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La Biblia y la profecía - Sección maestros: 11

Lección 11 MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO
El sábado enseñaré...

Textos clave: Daniel 2:27–45; Juan 14:29; Números 14:34; Daniel 7:1–25; 8:14; 1 Corintios 10:1–13.

RESEÑA

El reavivamiento de la Reforma Protestante se produjo como resultado directo del estudio de las emocionantes profecías de Daniel y Apocalipsis, y el redescubrimiento del método de interpretación historicista, derivado de Sola Scriptura.

De hecho, la forma interna en que Daniel y Juan interpretaron las profecías se convirtió en la clave para el estudio protestante de la Biblia. El método historicista ve la profecía como un cumplimiento progresivo y continuo a lo largo del tiempo. Esta visión llevó a hombres como Wiclef, Lutero, Zuinglio, Knox y otros a identificar el cuerno pequeño en Daniel 7 y 8 y la bestia que sube del mar, como se muestra en Apocalipsis 13, como la Iglesia Católica Romana, el poder papal. La corriente reformista tuvo una enorme influencia en Europa, con lo que la gente salió de la Edad Media. Esta corriente fue seguida por la Inquisición Romana y la persecución masiva. Muchos de los reformadores huyeron a las costas pacíficas del Nuevo Mundo, donde pudieron adorar a Dios en espíritu y en verdad (ver Apoc. 12:13-17).

Hoy la Biblia sigue siendo única en comparación con otros libros religiosos del mundo porque el treinta por ciento de su contenido es de naturaleza profética. La profecía bíblica proporciona un mecanismo interno y externo para confirmar la precisión de la Palabra de Dios. La profecía que apunta a la esperanza del Mesías venidero, la Segunda Venida, mantiene a la iglesia con expectativa y esperanza. Le otorga sentido y le da urgencia a la misión, porque si Jesús viene pronto llama a los creyentes a preparar al mundo para su gran advenimiento. Esta semana estudiaremos los pilares de la interpretación profética historicista que proporcionan la identidad y la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

COMENTARIO

Ilustración

Muy alejados de los inquisidores de Europa, los protestantes estadounidenses establecieron las primeras universidades importantes: Harvard, Yale y Princeton, para preparar a sus pastores. Durante más de un siglo y medio, los presidentes y los profesores de estas instituciones produjeron obras importantes que esbozan las profecías de Daniel y Apocalipsis desde una perspectiva historicista. Pero Roma no estaba ociosa. Los eruditos católicos, durante la Contrarreforma, reaccionaron a los protestantes con nuevas interpretaciones que desviaron la atención del Papado.

El jesuita español Luis de Alcázar (1554–1613) formuló el preterismo, que interpretaba las profecías bíblicas simplemente como comunicación de acontecimientos que sucedieron en el pasado. Los preteristas mayormente negaban la posibilidad de la profecía predictiva. De Alcázar proyectó el poder del anticristo hacia el pasado, identificándolo con el emperador romano Nerón.

Otro jesuita español, Francisco Ribera (1537-1591), publicó un comentario de quinientas páginas sobre el libro de Apocalipsis, que enseñaba que la mayoría de las profecías se cumplirían en el tiempo del fin en un breve período de tres años y medio. El futurismo iba en dirección opuesta a la de Alcázar, al colocar el énfasis de la profecía en el futuro y dejando a la iglesia papal de la Edad Media totalmente fuera del marco de tiempo profético.

Ninguna de estas posturas tuvo mucha influencia al principio. Dos acontecimientos cambiaron este hecho afortunado. El enfoque histórico-crítico en el siglo XVIII afirmó eliminar la posibilidad de la profecía predictiva, al adoptar algunos principios de la postura preterista. Esta postura ahora es la predominante, ampliamente sostenida por eruditos de la Alta Crítica, tanto de tradiciones católicas como protestantes. Mientras tanto, los cristianos más conservadores fueron fuertemente influenciados por la Biblia de Referencia Scofield (1906), lo que llevó a que la gran mayoría en la actualidad acepte una visión futurista (dispensacionalista) que prevé un rapto secreto, la reconstrucción del Templo de Jerusalén y un milenio anterior a la segunda venida de Cristo. Solo los Adventistas del Séptimo Día siguen siendo un remanente entre los protestantes que defienden el método historicista. ¿Cómo utilizaron los profetas bíblicos este método?

Texto bíblico

Daniel interpretó la imagen del sueño de Nabucodonosor en el capítulo 2, y los símbolos de los capítulos 7 y 8, como una serie de imperios que aparecen uno tras otro en una secuencia continua. Específicamente le dijo a Nabucodonosor que él, como representante de Babilonia, era la cabeza de oro (Dan. 2:38). Los siguientes tres reinos ocurren sucesivamente como partes del cuerpo conectadas entre sí. Estas partes están compuestas por varios metales, que las distinguen unas de otras, pero están conectadas por la imagen corporal en orden descendente. El ángel Gabriel identifica específicamente al segundo y al tercer reinos después de Babilonia como “los reyes de Media y de Persia” (Dan. 8:20) y el “rey de Grecia” (Dan. 8:21). Indudablemente, las piernas de hierro, que vienen después, deben identificarse con Roma, como lo ha demostrado el curso de la historia. La continuación del hierro en los dedos de los pies, aunque mezclado con arcilla, indica la continuación de Roma con el poder católico-romano. Cada visión sucesiva expande con mayor detalle las cosas que sucederán “en los postreros días” (Dan. 2:28). Daniel 7 y 8 se centran cada vez más en el poder del cuerno pequeño. La recapitulación, expansión y ampliación de detalles continúa en Daniel 11, en el que el Papado se convierte en el punto focal predominante. Este énfasis en el Papado es apropiado cuando vemos que la fuerza principal por enfrentar en la profecía de los 1.260 días/años debe ser, y solo puede ser, el Papado, hasta la herida mortal en 1798, y más allá. Esta interpretación nos conecta con los poderes de los que Juan habló proféticamente en Apocalipsis 12, 13 y 17.

En Apocalipsis 13, el poder de la bestia que sube del mar refleja las actividades del cuerno pequeño en Daniel 7 y 8. Reina por el mismo período de 42 meses (Apoc. 13:5), o 1.260 años. Blasfema el nombre de Dios y su tabernáculo (Apoc. 13:6). Mata a espada y hace guerra contra los santos (Apoc. 13:10). Será adorado (Apoc. 13:8). Estas descripciones se cumplen en el Papado. Pero Dios protegió a la mujer, su iglesia, del poder (inducido por la serpiente) de la bestia que sube del mar, y la Tierra “tragó el río” (Apoc. 12:16).

El preterismo le asigna una nueva fecha al profeta Daniel en el siglo II, después de que Babilonia, Medopersia y Grecia entraran en escena. Además, el preterismo reinterpreta el poder del cuerno pequeño como un rey seléucida, Antíoco Epífanes IV. (El futurismo también tiende a interpretar que el cuerno pequeño es Antíoco IV, pero luego también sugiere que aparecerá un futuro anticristo en el tiempo del fin.) Sin embargo, esta identificación no encaja, por varias razones: 
 
(1) el origen del cuerno pequeño. El cuerno pequeño salió “de uno de ellos” (Dan. 8:9). Los preteristas sostienen que el cuerno pequeño salió de uno de los cuatro cuernos (los generales Lisímaco, Casandro, Ptolomeo y Seleuco, y sus sucesores como jefes de los cuatro reinos macedonios en los que se dividió el imperio de Alejandro Magno). Pero la evidencia gramatical, contextual y sintáctica apunta a la conclusión de que el cuerno pequeño salió de uno de los “cuatro vientos”, o puntos cardinales, una expresión que precede inmediatamente a la frase. 
 
(2) La progresión del poder en los reinos. El carnero medopersa “se engrandecía” (Dan. 8:4), el macho cabrío griego “se engrandeció sobremanera” (Dan. 8:8), el cuerno pequeño “se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos” (Dan. 8:10, 11). Pero este engrandecimiento del poder no puede atribuirse a un solo gobernante débil como Antíoco IV. 
 
(3) La disposición del orden. Antíoco IV gobernó en medio de la dinastía seléucida, la séptima de una serie de 27 reyes. El poder del cuerno pequeño aparece “al fin del reinado de estos” (Dan. 8:23). Roma aparece en la última parte del Imperio Griego, no así Antíoco IV. 
 
(4) La dirección de la conquista. El poder del cuerno pequeño era para conquistar hacia el este, el sur y “hacia la tierra gloriosa” (Dan. 8:9); es decir, desde la dirección del oeste. Pero Antíoco IV fue el responsable de la pérdida de Judea, la “tierra gloriosa”, no de su conquista, y solo tuvo un éxito limitado en el sur (Egipto). 
 
(5) La abominación desoladora. Los eruditos creen que Antíoco IV causó la desolación del Santuario, pero Jesús en su época cita a Daniel y menciona que esta desolación aún está en el futuro (Mat. 24:15), y Antíoco IV ya había muerto hacía dos siglos. 
 
(6) Los “días” tarde/mañana. Las 2.300 tardes/mañanas se interpretan como los sacrificios que cesaron durante la profanación del Templo por parte de Antíoco IV. Por lo tanto, para adaptar la interpretación de Antíoco, el número se reduce a 1.150 días literales. Pero la frase ‘ereb boqer es muy similar a la designación utilizada en Génesis 1 para referirse al día de 24 horas. Sin embargo, los sacrificios matutinos y vespertinos relacionados con el Santuario terrenal se mencionan en un orden diferente; por ende, la desolación mencionada en Daniel 8:13 no se refiere a la interrupción de los servicios del Santuario terrenal durante la época de Antíoco. 
 
(7) El cierre profético de la profecía.La estrecha relación entre Daniel 2 y 7 indica que hay una conclusión gloriosa. Pero, si Judas Macabeo, el judío, derrotó a Antíoco IV, ¿cómo llega Judas en las nubes de los cielos, como el hijo de hombre (Dan. 7:13), y en qué sentido su reino es eterno (Dan. 7:14)? (N. R. Gulley, Systematic Theology: The Church and the Last Things, pp. 713–717). 
 
Ni la interpretación preterista ni la futurista coinciden con los criterios del texto ni con el testimonio de Jesús. Por lo tanto, por estas y otras razones, la interpretación de Antíoco para Daniel 8 es insostenible. Solo la interpretación historicista de la profecía es la que identifica con precisión los últimos 2.600 años de historia en una perspectiva profética y secuencial.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Por qué en el siglo XXI nos importan estos detalles? Al examinar algunos de los desafíos planteados al modelo historicista de interpretación profética, debemos admitir que cuando usamos las Escrituras para interpretar las Escrituras y permitir que los profetas Daniel y Juan hablen sobre estos asuntos, debemos concluir con los reformadores que el poder del cuerno pequeño salió de la cuarta bestia (Dan. 7) desde el occidente hacia los cuatro vientos (Dan. 8) y gobernó durante 1.260 años, poco antes de que Cristo entrara en el Lugar Santísimo del Santuario. Juan se refiere a este mismo poder como la bestia que sube del mar (Apoc. 13:1-10). Solo hay una entidad que se ajusta a los criterios de las Escrituras y la historia: la Roma papal. También debemos reconocer que los otros dos métodos principales de interpretación, el preterismo y el futurismo, se originaron en Roma con el objetivo principal de rechazar la interpretación protestante durante la Contrarreforma. Este hecho plantea serias dudas sobre las principales iglesias protestantes actuales que han adoptado estos modelos católicos. Sin duda, esta situación apunta al cumplimiento de nuestra misión para proclamar el mensaje de los tres ángeles de llamar al pueblo de Dios a salir de la confusión de Babilonia, mientras todavía haya tiempo en la historia de la Tierra. Plantea estas preguntas en la clase:
 
1. ¿Cuánto han cambiado las iglesias protestantes en la actualidad? ¿De qué manera la posición historicista los ha protegido de los errores que enseña la Iglesia Católica, y cómo se ha eliminado esa protección en la práctica?
 
2. ¿De qué maneras puedes compartir el singular mensaje del “evangelio eterno” incorporado en el mensaje de los tres ángeles “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6, 7)?

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