1. Oíd esta palabra.
Esta frase aparece en el
comienzo de los cap. 3, 4 y 5. En estos capítulos hay claros mensajes que
señalan con precisión los pecados de Israel, y anuncian que se acercan los
castigos de Dios debido a esos pecados. En éste, el primero de los tres
mensajes, Dios denuncia por sus crímenes a Israel ante el tribunal de la
justicia divina, y pone de manifiesto que hay un alejamiento entre él y su
pueblo (vers 3, 10). En el vers. 3 se halla la nota tónica de este mensaje.
Toda la familia.
Esta declaración indica que la exhortación
divina es para todas las doce tribus a quienes el Señor manifestó su gran favor
sacándolas de "la tierra de Egipto" " (cap. 2: 10). Sin embargo, la acusación
siguiente se dirige específicamente al reino del norte.
2. Vosotros solamente.
La relación especial de Dios con
los hijos de Israel descuella frecuentemente en las Escrituras (Deut. 4: 7, 20;
14: 2; 2 Sam. 7: 23; 1 Crón. 17: 21; Rom. 9: 4-5). Cuando la nación de Israel
rehusó vivir en armonía con sus privilegios y no aceptó sus responsabilidades,
esa envidiable posición le fue quitada y fue dada a la familia espiritual de
Dios en la tierra: la iglesia cristiana (ver pp. 37- 38). Llegamos a pertenecer
a la familia de Dios (Gál. 3: 26, 29) mediante nuestro nacimiento espiritual por
la fe 987 en Cristo como nuestro Salvador (Juan 1: 12-13; 3: 3; 2 Ped. 1: 4).
Esto nos hace "hijos de Dios" (1 Juan 3: 1) y, por lo tanto, "coherederos con
Cristo" (Rom. 8: 17) y recipientes de la gracia y de todos los privilegios de la
familia (Gál. 4: 6-7).
Castigaré.
Debido a sus excelsos
privilegios y a la abundancia de luz que Dios había permitido que brillara sobre
el sendero de los israelitas, él los castigaría en forma ejemplar por sus
iniquidades. Mientras más claramente conozcamos nuestra vinculación espiritual
con Dios, tanto más culpables seremos por rechazar al Señor y mereceremos más
las consecuencias de ese proceder. No se debe abusar de los grandes privilegios,
para que no caigan sobre nosotros grandes castigos (Luc. 12: 47-48). Todavía
permanece el amor de Dios para nosotros, lo cual lo mueve a buscar otro camino,
si bien es un camino "extraño": un castigo; pero con la esperanza de causar en
nosotros una corrección moral y espiritual (Isa. 28: 21).
Todas vuestras
maldades.
La apostasía fue el principal pecado del reino del norte de
Israel (cap. 3: 14; 4: 4; 5: 4-5). Sin embargo, debe notarse en este capítulo
que los pecados que especialmente Provocaron el reproche divino y atrajeron el
castigo fueron una grave corrupción moral, codicia y disipación, que a su vez
produjeron un abierto desprecio de los sencillos deberes que tenemos para con
nuestros prójimos y una violenta opresión contra los pobres. Este último mal
causó, repetidas veces, una tajante censura (cap. 2: 6-7; 4: 1; 5: 11-12; 8:
5-6). Amós condena vigorosamente a los grandes y a los ricos por el descuido y
el mal uso de su riqueza e influencia, bendiciones que deberían haber sido
usadas para remediar esa corrupción y pobreza.
3. ¿Andarán dos?
Ver com. cap. 2: 4. Esta pregunta hace
resonar la nota dominante del primero de los tres mensajes (ver com. cap. 3: 1).
Estuvieren de acuerdo.
O "tienen una cita". Así como dos
personas no caminan juntas a menos que tengan un propósito común en vista, así
también el Señor indica que la relación especial que él había mantenido con
Israel (vers. 2) no podría continuar mientras Israel se aferrara de sus
iniquidades. Es muy expresiva la traducción de la LXX: " "¿Caminarán dos juntos
en absoluto si no se conocen?" " Caminar "juntos" con Dios no significa algo
ocasional, sino un hábito continuo que brota de una relación establecida.
Significa un compañerismo basado en una mutua armonía de mente y espíritu. Para
que dos personas caminen "juntas" deben marchar en la misma dirección.
4. ¿Rugirá el león?
El profeta
presenta algunas comparaciones antes de pronunciar juicio sobre su pueblo.
Mediante estas comparaciones demuestra la verdad de que todo efecto tiene una
determinada causa, así como cada causa produce un efecto bien definido.
Generalmente los rugidos del león alcanzan su máxima ferocidad cuando está por
saltar sobre su presa. Cuando Dios emite su voz por medio del profeta, el pueblo
también debe estar seguro de que eso significa que Dios está por castigar a su
pueblo (cf. cap. 1: 2; 3: 8).
5. ¿Caerá el
ave?
Así como un ave no puede ser capturada a menos que se le prepare
una trampa, así también cuando un pecador prepara para sí mismo una trampa de
iniquidad no puede escapar a sus resultados punitivos (Sal. 7: 15-16; 9: 15; 40:
12; Prov. 5: 22).
Lazo.
"Una trampa para aves". Quizá era una
red que tenía un palo a manera de resorte, el cual arrastraba una parte de la
red cuando era tocado, envolviendo y capturando al ave.
Si no ha
atrapado algo.
Así como una trampa no saltará o funcionará si no ha
capturado algo, así también el profeta no anunciaría la llegada de la
retribución divina si los pecadores no la merecieran.
6. Trompeta.
Heb. shofar, "cuerno de carnero" usado
especialmente para transmitir señales (ver t. II, p. 41). El súbito sonido de
una trompeta causaba temor entre los habitantes de las ciudades; y así también
causaría alarma el mensaje de Amós (cf. Eze. 33: 2-5).
Mal.
Aquí
indica calamidad, aflicción, castigo (ver com. Isa. 45: 7; 63: 17). La inminente
ruina de Israel y la caída de Samaria, su ciudad capital, se presentan como que
fueran causadas por el Señor, pues el enemigo que se aproximaba era el
instrumento del cielo (Isa. 10: 5; ver PR 216- 217). Una característica de la
Biblia es la de atribuir directa e inmediatamente a Dios la acción y operación
de los acontecimientos provocados en tales crisis (1 Sam. 18: 10; 1 Rey. 22:
19-23; Job 1: 6-12; Isa. 45: 7; ver com. 2 Crón. 18: 18).
7. No hará nada Jehová el Señor.
Sobrevendrían todos los
castigos con que el Señor 988 amenazaba a Israel; pero no sin que antes el Señor
amonestara al pueblo mediante los profetas (ver Juan 13: 19; 14: 29). La
misericordia de Dios se manifiesta en que no trae sus castigos sobre los hombres
sin que primero los amoneste por medio de sus profetas. Predice el mal que
vendrá, pero con la esperanza de no verse forzado a infligirle. Antes de que el
Señor azotara a Egipto con sus plagas, amonestó a Faraón mediante Moisés. Antes
de que los romanos destruyeran a Jerusalén, Jesús predijo la destrucción de la
ciudad. Así también en nuestros días, antes de la destrucción del mundo causada
por la segunda venida de Cristo, Dios nos ha instruido ampliamente por medio de
las profecías de su Palabra (ver CS 652, 656; 7T 14).
A pesar de que
Israel había ordenado a los profetas: " "No profeticéis" (Amós 2: 12), Dios
proclama que continuaría revelando su voluntad a sus mensajeros elegidos.
Sus siervos.
El alto honor que Dios confiere a los profetas se
manifiesta por el hecho de que no sólo son "sus siervos" sino sus confidentes,
en quienes deposita su propio consejo.
8. ¿Quién no profetizará?
Así como el rugido de un león
atemoriza a hombres y bestias, así también el mensaje divino produce su efecto
sobre el profeta, y él no puede dejar de hablar (ver Jer. 1: 7; 20: 9; Hech. 4:
19- 20; 1 Cor. 9: 16).
9. Proclamad.
O, " "pregonad" " (BJ). Amós convoca a los paganos para que observen las
iniquidades de Israel; y destaca especialmente a los moradores de "los palacios"
o "fortalezas" de Filistea (representados por Asdod) y de Egipto, cuya ayuda
buscaba Israel (Ose. 7: 11; 12: 1). En vez de "Asdod", la LXX dice "los asirios"
, y la BJ, "Asur" .
Reuníos.
Samaria, la capital de Israel,
estaba construida en una colina que se encontraba aislada en un valle, rodeado
de montañas; por esto el profeta en sentido figurado exhorta a los espectadores
para que se reúnan a observar las "violencias" y las "opresiones" que se
practican en la ciudad. En vez de las "muchas opresiones", la LXX traduce
"muchas cosas admirables" , lo cual implica que lo que se hacía en Samaria era
una gran sorpresa aun para los paganos.
10. No saben.
El pueblo de Samaria, y así también todo
Israel, había abandonado la justicia, la base misma de la sociedad (Isa. 59: 9,
12-15; Jer. 4: 22). Es característico de la ceguera moral y espiritual causada
por el pecado, que el pecador no sólo no haga lo bueno sino que, al final,
parece incapacitado para percibirlo. Compárese con Ose. 4: 6.
11. Un enemigo.
Quizá el rey asirio
Salmanasar que en más de una ocasión atacó a Israel y sitió a Samaria (2 Rey.
17: 3-6; 18: 9-12), o Sargón, su sucesor, que declaró haber tomado la ciudad y
llevado cautivos a sus habitantes (ver t. II, pp. 64, 87).
12. De la manera que el pastor.
El
castigo divino sería tan completo que todos, con la excepción de un
insignificante remanente, serían abarcados por él. Para el pastor Amós (ver com.
cap. 1: 1; 7: 14) esta ilustración era completamente natural.
13. Oíd.
Estas palabras quizá son
dirigidas a los paganos que ya habían sido invitados a que fueran testigos de
los pecados de Israel (vers. 9), para instarles ahora a que contemplen el
castigo que vendría sobre la nación.
Jehová Dios de los ejércitos.
"Señor Yahveh, Dios Sebaot" (BJ). Único ejemplo en el AT de este título
completo (ver com. Jer. 7: 3; t. I, pp. 181-182).
14. Altares de Bet-el.
Lo más probable es que fueran
llamados así porque fue allí donde Jeroboam I estableció primero un altar
dedicado a la apostasía, el cual fue seguido por otros (1 Rey. 12: 26-33).
Los cuernos.
Eran las proyecciones de las cuatro esquinas del
altar (Exo. 27: 2; 29: 12; Lev. 16: 18). El profeta aquí predice que estos
medios de idolatría participarían de la destrucción de los idólatras.
15. La casa de invierno.
Ver com.
Jer. 36: 22.
Casas de marfil.
La arqueología ha demostrado que
muchas de las casas de los ricos de ese tiempo estaban revestidas o adornadas de
marfil (cf. com. 1 Rey. 22: 39; ver la ilustración frente a la p. 257).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE AMÓS CAPÍTULO 3
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