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SERVIR Y SALVAR - Libro complementario


Capítulo 9

¿CUAL ES TU FUTURO?

Isaías 41,42,44,45

¿No sería útil saber qué sucederá en el futuro? El libro i de Isaías afirma que Dios conoce el futuro y que ^^ esta habilidad única es una prueba poderosa de que él es el Dios verdadero (Isa. 4i:4,21-23,26,27). Sus revelaciones del futuro a los seres humanos son selectivas: revela lo suficiente como para que confiemos en él como el Dios verdadero, comprendamos su obra salvífica y cooperemos con él siguiendo fielmente sus instrucciones (Deut. 29:29). Los seres humanos no siempre entienden las predicciones de Dios antes de que se cumplan, pero él nos las da para que, cuando los eventíps sucedan, la gente pueda creer en él (Juan 14:29). ''

La evidencia más sorprendente de Isaías de que el Señor conoce el futuro es su predicción de que Ciro derrotaría a los opresores de su pueblo y los liberaría. Isaías 44:28 al 45:7 y 13 son versículos asombrosamente específicos que hablan de las acciones de Dios:

Que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado. Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha (Isa. 44:28-45:1).

Estos versículos solo pueden hablar de Ciro el persa, que llegó del este y del norte de Babilonia para conquistarla en 539 a.C. ¡Ese hecho ocurrió casi un siglo y medio después de la muerte de Isaías, en la década de 680 a.C.!

Después de que Ciro tomó Babilonia, cumplió la predicción de Isaías al liberar a los judíos exiliados para que pudieran regresar a su tierra natal y reconstruir el Templo en Jerusa-lén (2 Crón. 36:22,23; Esd. 1:1-4). De este modo, Ciro comenzó el proceso de restauración del Templo, que el mismo Señor había decretado: "Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia" (Esd. 6:14). Dios ¿conoce el futuro?

OBJECIONES AL PRECONOCIMIENTO DE DIOS

Los eruditos histórico-críticos rechazan la idea de que el Isaías de Jerusalén predijera a Ciro por su nombre casi un siglo y medio antes de que el rey persa conquistara Babilonia. No creen que esas predicciones u otras intervenciones de Dios, como los milagros, sean posibles. En cambio, teorizan que una persona posterior no identificada, que vivió durante la época de Ciro, el llamado segundo Isaías, debió haber escrito la parte del libro de Isaías que contiene esta "predicción" (historia presentada como predicción), junto con otros elementos que conectan especialmente con un escenario en el exilio babilónico. Esta sección consta de Isaías 40 al 66 o 40 al 55 si, como sostienen muchos erudi-* tos, hubo un tercer autor que escribió los capítulos 56 al 66 durante el tiempo de la restauración después del Exilio. Sin embargo, no hay evidencias sólidas de que nadie más que el Isaías de Jerusalén haya sido el autor humano del libro que lleva su nombre.

Algunos teólogos se oponen a la idea de que Dios conoce todo el futuro, porque esto parece causar dos problemas. 

En primer lugar, si él ya sabe qué decisiones tomarán los seres humanos, ¿no anula esto el libre albedrío humano, de modo que el destino de todos está predestinado porque nuestras decisiones son irrelevantes? No, toda la Biblia afirma en forma reiterada y enfática que las decisiones humanas son cruciales (p. ej„ Gén. 4:7; Deut. 30:15-20; Jos. 24:15; Apoc. 3:20; 14:6-12). Nosotros decidimos si seremos salvos o nos perderemos, al elegir si aceptamos o no la salvación gratuita de Dios mediante la fe en Cristo y su sacrificip (Rom. 3:21-26; 6:23). Es como cuando Noé y su familia subieron al arca: Dios no obligó a nadie a subir ni a bajar del arca, sino que aceptó las decisiones que la gente tomó (Gén. 7).

El hecho de que Dios conozca las decisiones que tomaremos no significa que determine esas decisiones. Para ilustrar (imperfectamente) la diferencia entre el preconocimiento y el libre albedrío, si sabes (aunque no con la certeza con que Dios sabe) que tus hijos aceptarán tu ofrecimiento de llevarlos por un día a un parque o un acuario, ¿los estás obligando a ir? ¡Por supuesto no!

El segundo supuesto problema con el preconocimiento absoluto de Dios se relaciona con la teodicea, que se refiere a la justificación de su carácter. Si el carácter de Dios es verdaderamente amor, como lo afirma explícitamente la Biblia (Éxo. 34:6,7; 1 Juan 4:8,16), ¿por qué no evita el sufrimiento si conoce de antemano qué va a suceder?

Negar el preconocimiento divino no resuelve el problema de la teodicea, porque no soluciona la cuestión de por qué Dios no detiene el sufrimiento en progreso (actual), que él puede ver ahora incluso si no pudiera predecir el futuro. Por ejemplo, incluso si Dios no hubiese sabido de antemano qué harían los nazis en Auschwitz, ¿por qué no intervino, mientras se calcula que más de un millón de personas, en su mayoría judíos, eran asesinadas en ese campo de concentración?

La Biblia explica que el sufrimiento y la muerte son el resultado de las malas decisiones de los seres creados por Dios, incluyendo a los seres humanos (Gén. 3; Rom. 6:23); son producto del gran conflicto cósmico entre el amor divino (que abarca tanto la justicia como la misericordia) y el egoísmo rebelde. Dios no quiso ni causó el conflicto, pero permitió el conflicto y sus consecuencias porque creó seres, incluyendo a los seres humanos, con libre albedrío para que pudieran tener el potencial de amarlo a él y a los demás. El-amor es imposible sin el libre albedrío; no puede ser forzado. Pero el libre albedrío conlleva riesgos: la capacidad de elegir a Dios también implica la capacidad de elegir oponerse a él.

En última instancia, Dios pondrá un punto final y definitivo al egoísmo, el sufrimiento y la muerte (Apoc. 20-22). El amor triunfará al final. Pero, mientras tanto, Dios no usa su preconocimiento ni su poder para prevenir o detener todo sufrimiento, aunque nos brinda ventanas de esperanza mediante milagros de curación y protección. Él da oportunidades para tomar decisiones inteligentes, al permitir percibir el contraste entre su amor y el cruel régimen del pecado, liderado por Satanás, el gobernante rebelde de este mundo (Juan 12:31).

Los seres humanos no entienden cómo Dios puede conocer el futuro distante, anunciando "lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho" (Isa. 46:10). Es una habilidad que desafía a la ciencia tal como la conocemos. Pero la Biblia nos da muchas pruebas para-' apoyar esta afirmación de Dios, incluidas las predicciones cumplidas de Ciro y el momento de la venida del Mesías (Dan. 9:24-27; comparar con Luc. 31).1 Especialmente impresionantes son las profecías de Daniel ya casi totalmente cumplidas (caps. 2, 7, 8,11,12), que abarcan no solo siglos sino milenios.

El conocimiento previo único de Dios tiene cua.tro implicaciones importantes. En primer lugar, tenemos esperanza para el futuro porque podemos estar seguros de que el Señor es el único Dios verdadero, el Creador soberano, quien puede salvarnos (Isa. 44:1-45:7; 46:3-13; 48:3-21)

En segundo lugar, Dios puede cumplir providencialmente su voluntad en nuestro favor con sabiduría y eficacia. Él no fuerza las decisiones humanas, pero trabaja con ellas y a pesar de ellas (Gén. 50:20; Rom. 8:28).

En tercer lugar, cuando un verdadero mensajero del Señor hace una predicción en su nombre, la predicción se cumple (Isa. 44:26); esta es una prueba de un verdadero profeta (Deut. 18:22). Sin embargo, no invalida a un verdadero profeta cuando este hace una predicción condicional en el nombre del Señor (p. ej., Jon. 3:4-10).

En cuarto lugar, los que confían en Dios recurrirán solo a él para conocer el futuro; no recurrirán a fuentes ocultas alternativas. La leyjDíblica prohibe estrictamente las prácticas ocultistas (Éxó>. 22:18; Lev. 19:26,31; 20:6,27; Deut. 18:9-14), ya que violan el primero de los Diez Mandamientos: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxo. 20:3).

EL "UNGIDO", O MESÍAS

Isaías 45:1 llama a Ciro, el "ungido" del Señor, que en hebreo es mashiakh; esta palabra se transcribe al griego como messias y luego al español como "mesías". En otras partes del Antiguo Testamento, el término mashiakh se aplica a los patriarcas, incluyendo a Abraham y sus descendientes (1 Crón. 16:22; Sal. 105:15), los (sumo) sacerdotes israelitas (Lev. 4:3, 5,16; 6:22), y los reyes israelitas (1 Sam. 16:6; 24:6, 10; 2 Sam. 22:51; Sal. 18:50). El Señor también le pidió a Elias que ungiera a Eliseo como profeta en su reemplazo (i Rey. 19:16), aunque a Eliseo no se lo llama mashiakh," ungido".

Estas personas eran los líderes religiosos y civiles más prominentes del pueblo de Dios, a quienes él había escogido. Para los sacerdotes y los reyes, esta elección podría significar un acto literal y físico de unción, realizado por un representante del Señor, como un profeta. Ungir a alguien (es decir, derramar un poco de aceite sobre la cabeza de la persona) indicaba que Dios la escogía para una tarea específica (p. ej., Éxo. 28:41; 1 Sam. 10:1; 16:13). El significado principal de la unción era dedicar a la persona a Dios: era santa para él y debía cumplir una función santa, como lo demuestra la unción de objetos para darles un estatus sagrado (p. ej., Gén. 31:13; Éxo. 40:9-15; Lev. 8:10-12).

Solo aquí, en Isaías 45:1, una persona ajena al linaje de Abraham (es decir, Ciro) fue llamada "ungido" (mashiakh) del Señor; aunque Dios le encargó a Elias que ungiera a Hazael como rey sobre Siria (1 Rey. 19:15). ¿Cómo podría Ciro, un rey persa, recibir esta elevada investidura? No fue ungido literalmente por un profeta hebreo, pero el Señor lo trató como un líder especial de su pueblo para llevar a cabo una función sagrada. De hecho, Ciro se convirtió en rey de los judíos cuando conquistó Babilonia, y logró el santo propósito de Dios de liberar al pueblo hebreo del cautiverio para que pudieran regresar a Jerusalén y reconstruir el santo Templo del Señor (2 Crón. 36:22, 23). No fue un libertador israelita, tal como los reyes Saúl y David, pero fue un libertador de Israel.

El libro de Daniel predice la venida de otro mashiakh (Dan. 9:25-27), quien puede ser identificado como Cristo, el "Ungido", o Mesías. Ya hemos encontrado profecías que señalan a Cristo en Isaías 7:14; 9:6 y 7; y 11:1 al 10. Estas predicciones indican que es divino; que nacería de una virgen; que llegaría a ser un gobernante poderoso, sabio y eterno de la línea de David; que establecería la paz, la justicia y la rectitud; que el Espíritu del Señor descansaría sobre él; y que las naciones se sentirían atraídas por él. Isaías, 40:3 al 11 también promete la venida del poderoso, pero misericordioso, Rey divino.

Isaías 42:1 al 9 desarrolla aún más el perfil del Mesías, aunque este pasaje no lo llama el mashiakh. Aquí, es el "siervo" de Dios, en quien el Señor pone su Espíritu, y quien "traerá justicia a las naciones" (vers. 1). Estos aspectos identifican al Siervo con las profecías mesiánicas anteriores del libro. Además, no gritaría y sería amable (vers. 2,3). "No se cansará ni desmayará" (vers. 4; literalmente, "no vacilará ni se desalentará" [NTV]). Y el Señor le dice: "Te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas" (vers. 6,7).

Estas palabras indican que el Siervo necesitaría la protección del Señor ("te guardaré"). Él serviría como Mediador de un pacto divino-humaiao, y liberaría de la esclavitud a los cautivos de las tinieblas.

Isaías 42:1 al 9 es ej primero de cuatro poemas o cantos, comúnmente llamados "Cantos del Siervo", sobre el Mesías, en la segunda mitad del libro de Isaías. Los otros tres se encuentran en Isaías 49:1 al 13; 50:4 al 9; y 52:13 a 53:12. (Se analizarán en el próximo capítulo de este litíro.) Isaías 61:1 al 3 también trata sobre el Mesías, quien es "ungido" por Dios (vers. 1).

Cada uno de los Cantos del Siervo se refiere a la persona denominada "siervo" del Señor (Isa. 42:1; 49:3; 50:10; 52:13). Sin embargo, en otras partes de Isaías 40 al 66, la nación del pueblo de Dios también es llamada "siervo" del Señor (Isa. 41:8, 9; 42:19; 43:10; 44:1, 2,21; etc.). ¿Cuál es la relación entre estos dos siervos? John N. Oswalt señala que, según el Nuevo Testamento, al menos algunos de los Cantos del Siervo "se refieren a Jesucristo, el Mesías (Mat. 8:17; 12:18-21; Luc. 22:37; 23:33,34; Juan 12:38; Apoc. 7:16,17; etc.)". Él explica que, en los Cantos del Siervo, "Isaías está hablando de una persona, casi con seguridad el Mesías, quien será el Israel ideal. A través de su servicio obediente a Dios, Israel podrá realizar el servicio de bendecir a las naciones que habían sido profetizadas en Génesis 12:3 y en otros lugares".2

Ya en Isaías 42, tenemos la idea de que el Mesías no triunfaría simplemente al utilizar la fuerza y arrasar sin ninguna dificultad con toda oposición. Sería vulnerable, su éxito requeriría esfuerzo, y sería como Ciro en el sentido de que traería esperanza al liberar a la gente de la esclavitud (Isa. 61:1, comparar con Luc. 4:18). Cualquiera que lea sobre el ministerio de Jesús en el Nuevo Testamento puede ver que el perfil que Isaías traza de él era exacto... ¡más de setecientos años antes!

Entonces, ¿cuál es tu futuro? Dios lo conoce, pero la decisión es tuya.


1 Ver Roy Gane, Who's Afraid of the Judgment? The Good News About Chríst's Work ¡n the Heavenly Sanctuary (Nampa, ID: Pacific Press, 2006), pp. 75, 76.

2 John N. Oswalt, "The Book of Isaiah: Chapters 40-66", New International Commentary on the Oíd Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998), p. 108.

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