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PREÁMBULO DE DEUTERONOMIO - Sección Maestros


 Lección 01 - Material auxliar para maestros

RESEÑA

Textos clave: 1 Juan 4:8; Deuteronomio 4:37; 6:5. Enfoque del estudio: Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:12-17; Génesis 3:1-7; 12:1-3; Hechos 7:20-36; Éxodo 19:4-8; Deuteronomio 1:34.

Introducción:
El Libro de Deuteronomio es el quinto y último libro del Pentateuco, y contiene el discurso de despedida de Moisés para Israel antes de entrar en la Tierra Prometida. El libro está marcado por un sentido de urgencia.
Moisés está a punto de morir y dejar a su pueblo, y el propósito de sus últimas palabras es recordarles las enseñanzas más importantes de Dios.
Por ende, este libro es una exposición de la fe israelita: el libro de texto para los líderes del pueblo a fin de mantenerlos en la senda correcta. Temática de la lección:

  • El Dios de la historia. Cuando Moisés se dirige a su pueblo, le recuerda los acontecimientos de la historia pasada en los que Dios lo salvó de la esclavitud y lo sacó de Egipto atravesando las dificultades del desierto.
  • El Dios de amor. Como Dios es amor, se acerca a su pueblo y lucha por él. En respuesta, el pueblo de Dios aprenderá a amar a su Dios.
  • El Pacto de Dios. Esta relación recíproca entre Dios y su pueblo toma la forma de un contrato, un pacto entre Dios e Israel.
  • El pueblo de Dios. Israel es el pueblo del Pacto. Esta designación no sugiere que sea superior a otros pueblos. Este pacto, que se inició con Abraham, implica la santidad de Israel y su compromiso, mediante el amor, de temer a Dios y obedecer sus mandamientos.

COMENTARIO

Todo Israel Este libro está pensado para “todo Israel” (Deut. 1:1), una expresión que se refiere a la totalidad del pueblo justo antes de su entrada en la Tierra Prometida (Deut. 34:12; 27:9; 31:1, 7). El apóstol Pablo utiliza esta expresión en un sentido escatológico para referirse a la totalidad del pueblo salvo, incluyendo a judíos y gentiles (Rom. 11:26). Aunque en boca de Daniel, la frase “todo Israel” parece referirse al pueblo exiliado en Babilonia que espera la restauración, está claro que tiene un alcance universal, que abarca a “los de cerca y los de lejos, en todas las tierras” (Dan. 9:7).

Preguntas para analizar y meditar:

  • ¿Por qué el libro de Deuteronomio le habla al pueblo de Israel en su conjunto?
  • ¿Por qué se comprenden mejor los mensajes de este libro cuando todo el pueblo está reunido?
  • ¿Cómo se aplica el adagio “ningún hombre es una isla” a la iglesia de hoy?

Deuteronomio La palabra “Deuteronomio”, el título del libro, deriva de la traducción griega (la Septuaginta) de una frase que se encuentra en Deuteronomio 17:18, “una copia de esta ley”, que significa literalmente “una segunda [es decir, una repetición] de esta ley”. La palabra hebrea para “ley” es Torá, que alude más que a nuestra palabra “ley” en un sentido jurídico; significa “enseñanza” en el sentido general del término e incluye todas las instrucciones de Dios. La frase Deuteronomio, “esta segunda ley”, de hecho describe el contenido del libro (Deut. 28:61; 29:21; etc.), no solo porque es la repetición de la ley recibida originalmente en el monte Sinaí, sino también porque es un repaso de las enseñanzas de Dios. Notablemente, el título hebreo del libro, Debarim (“palabras”, o “estas son las palabras”) (Deut. 1:1), se refiere a las palabras proféticas de Moisés, “conforme a todas las cosas que Jehová le había mandado acerca de ellos” (Deut. 1:3). Esto se asemeja a las últimas palabras del libro de Números, que dicen: “Estos son los mandamientos” (Núm. 36:13; comparar con Deut. 1:6).

Pregunta para reflexionar: ¿Por qué Moisés necesitaba repetir la Ley? Cuatro discursos Moisés se dirige a su pueblo en cuatro grandes discursos. Cada uno de ellos se presenta con la misma frase: “estas son las palabras”, o su equivalente (Deut. 1:1; 4:44; 29:1; 31:1).

  • El primer discurso es un prólogo histórico (Deut. 1-4) en el que Moisés narra la experiencia pasada de Israel desde el Sinaí hasta Canaán (Deut. 1-3).
  • El segundo discurso es un repaso de la Ley (Deut. 4:44-28:68).
  • El tercer discurso es un llamado a guardar el Pacto (Deut. 29-30).
  • Y el cuarto discurso es un llamado final a leer y recordar la Ley, seguido del cántico de Moisés y su bendición y despedida antes de morir (Deut. 31-34).

Pacto Un análisis más cuidadoso de la estructura del libro de Deuteronomio a la luz de la literatura del antiguo Cercano Oriente ha revelado una organización sofisticada que sigue el patrón de los antiguos tratados de pacto entre el soberano y su vasallo (egipcios y especialmente hititas, desde el segundo milenio a.C.), que exhibían las siguientes características:

  • Preámbulo (Deut. 1:1-5)
  • Prólogo histórico (Deut. 1:6-4:49)
  • Estipulaciones: generales (Deut. 5-11); específicas (Deut. 12-26)
  • Bendiciones y maldiciones (Deut. 27-28)
  • Lealtad al Pacto y testigos (Deut. 29-30)

Dios en la historia

Esta estructura de pacto, que confirma la antigüedad del libro y su autoría mosaica, sugiere la intención de enfatizar el pacto de Dios con su pueblo. Los acontecimientos históricos, un recordatorio de las obras de salvación de Dios en favor de su pueblo, preceden y sientan las bases del Pacto desde Abraham y Egipto hasta la actualidad. Estos acontecimientos sugieren una teología bíblica de la historia que es esencialmente diferente de nuestras concepciones occidentales modernas de la historia.
En la Biblia, la historia no es el flujo mecánico de acontecimientos de causa y efecto; más bien, es el resultado de la presencia y las acciones continuas de Dios. Dios inicia el Pacto mediante su accionar en la historia.
Él es el primero que se mueve y actúa. Y estos actos de la historia son la base del Pacto. Dios hace el Pacto con su pueblo (Deut. 5:3) porque él es el Señor que los sacó de la tierra de Egipto (Deut. 5:6). La palabra hebrea debarim, “palabras”, el título hebreo del libro de Deuteronomio, también significa “acontecimientos” y se refiere a la historia sagrada de las obras de salvación de Dios. El libro de Crónicas, que narra esa historia en el Antiguo Testamento, en hebreo se llama dibrey hayammim, que significa “las palabras de los días”. Las palabras de Dios también deben leerse teniendo en cuenta estos hechos de la historia.

Pregunta para analizar y reflexionar:

¿Qué lecciones acerca de Dios podríamos aprender del hecho de que la misma palabra hebrea dabar se relacione con los sentidos de “palabra” y de “historia”?

El principio del amor El principio fundamental del pacto de Dios con su pueblo es el amor. El verbo “amar” aparece con frecuencia en el libro, no solo para referirse al amor de Dios por su pueblo (Deut. 4:37; 7:8; 10:15; 23:5 y otros) sino también al amor de Israel en respuesta a Dios (Deut. 6:5; 7:9; 10:12). En Deuteronomio, el amor divino no se describe solo como una emoción o un sentimiento. El amor de Dios es intenso e infinito y se manifiesta a través de hechos que expresan la intensidad, la autenticidad y la naturaleza infinita de su amor. Debido a este amor, que creó los cielos y la Tierra (Deut. 10:14; 4:35), Dios también entró en la esfera de los acontecimientos humanos y salvó a su pueblo (Deut. 1:27-31; 4:20). Como consecuencia del amor divino, Dios exhorta a Israel, el pueblo del Pacto: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:5). Por lo tanto, el amor implica que deben recordar a Dios (Deut. 7:18; 9:7, Deut. 24:9), escucharlo, esforzarse por entender y obedecer sus palabras (Deut. 4:1; 6:4; 20:3), temerlo (Deut. 4:10; 5:29; 17; 19; 31:12) y servirlo (Deut. 6:13; 28:47, 48).

Exhortación a estudiar

El libro de Deuteronomio es un poderoso llamado a estudiar y enseñar las palabras de Dios (Deut. 6:7), un libro que ha sido valorado tanto en la comunidad judía como en la cristiana como uno de los mejores libros de las Sagradas Escrituras. Este es el libro que contiene la Shemá Israel, “Oye, Israel” (Deut. 6:4), que dio forma a la identidad religiosa judía. Este es también uno de los libros del Antiguo Testamento más presentes en el Nuevo Testamento, en el que se lo cita ochenta veces.
Por consiguiente, es uno de los libros más importantes de la Biblia. Es un libro de relevancia contemporánea para el pueblo de Dios del tiempo del fin, ya que está a punto de entrar en la Tierra Prometida que el Señor ha preparado para él (Juan 14:2). “El libro de Deuteronomio debería ser cuidadosamente estudiado por los que viven hoy en la Tierra” (Comentarios de Elena G. de White en CBA 1:1.131).

Pregunta para analizar y reflexionar:

¿Por qué el estudio de la Biblia debería ser un componente importante de la vida espiritual de los adventistas del séptimo día? Busca ejemplos bíblicos de personas que enfatizaron el valor de estudiar como un deber religioso.

APLICACIÓN A LA VIDA

No alcanza con escuchar y estudiar las palabras de Dios. Tenemos que vivir de acuerdo con lo que hemos escuchado y entendido. Cuando era niño, yo (Jacques Doukhan) escuché de mi rabino una leyenda oral sobre un hombre que encontró una trompeta milagrosa en el mercado.
El vendedor se jactaba de sus cualidades mágicas: “Esta trompeta”, dijo, “tiene un poder maravilloso. Si la soplas, el fuego de la casa quedará dominado de inmediato”. Tan pronto como el hombre llegó a casa, quiso probar el poder de la trompeta. Prendió fuego su casa y luego comenzó a tocar la trompeta. Y, cuanto más tocaba la trompeta, más crecía el fuego y se quemaba la casa. El hombre se enojó con la persona que le vendió la trompeta y volvió corriendo al mercado para quejarse. El vendedor le explicó entonces que la función de la trompeta no era apagar el fuego sino alertar a la gente de la ciudad que luego vendría a apagarlo.
Una de las diferencias más importantes entre Dios y los seres humanos es que cuando Dios habla suceden cosas. Busca casos en la Biblia que ilustren este principio. En comparación, busca en la historia, en la vida política y en tu propia existencia casos que ilustren las discrepancias entre las palabras y las acciones.

 

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