1. Dicen.
Literalmente, le'mor , "diciendo".
Esta forma verbal no suele usarse como verbo independiente, y en este pasaje no
se ve claramente su relación con el contexto. Se ha procurado explicar de varias
maneras esta construcción anómala: (1) se relaciona con "Jehová desechó" " (cap.
2: 37); (2) que en el original había una frase que decía: "Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo", de la cual sólo queda la última palabra; (3) que esta palabra
equivale a "es decir", o "por ejemplo", lo cual sería un uso muy peculiar de
esta forma verbal; (4) que hay una elipsis, y la frase completa debería decir:
"Comúnmente se dice", o "podría decirse". Pero cualquiera que sea la explicación
que se adopte, la interpretación de lo que sigue no se modifica. En la LXX y en
las versiones siríacas nada aparece en lugar de esta forma verbal.
Dejare a su mujer.
Se hace referencia a la ley de Deut. 24: 1-4.
Si este mensaje profético fue pronunciado después del descubrimiento del libro
de la ley y del reavivamiento e interés que se despertó por el contenido de la
ley (2 Rey. 22: 10-11), la ilustración sería más definida. Sin embargo, no se
puede precisar con exactitud la fecha del mensaje. Es posible también que
Jeremías se esté refiriendo al caso de su predecesor, Oseas, y a su mensaje.
Para ilustrar el trato de Dios con un pueblo rebelde, Oseas había traído de
nuevo a su casa a su esposa adúltera (Ose. 2: 14, 16, 19-20; 3: 1). Jeremías
tenía la difícil tarea de convencer a sus contemporáneos de que Dios no los
podría tomar otra vez como suyos, hasta que experimentaran un profundo cambio de
corazón.
¿Volverá a ella más?
También podría traducirse
"¿debería volver a ella?"
Tal tierra.
Ver com. Deut. 24: 4.
Muchos amigos.
Como los judíos habían estado unidos a Dios en la
solemne relación del pacto, el que se fueran en pos de otros dioses era
considerado como adulterio espiritual. No sólo eran culpables de un acto de
infidelidad, sino de repetidas y persistentes andanzas siguiendo numerosos
dioses.
¡Vuélvete!
Hay cierta dificultad en la traducción de la
forma verbal irregular shob . Para las versiones siríacas, los tárgumes, la
Vulgata y la RVR es un imperativo. En efecto, el Señor dice a Judá que a pesar
de que según las leyes vigentes no debería recibirlo, que vuelva de todos modos.
La exhortación a regresar es la idea fundamental de este discurso (Jer. 3: 12,
14, 22; 4: 1; Zac. 1: 3), por lo cual el imperativo no estaría fuera de lugar en
este pasaje. Sin embargo, shob es un imperativo de género masculino, y Dios aquí
se dirige a su pueblo bajo la figura de una mujer, por lo cual debería usarse un
imperativo femenino. Por otra parte, la mayoría de los eruditos modernos,
siguiendo la LXX, traducen la oración como pregunta, y dan a shob el valor de
infinitivo. " "¡Y vas a volver a mí!" " (BJ). Así se expresa sorpresa de que
Judá espere volver a Dios. Esta interpretación parece concordar mejor con el
vers. 2. Ciertamente, antes de que Dios pudiera aceptar de nuevo a esos
adúlteros, necesitaba tener alguna evidencia de que habían cambiado y tenían
ahora un propósito serio y firme.
2. Las
alturas.
Los altos, escenario del adulterio espiritual de Judá (2 Rey.
21: 3; cf. Jer. 2: 20).
Junto a los caminos.
Como prostituta,
para seducir al que pasaba (Gén. 38: 14; Prov. 7: 12; Eze. 16: 24-25).
Como árabe.
El afán de Judá de participar en los cultos que
adoraban la naturaleza, se compara al del ladrón del desierto que acecha para
robar a las caravanas que pasan.
3. Han
sido detenidas.
Tal como Dios lo predijo (Lev. 26: 19; ver com. Deut.
28: 23-24), se había producido la sequía como resultado de la apostasía (Jer.
14: 1-6).
Lluvia tardía.
La lluvia tardía caía en marzo y a
comienzos de abril, mientras que la temprana se producía en octubre y noviembre
(ver com. Deut. 11: 14; Jer. 5: 24; Joel 2: 23). Ambas lluvias eran
indispensables para que se produjera una cosecha abundante.
Frente de
ramera.
Esta figura implica desvergüenza, obstinación y descaro (Jer. 6:
15; 8: 12; cf. Apoc. 17: 5). La aflicción no había hecho impresión alguna en
Judá.
4. A lo menos desde ahora.
Posiblemente se aluda aquí a las reformas de Josías, las cuales
comenzaron en el año 12 de su reinado, y culminaron con la celebración de la
gran pascua seis años más tarde (2 Crón. 34: 3; 35: 19). Aunque el rey era
ferviente, la respuesta del pueblo fue, en gran medida, sólo superficial.
¿No me llamarás?
Mejor, "¿No me has llamado?" "¿No me llamabas?"
(BJ).
Guiador.
Heb. ` alluf , "amigo", "confidente", "íntimo
amigo". Aquí significa "esposo" (ver com. Prov. 2: 17).
5. ¿Guardará?
Al parecer, continúa el supuesto discurso
comenzado en el vers. 4. El pueblo expresa confianza en que terminará la
indignación de su divino Esposo, a pesar de la infidelidad de ellos.
Has
hablado.
Se establece un nítido contraste entre las palabras de Judá
-engañosamente hipócritas- y su conducta idólatra.
Cuantas maldades
pudiste.
Judá había empleado todas sus fuerzas para hacer lo malo.
6. Dijo Jehová.
El profeta compara
las actitudes de Judá hacia la idolatría con las de Israel. Judá consideraba con
desdén a las tribus del norte, las cuales habían sido llevadas cautivas por los
asirios. Jeremías destaca que, en realidad, su culpa es mayor.
Días del
rey Josías.
Esta frase sitúa el mensaje en los primeros años del
ministerio de Jeremías (p. 21). Quizá fue presentado poco tiempo después de que
Josías procurara limpiar el país de la idolatría y restablecer el culto puro del
verdadero Dios.
¿Has visto?
O ¿has considerado? Israel había
sido llevado al cautiverio unos 100 años antes. Se le pregunta si se "ha
considerado" o 'tomado en cuenta" lo que había ocurrido entonces.
Rebelde.
Heb. meshubah , ver com. cap. 2: 19. Israel era la
hermana apóstata de Judá.
Se va.
La forma verbal hebrea indica
acción repetida y habitual (cf. cap. 2: 20).
7. Su hermana la rebelde.
Compárese con Eze. 16: 46; 23:
2, 4. Israel rompió abiertamente con Jehová; Judá profesó lealtad, pero al mismo
tiempo actuaba con engaño. A la vista de Dios, la evidente falta de sinceridad
de Judá era peor que la manifiesta impiedad de Israel. A la deslealtad de
Israel, Judá sumó engaño e hipocresía.
8. Yo la había despedido.
El repudio al reino del norte y
la desaparición de la nación de Israel, tuvieron lugar durante el exilio
impuesto por los asirios (2 Rey. 17: 6, 18).
9. Cosa liviana.
Judá no le dio importancia a su
fornicación.
La tierra fue contaminada.
Ver cap. 2: 7.
Con la piedra y con el leño.
Es decir, con los ídolos (cap. 2:
27).
10. De todo corazón.
La
reforma de Josías (vers. 6) fue sólo superficial. El pueblo aún sentía en su
corazón apego a sus ídolos. Después de la muerte del rey, volvió a practicar
abiertamente la idolatría (2 Rey. 23: 31-32; 2 Crón. 36: 5-8).
Fingidamente.
Literalmente, "con falsedad", "con engaño". Judá
representó una farsa con su fingida reforma.
11. Ha resultado justa.
Ver com. vers. 7. La hipocresía era
tan ofensiva a la vista de Dios, como lo fue la apostasía manifiesta (PP
561-562). Judá había recibido mayores privilegios, y esto aumentaba su
culpabilidad. Entre las ventajas que tuvo Judá pueden nombrarse las siguientes:
(1) Una sucesión ininterrumpida de reyes descendientes de la casa de David.
Durante todos los años de su existencia como reino sólo hubo una dinastía, por
lo cual se libró de disturbios políticos que azotaron a su vecina del norte. (2)
La existencia del templo dentro de su territorio, con su manifestación visible
de la presencia de Dios. (3) Dentro de sus límites estaban la mayor parte de los
levitas y sacerdotes, representantes oficiales del culto de Jehová. (4) El
ejemplo y la advertencia de la caída de Israel, unos cien años antes.
A
pesar de todas estas ventajas, Judá fue desleal, hipócrita e intolerablemente
orgullosa. Por esto, a pesar de su abierta apostasía, Israel era menos culpable
que Judá (Eze. 16: 51-52; 23: 11; Mat. 12: 41-42; Luc. 18: 14). "Cuanto mayor
sea el conocimiento de la voluntad de Dios, tanto mayor será el pecado de los
que la desprecien" (PP 632).
12. Hacia el
norte.
Las provincias del norte del imperio asirio, adonde habían sido
llevadas las diez tribus (2 Rey. 15: 29; 17: 6; 18: 11; Jer. 16: 15; 23: 8; 31:
8). Se invita a los exiliados a que se arrepientan y vuelvan.
Vuélvete,
oh rebelde.
En hebreo se nota claramente un juego de palabras: shubah
meshubah. Ver com. vers. 6; cap. 2: 19. Sin duda se presenta esta exhortación a
Israel, a fin de incitar a Judá a un celo piadoso y al arrepentimiento (cf. Rom.
11: 14).
No haré caer mi ira.
Literalmente, "no haré caer mi
rostro". Esta expresión idiomática aparece también en Gén. 4: 5-6, en donde la
RVR traduce "decayó su semblante" (cf. Job 29: 24). Dios quitaría de ellos la
condenación de su desagrado (cf. Lev. 17: 10; Sal. 34: 16).
Misericordioso soy yo.
Esta promesa condicional se basa en la
misericordia de Dios. Esa misericordia es la esperanza de todos los que confían
en ella (Jer. 3: 5; cf. Sal. 86: 15; 103: 8-9).
13. Reconoce, pues, tu maldad.
El arrepentimiento y el
reconocimiento del pecado deben preceder al perdón. Es necesario ser valiente y
reconocer el pecado con franqueza (Sal. 51: 3; Isa. 59: 12; Jer. 14: 20). No
debe guardarse nada oculto, ni deben presentarse vanas excusas por lo que se ha
hecho (ver com. Prov. 28: 13).
Fornicaste con los extraños.
Literalmente, "esparciste tus caminos a los extraños". "Frecuentaste a
extranjeros" (BJ). (Ver Jer. 2: 23; Eze. 16: 15, 24-25, 36.) Israel había
buscado aquí y allá nuevas y extrañas formas de culto. Los "extraños" son los
dioses falsos que adoraba Israel (Jer. 2: 25; Deut. 12: 2; 32: 16).
14. Hijos.
Como el padre en la
parábola del hijo pródigo, Dios daría la bienvenida a sus hijos que vagaran por
países lejanos.
Yo soy vuestro esposo.
Heb. ba'al, "tomar a una
mujer por esposa", o "enseñorearse de alguien". La LXX adopta esta traducción al
decir: " "Yo me enseñorearé de vosotros". "Yo soy vuestro Señor" " (BJ). Nótese
que en este versículo se emplea la metáfora de los hijos que se han ido lejos y
luego la de la mujer que ha abandonado a su marido (Jer. 31: 32; cf. Isa. 54: 5;
Ose. 2: 19-20).
Uno de cada ciudad.
El profeta preveía el
retorno de unos pocos, nada más. Los que se arrepentirían verdaderamente serían
un pequeño remanente. Dios trataría a cada persona en forma individual.
Familia.
Heb. mishpajah , "clan" o "subdivisión de una tribu".
Esta palabra denota una división más grande que una ciudad, pues un clan puede
formarse de varias ciudades. El que se diga que se tomaría "uno" de cada ciudad
y dos de cada "familia" apoya esta interpretación (ver Gén. 10: 5; 12: 3; cf.
22: 18). En hebreo, la palabra traducida "ciudad", puede indicar cualquier
conjunto de viviendas, desde una aldehuela hasta una gran ciudad.
15. Pastores.
Ver com. cap. 2: 8.
Según mi corazón.
David era un hombre "conforme" al corazón de
Dios (1 Sam. 13: 14; Sal. 89: 20; Hech. 13: 22). Se hace notar el contraste
entre los pastores escogidos por Dios y los reyes de Israel, los cuales no
fueron designados por Dios sino conforme a los deseos de la nación (Ose. 8: 4).
Estos reyes habían llevado al pueblo a la apostasía y a la ruina.
16. Cuando os multipliquéis.
Compárese con Jer. 23: 3; Eze. 36: 11; también ver Deut. 8: 7-20.
Arca del pacto.
El arca era el símbolo de la presencia
permanente del Señor. Como tal, era objeto de gran reverencia. Sobre su
propiciatorio se revelaba la gloria de Dios, símbolo visible de la presencia del
Altísimo. Era el centro del servicio simbólico del antiguo Israel. Jeremías
predijo que vendría el tiempo cuando Dios moraría en la tierra, y su presencia
real haría que el símbolo de ella cayera en desuso. Glorioso habría sido el caso
del antiguo Israel si el pueblo hubiera aceptado el plan que Dios tenía para él
(ver PP. 29-32).
17. Jerusalén: Trono de
Jehová.
Si Israel hubiera acatado la luz del cielo, Jerusalén se habría
constituido en la "poderosa metrópoli de la tierra" (DTG 530; ver p. 32).
Todas las naciones.
Compárese con Isa. 66: 18; Zac. 14: 16.
Dureza.
Cf. cap. 11: 8.
18. A la casa de Israel.
Israel y Judá habrían de volver
simultáneamente de la tierra de su cautiverio, y se restauraría la unidad
nacional (Isa. 11: 12-13; Eze. 37: 16-17; Ose. 403 1: 11; cf. Efe. 2: 14-16; 3:
6). La antigua enemistad entre los dos pueblos desaparecería, y ambos se
volverían a Dios (Jer. 30: 3, 10-11; 31: 31-33; 50: 4-5).
La tierra del
norte.
Los países donde habían estado cautivos: Asiria (ver com. vers.
12) y Babilonia (ver com. cap. l: 14; cf. cap. 16: 15; 23: 8). La LXX dice "del
norte y de todas las regiones de la tierra" (cf. cap. 32: 37).
19. ¿Cómo?
Probablemente deba
entenderse como una exclamación y no como pregunta.
Os pondré por hijos.
Hay opiniones divergentes en cuanto al significado de esta frase.
Algunos piensan que los "hijos" son las otras naciones entre las cuales Israel
había de recibir su heredad; pero, el caso es que Judá aparece como la esposa de
Jehová, lo que en el hebreo se nota en el género femenino y en el número
singular: "te pondré". Por otra parte, resulta incongruente considerar a una
esposa (vers. 20) como si fuera un hijo. Otros estiman que esta frase es
paralela con la idea expresada en la primera parte del vers. 16, y que Dios
dijera: "¡Cómo te estableceré con hijos!" La LXX traduce: "Te pondré entre
hijos".
Tierra deseable.
Ver Sal. 106: 24; Zac. 7: 14; cf. Dan.
8: 9; 11: 16, 41.
La rica heredad de las naciones.
Literalmente,
"heredarás el ornamento de los ornamentos de las naciones", o "la gloria de las
glorias", es decir, una maravillosa herencia (cf. Eze. 20: 6, 15). En buena
medida, la hermosura natural y la fertilidad de Palestina se han perdido.
Padre mío.
Compárese con el vers. 4.
21. Voz fue oída.
Después de una transición repentina y
dramática (vers. 21-25), el profeta representa a su pueblo arrepentido de
corazón y listo para confesar sus faltas.
Sobre las alturas.
Los
lugares que habían sido escenario de licenciosa idolatría son personificados:
repiten el eco del llanto y las súplicas (cf. cap. 7: 29). En el antiguo Cercano
Oriente se acostumbraba lamentarse públicamente en lugares elevados (Juec. 11:
37; Isa. 15: 2).
22. Convertíos, hijos
rebeldes.
Ver com. vers. 12; cf. vers. 14. El hebreo emplea el mismo
verbo para dar la idea de "volver" (vers. 1) y "convertirse" (vers. 14, 22).
Sanaré.
Cf. cap. 30: 17; 33: 6.
He aquí nosotros
venimos.
Esta debería haber sido la respuesta del pueblo al ofrecimiento
de perdón y restauración. El Señor les dio las "palabras mismas [exactas] con
las cuales podían dirigirse a él" (PR 30l).
23. Vanidad son.
En hebreo, la primera parte de este
versículo es muy breve, y por consiguiente difícil de entender. Dice
literalmente: "Verdaderamente en vano [para decepción] de los cerros tumulto las
montañas". En varios manuscritos hebreos aparece la frase, "tumulto de las
montañas". La LXX dice: " "Ciertamente para mentira eran las alturas de los
montes" " . A pesar de las dificultades de traducción, puede interpretarse
fácilmente que el pasaje se refiere a las vanas y engañosas orgías del culto
idólatra, y se traza nítidamente el contraste entre este culto y la seguridad
que ofrece la adoración a Jehová.
24. Confusión.
Heb. bósheth , "vergüenza", palabra que se
aplicaba también, como oprobio, a Baal (ver com. Jer. 2: 26). En hebreo, bósheth
lleva artículo. La vergüenza de Israel era la idolatría (Jer. 11: 13; Ose. 9:
10).
Consumió.
Algunos comentadores piensan que se refiere al
gran número de ovejas y ganado que fueron sacrificados a los dioses paganos y a
los niños quemados en sacrificio en los ritos de Moloc, dios de Amón (Sal. 106:
38; Jer. 7: 31). Es más probable que sea una referencia a la ruina general
causada por la apostasía de Israel.
25. Yacemos.
El Señor deseaba que reconocieran plenamente
el pecado y aceptaran el castigo, sin presentar excusas ni causas atenuantes
para sus faltas. Una persona que sufre dolor o angustia con frecuencia se lanza
al suelo o sobre una cama (2 Sam. 12: 16; 13: 31; 1 Rey. 21: 4), para dar mejor
expresión a las abrumadoras emociones que lo oprimen.
CBA T4
CBA Libro de Jeremías capítulo 3
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