1. Todos los ancianos.
Los dirigentes sabios consultan con otros dirigentes. Josías reunió a todos los principales hombres de la nación para ver si se podía hacer algo que evitara la calamidad que se cernía sobre ellos, o lograr por lo menos, que el castigo venidero fuese suavizado con la misericordia. Cuando Dios anunció la sentencia, no excluyó la posibilidad de arrepentimiento y reforma. No se perdería nada con manifestar al pueblo la terrible suerte que lo amenazaba si persistía en su iniquidad. Lo que se necesitaba era volver a Dios y a la justicia, y Josías decidió que haría todo lo posible para lograr un reavivamiento nacional.
2. Todos los varones de Judá.
Hasta donde fuera posible, todos los varones de la nación debían reunirse en Jerusalén para oír el mensaje de Dios. La solemne reunión incluiría a hombres de todas las clases sociales y de todas las ocupaciones, especialmente a los sacerdotes y profetas: los dirigentes religiosos del pueblo que podrían ejercer mayor influencia para ayudar a lograr la deseada reforma.
3. La columna.
Probablemente una de las grandes columnas de bronce (ver 1 Rey. 7: 15, 21). Según el ritual de Ezequiel para el culto de los reyes en el reino restablecido, el príncipe debería estar "en pie junto al umbral de la puerta" (Eze. 46: 2).
Hizo pacto.
Fue ésta una renovación del pacto que el Señor hizo con Israel en el Sinaí, por el cual el pueblo había resuelto obedecer al Señor y andar por sus caminos (Exo. 19: 5-8; 24: 3-8). La nación había quebrantado ese pacto, y por lo tanto había perdido las promesas hechas por el Señor. Únicamente renovando el pacto podrían renovarse las bendiciones, y por eso Josías hizo ante Dios la solemne promesa de guardar sus mandamientos y permanecer fiel al pacto hecho entre Dios y su pueblo en el Sinaí.
El pueblo confirmó el pacto. El pueblo se puso de parte de Dios indicando así que aceptaba las exigencias del pacto y prometía lealtad a Jehová.
4. De segundo orden.
Aquí se mencionan tres diferentes órdenes en la organización sacerdotal y levítica (ver cap. 25: 18).
Sacasen del templo.
Parece que la limpieza del año 12 del reinado de Josías había sido parcial (2 Crón. 34: 3). La presencia dentro del sagrado templo de vasos hechos para el culto de Baal, de Asera y del ejército de los cielos, indica hasta qué punto la idolatría se había posesionado del pueblo de Judá. La nación casi se había separado por completo de Dios entregándose a las costumbres de los paganos vencidos. Josías decidió raer del país hasta el último vestigio de idolatría.
Todos los utensilios.
Aquí se incluía no sólo los vasos, en el sentido estiicto del término, sino también todo lo que se usaba para el culto: utensilios, imágenes, altares, etc.
Los quemó.
Se hizo esto siguiendo las instrucciones de Deut. 7: 25; 12: 3 (ver 1 Crón. 14: 11, 12).
Cedrón.
Este era el valle que corría de norte a sur al este de Jerusalén, entre la ciudad y el monte de los Olivos. Es probable que el "campo del Cedrón" fuera la parte norte de este valle, que es bastante ancha (ver Jer. 31: 40). Asa había quemado el ídolo de Maaca junto al "torrente de Cedrón" (1 Rey. 15: 13).
A Bet-el.
A un lugar que ya se consideraba como maldito e inmundo, para no profanar más el suelo de Judá con esas cenizas.
5. Habían puesto.
Jeroboam había instituido " "sacerdotes de entre el pueblo, que no eran hijos de Leví" " (1 Rey. 12: 31). La práctica de Manasés y de Amón parece haber sido la misma.
Los alrededores de Jerusalén.
Ver vers. 13.
A Baal.
La enumeración de estos diversos dioses indica hasta qué punto el pueblo de Judá había abandonado al Señor. Es probable que estos dioses aparezcan aquí en el orden de veneración que se les tributaba. Baal era el gran dios de las tormentas (ver com. 1 Rey. 16: 31).
6. La imagen de Asera.
La imagen de Asera que había erigido Manasés (cap. 21: 3, 7).
La quemó.
La imagen de Asera, el "palo sagrado" (ver com. Exo. 34: 13; Deut. 16: 21; etc.), probablemente era de madera, y aunque estuviera recubierto de metal podía quemarse con facilidad. Ver también Deut. 7: 25.
En polvo.
Se procedió con ella de manera similar que con el becerro de oro en el desierto (Exo. 32: 20).
Hijos del pueblo.
Es decir, el pueblo común. La misma expresión aparece en Jer. 26: 23, donde se traduce "vulgo" . La gente común no era sepultada en tumbas labradas en la roca, sino en sepulcros cavados en la tierra. Los sepulcros se consideraban inmundos; por lo tanto, el cementerio del valle del Cedrón era un buen lugar donde arrojar el polvo de los ídolos destruidos.
7. Los lugares de prostitución.
El hecho de que estas personas de ambos sexos, depravadas y consagradas a la prostitución religiosa, vivieran en una casa junto al templo, es una triste indicación del colapso moral que había ocurrido en el profeso pueblo de Dios. Las prácticas viles e inmorales que allí se realizaban eran parte del ceremonial idolátrico de la época. Ezequiel condenó las "grandes abominaciones" que se hacían en sus días en el área del templo (Eze. 8: 5-17). Las peores infamias del culto cananeo a la naturaleza, se habían introducido en el santo templo de Dios. Difícilmente Judá podría haberse hundido más en el pecado.
8. Desde Geba hasta Beerseba.
Es decir, desde el extremo norte hasta el extremo sur de Judá (ver 1 Rey. 15: 22; Zac. 14: 10).
9. No subían.
No se permitió que los sacerdotes que habían oficiado en los santuarios idolátricos, y que habían sido convocados a Jerusalén, oficiaran en las sagradas responsabilidades del servicio del templo. Ezequiel, al describir la restauración destaca que, en lo sucesivo, no se permitiría a los sacerdotes de Leví que se habían descarriado participar en los sagrados oficios del templo, aunque sí podrían realizar algunas de las tareas más humildes (Eze. 44: 10-14).
Panes sin levadura.
Aunque no se les permitió participar de los sagrados servicios del templo, estos sacerdotes no perdieron toda su manutención. Se los trató en forma muy similar a la de los sacerdotes que tenían defectos físicos (ver Lev. 21: 17-23).
10. Profanó a Tofet.
En este lugar del valle de Hinom se practicaba el bárbaro culto de quemar a seres humanos como sacrificio a Moloc (ver Isa. 30: 33; Jer. 7: 31; 19: 5, 6; 32: 35). Fue quizá en este mismo lugar donde Acaz y Manasés ofrecieron a sus hijos (2 Rey. 21: 6; 2 Crón. 28: 3; 33: 6).
Hinom.
Valle al sur de Jerusalén. Finalmente llegó a ser considerado como un lugar de destrucción y abominación. Debido a los horrores de sus hogueras en donde se quemaban seres humanos como sacrificio, Josías lo contaminó, y más tarde fue convertido en basurero de Jerusalén. En tiempos del NT, el valle de Hinom, Heb. Ge Hinnom , fue un símbolo del lugar de la destrucción de los impíos. En las referencias siguientes la palabra "infierno" está en lugar del término griego géenna , que es a su vez la transliteración del hebreo Ge Hinnom : Mat. 5: 22, 29, 30; 10: 28; 18: 8, 9; 23: 15, 33; Mar. 9: 43-48; Luc. 12: 5; Sant. 3: 6. La BJ, NC y la BC usan la palabra "gehenna" como transliteración latina de la palabra griega.
11. Los caballos.
En la antigüedad, muchas veces se representaba al sol como el auriga que cada día conduce sus caballos a través del cielo.
Los carros del sol.
Los carros del sol eran conocidos en la antigua Persia, como también entre griegos y romanos. Es interesante esta antigua evidencia de tal costumbre entre los hebreos. Manasés y Amón deben haber hecho grandes esfuerzos para adoptar las formas del culto pagano practicadas en los países circunvecinos.
12. La azotea de la sala de Acaz.
"El terrado de la habitación superior de Ajaz" (BJ). Quizá esta sala o habitación superior fue construida por Acaz sobre alguna estructura dentro del recinto del templo, pues en este pasaje el autor se refiere a la profanación del templo. Los altares tal vez servían para adorar las estrellas, lo que se hacía mayormente desde las azoteas de las casas (ver Jer. 19: 13; 32: 29; Sof. 1: 5).
13. Profanó el rey.
No se dice que el rey destruyó estos lugares, sino que sólo los profanó. Es de suponer que algunos de ellos consistían mayormente en grandes piedras o rocas de caras planas donde se habían labrado pequeñas cavidades para recibir las libaciones, etc. Tales sitios son bien conocidos en Palestina. Es difícil concebir que los edificios construidos por Salomón para la adoración de Astoret, Quemos y Milcom hubieran que dado en pie después de los movimientos de reforma de Asa, Josafat y Ezequías; sin embargo, así fue (PR 297). De Ezequías se dice que "quitó los lugares altos" , los " "derribó" , " "hasta acabarlo todo" " (2 Rey. 18: 4; 2 Crón. 31: 1).
Delante de Jerusalén.
Es decir, hacia el este. Los puntos cardinales se determinaban mirando hacia el este. De esa forma, la mano izquierda señalaba el norte; la derecha, el sur; y la espalda daba al oeste. Ver en 1 Rey. 11: 5-8 la descripción de los lugares altos que Salomón edificó para los dioses extraños. Sin duda los reyes buenos, tales como Asa, Josafat y Ezequías no permitieron que en esos lugares se adorara a dioses extraños, pero quizá dejaron que allí se siguiera adorando a Jehová.
Monte de la destrucción.
Tal vez la ladera sur del monte de los Olivos, llamado así en señal de desprecio, para mostrar lo detestable que era el abominable culto idolátrico que se realizaba al este del santo templo.
14. Huesos de hombres.
Los hebreos consideraban inmundos los cadáveres y huesos humanos, y había ciertas reglas para tocarlos (Núm. 19: 11-16). Al poner en contacto los huesos de muertos con estos lugares altos, se consideraba que quedaban profanados para siempre y de allí en adelante nunca más serían adecuados como lugares de adoración.
15. Destruyó.
Sin duda el lugar alto de Bet-el era un edificio, un tipo de tabernáculo o templo, porque fue destruido y quemado. Había pasado algún tiempo desde que el reino de Israel había llegado a su fin, pero evidentemente aún se rendía culto en el santuario que Jeroboam había construido en Bet-el.
16. Los quemó.
El quemar huesos humanos sobre un altar era sobremanera ofensivo. Josías lo hizo para mostrar su total desprecio por las terribles formas de culto que Jeroboam había instituido en lugar de la adoración a Jehová, y para asegurarse de que nunca más se usara ese altar con fines religiosos. Los huesos que se quemaron fueron los de los sacerdotes que habían oficiado ante esos altares (ver 2 Crón. 34: 5).
Varón de Dios.
Ver 1 Rey. 13: 1, 2.
17. Monumento.
Heb. tsiyyun , "marcador", "hito", "monumento". Josías vio una lápida sobre una tumba y preguntó a quién recordaba. Era costumbre de los antiguos hebreos levantar una piedra para marcar el sepulcro de las personas (Gén. 35: 20).
Varón de Dios.
Ver 1 Rey. 13: 23-30.
18. De Samaria.
Así se identifica al anciano profeta que engañó al profeta de Judea.
19. Ciudades de Samaria.
Josías fue hasta Neftalí (2 Crón. 34: 6). Samaria estaba entonces bajo el dominio asirio. En este momento Asiria estaba debilitada, y quizá no intentaba interferir con estas incursiones de Josías en los territorios que estaban bajo su dominio (ver págs. 68, 69).
20. Mató ... a todos los sacerdotes.
En cumplimiento de 1 Rey. 13: 2, Josías hizo todo lo posible para raer la idolatría. Puso como escarmiento a los que dirigían al pueblo en la apostasía.
21. Haced la pascua.
Esto significaba volver a la observancia de los antiguos ritos mosaicos.
El libro de este pacto.
El libro de la ley mosaica que Hilcías había encontrado en el templo (2 Rey. 22: 8; cf. Exo. 12: 3-20; Lev. 23: 5; Núm. 9: 2, 3; Deut. 16: 26).
22. Tal pascua.
Los detalles de la celebración de esta pascua aparecen en 2 Crón. 35: 1-18.
23. A los dieciocho años.
La reparación del templo también se inició en este año (2 Rey. 22: 3-6). Como la pascua se celebraba el día 14 del mes de Nisán, el primer mes del año religioso (Exo. 12: 2, 6, 18; 2 Crón. 35: 1), es evidente que Josías empezó su año de reinado en el mes de Tishri y no en el de Nisán. Así dio unos cinco meses para reparar el templo antes de que se celebrara la pascua en el mismo año.
24. Encantadores.
La demonolatría se había arraigado mucho entre los israelitas. El pueblo servía al príncipe de las tinieblas y no al Señor del ciclo. No eran ángeles sino demonios los que cada día tenían por compañeros. Obedecían a los malos espíritus y no al Espíritu Santo. Josías se esforzó por barrer del país todo lo que estuviera relacionado con la demonolatría y las monstruosas abominaciones que acompañaban a ese culto.
Terafines.
Los terafines eran los dioses familiares (ver com. Gén. 31: 19). Su culto tenía un atractivo particular para los hebreos que se aferraron tenazmente a estos ídolos. Raquel robó los terafines de su padre Labán (Gén. 31: 19). Micaías el efrateo tenía terafines en su casa Juec. 17: 5; 18: 14-20). Mical,esposa de David, poseía una de estas imágenes (1 Sam. 19: 13).
De la ley.
Josías se había propuesto lograr que la ley rigiera plenamente en todas las fases de la vida nacional; así esperaba por lo menos mitigar la ruina que amenazaba a la nación.
25. No hubo otro.
Aparecen también palabras similares referentes a Ezequías (ver com. cap. 18: 5). Según parece, ningún otro rey durante todo el período de la historia de Judá se dedicó con tanto vigor a hacer obedecer la ley mosaica.
De todo su corazón.
Un eco de Deut. 6: 5. Josías se interesó no sólo en un acatamiento formal de los dictados de la ley de Moisés, sino en que se obedeciera su espíritu y pleno sentido: injusticia, la misericordia y la rectitud (ver Jer. 22: 15, 16).
26. No desistió.
La iniquidad era tan abierta, que no habría sido conveniente para el porvenir de la nación que se la dejara pasar sin castigo. Aunque la generación de Josías parecía haberse arrepentido y procuraba efectuar drásticas reformas, las futuras generaciones que se enterarían de que la flagrante iniquidad e idolatría de una generación anterior habían quedado impunes se volverían más osadas en su iniquidad. Por desgracia, las reformas del buen rey Josías sólo tuvieron un efecto superficial en la mayoría. Un estudio cuidadoso de las profecías de Jeremías revela que la condición religiosa del pueblo distaba mucho de ser la ideal (ver Jer. 2: 12, 13; 3: 6-11; etc.).
Manasés le había irritado.
Ver com. cap. 21: 1-9.
27. Quitaré de mi presencia a Judá.
Tal fue también la repetida advertencia de Jeremías (Jer. 4: 5-20; 6: 1-4; 7: 12-16, 20, 32-34; 11: 17, 22, 23; 16: 9-13). Sofonías también anunció la inminente condenación de Judá (Sof. 1: 2-18; 3: 1-8). Hubo nuevas exhortaciones a la reforma, promesas de perdón y de una buena acogida personal condicionada por un verdadero arrepentimiento (Jer. 7: 3-7; Sof. 2: 1-3); pero para este tiempo se veía claramente que no había perspectiva de ningún arrepentimiento genuino, y que la ruina nacional era inevitable (Jer. 7: 8-34).
Desecharé a esta ciudad.
No le era fácil para el Señor desechar a Jerusalén, la ciudad escogida por él, que habría de ser la capital no sólo de Judá, sino del mundo. El Señor tenía el propósito de que de Jerusalén manaran rayos de luz y salvación que rodearan el globo. Los israelitas impidieron que se llevase a cabo el plan original. El propósito de Dios se cumplirá en la creación de la tierra nueva, donde la nueva Jerusalén será la capital y las multitudes de los redimidos constituirán la nueva nación.
28. Los demás hechos.
La reforma de Josías se efectuó en el año 18 de su reinado. Reinó durante 31 años. De esos últimos 13 años no se dice nada.
29. Faraón Necao.
El bien conocido Necao II de la XXVI dinastía, quien reinó desde 610 a 595 AC.
Subió.
En esta época, Asiria y Egipto estaban aliadas contra Babilona. Esta, bajo el mando de Nabopolasar (626-605), había reemplazado a Asiria como el gran poder militar del mundo. Nínive cayó en el año 612, pero un pequeño remanente de los asirios subsistió en Harán por algunos años más. Contaron con la ayuda de Egipto para enfrentar el creciente poderío de Babilonia, la cual comenzaba rápidamente a dominar a todo el mundo.
Contra el rey de Asiria.
"Hacia el rey de Asiria" (BJ). En realidad, Necao se dirigió hacia el norte para ayudar a los asirios contra Babilonia (ver 2 Crón. 35: 20). Una de dos: o (1) la palabra hebrea 'al , "contra", debe leerse 'el , "hacia" o "por amor a", lo que se ve con frecuencia en los rollos del mar Muerto, o (2) se usa la palabra "Asiria" para designar a Babilonia, la cual ya dominaba casi todo el territorio que antes había sido del imperio asirio. Los autores clásicos muchas veces usan el nombre Asiria en este sentido (ver Herodoto i. 178).
Eufrates.
Cuando Necao se dirigía a Mesopotamia para ayudar a los asirios en el ataque a Harán, fue cuando, evidetemente, atacó a Carquemis (2 Crón. 35: 20). Esta ciudad se convirtió en un baluarte egipcio durante varios años, hasta que Nabucodonosor derrotó allí a Necao en 605 AC, como se sabe ahora por la Crónica Babilónica.
Salió contra él el rey Josías.
En este momento Necao no tenía ningún conflicto con Josías (2 Crón. 35: 21), sino sencillamente deseaba llegar hasta el Eufrates para luchar contra los ejércitos de Babilonia.
Meguido.
La importante fortaleza del sur de la llanura de Esdraelón, al norte de Siria, sobre la ruta de las caravanas de Egipto. Quizá Josías ocupó su posición en el punto donde el camino sale a la llanura a fin de atacar a los ejércitos egipcios cuando salieran del desfiladero.
30. En un carro.
Josías fue mortalmente herido en Meguido. Había entrado a la batalla disfrazado (2 Crón. 35: 22) como lo había hecho Acab cuando luchó contra los sirios y perdió la vida (1 Rey. 22: 30). Cuando Josías fue alcanzado por una flecha y se dio cuenta de que estaba gravemente herido, sus siervos lo llevaron en otro carro a Jerusalén, y murió allí o en el camino (ver com. 2 Crón. 35: 24).
Lo sepultaron.
El autor de Crónicas añade: " "Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. Y Jeremías endechó en memoria de Josías" " (2 Crón. 35: 24, 25). En contraste con la gran lamentación por la muerte de Josías, nadie lloró por el fallecimiento de sus malvados hijos (Jer. 22: 10, 18).
Joacaz.
Joacaz también se llamaba Salum (1 Crón. 3: 15; Jer. 22: 11). Joacim era el hijo mayor de Josías; legalmente debería haber sido rey, no Joacaz (vers. 31; cf. vers. 36). Pero por alguna razón el pueblo intervino para que Joacaz fuera elevado al trono. Algunos han conjeturado que había en ese momento dos partidos políticos en el país: uno proegipcio y otro antiegipcio. Tal vez Joacim formaba parte del primero, ni Joacaz del segundo. El partido antiegipcio prevaleció y Joacaz fue hecho rey. En este momento, Necao evidentemente estaba en el norte en su campaña contra los babilonios en el Eufrates.
32. Hizo lo malo.
Sólo se ha conservado un breve registro del reinado de Joacaz. Ni siquiera los hijos de Josías se adhirieron a las reformas que éste había instituido. La nación iba de nuevo camino de su condenación.
33. Ribla.
Lugar situado sobre el río Orontes, a 16 km al sur de Cades y a 320 km al norte de Judá. Más tarde Nabucodonosor puso su cuartel general en Ribla durante sus campañas en Palestina (2 Rey. 25: 6, 21; Jer. 39: 5-7; 52: 9-11, 27). Cuando volvió de Carquemis, Necao exigió que Joacaz compareciera delante de él en Ribla, y después de haberse enterado de las circunstancias que lo habían llevado al trono, lo puso preso. Ribla se llama ahora Ribleh .
Una multa.
Necao tenía la intención de hacer que Judá fuera vasallo de Egipto, y por eso depuso a Joacaz.
34. Eliaquim.
Probablemente miembro del partido proegipcio, y por eso Necao lo prefirió (ver com. vers. 30).
Le cambió el nombre.
El nuevo nombre indicaba que debía ser en adelante una nueva persona, y que dependía de Egipto. Nabucodonosor hizo algo parecido cuando puso a Matanías por rey en lugar de su sobrino, y le dio el nombre de Sedequías (cap. 24: 17).
Murió allí.
Esto armonizaba con la profecía que hizo Jeremías poco después del comienzo del exilio (Jer. 22: 10-12).
35. Pagó a Faraón.
El dinero que Faraón exigió no provino del rey sino del pueblo. Cuando Asiria demandó que Manahem pagara 1.000 talentos de plata, el rey consiguió esa suma obligando a todos los pudientes que dieran cincuenta siclos cada uno (cap. 15: 19, 20). Pero en este caso, parece haberse cobrado un impuesto general sobre todos, ricos y pobres.
36. Veinticinco años.
Puesto que Joacaz sólo tenía 23 años en este momento (vers. 31), Joacim era el mayor. Josías tenía 8 años cuando subió al trono, y reinó durante 31 años (cap. 22: 1); de manera que cuando murió a los 39 años Joacim ya tenía 25 años. Josías, pues, tenía 14 ó 15 años cuando nació Joacim. Los reyes hebreos se casaban a temprana edad siguiendo la costumbre de los países del Cercano Oriente, la cual aún permanece en algunos lugares.
37. Hizo lo malo.
No se enumeran específicamente los males cometidos por Joacim durante su reinado. Según Jeremías era extravagante, codicioso, tiránico, injusto, impío y sanguinario (Jer. 22: 13-17; 26: 20-23; 36: 23).
CBA T2
Los dirigentes sabios consultan con otros dirigentes. Josías reunió a todos los principales hombres de la nación para ver si se podía hacer algo que evitara la calamidad que se cernía sobre ellos, o lograr por lo menos, que el castigo venidero fuese suavizado con la misericordia. Cuando Dios anunció la sentencia, no excluyó la posibilidad de arrepentimiento y reforma. No se perdería nada con manifestar al pueblo la terrible suerte que lo amenazaba si persistía en su iniquidad. Lo que se necesitaba era volver a Dios y a la justicia, y Josías decidió que haría todo lo posible para lograr un reavivamiento nacional.
2. Todos los varones de Judá.
Hasta donde fuera posible, todos los varones de la nación debían reunirse en Jerusalén para oír el mensaje de Dios. La solemne reunión incluiría a hombres de todas las clases sociales y de todas las ocupaciones, especialmente a los sacerdotes y profetas: los dirigentes religiosos del pueblo que podrían ejercer mayor influencia para ayudar a lograr la deseada reforma.
3. La columna.
Probablemente una de las grandes columnas de bronce (ver 1 Rey. 7: 15, 21). Según el ritual de Ezequiel para el culto de los reyes en el reino restablecido, el príncipe debería estar "en pie junto al umbral de la puerta" (Eze. 46: 2).
Hizo pacto.
Fue ésta una renovación del pacto que el Señor hizo con Israel en el Sinaí, por el cual el pueblo había resuelto obedecer al Señor y andar por sus caminos (Exo. 19: 5-8; 24: 3-8). La nación había quebrantado ese pacto, y por lo tanto había perdido las promesas hechas por el Señor. Únicamente renovando el pacto podrían renovarse las bendiciones, y por eso Josías hizo ante Dios la solemne promesa de guardar sus mandamientos y permanecer fiel al pacto hecho entre Dios y su pueblo en el Sinaí.
El pueblo confirmó el pacto. El pueblo se puso de parte de Dios indicando así que aceptaba las exigencias del pacto y prometía lealtad a Jehová.
4. De segundo orden.
Aquí se mencionan tres diferentes órdenes en la organización sacerdotal y levítica (ver cap. 25: 18).
Sacasen del templo.
Parece que la limpieza del año 12 del reinado de Josías había sido parcial (2 Crón. 34: 3). La presencia dentro del sagrado templo de vasos hechos para el culto de Baal, de Asera y del ejército de los cielos, indica hasta qué punto la idolatría se había posesionado del pueblo de Judá. La nación casi se había separado por completo de Dios entregándose a las costumbres de los paganos vencidos. Josías decidió raer del país hasta el último vestigio de idolatría.
Todos los utensilios.
Aquí se incluía no sólo los vasos, en el sentido estiicto del término, sino también todo lo que se usaba para el culto: utensilios, imágenes, altares, etc.
Los quemó.
Se hizo esto siguiendo las instrucciones de Deut. 7: 25; 12: 3 (ver 1 Crón. 14: 11, 12).
Cedrón.
Este era el valle que corría de norte a sur al este de Jerusalén, entre la ciudad y el monte de los Olivos. Es probable que el "campo del Cedrón" fuera la parte norte de este valle, que es bastante ancha (ver Jer. 31: 40). Asa había quemado el ídolo de Maaca junto al "torrente de Cedrón" (1 Rey. 15: 13).
A Bet-el.
A un lugar que ya se consideraba como maldito e inmundo, para no profanar más el suelo de Judá con esas cenizas.
5. Habían puesto.
Jeroboam había instituido " "sacerdotes de entre el pueblo, que no eran hijos de Leví" " (1 Rey. 12: 31). La práctica de Manasés y de Amón parece haber sido la misma.
Los alrededores de Jerusalén.
Ver vers. 13.
A Baal.
La enumeración de estos diversos dioses indica hasta qué punto el pueblo de Judá había abandonado al Señor. Es probable que estos dioses aparezcan aquí en el orden de veneración que se les tributaba. Baal era el gran dios de las tormentas (ver com. 1 Rey. 16: 31).
6. La imagen de Asera.
La imagen de Asera que había erigido Manasés (cap. 21: 3, 7).
La quemó.
La imagen de Asera, el "palo sagrado" (ver com. Exo. 34: 13; Deut. 16: 21; etc.), probablemente era de madera, y aunque estuviera recubierto de metal podía quemarse con facilidad. Ver también Deut. 7: 25.
En polvo.
Se procedió con ella de manera similar que con el becerro de oro en el desierto (Exo. 32: 20).
Hijos del pueblo.
Es decir, el pueblo común. La misma expresión aparece en Jer. 26: 23, donde se traduce "vulgo" . La gente común no era sepultada en tumbas labradas en la roca, sino en sepulcros cavados en la tierra. Los sepulcros se consideraban inmundos; por lo tanto, el cementerio del valle del Cedrón era un buen lugar donde arrojar el polvo de los ídolos destruidos.
7. Los lugares de prostitución.
El hecho de que estas personas de ambos sexos, depravadas y consagradas a la prostitución religiosa, vivieran en una casa junto al templo, es una triste indicación del colapso moral que había ocurrido en el profeso pueblo de Dios. Las prácticas viles e inmorales que allí se realizaban eran parte del ceremonial idolátrico de la época. Ezequiel condenó las "grandes abominaciones" que se hacían en sus días en el área del templo (Eze. 8: 5-17). Las peores infamias del culto cananeo a la naturaleza, se habían introducido en el santo templo de Dios. Difícilmente Judá podría haberse hundido más en el pecado.
8. Desde Geba hasta Beerseba.
Es decir, desde el extremo norte hasta el extremo sur de Judá (ver 1 Rey. 15: 22; Zac. 14: 10).
9. No subían.
No se permitió que los sacerdotes que habían oficiado en los santuarios idolátricos, y que habían sido convocados a Jerusalén, oficiaran en las sagradas responsabilidades del servicio del templo. Ezequiel, al describir la restauración destaca que, en lo sucesivo, no se permitiría a los sacerdotes de Leví que se habían descarriado participar en los sagrados oficios del templo, aunque sí podrían realizar algunas de las tareas más humildes (Eze. 44: 10-14).
Panes sin levadura.
Aunque no se les permitió participar de los sagrados servicios del templo, estos sacerdotes no perdieron toda su manutención. Se los trató en forma muy similar a la de los sacerdotes que tenían defectos físicos (ver Lev. 21: 17-23).
10. Profanó a Tofet.
En este lugar del valle de Hinom se practicaba el bárbaro culto de quemar a seres humanos como sacrificio a Moloc (ver Isa. 30: 33; Jer. 7: 31; 19: 5, 6; 32: 35). Fue quizá en este mismo lugar donde Acaz y Manasés ofrecieron a sus hijos (2 Rey. 21: 6; 2 Crón. 28: 3; 33: 6).
Hinom.
Valle al sur de Jerusalén. Finalmente llegó a ser considerado como un lugar de destrucción y abominación. Debido a los horrores de sus hogueras en donde se quemaban seres humanos como sacrificio, Josías lo contaminó, y más tarde fue convertido en basurero de Jerusalén. En tiempos del NT, el valle de Hinom, Heb. Ge Hinnom , fue un símbolo del lugar de la destrucción de los impíos. En las referencias siguientes la palabra "infierno" está en lugar del término griego géenna , que es a su vez la transliteración del hebreo Ge Hinnom : Mat. 5: 22, 29, 30; 10: 28; 18: 8, 9; 23: 15, 33; Mar. 9: 43-48; Luc. 12: 5; Sant. 3: 6. La BJ, NC y la BC usan la palabra "gehenna" como transliteración latina de la palabra griega.
11. Los caballos.
En la antigüedad, muchas veces se representaba al sol como el auriga que cada día conduce sus caballos a través del cielo.
Los carros del sol.
Los carros del sol eran conocidos en la antigua Persia, como también entre griegos y romanos. Es interesante esta antigua evidencia de tal costumbre entre los hebreos. Manasés y Amón deben haber hecho grandes esfuerzos para adoptar las formas del culto pagano practicadas en los países circunvecinos.
12. La azotea de la sala de Acaz.
"El terrado de la habitación superior de Ajaz" (BJ). Quizá esta sala o habitación superior fue construida por Acaz sobre alguna estructura dentro del recinto del templo, pues en este pasaje el autor se refiere a la profanación del templo. Los altares tal vez servían para adorar las estrellas, lo que se hacía mayormente desde las azoteas de las casas (ver Jer. 19: 13; 32: 29; Sof. 1: 5).
13. Profanó el rey.
No se dice que el rey destruyó estos lugares, sino que sólo los profanó. Es de suponer que algunos de ellos consistían mayormente en grandes piedras o rocas de caras planas donde se habían labrado pequeñas cavidades para recibir las libaciones, etc. Tales sitios son bien conocidos en Palestina. Es difícil concebir que los edificios construidos por Salomón para la adoración de Astoret, Quemos y Milcom hubieran que dado en pie después de los movimientos de reforma de Asa, Josafat y Ezequías; sin embargo, así fue (PR 297). De Ezequías se dice que "quitó los lugares altos" , los " "derribó" , " "hasta acabarlo todo" " (2 Rey. 18: 4; 2 Crón. 31: 1).
Delante de Jerusalén.
Es decir, hacia el este. Los puntos cardinales se determinaban mirando hacia el este. De esa forma, la mano izquierda señalaba el norte; la derecha, el sur; y la espalda daba al oeste. Ver en 1 Rey. 11: 5-8 la descripción de los lugares altos que Salomón edificó para los dioses extraños. Sin duda los reyes buenos, tales como Asa, Josafat y Ezequías no permitieron que en esos lugares se adorara a dioses extraños, pero quizá dejaron que allí se siguiera adorando a Jehová.
Monte de la destrucción.
Tal vez la ladera sur del monte de los Olivos, llamado así en señal de desprecio, para mostrar lo detestable que era el abominable culto idolátrico que se realizaba al este del santo templo.
14. Huesos de hombres.
Los hebreos consideraban inmundos los cadáveres y huesos humanos, y había ciertas reglas para tocarlos (Núm. 19: 11-16). Al poner en contacto los huesos de muertos con estos lugares altos, se consideraba que quedaban profanados para siempre y de allí en adelante nunca más serían adecuados como lugares de adoración.
15. Destruyó.
Sin duda el lugar alto de Bet-el era un edificio, un tipo de tabernáculo o templo, porque fue destruido y quemado. Había pasado algún tiempo desde que el reino de Israel había llegado a su fin, pero evidentemente aún se rendía culto en el santuario que Jeroboam había construido en Bet-el.
16. Los quemó.
El quemar huesos humanos sobre un altar era sobremanera ofensivo. Josías lo hizo para mostrar su total desprecio por las terribles formas de culto que Jeroboam había instituido en lugar de la adoración a Jehová, y para asegurarse de que nunca más se usara ese altar con fines religiosos. Los huesos que se quemaron fueron los de los sacerdotes que habían oficiado ante esos altares (ver 2 Crón. 34: 5).
Varón de Dios.
Ver 1 Rey. 13: 1, 2.
17. Monumento.
Heb. tsiyyun , "marcador", "hito", "monumento". Josías vio una lápida sobre una tumba y preguntó a quién recordaba. Era costumbre de los antiguos hebreos levantar una piedra para marcar el sepulcro de las personas (Gén. 35: 20).
Varón de Dios.
Ver 1 Rey. 13: 23-30.
18. De Samaria.
Así se identifica al anciano profeta que engañó al profeta de Judea.
19. Ciudades de Samaria.
Josías fue hasta Neftalí (2 Crón. 34: 6). Samaria estaba entonces bajo el dominio asirio. En este momento Asiria estaba debilitada, y quizá no intentaba interferir con estas incursiones de Josías en los territorios que estaban bajo su dominio (ver págs. 68, 69).
20. Mató ... a todos los sacerdotes.
En cumplimiento de 1 Rey. 13: 2, Josías hizo todo lo posible para raer la idolatría. Puso como escarmiento a los que dirigían al pueblo en la apostasía.
21. Haced la pascua.
Esto significaba volver a la observancia de los antiguos ritos mosaicos.
El libro de este pacto.
El libro de la ley mosaica que Hilcías había encontrado en el templo (2 Rey. 22: 8; cf. Exo. 12: 3-20; Lev. 23: 5; Núm. 9: 2, 3; Deut. 16: 26).
22. Tal pascua.
Los detalles de la celebración de esta pascua aparecen en 2 Crón. 35: 1-18.
23. A los dieciocho años.
La reparación del templo también se inició en este año (2 Rey. 22: 3-6). Como la pascua se celebraba el día 14 del mes de Nisán, el primer mes del año religioso (Exo. 12: 2, 6, 18; 2 Crón. 35: 1), es evidente que Josías empezó su año de reinado en el mes de Tishri y no en el de Nisán. Así dio unos cinco meses para reparar el templo antes de que se celebrara la pascua en el mismo año.
24. Encantadores.
La demonolatría se había arraigado mucho entre los israelitas. El pueblo servía al príncipe de las tinieblas y no al Señor del ciclo. No eran ángeles sino demonios los que cada día tenían por compañeros. Obedecían a los malos espíritus y no al Espíritu Santo. Josías se esforzó por barrer del país todo lo que estuviera relacionado con la demonolatría y las monstruosas abominaciones que acompañaban a ese culto.
Terafines.
Los terafines eran los dioses familiares (ver com. Gén. 31: 19). Su culto tenía un atractivo particular para los hebreos que se aferraron tenazmente a estos ídolos. Raquel robó los terafines de su padre Labán (Gén. 31: 19). Micaías el efrateo tenía terafines en su casa Juec. 17: 5; 18: 14-20). Mical,esposa de David, poseía una de estas imágenes (1 Sam. 19: 13).
De la ley.
Josías se había propuesto lograr que la ley rigiera plenamente en todas las fases de la vida nacional; así esperaba por lo menos mitigar la ruina que amenazaba a la nación.
25. No hubo otro.
Aparecen también palabras similares referentes a Ezequías (ver com. cap. 18: 5). Según parece, ningún otro rey durante todo el período de la historia de Judá se dedicó con tanto vigor a hacer obedecer la ley mosaica.
De todo su corazón.
Un eco de Deut. 6: 5. Josías se interesó no sólo en un acatamiento formal de los dictados de la ley de Moisés, sino en que se obedeciera su espíritu y pleno sentido: injusticia, la misericordia y la rectitud (ver Jer. 22: 15, 16).
26. No desistió.
La iniquidad era tan abierta, que no habría sido conveniente para el porvenir de la nación que se la dejara pasar sin castigo. Aunque la generación de Josías parecía haberse arrepentido y procuraba efectuar drásticas reformas, las futuras generaciones que se enterarían de que la flagrante iniquidad e idolatría de una generación anterior habían quedado impunes se volverían más osadas en su iniquidad. Por desgracia, las reformas del buen rey Josías sólo tuvieron un efecto superficial en la mayoría. Un estudio cuidadoso de las profecías de Jeremías revela que la condición religiosa del pueblo distaba mucho de ser la ideal (ver Jer. 2: 12, 13; 3: 6-11; etc.).
Manasés le había irritado.
Ver com. cap. 21: 1-9.
27. Quitaré de mi presencia a Judá.
Tal fue también la repetida advertencia de Jeremías (Jer. 4: 5-20; 6: 1-4; 7: 12-16, 20, 32-34; 11: 17, 22, 23; 16: 9-13). Sofonías también anunció la inminente condenación de Judá (Sof. 1: 2-18; 3: 1-8). Hubo nuevas exhortaciones a la reforma, promesas de perdón y de una buena acogida personal condicionada por un verdadero arrepentimiento (Jer. 7: 3-7; Sof. 2: 1-3); pero para este tiempo se veía claramente que no había perspectiva de ningún arrepentimiento genuino, y que la ruina nacional era inevitable (Jer. 7: 8-34).
Desecharé a esta ciudad.
No le era fácil para el Señor desechar a Jerusalén, la ciudad escogida por él, que habría de ser la capital no sólo de Judá, sino del mundo. El Señor tenía el propósito de que de Jerusalén manaran rayos de luz y salvación que rodearan el globo. Los israelitas impidieron que se llevase a cabo el plan original. El propósito de Dios se cumplirá en la creación de la tierra nueva, donde la nueva Jerusalén será la capital y las multitudes de los redimidos constituirán la nueva nación.
28. Los demás hechos.
La reforma de Josías se efectuó en el año 18 de su reinado. Reinó durante 31 años. De esos últimos 13 años no se dice nada.
29. Faraón Necao.
El bien conocido Necao II de la XXVI dinastía, quien reinó desde 610 a 595 AC.
Subió.
En esta época, Asiria y Egipto estaban aliadas contra Babilona. Esta, bajo el mando de Nabopolasar (626-605), había reemplazado a Asiria como el gran poder militar del mundo. Nínive cayó en el año 612, pero un pequeño remanente de los asirios subsistió en Harán por algunos años más. Contaron con la ayuda de Egipto para enfrentar el creciente poderío de Babilonia, la cual comenzaba rápidamente a dominar a todo el mundo.
Contra el rey de Asiria.
"Hacia el rey de Asiria" (BJ). En realidad, Necao se dirigió hacia el norte para ayudar a los asirios contra Babilonia (ver 2 Crón. 35: 20). Una de dos: o (1) la palabra hebrea 'al , "contra", debe leerse 'el , "hacia" o "por amor a", lo que se ve con frecuencia en los rollos del mar Muerto, o (2) se usa la palabra "Asiria" para designar a Babilonia, la cual ya dominaba casi todo el territorio que antes había sido del imperio asirio. Los autores clásicos muchas veces usan el nombre Asiria en este sentido (ver Herodoto i. 178).
Eufrates.
Cuando Necao se dirigía a Mesopotamia para ayudar a los asirios en el ataque a Harán, fue cuando, evidetemente, atacó a Carquemis (2 Crón. 35: 20). Esta ciudad se convirtió en un baluarte egipcio durante varios años, hasta que Nabucodonosor derrotó allí a Necao en 605 AC, como se sabe ahora por la Crónica Babilónica.
Salió contra él el rey Josías.
En este momento Necao no tenía ningún conflicto con Josías (2 Crón. 35: 21), sino sencillamente deseaba llegar hasta el Eufrates para luchar contra los ejércitos de Babilonia.
Meguido.
La importante fortaleza del sur de la llanura de Esdraelón, al norte de Siria, sobre la ruta de las caravanas de Egipto. Quizá Josías ocupó su posición en el punto donde el camino sale a la llanura a fin de atacar a los ejércitos egipcios cuando salieran del desfiladero.
30. En un carro.
Josías fue mortalmente herido en Meguido. Había entrado a la batalla disfrazado (2 Crón. 35: 22) como lo había hecho Acab cuando luchó contra los sirios y perdió la vida (1 Rey. 22: 30). Cuando Josías fue alcanzado por una flecha y se dio cuenta de que estaba gravemente herido, sus siervos lo llevaron en otro carro a Jerusalén, y murió allí o en el camino (ver com. 2 Crón. 35: 24).
Lo sepultaron.
El autor de Crónicas añade: " "Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. Y Jeremías endechó en memoria de Josías" " (2 Crón. 35: 24, 25). En contraste con la gran lamentación por la muerte de Josías, nadie lloró por el fallecimiento de sus malvados hijos (Jer. 22: 10, 18).
Joacaz.
Joacaz también se llamaba Salum (1 Crón. 3: 15; Jer. 22: 11). Joacim era el hijo mayor de Josías; legalmente debería haber sido rey, no Joacaz (vers. 31; cf. vers. 36). Pero por alguna razón el pueblo intervino para que Joacaz fuera elevado al trono. Algunos han conjeturado que había en ese momento dos partidos políticos en el país: uno proegipcio y otro antiegipcio. Tal vez Joacim formaba parte del primero, ni Joacaz del segundo. El partido antiegipcio prevaleció y Joacaz fue hecho rey. En este momento, Necao evidentemente estaba en el norte en su campaña contra los babilonios en el Eufrates.
32. Hizo lo malo.
Sólo se ha conservado un breve registro del reinado de Joacaz. Ni siquiera los hijos de Josías se adhirieron a las reformas que éste había instituido. La nación iba de nuevo camino de su condenación.
33. Ribla.
Lugar situado sobre el río Orontes, a 16 km al sur de Cades y a 320 km al norte de Judá. Más tarde Nabucodonosor puso su cuartel general en Ribla durante sus campañas en Palestina (2 Rey. 25: 6, 21; Jer. 39: 5-7; 52: 9-11, 27). Cuando volvió de Carquemis, Necao exigió que Joacaz compareciera delante de él en Ribla, y después de haberse enterado de las circunstancias que lo habían llevado al trono, lo puso preso. Ribla se llama ahora Ribleh .
Una multa.
Necao tenía la intención de hacer que Judá fuera vasallo de Egipto, y por eso depuso a Joacaz.
34. Eliaquim.
Probablemente miembro del partido proegipcio, y por eso Necao lo prefirió (ver com. vers. 30).
Le cambió el nombre.
El nuevo nombre indicaba que debía ser en adelante una nueva persona, y que dependía de Egipto. Nabucodonosor hizo algo parecido cuando puso a Matanías por rey en lugar de su sobrino, y le dio el nombre de Sedequías (cap. 24: 17).
Murió allí.
Esto armonizaba con la profecía que hizo Jeremías poco después del comienzo del exilio (Jer. 22: 10-12).
35. Pagó a Faraón.
El dinero que Faraón exigió no provino del rey sino del pueblo. Cuando Asiria demandó que Manahem pagara 1.000 talentos de plata, el rey consiguió esa suma obligando a todos los pudientes que dieran cincuenta siclos cada uno (cap. 15: 19, 20). Pero en este caso, parece haberse cobrado un impuesto general sobre todos, ricos y pobres.
36. Veinticinco años.
Puesto que Joacaz sólo tenía 23 años en este momento (vers. 31), Joacim era el mayor. Josías tenía 8 años cuando subió al trono, y reinó durante 31 años (cap. 22: 1); de manera que cuando murió a los 39 años Joacim ya tenía 25 años. Josías, pues, tenía 14 ó 15 años cuando nació Joacim. Los reyes hebreos se casaban a temprana edad siguiendo la costumbre de los países del Cercano Oriente, la cual aún permanece en algunos lugares.
37. Hizo lo malo.
No se enumeran específicamente los males cometidos por Joacim durante su reinado. Según Jeremías era extravagante, codicioso, tiránico, injusto, impío y sanguinario (Jer. 22: 13-17; 26: 20-23; 36: 23).
CBA T2
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