1. Príncipes de Jacob.
Miqueas ahora denuncia
la injusticia y la opresión de los gobernantes y los falsos profetas.
¿No concierne a vosotros?
Ciertamente, esos magistrados debieran
haber sabido lo que es justo y correcto, y debieran haberlo practicado. Sin
embargo, como sucede con frecuencia, los que tenían el poder abusaron de su
autoridad. Mientras más se destaca un hombre entre sus semejantes y mientras más
importante es su obra, más amplios son los alcances de su influencia. Puede usar
esa influencia para bien, o puede usar su encumbramiento y autoridad para
fomentar el mal.
2. Que aborrecéis lo
bueno.
Cf. Amós 5: 14-15; Juan 3: 20; Rom. 1: 28-32.
Quitáis.
En vez de ser los pastores del rebaño para guiar y proteger a las
ovejas, esos dirigentes eran carniceros del rebaño, y vivían de él (ver Eze. 34:
2-6).
3. Coméis . . . la carne.
En
esta vívida metáfora el profeta destaca la codicia y rapacidad totalmente
egoístas de los gobernantes en su trato con el pueblo común (cf. Sal. 14: 4;
Amós 8: 4).
4. No os responderá.
Cuando la misericordia divina es rechazada con persistencia y finalmente
se ajusten las cuentas, será inútil que los hombres rueguen para que no se los
castigue. Los hombres han tenido su día de 1044 oportunidad, y aun cuando se les
diera otra ocasión, continuarían con su testarudo proceder.
5. Los profetas.
En los vers. 5-8
Miqueas denuncia los pecados de los falsos profetas que engañaban al pueblo, y
pronuncia los juicios de Dios sobre ellos. Muestra que sólo pensaban en sí
mismos y en sus intereses. Al ponerse de lado de los ricos, cerraban los ojos a
las injusticias sociales que prevalecían. No combatieron los pecados de sus
días.
Cuando tienen algo que comer.
"Mientras mascan con sus
dientes" (BJ). Cuando los profetas eran sobornados con alimentos, predecían el
bienestar del pueblo. Sin embargo, debido a que la palabra aquí traducida
"comer" (o "mascar") es nashak -que todas las otras veces que aparece en el AT
se refiere a la mordedura de una serpiente (Gén. 49: 17; Núm. 21: 6-9; Prov. 23:
32; Ecl. 10: 8, 11; Jer. 8: 17)-, algunos piensan que aquí se hace referencia al
veneno lanzado por los falsos profetas cuando profetizaban "paz, no habiendo
paz" " (Eze. 13: 9-10; cf. Jer. 8: 11; 14: 13-14). Ese falso consuelo tan sólo
inyectaba en el alma engañada el veneno del desastre y la muerte.
Proclaman guerra.
Esos falsos profetas se volvían hostiles con
los que no los sobornaban.
6. Se os hará
noche.
Estas palabras de una desgracia venidera se dirigen a los falsos
profetas o a los gobernantes. Miqueas les informa que en el tiempo de su
angustia no habría profecía para guiarlos (ver 1 Sam. 28: 6; Lam. 2: 9).
Se pondrá.
El día del castigo revelaría la falsedad de las
predicciones de paz. El sol de su prosperidad y su influencia se pondría.
7. Serán avergonzados.
Porque sus
predicciones de paz habían resultado ser engañosas.
Labios.
O
"bigote" ( "se taparán todos el bigote" , BJ). Cubrirse o "taparse" era una
señal de luto y vergüenza (Lev. 13: 45; Eze. 24: 17, 22).
8. Lleno de poder.
En contraste con los falsos profetas
que seguían " "su propio espíritu" (Eze. 13: 3), Miqueas era dirigido por el
"Espíritu de Jehová" (2 Sam. 23: 2; 1 Ped. 1: 10-11; 2 Ped. 1: 20-21). Podemos
analizar su triple capacidad de esta manera: Estaba lleno de (1) poder para que
pudiera proclamar el mensaje divino con vigor sobre los oyentes (Luc. 1: 17;
Hech. 1: 8); (2) juicio y conocimiento de Injusticia y la rectitud de Dios, que
hacían que sus palabras fueran justas y correctas; (3) fuerza y valor para
pregonar los mensajes divinos contra cualquier oposición por general que fuera
(ver Isa. 50: 7-9; Jer. 1: 8, 17-19; 15: 20; 2 Tim. 1: 7). Cuán diferente era el
ministerio de Miqueas del de los falsos profetas que se habían llamado a sí
mismos, que eran engañosos, aduladores y serviles, los que a lo malo decían
"bueno, y a lo bueno malo" " (Isa. 5: 20).
9. Jefes.
En los vers. 9-12 se repasa brevemente la
iniquidad de los gobernantes, sacerdotes y profetas y se anuncia la venidera
destrucción de Sión y de su templo. Intrépidamente, el profeta condena a los que
debieran haber sido dirigentes en rectitud por haber rechazado el "juicio" y
haber pervertido "todo el derecho". Los que deberían haber sido ejemplos de
pureza, y los protectores y guardianes de la justicia y la equidad, estaban
haciendo un ludibrio de las leyes de Dios y del hombre.
10. Con sangre.
Mediante extorsiones, rapacidad y
asesinatos revestidos de legalidad (ver 1 Rey. 21; Jer. 22: 13- 15; Amós 5: 11).
11. Por cohecho.
En vez de
dictaminar una justicia imparcial, los jueces aceptaban cohechos y pronunciaban
decisiones contra los pobres indefensos (cf. Isa. 1: 23; Eze. 22: 12), práctica
estrictamente prohibida por la ley (Exo. 23: 8; Deut. 16: 18-20).
Por
precio.
Los sacerdotes ansiosos de dinero recibían regalos además de su
sustento regular (Núm. 18: 20- 24), y sin duda daban instrucciones favorables a
los averiguadores generosos. De ese modo esos sacerdotes apóstatas corrompían su
sagrado oficio convirtiéndolo en un medio de conseguir ganancias. Así también
los profetas "por dinero" proporcionaban "revelaciones" adecuadas a los que
estaban dispuestos a pagarlas. Estaban contaminados con el espíritu de Balaam
"el cual amó el premio de la maldad" (2 Ped. 2: 15; cf. Jud. 11).
Se
apoyan.
Mientras que practicaban esta impiedad, los magistrados,
sacerdotes y falsos profetas pretendían ser adoradores de Jehová. La suya era
una religión de meras formas que se satisfacía sustituyendo la rectitud interior
y la verdad con una sumisión externa. Se engañaban a sí mismos pensando que
porque tenían el templo de Jerusalén, era suya la garantía de la presencia
divina y del favor del cielo y que estaban a salvo de 1045 cualquier mal (cf.
Isa. 48: 1-2; Jer. 7: 1-15).
12. Sion.
Originalmente el nombre de la fortaleza jebusea (2 Crón. 5: 2; cf. 2
Sam. 5: 7), pero más tarde se aplicó a todo el cerro oriental y, poéticamente, a
la ciudad de Jerusalén entera (ver com. Sal. 48: 2).
Arada.
Símbolo de su destrucción total. De acuerdo con Jer. 26: 17-19, la
profecía fue dada en los días de Ezequías. La predicción se cumplió literalmente
en 586 a. C.
Montones.
Cf. Neh. 2: 17; 4: 2; Jer. 9: 11
Cumbres de bosque.
O, "alturas boscosas". La cumbre del Moriah,
que una vez estuvo tan atestada, se volvería tan desolada como la cima de una
montaña.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE T4
CBA LIBRO DE MIQUEAS CAPÍTULO 3
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