1. Navaja de barbero.
" Corresponde mejor:
"Toma una espada afilada, tómala como navaja de barbero" " (BJ). Evidentemente
el profeta debía tomar una espada, por causa de su simbolismo, para emplearla
como navaja. Con referencia a la figura de la navaja, ver Isa. 7: 20, donde se
emplea este instrumento como símbolo de la devastación obrada por un ejército
invasor.
Nótese que en el cap. 5 continúa sin interrupción la narración
profético que comenzara en el cap. 4: 1.
Sobre tu cabeza.
Se le
indica a Ezequiel que debe realizar, como representación simbólica, un acto
prohibido. Era contrario a la ley que el sacerdote se afeitara la cabeza o la
barba (Lev. 21: 5). Esta vez Ezequiel no protesta (ver Eze. 4: 14). Sabe cuándo
le es legítimo pedir una modificación de un mandato divino o su revocación y
cuándo debe prestar obediencia sin discusiones.
Balanza.
Es
posible que la balanza represente justicia y el cuidado con que Dios trata a
cada alma. Cada alma será tan cuidadosamente pesada y las recompensas serán
asignadas de tal modo, que cuando se revelen los juicios de Dios al fin de la
historia, no se oirá ni una sola voz de protesta en toda la vasta creación.
Desde el más pequeño hasta el más grande, todos se verán obligados a confesar: "
"Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos" " (Apoc. 15: 3; ver CS
727).
2. En medio de la ciudad.
Es
decir, en medio del símbolo que Ezequiel había hecho (cap. 4: 1). La tercera
parte que se quemó representaba a los que estuvieran en la ciudad y perecerían
por la peste y el hambre (cap. 5: 12). La tercera parte que sería cortada con
espada alrededor de la ciudad representa a los que morirían a espada mientras
intentaran escapar, como ocurrió en el caso de los hijos de Sedequías y el resto
del séquito del rey (Jer. 52: 10). La tercera parte que sería esparcida
representa a la pequeña parte de la población que después de haber escapado de
la destrucción, sería esparcida entre los paganos. Aun allí la espada había de
seguirlos (Eze. 5: 12).
3. En la falda.
Esto simboliza la limitada protección que habría de recibir el remanente
que quedara en el país, gobernado por Gedalías (2 Rey. 25: 22; Jer. 40: 5-6).
4. En medio del fuego.
Buena parte
del remanente habría de perecer violentamente. Esta profecía halló un trágico
cumplimiento en la conspiración de Ismael contra Gedalías y las calamidades que
siguieron (Jer. 40-41). Esto motivó a que muchos descendieran a Egipto, donde
murieron en consonancia con la profecía de Jeremías (Jer. 42: 13-17). Los que
permanecieron en el país sufrieron otro destierro por orden de Nabuzaradán (Jer.
52: 30). Como resultado de todo esto, la tierra se despobló.
5. En medio de las naciones.
Aquí
se destaca la posición estratégica de Jerusalén, situada en medio de las
naciones del Cercano Oriente y en la encrucijada de los principales caminos de
la antigüedad. Su ubicación especial le proporcionaba a Israel grandes
oportunidades. Hacia el sur estaba Egipto; hacia el noreste, Asiria y Babilonia,
y hacia el norte, los asirios. Sobre la costa estaban los filisteos, y más hacia
el norte, los fenicios. A poca distancia hacia el este estaban los moabitas y
amonitas, y hacia el sur, los edomitas.
Dios colocó a su pueblo en
"medio de las 623 naciones", y quería que fuera una gran fuerza evangelizadora
mediante la cual el conocimiento del verdadero Dios debía de extenderse a todo
el mundo. Deseaba que la nación de Israel fuera una clara demostración de la
superioridad de la verdadera religión por sobre todos los falsos sistemas de
culto. El caso de Israel y su prosperidad habían de ser un ejemplo tan
atrayente, que todas las naciones buscarían al Dios de Israel (ver las PP.
28-32).
Esta lección es para nosotros también. Dios nos ha colocado como
cristianos, individualmente como luces para nuestros vecinos. También espera de
nosotros que seamos una demostración de la inmensa superioridad y de las grandes
ventajas de ser cristianos. Desea que hagamos de nuestra religión algo tan
atrayente como para que otros también la busquen.
6. Ella cambió mis decretos.
Mejor, " "Pero ella se ha
rebelado contra mis normas con más perversidad que las naciones" " (BJ). La
rebelión es un acto voluntario, premeditado y planificado.
Más que las
naciones.
Debe entenderse en el sentido de que los israelitas habían
pecado contra una luz mayor. Dios juzga a los hombres teniendo en cuenta la luz
y las oportunidades que han tenido o que pudieran haber tenido si las hubieran
buscado. Quienes forman parte de la iglesia de Dios en este tiempo disponen de
la luz acumulada durante siglos. Dios espera de ellos una norma de conducta más
elevada que la de las personas de cualquier época anterior. Si se resisten y con
rebelión se niegan, como lo hizo Israel, su culpa será proporcionalmente mayor.
7. Por haberos multiplicado.
La
palabra hebrea así vertida no puede traducirse con certeza. Se ha sugerido que
debería traducirse de la siguiente forma: "Porque vuestro bullicio o agitación
es mayor que el de las naciones". "Por cuanto habéis sido más turbulentos que
las naciones" (VM).
Ni aun según las leyes de las naciones.
En
varios manuscritos hebreos no aparece la negación, lo cual equivaldría a afirmar
que los israelitas habían andado según las costumbres de las naciones. Si se
conserva la negación, deberá interpretarse que Israel no se había comportado
como las otras naciones, las cuales al menos eran fieles a los dioses que
adoraban, mientras que Israel se rebeló contra su Dios.
9. Lo que nunca hice.
No se especifica con claridad con
qué se compararían las calamidades inminentes, si se refiere a las grandes
catástrofes del pasado: el diluvio o la destrucción de Sodoma. Es verdad que
ninguna de ellas significó una muerte tan lenta como la que se predice en el
vers. 10. Lo que queda claro es que Israel había tenido mayores oportunidades y
privilegios que los que se les había confiado a otras naciones; en consecuencia,
el castigo de su pecado sería proporcionalmente más severo y más resaltante que
el que Dios había infligido o infligiría a cualquier otra nación.
10. Comerán a los hijos.
Moisés, y
más tarde Jeremías, habían amenazado con este terrible castigo (Lev. 26: 29;
Deut. 28: 53; Jer. 19: 9). Esta predicción halló su horrible cumplimiento en el
asedio de Samaria (2 Rey. 6: 28-29), en el sitio de Jerusalén por los caldeos
(Lam. 4: 10) y finalmente en el sitio de la ciudad por los romanos (Josefo,
Guerras vi. 3, 4). Moisés también había advertido que serían esparcidos "por
todos los pueblos" (Deut. 28: 64).
11. Vivo
yo.
Un solemne juramento que aparece 14 veces en el libro de Ezequiel.
Profanado mi santuario.
Esta profanación se describe con mayores
detalles en el cap. 8.
Te quebrantaré.
Diversos manuscritos
hebreos y las versiones antiguas dicen así. El texto masorético dice: "te
raeré".
12. Una tercera parte.
Comienza aquí la explicación de las acciones simbólicas registradas en
la primera parte del capítulo. El fuego (vers. 2) representa hambre y
pestilencia.
13. Tomaré satisfacción.
Heb. najam , en la forma verbal que aparece aquí, "me vengaré" " (BJ).
Es difícil que concibamos que Dios se satisfaga ejecutando tan terribles
castigos como éstos, pues Dios no quiere "la muerte del impío" (cap. 33: 11).
Isaías dice que la destrucción es la "extraña obra" de Dios (Isa 28: 21). Ante
la necesidad de un castigo, así describe Oseas los sentimientos de Dios: "
"¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo
hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí,
se inflama toda mi compasión" " (Ose. 11: 8). A pesar de la compasión y de la
misericordia de Dios, la rebelión y la iniquidad deben recibir su merecido
castigo y el mal debe ser raído de la tierra.
14. Soledad.
Comparar con Lev. 26: 31.
15. Escarmiento.
"Advertencia".
Jerusalén debía haber sido la gran lección objetiva de la forma en que Dios
quiere educar a la humanidad (ver las PP. 29-32). Su posición estratégica
llamaba la atención de muchas naciones. Ahora era ampliamente conocida su
calamidad, que revelaba su verdadera situación religiosa.
16. Hambre.
En los vers. 16-17 se
hace una recapitulación de las desgracias de Jerusalén. En otros pasajes los
castigos de Dios se representan con la figura de saetas (Deut. 32: 23; Sal. 7:
13; 64: 7). Entre otras fuerzas desoladoras, se había amenazado a los judíos con
un castigo mediante fieras (Lev. 26: 22; Deut, 32: 24). Los leones y los osos se
multiplicaron en el país cuando estuvo deshabitado (2 Rey. 17: 25). La "sangre"
sin duda indica muerte violenta.
CBA T4
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