1. Segundo año.
En cuanto a la identificación
del 2.º año del reinado de Nabucodonosor y la explicación de cómo los tres años
del aprendizaje de Daniel (cap. 1: 5, 18) habían concluido antes del fin del 2.º
año del rey, ver com. cap. 1: 18.
Tuvo. . . sueños.
Quizá se usa
el plural para indicar la pluralidad de sucesos vistos en el sueño. El singular
aparece en los vers. 3-6, etc. Los registros de la antigua Mesopotamia cuentan
de muchos sueños de reyes. En uno de ellos, Gudea -sacerdote y rey de la ciudad
mesopotámica de Lagash en el tercer milenio a, C.- vio a un hombre que llevaba
en la cabeza una corona real cuya estatura alcanzaba desde la tierra hasta el
cielo. Los antiguos consideraban los sueños con temor; pensaban que eran
revelaciones de sus deidades y procuraban descubrir su verdadera interpretación.
El Señor en su providencia dio a Nabucodonosor este sueño. Dios tenía un
mensaje para el rey de Babilonia. Había representantes de Dios en los palacios
de Nabucodonosor mediante los cuales él podía comunicar un conocimiento de sí
mismo. Dios no hace acepción de personas ni de naciones. Su propósito es salvar
a tantos como lo deseen, de cualquier tribu o nación. Ansiaba tanto salvar a la
antigua Babilonia como anhelaba salvar a Israel.
El sueño tenía el
propósito de revelar Nabucodonosor que el decurso de la historia estaba ordenado
por el Altísimo y sujeto a su voluntad. Al rey se le mostró la responsabilidad
que le cabía en el gran plan del cielo, fin de que tuviese la oportunidad de
cooperar voluntaria y eficazmente con el programa divino.
Las lecciones
de historia dadas a Nabucodonosor habrían de instruir a las naciones y los
hombres hasta el fin del tiempo. Otros cetros, además del de Babilonia, han
regido los pueblos a lo largo de los siglos. A cada nación de la antigüedad Dios
le asignó un lugar especial en su gran plan. Cuando los gobernantes y el pueblo
no aprovecharon su oportunidad, su gloria fue abatida hasta el polvo. Las
naciones de hoy debieran hacer caso de las lecciones de la historia pasada. Por
encima de las fluctuantes escenas de la diplomacia internacional, el gran Dios
del cielo está en su trono "silenciosa y pacientemente" cumpliendo "los
designios y la voluntad de él" (PR 366). Al fin la estabilidad y la
inmutabilidad vendrán cuando Dios mismo, al terminar el tiempo, establezca su
reino que nunca será destruido (vers. 44; ver com. cap. 4-17).
Dios se
allegó al rey Nabucodonosor por 795 medio de un sueño porque, evidentemente, ése
era el medio más efectivo para impresionarlo con la importancia del mensaje así
impartido, para ganar su confianza y asegurar su cooperación. Como todos los
antiguos, Nabucodonosor creía en los sueños como uno de los medios por los
cuales los dioses revelaban su voluntad a los hombres. La sabiduría divina
siempre busca a las personas donde están. Al comunicar hoy el conocimiento de su
voluntad a los hombres, Dios puede usar medios menos espectaculares, pero que
igualmente sirven para cumplir sus bondadosos propósitos. Siempre adapta sus
métodos para influir sobre los hombres de acuerdo con la capacidad de cada
individuo y el ambiente de la época en la cual vive cada uno (ver com. cap. 4:
10).
Se perturbó.
0, "estaba perturbado". El verbo hebreo que se
traduce así se usa también en Gén. 41: 8 y Sal. 77: 4. La vivencia de este sueño
había impresionado muchísimo a Nabucodonosor
2. Magos.
Heb. jartom , palabra tomada del egipcio (ver
com. cap. 1: 20).
Astrólogos.
Heb. 'ashshaf , palabra tomada del
acadio (ver com. cap. 1: 20).
Encantadores.
Heb. mekashshefim ,
de una raíz que significa "usar encantamientos". Los babilonios los denominaban
con la palabra análoga kashshapu . El mekashshef pretendía poder producir
hechizos (ver com. Exo. 7: 11). La ley mosaica castigaba con la pena de muerte a
los que practicaban esta magia negra (Lev. 20: 27; cf. 1 Sam. 28: 9).
Caldeos.
Heb. kaÑdim (ver com. cap. 1: 4).
3. Por saber el sueño.
Aunque el
rey había sido hondamente impresionado por el sueño, cuando despertó no pudo
recordar los detalles (ver PR 361). Algunos han sugerido que Nabucodonosor no
había olvidado su sueño y que estaba probando la supuesta habilidad de sus así
llamados sabios. Pero parecería que el rey estaba demasiado afligido por el
deseo de conocer el sueño y su interpretación como para usar esta ocasión a fin
de probar a los que pretendían ser sus intérpretes.
4. Lengua aramea.
Heb. 'aramith , "arameo". La familia
real y la clase gobernante del imperio eran caldeos de la Mesopotamia meridional
que hablaban arameo. Por lo tanto, no es extraño que los cortesanos del rey le
hablaran en arameo y no en babilonio, la lengua de la población oriunda de
Babilonia. Los arameos eran una rama importante de los pueblos semíticos, y su
idioma comprendía muchos dialectos.
Desde este versículo hasta el fin
del cap. 7 el relato está en arameo y no en hebreo como el resto del libro. En
cuanto a las posibles razones para esto, ver p. 777.
Rey, para siempre
vive.
La fórmula babilónica encontrada en inscripciones contemporáneas
reza aproximadamente así: "Que Nabu y Marduk den largos días y años eternos al
rey mi señor". Compárese con 1 Sam. 10: 24; 1 Rey. 1: 31; Neh. 2: 3; Dan. 3: 9;
5: 10; 6: 21.
5. El asunto lo olvidé.
Hoy los eruditos traducen esta expresión como "el asunto ha sido
ordenado por mí", o como lo hace la BJ: "Tened bien presente mi decisión". La
traducción de la RVR está apoyada por la LXX y por Rashi, quien traduce 'azda'
por "ha ido". Cualquiera sea la traducción que se adopte, no hay duda de que
Nabucodonosor no podía recordar los detalles del sueño (ver com. vers. 3). El
sueño le fue quitado al rey a propósito, para que los sabios no le diesen una
falsa interpretación (ver FE 412). (Nota: Rashi (o Raschi), Rabbí Salomón ben
Isaac (1040-1105). El más célebre de los rabinos franceses. Sus escritos abundan
en alegorías y fábulas, pero en general se atiene a la interpretación literal de
las Escrituras.- N. del T.*)
Hechos pedazos.
Literalmente,
"desmembrados". Se les cortaría miembro por miembro (ver 2 Mac. 1: 16; Josefa,
Antigüedades xv. 8. 4). Una crueldad semejante era común en la antigüedad. Los
babilonios y asirios eran notorios por la severidad y la barbarie de su castigo
a los culpables. Asurbanipal cuenta que cortó en pedazos a gobernantes rebeldes.
Muladares.
Arameo newali , que por su semejanza con una raíz
acadia algunos interpretan como "ruinas". Otros retienen el significado
"muladar" o "montón de basura", e interpretan el significado de la cláusula como
que las casas serían transformadas en "letrinas" (ver 2 Rey. 10: 27, VM). La LXX
no apoya ninguna de las dos interpretaciones, sino que dice: "vuestras casas
serán destruidas".
8. Vosotros ponéis
dilaciones.
Literalmente, "compráis el tiempo". Los sabios estaban
ganando tiempo y sus repetidos pedidos despertaron la sospecha del rey de que
estaban 796 tratando de sacar algún provecho con la demora. No sabemos si ya en
este momento el rey dudaba seriamente de la habilidad de los sabios para darle
la información requerida. Toda la trama de su fe dependía de la creencia de que
los dioses se comunicaban con los hombres a través de los varios medios
representados por esos hombres. Su vacilación en cumplir inmediatamente con su
pedido puede haber despertado primero las sospechas del rey de que se habían
confabulado para aprovecharse de él. Si el sueño contenía una comunicación
concerniente a una acción que debía tomarse en cierto momento favorable, la
demora resultaría en una pérdida trágica. Algunas comunicaciones por medio de
adivinaciones requerían que la acción fuese tomada en un momento preciso, por
ejemplo, cuando se producía una conjunción específica de algunos planetas. Las
expresiones "ponéis dilaciones" y "entre tanto que pasa el tiempo" (vers. 9),
pueden referirse a tal momento que se suponía oportuno.
9. Una sola sentencia hay para vosotros.
Arameo, "un
decreto el vuestro". La palabra que se traduce "sentencia", puede ser también
traducida "ley", o "castigo".
Que pasa el tiempo.
Hasta que el
rey se olvidara de todo el asunto o hasta que pudiesen inventar alguna forma de
respuesta. "Tiempo" aquí puede también referirse al momento favorable para
llevar a cabo la supuesta comunicación con un dios (ver com. vers. 8).
10. No hay hombre.
Los caldeos se
vieron obligados a reconocer su incapacidad para revelar el sueño. Dijeron al
rey que pedía algo que excedía al poder humano, y que ningún rey jamás había
hecho pedido tan poco razonable a sus súbditos.
Rey, príncipe ni señor.
Literalmente, "rey, grande y poderoso". "Gran rey" (2 Rey. 18: 28) es un
viejo título babilónico. Tales expresiones como "Gran rey, Poderoso rey, Rey de
Asiria, [o de Babilonia]" son comunes en las inscripciones.
11. Difícil.
Mejor que en la RVA
que decía: "singular".
Dioses.
Algunos encuentran aquí una
insinuación de dos clases de dioses. Sugieren que esos sabios pretendían estar
en comunicación con ciertos dioses, tales como deidades subordinadas que se
suponía mantenían relación con los hombres, pero que los dioses superiores eran
inaccesibles. En todo caso, los caldeos revelaron las limitaciones de su
capacidad.
Otros sugieren que el plural 'elahin , "dioses", como el
plural hebreo 'elohim (ver t. I, PP. 179-180), podría usarse en relación con una
sola deidad, y que al igual que los otros politeístas, los caldeos reconocían a
alguna deidad suprema. En cualquier caso, los caldeos admitieron francamente que
reconocían una inteligencia superior, una mente o mentes maestras que tenían una
sabiduría mucho más elevada que la de los seres humanos. Esta confesión de
fracaso proporcionó a Daniel una excelente oportunidad para revelar algo del
poder del Dios a quien él servía y adoraba.
12. Mandó que matasen.
La severidad del castigo no estaba
fuera de tono con las costumbres de esos tiempos. Sin embargo, era un paso
temerario del rey porque los hombres cuya muerte había ordenado constituían la
clase más culta de la sociedad.
Babilonia.
Quizá sólo la ciudad
y no todo el reino de Babilonia.
13. Buscaron a Daniel.
No se hubiera buscado a Daniel y a
sus amigos si no hubiesen pertenecido ya a la profesión de los "sabios". Por
eso, la opinión de que estaban todavía en el período de instrucción parecería no
tener fundamento (ver com. cap. 1: 18). El hecho de que sólo hacía poco que
habían concluido sus estudios es suficiente para explicar por qué no fueron
llamados para interpretar el sueño. El monarca sólo habría llamado a los
dignatarios de más alta categoría, exponentes de todo el conocimiento de su
arte. Ni el rey ni los principales sabios pensaron en llamar a Daniel y sus tres
amigos, así como los médicos especialistas de Babilonia, frente a una
desconcertante enfermedad del rey, tampoco habrían consultado a inexpertos
médicos recién graduados. Tampoco es necesario suponer que la educación de
Daniel incluyó cursos de encantamiento y adivinación como algunos críticos
modernos lo sugieren (ver com. cap. 1: 20).
14. Prudentemente.
Arameo te'em , que también puede
traducirse "entendimiento", o "discreción'. Daniel mostró gran tacto al
presentarse ante su superior.
15. Apresuradamente.
La LXX usa pikrós , que significa
"amargo" o "áspero". Algunos eruditos también dan este mismo significado a la
palabra aramea, mientras que otros insisten 797 en que el original da la idea
básica de urgencia.
16. Le diese tiempo.
Una de las cosas que habían enfurecido al rey era que los sabios
procuraban postergar su respuesta (ver com. vers. 8). Evidentemente el rey
estaba aún perturbado por el sueño, y pudo haber estado contento ante la nueva
perspectiva de encontrar una solución al misterio que le acosaba el alma. Ya que
no se había consultado previamente a Daniel, el rey pudo haber pensado que era
justo darle una oportunidad. En su relación con este joven cautivo judío, es
evidente que Nabucodonosor había sido favorablemente impresionado por la
sinceridad y habilidad de Daniel. La fidelidad previa de Daniel en las cosas
pequeñas, ahora le abría las puertas a cosas mayores.
Interpretación.
El pedido de Daniel era diferente del de los caldeos. Los sabios exigían
que el rey les relatase el sueño. Daniel simplemente pidió tiempo y aseguró al
rey que le daría la interpretación.
18. Pidiesen misericordias.
Daniel y sus compañeros podían
acercarse a Dios con fe vigorosa y confianza implícita porque, hasta donde ellos
sabían y podían, estaban viviendo de acuerdo con su voluntad revelada (ver 1
Juan 3: 22). Sabían que estaban en el lugar donde Dios quería que estuvieran y
que estaban
haciendo la obra que el cielo les había dado. Si
anteriormente hubieran claudicado en sus principios y hubiesen cedido a las
tentaciones que continuamente les rodeaban en la corte real, no podrían haber
esperado una intervención divina tan manifiesta en esta crisis. En contraste con
esto véase lo ocurrido al profeta de Judá que perdió la protección divina por su
temeraria desobediencia (1 Rey. 13: 11-32; ver com. 1 Rey. 13: 24).
19. Visión de noche.
Arameo jezu ,
parecido al hebreo jazon (ver com. 1 Sam. 3: 1).
Bendijo Daniel.
Al recibir la revelación divina, el primer pensamiento de Daniel fue dar
la alabanza al Revelador de secretos; un digno ejemplo de lo que debieran hacer
todos los que reciben grandes bendiciones del Señor.
Sobre el
significado de la expresión "Sea bendito... Dios", ver com. Sal. 63: 4.
20. Nombre de Dios.
La expresión se
usa frecuentemente para indicar el ser, el poder y la actividad esencial de
Dios. La palabra "nombre" se usa en la Biblia como sinónimo de "carácter".
Sabiduría.
Los que tienen falta de sabiduría pueden recibirla de
su verdadera fuente como respuesta a la oración de fe (Sant. 1: 5). Las
jactanciosas pretensiones de los babilonios de que sus deidades poseían
sabiduría y discernimiento resultaron falsas. Las deidades paganas continuamente
chasquean a sus fieles.
21. El.
El
pronombre es enfático en arameo. El efecto puede ser mostrado en nuestras
versiones si se traduce: "Es él quien muda", etc. (cf. BJ, VM).
Tiempos
y las edades.
Las dos palabras son casi sinónimos. La segunda puede
referirse a un punto de tiempo más específico; la primera da más la idea de un
período.
Quita reyes.
Aquí está revelada la verdadera filosofía
de la historia humana. En último término, los reyes y gobernantes están bajo la
dirección y el control de un Potentado todopoderoso (ver Ed 169; com. vers. 1 y
com. cap. 4: 17).
A los sabios.
El Señor se deleita en conceder
sabiduría a los que la usarán correctamente. Hizo esto en favor de Daniel y lo
hará en beneficio de todo aquel que confíe plenamente en él.
22. El revela.
Dios se revela en la
naturaleza (Sal. 19), en las vivencias personales, por medio del don profético y
otros dones del Espíritu (1 Cor. 12), y en su Palabra escrita.
Lo
profundo.
Las cosas que están más allá de la comprensión humana hasta su
revelación.
Tinieblas.
Lo que el hombre no puede ver no está
escondido para la vista de Dios (Sal. 139: 12; 1 Juan 1: 5).
23. Te alabo.
El pronombre es
enfático en el arameo. En el original se lee como sigue: "A ti, oh Dios de mis
padres, doy gracias".
Lo que te pedimos.
Aunque el sueño había
sido revelado a Daniel, él no se atribuye todo el mérito, sino que incluye a sus
compañeros, que oraron con él.
24. No mates
a los sabios.
La primera preocupación de Daniel fue la de rogar por los
sabios de Babilonia para que la sentencia que pesaba sobre ellos fuese anulada.
No habían hecho nada para ganar el indulto, pero se salvaron por la presencia de
un hombre justo entre ellos. A menudo ha ocurrido esto. Los rectos son la "sal
de la tierra". Tienen la cualidad de preservar. Debido a la presencia de Pablo
en el barco, los marineros y todos los que estaban a bordo se salvaron (Hech.
798 27: 24). Los impíos no saben cuánto deben a los justos. Sin embargo, cuán a
menudo los malos ridiculizan y persiguen precisamente a aquellos a quienes
debieran agradecer por la preservación de su vida.
25. Prontamente.
Posiblemente por la gran alegría de que el
secreto hubiese sido revelado. Ahora podría verse libre de la sangrienta tarea
de ejecutar a todos los sabios, misión para la cual sin duda no tenía ánimo.
He hallado.
Arioc parece atribuirse un mérito que no merecía,
porque su declaración parece implicar que tras grandes esfuerzos de su parte
había descubierto a alguien que podría interpretar el sueño. Sin embargo, Arioc
puede no haber sabido de la entrevista de Daniel con el rey (vers. 16). En este
caso su declaración sería la forma natural de anunciar el descubrimiento.
26. Beltsasar.
En cuanto al
significado de este nombre y la razón por la cual le fue dado a Daniel, ver com.
cap. 1: 7. En presencia de Nabucodonosor, Daniel naturalmente asumió su nombre
babilónico.
27. Ni sabios... pueden.
Daniel no tenía ningún deseo de exaltarse sobre los sabios. Al
contrario, deseaba hacer ver al rey la futilidad de confiar en sus sabios cuando
necesitaba consejo y ayuda. Esperaba que el rey volviera los ojos hacia el gran
Dios celestial, el Dios a quien Daniel adoraba, el Dios de los hebreos, cuyo
pueblo había sido vencido por el rey.
Astrólogos, ni magos.
Ver
com. cap. 1: 20.
Adivinos.
Arameo, gazerin , de una raíz que
significa "cortar", "determinar". De ahí que el significado que se acepte
generalmente sea: "los que deciden", o "los que determinan [el destino]". Por la
posición de las estrellas, por varios artificios de cómputo y adivinación, esos
adivinos pensaban que podían determinar el futuro (ver com. cap. 1: 20).
28. En los postreros días.
Ver com.
Isa. 2: 2. El mensaje del sueño era para la instrucción de Nabucodonosor así
como la de los gobernantes y pueblos hasta el fin del tiempo (ver com. vers. 1).
El bosquejo de la profecía nos lleva desde el tiempo de Nabucodonosor (ver com.
vers. 29) hasta el fin del mundo y la segunda venida de Cristo (vers. 44-45).
Nabucodonosor anhelaba conocer el futuro que presentía tenebroso (ver SL 34).
Dios le reveló el futuro, no para satisfacer su curiosidad sino para despertar
en su mente un sentido de responsabilidad personal para con el plan celestial.
29. En lo por venir.
En este sueño
se representan acontecimientos futuros que comienzan en el tiempo de Daniel y
Nabucodonosor y que se extienden hasta el fin del mundo.
30. Para que se dé a conocer al rey.
Esta cláusula dice
literalmente, "sino para que la interpretación al rey hagan saber". La tercera
persona del plural parece tener un uso impersonal. La LXX probablemente da el
significado más simple del pasaje: "Empero, este misterio no me ha sido revelado
por razón de la sabiduría que esté en mí más que en todos los vivientes, sino
para que la interpretación sea hecha al rey, para que tú puedas saber los
pensamientos de tu corazón". La traducción de la RVR, en esencia, dice lo mismo.
31. Imagen.
Arameo tsélem , "una
estatua", palabra que corresponde al Heb. tsélem , que también puede traducirse
"estatua". En cada caso menos uno (Sal. 39: 6, donde se lo traduce "sombra" ) la
RVR traduce tsélem como "imagen", aunque estatua sería una traducción correcta
en varios casos, tales como 2 Rey. 11: 18; 2 Crón. 23: 17; Amós 5: 26.
Cuya gloria era muy sublime.
O, como en la LXX, "cuya apariencia
era extraordinaria".
Terrible.
O, "espantoso". La palabra ocurre
nuevamente en Dan. 7: 7, 19.
32. Oro fino.
Es decir, "oro puro".
Bronce.
O, "cobre" (ver com. 2
Sam. 8: 8; 1 Rey. 7: 47).
33. Piernas.
La palabra que se traduce así parece aquí referirse a la parte inferior
de las piernas. La palabra traducida "muslos" (vers. 32) se refiere a la parte
superior de las caderas. Estas palabras no indican con claridad en qué punto de
la pierna ocurre el cambio de bronce a hierro.
Barro cocido.
Arameo jasaf . Examinando idiomas afines, podría deducirse que jasaf
designa un vaso de barro o un pedazo del mismo y no la arcilla de la cual están
formados estos objetos. La palabra que significa "arcilla", en arameo tin , está
en los vers. 41, 43, en relación con jasaf , y allí se traduce "barro cocido".
Por lo tanto, parece mejor traducir jasaf en el vers. 33 por "barro moldeado" o
"de alfarería", y no simplemente "barro".
34. Fue cortada.
O, sacada de una cantera, o "extraída".
No con mano.
Es decir, sin la ayuda de instrumentos humanos.
35. Tamo.
Para tener una
descripción de cómo se llevaba a cabo la trilla en las antiguas tierras
orientales, ver com. Rut 3: 2; Mat. 3: 12. Ya que la Inspiración no da un
significado especial al "tamo" y al "viento" que se lo lleva (ver com. Mat. 13:
3) es mejor considerarlos como simples detalles que se agregan para completar el
cuadro. En cuanto a la descripción de la era como ilustración común, ver com.
Sal. 1: 4 (cf. Mat. 13: 3; ver t. III, p. 11-29).
36. Diremos.
El plural puede indicar que Daniel incluía a
sus compañeros con él. Ellos se le habían unido en ferviente oración para que la
interpretación fuese revelada, y Daniel puede haber querido reconocer la
participación que les cupo en el asunto (vers. 17-18).
37. Rey de reyes.
El mismo título se encuentra en la
inscripción del rey persa, Ariaramnes, contemporáneo de Nabucodonosor.
El Dios del cielo te ha dado.
En sus inscripciones Nabucodonosor
atribuye su éxito como rey a su dios Marduk, pero Daniel en forma cortés corrige
esta idea equivocada. Afirma que es el Dios del cielo quien le ha dado tal
poder.
Reino.
El territorio que Nabucodonosor gobernaba había
tenido una larga y variada historia y había estado bajo el gobierno de
diferentes pueblos y reinos. De acuerdo con el Génesis, la ciudad de Babilonia
fue parte del reino fundado por Nimrod, bisnieto de Noé (Gén. 10: 8-10). Varias
ciudades-estados existieron en los valles del Tigris y del Eufrates en una época
muy antigua. Más tarde algunos Estados se agruparon en varios reinos sumerios.
Después del primer período de dominación de Sumer, vino el reino de Akkad, con
sus grandes reyes semitas, Sargón I y su hijo Naram-Sin. Sin embargo, estos
semitas fueron a su vez reemplazados por varias naciones, como los guti, los
elamitas y los sumerios. Ellos a su vez dieron lugar a los semitas que fundaron
el antiguo Imperio Babilónico, que floreció en época de los últimos patriarcas.
El imperio amorreo del cual Hammurabi fue el rey más importante, llegó a incluir
toda Mesopotamia y se expandió hasta Siria, como el imperio acadio de Sargón I.
Más tarde Mesopotamia fue tomada por los horeos y casitas, y Babilonia llegó a
ser menos importante que los poderosos imperios de los hititas y de los
egipcios. Entonces, en el norte de Mesopotamia, se levantó otro poder mundial,
el imperio asirio, que nuevamente unió Mesopotamia y el Asia occidental con el
Mediterráneo. Después de un período de dominación asiria, Babilonia logró otra
vez su independencia bajo el gobierno de los caldeos, y tomó nuevamente la
dirección del mundo. Nabopolasar (626-605 a. C.) fue el fundador de lo que se
llama el Imperio Caldeo o Neobabilónico, el cual tuvo su edad de oro en los días
del rey Nabucodonosor (605-562 a. C.) y duró hasta que Babilonia cayó en manos
de los medos y los persas en el año 539 (ver t. II, PP. 94-96; t. III, PP.
47-52).
38. Bestias del campo.
Ver
Jer. 27: 6; 28: 14; cf. Gén. 1: 26. Una representación apropiada del dominio de
Babilonia en tiempos de Nabucodonosor. La manera en que los antiguos reyes
incluían el mundo animal en la esfera de su dominio se ilustra con una
declaración de Salmanasar III: "Ninurta y Palil, que aman mi sacerdocio, me han
dado todas las bestias del campo".
El siguiente pasaje de la así llamada
inscripción de East India House (Casa de la India Oriental) es típica de la
evidencia arqueológica que atestigua la descripción hecha por Daniel de las
conquistas de Nabucodonosor:
"En su [de Marduk] excelso servicio he
atravesado países lejanos, montañas remotas desde el Mar Superior [Mediterráneo]
hasta el Mar Inferior [golfo Pérsico], sendas escarpadas, caminos obstruidos,
donde el paso se ve impedido, [donde] no hay lugar para poner el pie, [también]
rutas no trazadas, [y] caminos desiertos. A los desobedientes subyugué; capturé
a los enemigos, establecí justicia en la tierra; exalté al pueblo; a los malos y
malvados alejé de la gente".
Tú eres aquella cabeza.
Nabucodonosor era la personificación del Imperio Neobabilónico. Las
conquistas militares y el esplendor arquitectónico de Babilonia se debían, en
gran medida, a sus proezas.
Oro.
Para embellecer la ciudad de
Babilonia se había usado oro en abundancia. Herodoto describe con profusión de
términos el resplandor del oro en los templos sagrados de la ciudad. La imagen
del dios, el trono sobre el cual estaba sentado, la mesa y el altar estaban
hechos de oro (Herodoto i. 181, 183; iii. 1-7). El profeta Jeremías compara a
Babilonia con una copa de oro (Jer. 51: 7). Plinio 800 describe las vestimentas
de los sacerdotes como entretejidas con oro.
Nabucodonosor sobresalía
entre los reyes de la antigüedad. Dejó a sus sucesores un reino grande y
próspero, como podemos entresacar de la siguiente inscripción:
"[Desde]
el Mar Superior [hasta] el Mar Inferior (una línea destruida)... que Marduk, mi
señor, me ha confiado a mí, yo he hecho... la ciudad de Babilonia a la delantera
de entre todos los países y toda habitación humana; su nombre yo he [hecho o
elevado] el [sumamente digno de] alabanza entre las ciudades sagradas... Los
santuarios de mis señores Nebo y Marduk (como) sabio (gobernante)... siempre...
"En ese tiempo, el Líbano ( la - ab - na - a - nu ), la montaña [de
cedro], el frondoso monte de Marduk, el olor del cual es dulce, los al[tos]
cedros de los cuales, [su] pro[ducto], otro dios [no ha deseado, que] ningún
otro rey ha cor[tado(... mi nabu Marduk [había deseado] como adorno apropiado
para el palacio del gobernante del cielo y la tierra, (este Líbano) sobre el
cual un enemigo extranjero estaba dominando y robando (le) sus riquezas; su
pueblo estaba esparcido, había huido lejos (a la región lejana). (Confiando) en
el poder de mis señores Nebo y Marduk, organicé [mi ejército] para u[na
expedición] al Líbano. Yo hice feliz a ese país erradicando a su enemigo por
doquiera (lit. abajo y arriba). Todos sus habitantes esparcidos llevé de vuelta
a sus poblaciones (lit. junté y reinstalé). Lo que ningún rey anterior había
hecho (yo conseguí): corté a través de las empinadas montañas, partí rocas, abrí
pasajes y (así) construí un camino derecho para (el transporte de los) cedros.
Yo hice que el Arahtu flo[tase] (hacia abajo) y llevase a Marduk, mi rey,
imponentes cedros; altos y fuertes, de preciosa hermosura y de excelente calidad
oscura, el rendimiento abundante del Líbano, como (si fuera) tallos de cañas
(llevados por) el río. Dentro de Babilonia [ almacené ] madera de morera. Hice
que los habitantes del Líbano vivieran juntos con seguridad y no permití que
nadie los molestara. Para que nadie les hiciera daño [a ellos] yo eri[gí allí]
una estela (que) me (muestra) (como) rey eterno" ( Ancient Near Eastern Texts ,
p. 307).
39. Otro reino inferior.
Como la plata es inferior al oro, el Imperio Medo-Persa fue inferior al
Neobabilónico.
Algunos comentadores han explicado que el término
"inferior" significa "más abajo en la imagen", o "debajo". La expresión
significa correctamente, "hacia abajo", "hacia la tierra", pero en este
versículo Daniel no habla de la posición relativa de los metales, sino de las
naciones. Al contrastar los dos reinos, encontramos que aunque el segundo fue
más extenso, ciertamente fue inferior en lujo y magnificencia. Los
conquistadores medos y persas adoptaron la cultura de la compleja civilización
babilónica, porque la suya estaba mucho menos desarrollada.
Este segundo
reino de la profecía de Daniel es llamado a veces Imperio Medo-Persa, porque
empezó como una combinación de Media y Persia. Incluía el más antiguo Imperio
Medo y las adquisiciones más recientes del conquistador persa Ciro. El segundo
reino no puede ser el Imperio Medo solamente, como algunos sostienen, lo que
convertiría a Persia en el tercer reino. El Imperio Medo fue contemporáneo del
Imperio Neobabilónico, no su sucesor. Media cayó ante Ciro el persa antes de que
cayera Babilonia. El hecho de que después de la muerte de Belsasar, Darío de
Media "vino a ser rey sobre el reino de los caldeos" (cap. 9: 1) no significa
que hubiese un imperio medo independiente después del babilónico y antes de que
los persas tomaran el mando (ver t. III, PP. 48-58, 97-99). Darío de Media reinó
en Babilonia por permiso del verdadero conquistador, Ciro (ver Nota Adicional
del cap. 6), cosa que Daniel seguramente sabía. El libro de Daniel se refiere
varias veces a la nación que conquistó a Babilonia, a la cual Darío
representaba, como la de "los medos y los persas" (ver com. cap. 5: 28; 6: 8,
28), y en otras partes representa a ese imperio dual como una sola bestia (ver
com. cap. 8: 3-4).
No es claro el origen de los medos y los persas, pero
se cree que alrededor del año 2000 a. C. varias tribus arias, encabezadas por
los madai (medos), empezaron a emigrar de lo que ahora es el sur de Rusia y se
establecieron en lo que más tarde fue el norte de Persia, donde aparecen por
primera vez en la historia en el siglo IX (ver com. Gén. 10: 2; t. III, PP.
52-53). Entre esos arios estaban también los persas que se establecieron en los
montes Zagros en la frontera con Elam, hacia fines del siglo IX a. C.
Probablemente ya en 675 a. C. su gobernante se estableció como rey de la ciudad
de Ansán. Allí él y sus descendientes reinaron en relativa oscuridad. Al
comenzar el siglo VI a. C. eran vasallos del rey medo y gobernaban un Estado
fronterizo relativamente insignificante en el gran Imperio Medo, que se extendía
desde la parte oriental de Asia Menor, por el norte y este del Imperio
Babilónico (ver mapa frente a p. 417; t. III, pp. 52- 53).
Ciro, que
había llegado a ser rey de Persia siendo vasallo de Media, derrotó a Astiages de
Media en el año 553 ó 550 a. C. Así los persas que anteriormente estaban
subordinados a los medos, llegaron a tener el poder dominante en lo que había
sido el Imperio Medo. Puesto que los persas gobernaron desde el tiempo de Ciro
en adelante, se los menciona corrientemente como Imperio Persa. Pero el
prestigio más antiguo de Media se reflejaba en la frase "Medos y Persas" que se
aplicaba a los conquistadores de Babilonia en el tiempo de Daniel y aún más
tarde (Est. 1: 19 etc. ). La posición honrosa de Darío de Media después de la
conquista de Babilonia demuestra el respeto de Ciro para con los Medos, aun
cuando el mismo tenía realmente el poder (ver t. III, pp. 52-55, 97-99).
Años antes, bajo la inspiración profética, el profeta Isaías había
descrito la obra de Ciro (Isa. 45: 1). Este conquistador de Media pronto derrotó
a las tribus vecinas y gobernó desde el Ararat al norte hasta el sureste de
Babilonia y el golfo Pérsico al sur. Para completar su imperio, derrotó al rico
Creso de Lidia en el año 547 a. C. y tomó Babilonia mediante una estratagema en
el año 539 a. C. (ver t. III, pp. 53-58). Ciro reconoció que el Señor le había
dado todos esos reinos (2 Crón. 36: 23; Esd. 1: 2). En cuanto a las profecías
paralelas referentes a este imperio, ver com. cap. 7: 5; 8: 3-7; 11: 2.
Tercer reino.
El sucesor del Imperio Medo-Persa fue el Imperio
"Griego" (más propiamente Macedónico o Helenístico) de Alejandro y sus sucesores
(ver cap. 8: 20-21).
La palabra hebrea que significa Grecia es Yawan
(Javán), nombre de uno de los hijos de Jafet. Se menciona a Javán en la
genealogía inmediatamente después de Madai, progenitor de los medos (ver com.
Gén. 10: 2). Alrededor del tiempo cuando los israelitas estaban estableciéndose
en Canaán, esas tribus indoeuropeas más tarde llamadas griegos estaban emigrando
en olas sucesivas a la región egea (la Grecia continental, las islas y costas
occidentales del Asia Menor), conquistando o expulsando a los habitantes
mediterráneos anteriores. Estos desplazamientos estuvieron relacionados con la
migración de los Pueblos del Mar (que incluían a los filisteos) a las costas
orientales del Mediterráneo (ver t. II, pp. 29, 35-36). Los griegos jónicos se
encontraban en Egipto en la época de Psamético I (663-610 a. C.) y en Babilonia
durante el reinado de Nabucodonosor (605-562 a. C.) como lo afirman registros
escritos.
Grecia estaba dividida en pequeñas ciudades-estados que tenían
un idioma común pero poca acción unificada. Al pensar en la Grecia antigua,
pensamos principalmente en la edad de oro de la civilización griega bajo el
liderazgo de Atenas, en el siglo V a. C. Este florecimiento de la cultura griega
siguió al período de mayor esfuerzo unido de las ciudades-estados autónomas, la
exitosa defensa de Grecia contra Persia, alrededor del tiempo de la reina Ester.
En cuanto a las guerras médicas, ver com. cap. 11: 2; también t. III, pp. 61-64.
La "Grecia" " del cap. 8: 21 no se refiere a las ciudades-estados
autónomas del período de la Grecia clásica, sino al posterior reino macedónico
que venció a Persia. Macedonia, una nación consanguínea situada al norte de
Grecia propiamente dicha, conquistó las ciudades griegas y las incorporó por
primera vez a un Estado fuerte y unificado. Alejandro Magno, después de haber
heredado de su padre el recién agrandado reino grecomacedónico se puso en marcha
para extender la dominación macedónica y la cultura griega hacia el oriente y
venció al Imperio Persa. La profecía representa al reino de Grecia como un reino
que vendría después de Persia, porque Grecia nunca se unió para formar un reino
hasta la formación del Imperio Macedónico que reemplazó a Persia como principal
poder del mundo de ese tiempo (en cuanto a las profecías paralelas ver com. cap.
7: 6; 8: 5-8, 21-22; 11: 2-4).
El último rey del Imperio Persa fue Darío
III (Codomano), que fue derrotado por Alejandro en las batallas de Gránico (334
a. C.), Iso (333 a. C.), y Arbela o Gaugamela (331 a. C.). Hay explicaciones
sobre el período de Alejandro y las monarquías helenísticas en com. cap. 7: 6;
ver también el artículo histórico sobre el período intertestamentario en el t.
V.
Bronce.
(Ver com. 2 Sam. 8: 8). Los soldados griegos se
distinguían por su armadura de bronce. Sus cascos, escudos y hachas de 802
batalla eran de bronce. Herodoto nos dice que Psamético I de Egipto vio en los
piratas griegos que invadían sus costas el cumplimiento de un oráculo que
predecía a "hombres de bronce que salen del mar" (Herodoto i. 152, 154).
Dominará sobre toda la tierra.
La historia registra que el
dominio de Alejandro se extendió sobre Macedonia, Grecia y el Imperio Persa.
Incluyó a Egipto y se expandió por el oriente hasta la India. Fue el imperio más
extenso del mundo antiguo hasta ese tiempo. Su dominio fue "sobre toda la
tierra" en el sentido de que ningún poder de la tierra era igual a él, y no
porque cubriese todo el mundo, ni aun toda la tierra conocida en ese tiempo. Un
"poder mundial" puede definirse como aquel que está por encima de todos los
demás, invencible; no necesariamente porque gobierne a todo el mundo. Las
afirmaciones superlativas eran comúnmente usadas por los reyes de la antigüedad.
Ciro se denomina a sí mismo "rey del mundo... y de los cuatro bordes [regiones
de la tierra]". Jerjes se autodenominó: "el gran rey, el rey de reyes... el rey
de este grande y vasto mundo".
40. Cuarto
reino.
Esta no es la etapa posterior cuando se dividió el imperio de
Alejandro, sino el siguiente imperio que conquistó al mundo macedónico. En otra
referencia Daniel representa a las monarquías helenísticas, las divisiones del
imperio de Alejandro, con los cuatro cuernos del macho cabrío que simboliza a
Grecia (cap. 8: 22), no con una bestia separada (compárese con las cuatro
cabezas del leopardo; ver com. cap. 7: 6).
Es evidente que el reino que
sucedió a los restos divididos del Imperio Macedónico de Alejandro fue lo que
Gibbon ha llamado muy adecuadamente la "monarquía de hierro" de Roma, aunque no
era monarquía en el tiempo en que llegó a ser el principal poder del mundo.
Mucho antes de la tradicional fecha de 753 a. C., Roma había sido establecida
por tribus latinas que habían venido a Italia en oleadas sucesivas alrededor del
tiempo en que otras tribus indoeuropeas se habían establecido en Grecia. Desde
aproximadamente el siglo VIII a. C. hasta el V a. C. la ciudad-estado latina fue
gobernada por reyes etruscos vecinos. La civilización romana fue muy influida
por los etruscos, que vinieron a Italia en el siglo X a. C., y especialmente por
los griegos que llegaron dos siglos más tarde.
Por el año 500 a. C. el
Estado romano se convirtió en república, y siguió siéndolo por casi 500 años. En
265 a. C. toda Italia estaba bajo el domino romano. En 200 a. C. Roma salió
victoriosa de la lucha a muerte que había sostenido con su poderosa rival del
norte de África, Cartago (originalmente una colonia fenicia). Desde entonces
Roma se hizo dueña del Mediterráneo occidental y era más poderosa que cualquiera
de los Estados del oriente, aunque aún no se había enfrentado con ellos. Desde
entonces Roma primero dominó y luego absorbió, uno tras otro, a los tres reinos
que quedaron de los sucesores de Alejandro (ver com. cap. 7: 6), y así llegó a
ser el siguiente gran poder mundial después del de Alejandro. Este cuarto
imperio fue el que más duró y el más extenso de los cuatro, pues en el siglo II
d. C. se extendía desde Inglaterra hasta el Eufrates. En cuanto a una profecía
paralela, ver com. cap. 7: 7.
Desmenuza.
Todo lo que se ha
podido reconstruir de la historia romana confirma esta descripción. Roma ganó su
territorio por la fuerza o por el temor que infundía su poderío armado. Al
principio intervino en conflictos internacionales en una lucha por sobrevivir
contra su rival, Cartago, y se vio así envuelta en una guerra tras otra.
Después, aplastando a un adversario tras otro, llegó a ser finalmente la
agresiva e irresistible conquistadora del mundo mediterráneo y de Europa
Occidental. Al principio de la era cristiana, y un poco más tarde, el poder de
hierro de las legiones romanas respaldaba a la Pax Romana (la paz de Roma). Roma
era el imperio más grande y más fuerte que el mundo había conocido hasta
entonces.
41. Dedos.
Aunque
menciona a los dedos, Daniel no llama específicamente la atención a su número.
Declara que el reino sería dividido (ver 1T 361). Muchos comentadores han
sostenido que los dedos, que se da por sentado que eran diez, corresponden con
los 10 cuernos de la cuarta bestia del cap. 7 (ver com. cap. 7: 7).
Barro cocido.
Ver com. vers. 33. Roma había perdido su tenacidad
y fuerza férreas, y sus sucesores eran manifiestamente débiles, como la mezcla
de barro con hierro.
42. En parte fuerte.
Esos reinos bárbaros diferían grandemente en valor militar, como lo dice
Gibbon al referirse a "las poderosas monarquías de los francos y los visigodos,
y 803 los reinos subordinados de los suevos y burgundios".
Frágil.
Literalmente, "quebradizo":
43. Por
medio de alianzas humanas.
"Por simiente humana" (BJ). Muchos
comentadores aplican esto a los matrimonios entre miembros de la realeza, aunque
la intención de la declaración puede ser más amplia. La palabra traducida
"humanas" es 'enash , "humanidad". "Simiente" significa descendientes. Por esto
puede tratarse también de una indicación general de migraciones de la población,
pero que mantenían fuertes vínculos de nacionalismo. En el manuscrito quisiano
de la LXX aparecen distintas variantes respecto al texto masorético. Los vers.
42-43 dicen: " "Y los dedos de los pies, una cierta parte de hierro y otra
cierta parte de alfarería, una cierta parte del reino será fuerte y una cierta
parte será quebrada. Y como viste el hierro mezclado con obra de alfarería,
habrá mezclas entre generaciones de hombres, pero ellos no pensarán lo mismo, ni
se amistarán unos con otros como es imposible mezclar hierro con arcilla" " . La
traducción de Daniel hecha por Teodoción, que prácticamente desplazó a la
traducción griega, conocida como la LXX, tiene más parecido con el texto
masorético, pero muestra también variantes: " "Y los dedos de los pies, una
cierta parte de hierro y una cierta parte de barro, una cierta parte del reino
será fuerte y de él [una parte] será quebrada. Porque viste el hierro mezclado
con la alfarería, habrá mezcla en la simiente de hombres y no se pegarán éste
con aquél así como el hierro no se mezcla con la alfarería". "
Es
difícil evaluar en forma definida la autoridad de la LXX. Por eso es imposible
que sepamos hasta qué punto las traducciones arriba citadas han conservado las
palabras originales de Daniel. Sin embargo, los papiros de Chester Beatty, en la
sección de Daniel que está fechada a principios del siglo III d. C., contienen
la versión de los Setenta (MS quisiano) y no la traducción de Teodoción.
No se unirán.
La profecía de Daniel ha soportado y soportará la
prueba del tiempo. Algunas potencias mundiales han sido débiles, otras fuertes.
El nacionalismo ha continuado con vigor. Las tentativas de convertir en un
imperio único y grande las diversas naciones que surgieron del cuarto imperio
han terminado en el fracaso. Ciertas secciones se han unido transitoriamente,
pero la unión no resultó ni pacífica ni permanente.
Ha habido también
muchas alianzas políticas entre las naciones. Estadistas de amplia visión por
diversos medios han tratado de realizar una federación de naciones que se
desempeñara eficazmente, pero todas esas tentativas se han frustrado.
La
profecía no declara específicamente que no podría haber una unión transitoria de
varios elementos, por medio de la fuerza de las armas o de una dominación
política. Sin embargo, afirma que si se intentase o se lograse formar tal unión,
las naciones que la integrasen no se fusionarían orgánicamente, y continuarían
sus recelos mutuos y hostiles. Una federación formada sobre tal fundamento está
condenada a la ruina. El éxito pasajero de algún dictador o de alguna nación no
debe señalarse como el fracaso de la profecía de Daniel. Al fin Satanás podrá
formar una unión transitoria de todas las naciones (Apoc. 17: 12-18; cf. Apoc.
16: 14; CS 682), pero la confederación será efímera, y en poco tiempo los
elementos que formen esa unión se volverán uno contra el otro (CS 714; PE 290).
44. Levantará un reino.
Muchos
comentadores han tratado de hacer de este detalle de la profecía una predicción
del primer advenimiento de Cristo y de la posterior conquista del mundo por el
Evangelio. Pero este "reino" no debía coexistir con ninguno de aquellos cuatro
reinos; debía suceder a la fase del hierro y barro mezclados, que aún no había
llegado cuando Cristo estuvo en la tierra. El reino de Dios estaba aún en el
futuro en ese tiempo, como el Señor dijo claramente a sus discípulos en la
última cena (Mat. 26: 29). Ha de ser establecido cuando Cristo venga en el día
final para juzgar a los vivos y a los muertos (2 Tim. 4: 1; cf. Mat. 25: 31-34).
45. Piedra.
Arameo 'ében , palabra
idéntica al Heb. 'ében , "piedra" , término usado para referirse a losas,
piedras para tirar con honda, piedras talladas, vasijas de piedra, piedras
preciosas. La palabra "roca" , que se usa frecuentemente con referencia a Dios
(Deut. 32: 4, 18; 1 Sam. 2: 2; etc.), proviene del Heb. tsur y no de 'eben . No
puede afirmarse que haya una relación necesaria entre el símbolo que usó Daniel
para el reino de Dios y la figura de una roca o piedra en otras referencias.
"interpretación dada por Daniel es suficiente por sí misma para identificar el
símbolo.
No con mano.
Este reino tiene origen sobrehumano. Ha de
ser fundado, no por las hábiles manos de los hombres, sino por la poderosa mano
de Dios.
46. Se postró sobre su rostro.
Señal de respeto y reverencia. Tales expresiones de respeto se
encuentran en el AT (Gén. 17: 3; 2 Sam. 9: 6; 14: 4).
Se humilló.
Arameo seqid , "rendir homenaje", "postrarse". Según el pensamiento
antiguo, la verdadera forma de adorar o rendir homenaje era postrándose (ver t.
II, frente a la p. 33, donde hay una ilustración de un suplicante postrado
delante de un rey). En todo el cap. 3 se usa seqid para describir la adoración
de la imagen de oro, ordenada por el rey pero rechazada por los hebreos. Las
palabras que se traducen "presentes" e "incienso" combinadas con la palabra que
significa "ofrecer", también inequívocamente implican adoración. No se nos dice
si Daniel permitió esos actos sin protestar. El registro sólo dice que
Nabucodonosor mandó que se ofreciesen presentes e incienso a Daniel, pero no
dice si eso se llevó a cabo. Daniel puede haber llamado la atención, con todo
tacto, a lo que ya había afirmado positivamente, que la revelación provenía del
Dios del cielo y que él no la había recibido debido a que su inteligencia fuera
superior (ver com. vers. 30).
Considerando la protesta de Pedro ante la
adoración de Cornelio (Hech. 10: 25-26), la forma en que Pablo y Bernabé
impidieron que los adoraran los habitantes de Listra (Hech. 14: 11-18) y el
reproche que le hizo el ángel a Juan cuando éste cayó a sus pies para adorarle
(Apoc. 19: 10), muchos creen que no es probable que Daniel hubiera permitido que
el rey lo adorase. Otros razonan que, en vista de que Dios acepta la sinceridad
del motivo cuando los hombres obedecen los dictados de su conciencia, Daniel
puede haber sido inducido a no impedir eso en esa ocasión. Muchos comentadores
siguen la sugestión de Jerónimo de que Nabucodonosor no estaba adorando a
Daniel, sino que a través de Daniel estaba adorando al Dios de Daniel. También
llaman la atención a la narración de Josefo quien relata cómo Alejandro se
inclinó ante el sumo sacerdote judío, y cuando Parmenión (o Parmenio), el
general del rey, preguntó acerca del significado de este acto, Alejandro
contestó: "No lo adoré a él, sino a ese Dios que lo ha honrado con su sumo
sacerdocio" ( Antigüedades , xi. 8. 5). Sin embargo, una interpretación estricta
del segundo mandamiento del Decálogo, desaprueba muy seriamente todos los actos
tales.
Hasta ese momento Nabucodonosor conocía poco del Dios verdadero,
y aun menos de la manera como se lo debía adorar. Hasta allí su conocimiento de
Dios estaba limitado a lo que había visto del carácter divino reflejado en la
vida de Daniel y lo que Daniel le había dicho de Dios. Es muy posible que
Nabucodonosor, al ver en Daniel el representante vivo de "los dioses cuya morada
no es con la carne" (vers. 11), tuviera la intención de que los actos de
adoración que dispuso para Daniel fueran para honrar al Dios de Daniel. Sin
duda, por su limitado conocimiento del verdadero Dios, Nabucodonosor estaba
haciendo lo mejor que sabía en esa ocasión para expresar su gratitud y honrar a
Aquel cuya sabiduría y cuyo poder habían sido demostrados en forma tan
impresionante.
Presentes.
La palabra hebrea que corresponde con
la aramea que se usa acá, generalmente indica una ofrenda incruenta (ver com.
cap. 9: 21).
47. El Dios vuestro es Dios de
dioses.
La expresión está en grado superlativo. Nabucodonosor, que
llamaba a su dios patrono Marduk "señor de dioses", aquí reconoce que el Dios de
Daniel es infinitamente superior a cualquiera de los así llamados dioses de los
babilonios.
Señor de los reyes.
Es evidente que Nabucodonosor
sabía que ése era un título que se le aplicaba a Marduk en el relato babilónico
de la creación. El mismo, en cada fiesta de Año Nuevo, recibía de Marduk otra
vez su reinado. Además se le puso su nombre debido a Nabu, hijo de Marduk, el
escriba que escribió las Tablillas del Destino.
Nabucodonosor era hombre
de inteligencia y sabiduría superiores, como lo revelan los planes que dispuso
para la enseñanza profesional de los funcionarios de la corte (cap. 1: 3-4) y su
habilidad para justipreciar su "sabiduría e inteligencia" " (vers. 18-20).
Aunque fuera imperfecto el concepto que Nabucodonosor poseía del verdadero Dios,
ahora tenía una prueba irrefutable de que el Dios de Daniel era infinitamente
más sabio que los sabios o que los dioses de Babilonia. Algunos hechos
posteriores habrían de convencer al rey Nabucodonosor respecto a otros atributos
del Dios del cielo (ver com. 805 cap. 3: 28-29; 4: 34, 37; ver también p. 779).
48. Jefe supremo de todos los sabios de
Babilonia.
Mejor, "principal prefecto". Daniel no interpretó el sueño
para obtener alguna recompensa del rey. Su único propósito era ensalzar a Dios
ante el rey y ante todo el pueblo de Babilonia.
49. Daniel solicitó.
Daniel no quedó embriagado por los
grandes honores que le habían sido otorgados. Recordó a sus compañeros. Habían
compartido la oración (vers. 18); también compartieron la recompensa.
Corte del rey.
Literalmente, "puerta del rey" . La traducción de
la RVR es apropiada, pues era el lugar donde los reyes juzgaban y se reunían con
sus consejeros (ver com. Gén. 19: 1).
COMENTARIOS DE ELENA
G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE DANIEL CAPÍTULO 2
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