Lección 5 | Martes 27 de abril
LA PROMESA DEL MESÍAS: SEGUNDA PARTE
“Para disfrutar de la verdadera felicidad, debemos viajar a un país muy lejano, e incluso fuera de nosotros mismos” (Thomas Browne).
Analiza la cita anterior, escrita en el siglo XVII. ¿Estás de acuerdo con ella o no? Léela en el contexto de 1 Tesalonicenses 4:16 al 18 y de Apocalipsis 3:12.
1Ts 4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
1Ts 4:17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
1Ts 4:18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Apo 3:12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Agustín escribió sobre la condición humana: “Esta misma vida, si tal se puede llamar, llena como está de tantos y tamaños males, nos atestigua que todo el linaje humano fue condenado. ¿Qué otra cosa nos indica la espantosa profundidad de la ignorancia, de donde proceden todos los errores que abarcan en su tenebroso seno a todos los hijos de Adán, de los que no puede librarse el hombre sin esfuerzo, dolor y temor? ¿Qué otra cosa indica el amor de tantas cosas inútiles y nocivas, del cual proceden las punzantes preocupaciones, las inquietudes, tristezas, temores, gozos insensatos, discordias, altercados, guerras, asechanzas, enojos, enemistades, engaños; la adulación, el fraude, el hurto, rapiña, perfidia, soberbia, ambición, envidia, homicidios, parricidios, crueldad, maldad, lujuria, petulancia, desvergüenza, fornicaciones, adulterios, incestos y toda serie de estupros de ambos sexos contra la naturaleza, que sería torpe citar; los sacrilegios, las herejías, blasfemias, perjurios, opresiones de inocentes, calumnias, asechanzas, prevaricaciones, falsos testimonios, juicios injustos, violencias, latrocinios y todo el cúmulo de males semejantes que no vienen ahora a la mente” (Agustín de Hipona, Ciudad de Dios, libro 22, cap. 22, párr. 1).
La cita de Agustín podría aplicarse a la mayoría de las ciudades de la actualidad. Sin embargo, lo escribió hace más de mil quinientos años. Poco ha cambiado la humanidad; por eso, la gente quiere evadirse.
Afortunadamente, por más difícil que sea nuestra situación ahora, el futuro es brillante, pero solo por lo que Dios hizo por nosotros a través de la vida, la muerte, la resurrección y el ministerio sumosacerdotal de Jesucristo: el cumplimiento definitivo de la promesa del pacto que hizo a Abraham de que, en su simiente, todas las familias de la Tierra serán bendecidas.
Repasa la cita de Agustín. Escribe algo con tus propias palabras para describir la triste situación del mundo actual. Al mismo tiempo, busca algún pasaje bíblico que encuentres que hable de lo que Dios nos ha prometido en Jesucristo (p. ej., Isa. 25:8; 1 Cor. 2:9; Apoc. 22:2-5). Medita sobre esas promesas. Hazlas tuyas. Solo entonces podrás comprender verdaderamente de qué se trata el Pacto.
Isa 25:8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros;(B) y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.
1Co 2:9 Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Apo 22:2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida,(B) que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
Apo 22:3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
Apo 22:4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
Apo 22:5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
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