1. No te alegres.
La primera mitad de este
capítulo, vers. 1-9, presenta una amonestación contra cualquier sentimiento de
falsa seguridad que venga de un período de prosperidad pasajera. Israel prosperó
en los días de Jeroboam II (ver com. cap. 2: 8), y después del alejamiento de
Tiglat-pileser III, rey de Asiria (2 Rey. 15: 19; ver com. 1 Crón. 5: 26), el
país disfrutó de paz en el tiempo de Manahem. Peka era aún algo fuerte cuando
Tigiat-pileser invadió a Israel, pues cuando se alió con Rezín de Siria infundió
temor a Judá (2 Rey. 16: 5-6).
Amaste salario.
Esto explica la
razón del gozo de ellos. Las bendiciones de la cosecha eran consideradas como la
recompensa de su culto a los ídolos Jer. 44: 17-18). No es de extrañarse que
Oseas se refiera a esas bendiciones como al salario de una ramera y no como a
una prueba del amor de Dios.
2. No los
mantendrán.
Aunque los israelitas se regocijaban por las bendiciones de
la cosecha, no podrían disfrutar del abundante producto de sus campos porque
serían llevados cautivos a Asiria, lo que evidentemente está implicado en el
vers. 3. Cuando las bendiciones de Dios se dedican a fines pecaminosos, el
Señor, en su misericordia, las elimina (PR 15).
3. En la tierra de Jehová.
En Palestina (Sal. 85: 1; Joel
2: 18), que Dios se proponía que fuera posesión permanente de su pueblo. 937 Los
israelitas habían de perderla por sus pecados y apostasía. Sólo sería suya si
respetaban el pacto. Ahora, cuando habían renunciado al pacto (Ose. 6: 7; 8: 1;
9: 1), correspondía que fueran eliminados de la tierra (cap. 9: 15, 17; cf. com.
cap. 2: 5, 9).
Volverá Efraín a Egipto.
Ver com. cap. 8: 13.
Comerán vianda inmunda.
El pueblo comería alimentos inmundos en
la tierra de su cautiverio, pues no podrían observar fácilmente los requisitos
de la ley que prohibe que se coman ciertos animales (Lev. 11; Eze. 4: 13).
4. Pan de enlutados.
Este era el
alimento que comían los enlutados en los funerales. Cualquier alimento de esa
clase era legalmente inmundo porque un cadáver, ceremonialmente, contaminaba
durante siete días la morada donde estaba y a todos los que entraban en ella
(ver com. Núm. 19: 14). Por lo tanto, los que comían ese alimento quedaban
ceremonialmente inmundos. Así sucedería con los cautivos en la tierra
contaminada de su exilio.
Pan de ellos para sí mismos.
Necesitarían de todo su alimento para nutrirse. No sería llevado a la
casa de Jehová como ofrenda.
5. ¿Qué
haréis?
Como estaban lejos, en un país extraño, los israelitas sentirían
intensamente la pérdida de sus celebraciones anuales, sus fiestas y solemnidades
religiosas (ver com. cap. 2: 11).
6. Se
fueron.
El profeta describe el exilio de Israel en la tierra del
cautiverio como un acontecimiento que ya hubiera sucedido. La posesión y
ocupación de "la tierra de Jehová" " (ver com. vers. 3) era una prueba de que
disfrutaban del amor del Señor. Por lo tanto, como la iniquidad de los
israelitas les trajo el desagrado divino, sólo podía esperarse que fueran
expulsados de su tierra.
A causa de la destrucción.
Se refiere a
la desolación y ruina de su país del cual "se fueron", es decir, del cual habían
sido sacados.
Egipto.
Sin duda se usa este nombre en sentido
figurado para indicar que el lugar de su castigo sería un segundo país de
cautiverio (ver com. cap. 8: 13). Lejos de su tierra nativa, serían juntados y
condenados a ser sepultados.
Lo deseable de su plata.
"Sus
tesoros de plata, la ortiga los heredará" (BJ). Tesoros como ídolos de plata,
joyas de plata o casas adornadas donde había plata. El contexto favorece esta
última interpretación. Las casas adornadas de los hijos de Israel quedarían
completamente desoladas y desiertas, hasta el punto de que ortigas y espinos las
invadirían.
7. Los días del castigo.
Sin duda que los falsos profetas de los días de Oseas, así como los de
otras épocas, se habían mofado de la idea de que llegarían los días de la ira de
Dios. Aseguraban al pueblo que no tenían por qué temer (Jer. 14: 13-15; Eze. 13:
9-10; Amós 6: 3). Desgraciadamente muchos creían y deseaban esa doctrina
engañosa (Isa. 30: 8-14). Pero prevaleció el propósito de Dios. Llegó el día del
castigo y la retribución divina. Israel no podía dejar de saberlo, porque lo que
no creyera, ahora lo experimentaría.
El varón de Espíritu.
Es
decir, el varón que tiene un espíritu. Algunos entienden que esta frase se
refiere a que el profeta y el varón de espíritu son los falsos profetas (ver
com. vers. 8) que pretendían tener inspiración divina y lisonjeaban a Israel con
falsas esperanzas y garantías de seguridad y protección (Jer. 8: 11). Mediante
amargas experiencias Israel aprendería la necedad de los que engañaban al pueblo
con sus falsas predicciones. Parece que siempre que Dios levanta un verdadero
profeta, Satanás envía falsos profetas. Moisés tuvo que luchar con los magos de
Egipto y con Balaam (Exo. 7: 10-11; 8: 6-7; Núm. 22-24). En el monte Carmelo,
Elías tuvo que hacer frente a los 450 profetas de Baal (1 Rey. 18). Micaías, en
Samaria, tuvo que enfrentarse a otros 400 (1 Rey. 22: 6-23). Profetas falsos se
levantarán aún en los días finales de la historia de la tierra (Mat. 24: 11,
24).
Otros entienden que el profeta y el varón de espíritu son los
profetas verdaderos, a quienes el pueblo llamaba necios e insensatos y que, de
acuerdo a esto, fueron tratados despectivamente, despreciados y perseguidos. Los
mundanos siempre han considerado que los profetas verdaderos de Dios están
dementes, como cuando Festo habló con el apóstol Pablo (Hech. 26: 24), o cuando
los capitanes de Jehú juzgaron "loco" al joven profeta que Eliseo envió para que
ungiera a Jehú como rey (2 Rey. 9: 1-11), y cuando Semaías acusó a Jeremías
(Jer. 29: 24-29). ¿Los judíos de los tiempos de Jesús no declararon acaso que él
estaba " "fuera de sí" ? (Juan 10: 19-21).
Grande odio.
Sin duda
se trata del odio de los apóstatas, ya fuera contra sus prójimos, contra su Dios
o contra los profetas del Señor. En su camino descendente de pecado, el
transgresor primero descuida a Dios, y después le desobedece voluntariamente.
Finalmente odia a su Hacedor cuando cae bajo el castigo debido a su conducta
obstinada.
8. Atalaya.
Si
consideramos que el profeta y el varón de espíritu (ver com. vers. 7) son los
verdaderos profetas a quienes el pueblo despreciaba, y de quienes se mofaba como
si fueran necios y fanáticos, entonces Oseas declara aquí que su Dios es el Dios
de esos atalayas, y que el Señor los protegería sin importar cómo fueran
tratados (cf. Eze. 3: 16-21; 33: 7-9).
Para con mi Dios.
"Está
con mi Dios" (BJ, nota). La palabra "con" es significativa aquí. Si el falso
profeta estaba con el pueblo, adulándolo para lograr su favor y para que pasara
por alto su proceder pecaminoso, el verdadero profeta en todo momento estaba con
el Señor para recibir su ayuda y dirección, en comunión con él, para llevar con
él a cabo la voluntad divina haciendo frente a toda oposición. En una palabra;
tenía el elevado privilegio de ser miembro del selecto grupo de los que son
"colaboradores suyos" (2 Cor. 6: 1). Cambiando una vocal en la vocalización
masorética tradicional (ver t. 1, pp. 29-30), esta frase podría traducirse "el
pueblo de mi Dios".
Lazo de cazador.
Figura que se refiere a la
obra del falso profeta que enlaza al pueblo mediante sus engaños para hacerlo
caer en la destrucción (Isa. 30: 8-13). Esto parece indicar que el "profeta" "
(ver com. vers. 7) mencionado previamente podría ser un falso profeta y no
verdadero.
Odio.
Sin duda el odio fomentado por la idolatría
contra Dios y su pueblo. Se dice que esta idolatría tiene su asiento en el
templo idólatra, y es representada activamente por el falso profeta.
Casa de su Dios.
El falso profeta quizá estaba vinculado con el
templo de algún ídolo, tal vez el de Bet-el (ver com. cap. 8: 1). Adviértase el
contraste entre "su Dios" y "mi Dios", como lo menciona Oseas en la primera
parte del versículo.
9. En los días de
Gabaa.
Oseas alude a Gabaa para mostrar al pueblo del reino del norte
hasta qué profundidad de corrupción ha caído. Esta podría ser una alusión al
abominable y vergonzoso abuso de la concubina del levita, perpetrado por los
hombres de Gabaa, uno de los más vergonzosos casos del período de los jueces
(Juec. 19).
Se acordará de su iniquidad.
Así como el pecado de
Gabaa fue cruentamente vengado, por lo cual casi fue aniquilada la tribu de
Benjamín, aunque por un tiempo pareció que Dios había pasado por alto la culpa
del pecador y había permitido que Benjamín venciera a las otras tribus (Juec.
20), así también sucedería con el reino del norte. En su exilio no escaparía al
castigo de la ira divina, aunque durante muchos años parecería como si Dios
hubiera pasado por alto su transgresión.
10. Como uvas.
Es muy grato encontrar uvas y "la fruta
temprana de la higuera" en un desierto silvestre y sin cultivar. El Señor
expresa el gran gozo que experimentó con el Israel de la antigüedad cuando lo
tomó para sí (Deut. 32: 10).
Baal-peor.
Referencia al terrible
adulterio espiritual y literal en que cayó Israel incitado por Moab, tentación
que fue sugerida por el apóstata Balaam (Núm. 25: 1-5).
Se apartaron.
Del Heb. nazar , que en la forma en que aquí se encuentra significa
"consagrarse". Nazar es la raíz de nazir , " "nazareo" (ver com. Núm. 6: 2).
Para vergüenza.
Las doncellas moabitas sacrificaban su
virginidad a ese repulsivo e inmundo dios; y los israelitas, que debían haber
estado separados para Dios y su servicio (Núm. 25: 6-9), participaron en esta
iniquidad. En contraste con los nazareos, que se separaban de todo lo que se
interpusiera en su dedicación a Jehová (Núm. 6), estos transgresores se
apartaron de Dios y de sus caminos, y se " "consagraron a la Infamia" (BJ). De
esa manera, por así decirlo, se convirtieron en "nazareos de la Infamia"
(compárese con el comentario de "se apartaron").
Como aquello que
amaron.
Los seres humanos tienden a asemejarse en carácter con el objeto
de su adoración (ver com. Sal. 11 5: 8). Así fue en el caso de Israel. Degeneró
en moral y en carácter, y fue considerado por Dios como abominable, semejante a
las abominaciones paganas que adoraba.
11. La gloria de Efraín.
Después de trazar un paralelo
entre los males del Israel de esos días y los vergonzosos episodios del pasado
939 -Gabaa y Baal-peor- (vers. 9-10), Oseas prosigue anunciando el merecido
castigo que está por caer sobre el reino del norte.
El significado de la
palabra Efraín es "doble fertilidad" " (ver com. Gén. 41: 52). En la bendición
de Jacob sobre Efraín se predijo que sería mayor en número que su hermano
Manasés (Gén. 48: 14- 20). Esa bendición posteriormente fue afirmada por Moisés
(Deut. 33: 17). Por lo tanto, es muy probable que "la gloria" de que se habla
aquí se refiera al aumento de la población de Efraín. Pero como resultado de las
matanzas causadas por el invasor venidero, habría una marcada disminución del
número de los habitantes de Efraín.
12. ¡Ay
de ellos también!
Al alejarse Dios de su pueblo, se produjeron todas las
desgracias de éste (Deut. 31: 16-18). Como Israel se había apartado de Dios
(Ose. 7: 13), lo natural era que Dios se apartara de él (2 Crón. 15: 1-2).
13. Efraín.
El hebreo de la primera
mitad de este versículo es algo oscuro. "Hebr. ininteligible" (BJ, nota). La BJ
traduce: " "Efraín, como yo mismo veo, ha hecho de sus hijos una presa". " Con
leves variantes ésta es también la traducción de la LXX.
A la matanza.
"Al verdugo" (BJ). Quizá ninguna nación de la antigüedad fue más cruel
con un enemigo vencido que los asirios (cap. 10: 14).
14. Lo que les has de dar.
El profeta está de acuerdo con
el castigo asignado.
15. En Gilgal.
Ver com. cap. 4: 15.
Les tomé aversión.
Es algo terrible
cuando nuestros pecados provocan el odio de Dios, y serán severos los castigos
que resultarán de ese odio. Sin embargo, podemos estar seguros de que aunque
Dios odia el pecado, sin embargo ama al pecador (CC 50), Si el pecador no se
separa de su iniquidad, algún día tendrá que enfrentarse con el odio divino que
destruirá finalmente el pecado. El pecado de Efraín no fue un pecado común, no
fue un pecado de ignorancia: fue un pecado contra la luz plena de la voluntad de
Dios, y por lo tanto digno de la mayor condenación (cf. Luc. 12: 47-48).
Mi casa.
Compárese con "la tierra de Jehová" (ver com. vers. 3).
No los amaré más.
Por supuesto, esto sólo se aplica a la nación
en conjunto. No se refiere a individuos, muchos de los cuales permanecieron
fieles a Dios y a su voluntad. Había muchos de ellos en Israel, y Dios los amó
como siempre lo ha hecho y como siempre lo hará (1 Rey. 19: 18; 2 Crón. 16: 9;
Rom. 8: 35-39; PR 217).
Todos sus príncipes.
Esto muestra cuán
completamente irremediable era la condición espiritual del reino del norte, pues
ninguno de sus reyes hizo lo correcto ante los ojos de Jehová. ¡Cuán trágico fue
que esta nación, que debería haber sido una luz para los gentiles (Isa. 49: 6),
se convirtiera en un país de oscuridad espiritual! Hay un comentario más amplio
sobre este asunto en las pp. 32-35.
16. Efraín fue herido.
Aunque Israel fue colocado como una
planta agradable en el huerto del amor de Dios, la enfermedad de la apostasía
había herido sus raíces, y éstas se habían marchitado. Cuando se secan
completamente las raíces, no puede haber esperanza de fruto. Por lo tanto, a
menos que Efraín dejara sus propios caminos por los caminos de Dios, su árbol
sólo produciría hojas y merecería el castigo divino (cf. Mat. 21: 18-19).
17. Mi Dios.
Ver com. vers. 8. Dios
no es el Dios de aquellos que en forma desobediente se apartan de él. Dios nunca
abandona a los hombres, a menos que éstos primero lo abandonen a él para seguir
egoísta y pecaminosamente los caminos de su propia elección (ver com. vers. 12).
Errantes.
Dios había anunciado siglos antes a Israel que ésta
sería su suerte si se apartaba del Señor (Deut. 28: 63-65). Las diez tribus no
regresarían juntas, sino que andarían "errantes entre las naciones" hasta el fin
del tiempo (PR 222). Cuán notablemente se ha cumplido esta predicción divina en
la historia de los judíos desde los días de Oseas hasta hoy. Han viajado y huido
de una nación a otra durante siglos. Sin embargo, esta profecía 940 no dice que
algunos miembros de las diez tribus no podrían volver individualmente del
cautiverio. Pudieron hacerlo, y algunos lo hicieron retornando con los
repatriados de Judá, cuando se cumplió el exilio del reino del sur (ver com.
Ose. 1: 11). (Nota: El pequeño Estado de Israel existe desde 1948. Sin embargo,
debido a los continuos ataques de los palestinos, a sus guerras con Egipto,
Siria y Jordania (y con Irak, aunque en escala reducida), y a la hostilidad de
las otras naciones árabes y aun de otros pueblos mahometanos, los israelíes
permanentemente tienen su "vida como algo que pende delante de" ellos; su
intranquilidad se prolonga "de noche y de día" y no tienen "seguridad" (Deut.
28:66). Además, un buen porcentaje de los millones de hebreos "de la diáspora"
no se han asimilado en los países donde nacieron y, en numerosas ocasiones, son
el blanco del odio de quienes propugnan y fomentan el antisemitismo en muchas
formas. -N. del T *)
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE OSEAS CAPÍTULO 9
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