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DEUTERONOMIO EN EL NUEVO TESTAMENTO - Auxiliar para maestros

 El sábado enseñaré…

RESEÑA

Texto clave: Mateo 4:4.

Enfoque del estudio: Mateo 4:1-11, cf. Deuteronomio 8:3; Gálatas 3:1-14, cf. Deuteronomio 27:22-26; Hechos 3:22, cf. Deuteronomio 18:15-19; Hebreos 10:28-31, cf. Deuteronomio 17:2-6; 19:15; 32:35, 36.

Introducción:

El libro de Deuteronomio es uno de los cuatro libros del Antiguo Testamento (Génesis, Deuteronomio, Salmos e Isaías) que se citan con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento. Según algunos eruditos bíblicos, Deuteronomio es el libro que más citó Jesús, especialmente en momentos decisivos de su misión mesiánica. La razón de la popularidad de Deuteronomio tiene que ver con el género sermón del libro de Deuteronomio, su estilo pedagógico y su enseñanza teológica. Moisés no solo cita las leyes; las comenta y resalta su contenido teológico y su profunda intención con el fin de aplicarlas a la vida de los israelitas.

Deuteronomio contiene muchas enseñanzas que constituirán los fundamentos teológicos de la fe cristiana. Encontramos en Deuteronomio la tensión teológica entre el rigor de la Ley y la buena nueva de la gracia de Dios. Es del libro de Deuteronomio que Pablo extrae la idea de que la Ley revela el pecado (Rom. 7:7), que la justicia es solo por la fe (Rom. 1:17; 10:6, 8, 17; cf. con Deut. 30:12-14), y la esperanza de que algún día el pueblo de Dios sea uno con los gentiles (Rom. 15:10; cf. con Deut. 32:43). Por eso se compara el libro de Deuteronomio con el libro de Romanos en el Nuevo Testamento. Esta semana veremos el lugar y la importancia del libro de Deuteronomio en el Nuevo Testamento.

Temática de la lección:

Escrito está: Jesús utiliza la Palabra de Dios citando Deuteronomio.

Vivir de la Palabra: Una lección profunda sobre dónde encuentran los seres humanos su fuente de vida y existencia.

La Ley y la gracia: Cómo el Nuevo Testamento usa Deuteronomio para explicar la Ley y la gracia.

Un profeta como yo: Jesús hace referencia a Deuteronomio y, a su vez, Deuteronomio apunta hacia él.

COMENTARIO

El estudio del libro de Deuteronomio, desde la perspectiva del Nuevo Testamento, proporciona una teología completa y equilibrada. Con Jesús, aprenderemos acerca de la necesidad vital de la Palabra de Dios; Palabra mediante la cual viviremos. Apreciaremos el valor del principio “Escrito está” y la necesidad vital de la Palabra de Dios. Entenderemos mejor la interacción entre la Ley y la gracia, y así ajustaremos nuestra relación con el Dios de la justicia y el amor. Creeremos en las profecías mesiánicas.

“Escrito está” (Mat. 4:4)

El hecho de que Jesús use “Escrito está” (Mat. 4:4) para mencionar su cita del libro de Deuteronomio indica claramente que para él este libro pertenece al corpus de las Escrituras inspiradas. Esta es una expresión técnica que ya se utilizaba en la época del Antiguo Testamento (Jos. 1:8; 1 Rey. 2:3; Neh. 10:34, y otros) y posteriormente se usó en el Nuevo Testamento (Mar. 9:13; Hech. 1:20; 1 Cor. 1:19; y otros) para referirse a la autoridad de las Escrituras. El verbo en voz pasiva tiene la intención gramatical de presuponer el sujeto divino que está detrás de estos escritos.

Es interesante que no solo Jesús sino también Satanás se refieran a las Escrituras inspiradas, y ambos usan el convencional “Escrito está” para presentar sus citas. Pero solo Jesús señala a Dios; Satanás, no. El diablo se enfoca solo en el milagro, y Dios no es importante en su teología. Por otro lado, Jesús se enfoca en Dios, el único a quien debemos adorar (Mat. 4:10). Porque es posible conocer bien las Escrituras y citarlas todo el tiempo y, sin embargo, ignorar o incluso rechazar al Dios que las inspiró.

Vivir por la Palabra

Al final de cuarenta días de ayuno en el desierto, Satanás tentó a Jesús para que convirtiera las piedras en pan (una alusión al milagro del maná). Su respuesta se basó en una línea del libro de Deuteronomio, donde Moisés hablaba a Israel al final de sus cuarenta años en el desierto: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4; comparar con Deut. 8:3). Este versículo se refiere, por supuesto, a la Palabra de Dios, según lo interpreta la traducción griega (conocida como Septuaginta) que cita el Nuevo Testamento. Pero el texto hebreo del AT refiere a algo más que las “palabras” que salen de la boca de Dios. El texto hebreo dice literalmente: “De todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (Deut. 8:3).

El versículo hebreo también alude a la creación de los seres humanos por parte de Dios (Gén. 2:7). Lo que Moisés estaba enfatizando es que los seres humanos recibieron la vida de la boca de Dios, no del pan. Era importante que los israelitas entendieran esta lección. Los israelitas, malcriados por el maná que caía en forma regular y segura sobre la tierra, se acostumbraron a esa provisión natural y, de hecho, quizá olvidaron que provenía de Dios. Jesús le recuerda a Satanás que ni siquiera se trataba del poder del milagro, sino de la persona de Dios mismo.

La Ley y la gracia

Al igual que el libro de Deuteronomio, el apóstol Pablo defiende tanto la Ley como la gracia, aunque también advierte contra la mala interpretación de estos dos principios. Cuando Pablo habla de la maldición de Deuteronomio contra aquellos que no observan la Ley (Gál. 3:10; comparar con Deut. 27:26), insiste en que no es la Ley en sí la que salvará a los creyentes. Al dirigirse a los gálatas, Pablo argumenta que no deben confiar en la Ley para la salvación, porque el rigor de la Ley ciertamente los hará dignos de muerte. Su esfuerzo humano por obedecer la Ley está condenado al fracaso. Sin embargo, Pablo prosigue: “El que hiciere estas cosas vivirá por ellas” (Gál. 3:12), refiriéndose a las leyes de Moisés (Deut. 4:1; comparar con Lev. 18:5).

La razón de esta paradoja reside no solo en el valor de la Ley, sino también en la fe en la gracia de Dios: “El justo por la fe vivirá” (Gál. 3:11), un principio tomado de Génesis 15:6. Luego Pablo explica y da la clave de esa “contradicción”: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley” (Gál. 3:13), que deriva de desobedecer la Ley. Pablo no promueve el rechazo de la Ley; al contrario, refuerza la necesidad de la Ley. Pero estamos destinados a sufrir la maldición si confiamos solo en nuestras obras de la Ley, excluyendo la dimensión de la misericordia (Heb. 10:28; comparar con Deut. 17:2-6; 19:15; Heb. 10:30; comparar con Deut. 32:35, 36). Por lo tanto, será aún peor si ignoramos la misericordia de Dios, y por ende desechamos, o “insultamos”, al Espíritu de gracia que se ha manifestado en la Cruz (Heb. 10:29).

Un profeta como yo

Cuando, bajo inspiración, Moisés predice la venida de un profeta como él (Deut. 18:15-19), no se está refiriendo solo a la futura venida de los profetas en general. Hubo profetas antes de Moisés (Gén. 20:7; 37:5-9; Núm. 11:25). Moisés tiene en mente al futuro Mesías, tal como lo predijeron los profetas posteriores. Ten en cuenta que esa misma expresión específicamente, “Profeta les levantaré”, se usa en otras partes del Antiguo Testamento para describir la venida del Mesías, aludiendo así a la profecía anterior de Moisés (2 Sam. 7:12). Por consiguiente, cuando Jesús vino y realizó el milagro extraordinario de la multiplicación de los panes, los judíos recordaron de inmediato el milagro del maná y pensaron que el profeta como Moisés había venido (Juan 6:14). No es de extrañar que Pedro y Esteban, que conocían esta profecía mesiánica, la usaran como argumento para convencer a los judíos de esa época que esperaban a un profeta como Moisés (Hech. 3:22, 23).

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Cómo aplicas las Escrituras?

Considera los siguientes casos en los que hay un buen conocimiento de las Escrituras, pero sin tomar en serio su naturaleza inspirada:

Aplicación hermenéutica. Algunos pueden cuestionar la verdad histórica, ética y teológica del texto o interpretar las Escrituras desde el punto de vista de sus presupuestos culturales (teorías evolucionistas, presión social y política, y demás). ¿Cuál es el peligro de este modo de pensar para nuestra fe? ¿Cuál es el remedio?

Aplicación existencial. Para algunos, las Escrituras no repercuten en su vida personal y profesional, como si el Dios de las Escrituras (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento) fuera solo un Dios de otra época que no tiene nada que ver con su vida diaria y en el mercado. ¿Qué se necesita para que las Escrituras y Dios se vuelvan más personales?

¿Cómo observas las leyes bíblicas?

El sábado. ¿Qué puedes hacer a fin de prepararte para la llegada del sábado desde el comienzo de la semana, con el propósito de poder vivir este día como un momento de gozo, como un regalo de Dios para ti y no como un quehacer?

El diezmo. ¿Te quejas cuando tienes que apartar parte de tu salario para Dios? ¿Por qué crees que ocurre eso? ¿Qué puedes hacer para reformular tu actitud hacia el diezmo?

¿Cómo entiendes las profecías mesiánicas?

Analiza con la clase las siguientes respuestas:

• Como verdaderas predicciones interpretadas por el mismo profeta que las pronunció.

• Como reflexiones que se aplican solo a la situación contemporánea.

• Como profecías con doble aplicación (contemporánea y futura) y reinterpretadas por los escritores del Nuevo Testamento.

 

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