1. El año tercero.
Sobre la base de
sincronismos bíblicos que relacionan los reinados de varios reyes de Judá con el
de Nabucodonosor, cuyos años babilónicos de reinado han sido astronómicamente
establecidos, el tercer año de Joacim duró, según el calendario judío, desde el
otoño (septiembre-octubre en el hemisferio norte) del 606 a. C. hasta el otoño
del 605 (ver t. II, p. 164; t. III, PP. 93-94). Por lo tanto los acontecimientos
registrados en este versículo y en los siguientes deben haber ocurrido durante
el año civil judío que comenzó en el otoño del 606 y terminó en el otoño del 605
a. C. Antes de que se entendieran los antiguos sistemas de computar los años de
reinado, este versículo presentaba a los comentadores un problema insuperable
por la aparente contradicción con Jer. 25: 1. Como resultado de descubrimientos
arqueológicos modernos todas las dificultades históricas y cronológicas sobre
este punto han desaparecido, y las evidencias presentan un cuadro completamente
armonioso (ver p. 775). Una vez más ha sido vindicada la integridad del Registro
Sagrado (ver p. 774).
Joacim era el segundo hijo de Josías. Cuando
Josías perdió la vida en Meguido el pueblo puso como rey en su lugar a Joacaz,
cuarto hijo de Josías (ver com. 1 Crón. 3: 15). Después que Joacaz había reinado
durante tres meses, Necao, rey de Egipto, de vuelta de su primera campaña en el
norte de Mesopotamia, lo depuso y puso a Joacim en el trono (2 Rey. 23: 29-34).
El nuevo rey de Judá, cuyo nombre fue cambiado por el rey egipcio de Eliaquim,
"Mi Dios levanta", a Joacim, "Jehová levanta", fue obligado a pagar fuertes
tributos a Egipto (2 Rey. 23: 34-35), pero parece haber estado conforme con
mantenerse leal a su señor egipcio.
Nabucodonosor.
Heb.
Nebukadne'tstsar , la transliteración hebrea corriente del babilonio
Nabu-kuduri-utsur , significa "Que [el dios] Nabu proteja a mi hijo" o "Nabú
proteja a mi piedra de límite". También aparece algunas veces en la Biblia
hebrea el nombre escrito Nebukadre'tstsar (Jer. 21: 2; Eze. 26:7; etc.). En la
LXX aparece como Naboujodonosor ; pero en las obras de Estrabón y como variante
en un manuscrito de Josefo, se escribe Nabokodrosoros.
La presencia de
Nabucodonosor en Palestina en 605 a. C., como lo indica Dan. 1: 1, está
confirmada por dos relatos babilonios: (1) una narración del historiador Beroso,
784 cuya obra perdida ha sido citada por Josefo -en lo que atañe a este
acontecimiento- en Contra Apión i. 19, y (2) una parte de la Crónica Babilónica
hasta ahora desconocida (su editor es D. J. Wiseman, Chronicles of Chaldean
Kings , 1956), que abarca todo el reinado de Nabopolasar y los primeros once
años de su hijo Nabucodonosor.
Beroso, tal como lo cita Josefo, relata
que Nabucodonosor recibió la orden de su padre Nabopolasar de sofocar una
rebelión en Egipto, Fenicia y Celesiria. Habiendo completado su misión pero
estando todavía en el oeste, recibió la noticia de la muerte de su padre. Dejó a
los cautivos en manos de sus generales, y se apresuró a regresar a Babilonia por
el camino más corto del desierto. Sin duda esa prisa se debió al deseo de
impedir que un usurpador tomara el trono. Beroso dice que Nabucodonosor dejó a
cautivos judíos con sus generales cuando se apresuró a volver a Babilonia.
Daniel y sus amigos deben haber estado entre esos cautivos. La afirmación de
Dan. 1: 1-2 y la de Beroso eran los únicos registros antiguos conocidos que se
referían a esta campaña de Nabucodonosor hasta que se descubrió en 1956 la
Crónica Babilónica: un relato qué por primera vez presenta -año tras año- las
fechas exactas de la ascensión al trono de Nabopolasar y de su muerte, la
entronización de Nabucodonosor y la captura de un rey de Judá - indudablemente
Joaquín- ocho años más tarde. También ubica la muerte de Josías en 609 y la
batalla de Carquemis en 605.
Anteriormente la entronización de
Nabucodonosor había sido ubicada por agosto de 605 mediante el registro de
fechas que aparece en las tablillas de arcilla de documentos comerciales de
Babilonia (ver t. III, PP. 88-89), puesto que el último de esos documentos del
año 21 de Nabopolasar corresponde con el 8 de agosto, y el primero del nuevo
reinado fue escrito en septiembre.
Sin embargo, la crónica da el día
preciso. Narra la forma en que Nabucodonosor en el año 21 de su padre- derrotó
decisivamente a los egipcios en Carquemis y subyugó la tierra de Hatti
(Siria-Palestina). Después, al saber de la muerte de su padre el 8 de Ab
(aproximadamente el 15 de agosto), volvió rápidamente a Babilonia y ocupó el
trono el 1º de Elul (aproximadamente el 7 de septiembre). Posteriormente en el
año de su entronización y otra vez en su año 1 (que comenzó en la primavera de
604), volvió al oeste y recibió tributo de los reyes vasallos.
Esto
explica cómo Daniel pudo ser llevado cautivo en el 3er año de Joacim, el año
anterior al 1 de Nabucodonosor (ver p. 775).
Rey de Babilonia.
Cuando Nabucodonosor vino contra Jerusalén en el 3er año de Joacim,
pocas semanas antes de la muerte de su padre, o a lo sumo pocos meses, no era
aún rey. Pero Daniel, al registrar estos acontecimientos, probablemente durante
el 1er. año de Ciro (vers. 21), unos 70 años después de ocurridos los sucesos
descritos, llama a Nabucodonosor "rey de Babilonia". Cuando Daniel llegó a
Babilonia siendo un joven cautivo, Nabucodonosor ya era rey. Desde entonces vio
a Nabucodonosor reinar durante 43 años. De ahí que parezca enteramente natural
que Daniel se refiera a él como "rey". Por otra parte es posible, aunque
difícil, que Daniel fuera tomado durante el corto intervalo entre la muerte de
Nabopolasar y el regreso de Nabucodonosor a Babilonia.
2. Parte de los utensilios.
Sin duda Nabucodonosor tomó
los más finos y valiosos vasos del templo para usarlos en el servicio de su dios
Marduk. Naturalmente no dejó más que lo absolutamente indispensable para que
continuara llevándose a cabo el ritual diario en el templo de Jerusalén. Los
caldeos se llevaron vasos sagrados a Babilonia en tres ocasiones: (1) durante la
campaña registrada en este pasaje, (2) cuando Jerusalén fue tomada al final del
reinado de Joaquín en el 597 a. C. (2 Rey. 24: 13), y (3) al final del reinado
de Sedequías, cuando después de un largo asedio Jerusalén fue tomada y destruida
en 586 a. C. (2 Rey. 25: 8-15). El saqueo de los tesoros de Jerusalén por las
fuerzas babilónicas cumplía la profecía de Isaías pronunciada casi un siglo
antes (Isa. 39: 6). Sobre la suerte del arca ver com. Jer. 37: 10.
Tierra de Sinar.
Los primeros comentadores identificaban este
término con mat Sumeri , "la tierra de Sumer", o la Babilonia meridional, pero
por lo general esta interpretación ha sido descartada. En la mayor parte de las
referencias del AT Sinar es sólo otro nombre de Babilonia. El origen de la
palabra "Sinar" todavía no es claro (ver com. Gén. 10: 10). Sin embargo, en Gén.
14: 1, 9, Sinar parece ser el nombre de una región del norte de la Mesopotamia
llamada Sanhar en los textos cuneiformes. Así como en Gén. 11: 2, Isa. 785 11:
11 y Zac. 5: 11, la Sinar mencionada en Daniel es indiscutiblemente Babilonia.
Su dios.
El dios principal de Babilonia era Marduk, que desde el
tiempo de la primera dinastía, más de mil años antes, había sido llamado
comúnmente Bel , "señor'. Su templo principal, llamado Esagila , en cuyo patio
estaba la gran torre templo, Etemenanki , estaba en el corazón de Babilonia (ver
Nota Adicional del cap. 4; también el mapa de la p. 823).
Casa del
tesoro.
Los documentos cuneiformes babilónicos mencionan frecuentemente
los tesoros del Esagila , el gran templo de Marduk. No se sabe cuál de los
muchos edificios secundarios que pertenecían al conjunto del templo pudo haber
albergado esos tesoros. Sin embargo, se ha excavado una casa del tesoro de orden
secular dentro del recinto del palacio. Los excavadores han llamado a este
edificio Museo del Palacio porque encontraron allí coleccionadas muchas
esculturas e inscripciones de las ciudades conquistadas. Como en un museo
moderno, se exhibían también objetos de distintas partes del imperio. Aunque el
edificio estaba abierto al público, se prohibía la entrada a "personas
malvadas", según una inscripción de la época. No sería imposible que muchos
tesoros de Jerusalén, especialmente los que provenían de la tesorería real,
fueran expuestos en este museo del palacio y fueran vistos por muchos
visitantes.
3. Aspenaz.
Un nombre
que aparece en los textos cuneiformes de Nipur del siglo V a. C. en la forma un
poco diferente de Ashpazanda , pero que aparece en los textos arameos de
sortilegios, también de Nipur, en la forma de Aspenaz . Aunque su significado
todavía es oscuro, se ha pensado que el nombre podría ser de origen persa,
procedencia probable de este funcionario. Muchos extranjeros llegaban a elevados
cargos y recibían honores al servicio de los caldeos.
Jefe de sus
eunucos.
El título hebreo rabsaris , "eunuco principal", aparece también
en un texto arameo del año 682 a. C. En las inscripciones babilónicas
encontramos como su equivalente el título rab sha reshi , literalmente, "el jefe
del que está sobre la cabeza [del rey]". El título se aplicaba al hombre de
confianza del rey.
Se ha discutido frecuentemente si el término saris
sólo se usaba para designar a los funcionarios que eran eunucos en el sentido
literal y físico de la palabra, es decir, que habían sido castrados, o si saris
se usaba de una manera general para designar cualquier tipo de funcionario real.
No puede darse una respuesta categórica a esta pregunta. Sin embargo,
representaciones gráficas asirias de la vida cotidiana de la corte indican
claramente, mostrando una distinción de rasgos faciales como la ausencia o
presencia de barba, que el rey estaba rodeado tanto de funcionarios que eran
literalmente eunucos como de los que no lo eran. Aún más, dichas
representaciones indican que los eunucos literales parecen haber sido mayoría.
Algunos de los más grandes hombres de la historia asiria pertenecieron a esta
categoría, como por ejemplo, Dai>n-Ashshur , el gran visir de Salmanasar III,
junto con muchos comandantes militares y otros funcionarios encumbrados. Isaías
profetizó que algunos de los descendientes de Ezequías serían eunucos en el
palacio del rey de Babilonia (Isa. 39:7).Algunos comentadores han sostenido que
Daniel y sus tres compañeros estaban incluidos en esta profecía.
Israel.
Después de la destrucción de Samaria en el 723/722 a. C., cuando las
diez tribus del norte dejaron de existir como nación separada, el reino de Judá
quedó como único representante de los descendientes de Jacob o Israel. De ahí
que el nombre Israel se usara frecuentemente durante el destierro y en el
período postexílico para designar a los representantes del reino del sur (ver
Eze. 14: 1; 17: 2; etc.; Esd. 3: 1,11; etc.).
Linaje real.
Cuando Nabucodonosor conquistó Jerusalén en el año 605 a. C., tomó
rehenes de la casa real de Judá como también de las principales familias de
aquella desdichada nación. Los conquistadores de la antigüedad tenían la
costumbre de llevarse nobles como rehenes para asegurarse la lealtad de los
enemigos vencidos. Tal práctica se registra en los anales de Tutmosis III de
Egipto, quien, después de derrotar a una coalición de gobernantes sirios y
palestinos en la batalla de Meguido en el siglo XV a. C., permitió a los reyes
derrotados que siguiesen ocupando el trono, pero llevó a Egipto a un príncipe de
cada uno de sus enemigos vencidos. En Egipto fueron educados a la manera egipcia
y cuando uno de los reyes satélites de Palestina o Siria moría, uno de los hijos
del difunto, educado en Egipto y simpatizante 786 del Faraón, era puesto en el
trono vacante.
Príncipes.
Heb. partemim , una palabra tomada del
antiguo persa, fratama , "nobles", que básicamente significa 'principales".
Fuera de este pasaje, la palabra partemim se usa sólo en Ester (cap. 1: 3; 6:
9). La presencia en el libro de Daniel de ésta y otras palabras tomadas del
persa puede explicarse fácilmente si suponemos con razón que el primer capítulo
de Daniel fue escrito durante el 1er año de Ciro, cuando la influencia persa ya
era fuerte (ver Dan. 1: 21).
4. Muchachos.
Heb. yéled , es un término cuyas acepciones indican distintas edades.
Aquí designa a "jóvenes", "hombres jóvenes". Los jóvenes consejeros que habían
sido criados con el rey Roboam son llamados yéled (1 Rey. 12: 8). La palabra se
traduce: "jóvenes" (RVR); el mismo término se aplica a Benjamín cuando tenía
alrededor de 30 años, poco antes de ir a Egipto, cuando ya era padre de 10 hijos
(Gén. 44: 20; cf. cap. 46: 21). No es entonces extraño que una palabra que puede
significar "muchachos" se aplique a jóvenes, de los cuales uno de ellos, Daniel,
tenía ya 18 años (4T 570). En relación con esto, cabe mencionar que en época
posterior el historiador Jenofonte dice que ningún joven podía ingresar en el
servicio de los reyes persas antes de cumplir los 17 años ( Ciropedia i. 2).
No hubiese tacha alguna.
La salud física y una apariencia
hermosa eran consideradas cualidades indispensables para un magistrado de alta
alcurnia entre los antiguos, y aún hoy estas características son muy bien
cotizadas en el Cercano Oriente.
Caldeos.
Este término (acadio,
kaldu ) designa a los miembros de una tribu aramea que primero se establecieron
en la Baja Mesopotamia y que tomaron el gobierno de Babilonia cuando Nabopolasar
fundó la dinastía neobabilónica. La palabra puede aplicarse también a una clase
de eruditos de la corte babilónico que eran los principales astrónomos de su
tiempo. Estos sabios eran igualmente expertos en otras ciencias exactas, como
matemáticas, aunque incluían en sus actividades magia y astrología. Los
comentadores no han estado de acuerdo en sus interpretaciones de la frase "las
letras y la lengua de los caldeos". El punto de vista más antiguo, encontrado
entre los padres de la iglesia, interpreta esta frase como un estudio del idioma
y la literatura de los arameos, mientras que muchos de los comentadores modernos
piensan que significa la combinación del conocimiento científico y lingüístico
de los caldeos. Todos los escritos científicos conocidos de esa época fueron
inscritos en tablillas de arcilla en escritura cuneiforme, en el idioma
babilonio. Por lo tanto, debe deducirse que "las letras y la lengua de los
caldeos" incluían una educación a fondo en el idioma clásico y la escritura del
país -vale decir del idioma babilonio y escritura cuneiforme- además del arameo
familiar y común. Ya que no era fácil llegar a ser experto en el uso de la
escritura cuneiforme con sus centenares de caracteres, una buena base cultural,
una habilidad natural para aprender fácilmente y el don de captar rápidamente un
nuevo idioma eran considerados prerrequisitos deseables para ser aceptado en la
escuela real de los futuros cortesanos (ver PR 351-352).
5. Les señaló.
Por el hecho de ser alumnos de la escuela
real de cortesanos, los jóvenes recibían raciones de la casa real. Esta
costumbre también se seguía en el último período persa, del cual tenemos mayor
número de registros de la época que del período neobabilónico.
Ración...
de la comida.
Heb. pathbag , una palabra tomada del antiguo persa
patibaga , "porción" o "manjares". Sobre el uso de tales palabras de otros
idiomas ver com. vers. 3. Pathbag se usa 6 veces en Daniel (cap. 1: 5, 8, 13,
15-16; 11: 26).
Tres años.
Esto es, contando el primer año y el
último (o cómputo inclusivo; ver t. 11, PP. 139-140), desde el año en que
Nabucodonosor ascendió al trono, cuando Daniel fue tomado cautivo (ver com.
vers. 1), hasta el 2º año de su reinado (ver com. vers. 18).
6. Entre éstos.
Esta expresión
muestra que otros jóvenes habían sido elegidos para recibir instrucción además
de los cuatro que se mencionan por nombre. Sin duda se nombra a estos cuatro por
su singular actuación. Su firme lealtad a Dios les ganó grandes recompensas en
forma de honor mundanal y bendiciones espirituales (cap. 2: 49; 3: 30; 6: 2; 10:
11).
Daniel.
Significa "Dios es mi juez". En el AT el nombre
aparece primeramente como el de uno de los hijos de David (1 Crón. 3: 1), y
después como nombre de un sacerdote del siglo V (Esd. 8: 2; Neh. 10: 6). Sin
embargo, el nombre ya se conocía en Ugarit (Ras Samra) a mediados del segundo
milenio a. C. como 787 nombre de un legendario rey justo, a quien algunos
eruditos han identificado erróneamente con el Daniel que menciona Ezequiel (Eze.
14: 14; 28: 3). Es evidente que el nombre Daniel era muy común entre los pueblos
semitas porque se lo encuentra entre los babilonios, los sabeos del sur de
Arabia, así como entre los nabateos -los sucesores de los idumeos- y entre los
palmireños del norte de Arabia.
Ananías.
Significa "Yahweh es
misericordioso". Ananías era un nombre común entre los hebreos que corresponde
por lo menos con 14 individuos diferentes mencionados en el AT. El nombre
también se encuentra en la transliteración acadia, Hananiyama , como nombre de
un judío que vivía en Nipur en el siglo V. En otro documento cuneiforme de
Nipur, el nombre está grabado en arcilla en escritura aramea. También se lo
encuentra en inscripciones judías posteriores y en los papiros arameos de
Elefantina.
Misael.
Probablemente signifique "¿Quién pertenece a
Dios?" El nombre corresponde con varios personajes bíblicos tanto antes como
después del destierro (Exo. 6: 22; Neh. 8: 4).
Azarías.
Significa: "Yahweh ayuda". El nombre aparece frecuentemente en la
Biblia. Fuera de la Biblia se lo encuentra inscrito en asas de jarros hallados
en excavaciones de Palestina y también está en documentos cuneiformes con la
forma Azriau.
7. Puso nombres.
Los
nuevos nombres dados a los jóvenes hebreos significaban su adopción en la corte
babilónico, costumbre que tiene ejemplos similares en la historia bíblica. José
recibió un nombre egipcio al ingresar en la vida cortesana egipcia (Gén. 41:
45), y el nombre de Hadasa fue cambiado por Ester (Est. 2: 7), probablemente
cuando llegó a ser reina. Los documentos antiguos también atestiguan que existía
esta costumbre entre los babilonios. El rey asirio Tiglat-Pileser III tomó el
nombre de Pulu (Pul en la Biblia) cuando llegó a ser rey de Babilonia (ver com.
1 Crón. 5: 26; t. II, PP. 159-161), y parece que Salmanasar V usó el nombre
Ululai al desempeñar el mismo cargo.
Beltsasar.
La
transliteración hebrea y aramea representan la pronunciación masorética
posterior de un nombre babilonio. Aunque los eruditos han sugerido varias
identificaciones con formas babilónicas, ninguna es completamente satisfactoria.
En vista del comentario de Nabucodonosor hecho muchos años más tarde, de que el
nombre babilonio de Daniel significaba "como el nombre de mi dios" (cap. 4: 8),
parece evidente que la primera sílaba, "Bel", se refiere a Bel, el nombre
popular del dios principal de Babilonia, Marduk. Por esta razón debe rechazarse
la identificación del nuevo nombre de Daniel con Balat - sharri - usur ,
"proteja la vida del rey" o Balatsu - usur , "proteja su vida", aunque ambas
interpretaciones han hallado fuerte apoyo entre los asiriólogos quienes dicen
que esos son los equivalentes más cercanos a la forma hebrea. La sugestión de R.
D. Wilson de identificar a Beltsasar con Bel - lit - shar - usur , "Bel proteja
al rehén del rey", difícilmente puede ser acertada, siendo sumamente improbable
que los babilonios hubiesen puesto un nombre tal a un cautivo, si juzgamos de
acuerdo con los miles de nombres babilonios encontrados en los documentos
cuneiformes. La mejor identificación parece ser aún aquella dada por Delitzsch
que toma este nombre como abreviatura de BLl - bal>tsu - usur , "Bel proteja
su vida [la del rey]".
Sadrac.
Este nombre no puede explicarse
en babilonio. Algunos eruditos han pensado que el nombre es una alteración de
Marduk, mientras otros han tratado de explicarlo con la ayuda de palabras
sumerias. Jensen ha sugerido que es el nombre del dios elamita Shutruk , pero es
difícil explicar por qué los babilonios habrían usado un nombre elamita.
Mesac.
No se ha encontrado aún una explicación satisfactoria
acerca de este nombre. Como ya se ha dicho de Sadrac, Mesac no es nombre
babilónico.
Abed-nego.
Generalmente se acepta que este nombre
corresponde a Abed-nebo , "siervo de [el dios] Nabu", nombre que se encuentra en
un papiro arameo hallado en Egipto.
8. No
contaminarse.
Había varias razones por las cuales un judío piadoso
evitaría comer de la comida real: (1) los babilonios, como otras naciones
paganas, comían carnes inmundas (ver CRA 33-34); (2) los animales no habían sido
muertos de acuerdo con la ley levítica (Lev. 17: 14-15); (3) una porción de los
animales destinados al alimento era ofrecida primeramente como sacrificio a los
dioses paganos (ver Hech. 15: 29); (4) el consumo de alimentos y bebidas
sibaríticos y malsanos estaba en contra de los principios de estricta
temperancia: (5) por todas estas razones 788 Daniel y sus compañeros prefirieron
abstenerse de comer carnes (ver Material Suplementario de EGW com. Dan. 1: 8).
Los jóvenes hebreos decidieron no hacer nada que perjudicara su desarrollo
físico, mental y espiritual.
9. En gracia.
Compárese con el caso de José (Gén. 39: 4, 21), de Esdras (Esd. 7: 28),
y de Nehemías (Neh. 2:8). Indudablemente la cortesía, la gentileza y la
fidelidad demostradas por estos hombres les conquistaron la gracia de sus
superiores (ver PP 216; CRA 35). Al mismo tiempo ellos atribuyeron su éxito a la
bendición de Dios. Dios obra con los que cooperan con él. Ver p. 778.
10. Condenaréis... mi cabeza.
Esta
declaración dice literalmente: "Hacéis culpable mi cabeza para el rey". Esta
expresión podría implicar la pena capital, pero sencillamente podría significar
que el jefe de los eunucos sería responsable si los que habían sido puestos bajo
su cuidado decaían físicamente.
11. Melsar.
Heb. meltsar , que según registros cuneiformes babilónicos era una
palabra derivada del acadio, matstsaru , que significa "guardián" o "custodio".
La presencia del artículo definido en hebreo también indica que no se trata de
un nombre propio. De ahí que no sepamos el nombre del funcionario subalterno que
actuaba como tutor inmediato de los aprendices hebreos. Aunque Aspenaz se había
mostrado amigable y comprensivo ante el pedido de Daniel, vaciló antes de ayudar
al joven cautivo. De ahí que Daniel fuera al funcionario que era su tutor
inmediato y le presentó un pedido específico.
12. Diez días.
Este parece ser un período demasiado corto
para que se notara un cambio apreciable de apariencia y vigor físico. Sin
embargo, gracias a sus hábitos de estricta temperancia, Daniel y sus compañeros
ya disfrutaban de organismos sanos (ver PR 353), que respondieron a los
beneficios de un régimen apropiado. Sin duda, su restablecimiento de los rigores
de la larga marcha desde Judea fue más marcado que el de otros cautivos que no
cultivaban hábitos de sobriedad. En el caso de Daniel y de sus tres compañeros,
el poder divino se unió con el esfuerzo humano y el resultado fue verdaderamente
notable (cf. PP 215). La bendición de Dios acompañó la noble resolución de los
jóvenes de no contaminarse con los manjares del rey. Sabían que la complacencia
en alimentos y bebidas estimulantes no les permitiría alcanzar el mejor
desarrollo físico y mental. Melsar estaba seguro de que "un régimen abstemio
haría que estos jóvenes tuvieran una apariencia demacrada y enfermiza... en
tanto que la lujosa comida proveniente de la mesa del rey los haría rubicundos y
hermosos, y les impartiría una actividad física superior" (CRA 35), y se
sorprendió al ver que los resultados eran completamente opuestos a su
suposición.
Dios honró a esos jóvenes debido a su invariable propósito
de hacer lo recto. La aprobación de Dios les era de más valor que el favor del
más poderoso potentado de la tierra, aun de más valor que la vida misma (ver CRA
35). Esta firme resolución no había nacido bajo la presión de las circunstancias
inmediatas. Desde la niñez estos jóvenes habían sido educados en estrictos
hábitos de temperancia. Conocían en cuanto a los efectos degenerativos de un
régimen alimentarlo intoxicante, y hacía mucho que habían determinado no
debilitar sus facultades mentales y físicas por la complacencia del apetito. El
fin del período de prueba los encontró con mejor apariencia, actividad física y
vigor mental.
Daniel no rechazó las viandas del rey para aparecer como
raro. Muchos podrían razonar que en tales circunstancias había una excusa
plausible para apartarse del estricto apego a los principios y que en
consecuencia Daniel era de mente estrecha, fanático y demasiado puntilloso.
Daniel procuraba vivir en paz con todos y cooperar al máximo con sus superiores,
mientras tal cooperación no le exigiera sacrificar sus principios. Estaba
dispuesto a sacrificar honores mundanos, riqueza y posición, sí, aun la vida
misma en todo donde entrase en juego la lealtad a Jehová.
Legumbres.
Heb. zero'im , de la raíz zera' , "semilla"; alimentos vegetales, de
plantas que producen semillas. De acuerdo con la tradición judía, las bayas y
los dátiles estaban también comprendidos en este término. Ya que los dátiles son
parte del régimen básico en Mesopotamia, es probable que se los hubiera incluido
aquí. Ver com. vers. 8.
17. Estos cuatro
muchachos.
Ver com. vers. 4.
Conocimiento e inteligencia.
La instrucción que Daniel y sus tres amigos recibieron fue también para
ellos una prueba de fe. La sabiduría de los caldeos estaba unida a la idolatría
y prácticas paganas, y mezclaba brujería 789 con ciencia y sabiduría con
superstición. Los estudiantes hebreos se mantuvieron alejados de estas cosas. No
se nos dice cómo evitaron los conflictos, pero a pesar de las influencias
corruptoras se mantuvieron fieles a la fe de sus padres, como podemos claramente
apreciar por pruebas posteriores de su lealtad. Los cuatro jóvenes aprendieron
la pericia y las ciencias de los caldeos sin adoptar los elementos paganos
mezclados en ellas.
Entre las razones por las cuales estos hebreos
preservaron su fe sin tacha pueden notarse las siguientes: (1) Su firme
resolución de permanecer fieles a Dios. Tenían más que un deseo o una esperanza
de ser buenos. Tenían la voluntad de hacer lo recto y apartarse del mal. La
victoria es posible sólo por el correcto ejercicio de la voluntad (ver CC 4748).
(2) Su dependencia del poder de Dios. Aunque valoraban las aptitudes humanas y
reconocían la necesidad del esfuerzo humano, sabían que estas cosas por sí
mismas no les garantizarían el éxito. Reconocían que además de esto debe haber
una humilde dependencia y completa confianza en el poder de Dios (ver CRA 182).
(3) Se negaron a dañar su naturaleza espiritual y moral mediante la complacencia
del apetito. Se daban cuenta de que el dejar de lado los principios una sola vez
habría debilitado su sentido del bien y del mal, lo que a su vez probablemente
los habría llevado a otros malos actos y finalmente a la apostasía completa (ver
CRA 183).(4)Su consecuente vida de oración. Daniel y sus jóvenes compañeros se
daban cuenta de que la oración era una necesidad, en especial por la atmósfera
de mal que continuamente los rodeaba (ver SL 20).
Toda visión y sueños.
Mientras que los tres amigos de Daniel, al igual que él, estaban dotados
de cualidades mentales excepcionales y le igualaban en lealtad a su Dios, él fue
escogido como mensajero especial del cielo. Algunos eruditos modernos que niegan
que exista un genuino don de profecía han sugerido que este versículo indica que
Daniel tenía dotes especiales para aprender la manera caldea de interpretar
sueños y visiones, y que en los concursos escolares en esta materia, sobrepasaba
a sus condiscípulos. Daniel no perteneció a esa clase de intérpretes de sueños.
Su don profético no era producto de una educación exitosa en la escuela real de
adivinos, hechiceros y magos. Fue llamado por Dios para hacer una obra especial
y se convirtió en el receptáculo de algunas de las profecías más importantes de
todos los tiempos (cap. 7-12).
18. Pasados.
. . los días.
Algunos expositores han pensado que cuando el rey, en su
2º año, exigió de sus sabios que interpretaran su sueño (cap. 2: 1), Daniel no
fue llamado a la reunión porque no había aún completado su educación, y que él y
sus amigos fueron condenados a compartir la suerte de los magos porque
pertenecían a la profesión aunque no eran aún miembros plenos de ella. No
podemos considerar como correcta esta hipótesis. Los jóvenes aprendices debían
ser educados durante tres años para que "se presentasen delante del rey" (cap.
1: 5); y eran "pasados... los días" especificados cuando se los trajo delante
del rey para ser examinados. Fue entonces cuando "estuvieron delante del rey"
(ver com. vers. 19). Esta declaración indica que el período de tres años había
concluido antes de que el rey los examinara y hallara que Daniel y sus tres
amigos eran mejores que todos los otros candidatos. Esto difícilmente podría
haber ocurrido después de que uno de ellos, es decir Daniel, hubiera ya recibido
grandes honores y hubiera sido nombrado como gobernador de la provincia y
supervisor de todos los magos, y después de que los otros tres hubieran recibido
cargos encumbrados (cap. 2: 46-49). La secuencia lógica de acontecimientos, al
igual que el orden del relato, requieren que el curso de tres años que siguió
Daniel hubiera ya terminado antes del famoso sueño de Nabucodonosor, en su 2º
año de reinado.
Todo esto lleva a la conclusión de que estos tres años
no fueron un período de 36 meses, sino que deben contarse en forma inclusivo.
Representan (1) el año cuando Nabucodonosor ascendió al trono (ver com. vers. 2)
y en el cual los cautivos hebreos llegaron a Babilonia e iniciaron su educación;
(2) el 1er año de Nabucodonosor, que era el año calendario que empezó el primer
día de año nuevo, después de su ascensión al trono; y (3) el 2º año de
Nabucodonosor durante el cual Daniel terminó sus estudios y estuvo "delante del
rey", y en el que también interpretó el sueño (ver cap. 2: 1; también PR 361).
Aplicando el antiguo método de cómputo inclusivo (por numerosos casos
sabemos que ésta era la forma común de contar el tiempo; ver t. II, PP.
139-140), no hay necesidad de asegurar, como lo han hecho algunos comentadores
790 que el cap. 1 contradice cronológicamente al cap. 2, ni de buscar
explicaciones complicadas o forzadas como las que se encuentran en muchos
comentarios. Por ejemplo, Jerónimo dijo que el 2º año del cap. 2: 1 se refiere
al 2º año después de la conquista de Egipto; y el erudito judío, lbn Ezra,
pensaba que el sueño acaeció en el 2º año después de la destrucción de Jerusalén
por Nabucodonosor. Posteriormente algunos conjeturaron que Nabucodonosor reinó
con su padre durante dos años (ver el t. III, PP. 93-94).
19. Habló con ellos.
Cuando el
eunuco principal presentó a sus graduandos ante el rey al final de su período de
preparación, un examen hecho personalmente por Nabucodonosor demostró que los
cuatro jóvenes hebreos eran superiores a todos los otros. "En fuerza y belleza
física, en vigor mental y realizaciones literarias, no tenían rival" (PR 356).
No se indica la forma del examen. Por una descripción posterior de las
habilidades de Daniel, dada por la madre de Belsasar -que probablemente era hija
de Nabucodonosor- sabemos que ella conocía a Daniel como un hombre que era capaz
de "descifrar enigmas y de resolver dificultades" (cap. 5: 12, BJ). Las
preguntas que se les hicieron pueden haber incluido la explicación de un enigma,
cosa que ha sido siempre una diversión favorita en las cortes de los países del
Cercano Oriente. Además, el examen puede haber incluido resolver problemas
matemáticos y astronómicos, en lo cual los babilonios eran maestros, como lo
revelan sus documentos, o una demostración de habilidad para leer y escribir la
difícil escritura cuneiforme.
La sabiduría superior de Daniel y de sus
compañeros no fue el resultado del azar o del destino, ni aun de un milagro,
como generalmente se entiende esa palabra. Los jóvenes se aplicaron diligente y
concienzudamente a sus estudios, y Dios bendijo sus esfuerzos. El verdadero
éxito en cualquier empresa está asegurado cuando se combinan el esfuerzo divino
y el humano. El esfuerzo humano solo de nada vale; de la misma manera el poder
divino no hace innecesaria la cooperación humana (ver PR 356-358; cf. PP 215).
Entre todos ellos.
Esto puede referirse a otros jóvenes
israelitas (vers. 3) traídos a Babilonia juntamente con Daniel y sus amigos,
pero sin duda también se refiere a jóvenes nobles tomados de otros países, que
habían recibido la misma educación que los hebreos.
Estuvieron delante
del rey.
Compárese el vers. 5 con el cap. 2: 2. Es decir, entraron al
servicio real. Nótese el uso similar de las palabras "estar delante" en Gén. 41:
46; 1 Sam. 16: 21-22; 2 Crón. 9: 7; 10: 6, 8 (cf. Núm. 16: 9; 27: 21; Deut. 10:
8; 2 Crón. 29: 11).
20. Sabiduría e
inteligencia.
Literalmente:"sabiduría de inteligencia". RVR, junto con
la mayor parte de las traducciones, sigue a las versiones antiguas que tienen
una conjunción entre las palabras "sabiduría" e "inteligencia". Ciertos
comentadores han explicado que la construcción hebrea resulta del deseo de parte
del autor de expresar la forma más excelsa de inteligencia o ciencia, o de
presentar ante sus lectores la idea de que se quería significar una sabiduría
regulada o determinada por el entendimiento; es decir que no se trataba de una
sabiduría mágica o ciencia sobrenatural. Esto sugeriría que Daniel y sus amigos
sobrepasaban a los hombres de su profesión en asuntos de ciencias exactas, como
astronomía y matemáticas, y en estudios lingüísticos. Habían aprendido
perfectamente la escritura cuneiforme, los idiomas babilonio y arameo y la
escritura cuadrada aramea.
Magos.
Heb. jartom , palabra que sólo
aparece en el Pentateuco (Gén. 41: 8, 24; Exo. 7: 11, 22; 8: 7, 18) y en Daniel
(aquí y en el cap. 2: 2). Ha sido tomada de la palabra egipcia jeri - dem , en
la cual jeri significa "jefe" u "hombre destacado" y dem "mencionar un nombre en
magia". Por lo tanto, un jeri-dem es un "jefe de magia" o "mago principal". De
acuerdo con nuestro conocimiento actual, esta palabra no se usaba en Babilonia y
no se la encuentra en ninguna parte en los documentos cuneiformes. Evidentemente
Daniel había aprendido este término mediante la lectura del Pentateuco, y no
necesariamente estaba enterado de los términos técnicos egipcios. Daniel conocía
bien los escritos de Moisés y era un ávido estudiante de los escritos sagrados
de su pueblo (ver cap. 9: 2). El uso de esta palabra hebrea tomada del egipcio
es una ilustración de cómo su estilo y selección de palabras habían recibido la
influencia del vocabulario de la porción de la Biblia que existía entonces.
Astrólogos.
Heb. 'ashshaf , vocablo tomado 791 de la palabra
acadia ashipu , "exorcista".
La adivinación, la magia, el exorcismo y la
astrología eran comunes entre los pueblos antiguos, pero en algunos países como
Babilonia eran practicados por hombres de ciencia. Se pronosticaban los
acontecimientos futuros buscando indicios en las entrañas de animales
sacrificados o en el vuelo de los pájaros. La adivinación se practicaba
especialmente mediante la inspección del hígado de los animales sacrificados
(hepatoscopía) y su comparación con hígados "modelos" de arcilla, cubiertos de
inscripciones. Estos modelos, como los modernos manuales de quiromancia,
contenían explicaciones detalladas de todas las diferencias de forma e
instrucciones para la interpretación. Numerosos modelos de hígados hechos de
arcilla han sido desenterrados en varios sitios de Mesopotamia. Los antiguos
adivinos tenían muchos métodos. Algunas veces buscaban consejo vertiendo aceite
sobre agua e interpretando la forma en que el aceite se desparramaba
(lecanomancia), o sacudiendo flechas dentro de la aljaba y viendo luego la
dirección en que caía la primera (belomancia). Ver Eze. 21: 21.
El
adivino también interpretaba sueños, inventaba fórmulas de sortilegio por las
cuales pretendía poder alejar a los malos espíritus o a las enfermedades, y
pedía consejo a los supuestos espíritus de los muertos (necromancia). Cada
potentado tenía muchos adivinos y magos a su servicio. Estaban a su disposición
en toda oportunidad y seguían a su rey en las campañas militares, expediciones
de caza y visitas de Estado. Se buscaba su consejo antes de hacer decisiones
tales como la ruta que debía seguirse, o la fecha del ataque contra el enemigo.
La vida del rey era en gran medida regida y regulada por estos hombres.
Es un error suponer que los sabios de Babilonia eran sólo adivinos y
magos. Aunque practicaban con destreza estas artes, eran también eruditos en el
verdadero sentido de la palabra. Así como en la Edad Media la alquimia era
practicada por hombres muy instruidos y la astrología era frecuentemente
practicada por astrónomos que tenían capacidad científica, también los
exorcistas y adivinos de los tiempos antiguos se ocupaban de estudios
estrictamente científicos. Su conocimiento astronómico había alcanzado un grado
sorprendente de desarrollo, aunque la astronomía babilónico llegó a su
culminación después de la conquista persa. Los astrónomos podían predecir tanto
eclipses lunares como solares por medio de cómputos. Su capacidad matemática
estaba muy desarrollada. Usaban fórmulas cuyo descubrimiento por lo general se
atribuye erróneamente a los matemáticos griegos. Además eran buenos arquitectos,
constructores y médicos aceptables que habían encontrado por medios empíricos la
manera de curar muchas enfermedades. Debe haber sido en estos aspectos de la
sabiduría donde Daniel y sus tres amigos sobrepasaron a los magos, astrólogos y
sabios de Babilonia.
21.Hasta el año
primero.
Algunos comentadores han sostenido que hay una aparente
contradicción entre este versículo y la declaración del cap. 10: 1, donde dice
que Daniel recibió una visión en el 3er año de Ciro. Pero el texto no implica
necesariamente que la vida de Daniel no se extendió más allá del 1er. año de
Ciro. Daniel puede haberse referido a esa fecha a causa de algún acontecimiento
especial ocurrido durante ese año. Algunos han sugerido que ese acontecimiento
fue el decreto del 1er año del rey Ciro que marcó el fin del exilio babilónico
(2 Crón. 36: 22-23; Esd. 1: 1-4; 6: 3). Ese decreto significó el cumplimiento de
una importante profecía que Daniel había estudiado cuidadosamente, es decir la
profecía de Jeremías que anunciaba que el destierro duraría 70 años (Jer. 29:
10; Dan. 9: 2). Daniel vivió durante el destierro desde el primer cautiverio en
605 a. C. hasta el tiempo cuando el decreto fue promulgado por Ciro,
probablemente en el verano [del hemisferio norte] de 537 a. C. (ver t. III, PP.
99-100). Daniel pudo haber deseado informar a sus lectores que aunque había sido
deportado en el primer cautiverio, estaba aún vivo cuando el destierro terminó
unos 70 años más tarde. Además parecería lógica la conclusión de que el cap. 1,
y quizá algunos de los otros capítulos no fueron escritos hasta el 1er año de
Ciro. Una fecha tal explicaría el uso de palabras tomadas del persa. Daniel
nuevamente ocupó un cargo oficial durante el gobierno persa, poco después de la
caída de Babilonia (Dan. 6: 1-2), y su relación con los magistrados de ese país
sin duda le permitió añadir a su vocabulario algunas de las palabras persas que
usó en la composición de su libro.
COMENTARIOS DE ELENA G.
DE WHITE T4
CBA LIBRO DE DANIEL CAPÍTULO 1
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