1. Palabra de Jehová.
Los cap. 38 y 39 forman
una sola profecía. Todo el pasaje ha sido 732 objeto de muchas especulaciones.
De tanto en tanto se han presentado diversas interpretaciones. A fin de
evaluarlas en forma adecuada, es necesario conocer bien el propósito básico, los
métodos, y el alcance de la profecía.
El problema está en encontrar la
forma de distinguir bien entre lo que tiene aplicación local e inmediata y lo
que tiene una aplicación más remota, quizá en la era cristiana, o al fin del
tiempo. Los estudiosos de la Biblia que aplican ciertas profecías del AT a la
era cristiana advierten con frecuencia que estas profecías tienen aquí y allá
predicciones que son evidentemente de aplicación local e inmediata. Algunos
procuraron explicar esta aparente mezcla de lo inmediato con lo futuro
suponiendo que el profeta, mientras daba un mensaje a la gente de sus días,
hacía de tanto en tanto digresiones proféticas y proyectaba sus profecías al
futuro distante. Aunque esta premisa parecería resolver parcialmente el
problema, no proporciona criterios para distinguir en forma adecuada lo que es
inmediato y lo que es un futuro remoto.
La respuesta a este problema
está en la formalicen de un principio, cuyo método aparece en la Biblia misma y
también en los escritos de Elena de White. Podrá verse que este principio
proporciona un método seguro de discriminación entre lo que el Espíritu Santo,
por medio de la inspiración, quiso que fuera de significado inmediato, y lo que
era de aplicación más distante. Podría enunciarse este principio de la siguiente
manera:
Las profecías que tienen que ver con la gloria futura de Israel
y de Jerusalén estaban condicionadas por la obediencia Jer. 18: 7-10; PR
519-520). Se habrían cumplido en forma literal en los siglos siguientes, si los
israelitas hubieran aceptado plenamente los propósitos divinos para con ellos.
El fracaso de Israel imposibilitó el cumplimiento de estas profecías en su
intención original. Sin embargo, esto no implica necesariamente que ellas no
tienen ya importancia. Pablo proporciona una respuesta con las siguientes
palabras: " "Porque no todos los que descienden de Israel son israelitas" "
(Rom. 9: 6). Por eso estas promesas se aplican en cierto modo al Israel
espiritual. Pero ¿hasta qué punto? Esto debe ser determinado por medio de la
inspiración. Tenemos en el NT y en los escritos del espíritu de profecía,
numerosas citas de los autores del AT que muestran cómo estas antiguas
predicciones -que deberían haber hallado un glorioso cumplimiento en el Israel
literal- se cumplirán finalmente en el Israel espiritual.
Sin embargo,
al punto resalta que no todos los detalles de la profecía original podrían
cumplirse con precisión, ya que han variado mucho las condiciones y el medio
ambiente. En verdad, es una regla segura de exégesis aplicar únicamente al
futuro aquellas profecías que la revelación así aplica. Corresponde notar
también las limitaciones que se imponen. Lo que va más allá de esos límites no
puede ser más que especulación -en el mejor de los casos- y nunca debería
constituir la base de un dogma, ni la premisa sobre la cual se levante toda una
estructura de razonamiento teológico.
El tono netamente local que tienen
estas antiguas profecías se explica porque Dios originalmente quiso que estas
predicciones se cumplieran en la forma indicada. Además, lo que se ha designado
como digresiones que llegan a un futuro distante -en buena medida sin relación
con la presentación general del pasaje- aparecen también presentadas en el marco
de los primeros propósitos de Dios. En vista de que esos primeros propósitos no
se han cumplido, escritores inspirados posteriores presentan el cumplimiento
progresivo de esas predicciones dentro del marco de la iglesia cristiana (PP.
27-30).
A la luz de este principio, puede observarse que los cap. 38 y
39 de Ezequiel se habrían cumplido en forma literal después del regreso de los
judíos del exilio si éstos hubieran aceptado las condiciones ofrecidas por los
profetas. Debido a su rechazo persistente, la prosperidad que aquí se describe
nunca llegó a realizarse. En consecuencia, la liga de naciones paganas no pudo
atacar a un pueblo que morara en la prosperidad aquí anunciada.
¿Se
aplicará esta profecía en el futuro? Si se observa el principio recién
enunciado, tal aplicación podría establecerse solamente por medio de una
revelación posterior. En el NT, aparece sólo una referencia directa a los
símbolos de esta profecía (Apoc. 20: 8). En este pasaje Juan afirma que esta
profecía -que a cambio de ciertas condiciones se habría cumplido en forma
literal en tiempos anteriores- se cumplirá hasta cierto punto en la lucha final
contra Dios por parte de las enormes huestes de los impíos, llamados "Gog y 733
Magog". Los escritos de Elena de White no dicen nada en forma directa acerca de
este capítulo. Por supuesto, en forma indirecta se puede notar un paralelo entre
esta lucha y la contienda final en contra del Israel de Dios cuando "las
naciones se unan para invalidar la ley de Dios" (5T 524) y los impíos se unan
plenamente "a Satanás en su guerra contra Dios" (CS 714). Así "como [Satanás]
influyó en las naciones paganas para que destruyeran a Israel, así en un futuro
cercano impulsará a los poderes impíos de la tierra a destruir el pueblo de
Dios" (CS 195-196; cf. TM 473). Este conflicto milenario concluirá finalmente
con la destrucción de Satanás y de sus huestes (denominados Gog y Magog, Apoc.
20: 8) al final del milenio. Pero para entonces, el conflicto habrá alcanzado
proporciones mundiales y ya no podrá limitarse a una esfera pequeña como la que
se indica en Eze. 38 y 39, donde aparece como una lucha militar contra el Estado
judío restablecido (2JT 372-373; 3JT 46).
Cualquier exposición que vaya
más allá de los límites de la interpretación del NT y de las revelaciones del
espíritu de profecía carece de un "Así dice Jehová". Por supuesto, no debe
afirmarse que no puede haber un mayor conocimiento sin una revelación adicional.
Pero sí puede afirmarse que además de la confirmación específica de la
inspiración existe una gran probabilidad de error en cualquier exposición de ese
tipo, sobre todo en relación con profecías no cumplidas, lo cual puede verse
claramente en toda la historia de la interpretación profético.
2. Gog.
Este es el nombre escogido
por Ezequiel para designar al caudillo de las huestes paganas que habrían de
atacar al Estado judío restaurado después del retorno de los exiliados (vers.
14-16). Ha sido imposible identificar a Gog con cualquier personaje histórico
conocido. No se sabe de qué raíz viene esta palabra. La palabra aparece 13 veces
en las Escrituras, pero el contexto de los pasajes no proyecta ninguna luz sobre
su significado. En 1 Crón. 5: 4, Gog aparece como nombre de uno de los hijos de
Joel de la tribu de Rubén. En Apoc. 20: 8, se emplea en relación con Magog para
simbolizar a las naciones impías, a quienes Satanás reúne después del milenio
para atacar a Cristo y para tomar la Nueva Jerusalén. En las 11 veces que
aparece en Ezequiel (cap. 38: 2-3, 14, 16, 18; 39: 1, 11, 15) se lo describe
como caudillo de una enorme coalición de naciones paganas. La LXX y el texto
samaritano rezan Gog en lugar de Alga en Núm. 24: 7. En Eze. 39: 11, 15, aparece
la forma compuesta Hamóngog, la "multitud de Gog" . Este nombre se aplica al
valle donde serían enterradas las multitudes de Gog. Ninguna de estas
referencias sirve para identificar a Gog, y la única indicación que se da en
cuanto a su origen está en el cap. 38: 15, donde se dice que vendría de su
lugar, "de las regiones del norte" .
En las fuentes seculares,
contemporáneas con Ezequiel o anteriores no se encuentra ningún personaje
denominado Gog, aunque han aparecido algunos nombres que se le asemejan. Uno de
ellos es el nombre de Giges, rey de Lidia (c. 660 a. C., ver t. 11, p. 68; com.
1 Crón. 1: 5). Debido al ligero parecido entre Giges y Gog, algunos comentadores
han procurado hacer corresponder al uno con el otro. Al examinar la evidencia
histórica, se encuentra que Giges no fue un rey de extraordinaria pericia
militar. En los registros de Asurbanipal, Giges aparece bajo el nombre de Guggu.
Se cuenta como Guggu envió embajadores a Asurbanipal en procura de ayuda para
defenderse de los cimerios. Asurbanipal afirma que con la ayuda de Asur y de
Ishtar, dioses asirios, Guggu pudo vencer a sus enemigos. Pero luego, en una
guerra entre Asiria y Egipto, el traidor Guggu se unió con los egipcios. Esta
perfidia fue castigada más tarde cuando los cimerios saquearon su país y lo
mataron. Este es el relato de Guggu. Sin embargo, no hay evidencia alguna para
probar que Gog es la forma hebrea de Guggu. La única relación parecería estar en
el sonido similar de los nombres, y esta prueba carece de valor si no hay otras
que la confirmen.
Otra suposición relaciona a Gog con el país bárbaro de
Gagaia, que aparece en una carta de un rey babilonio del siglo XV al faraón de
Egipto, en las tablillas de Tell el-Amarna (t. 1, PP. 113- 114). Sin embargo,
Gagaia es un país y no una persona, como lo es el Gog que aparece en Ezequiel.
En realidad, no hay necesidad de encontrar un Gog en los registros
históricos. Lo más probable es que Gog sea el nombre ideal empleado por Ezequiel
para denominar al caudillo de las hordas paganas que se lanzan en un ataque
final contra Israel, después de su restauración, en un tiempo cuando los
israelitas gozan de la prosperidad prometida 734 por Dios, a condición de que su
pueblo le obedezca.
Tierra de Magog.
Esta era la patria de Gog,
y al igual que "Gog" su significado es desconocido. Es posible que Ezequiel
mismo hubiera acuñado ese nombre poniendo como prefijo ma al nombre gog .
"Magog" aparece cinco veces en las Escrituras. Dos veces aparece en Ezequiel
(aquí y en el cap. 39: 6) como tierra de Gog; una vez aparece en Apoc. 20: 8, en
relación con las naciones de los impíos; y en Gén. 10: 2 y 1 Crón. 1: 5, como
uno de los hijos de Jafet. Algunos, después de haber identificado a Gog con
Giges, rey de Lidia, sugieren que Magog debe ser el país de Lidia. No hay
ninguna prueba histórica de que esto sea así. Algunos han pensado que Gagaia
(ver com. p. 733) se refiere a Magog, aunque no puede afirmarse esto de modo
terminante (ver com. Gén. 10: 2).
Una antigua tradición judía
identificaba a Magog con los escitas (Josefo, Antigüedades i. 6. 1). Lo mismo
sugiere Gesenio (ver su diccionario hebreo). Sin embargo, esta identificación de
Magog con los escitas sólo se apoya en una conjetura. Estos dos nombres, Gog y
Magog, han sido motivo de mucha especulación. Al igual que Gog, es probable que
el nombre sea simbólico, habiéndose evitado a propósito un parecido demasiado
grande con la realidad, lo que muchas veces sucede en las profecías a fin de que
tal identificación no impida de ninguna manera el cumplimiento de la predicción.
De tanto en tanto otras interpretaciones fantásticas han identificado a
Magog con diversas naciones o con personas. Podría reunirse toda una colección
de leyendas relacionadas con Gog y Magog. En muchas de ellas aparece el relato
de la construcción de un muro para impedir la entrada de Gog y Magog. Este muro
se ha ubicado en muchos países, desde Grecia hasta la China, dependiendo del
origen nacional de la leyenda. Cuando se destruyó el muro, las fuerzas
destructoras de Gog y Magog pudieron realizar su obra. En algunas de las
leyendas, estos acontecimientos estaban relacionados con la venida del
anticristo, en cuyo tiempo serían liberados Gog y Magog (los pueblos bárbaros
del norte del Cáucaso), que hasta este momento habían estado contenidos por
Alejandro el Grande (ver L. E. Froom, Prophetic Faith of Our Fathers [La fe
profético de nuestros padres], t. I, PP. 555, 583-584, 586, 662).
Príncipe soberano.
Heb. nesi' ro'sh . Nesi' significa
"príncipe", y ro'sh se traduce como "cabeza", o como "principal". Por otra
parte, la LXX translitera Rós , como si se tratara de un nombre propio. La VM
dice: "Príncipe de Ros". De cualquier modo que se traduzca esta parte del
versículo, la enseñanza general de la profecía no se modifica. Si se considera
que ro'sh debe traducirse como el nombre propio de una nación, surge el problema
de tener que identificar esa nación o su territorio.
Por otra parte,
difícilmente pueda justificarse la transliteración de la palabra ro'sh para dar
el nombre propio Ros. Se trata de tina palabra común, que aparece más de 600
veces en el AT. Su sentido básico es "cabeza", y sólo en Gén. 46: 21 tiene la
característica de nombre propio. Allí aparece como nombre de uno de los hijos de
Benjamín. Indudablemente, es posible que una palabra que aparece más de 600
veces con la idea básica de "cabeza" en uno o dos casos pudiera convertirse en
un nombre propio, pero la única base que hay para ello es la transliteración de
la LXX. La LXX fue traducida en los siglos III y II a. C., y por alguna razón
los traductores emplearon el nombre propio Rós en lugar de la traducción de la
palabra ro'sh , "cabeza". No hay modo de saber si en sus días había algún país
llamado Rós .
Hay una consideración sintáctica que podría favorecer el
que se tome esta palabra como nombre propio. Si aquí se emplea la palabra ro'sh
como adjetivo, debería normalmente llevar un artículo, pues modifica a nesi' ,
que en el hebreo es palabra definida por encontrarse en cadena constructa
(genitivo de relación) con un nombre propio, "Mesec". Se encuentran ejemplos de
esta construcción donde se le agrega el artículo definido al adjetivo que
modifica al sustantivo que está en cadena constructa. En Jer. 13: 9, "la mucha
soberbia de Jerusalén" . En Esd. 7: 9, "la buena mano de Dios" . En Eze. 38: 2,
el adjetivo no tiene artículo, lo que permitiría traducir la palabra como nombre
propio, pues los nombres propios no llevan artículo. Pero esta comprobación está
lejos de ser decisiva. En algunos casos, el adjetivo mismo forma parte de la
cadena constructa y no lleva artículo en hebreo (por ejemplo, 2 Sam. 23: 1; 2
Crón. 36: 10). En 1 Crón. 27: 5 se halla una excepción notable a la regla
enunciada más arriba. 735 Allí aparece la expresión hakkóhen ro'sh , "el
sacerdote principal". En este caso el sustantivo sacerdote tiene artículo, pero
no lo tiene el adjetivo "principal". Por otra parte, los editores del texto
masorético consideran que se trata de un error y que debería leerse en forma
normal hakkóhen haro'sh , "el sacerdote el principal".
Al buscar en las
fuentes seculares, no se encuentra ningún país de nombre "Ros". En las
inscripciones asirias aparecen varios nombres cuyos sonidos se asemejan a "Ros"
(o Rosh), pero no hay la certeza de que sea en realidad el territorio al cual se
hace referencia aquí.
Desde el siglo X hasta el presente, diversos
exégetas han procurado identificar a "Ros" con "Rusia". Según Gesenio, los
escritores bizantinos del siglo X identificaban a Ros con hoi Rhos , pueblo que
vivía en la región norte de los montes Tauro. Gesenio consideró que eran "sin
duda los rusos" (ver su diccionario hebreo). También menciona que Ibn Fosslan,
autor árabe del mismo período, dice que esta gente vivía sobre el río Rha (el
Volga).
Por otra parte, la evidencia histórica muestra que el nombre de
"Rusia" no viene de "Ros" (o Rosh). Entre los eslavos que vivían en lo que es
ahora Rusia, había grupos de vikingos llamados varegos (o varegas), emigrados de
la parte oriental de Suecia. Aunque hay diferentes opiniones en cuanto al papel
de los varegos, la opinión prevaleciente entre los especialistas es que estos
guerreros comerciantes y dirigentes militares -que no eran de origen eslavo-
dieron el nombre de "Rus" (de ahí "Rusia") al territorio que gobernaron. La
tradición rusa afirma que Rurik, que era varego, tomó el título de príncipe de
Novgorod (principal ciudad del norte de Rusia por ese tiempo) en torno al año
862 a. C. Sus descendientes gobernaron a Rusia aun durante la dominación mogol,
hasta la muerte de Feodor (Teodoro), el último gobernante de la dinastía Rurik,
en 1598. Después de varios años de agitaciones, tiempo durante el cual varios
personajes reinaron por la fuerza, se eligió un nuevo zar, Miguel Romanoff, cuya
dinastía continuó hasta la revolución de 1917 (ver J. B. Bury, A History of the
Eastern Ronwn Empire [Una historia del Imperio Romano Oriental], 1912, p. 412;
Bernard Pares, A History of Russia [Una historia de Rusia], 1944; Encyclopaedia
Britannica [Enciclopedia británica], ed. 1974, s. v. "Russia").
Puede,
pues, observarse que cualquier parecido que pudiera existir entre la palabra
ro'sh y el nombre "Rusia", es pura coincidencia. No parece poder comprobarse que
se empleó el nombre de Rusia para designar a ese país hasta más o menos el siglo
X d. C.
Mesek.
Este nombre aparece nueve veces en las
Escrituras. En Gén. 10: 2 y 1 Crón. 1: 5, Mesec figura como hijo de Jafet. En 1
Crón. 1: 17, Mesec está como hijo de Sem, pero sin duda se trata de un error de
copia y debería leerse "Mas" , como aparece en Gén. 10: 23. En los otros seis
casos, Mesec figura como nombre de una nación (Eze. 27: 13; 32: 26; 38: 2-3; 39:
1; Sal. 120: 5). Según la LXX, en Isa. 66: 19, debería leerse "Mesec" en vez de
"que disparan arcos" . En Gén. 10: 2; 1 Crón. 1: 5 y los cinco textos de
Ezequiel, Mesec aparece en relación con Tubal, indicando así que se habla de los
descendientes de Jafet. Ezequiel los designa como comerciantes que trafican con
Tiro vendiendo "utensilios de bronce" y también esclavos (cap. 27: 13). En
Salmos, aparecen como guerreros (Sal. 120: 7).
Se cree que Mesec
corresponde con los mosquianos de los autores clásicos griegos (Herodoto iii.
94; vii. 78), o sea los mushku de las inscripciones asirias (ver com. Gén. 10:
2).
Algunos escritores, que encuentran a Rusia en ro'sh , también
encuentran a Moscú en el sonido mushku y piensan que esa ciudad puede haber sido
fundada por los descendientes de los mushku . Sin embargo, la Encyclopaedia
Britannica , edición 1974, indica que Moscú fue fundada en el siglo XII por
Jorge Dolgoruki. No hay ninguna relación entre los dos nombres.
Tubal.
Este nombre aparece ocho veces en las Escrituras. En Gén. 10: 2 y 1
Crón. 1: 5, se enumera a Tubal como a uno de los hijos de Jafet. Este nombre
figura en Isa. 66: 19, donde la LXX pone también a Mesec (ver com. Mesec). En
Ezequiel aparece cinco veces (27: 13; 32: 26; 38: 2-3; 39: 1), siempre junto con
Mesec. La forma compuesta del nombre, Tubal-caín, aparece dos veces en Gén. 4:
22, como nombre del hijo de Lamec y Zila.
Se ha identificado
históricamente a Tubal con los tibarenios (en griego tibarenói ) mencionados por
Herodoto (iii. 94) y con tabal de las inscripciones asirias (ver com. Gén. 10:
2).
Quienes afirman que Ro'sh representa a Rusia procuran relacionar a
Tubal con Tobolsk 736 ciudad del centro de Rusia. La única razón de identificar
a uno con el otro es que hay algún parecido en el sonido de sus nombres, razón
poco sólida. Tobolsk no fue fundada hasta 1587 por los cosacos.
El hecho
de que hubo otras naciones que ocuparon un lugar mucho más importante en la
historia que las que se mencionan en el cap. 38, sugiere que tal vez el
propósito de la profecía no fue el de dar la identidad específica de esos
pueblos. Israel debía saber que se levantaría un gran grupo de naciones que se
opondría a su futuro surgimiento y a su grandeza nacional y espiritual. No tenía
mayor importancia el precisar quién dirigiría esa inmensa confederación, puesto
que casi todos los poderes paganos que se oponían a Dios estaban incluidos en
ella. Es probable que la selección y la enumeración de ciertas naciones no fuera
más que una figura poética. Del mismo modo, al aplicarse esta profecía al
presente, puesto que todas las naciones se unirán con Satanás en su lucha final
contra el gobierno del cielo, no se gana nada con intentar identificar a unas
pocas de ellas.
4. Te quebrantaré.
Heb. "yo te haré volver". "Yo te haré dar media vuelta" (BJ). Dios no
hace volver a Gog de Palestina, sino de alguna otra empresa, a fin de que se
dirija contra la Tierra Santa. El contexto de estos versículos y del cap. 39: 2
indican esto. La figura es la de un animal indómito que se dispone a hacer lo
que le place, pero que es dirigido por un poder superior. Aquí se presenta a ese
poder como si fuera el poder de Jehová, puesto que con frecuencia se afirma en
las Escrituras que Dios hace lo que permite que Satanás haga (ver com. 2 Crón.
18: 18; Eze. 38: 10).
Garfios en tus quijadas.
Cf. cap. 29: 4.
Todo tu ejército.
Este vasto conjunto de pueblos va contra
Israel plenamente equipado. Aparentemente sus planes han sido trazados en forma
cuidadosa y se han hecho preparativos adecuados. Desde un punto de vista
militar, todo pareciera favorecer a los atacantes. Pero estando Yahweh contra
Gog, Israel no tiene nada que temer.
5. Persia.
El profeta había convocado anteriormente a las
naciones que vivían al norte. El segundo grupo vivía al este y al sur: sin
embargo, no se mencionan naciones inmediatamente vecinas. Sólo se convoca a esta
batalla a las que viven en los confines del mundo conocido; por posibles razones
de esto, ver en este cap. com. vers. 2, en el párrafo final de la sección
"Tubal". Para encontrar un bosquejo de la historia de Persia ver t. III, PP.
53-66.
Cus.
Heb. Kush , fue uno de los hijos de Cam (Gén. 10:
6). Sus descendientes se establecieron en el sur de Egipto en lo que más tarde
fue Nubia, actualmente al extremo sur de Egipto y al norte de Sudán (ver com.
Gén. 10: 6).
Fut.
Ver com. cap. 27: 10.
6. Gomer.
Uno de los hijos de Jafet (Gén. 10: 2; 1 Crón.
1: 5). También se menciona a Gomer como la esposa de Oseas (Ose. 1: 3). El único
otro caso bíblico en que aparece dicho nombre es en esta referencia a Gomer y
todas sus tropas. Nada de esto arroja mucha luz para poder determinar quiénes
fueron estos pueblos que se unieron a Gog contra Israel.
En las fuentes
seculares se hace frecuente mención de los gímirrai o cimerios (ver Homero,
Odisea xi. 14), de quienes se cree que eran el mismo pueblo aquí descrito con el
nombre de Gomer y "sus tropas". Fueron una horda bárbara de iranios que
procediendo de lo que ahora es el sur de Rusia, se volcó en el siglo VIII a. C.
sobre el territorio de Asiria y sus vecinos, causando disturbios y derramamiento
de sangre (ver Herodoto i. 15. 16; por información adicional, ver com. Gén. 10:
2).
Togarma.
Togarma fue hijo de Gomer, nieto de Jafet, hermano
de Askenaz y de Rifat (Gén. 10: 3; 1 Crón. 1: 6). Con excepción de estas dos
referencias, el nombre sólo aparece aquí y en Eze. 27: 14, donde se afirma que
los de Togarma comerciaban en caballos y mulas en el mercado de Tiro. Se ha
identificado a este pueblo con los tilgarimmu de las inscripciones asirias (ver
com. Gén. 10: 3).
7. Prepárate.
El
profeta parece usar de ironía al animar a Gog a que haga todos sus preparativos
bélicos y reúna a todas sus fuerzas a fin de que todos los enemigos de Dios
perezcan juntos. Gog mismo ha de ser guarda de todo ese ejército, para dirigir
el ataque.
8. Serás visitado.
"Recibirás órdenes" (BJ). El hebreo paqad puede traducirse también como
"pasar revista" (Isa. 13: 4), o "ser llamado .
Al cabo de años.
Cf. Gén. 49: 1; Núm. 24: 14; Dan. 10: 14; Miq. 4: 1; ver com. Isa. 2: 2.
No hay cómo saber cuán largo sería este 737 período. Quedaban aún por delante
muchos años de cautiverio, después de lo cual transcurrirían años hasta que se
restableciera el Estado judío y se encontrara en la condición que aquí se
describe.
Siempre.
Heb. tamid , "continuamente" (ver com. Dan.
8: 11). Los montes de Israel no siempre habían estado desolados, pero durante el
cautiverio lo habían estado de continuo. Aún después del retorno del cautiverio,
la rehabilitación sería un proceso gradual, y la plena restauración no se
produciría hasta después de la destrucción de los enemigos del nuevo Estado.
9. Como tempestad.
Cf. Prov. 1: 27;
Isa. 21: 1; 28: 2; Eze. 13: 11.
Como nublado.
Atribuyendo esta
profecía a los acontecimientos de lo que sería ahora un futuro inmediato,
algunos han aplicado este simbolismo a las modernas fuerzas aéreas. Esto es mera
conjetura. No hay cómo saber si Satanás empleará fuerzas aéreas en su última
campaña, después del milenio (Apoc. 20: 9; ver com. Eze. 38: 1).
10. Concebirás mal pensamiento.
"Concebirás perversos planes" (BJ). En los vers. 4-16 se presenta a Dios
como el que hace que Gog ataque la tierra de Israel. Aquí es evidente que Dios
lo hace en el sentido de que permite que Gog lleve a cabo los intentos de su
impío corazón.
11. Sin muros.
Cf.
Zac. 2: 4-5. Esta falta de defensa haría que Gog confiara en la victoria.
12. La parte central de la tierra.
Heb. "ombligo de la tierra". Esta figura sólo aparece aquí y en Juec. 9:
37, donde se aplica sin duda a un cerro cerca de Siquem, probablemente por causa
de su ubicación central respecto al Jordán y al Mediterráneo. Aquí Palestina
aparece como centro de la tierra, quizá en el mismo sentido en que se dice que
Jerusalén fue puesta "en medio de las naciones" (Eze. 5: 5).
13. Sabá.
Aquí el profeta añade
tres nombres más a su lista de naciones. No se dice que éstas se unirían con las
huestes invasoras, sino que preguntarían por el botín que se tomaría. Quizá
tendrían la esperanza de que parte del botín pasara a sus manos. Ver en com.
cap. 27: 22 la identificación de Sabá.
Dedán.
Ver com. cap. 25:
13.
Tarsis.
Se cree que habría sido la colonia fenicia de
Tartesos en España. Se ha procurado identificar este lugar con países vecinos de
Palestina, pero por lo que se dice en la Biblia, queda claro que Tarsis quedaba
a alguna distancia, allende el mar. Los minerales que se traían de Tarsis
todavía existen en España. Tartesos parece corresponder bien con la descripción
bíblica de Tarsis (ver com. Gén. 10: 4). Es posible que los "mercaderes de
Tarsis" fueran los fenicios.
16. Cuando sea
santificado en ti.
En los vers. 14-16 se repite en buena parte lo que ya
se había dicho respecto de la apacible seguridad de Israel y de que Dios
permitía que la poderosa confederación de Gog subiese contra su pueblo. El
carácter de Dios estará plenamente vindicado en la destrucción de Gog. Así
también, cuando Satanás y la vasta multitud de los impíos sean destruidos al fin
del milenio, la sabiduría, la justicia y la bondad de Dios serán plenamente
vindicadas. De labios de todos los seres creados, ya sean leales o rebeldes, se
oirán estas palabras: " "Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos"
" (Apoc. 15: 3; cf. CS 726-729).
17. De
quien hablé.
No existe ahora ninguna profecía anterior en la cual se
mencione por nombre a Gog, ni necesitamos preocuparnos de que tal profecía se
haya perdido. Vista en su sentido más amplio, la batalla que aquí se describe no
es más que la culminación de la antigua lucha entre los poderes del mal y el
pueblo de Dios. Respecto de esto hay frecuentes menciones en profecías
anteriores. La primera insinuación de esta lucha proviene del jardín del Edén,
en la maldición pronunciada sobre la serpiente. Dios predijo que habría
constante guerra entre la simiente de la mujer -la iglesia- y Satanás. El
triunfo final sobre el mal fue predicho en la frase, " "ésta [la simiente de la
mujer] te herirá en la cabeza" " (Gén. 3: 15). Otras referencias al conflicto y
al triunfo final del bien se encuentran en los Salmos y en libros proféticos
posteriores (Sal. 2: 1-10; Isa. 26: 20-21; etc.).
Era de esperar que
cualquier éxito de parte del pueblo de Dios debería enfrentarse con la más
violenta oposición del gran adversario. Lo que se dice de Gog en este capítulo
es un esbozo del tipo de resistencia que habría encontrado en el período
postexílico el pueblo regenerado que al fin hubiera cumplido la misión que Dios
le había encomendado. Puesto que la profecía era condicional y las condiciones
nunca fueron cumplidas, las predicciones no hallaron su cumplimiento en el
Israel literal. Tampoco es posible proyectar 738 al futuro todos los detalles a
fin de que se cumplan entonces. Sólo aquellos elementos proféticos reiterados
más tarde por autores inspirados han de aplicarse en el futuro (ver PP. 38-40;
com. vers. 1).
18. Subirá mi ira.
Se llaman antropomorfismos aquellas figuras que atribuyen a Dios
atributos humanos. Dios describe sus actos con frases que resultan conocidas
para los hombres. En realidad, Dios está muy por encima del razonamiento humano.
" "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dijo Jehová" " (Isa. 55: 8).
19. Gran temblor.
Aquí hay un detalle al cual llaman la
atención los autores del NT Hablan de terribles convulsiones naturales que
precederán a la venida del Hijo del Hombre. Jesús habló del "bramido del mar y
de las olas" , y de los hombres que desfallecerían por "el temor y la
expectación" , no tanto por causa de alguna amenaza militar sino porque la
naturaleza parecería estar totalmente alterada (Luc. 21: 25-26; CS 693). Juan el
revelador presenta una descripción más viva de los grandes cataclismos del mundo
natural (Apoc. 16: 18-20). Los hombres siempre han dependido de la naturaleza.
Hasta donde se sepa, ni una vez en el largo transcurso de la historia del mundo,
salvo en relación con lo que se registra en Jos. 10: 12-13 y 2 Rey. 20: 8-11, ha
dejado el sol de hacer su recorrido normal. Toda ley natural siempre ha operado
con plena regularidad. Los hombres han confiado en la permanencia de esas leyes,
olvidando a Aquel en quien "todas las cosas... subsisten" (Col. 1: 17). En lugar
de Dios, han elegido al ídolo de la ciencia que es en verdad "el Dios de este
siglo" (2 Cor. 4: 4). El "gran temblor" en el mundo natural les hará reconocer
la terrible realidad de que el Dios a quien han elegido, el "príncipe de la
potestad del aire" (Efe. 2: 2), no tiene poder sobre los elementos. Sin embargo
pretendió tener una posición y un poder iguales a los del Hijo de Dios (ver com.
Eze. 28: 13) y afirmó que si se le diera la oportunidad de hacerlo, ejercería
sobre el mundo un dominio más equitativo que el que ejercía Cristo. Se le ha
dado una oportunidad de realizar esa demostración. Ahora, en medio de una tierra
tambaleante todos los hombres ven la falsedad y la arrogancia de sus
pretensiones y descubren aunque demasiado tarde, que el tiempo de gracia se ha
acabado para siempre.
21. La espada de cada
cual.
Esto también sucederá durante el tiempo de terrible desilusión,
cuando las multitudes descubran que sus dirigentes religiosos las han engañado,
y con furor se vuelquen sobre ellos. "Las espadas que debían servir para
destruir al pueblo de Dios se emplean ahora para matar a sus enemigos. Por todas
partes hay luchas y derramamiento de sangre" (CS 714).
Tal como se
registra en el AT, en numerosas ocasiones Dios liberó a su pueblo, haciendo que
sus enemigos combatieran entre sí Juec. 7: 22; 1 Sam. 14: 20; 2 Crón. 20:
22-24).
22. Piedras de granizo.
Este acontecimiento corresponde con el granizo de la séptima plaga,
cuando caerán piedras de como un talento de peso para aumentar la destrucción ya
realizada (Apoc. 16: 21). Es posible que el "fuego" halle su equivalente en los
"relámpagos" de Apoc. 16: 18. Esta profecía se aplica al final de la historia
del mundo de la siguiente forma: "Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor,
envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas" (CS 695).
23. Sabrán.
Así como Gog había de
ser completamente derrotado y los hombres habían de reconocer la superioridad
del Dios del cielo, así también, a medida que se acerca el pináculo del gran
conflicto, serán completamente desenmascarados los planes del gran engañador,
tan cuidadosamente trazados, y quedarán al descubierto la falsedad y la
debilidad de las pretensiones de Satanás. Tanto hombres como demonios deberán
reconocer que hay Uno que es supremo, y que todos sus actos en el gran conflicto
han sido llevados a cabo para lograr el eterno bien de su pueblo y del universo
entero (ver CS 729).
Con referencia a este estribillo que aparece con
frecuencia en el libro de Ezequiel, ver com. cap. 6: 7. Aparece dos veces aquí
(cap. 38: 16, 23) y cuatro veces en el cap. 39 (vers. 6-7, 22, 28).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE EZEQUIEL CAPÍTULO 38
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