Lección 6 | Lunes 1º de febrero
LA ÚLTIMA GRAN CIUDAD DE BABILONIA (ISA. 13:2–22)
En 626 a.C., el caldeo Nabopolasar restauró la gloria de Babilonia al ascender como rey de Babilonia. Inició la dinastía neobabilónica y participó (junto con Media) de la derrota de Asiria. Su hijo, Nabucodonosor II, fue el rey que conquistó y exilió a Judá.
¿Cómo terminó finalmente la ciudad de Babilonia? Ver Daniel 5.
Dan 5:1 El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino.
Dan 5:2 Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.
Dan 5:3 Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas.
Dan 5:4 Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.
Dan 5:5 En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía.
Dan 5:6 Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra.
Dan 5:7 El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino.
Dan 5:8 Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación.
Dan 5:9 Entonces el rey Belsasar se turbó sobremanera, y palideció, y sus príncipes estaban perplejos.
Dan 5:10 La reina, por las palabras del rey y de sus príncipes, entró a la sala del banquete, y dijo: Rey, vive para siempre; no te turben tus pensamientos, ni palidezca tu rostro.
Dan 5:11 En tu reino hay un hombre en el cual mora el espíritu de los dioses santos, y en los días de tu padre se halló en él luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses; al que el rey Nabucodonosor tu padre, oh rey, constituyó jefe sobre todos los magos, astrólogos, caldeos y adivinos,
Dan 5:12 por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
Daniel Interprets the Handwriting
Dan 5:13 Entonces Daniel fue traído delante del rey. Y dijo el rey a Daniel: ¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea?
Dan 5:14 Yo he oído de ti que el espíritu de los dioses santos está en ti, y que en ti se halló luz, entendimiento y mayor sabiduría.
Dan 5:15 Y ahora fueron traídos delante de mí sabios y astrólogos para que leyesen esta escritura y me diesen su interpretación; pero no han podido mostrarme la interpretación del asunto.
Dan 5:16 Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino.
Dan 5:17 Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.
Dan 5:18 El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad.
Dan 5:19 Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba.
Dan 5:20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria.
Dan 5:21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.
Dan 5:22 Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto;
Dan 5:23 sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Dan 5:24 Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó esta escritura.
Dan 5:25 Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN.
Dan 5:26 Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin.
Dan 5:27 TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto.
Dan 5:28 PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas.
Dan 5:29 Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino.
Dan 5:30 La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos.
Dan 5:31 Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.
En 539 a.C., cuando Ciro, el persa, capturó a Babilonia para el Imperio Medopersa (ver Dan. 5), la ciudad perdió su independencia para siempre. En 482 a.C., Jerjes reprimió brutalmente una revuelta de Babilonia contra el dominio persa. Quitó la estatua de Marduk, el dios principal, y aparentemente dañó algunas fortificaciones y templos.
Alejandro Magno tomó Babilonia de los persas en 331 a.C. sin tener que pelear. A pesar de su sueño efímero de hacer de Babilonia su capital oriental, la ciudad declinó a través de varios siglos. Para 198 d.C., el romano Séptimus Severus encontró a Babilonia completamente desierta. De modo que la gran ciudad llegó a su fin por abandono. Hoy, algunos aldeanos iraquíes viven en partes del antiguo sitio, pero no han reconstruido la ciudad como tal.
La condenación de Babilonia, descrita en Isaías 13, libera a los descendientes de Jacob, que han sido oprimidos por Babilonia (Isa. 14:1-3). El acontecimiento que logró esto fue la conquista de Babilonia por parte de Ciro en 539 a.C. Aunque no destruyó la ciudad, este fue el principio del fin para Babilonia, y esta nunca más amenazó al pueblo de Dios.
Isaías 13 dramatiza la caída de Babilonia como un juicio divino. Los guerreros que toman la ciudad son los representantes de Dios (Isa. 13:2–5). El tiempo del juicio se llama “el día de Jehová” (13:6, 9), y la ira de Dios es tan poderosa que afecta las estrellas, el Sol, la Luna, los cielos y la Tierra (13:10, 13).
Compara con Jueces 5, donde el cántico de Débora y Barac describe a Jehová saliendo con temblor de tierra y con lluvia de los cielos (Juec. 5:4). Jueces 5:20 y 21 describe los elementos de la naturaleza, incluidas las estrellas, como una lucha contra el opresor extranjero.
Imagina que alguien que vivía en Babilonia en el apogeo de su gloria hubiese podido leer estas palabras de Isaías 13, especialmente Isaías 13:19 al 22. ¡Qué ridículas e imposibles habrían sonado! ¿Qué otras profecías, aún no cumplidas, nos parecen ridículas e imposibles ahora? Sin embargo, ¿por qué seríamos necios si las descartáramos como imposibles?
Isa 13:19 Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios.
Isa 13:20 Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada;
Isa 13:21 sino que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes.
Isa 13:22 En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán.
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