1. Muchacho.
En los vers. 1-4 de este capítulo
se presentan las bendiciones que el pueblo de Israel había recibido del Señor
desde el tiempo del éxodo, y la posterior ingratitud 945 de Israel a pesar de
esas bendiciones. Dios tenía sobrada razón para estar irritado contra Israel
debido a su reacción frente al amor y al cuidado que él mismo le había prodigado
desde su infancia (Eze. 16: 1-8; PR 231). Su interés por ellos y para ellos era,
sin duda, el de un padre para con su hijo; interés que no compartió ninguna
nación en el mismo grado (Deut. 7: 6-8). Óseas se refiere a esa relación que
comenzó cuando Moisés dio a Faraón el mensaje del Señor de que dejara salir a su
pueblo (ver com. Exo. 4: 22-23). En Ose. 11: 1 se señala que uno de los
principales propósitos de la Biblia es destacar ante los pecadores la bondad y
la gracia de Dios (8T 275). "Toda la Escritura -dice Lutero- tiene como
principal propósito que no dudemos, sino que ciertamente esperemos, confiemos y
creamos que Dios es bondadoso, misericordioso y paciente".
LLamé a mi
hijo.
Mateo, inspirado por el Espíritu Santo, declara en su Evangelio
que la liberación de Israel de Egipto fue un símbolo o profecía de lo que le
aconteció al niño Jesús en Egipto y de su regreso a Palestina (ver com. Mat. 2:
15). Aunque la referencia de Mateo no pueda considerarse como una cita textual
ni del hebreo ni de la LXX de Ose. 11: 1, no hay duda de que el escritor
evangélico tuvo en cuenta la comparación entre ambos casos.
2. Los llamaba.
Probablemente una
referencia a los diversos profetas y a otros mensajeros que Dios utilizó para
que su pueblo conociera la voluntad divina.
Se alejaban de mí.
Israel no quiso reconocer la invitación de Dios, y se entregó a la
idolatría, especialmente a los baales, a las diversas representaciones del dios
Baal (cap. 2: 17).
3. De los brazos.
Hermosa figura del amante cuidado de Dios hacia Efraín. Así como un
padre amoroso enseña a su hijo a caminar tomándolo de los brazos cuando tropieza
o cae, así el Señor había enseñado a su hijo Israel (Deut. 1: 31; 33: 27; Jer.
31: 32). Así como un padre amante tolera pacientemente a un hijo que aún no ha
llegado a tener uso de razón, así también el Señor había soportado pacientemente
a su pueblo inmaduro; pueblo que ignoraba los misterios espirituales del reino
de los cielos (Deut. 32: 10).
Yo le cuidaba.
Heb. "Yo los sané".
Parece ser una alusión a Exo. 15: 26 (cf. Isa. 57: 18).
4. Cuerdas.
Una figura de lenguaje más en cuanto a la
conducción paternal del Señor para con Israel (Jer. 31: 3).
Cuerdas de
amor.
"Lazos de amor" " (BJ). Una expresión significativa que muestra
que esas cuerdas eran muy diferentes de las que emplean los hombres para amansar
a los animales salvajes. A veces debe usarse la violencia para domar a los
animales a fin de domesticarlos para un trabajo útil. Pero Dios no fuerza a los
hombres. No usa de cuerdas duras ni de anillos de hierro, sino que nos atrae por
medios razonables, ejercitando nuestra inteligencia y despertando nuestros
afectos (ver com. Isa. 1: 18). Dios nos atrae a él de una manera adecuada a la
dignidad de nuestra naturaleza, pues fuimos hechos a la imagen de Dios (Gén. 1:
26-27). Cuando trabajamos por los demás, siempre debiéramos seguir este método
de amor (1 Cor. 9: 19-23; 1 Tes. 2: 7-8; 3: 12; Heb. 5: 2). Cristo nos atrajo
hacia él con cuerdas humanas cuando se hizo hombre y vivió y se sacrificó por
nuestro bien (Juan 12: 32; Hech. 10: 38). Una de las razones por las cuales el
Hijo de Dios se hizo hombre fue para atraer a los hombres con cuerdas de
simpatía, participando de la misma naturaleza de ellos.
Comida.
A pesar de las frecuentes deslealtades de Israel, el Señor le concedió
su misericordia salvadora y su tierna compasión, junto con abundante sustento
(Sal. 23: 5). Esto hizo aun más inexcusable que buscaran otros dioses para
recibir dádivas más grandes.
5. A tierra de
Egipto.
Israel había sido tributario de Asiria desde el tiempo de
Manahem (2 Rey. 15: 17-20); pero se sublevó y procuró la ayuda de Egipto (2 Rey.
17: 1-4). Sin embargo, no se permitiría que recibiera ayuda de Egipto. Israel
sería obligado a someterse al yugo de Asiria. La servidumbre impuesta por este
imperio sería un castigo por los pecados de los cuales no se había arrepentido.
6. Espada.
No habría manera de
escapar de la invasión y de sus efectos.
Aldeas.
"Barras de sus
puertas" (VM). Literalmente, "palos", 'báculos" o "tallos". De acuerdo a este
sentido era algo para ayudar en la defensa de las ciudades, como las barras de
las puertas de la ciudad. También podría entenderse figuradamente como fotalezas
fronterizas o aldeas cercanas dependientes de las ciudades como un tallo o las
ramas de un árbol.
Consejos.
La causa de todas esas aflicciones
venideras eran los malos consejos que la nación recibía y que llevaban al pueblo
a la transgresión y apostasía (cf. Sal. 5: 10).
7. Mi pueblo.
¡Cuán expresivamente señala esta frase que a
pesar de toda la culpa de Israel por su apostasía persistente, la nación aún era
para Dios... "mi pueblo"!
Me llaman.
Texto hebreo problemático.
Se ha sugerido: " "Aunque los profetas los llaman hacia arriba" " (VM). Aunque
Israel era llamado a tener comunión con el Altísimo, parece que nadie procuraba
participar de esta excelsa experiencia. La corrupción se había arraigado tanto
en Israel, que por lo general el pueblo no respondía a las súplicas de los
profetas para que participaran de una vida espiritual más elevada.
8. Abandonarte.
El pensamiento del
vers. 8 es una transición de terribles predicciones de severo castigo a promesas
de consoladora misericordia. Las profecías de Oseas frecuentemente alternan
amenazas y promesas, y a veces las mezclan. Aunque Efraín merecía una completa
destrucción debido a sus iniquidades, el Señor, a causa de su amor y
misericordia perdurables, continuaba esforzándose para que hubiera
arrepentimiento y reforma entre su pueblo (Jer. 31: 20).
Zeboim.
Adma y Zeboim estaban entre las ciudades de la llanura que fueron
destruidas por Dios (Gén. 14: 8; Deut. 29: 23). Aunque Israel era tan culpable
como esas ciudades y merecía ser castigado en la misma forma (Mat. 11: 23-24),
Dios manifiesta su deseo de no entregar el reino del norte en manos de sus
enemigos o abandonarlo a la destrucción.
9. No ejecutaré.
El profeta describe un glorioso cuadro de
la obra del amor divino. El Señor no ejecutaría el ardor de su ira ni destruiría
completamente a Efraín. Si el amor de Dios cuando comenzó su interés por Israel
fue algo grande y excelso (vers. 1-4), es mayor ahora, pues se ha transformado
en compasión (vers. 8-9) en el sentido de que Dios se resiste a abandonar a su
pueblo, aunque éste ha llegado a ser completamente indigno del amor que le ha
demostrado.
Destruir a Efraín.
El hombre puede castigar para
destruir, pero Dios castiga para corregir y enmendar (Jer 29: 11). La ira de
Dios fluye en una dirección muy diferente de la del hombre. Este tiene el
propósito de vengarse; Dios, de reconciliar.
Dios soy.
Esta es
la causa fundamental de la misericordia divina que se acaba de expresar: el
carácter de Dios, santo por su misma naturaleza, sólo puede cumplir y hacer
honor a su pacto de amor eterno con Israel. El es Dios, y por eso debe ser
medido por la norma divina de ese amor (Rom. 8: 37- 39; 1 Juan 4: 16), y no por
la norma vengativa del hombre.
El Santo.
Esto explica por qué
Dios castiga la iniquidad, y sin embargo continúa mostrando misericordia. La
santidad que no puede tolerar la culpabilidad es también la santidad de verdad y
fidelidad.
En la ciudad.
Estas palabras significan que Dios no
entraría como un enemigo para destruir completamente, como había ido a las
ciudades de la llanura de Sodoma (vers. 8).
10. Rugirá como león.
Una comparación que denota tanto la
sonoridad del pregón como la pavorosa majestad del Señor cuando convoca a su
pueblo para que retorne. Este rugir también puede significar la orden terminante
que da Dios a los enemigos de Israel, cuando el Señor llama a su pueblo para que
regrese de su cautiverio. La voz majestuosa e imperativa con que el Señor se
dirige a los que obran iniquidad, aunque está llena de amor (Rom. 2: 4), también
está llena de la solemne posibilidad del castigo. Dios invita a los pecadores no
sólo a que se refugien en su misericordia, sino también para que huyan de la ira
venidera (Mat. 3: 7-8).
11. Como ave.
Sin duda es una referencia al regreso de los judíos después de los 70
años de cautiverio (Jer. 29: 10). Aquí se mencionan específicamente a Egipto y a
Asiria, porque los judíos estuvieron sometidos y oprimidos en ambos países.
12. Me rodeó.
El profeta presenta
la manifiesta idolatría de Israel en contraste con la condición espiritual de
Judá, el reino del sur, que en apariencia era leal al Señor.
Gobierna.
"Es aún inconstante con su Dios" (VM). Quizá esa "inconstancia" indicaba
que Judá adoptaba una posición vacilante, indecisa, en relación con el Señor, el
Santo y fiel.
La condición de Judá en el tiempo cuando cayó Israel, el
reino del norte, está reflejada en el vers. 2 (ver también las pp. 32-33 y com.
cap. 4: 15).
El último versículo del cap. 11 es él primero del cap. 12
en la Biblia hebrea y también en la BJ.
COMENTARIOS DE ELENA
G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE OSEAS CAPÍTULO 11
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