Capítulo 9
Debe
haber sido algo maravilloso ver cuando la luz atravesó la oscuridad, y los
océanos silenciosos explotaron con vida de peces de todo tipo; ver al primer
pájaro tomar vuelo y contemplar a Adán dar su primer respiro. Pero luego,
después de toda esta creación activa, Dios dirigió su atención a otra cosa. A
primera vista, no parecía tan espectacular como las ballenas saltarinas ni las
deslumbrantes exhibiciones de plumas. Dios simplemente hizo un día, el séptimo
día, y luego lo hizo especial. Dios creó el Shabbat, un día de
descanso. Aun antes de que la humanidad se autoimpusiera una vida estresante,
Dios estableció una señal como una ayudamemoria vivida. Este día sería una
oportunidad para que nos detuviéramos deliberadamente a disfrutar de la vida;
un día para ser, no para hacer, para celebrar el regalo de la hierba, el aire,
la vida silvestre, el agua, la gente y, sobre todo, al Creador de todo lo
bueno. Esta no fue una invitación única que quedó sin efecto con el exilio del
Edén. Dios quería asegurarse de que la invitación pudiera resistir la prueba
del tiempo y, por eso, desde el principio, la entretejió en la misma trama del
tiempo. Siempre estaría la invitación a una celebración reparadora de la
Creación, una y otra y otra vez, cada séptimo día.
La esclavitud era difícil. Cada día era igual al anterior, y
estaba saturado de trabajo físico tedioso. Los israelitas necesitaban descanso
con urgencia. Dios escuchó, Dios vio y Dios dio descanso. En una de las huidas
más dramáticas de la historia, Dios salvó a su pueblo de la esclavitud de
Egipto y le volvió a enseñar acerca de su maravilloso don del descanso (Éxo. 12). Una de las primeras lecciones que
aprendieron los ex esclavos fue que el reposo de Dios es el gran nivelador y
restaurador de las relaciones. La libertad de Dios no significa una simple
inversión del statu quo, donde los ex esclavos se convierten
en los nuevos amos. Ahora que habían sido liberados, no eran libres de ejercer
su libertad a expensas de otros (ver Deut. 15:12-18, esp. el vers. 15).
El descanso sabático que Dios tenía en mente era un tiempo para
dejar dormir al burro hasta tarde (Éxo. 20:10). Mientras el buey
rumiaba contento, habría tiempo para observar las formas de las nubes abrazados
a los niños. Los siervos amodorrados podían sentarse a la sombra. E incluso el
extranjero podía estar seguro de que no estaba excluido por su procedencia ni
su apariencia. También tenía derecho a la celebración del descanso de Dios. Los
israelitas eran invitados cada siete días a guardar una fiesta de libertad.
Cada sábado, debían recordar quiénes habían sido: esclavos; y quiénes eran
ahora: hijos de Dios, parte de la creación y parte de una nueva nación que Dios
estaba llevando a casa (Deut. 5:15).
La evolución se ha convertido en una de las cosmovisiones básicas
más difundidas. La teoría sostiene que toda vida evolucionó mediante una serie
de procesos naturales en el universo. Bajo la influencia de esta cosmovisión,
muchos cristianos han intentado unir la teoría de la evolución con los orígenes
bíblicos en su cosmovisión. El concepto de evolución teísta es uno de estos
intentos de unir lo que parece diametralmente opuesto. La evolución teísta
sugiere que Dios creó los componentes básicos de la vida, pero luego se retiró
y permitió que la naturaleza siguiera su curso y progresara de manera
evolutiva.
La evolución teísta plantea más problemas de los que resuelve.
Claramente socava la cosmovisión bíblica que comienza con "En el principio
creó Dios..." (Gén. 1:1). El día de reposo sabático pone a la evolución
teísta en marcado contraste con el relato bíblico, que presenta a Dios como
creador de la Tierra en seis días literales de veinticuatro horas, de entre los
que el séptimo día es un monumento recordativo de este evento de la Creación.
Creer en la evolución teísta socava nuestra fe en un Dios personal
y amoroso que está comprometido con la historia en general y también con
nuestra historia personal. La evolución teísta, con sus largos períodos,
también genera preocupaciones sobre la muerte. La Biblia describe la muerte
como resultado de la entrada del pecado. La evolución teísta afirma que Dios
permitió la muerte durante millones de años, donde especies enteras
evolucionaron y se extinguieron antes de la evolución del hombre. En efecto,
esta teoría considera que Dios utilizó la muerte como parte del proceso de
"creación"; algo que es contradictorio con todo el registro bíblico,
donde la muerte se describe como el enemigo y la consecuencia de la entrada del
pecado.
Si la muerte de alguna manera forma parte del plan creador de
Dios, ¿por qué tendría que venir Jesús a salvarnos del pecado que lleva a la
muerte? Alejarse de la lectura literal de nuestros orígenes también lleva a
cuestionar otras verdades bíblicas, como una segunda venida literal o la
resurrección de los muertos. La celebración semanal del sábado es un
recordatorio de que "Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros
mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado" (Sal. 100:3).
PROFUNDICEMOS: ENTRE LA CREACIÓN Y LA LIBERACIÓN
La creación es uno de los temas teológicos esenciales que se
encuentran en la Biblia. Ambos testamentos contienen cientos de conexiones
intertextuales directas, alusiones y réplicas que le recuerdan al lector que
todos los autores bíblicos dan por sentado la actividad creadora de Dios.1Dios
como Creador es el fundamento de toda la teología del Antiguo Testamento. Como
señaló el erudito del Antiguo Testamento Rolf Rendtorff: "Los autores de
la Biblia hebrea entendieron la creación no como un tema entre
otros o incluso como uno de menor importancia. Para ellos, la creación era el
punto de partida, porque todo lo que los seres humanos pueden pensar y decir
sobre Dios y su relación con el mundo y con la humanidad depende del hecho de
que él creó todo esto".2
La creación de Dios fue "buena en gran manera" (Gén.
1:31), e incluyó la creación del tiempo. La creación se completa solo con la
institución del sábado en el séptimo día. En este día, "acabó Dios en el
día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que
hizo" (Gén. 2:2). El sábado es la culminación máxima de la creación, ya
que provee tiempo y espacio para la comunidad y la santidad. El reposo de Dios
se convierte en el paradigma de nuestro reposo sabático. Él no descansó porque
estuviera cansado (ver Isa. 40:28) sino porque forma comunidad con su creación.
Ningún otro día en el relato de la Creación es "bendecido" y
"santificado" (Gén. 2:3) por Dios. Como toda la creación, el sábado
le pertenece a él y, cuando descansamos, también confirmamos nuestro compromiso
de pertenecer a él.
Luego de las historias esenciales de la Creación y la Caída en
Génesis 1 al*3, las referencias al sábado en el Pentateuco (la Torá o Ley)
aparecen tanto en contextos narrativos como legales. Revisaremos dos relatos
relacionados con el sábado en el Pentateuco y luego nos enfocaremos en el
mandamiento del sábado en los Diez Mandamientos como se encuentra en Éxodo y
Deuteronomio. Finalmente, veremos un ejemplo de cómo los profetas posteriores
hicieron referencia a la creación y la vincularon con la nueva creación de
Dios.
La primera narración que involucra el sábado la encontramos en
Éxodo 16. Describe cómo Dios alimentó a su pueblo con maná, el pan del cielo.
Este pan celestial sostuvo a Israel durante el viaje por el desierto y lo
recibían solo durante seis días. Normalmente, se echaba a perder cuando se
almacenaba, excepto los viernes, cuando los israelitas recibían una porción
doble que era suficiente para el viernes y el sábado (Éxo. 16:22-30). Israel
tenía que confiar plenamente en Dios para sus necesidades físicas y confiar en
que su Creador los sostendría todos los sábados, aun sin recolectar alimentos.
El reposo sabático aquí está estrechamente relacionado con la fe.
En Números 15:32 al 36, se encuentra a un israelita anónimo
recogiendo "leña" en el día de reposo y, luego de una intervención
directa del Señor en respuesta a una pregunta planteada por Moisés, es
ejecutado por lapidación fuera del campamento. La naturaleza exacta de la
actividad del hombre se describe mediante una forma del verbo qasha-sh, que
solo aparece ocho veces en el Antiguo Testamento (Éxo. 5:7,12; Núm. 15:32,33; i
Rey. 17:10,12; y Sof. 2:1). El uso anterior del verbo en Éxodo 5:7 y 12 es de
particular interés, ya que describe la recolección de paja por parte de los
israelitas para la producción de ladrillos en respuesta a la creciente opresión
egipcia.3 La
erudita del Antiguo Testamento Mathilde Frey ha argumentado que el uso de este
verbo sugiere que "el hombre israelita, aunque liberado de la esclavitud,
eligió conscientemente actuar en contra de la ley de la libertad y, por lo
tanto, se colocó nuevamente en la posición de un esclavo".4 El
descanso de la liberación y la creación deben considerarse juntos y recordarnos
las dos cláusulas de motivo complementarias del mandamiento del sábado en Éxodo
20:8 al 11 y Deuteronomio 5:12 al 15.
La alusión inicial a "acordarse" al comienzo del
mandamiento del sábado en Éxodo 20:8 ya nos remonta a la Creación. Solo podemos
recordar lo que ya sabemos. Esto sugiere enérgicamente que el sábado no era una
institución nueva establecida en el monte Sinaí. El versículo 11 ofrece la
razón fundamental para descansar y santificar el sábado: "Porque en seis
días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos
hay y reposó en el séptimo día". Israel tenía una historia, que había
comenzado con la acción creadora de Dios. El texto bíblico se remonta a un
tiempo antes de que la miseria de la esclavitud se convirtiera en la realidad
de Israel. El sábado de Dios formaba parte de esa historia. De hecho, esta
historia se remontaba al principio. El mandamiento del sábado ancla a Israel en
la Creación.
Deuteronomio 5:12 al 15 utiliza un fundamento diferente.
Comienza con "guardarás", recordando a la nueva generación que se
encuentra en la frontera de la Tierra Prometida que necesitaban guardar y
proteger los límites del tiempo santo del sábado. Una vez que hemos
"recordado", debemos "guardar" y "observar" el
regalo especial del descanso de Dios. El versículo 15 ofrece una razón diferente para
guardar el sábado. "Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que
Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual
Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo". Dios no solo
era el Creador, sino también el Libertador de Israel o, para usar la
terminología del Nuevo Testamento, su Salvador. Ambos fundamentos no son
contradictorios. La liberación de Israel de la esclavitud era, de hecho, una
referencia implícita a una "nueva" creación, que se remonta a la
Creación original de Dios. Además, un pueblo que estaba a punto de entrar en la
Tierra Prometida necesitaba recordar los actos de salvación de Dios; "con
mano fuerte y brazo extendido", porque esta imagen de su increíble
liberación por parte de un Dios todopoderoso los sostendría mientras se
enfrentaban a desafíos aparentemente sin fin de poderosas alianzas militares,
ciudades-estado fortificadas y, a menudo, su propia falta de fe. Cada sábado
les recordaba a su Creador y su Redentor. El ritmo de descanso semanal de Dios
es un recordatorio de nuestro origen y nuestro estado. Fuimos creados con amor
y liberados del poder de la esclavitud (del pecado).
Jeremías 4:23 al 26 ofrece una idea de la manera en que los
profetas de Israel a menudo se referían a la Creación en su visión del futuro de
Israel. El pasaje contiene fuertes conectores lingüísticos con el "relato
de la creación tal como se encuentra en Génesis 1. El oráculo del fin presenta
posiblemente el relato más fiel de la 'de-creación', o la reversión de la
creación en comparación con Génesis 1:2 al 2:4 a Jeremías
sigue la secuencia de los días de la creación cuando describe la reversión de
la creación. "Mientras que el relato del Génesis termina con un 'día de
descanso', el sábado, el relato de la de-creación de Jeremías termina con un
día de furor" ("delante del ardor de su ira", vers. 26). Se está
llevando a cabo la deconstrucción de la Creación, y se puede garantizar que los
oyentes (y los lectores posteriores) del mensaje del profeta reconocieron el
patrón de la Creación. La Creación se convierte en el paradigma de la
destrucción y sirve como punto de partida para la contextualización inspirada
del juicio venidero por parte de Jeremías.
IMPLICANCIAS: OCUPARSE DE LOS ASUNTOS DE DIOS
Algunos cristianos, especialmente los adventistas del séptimo día,
sienten cierta renuencia a participar de programas ambientales destinados a
"salvar el planeta", porque a menudo tienen relación con determinadas
agendas políticas. Otros afirman que no tiene sentido tratar de salvar el
planeta, porque la profecía predice que las cosas se desintegrarán de todos
modos, y la Tierra será destruida por el fuego, y Dios creará un cielo y una
tierra nuevos. Este tipo de razonamiento ignora el papel esencial de la
mayordomía al que fuimos llamados. La mayordomía es una consecuencia importante
de la Creación, y el sábado semanal nos recuerda esa mayordomía. Génesis i
menciona dos veces la tarea de ejercer "dominio" o "señorear"
sobre las criaturas (vers. 26,28). Adán y Eva, habiendo sido creados a la
imagen de Dios y según su semejanza, debían reflejar el amoroso y cariñoso
dominio de Dios sobre la creación. Como mayordomos de Dios, no fueron llamados
a explotar sino a cuidar y proteger. El hecho de ser creada a imagen de Dios le
permitió al'a humanidad distinguir entre la explotación y la mayordomía. La
mayordomía reconoce a Dios como el dueño de todos lo bueno (Sal. 24:1,2) y la
fuente de todo poder (Deut. 8:18). La mayordomía bíblica implica servicio (Mat.
20:25-28) y responsabilidad (Mat. 25:14-30).
El día de reposo sabático funciona como un recordatorio semanal de
que somos parte del equipo de Dios, al servicio de su creación. La mayordomía
no tiene que estar relacionada con las agendas políticas, pero tiene
consecuencias prácticas para nuestras decisiones personales. Así como tomamos
decisiones relacionadas con el estilo de vida para cuidar nuestro cuerpo lo
mejor posible, incluso con los desafíos de los genes que hemos heredado y la
vejez inevitable, también tomaremos decisiones sobre cómo cuidar el medio
ambiente; al elegir conscientemente productos y servicios que tengan el menor
impacto negativo posible sobre el medio ambiente. Tampoco apoyaremos la
crueldad hacia los animales con nuestras decisiones alimentarias. Aunque
nuestro mundo natural está muy lejos de la belleza del Edén, continuaremos
celebrando la belleza y la'maravilla de la creación mientras anticipamos la
nueva creación cuando Dios finalmente restaure nuestro mundo a su gloria del
Edén.
TÓMATE UN RESPIRO: MOMENTOS DE DESCANSO
El ritmo de descanso de Dios no se limita al descanso sabático. Si
bien semanalmente necesitamos que se nos recuerde quiénes somos y lo que Dios
quiere que seamos, también necesitamos encontrar momentos diarios de refrigerio
espiritual. El ejemplo de Jesús puede ofrecer el mejor paradigma.
"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, [Jesús]
salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba" (Mar. i:35). Jesús, el
Dios-Hombre, necesitaba tener comunión diaria con su Padre celestial. Al
levantarse cuando aún estaba oscuro, buscaba un lugar tranquilo y dedicaba
tiempo a conversar con el Padre. La comunión con Dios era su clave para una
vida de servicio que extendía la gracia a todos. Elena de White escribe,
"En una vida completamente dedicada al beneficio ajeno, el
Salvador hallaba necesario retirarse de los caminos muy transitados y de las
muchedumbres que lo seguían día tras día. Debía apartarse de una vida de
incesante actividad y contacto con las necesidades humanas, para buscar
recogimiento y comunión ininterrumpida con su Padre. Como uno de nosotros,
participante de nuestras necesidades y debilidades, dependía enteramente de
Dios, y en el lugar secreto de oración buscaba fuerza divina con el fin de
salir fortalecido para enfrentar los
deberes y las pruebas. En un mundo de pecado, Jesús soportó luchas
y torturas del alma. En la comunión con Dios podía descargarse de los pesares
que lo abrumaban. Allí encontraba bienestar y gozo.6
1 Ver, por ejemplo, los numerosos ejemplos que se encuentran
en "He Spoke and It Was": Divine Creatíon in the Oíd
Testament, ed. Gerald A. Klingbeil, Creation Series, t. 1
(Nampa, ID: Pacific Press, 2015). Tom Shepherd está editando actualmente un tomo similar que trata
sobre el uso del tema de la creación en el Nuevo Testamento.
2 Rolf
Rendtorff, "Some Reflections on Creation as a Topic of Oíd Testament
Theology", en Priests, Prophets and Scribes: Essays on the
Formation and Herítage ofSecond Temple Judaism in Honour of Joseph Blenkinsopp,
ed. Eugene Ulrich, John W. Wright, Robert P. Carroll, y Philip R. Davies,
Journal for the Study of the Oíd Testament Supplement Series 149 (Sheffield:
Sheffield Academic Press, 1992), p. 207; cursiva añadida.
3 Así
lo señala Tzvi Novick, "Law and Loss: Response to Catastrophe ¡n Numbers
15", Harvard Theological Review 101, N» 1 (2008), p. 5; y
en más detalle, Mathilde Frey, "The Woodgatherer's Sabbath: A Literary
Study of Numbers 15:32-36", Journal of Asia Adventist Seminary 13,
N°1 (2010), p. 6.
4 Frey,
p. 6. Una conclusión similar se encuentra en Jonathan Burnside," 'What
Shall We Do with the Sabbath-Gatherer?' A Narrative Approach to a 'Hard Case'
in Biblical Law (Numbers 15:32-36)", Vetus Testamentum 60,
Na 1 (2010), pp. 45-62.
5 Comparar
aquí con Martin G. Klingbeil, "Creation in the Prophetic Literature of the
Oíd Testament: An Intertextual Approach", en The Genesis Creation
Account and Its Reverberations in the Oíd Testament, ed. Gerald A.
Klingbeil (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2015), pp. 257-289,
esp. p. 279.
6 5White, El Deseado de todas las gentes, p. 330.
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