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CBA - Libro de Isaías capítulo 52


CBA - Libro de Isaías capítulo 52

1. Despierta, despierta.

Compárese con el cap. 51: 9, 17.

Tu ropa hermosa.

Vestiduras de hermosura y santidad (Exo. 28: 2). Sión había yacido por largo tiempo en la ignominia y la oscuridad. Ahora tenía que despertar para ocupar 325 de nuevo su posición de honor y gloria (ver pp. 30-34).

2. Del polvo.

Ver com. cap. 3: 26; cf. cap. 7: 1. Sión cambiaría el polvo por el trono, la vida del exilio por el esplendor real.

3. Fuisteis vendidos.

Los judíos se habían vendido a sí mismos al servicio del mal, y como resultado, en el tiempo de Isaías estaban sufriendo a manos de sus vecinos paganos, los asirios, y en el futuro serían hechos cautivos por Babilonia. En verdad, el trueque había sido desafortunado, pues cambiaron la virtud, el honor, la libertad y la paz, por la transgresión, la deshonra, la esclavitud y el derramamiento de sangre. Ver Rom. 6: 16.

Sin dinero.

Isaías ve en la redención de Israel de la opresión de las naciones vecinas, una promesa de la liberación final del dominio del pecado. Así como Ciro iba a librar al pueblo de Dios de Babilonia (cap. 44: 28 al 45: 13), así también Cristo lo libraría de la esclavitud del pecado (Rom. 3: 24; 1 Ped. l: 18-19). Dios no estaba obligado a pagar un rescate por su pueblo, ya fuera al príncipe del mal o a las naciones que lo tenían cautivo.

4. Descendió a Egipto.

Los hebreos se habían establecido en Egipto por invitación del faraón. No hicieron nada que provocara el mal trato al cual fueron sometidos por los egipcios.

El asirio.

Es probable que aquí se haga referencia a reyes asirios como Tiglat-pileser III y Senaquerib. Los asirios no tenían ninguna razón para maltratar a los hebreos en la forma en que lo hicieron. Su proceder se debió a la crueldad y la avaricia. Cabe señalar que en algunos casos los autores bíblicos emplean las palabras "Asiria" y "asirio" con un sentido más amplio, en el cual se incluye también a los babilonios (ver com. Esd. 6: 22).

5. Es blasfemado.

Los paganos pensaron que sus dioses tenían que ser más fuertes que Jehová, ya que podían oprimir a los hebreos. Esto los indujo a despreciar y blasfemar al Dios de los hebreos, a pesar de que era el verdadero Dios.

6. Sabrá mi nombre.

Saber o conocer el nombre de Dios significa comprender su voluntad y confiar en él (Sal. 9: 10; 91: 14).

7. ¡Cuán hermosos!

No hay un mensaje que cause más gozo que el que anuncia liberación y paz. Para los judíos que estaban bajo el yugo extranjero, nada podía proporcionar mayor regocijo que la seguridad de que la hora de la liberación estaba cercana. Pablo aplica estas palabras de Isaías a la proclamación del mensaje evangélico (Rom. 10: 15). En primer lugar, la liberación aquí predicha era la del Israel literal rescatado de las naciones que lo oprimían (ver com. Isa. 40: 1; 44: 28 al 45: 13), y en segundo lugar, la liberación mayor del pecado y de todo mal que sería alcanzada por medio del Siervo suficiente (ver com. cap. 41: 8; 42: 1) del cap. 53, es decir el Mesías. Debe notarse que el cap. 52: 7-15 constituye una introducción del cap. 53.

Nuevas del bien.

Es decir, el relato evangélico (ver com. Mar. 1: 1; 2: 10).

¡Tu Dios reina!

Aunque no lo parezca, Dios todavía rige los asuntos terrenales (ver com. Dan. 4: 17). Su poder para librar a su pueblo, y más tarde el triunfo del Evangelio, prueban que reina él, y no Satanás (Apoc. 11: 15).

8. Tus atalayas.

Los atalayas espirituales en las murallas de Sión se regocijan juntos cuando se acerca el mensajero que trae las nuevas de la liberación.

Ojo a ojo.

Es decir, " "cara a cara" . Es la misma expresión que se encuentra en Núm. 14: 14. Compárese con Núm. 12: 8 (ver también 1 Cor. 13: 12). Desde su puesto de observación los atalayas ven al Señor que se aproxima cuando regresa para reinar (Isa. 52: 7).

Vuelve a traer a Sión.

Mejor "vuelve a Sión". Tanto la LXX como el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto añaden "con misericordia".

9. Cantad alabanzas.

Ver com. vers. 7.

10. Desnudó.

El poder de Dios se manifiesta y ha hecho que su pueblo venza a sus enemigos (Sal. 98: 12; cf. Eze. 4: 7).

11. Apartaos, salid de ahí.

De Babilonia (ver com. cap. 48: 20). Isaías otra vez se anticipa al tiempo de la restauración después del cautiverio babilónico. Compárese esta invitación con la exhortación a "salir" de la Babilonia simbólica (Apoc. 18: 1-4).

Purificaos.

Los israelitas habían sido acosados por los asirios, y más tarde irían al cautiverio, debido a su iniquidad. Repatriados debían formar un pueblo puro. Si no se reformaba el corazón y la vida, la repatriación de Israel no tendría valor permanente. Los que salgan de la Babilonia simbólica también deben ser puros (Apoc. 18: 4; 21: 27; cf. 1 Juan 3: 3).

Los que lleváis.

A los dirigentes de Israel se les encomendaría el traslado de los 326 sagrados vasos del templo, desde Babilonia hasta Jerusalén (Esd. 1: 7-8; 5: 14-15; 6: 5). Normalmente los sacerdotes y los levitas se encargaban de todo lo que tenía que ver con el templo (Núm. 3: 8, 38). Ellos, más que nadie, debían mantenerse limpios de toda contaminación (Lev. 20: 26; 21: 1; 22: 2, 32). Los dirigentes actuales de la iglesia tienen la responsabilidad solemnísima ante Dios de dar un digno ejemplo de vida piadosa.

12. Apresurados.

Los israelitas se habían visto obligados a salir de Egipto apresuradamente (Exo. 12: 33, 39), pero no sería así cuando regresaran de Babilonia (2 Crón. 36: 22-23; Esd. 1: 1-4). La diferencia consistía en que Faraón no estaba dispuesto a que se fueran (ver com. Exo. 4: 21), pero Ciro sí lo estaba (ver Isa. 44: 28 a 45: 13; cf. PR 408-409).

Irá delante de vosotros.

El Señor preparó el corazón de Ciro para que promulgara el decreto de la restauración (cap. 44: 28; 45: 14, 13; PR 408). El rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto añade lo siguiente al vers. 12: "Dios de toda la tierra será llamado".

Os congregará.

Mejor, " "Os cierra la retaguardia el Dios de Israel" (BJ). Ver com. cap. 58: 8.

13. He aquí que mi siervo.

Con estas palabras se introduce una nueva sección que continúa hasta el cap. 53: 12. Este capítulo debería terminar inmediatamente después del vers. 12 y no después del vers. 15, pues el cap. 53 continúa el pensamiento sin interrupción alguna. En esta nueva sección se presenta al Mesías como el Siervo suficiente (ver com. cap. 41: 8; 42: 1). En ningún otro pasaje de la Biblia se presenta más claramente la naturaleza vicaria y el carácter expiatorio de la muerte de Cristo. Era la voluntad de Dios que la obra de la restauración que comenzó con la repatriación después del cautiverio, prosiguiera a ritmo acelerado y alcanzara su culminación con la venida del Mesías, quien, por medio de su sacrificio en el Calvario, libertaría del cautiverio del pecado. La liberación del yugo de Babilonia, hecha posible mediante Ciro, conquistador de Babilonia (ver com. cap. 44: 28-, 45: 1), prefiguraba la liberación mayor del dominio del pecado, hecha posible gracias a la victoria obtenida por Cristo sobre las potestades de las tinieblas y la muerte (Col. 2: 14-15; Apoc. 1: 18).

A través del tiempo los judíos hicieron resaltar cada vez más aquellas profecías que señalaban el triunfo de Israel sobre los paganos (ver pp. 34-36), hasta que la idea de la salvación material y literal de Israel, como nación, prácticamente eclipsó el concepto expuesto aquí por Isaías: que el Mesías, ante todo, los libraría individualmente del poder y del castigo del pecado (DTG 22; ver com. Luc. 4: 19). Lo que Israel necesitaba no era tanto un gran libertador militar que lo librara de los enemigos externos, sino un Mesías que le proporcionara la victoria sobre el pecado.

Será prosperado.

El Mesías, el Siervo suficiente, tendría éxito en su misión (ver Fil. 2: 10-11).

Engrandecido y exaltado.

El Mesías se humillaría a sí mismo, pero Dios lo exaltaría en grado máximo (Fil. 2: 6-10; ver com. Luc. 14: 11). Los grandes hombres de la tierra se maravillarían de que una persona tan insignificante, según las normas humanas, pudiera tener una influencia tan poderosa sobre el pensamiento de los hombres, en sus vidas y en el curso de la historia (Isa. 52: 14-15). Hoy día muchos millones consideran que es un honor que se los conozca como cristianos.

14. Se asombraron de ti muchos.

Los hombres se asombran de que uno tan ensalzado como el Hijo de Dios, se hubiera humillado voluntariamente como lo hizo Cristo en su misión terrenal. Jesús veló su divinidad con humanidad (ver com. Luc. 2: 48) a fin de que los hombres fueran atraídos a él, no por causa de una gloria externa, sino inspirados por la hermosura de su carácter. Los judíos quedaron perplejos de que Uno que no pretendía recibir grandes honores, sino que vivía humildemente como lo hacía Jesús, pudiera ser el Mesías de la profecía. No vieron en él "hermosura", " ni gloria externa que los llevara a desearlo (ver com. Isa. 53: 2).

De ti.

Los tárgumes y las versiones siríacas dicen "de él".

Su parecer.

Después de su conflicto con Satanás en el desierto de la tentación, y durante el más terrible conflicto con las potestades de las tinieblas en el Getsemaní (DTG 110, 640), la apariencia de Jesús quedó tan alterada que aun sus amigos apenas pudieron reconocerlo.

15. Asombrará él a muchas naciones.

Esta es la traducción de la LXX, pues el sentido del hebreo del texto masorético no es claro. Una leve alteración del texto permite leer: 327 "Hace que muchas naciones contemplen", lo que se parece a la LXX. Las naciones se maravillarían de que el humilde Siervo sufriente, el Mesías, fuera "engrandecido y exaltado" y " "puesto muy en alto" (ver. 13).

Cerrarán ante él la boca.

Los grandes hombres de la tierra enmudecerían ante él, y quedarían atónitos y reverentes (cf. Job 29: 9; 40: 4)

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