Lección 6 | Miércoles 4 de agosto
RELACIONARNOS A LA MANERA DE DIOS
Inicialmente, la historia de José en Egipto da un giro positivo. José se encomendó a Dios, y él lo bendijo, por lo que llegó a alturas que no imaginaba en la casa de Potifar.
¿De qué formas prácticas se podrían ver las bendiciones de Dios en la vida de José? ¿Cómo eran las relaciones interpersonales de José? Lee Génesis 39:1 al 6.
Gén 39:1 Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
Gén 39:2 Mas Jehová estaba con José,(A) y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
Gén 39:3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
Gén 39:4 Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.
Gén 39:5 Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo.
Gén 39:6 Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.
Aunque José parece llevarse muy bien con Potifar, y sus relaciones con el personal de la casa y del campo parecen ser armoniosas, se avecinan problemas.
¿Qué problema de relación enfrenta José? ¿Cómo decide abordarlo? Lee Génesis 39:7 al 10.
Gén 39:7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
Gén 39:8 Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.
Gén 39:9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
Gén 39:10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,
José tiene un problema con la esposa de Potifar. Quizá deberíamos reformular esta frase: la esposa de Potifar tiene un problema. Ella ve a los demás como “cosas” que se pueden manipular y usar. Quiere “usar” a José. A José se lo describe como “de hermoso semblante y bella presencia” (Gén. 39:6). La Biblia rara vez menciona los rasgos físicos de las personas, porque Dios “no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Sam. 16:7). En este caso, la buena apariencia de José parece ser más un obstáculo que una ayuda.
A pesar de la insistencia de esta mujer malvada, José hace algo aparentemente contraproducente. Aplica los principios bíblicos a todas las relaciones, en este caso, con la esposa de Potifar. Los principios bíblicos para las relaciones no son anticuados, como puede atestiguar cualquiera (por no decir todos) que haya sufrido las consecuencias del pecado.
La esposa de Potifar lo persiguió vez tras vez (Gén. 39:10). José trató de explicar el motivo de su decisión (39:8, 9) pero parece que no funcionó. José comprende que no puede controlar las decisiones de los demás. Sin embargo, decide vivir, amar y tratar a quienes lo rodean de una manera que honre a Dios. José ha aprendido a vivir en la presencia de Dios. Saber esto lo ayudó a resistir la tentación.
¿Has tratado de aplicar los principios bíblicos a todas tus relaciones, incluso aquellas en las que la otra persona no está “jugando limpio”? ¿Qué tal te fue? Lee Mateo 5:43 al 48. ¿Por qué es importante vivir así?
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