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Lección 10 | Domingo 29 de agosto - EL SÁBADO Y LA CREACIÓN



Lección 10  | Domingo 29 de agosto

EL SÁBADO Y LA CREACIÓN

De todos los Diez Mandamientos, solo el cuarto comienza con el verbo “Acuérdate”. No es: “Acuérdate, no robarás” o “Acuérdate, no codiciarás”. Solo hay un “Acuérdate del día de reposo...”

La idea de recordar supone historia, supone que algo sucedió en el pasado que necesitamos recordar. Cuando recordamos, hacemos conexiones con el pasado, y “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” marca una relación directa hasta la misma semana de la Creación.

Lee Génesis 1:26 y 27; y 9:6. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de cuán especiales somos los seres humanos y cuán radicalmente diferentes somos del resto de la creación terrenal de Dios? Y también, ¿por qué es tan importante que comprendamos esta distinción?

Gén 1:26  Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Gén 1:27  Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Gén 9:6  El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

Al recordar la Creación, nos acordamos de que fuimos creados a imagen de Dios, algo que no se dice de las demás cosas descritas en el relato de la Creación. Es obvio que, como seres humanos, somos radicalmente diferentes de cualquier otra criatura del planeta, independientemente de cuánto ADN compartamos con otros animales. Y, contrariamente a la mitología popular, no somos simples simios con inteligencia superior ni versiones más evolucionadas de algún primate primitivo. Como seres humanos, hechos a imagen de Dios, somos únicos entre todo lo que Dios creó en este mundo. 

La historia de la Creación ¿cómo nos recuerda nuestra relación con la Creación? Génesis 2:15, 19.

Gén 2:15  Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Gén 2:16  Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;
Gén 2:17  mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Gén 2:18  Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
Gén 2:19  Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 
 

Entender también que Dios creó nuestro mundo nos recuerda nuestra responsabilidad con la Creación. Debemos “señorear” sobre la Creación. Ejercer dominio no significa explotarlo; debemos gobernar como regentes de Dios. Debemos interactuar con el mundo natural como lo haría Dios. Sí, el pecado estropeó todo y lo echó a perder, pero esta Tierra continúa siendo creación de Dios y nada nos da derecho a explotarla; especialmente en detrimento de otros seres humanos, como ocurre tan a menudo.

Además de ser un monumento recordativo de Dios como Creador, ¿de qué manera la observancia del sábado puede ayudarnos a ser más conscientes de nuestra necesidad de ser buenos mayordomos del medio ambiente?

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