1. Oh, Israel.
Es probable que se refiera
específicamente a las tribus del norte, que estaban en el exilio, aunque algunos
piensan que tiene un sentido más general. En el vers. 3 Dios se dirige
particularmente a los hombres de Judá.
Abominaciones.
Específicamente, sus ídolos (Deut. 27: 15; 29: 17; 1 Rey. 11: 5, 7; 2
Rey. 23: 13; 2 Crón. 15: 8; Eze. 20: 7-8).
Anduvieres de acá para allá.
Del verbo hebreo nud, "andar sin rumbo", "ser nómada". "Extranjero", en
Gén. 4: 12, 14, tiene la misma raíz.
2. Jurares.
O, "si juras". Continúa el sentido condicional
que comienza en el vers. l. jurar por el nombre de Jehová significa reconocer la
supremacía de Dios (Deut. 10: 20; Jer. 12: 16; ver com. Deut. 6: 13). Debían
suprimirse los juramentos hechos en nombre de otros dioses. El pueblo debía
demostrar que Dios era supremo en su pensamiento.
Las naciones.
Aquí concluye el sentido condicional: "entonces las naciones"... Dios
tenía el propósito de que la conversión de Israel fuera causa de la conversión
de las naciones vecinas (Sal. 102: 13, 15; ver PP. 537). Las bendiciones que se
le aseguraban a Israel "se prometen, bajo las mismas condiciones y en el mismo
grado, a toda nación y a todo individuo debajo de los anchos cielos" (PR 367).
En él.
Es decir, en el Señor.
3. Todo varón de Judá.
La exhortación al arrepentimiento y
a la reforma se dirige específicamente al reino del sur.
Jerusalén.
Unos pocos manuscritos hebreos, la LXX, las versiones latinas antiguas,
las siríacas y los tárgumes, dicen: "y a los habitantes de Jerusalén".
Arad campo.
En el hebreo hay un juego de palabras, cuya idea
sería "cultivad tierra no cultivada". " "Cultivad el barbecho" (BJ).
No
sembréis entre espinos.
Compárese con la parábola de Jesús, en la cual
se mencionan los diferentes tipos de suelo (Mat. 13: 7, 22). Si no se sacaban
las espinas y las malezas, éstas ahogarían las semillas de la reforma (Luc. 8:
7; 5T 53). Era necesario que Judá eliminara completamente la idolatría y los
males morales y sociales. No bastaba una obra hecha a medias como la que ocurrió
en tiempos de Josías.
4. Circuncidaos.
Todos los Judíos habían sido circuncidados en la carne, pero no todos
habían sido circuncidados "a Jehová". El profeta procuraba revelar el verdadero
sentido del rito y contrarrestar el concepto formal y ritualista con que se lo
practicaba. La circuncisión debía ser el símbolo de la dedicación del corazón a
Dios, y una señal de haberse apartado de la idolatría (ver com. Gén. 17: 10-11).
Cortar el prepucio del corazón significa eliminar toda impureza (Deut. 10: 16;
30: 6). La verdadera circuncisión es interna y no externa (Rom. 2: 28-29; Fil.
3: 3; Col. 2: 11).
No haya quien la apague.
El profeta compara
la ira de Dios contra el pecado con un fuego que no se puede apagar hasta que
haya completado su obra destructora (cap. 7: 20).
5. Anunciad en Judá.
Aquí el profeta inicia un nuevo
discurso. El tema es el mal que pronto ha de venir. Comienza describiendo los
terribles preparativos para la invasión que está haciendo un enemigo formidable.
Tocad trompeta.
Esta era la señal de alarma por medio de la cual
se advertía al pueblo de algún peligro inminente (Ose. 5: 8; Joel 2: 1). La
"trompeta" es en realidad el shofar, o cuerno de carnero (ver t. III, p. 41).
Pregonad, juntaos.
Literalmente: "clamad, llenad", que podría
interpretarse: "Clamad a toda voz". Esta advertencia permitiría que los
habitantes abandonaran las campiñas con sus familias y sus posesiones, para
buscar refugio en las ciudades fortificadas. El temor 406 de los ejércitos
invasores impulsó a los recabitas a refugiarse en Jerusalén (cap. 35: 11).
6. Alzad bandera.
Ver com. Sal. 60:
4. Debía izarse una señal en un lugar elevado, a fin de guiar a los refugiados
hacia Sión.
Huid.
La forma del verbo hebreo 'uz, que aparece
aquí, significa "albergar", "meter en el refugio". Las familias, con sus
posesiones, debían refugiarse dentro de las ciudades amuralladas.
No os
detengáis.
Compárese con Mat. 24: 16-18.
Yo hago venir.
Literalmente, "yo traigo" (BJ).
Del norte.
Una
referencia evidente a los babilonios (ver com. cap. 1: 14). En Jeremías se
afirma repetidas veces que el mal vendría del norte (cap. 1: 13-14; 6:1, 22; 13:
20; 25: 9). En tiempos recientes se ha sostenido la idea de que estos invasores
del norte fueron los escitas. El historiador griego Herodoto (i. 103-107) afirma
que durante el reinado de Ciajares I (c. 625-c. 585 a. C.), estos bárbaros se
apoderaron de Asia por un breve tiempo. Además, relata cómo vinieron del
Cáucaso, derrotaron a Media, subyugaron el Asia occidental y estuvieron a punto
de invadir a Egipto. El rey egipcio, Psamético I les dio ricos regalos a cambio
de que no invadieran su territorio (ver t. 11, p. 93).
Aunque ciertos
aspectos de esta invasión escita corresponden con la descripción de Jeremías,
por ejemplo, la dirección de la cual vinieron, sus movimientos rápidos, su
lengua extraña y la desolación que dejaron detrás de sí, otros detalles no
concuerdan. Los escitas no tenían ni la habilidad ni la paciencia para llevar
adelante un largo asedio, ni se llevaron a los vencidos al exilio.
Además, no hay evidencia histórica de que los escitas hayan realzado una
verdadera invasión a Palestina. Quizá pasaron por allí rumbo a Egipto,
posiblemente por el camino del valle de Esdraelón (ver com. Juec. 1: 27), y
después por el camino de la costa que llevaba al sur. No hay ninguna referencia
a una invasión a Judá realizada por los escitas, ni a ninguna otra invasión
desde el norte en tiempos de Jeremías. Herodoto tampoco afirma que los escitas
invadieron el territorio de Judá.
Por otra parte, la descripción que
Jeremías hace de este enemigo que viene desde el norte corresponde perfectamente
con los caldeos. Se dice específicamente que Nabucodonosor es el invasor
proveniente del norte (cap. 25: 9).
7. El
león.
Mejor, "un león". Se emplea esta figura para representar el poder
irresistible y la fiereza de los invasores caldeos Jer. 49: 19; 50: 17, 44; cf.
Gén. 49: 9; Prov. 30: 30; Isa. 5: 29; Dan. 7: 4; Apoc. 5: 5).
Sube.
Jeremías emplea el presente histórico para describir en forma más vívida
la invasión que se aproxima.
De naciones.
Judea, como las
naciones vecinas, sería atacada y derrotada (cap. 25: 9; 27: 6).
Está en
marcha.
Heb. nasa' , cuyo sentido básico es "quitar estacas", o sea,
"levantar campamento", después de lo cual un ejército normalmente se pone en
marcha. Nabucodonosor ya está "en marcha".
Desolación.
Un lugar
tan asolado que causa espanto. Las repetidas invasiones caldeas dejaron el
territorio de Judá casi sin habitantes (cap. 2: 15; 39: 9).
8. Cilicio.
Una vestimenta suelta,
o tela hecha de pelos toscos y de color oscuro, que se llevaba en señal de luto
y humillación (ver com. Gén. 37: 34).
No se ha apartado.
Los
sinceros esfuerzos de Josías por lograr la reforma no habían bastado. Mucha de
la impiedad introducida durante el reinado de Manasés aún prevalecía (ver com. 2
Rey. 24: 3).
9. Desfallecerá.
En el
vers. 9 se describe la reacción de los dirigentes frente a la invasión. La
expresión " "desfallecer el corazón" es idiomática, y equivale a decir "perder
el ánimo", "se desanimaron".
Los profetas.
Los falsos profetas
habían seducido al pueblo inspirándole un falso sentido de seguridad. Cuando no
se cumplieron sus predicciones quedaron atónitos y consternados.
10. En gran manera has engañado.
Algunos han encontrado que este versículo es difícil de comprender, ya
que, aparentemente, se acusa a Dios de engañar. Se supone que es Jeremías el que
habla. La forma más natural de entender el pasaje es tomar las palabras del
profeta como si fueran una expresión, en palabras vigorosas, de lo que él siente
(cf. Isa. 63: 17; Jonás 4: 3-4; etc.). Jeremías emplea un lenguaje similar en
otras ocasiones (Jer. 20: 7). Es posible que el profeta estuviera esperando que
se cumplieran rápidamente las promesas hechas antes (ver Jer. 3: 14-18). También
puede haber pensado en las profecías 407 de 2 Sam. 7: 12-16 y 1 Rey. 2: 33,
donde se predice la permanencia del trono de David. Por eso se sintió muy
frustrado frente a la visión de la calamidad inminente.
Otros sugieren
(1) que se modifiquen las vocales para que en vez de 'dije" pueda traducirse,
"alguien dirá", etc. Así el sujeto podría ser uno del pueblo o uno de los falsos
profetas. El Códice Alejandrino de la LXX dice "ellos dijeron", y sin duda
"ellos" se refiere a los falsos profetas. (2) Que las palabras son las de los
falsos profetas al darse cuenta de que sus predicciones de paz no se cumplen.
(3) Que este pasaje presenta a Dios como haciendo lo que no impide (ver com. 2
Sam. 12: 11; 16: 22; 24: l), lo cual equivaldría a que Jeremías dijera: "Has
permitido que fueran engañados en gran manera por sus falsos profetas" (cf. 1
Rey. 22: 22; Isa. 63: 17; Eze. 14: 9; 2 Tes. 2: 11). (4) Que es una
interrogación. "¿Es posible que permitas que tu pueblo sea engañado de esta
manera?" (5) Que el término traducido como "engañado" debería traducirse como
"chasqueado", o que se le debiera dar el sentido de permiso, con lo cual se
leería: "Has permitido que este pueblo fuera en gran manera engañado".
11. Viento seco.
Por causa de su
violencia, su calor y su excesiva sequedad, el viento solano, seco y caluroso
que soplaba desde el desierto oriental, era un azote climático para el país.
Las alturas.
Heb. shefayyim , "cerros pelados" (VM).
No
para aventar.
En Palestina, las brisas prevalecientes eran las del
oeste. Esos vientos no sólo refrescaban a los cosechadores, sino que servían
para ayudar a aventar el grano. Pero un fuerte viento seco del este no era ni
útil ni benéfico; arruinaba la vegetación y era demasiado violento para aventar
el grano; era un mal sin mezcla de bondad, un símbolo apropiado del castigo sin
misericordia.
12. Viento más vehemente que
éste.
Un viento más fuerte que el que servía para aventar y limpiar. Un
viento tan fuerte como el que se describe aquí aventaría el grano junto con el
tamo.
A mí.
O "para mí" "De mi parte" " (BJ, VM).
Juicios contra ellos.
Este terrible viento solano era el símbolo
de los juicios que estaban a punto de caer sobre los pecadores de Judá y
Jerusalén. Dios pronunciará sentencia con hechos y no con palabras. En hebreo es
enfático el pronombre "yo": "Yo pronunciaré".
13. Subirá.
El sujeto tácito de este verbo es sin duda el
"destruidor" de las naciones (vers. 7). El verbo hebreo que se emplea aquí es
usado con frecuencia para referirse a la iniciación de actividades bélicas (ver
com. Juec. 1: 1).
Como nube.
Este símil posiblemente represente
la velocidad con la cual se abalanza el destruidor para ejecutar los castigos
divinos y a las grandes masas del ejército invasor (cf. Eze. 38: 16; Joel 2: 2).
Torbellino.
Sin duda, esta figura representa la velocidad del
enemigo y la confusión que resulta de su invasión.
Más ligeros... que
las águilas.
Una figura frecuente en la Biblia (Jer. 48: 40; Deut. 28:
49; 2 Sam. 1: 23; Lam. 4: 19; Hab. 1: 8).
¡Ay de nosotros!
El
pueblo clama con terror y aprensión al encontrarse desvalido en manos de las
fuerzas invasoras (vers. 20; cap. 9: 18-19).
14. Lava tu corazón.
La única esperanza de liberación para
Jerusalén dependía de un arrepentimiento cabal y de una reforma de todo corazón.
Ninguna reforma puede salvar si no alcanza al corazón. Debe limpiarse el
manantial antes de que la fuente pueda ser pura. El árbol debe ser bueno para
que pueda dar buen fruto (Isa. 1: 16-17; Mat. 15: 19; 2 Con 7: 1).
Para
que seas salva.
Aunque este pasaje se refiere en primer lugar a la
liberación temporal de los castigos inminentes, la regeneración espiritual
debería acompañar al verdadero lavamiento del corazón (cf. 2 Tes. 2: 13; Tito 3:
5).
15. Desde Dan.
El límite norte
de Palestina (Deut. 34: 1), que frecuentemente aparece relacionado con Beerseba,
el límite sur (Juec. 20: 1; 1 Sam. 3: 20; etc.). Dan estaba al pie del monte
Hermón, junto a las primeras estribaciones de los montes del Líbano.
Originalmente fue una colonia sidonia llamada Lais. Los "hijos de Dan" se
trasladaron al norte del país, tomaron la ciudad de Lais, y la llamaron "Dan"
(ver com. Jos. 19: 47). Cuando Jeroboam puso allí uno de los becerros de oro (1
Rey. 12: 29), la ciudad se transformó en un importante centro de idolatría.
Desde este extremo norte del territorio llegarían los primeros informes del
acercamiento del ejército caldeo.
El monte de Efraín.
Con
referencia a la 408 localización geográfica y el significado de este lugar, ver
Nota Adicional de 1 Sam. 1. La mención de Efraín inmediatamente después de Dan,
indica que la noticia de la invasión cundió rápidamente, o que la misma fue muy
rápida. La frontera de Efraín estaba a corta distancia de Jerusalén.
16. Decid.
El profeta invita a las
naciones vecinas a que sean testigos del castigo que está a punto de sobrevenir
al pueblo escogido. La caída de Jerusalén debería servir como advertencia para
los paganos.
Guardas.
Los asediadores caldeos vigilarían tan de
cerca a Jerusalén, que sólo unos pocos, si era que podían, escaparían (Isa. 1:
8).
17. Como guardas de campo.
En
Palestina por lo general no se cercaban los campos cultivados. Se marcaban los
límites con piedras colocadas a intervalos como hitos (ver com. Deut. 19: 14).
Se hacía necesario que alguien guardara los campos a fin de evitar el daño que
pudieran causar los animales o los ladrones. Jeremías compara las tiendas y las
fortificaciones del ejército de Nabucodonosor, con las cabañas o enramadas
levantadas por los pastores y los cuidadores de los campos para proteger sus
ganados y rebaños, y la producción agrícola.
18. Tu camino y tus obras.
Esta frase, que aparece con
frecuencia, describe las costumbres y los hábitos de una persona (cap. 7: 3, 5;
18: 11; 26: 13; 35: 15).
Te hicieron esto.
Ver com. cap. 2: 14;
Sal. 107: 17; 1JT 160.
Tu maldad.
La palabra hebrea así
traducida puede referirse tanto a la impiedad como a la calamidad que resulta de
ella (ver com. cap. 1: 14). En este contexto cabe mejor la segunda acepción.
19. ¡Mis entrañas!
Un grito de
profunda angustia. Los hebreos consideraban que la sede de las emociones más
profundas se encontraba en las entrañas (Gén. 43: 30; 1 Rey. 3: 26). Este
versículo consta de una serie de angustiosas interjecciones que expresan una
tristeza enorme que raya en la desesperación. El profeta expresa aquí lo que
siente ante la calamidad que se avecina. Dios le reveló a Jeremías la terrible
destrucción y la total desolación que sobrevendrán a Judá en los días de
Nabucodonosor (ver com. Jer. 1: 14). Sus palabras también describen los días
finales de angustia que sobrevendrán al mundo impenitente (CS 355-356; 3JT 284).
20. Quebrantamiento.
Literalmente,
"rotura", "colapso", "quebradura".
Es anunciado.
Se recibirían
noticias de catástrofe tras catástrofe (cf. Deut. 32: 23; Eze. 7: 26).
Toda la tierra.
La palabra Heb. 'érets, traducida "tierra",
puede referirse a un territorio o al globo terráqueo. La destrucción que se
describe en este capítulo se aplica en primer término a la desolación de la
tierra de Judá efectuada por el ejército babilonio, pero también describe las
condiciones que habrá en el gran día de Dios, al final del tiempo (Ed 176; CS
355-356).
Mis tiendas.
Es decir, las viviendas.
Cortinas.
Los "toldos" de las tiendas Jer. 10: 20; Isa. 54: 2).
21. ¿Hasta cuándo?
El clamor
desesperado del que no ve ninguna perspectiva de que la guerra termine pronto.
Bandera.
Ver com. vers. 6.
22. Porque.
Aunque Dios no responde directamente a la
pregunta en cuanto a la duración de estos castigos, presenta la causa moral de
ellos. Es obvio que mientras el pueblo de Dios persista en la necedad de la
rebelión, puede esperarse que continúen los juicios o castigos.
23. Miré.
El profeta presenta una
descripción gráfica de lo que le fue mostrado en visión profético. La expresión
"miré..., y he aquí", aparece cuatro veces en los vers. 23-26.
La
tierra.
Heb. 'érets , "tierra", ya sea un territorio o el mundo (ver
com. vers. 20). Con referencia a la aplicación de la profecía al presente
inmediato, o al futuro próximo o al más distante, ver com. Deut. 18: 15; también
PP. 27-40. En su aplicación secundaria, Jer. 4: 23-27 puede también
interpretarse como una descripción de la desolación de la tierra durante el
milenio (ver CS 717).
Asolada y vacía.
Esta misma frase describe
la condición original de la tierra (Gén. 1: 2). La tierra volverá parcialmente a
esta condición en el gran día de Dios (CS 717; ver com. Apoc. 20: l).
No
había en ellos luz.
Compárese con Gén. 1: 2; ver com. Jer. 4: 24.
24. Temblaban.
El profeta describe
en lenguaje figurado, tal como le fue presentada, la situación reinante en
Jerusalén durante el asedio (ver com. vers. 25).
Fueron destruidos.
Mejor, " "trepidaban" (BJ), "se conmueven" (VM).
25. No había hombre.
En la escena que se muestra al profeta
no se veía señal alguna de vida humana (ver com. cap. 36: 29; 44: 22).
26. El campo fértil.
Específicamente, una plantación de árboles frutales, "vergel" (BJ), la
parte más fértil de toda la tierra (ver com. cap. 2: 7). La tierra, una vez
fértil y productiva ahora se había transformado en un desierto asolado.
27. No la destruiré del todo.
Aunque la destrucción descrita sería terrible, no habría una
aniquilación definitiva. El profeta predijo que Israel y Judá volverían a su
tierra (ver com. cap. 3: 14-18). Del mismo modo la tierra, aunque sea reducida a
la desolación durante el milenio, florecerá de nuevo (2 Ped. 3: 12-13).
28. Por esto.
Se personifica a los
diferentes elementos de la naturaleza: se enlutan por la desolación de la
tierra.
Se oscurecerán.
Se describe a los cielos como
amortajados con oscuras nubes de luto por causa de la tierra desolada.
Porque hablé.
La angustia venidera era tan segura como la
condición pecaminosa que había motivado el castigo.
29. Toda la ciudad.
O "todas las ciudades", como se traduce
la Misma frase hebrea en la última parte de este mismo versículo. Los habitantes
de las ciudades huirían cuando se aproximara el ejército enemigo.
Gente
de a caballo y.. flecheros.
En los monumentos asirios y babilónicos
siempre se representa a estas dos clases de guerreros.
A los peñascos.
Durante la historia de los judíos se habían usado muchas veces las
cuevas y las peñas como lugares de refugio (Juec. 6: 2; 1 Sam. 13: 6; 14: 11;
24: 3; 1 Rey. 18: 13; Jer. 16: 16).
No quedó en ellas morador.
Heb. 'ish , "no hubo habitante varón en ellas". Se emplea la palabra
'ish , que designa a un varón adulto, y no la palabra 'adam (que aparece en el
vers. 25) que se emplea en sentido genérico.
30. Tú, destruida.
Jerusalén (vers. 31) aparece aquí como
una mujer que en vano se adorna para agradar a sus admiradores.
¿Qué
harás?
¿Qué podrá hacer la "hija de Sión" (vers. 31) cuando sea asediada
por los babilonios? No tiene en qué basar su orgullo y su confianza porque su
condición es desesperada. ¿Por qué sigue esperando, a pesar de todo, que de
alguna manera habrá de salvarse?
Pintes con antimonio tus ojos.
Se refiere a la costumbre de las mujeres del Cercano Oriente de pintarse
los ojos con antimonio (ver com. 2 Rey. 9: 30). Este polvo negro tiene brillo
metálico y da a los ojos la apariencia de ser más grandes y luminosos.
Tus amantes.
Las potencias extranjeras a quienes Jerusalén
estaba constantemente cortejando. Judá buscó repetidas veces seguridad en las
alianzas con poderes extranjeros (ver com. cap. 2: 33, 36); pero todos los
esfuerzos por encontrar la seguridad en estos, "amantes" extranjeros nada
aprovecharían.
31. Hija de Sión.
Personificación poética para representar a la ciudad de Jerusalén o a
sus habitantes (Isa. 1: 8).
Lamenta.
"Gime" o "jadea", como si
le faltara el aire.
Extiende sus manos.
Figura que indica
angustia y clamor en procura de alivio y ayuda (Lam. 1: 17).
CBA T4
CBA Libro de Jeremías capítulo 4
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