicia. La lección abre nuestros ojos a las reformas sociales y
espirituales propugnadas por varios profetas como:
(1) el pastor-profeta Amós,
quien llama a su pueblo a la justicia y la rectitud;
(2) Miqueas, cuyo mensaje a
Acaz se da durante un tiempo en que el reino alcanza un mínimo histórico de
justicia;
(3) Ezequiel, que les habla a los exiliados en Babilonia; y
(4) Isaías, que
llama al pueblo de Dios a vivir la esperanza mesiánica de una nación justa.
¿Dónde están las voces que piden justicia y misericordia hoy?
Objetivo del maestro:
• Desafía a la clase a unirse a las voces que aún hoy reclaman justicia en la
tradición de los profetas del Antiguo Testamento.
COMENTARIO
Ilustración
Rara vez ha habido tanta necesidad de defensores de la justicia como durante
la esclavitud estadounidense y el período posterior a la Guerra Civil en Estados
Unidos. El adventismo tuvo la oportunidad de demostrar si afrontaría con éxito los
desafíos de esa época y comenzaría a dedicarse seriamente a servir a sus hermanos y hermanas de color. Delbert Baker, en su serie In Search of Roots: Adventist
African Americans [En busca de raíces: afroamericanos adventistas], comparte un
punto de inflexión en la historia adventista sobre el tema:
“El momento decisivo en la historia de la obra eclesiástica con la gente de color fue el año 1892, cuando Elena de White presentó un mensaje histórico:
‘Nuestro deber para con la gente de color’. Lo presentó ante los delegados del
29º congreso de la Asociación General celebrado en Battle Creek, Míchigan.
Elena de White insistió en que, después de años de indiferencia, la iglesia no
podía seguir ignorando su cometido hacia la raza negra sin incitar el creciente
desagrado de Dios. Consciente del contenido polémico de su mensaje, admitió:
‘Sé que lo que ahora expreso generará un conflicto. No deseo esto, porque el
conflicto parece ser incesante en los últimos años; pero no pretendo vivir como
cobarde ni morir como cobarde, dejando mi obra inconclusa. Debo seguir los
pasos de mi Maestro’ ”.
Para analizar en clase:
Es interesante que Elena de White identifique la cobardía e, implícitamente, el coraje, como una dinámica de la justicia bíblica.
¿Qué asuntos de justicia bíblica requieren “coraje” hoy, en tu contexto local?
Texto bíblico:
La Biblia tiene una “inclinación hacia los demás”. Este principio
puede verse en la obra realizada por los profetas bíblicos. Los profetas eran defensores. No se preocupaban por defender sus propios casos. Ellos se comprometían, persuadían, oraban y protestaban en nombre de otros. Hablaban en
nombre de aquellos que no tenían voz o que eran reprimidos cuando protestaban legítimamente. Tenían como objetivo aumentar el bienestar y la calidad de
vida de la humanidad.
A veces los miembros de iglesia evitan participar de protestas y salir como
defensores por temor a ser vistos como demasiado políticos. Lee Jeremías 22:1
al 3, y 13 al 17. Jeremías, otro profeta defensor, intercedió en favor de los oprimidos ante los dirigentes gubernamentales de su época. A continuación, lean la
cita de Jan Paulsen y analicen sus implicaciones.
“Existe una gran diferencia entre hacer escuchar nuestra opinión en la palestra pública y tratar de ejercer el poder político. Como iglesia (y personalmente)
no solo tenemos el derecho sino la obligación de ser una voz moral en la sociedad; de hablar con claridad y elocuencia sobre lo que atañe a nuestros valores.
Derechos humanos, libertad religiosa, salud pública, pobreza e injusticia: estos
son algunos de los ámbitos en los que tenemos la responsabilidad dada por Dios
de defender a quienes no pueden hablar por sí mismos”. 1
Textos bíblicos:
Invita a los miembros de la clase a turnarse para leer estos versículos adicionales de Amós, Miqueas, Ezequiel e Isaías. ¿Qué relación tienen
estos pasajes con ser defensores? A continuación, se presentan algunas ideas
que puedes utilizar para hacer comentarios.
1. Amós 5:21 al 24. Si bien Dios creó las fiestas y los rituales religiosos mencionados en estos versículos de Amós, está más interesado en cómo tratamos a
la gente que nos rodea y que él creó a su imagen. En contraste, ¿qué ama Dios y
en qué se deleita? (Isaías 61:8; Jeremías. 9:24).
2. Miqueas 6:1 al 5. En estos versículos, el profeta aboga por la causa del Señor, como su abogado, en una escena de la corte ante los montes y collados, que
servían de testigos (Miqueas 6:1, 2). Cuando Dios dio su ley moral (Éxodo 20), los
collados y los montes también estuvieron presentes. En Miqueas 6:6 y 7, leemos
las preguntas retóricas de Miqueas a favor del pueblo. Encuentra una respuesta a estas preguntas retóricas en 1 Samuel 15:22. Luego lee Miqueas 6:8, un aspecto que el pueblo de Dios pasó por alto. Su ceguera espiritual lo llevó a ofrecerle
todo a Dios, menos lo que él realmente quería: un compromiso de corazón que
se tradujera en un comportamiento justo (ver Deuteronomio 10:12-19; Mateo
22:37-39). Para más información sobre el problema de poner la religiosidad superficial por sobre el verdadero compromiso espiritual, lee El Deseado de todas
las gentes, p. 360.
3. Ezequiel 16:49 al 52. En comparación con Judá, las ciudades de Sodoma y
Samaria parecían más inocentes. Por lo general, nos preocupan más los pecados
de comisión. Mateo 25:41 al 46 aclara que los pecados de omisión de simples
actos de amor no funcionan bien en el juicio final. “Al que sabe hacer lo bueno, y
no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17). 2
4. Isaías 59:2 al 4, 8, 9, y 14 al 16. Dios dice que las iniquidades y los pecados
de su pueblo los han separado de él. Su pecado incluía la falta de justicia en su
tierra, como por ejemplo la opresión de los pobres. Dios se horrorizaba de que
no hubiera nadie para interceder y denunciar este pecado (Isaías 59:16). El pecado es una transgresión de la ley de amor y justicia de Dios (1 Juan 3:4).
Para analizar en clase:
¿De qué maneras específicas podemos unirnos a los
profetas y ayudar de todo corazón e integralmente a nuestra iglesia para cumplir
su misión, parte de la cual incluye defender a los pobres (Isa. 59:16)?
Texto bíblico:
Los principios de Miqueas 6:8 nos llevan más allá de las meras
formas de adoración (holocaustos, etc.) a tres principios que forman el corazón
de “lo que es bueno”: (1) “hacer justicia”, (2) “amar misericordia”, y (3) “humillarte ante tu Dios”. Los primeros dos principios se refieren a la relación horizontal
entre los seres humanos, y el tercero trata con la relación vertical entre los seres
humanos y Dios. 3 Andar humildemente con nuestro Dios mejorará nuestras relaciones horizontales con nuestros semejantes, ya que él nos ayudará a reflejar su
carácter justo y misericordioso para con la humanidad.
Ilustración
El predicador británico William E. Sangster se cuestiona: “¿Alguien puede ser
bueno y no religioso, o ser religioso y no ser bueno?” 4 Algunos afirman que son
buenos y decentes sin religión. Por ejemplo, nos recuerdan ver todas las acciones desinteresadas y justas que realizan, y afirman que toda esta bondad se
logra sin una dieta semanal de adoración y sermones. Realmente, ¿pueden separarse la religión y la moralidad?
Sangster, en uno de sus sermones titulado: “Bueno sin Dios”, un sermón sobre Miqueas 6:8, señala que aquellos a quienes llamamos “buenos sin Dios” a
menudo son, en un sentido especial, un producto de la fe que han decidido
despreciar. El fundamento mismo de su carácter se formó bajo la directa influencia cristiana. Uno de los tantos ejemplos es la vida de Sir Samuel Romilly, que rechazó la fe cristiana pero hizo uno obra notable al humanizar los códigos penitenciarios nacionales en Inglaterra. Verdaderamente era un buen hombre, pero
no era religioso. Sin embargo, su biógrafo deja en claro que era nieto de los
refugiados hugonotes, que decidieron huir a una tierra extraña antes que renunciar a su fe en Dios. Él creció en un hogar donde Cristo tenía el primer lugar, y su
elevado carácter moral que promovía la justicia y la misericordia se remonta a
aquellos primeros años.
5 APLICACIÓN A LA VIDA
Vez tras vez, la voz profética de Elena de White es clara sobre el tema de la justicia. Lee esta cita en clase: “Muchos deploran los males que saben existen ahora pero
se consideran libres de toda responsabilidad en el asunto. Esto no puede ser. Cada
persona ejerce una influencia en la sociedad” (Obreros evangélicos, p. 401).
Analicen algunos pasos realistas e intencionales que cada miembro de la clase pueda dar para cumplir con el llamado de Dios para ser proactivos y “ejerce[r]
una influencia en la sociedad”.
A lo largo de la historia de la Iglesia Adventista, se ha puesto énfasis en el papel
escatológico de los profetas. Al mismo tiempo, las Escrituras demuestran otra
dimensión importante del ministerio de los profetas y, por extensión, de la iglesia:
el llamado de Dios a su pueblo a volver a sus principios socioeconómicos y éticos.
Jesús explica con más detalle estos principios en Mateo 5:7 al 48, que también se
resumen en Mateo 22:35 al 40, y Lucas 10:27.
Para analizar en clase:
¿Cómo podemos equilibrar el importante rol de la proclamación de los acontecimientos futuros antes de la segunda venida de Jesús,
con la obra de llamar la atención de la gente a los principios divinos de ayudar a
los necesitados, basados en la ley y los profetas, y ejemplificados en la vida y el
ministerio del mayor profeta de todos: Jesucristo? No solo eso, ¿de qué modo
podemos encarnar estos principios en nuestra vida como iglesia? Invita a los
miembros de la clase a compartir de qué manera proclaman y viven personalmente esta parte importante del “evangelio eterno”, que en ocasiones se enfatiza poco, junto con la proclamación de las buenas nuevas de la segunda venida
de Jesús.
Referencias
1 Jan Paulsen, “Serving Our World, Serving Our Lord”, Adventist World (mayo de 2007), Edición
DNA, pp. 9, 10.
2 Ver Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista (Florida, Buenos Aires, Argentina:
ACES, 1995), tomo 4, p. 661.
3 Biblia de estudio de Andrews (Florida Oeste, Buenos Aires, Argentina: ACES, 2014), p. 1.113.
4 Clyde E. Fant (h) y William M. Pinson (h), 20 Centuries of Great Preaching (de Maier a Sangster) (Waco, Texas: Word Books, 1971), t. 11, p. 345.
5 Ibíd., pp. 346-349.
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