1. Despierta, despierta.
Compárese con el cap.
51: 9, 17.
Tu ropa hermosa.
Vestiduras de hermosura y santidad
(Exo. 28: 2). Sión había yacido por largo tiempo en la ignominia y la oscuridad.
Ahora tenía que despertar para ocupar 325 de nuevo su posición de honor y gloria
(ver pp. 30-34).
2. Del polvo.
Ver
com. cap. 3: 26; cf. cap. 7: 1. Sión cambiaría el polvo por el trono, la vida
del exilio por el esplendor real.
3. Fuisteis vendidos.
Los judíos se habían vendido a sí
mismos al servicio del mal, y como resultado, en el tiempo de Isaías estaban
sufriendo a manos de sus vecinos paganos, los asirios, y en el futuro serían
hechos cautivos por Babilonia. En verdad, el trueque había sido desafortunado,
pues cambiaron la virtud, el honor, la libertad y la paz, por la transgresión,
la deshonra, la esclavitud y el derramamiento de sangre. Ver Rom. 6: 16.
Sin dinero.
Isaías ve en la redención de Israel de la opresión
de las naciones vecinas, una promesa de la liberación final del dominio del
pecado. Así como Ciro iba a librar al pueblo de Dios de Babilonia (cap. 44: 28
al 45: 13), así también Cristo lo libraría de la esclavitud del pecado (Rom. 3:
24; 1 Ped. l: 18-19). Dios no estaba obligado a pagar un rescate por su pueblo,
ya fuera al príncipe del mal o a las naciones que lo tenían cautivo.
4. Descendió a Egipto.
Los hebreos
se habían establecido en Egipto por invitación del faraón. No hicieron nada que
provocara el mal trato al cual fueron sometidos por los egipcios.
El
asirio.
Es probable que aquí se haga referencia a reyes asirios como
Tiglat-pileser III y Senaquerib. Los asirios no tenían ninguna razón para
maltratar a los hebreos en la forma en que lo hicieron. Su proceder se debió a
la crueldad y la avaricia. Cabe señalar que en algunos casos los autores
bíblicos emplean las palabras "Asiria" y "asirio" con un sentido más amplio, en
el cual se incluye también a los babilonios (ver com. Esd. 6: 22).
5. Es blasfemado.
Los paganos
pensaron que sus dioses tenían que ser más fuertes que Jehová, ya que podían
oprimir a los hebreos. Esto los indujo a despreciar y blasfemar al Dios de los
hebreos, a pesar de que era el verdadero Dios.
6. Sabrá mi nombre.
Saber o conocer el nombre de Dios
significa comprender su voluntad y confiar en él (Sal. 9: 10; 91: 14).
7. ¡Cuán hermosos!
No hay un
mensaje que cause más gozo que el que anuncia liberación y paz. Para los judíos
que estaban bajo el yugo extranjero, nada podía proporcionar mayor regocijo que
la seguridad de que la hora de la liberación estaba cercana. Pablo aplica estas
palabras de Isaías a la proclamación del mensaje evangélico (Rom. 10: 15). En
primer lugar, la liberación aquí predicha era la del Israel literal rescatado de
las naciones que lo oprimían (ver com. Isa. 40: 1; 44: 28 al 45: 13), y en
segundo lugar, la liberación mayor del pecado y de todo mal que sería alcanzada
por medio del Siervo suficiente (ver com. cap. 41: 8; 42: 1) del cap. 53, es
decir el Mesías. Debe notarse que el cap. 52: 7-15 constituye una introducción
del cap. 53.
Nuevas del bien.
Es decir, el relato evangélico
(ver com. Mar. 1: 1; 2: 10).
¡Tu Dios reina!
Aunque no lo
parezca, Dios todavía rige los asuntos terrenales (ver com. Dan. 4: 17). Su
poder para librar a su pueblo, y más tarde el triunfo del Evangelio, prueban que
reina él, y no Satanás (Apoc. 11: 15).
8. Tus atalayas.
Los atalayas espirituales en las murallas
de Sión se regocijan juntos cuando se acerca el mensajero que trae las nuevas de
la liberación.
Ojo a ojo.
Es decir, " "cara a cara" . Es la
misma expresión que se encuentra en Núm. 14: 14. Compárese con Núm. 12: 8 (ver
también 1 Cor. 13: 12). Desde su puesto de observación los atalayas ven al Señor
que se aproxima cuando regresa para reinar (Isa. 52: 7).
Vuelve a traer
a Sión.
Mejor "vuelve a Sión". Tanto la LXX como el rollo 1QIsª de los
Manuscritos del Mar Muerto añaden "con misericordia".
9. Cantad alabanzas.
Ver com. vers. 7.
10. Desnudó.
El poder de Dios se
manifiesta y ha hecho que su pueblo venza a sus enemigos (Sal. 98: 12; cf. Eze.
4: 7).
11. Apartaos, salid de ahí.
De Babilonia (ver com. cap. 48: 20). Isaías otra vez se anticipa al
tiempo de la restauración después del cautiverio babilónico. Compárese esta
invitación con la exhortación a "salir" de la Babilonia simbólica (Apoc. 18:
1-4).
Purificaos.
Los israelitas habían sido acosados por los
asirios, y más tarde irían al cautiverio, debido a su iniquidad. Repatriados
debían formar un pueblo puro. Si no se reformaba el corazón y la vida, la
repatriación de Israel no tendría valor permanente. Los que salgan de la
Babilonia simbólica también deben ser puros (Apoc. 18: 4; 21: 27; cf. 1 Juan 3:
3).
Los que lleváis.
A los dirigentes de Israel se les
encomendaría el traslado de los 326 sagrados vasos del templo, desde Babilonia
hasta Jerusalén (Esd. 1: 7-8; 5: 14-15; 6: 5). Normalmente los sacerdotes y los
levitas se encargaban de todo lo que tenía que ver con el templo (Núm. 3: 8,
38). Ellos, más que nadie, debían mantenerse limpios de toda contaminación (Lev.
20: 26; 21: 1; 22: 2, 32). Los dirigentes actuales de la iglesia tienen la
responsabilidad solemnísima ante Dios de dar un digno ejemplo de vida piadosa.
12. Apresurados.
Los israelitas se
habían visto obligados a salir de Egipto apresuradamente (Exo. 12: 33, 39), pero
no sería así cuando regresaran de Babilonia (2 Crón. 36: 22-23; Esd. 1: 1-4). La
diferencia consistía en que Faraón no estaba dispuesto a que se fueran (ver com.
Exo. 4: 21), pero Ciro sí lo estaba (ver Isa. 44: 28 a 45: 13; cf. PR 408-409).
Irá delante de vosotros.
El Señor preparó el corazón de Ciro
para que promulgara el decreto de la restauración (cap. 44: 28; 45: 14, 13; PR
408). El rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto añade lo siguiente al
vers. 12: "Dios de toda la tierra será llamado".
Os congregará.
Mejor, " "Os cierra la retaguardia el Dios de Israel" (BJ). Ver com.
cap. 58: 8.
13. He aquí que mi siervo.
Con estas palabras se introduce una nueva sección que continúa hasta el
cap. 53: 12. Este capítulo debería terminar inmediatamente después del vers. 12
y no después del vers. 15, pues el cap. 53 continúa el pensamiento sin
interrupción alguna. En esta nueva sección se presenta al Mesías como el Siervo
suficiente (ver com. cap. 41: 8; 42: 1). En ningún otro pasaje de la Biblia se
presenta más claramente la naturaleza vicaria y el carácter expiatorio de la
muerte de Cristo. Era la voluntad de Dios que la obra de la restauración que
comenzó con la repatriación después del cautiverio, prosiguiera a ritmo
acelerado y alcanzara su culminación con la venida del Mesías, quien, por medio
de su sacrificio en el Calvario, libertaría del cautiverio del pecado. La
liberación del yugo de Babilonia, hecha posible mediante Ciro, conquistador de
Babilonia (ver com. cap. 44: 28-, 45: 1), prefiguraba la liberación mayor del
dominio del pecado, hecha posible gracias a la victoria obtenida por Cristo
sobre las potestades de las tinieblas y la muerte (Col. 2: 14-15; Apoc. 1: 18).
A través del tiempo los judíos hicieron resaltar cada vez más aquellas
profecías que señalaban el triunfo de Israel sobre los paganos (ver pp. 34-36),
hasta que la idea de la salvación material y literal de Israel, como nación,
prácticamente eclipsó el concepto expuesto aquí por Isaías: que el Mesías, ante
todo, los libraría individualmente del poder y del castigo del pecado (DTG 22;
ver com. Luc. 4: 19). Lo que Israel necesitaba no era tanto un gran libertador
militar que lo librara de los enemigos externos, sino un Mesías que le
proporcionara la victoria sobre el pecado.
Será prosperado.
El
Mesías, el Siervo suficiente, tendría éxito en su misión (ver Fil. 2: 10-11).
Engrandecido y exaltado.
El Mesías se humillaría a sí mismo,
pero Dios lo exaltaría en grado máximo (Fil. 2: 6-10; ver com. Luc. 14: 11). Los
grandes hombres de la tierra se maravillarían de que una persona tan
insignificante, según las normas humanas, pudiera tener una influencia tan
poderosa sobre el pensamiento de los hombres, en sus vidas y en el curso de la
historia (Isa. 52: 14-15). Hoy día muchos millones consideran que es un honor
que se los conozca como cristianos.
14. Se
asombraron de ti muchos.
Los hombres se asombran de que uno tan
ensalzado como el Hijo de Dios, se hubiera humillado voluntariamente como lo
hizo Cristo en su misión terrenal. Jesús veló su divinidad con humanidad (ver
com. Luc. 2: 48) a fin de que los hombres fueran atraídos a él, no por causa de
una gloria externa, sino inspirados por la hermosura de su carácter. Los judíos
quedaron perplejos de que Uno que no pretendía recibir grandes honores, sino que
vivía humildemente como lo hacía Jesús, pudiera ser el Mesías de la profecía. No
vieron en él "hermosura", " ni gloria externa que los llevara a desearlo (ver
com. Isa. 53: 2).
De ti.
Los tárgumes y las versiones siríacas
dicen "de él".
Su parecer.
Después de su conflicto con Satanás
en el desierto de la tentación, y durante el más terrible conflicto con las
potestades de las tinieblas en el Getsemaní (DTG 110, 640), la apariencia de
Jesús quedó tan alterada que aun sus amigos apenas pudieron reconocerlo.
15. Asombrará él a muchas naciones.
Esta es la traducción de la LXX, pues el sentido del hebreo del texto
masorético no es claro. Una leve alteración del texto permite leer: 327 "Hace
que muchas naciones contemplen", lo que se parece a la LXX. Las naciones se
maravillarían de que el humilde Siervo sufriente, el Mesías, fuera "engrandecido
y exaltado" y " "puesto muy en alto" (ver. 13).
Cerrarán ante él la
boca.
Los grandes hombres de la tierra enmudecerían ante él, y quedarían
atónitos y reverentes (cf. Job 29: 9; 40: 4)
CBA T4
CBA - Libro de Isaías capítulo 52

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