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Nehemías - Sección Maestro - 2

Lección 2- MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
El sábado enseñaré...

RESEÑA

Texto clave: Nehemías 1:4, 5.

Enfoque del estudio: Nehemías 1, Nehemías 2.

Después de la repatriación de los primeros dos grupos (el primero, dirigido por Zorobabel; y el segundo, por Esdras), Dios le ordena a Nehemías, copero del rey Artajerjes (Neh. 1:11), que se lleve a otro grupo de exiliados a Jerusalén. Se le dice a Nehemías que el “remanente” de los judíos en Jerusalén está “en gran mal y afrenta” (Neh. 1:3) debido a la oposición que encontraron al reconstruir la ciudad. Nehemías está devastado al escuchar las noticias de Jerusalén y se lamenta durante días. Ayuna y ora a Dios.
 
El rey Artajerjes se da cuenta de que Nehemías está preocupado y le pregunta por qué su rostro se ve triste. En oración, Nehemías le responde al rey que Jerusalén está malograda. Pide que el rey le conceda tiempo para reconstruirla. Sorprendentemente, el rey acepta su pedido porque el monarca vio “la benéfica mano de mi Dios sobre mí” (Neh. 2:8). Nehemías reconoció la providencia y la gracia de Dios.
 
Sin embargo, Nehemías sabe que él necesita refuerzos porque los gobernantes “al otro lado del río” han hecho temer a los israelitas y han hecho que dejen de trabajar. Debido a la queja de estos dirigentes, el rey Artajerjes cesó la reconstrucción de Jerusalén. Para revertir el mandato anterior del rey, Nehemías ahora le pide hábilmente que envíe una carta con él a los líderes de la región, informándoles que Nehemías está en una misión oficial y, por lo tanto, no debe ser obstaculizado.
 
El capítulo 2 termina con Nehemías explorando la obra que debe hacerse y animando al pueblo a construir. Enfatízales a tus alumnos que el éxito de Nehemías en obtener el favor del rey es una consecuencia directa de su búsqueda de Dios en respuesta a los trágicos acontecimientos de Jerusalén (Neh. 1:3). Nehemías ora y ayuna (Neh. 1:4); como resultado, Dios prepara al rey y al pueblo para responder favorablemente.

COMENTARIO

La oración de Nehemías (Neh. 1) 
Después de que Nehemías recibe visitas que acaban de llegar de Judá, se siente angustiado. Debido a que Nehemías era funcionario de la corte del rey, es posible que tuviera conocimiento previo del fallo de Artajerjes contra Judá. Las fuerzas hostiles que rodeaban Jerusalén se quejaron ante el rey, quien capituló ante la embestida, convencido de la potencial amenaza política que presentaban los judíos (Esd. 4). Ya sea por rumores o por la actividad oficial del Gobierno, Nehemías preguntó por la situación de Judá. Lamentablemente, Hanani y sus colaboradores no solo confirmaron los rumores, sino además la verdad debió haber sido peor de lo esperado. Nehemías sucumbe ante las noticias y se lamenta durante días. Sin embargo, va directo a Dios con su dilema.

La oración de Nehemías se describe en la lección. Al analizar la oración de Nehemías, descubrimos especialmente que el punto principal (el centro) de la oración es rogarle a Dios que recuerde sus promesas. Por lo tanto, Nehemías les recuerda a los lectores el panorama general: Dios cumple sus promesas. La oración comienza con alabanzas y adoración antes de que Nehemías le pida a Dios que escuche su oración. Las ofrendas de alabanza y adoración, a su vez, son seguidas por la confesión de los pecados y una petición a Dios para que recuerde sus promesas de restaurar a su pueblo. Luego, la oración de Nehemías vuelve a recordarle a Dios que este es su pueblo redimido. Una vez más, Nehemías le pide a Dios que lo escuche y le conceda misericordia ante el rey. Nehemías sabe que el rey tiene el poder de revertir la situación de Judá y, por lo tanto, le pide a Dios que obre en el corazón del rey.

A menudo, esperamos respuestas inmediatas a las oraciones, pero Nehemías persevera y ora durante más de cuatro meses antes de que suceda algo.El tiempo de oración sirvió como preparación para Nehemías como líder de la expedición. Tuvo tiempo para procesar los pasos que daría una vez que llegara a Jerusalén, qué haría para maximizar los resultados del proceso de reconstrucción, y quizás incluso qué material necesitaría. Todos estos planes debieron de haberse solidificado en su mente, porque cuando el rey finalmente le pregunta “¿Qué cosa pides?” (Neh. 2:4), Nehemías tenía una respuesta bien pensada. Conversación con el rey y envío de Nehemías a Jerusalén (Neh. 2:1-10)

Nehemías comienza su petición al rey al hablar sobre los “sepulcros de mis padres” (Neh. 2:5), o tumbas. El respeto por los antepasados y un lugar apropiado de entierro eran motivo de profunda preocupación en la antigüedad porque, de esta manera, los antiguos expresaban su profundo respeto por sus antepasados y su deseo de paz. Nehemías no menciona a Jerusalén por nombre; simplemente, se refiere a la importancia de los lugares de entierro y a la ciudad que ama. No se sabe si todo el intercambio entre el rey y Nehemías ocurrió en un solo lugar; sin embargo, es posible que la conversación haya continuado en un entorno más privado en el que la reina estaba presente (Neh. 2:6). Los historiadores creen que el rey Artajerjes era influenciado por las mujeres, por lo que la presencia de su esposa (según Ctesias, un médico e historiador griego, se llamaba Damaspia, aunque su nombre no se menciona en el texto bíblico) pudo haber sido una ventaja para Nehemías. Solo es una especulación.

Nehemías necesitaba (1) tiempo, (2) credenciales para que los gobernantes enemigos de Israel lo dejaran pasar y no le causaran daño, y (3) madera para la construcción. Es interesante observar que el funcionario del rey, Asaf, guarda del bosque imperial, es un nombre judío, lo que sugiere que esta persona era judía como Nehemías, que había ascendido a un cargo elevado. Nehemías necesitaba la madera para tres proyectos: (1) vigas para las puertas de una ciudadela, que se construyó al norte del Templo con el propósito de proteger sus recintos sagrados; (2) la muralla de la ciudad; y (3) para su residencia. Es posible que solo tuviese planes de reparar una casa que pertenecía a su familia.
 
En Jerusalén: Preparación para la reconstrucción de muros (Neh. 2:11-20)

Nehemías llegó a Jerusalén con un representante de los capitanes del ejército y jinetes. En el camino, Nehemías entregó la carta del rey a cada uno de los gobernadores que participaron en el cese de la obra en los muros de la ciudad. Después de descansar durante tres días, lo que parece ser un período tradicional de tiempo después de un largo viaje, Nehemías tomó consigo a un pequeño grupo para una misión secreta durante la noche. Quizás el grupo estuviera formado por su hermano Hanani y sus familiares cercanos, o por familiares que lo acompañaron a Jerusalén o ya se habían establecido allí como residentes (ellos informaron a Nehemías sobre la condición de Israel [ver Neh. 1:2, 3]). Rápidamente, el grupo examinó en silencio el estado de los muros y las puertas para no llamar la atención del proyecto de manera prematura. Sanbalat y Tobías probablemente tenían aliados en Jerusalén, y Nehemías sospechaba con razón que lo estaban vigilando.

Nehemías dice: “No declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén” (Neh. 2:12). La palabra para “puesto” es natan, que significa “dar, poner o establecer”. Nehemías señala que la misión de reconstruir las fortificaciones no es idea suya sino de Dios. Dios puso esta carga en su corazón; Dios le había dado el impulso y el deseo de completar el proyecto. Nehemías tenía en claro que se trataba de una iniciativa divina.
 
Cuando se completa la expedición nocturna y Nehemías consigue la información necesaria para delinear la obra, se dirige a los dirigentes judíos. Después de armar la estrategia, es momento de la acción. Él invita a los judíos: “Venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio [heb. cherpa]”. 

Cherpa significa burla, desprecio, insulto y desdén. A lo largo del Antiguo Testamento, cherpa a menudo se traduce como desgracia o reproche, en el sentido de vergüenza. Las culturas antiguas se basaban en un sistema de vergüenza y honor. El honor era el valor más importante, y la vergüenza debía evitarse a toda costa. Por lo tanto, Nehemías juega con las sensibilidades ante la vergüenza cuando presenta su argumento. Él convence al pueblo de actuar para que revierta la “vergüenza” que estaba experimentando en este momento. El hecho de tener un sistema de defensa destruido no solo los hacía sentir vulnerables sino también avergonzados. Un sentimiento de culpa se asociaba con su vergüenza también. Nehemías expresa los sentimientos de insuficiencia y deshonra de su pueblo porque ha tenido que soportar la opresión. La cuestión principal era el honor, el respeto y la herencia, que forjarían una vez más al participar en esta importante obra. Las ruinas de Jerusalén presentaban su fe en Dios desde una perspectiva desfavorable.

Cuando Nehemías, en Nehemías 2:18, señala que la mano de Dios ha estado con él y comparte lo que el rey había dicho, el pueblo se siente persuadido a exclamar: “Levantémonos y edifiquemos”. No tienen por qué temer al Gobierno persa y, lo más importante, Dios está con ellos. Para cambiar su situación, se “levantan” para hacer algo. Que esta demostración de fe sea una lección para nosotros. Las cosas no cambian al revolcarnos en la miseria o al poner excusas; cambian solo a través de la acción. Nehemías anima al pueblo a hacer algo, a actuar y a cambiar su situación. Él les ruega que se aferren a Dios con fe, porque ha estado liderando esta expedición y la llevará a cabo hasta terminarla.
Por consiguiente, cuando los gobernantes enemigos llegan a Nehemías, burlándose y riéndose del intento del pueblo de construir el muro, Nehemías no se desanima. Él responde: “El Dios de los cielos, él nos prosperará” (Neh. 2:20). Nehemías no tiene en cuenta los insultos de los enemigos, y de esta forma no permite que ellos ganen. En cambio, el valiente copero reclama las promesas de Dios y se aferra a su poder.

APLICACIÓN A LA VIDA

Haz las siguientes preguntas:
 
1. Analiza la oración de Nehemías y elige qué aspectos de la oración puedes incluir en tu propia vida de oración.
 
2. Pídele a cada uno que reflexione y responda lo siguiente: Nehemías estaba al tanto de la gran oposición que existía para la reconstrucción de los muros de Jerusalén antes de llegar a la ciudad. Si existiera la posibilidad de que Dios te envíe en una misión a un lugar que de antemano sabes que está plagado de grandes dificultades y oposición, ¿te ofrecerías para el trabajo? Si es así, ¿por qué?
 
3. Dios llamó a Nehemías a una obra específica. Este ayunó y oró antes de hablar con el rey, porque sentía una carga por su ciudad y su pueblo. ¿Piensas en ayunar y orar cuando surge una dificultad en tu vida? El ayuno y la oración ¿marcan alguna diferencia en nuestra vida? ¿Cuándo fue la última vez que ayunaste y por qué causa oraste y ayunaste?
 
4. Antes de contarle al pueblo por qué estaba allí, Nehemías primero recorrió la ciudad para averiguar qué se necesitaba hacer.
a. ¿Por qué es tan importante la planificación en la vida?
b. Piensa en los ministerios específicos que diriges en tu iglesia o en los que participas. ¿Qué se puede hacer específicamente para “explorar” tu misión antes de implementarla?

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