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Cómo vivir de acuerdo con la Palabra de Dios - Libro complementario - 13

Una vida basada en la Palabra de Dios

E1 objetivo final de las Escrituras es llevar a los creyentes a una relación de obediencia a Dios. El propósito de estudiar la Biblia, es seguir la Palabra de Dios con fidelidad y gozo. Tal fidelidad va mucho más allá del mero conocimiento intelectual y la aprobación teórica. Dios no usa la coerción para ganar corazones. Con una voz clara y razonable, él nos habla a través de las Escrituras, ganándose nuestra lealtad con el amor divino. La exposición a la Palabra de Dios resulta en una obediencia amorosa y elimina el miedo a los pasajes difíciles. Más bien, nos hace sentir ansiosamente motivados para entender el mensaje bíblico más plenamente y confiar en que Dios iluminará nuestros corazones.

La fe es una virtud necesaria para comprender y responder adecuadamente a la Biblia. El escritor de la Epístola a los Hebreos declara que «por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía» (Hebreos 11: 3) y que «sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan» (Hebreos 11: 6). Esta fe consiste en la práctica de escuchar activamente a Dios y su Palabra escrita. Y el ejercicio de escuchar a Dios

produce una respuesta obediente a la Palabra de Dios. Por supuesto, esta obediencia a menudo se gana con dificultad, ya que nuestra humanidad duda de manera natural en cumplir las órdenes de Dios.

Practiquemos la Palabra de Dios

De manera natural, no estamos dispuestos a escuchar la Palabra de Dios, ni mucho menos inclinados a seguir su voluntad. Dios sabe que somos así y siempre está detrás de nosotros, llamándonos para que aceptemos su amor y para que a través del poder del Espíritu Santo, practiquemos su voluntad. El apóstol Santiago nos amonesta: «No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla» (Santiago 1: 22-25, NVI).

Soren Kierkegaard hace un comentario interesante sobre este pasaje.1 El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica, es como alguien que se mira en el espejo y recuerda lo que ve. ¿Qué clase de observación en el espejo de la Palabra de Dios, pregunta Kierkegaard, se requiere para recibir una verdadera bendición? Él responde que el lector solo se beneficia de la Palabra de Dios si al mirarse en el espejo logra verse a sí mismo. Pero en vez de estar dispuestos a vernos en el espejo revelado! de la Escritura, los seres humanos pecaminosos tenemos la tendencia a comenzar a inspeccionar el espejo.2 Cuando comenzamos a criticar el espejo, perdemos de vista nuestro estado, nuestro pecado y nuestra necesidad de salvación. Hay algo en el texto bíblico que refleja la realidad divina, la verdadera comprensión de lo que somos para que podamos ver nuestra necesidad de Dios. Si solo interpretamos el espejo y no cumplimos con su mandato, privamos a la Biblia de su autoridad por nuestra interpretación, y no estaremos complaciendo a Dios ni actuando de acuerdo con su Palabra. ¿De qué sirve entonces esa interpretación? Muchas veces no es más que una defensa de nosotros mismos contra la Palabra de Dios. Para evitar verse en las Escrituras como realmente son, algunos lectores prefieren mirar al espejo o proyectar sus propias imágenes, más halagadoras, en las Escrituras.3

La relación entre el Espíritu Santo y la Biblia

El Espíritu Santo da vida a la Palabra de Dios y eleva la Biblia como la norma absoluta y definitiva de todo lo que creemos. Una relación con el Espíritu, en la que nos dejamos dirigir por él, siempre dará como resultado el cumplimiento de los mandamientos de Dios. «Los mandamientos de Dios son los zapatos en los que camina nuestro amor por Dios y encuentra su expresión fiel»4 (véase Romanos 13: 10). Por lo tanto, el objetivo final de la interpretación es seguir la Palabra de Dios.

Por lo tanto, escuchar atentamente la Biblia debe preceder a nuestra predicación y enseñanza. Cuando escuchamos con un corazón dispuesto y obediente, Dios nos habla. Cuando estamos dispuestos a obedecer, Dios actúa. No es pensar en vivir bien, sino vivir bien lo que importa con Dios. Nuestra intetpretación no debe buscar corregir la Palabra de Dios, sino permitir que la Palabra de Dios nos corrija. Escuchar y obedecer la Palabra conduce a la verdad y la libertad, trayendo la gracia estabilizadora de Dios a nuestra vida diaria.

Reflexionar en la Palabra de Dios

Durante su ministerio, Jesús sanó y predicó todos los días. La oración solitaria y el estudio de las Escrituras generaron la fuerza espiritual que necesitaba en su esfuerzo de alcanzar a los perdidos (Marcos 1: 35; 3: 13). Hoy por hoy, pareciera que la vida moderna se ha vuelto aún más agitada de lo que era durante los tiempos de Jesús. De hecho, no hay tiempo prácticamente para nada.5 El objetivo pareciera ser dar lo máximo que podamos. Los teléfonos inteligentes nos han convertido

en adictos digitales, abstraídos del mundo real. Cuanto más nos distraemos digitalmente, más nos desbalanceamos espiritualmente.6 Si bien son extraordinariamente útiles, ya que incluso nos ayudan a estudiar y memorizar las Escrituras, los teléfonos inteligentes también son dispositivos que pueden secuestrar nuestra vida y disminuir nuestra espiritualidad. En medio de nuestra agitada y loca cotidianidad, tenemos que planear deliberadamente momentos a solas con Dios en los que nadie nos interrumpa y tengamos tiempo para reflexionar en la Palabra de Dios.7 Estos momentos nos darán una clase de fuerza y vitalidad espiritual que nada más podrá darnos. El tiempo en la Palabra de Dios, sin prisas ni apuros, nos pondrá cara a cara con Jesús, nuestro amigo y Salvador.

Memorizar la Palabra de Dios

Leer la Palabra diariamente es fundamental para crecer en Cristo. Un elemento importante para recibir la Palabra es mantenerla todo el día en nuestro corazón para tener acceso inmediato a ella y sus bendiciones. A diferencia de mis abuelos, pertenezco a una generación en la que memorizar poemas largos, frases célebres o letras de himnos estaba fuera de moda. De hecho, para muchos de mi generación, la memorización era sinónimo de poco intelecto. Era visto como algo tonto. La mera repetición de pasajes sin pensar no era atractiva. Pero memorizar las Escrituras no tiene que ser negativo. Por el contrario, trae muchas bendiciones cuando se hace de forma determinada y reflexiva. Nuestra vida avanza en una dirección santa y buena cuando nuestra mente está fortificada en la Palabra de Dios.

Los antiguos seguidores de la Palabra de Dios entendían esto muy bien. El salmista dijo: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti» (Salmo 119: 11). Escribían textos como: «Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino» (Salmo 119:105). O como: «La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los sencillos» (Salmo 119: 130).

La Palabra de Dios es alimento espiritual premium. Las palabras de las Escrituras nos acercan a su voluntad. Al mismo tiempo, ofrecen una barrera efectiva contra el pecado y los pensamientos oscuros que nos alejan de Dios. Cuando memorizamos deliberadamente las Escrituras, la Palabra de Dios pasa de nuestra conciencia al corazón. La memorización ancla la Palabra en nuestra mente para que reflexionemos espontáneamente a vivir «de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4: 4).

Si memorizamos intencionalmente las Escrituras, la Palabra de Dios se albergará en nuestra mente e influirá en nuestras interacciones sociales, orientando continuamente nuestras acciones. Cuando las palabras de Dios se memorizan de manera efectiva, se pueden poner en práctica en nuevas situaciones, orientando nuestras decisiones y capacitándonos para seguir la voluntad de Dios. Cuando enfrentamos decisiones trascendentales, las palabras de las Escrituras emergerán en el pensamiento consciente y dirigirán nuestras acciones. Esta conciencia de la voluntad de Dios es a lo que se refería Jesús cuando nos instó a permanecer o morar en él: «Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos» (Juan 15: 7-8, la cursiva es nuestra). ¿

Memorizar las Escrituras y meditar en ellas en oración nos dirigirá a través del proceso transformador de internalización de la verdad. Esa sed de sabiduría bíblica que Dios nos da, nos animará a poner en práctica la verdad bíblica. Podemos vencer la ansiedad y mejorar nuestra salud espiritual, lo cual nos preparará para afrontar las necesidades y oportunidades futuras. Estos son los beneficios tangibles de memorizar las Escrituras, sin mencionar las ventajas, que son aún mayores. Memo-rizar la Palabra de Dios ayudará a poner mayor valor en el cielo que en la tierra. Nos ayudará a examinar de manera espontánea dónde está nuestro corazón, mientras nos acercamos al corazón de Dios.

Hay un poder incomparable en la Palabra de Dios. Es un poder que puede sacarnos del letargo espiritual, brindando consuelo en momentos de tristeza y orientación para avanzar en el complejo laberinto de la vida. Memorizar las Escrituras agudiza la percepción espiritual. Escuchamos la predicación de la Palabra de Dios más claramente. Aumenta nuestro conocimiento y estimula nuestro interés en los asuntos espirituales. Además, nos lleva a adorar a Dios de manera más deliberada y reflexiva. Dios se complace si lo adoramos de acuerdo con las Escrituras. Ocasionalmente, incluso podemos orar las palabras de las Escrituras, utilizando las mismas palabras de los escritores bíblicos.8

Algunos han descubierto que cantar las Escrituras ayuda a memori-zarlas. Una melodía agradable estampa la Palabra de Dios en nuestra mente. Cantar trae alegría, eleva el espíritu y disipa la oscuridad.

La memorización, junto con la reflexión y la acción decidida, son aspectos fundamentales si queremos vivir por la Palabra de Dios. Las herramientas hermenéuticas y el estudio exhaustivo no tienen sentido si no conducen al alumno a una fe práctica. Como iglesia, somos llamados a seguir humildemente las palabras de las Escrituras, manteniendo la autoridad de la Biblia y permitiéndole dirigir nuestras decisiones eclesiásticas.

Oremos para que podamos ser personas inspiradas y desafiadas diariamente por la Palabra viva de Dios. Para que busquemos incorporar progresivamente el significado y la importancia del texto bíblico en nuestra esfera de influencia. Para que, una vez transformados por su poderosa Palabra, podamos convertirnos en agentes de cambio para el reino de Dios. Seamos no solo oyentes sino practicantes de la Palabra de Dios (Santiago 1: 22).


Referencias
1. Soren Kierkegaard, For Self-Examination: Recommended for the Times, trad. Edna Hong y Howard Hong (Minneapolis: Augsburg, 1940).
2. Ibíd. p. 23.
3. Kevin J. Vanhoozer, Is There a Meaning in This Text?: The Bible, the Reader, and the Morality of Literary Knowledge (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1998), pp. 15-16.
4. Frank M. Hasel, «What Does it Mean to be a Seventh-day Adventist? A Short Theo-logical Reflection», Adventist Review 196 (30 de abril de 2019): p. 49.
5. Véase Kevin DeYoung, Crazy Busy: A (Mercifully) Short Book About a (Really) Big Pro-blem (Wheaton, IL: Crossway, 2013).
6. Véase la excelente y equilibrada discusión en Tony Reinke, 12 Ways Your Phone Is Changing You (Wheaton, 1L: Crossway, 2017).
7. Una herramienta práctica que puede ayudar a aprender a hacer esto, se encuentra en Frank M. Hasel, Longingfor God: A Prayer and Bible Journal (Nampa, ID: Pacific Press, 2017).
8. Véase el capitulo 31, «Reasons to Pray for Others», in Hasel, Longingfor God, pp. 149-152.

Comentarios

  1. SIEMPRE ESTARÉ AGRADESIDO QUE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO NUNCA NOS A ABANDONADO CPN MI FAMILIA SIEMPRE SU MISERICORDIA A SIDO MANIFEATADA EN TODO TIEMPO POR ESO LA GLORIA SEA PARA NUESTRO SEÑOR DE SEÑORES,REY DE REYES CRISTO JESÚS.BENDICIONES A TODO EL PUEBLO REMANENTE DE DIOS.

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