DEUTERONOMIO EN EL NUEVO TESTAMENTO
Las enseñanzas del libro de Deuteronomio se reflejan no solo en el Antiguo Testamento, sino también en el Nuevo Testamento, Las citas de Deuteronomio se incluyen a lo largo de todo el Nuevo Testamento.1 Además, hay muchas alusiones y ecos de Deuteronomio en las enseñanzas del Nuevo Testamento. La intertextualidad (el modo en que los autores posteriores aplican el material de Deuteronomio en sus propios escritos) nos ayuda a comprender el mensaje que se pretende transmitir en el libro de Deuteronomio. Aprender cómo los escritores bíblicos dialogan con las instrucciones de Deuteronomio es un estudio útil. Los cuatro libros del Antiguo Testamento que se citan con más frecuencia en el Nuevo Testamento y que también más se utilizaban en la comunidad de Qumrán son el libro de Génesis, Deuteronomio, los Salmos e Isaías.2
Moisés fue un modelo de autoridad religiosa en Israel. De este modo, su ministerio profético llegó a señalar al futuro y verdadero Profeta al que debemos obedecer: Jesucristo (Deut. 18:15; Heb. 3:19). Esta idea se refleja poderosamente en la predicación de Pedro en Pentecostés (Hech. 3:17-23). Los autores del Nuevo Testamento creían que Moisés era un personaje histórico y se referían a él como tal (por ejemplo, Mat. 17:3,4; 22:24; Mar. 1:44; 7:io; Luc. 16:31; Juan 7:19; 9:28,29; Hech. 6:14; 7:20-44; Rom. 5:14; 9:15; 10:5; Heb. 3:5; 9:19; 11:24; Apoc. 15:3). En el Evangelio de Juan, Jesús explicó a Nicodemo que necesitaba ser levantado como Moisés levantó la serpiente en el desierto (Juan 3:14) "para que todo aquel que en él cree tenga vida eterna" (vers. 15). Cristo proclamó enfáticamente: "Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él" (Juan 5:46).
Al responder a una pregunta difícil sobre el divorcio, Jesús citó a Moisés como autoridad teológica (Mat. 19:3-9). Él entendía la intención de cada ley y sabía cómo interpretarla y aplicarla correctamente. En la discusión sobre el divorcio, los fariseos se remitieron a Deuteronomio 24:1-4. Jesús les rebatió explicando que "al principio no fue así" (Mat. 19:8) y que esta concesión al ideal de la creación de Dios se legisló solo por la terquedad del pueblo (griego sklerokardia; vers. 8).
La importancia de Deuteronomio para el Nuevo Testamento puede destacarse enumerando varios hechos adicionales:
1. Jesús mismo se refirió al gran mandamiento (Deut. 6:5) de forma abierta y transparente. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente" (Mat. 22:37; compárese con Marcos 12:30 y Lucas 10:27).
2. Deuteronomio se centra en el Decálogo (Deut. 5:6-21; Éxo. 20:2-17) y su interpretación. Además, Jesús explicó cómo ser un verdadero discípulo mostrando actos de bondad, estudiando la Palabra de Dios y orando (Luc. 10; 11).
3. En Marcos 12:29, Jesús citó el Shema: "Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es". El énfasis en el monoteísmo y las declaraciones contra la idolatría impregnan las enseñanzas de Cristo.
4. El apóstol Pablo extrajo importantes lecciones para los cristianos de la peregrinación de Israel a la Tierra Prometida. Como peregrinos de los últimos tiempos, debemos prestar mucha atención a sus consejos porque se escribieron para nuestra amonestación (1 Cor. 10:1-12). Las experiencias de Israel son tipos, o ejemplos, para nosotros (vers. 11) mientras nos acercamos a nuestra entrada en la Canaán celestial.
5. No debemos añadir nada a la Palabra revelada de Dios. Esto se le recalcó a Israel y a Josué (Deut. 4:2; 12:32; Jos. i;7; Mat. 5:18; Apoc. 22:18,19).
6. Pablo recordó a los creyentes que debían abstenerse de la ira y dejar la venganza en las manos de Dios. Citó Deuteronomio 32:35: "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" (Rom. 12:19).
7. Los redimidos cantarán dos cánticos de Moisés en el mar de cristal: uno es un cántico de victoria (Éxo. 15), y el otro es sobre el carácter de Dios: su amor, fidelidad, verdad, justicia y santidad (Deut.32). Los redimidos cantarán el cántico de Moisés y del Cordero en la tierra nueva (Apoc. 15:3,4).
El énfasis en la fiabilidad de Dios en Deuteronomio 32, en el destacado cántico de Moisés (vers. 4), es un tema que también se recoge en el Nuevo Testamento, y que ofrece preciosas promesas para las diversas pruebas, persecuciones, tentaciones y dificultades que afrontamos en la vida. Dios no nos dejará pasar por lo que no podamos soportar, y nos proporciona una salida a estas angustias. Pablo dijo: "No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla" (1 Cor. 10:13). La Traducción en lenguaje actual presenta el texto de la siguiente manera: "Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir" (vers.13). Pablo se basa en la seguridad que tenemos en Cristo. Jesús está siempre a favor de su pueblo.
JESÚS Y LAS TENTACIONES DEL DESIERTO
El libro de Deuteronomio desempeñó un papel importante en la vida de Jesús. Él estaba profundamente familiarizado con su mensaje. Su devoción a la Palabra de Dios es evidente en su respuesta a las tres tentaciones del desierto.
Al principio de su ministerio público, Cristo fue tentado por Satanás (Mat. 4:1-11; comparar con Luc. 4:1-13).3 Quería desviar a Cristo de su misión y vencerlo, así que vino en un momento en que Jesús estaba vulnerable, después de cuarenta días de ayuno. Intentó distraer a Jesús de su objetivo principal de morir por la humanidad. El diablo quería confundirlo y apartarlo de su objetivo de salvar al ser humano y destruir el mal, así que trató de redirigir su enfoque y obtener la victoria sobre Cristo impidiéndole vivir una vida sin pecado. ¿Cómo? Haciéndolo recurrir al poder que no está disponible para los frágiles seres humanos. Cada una de las tres tentaciones iba dirigida a aspectos importantes del ministerio de Jesús.
En primer lugar, Satanás puso en duda el mesiazgo de Jesús, cuestionando su estrecha relación con el Padre celestial. Quería poner en duda la convicción de Cristo de que era el Hijo del hombre (Dan. 7:13), que había venido a vivir entre nosotros y aplastar la cabeza de la serpiente (Gén. 3:15). Quería que Jesús cuestionara su condición de ser Hijo de Dios (Dan. 3:25; Mar. 1:1), que había venido a expiar el pecado, a traer la justicia perdurable y a morir por la humanidad, salvándonos y cumpliendo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento (Dan. 9:24-27).
Jesús estaba totalmente comprometido con la voluntad de su Padre. El acto culminante de su obediencia sería su muerte en la cruz, pero antes de ese evento, necesitaba demostrar su sumisión a la Ley de Dios como la verdadera prueba de que era el Hijo de Dios. Jesús tenía que salir victorioso de las tentaciones. Su victoria contrastaría con la de los israelitas que fallaron su prueba en el desierto y con la de Adán que cedió ante la tentación en el jardín del Edén (Gén. 3:1-7). Israel y Adán fracasaron porque no confiaron en Dios y se rebelaron contra su voluntad.4 Abraham fue una excepción al patrón de fracaso del ser humano. Él pasó su prueba de obediencia (Gén. 22:1,12,16-18), aunque había fracasado en ocasiones anteriores.
Jesús venció las tres tentaciones de Satanás citando textos del libro de Deuteronomio. Estudia detenidamente la narración bíblica de Mateo 4:3-11:
Se le acercó, el tentador y le dijo:
-Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Él respondió y dijo:
-Escrito está: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del Templo y le dijo:
-Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está: "A sus ángeles mandará acerca de ti", y "En sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra".
Jesús le dijo:"'
-Escrito está también: "No tentarás al Señor tu Dios".
Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo:
-Todo esto te daré, si postrado me adoras.
teología del pecado] en Salvation: Contours ofAdventistSoteriology, Martin F. Hanna, Darius W. Jankiewicz, y John W. Reeve, editores (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2018), pp, 119-143.
Entonces Jesús le dijo:
-Vete, Satanás, porque escrito está: "Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás".
El diablo entonces lo dejó, y vinieron ángeles y lo servían.
La primera tentación. Con esta tentación, Satanás estaba desafiando a Jesús a utilizar los medios equivocados para demostrar que era el Hijo de Dios. Según el plan de redención, Jesucristo debía vivir en la tierra como un frágil ser humano, obedeciendo plenamente los mandatos de Dios y viviendo en completa dependencia de su Padre. El enemigo quería que Jesús transgrediera este principio y utilizara su poder divino para ayudarse a cumplir su misión. De este modo, esperaba demostrar que no era posible que el ser humano obedeciera a Dios y superara sus tentaciones. Así lograría demostrar su acusación de que las leyes de Dios eran demasiado severas e injustas, por lo que resultaban imposibles de obedecer. Por tanto, la verdadera cuestión era ver si Jesús podía salir victorioso del pecado y de la tentación dejando de lado los privilegios que le concedía su naturaleza divina (Fil. 2:5-11). Una de las grandes tentaciones de Jesús fue utilizar su divinidad para ayudarse a sí mismo (por ejemplo, convertir las piedras en pan, lo que no es una tentación para nosotros) y realizar milagros en su propio nombre, escapando así de las circunstancias difíciles en lugar de someterse a una vida de privaciones y sacrificio/' Satanás se acercó a Cristo buscando desviarlo y refutar que era el Mesías, haciendo que fracasara en su misión de vivir una vida de total dependencia de Dios y de su Palabra. "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan" (Mat. 4:3). Jesús respondió con un claro "escrito está". Salió victorioso de este encuentro con Satanás gracias a la
Palabra de Dios. Citando Deuteronomio 8:3, Jesús venció la tentación: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová" (comparar con Mat. 4:4).
La segunda tentación. Fue una gran tentación para que Jesús demostrara públicamente que era realmente el Hijo de Dios. Probar a Dios desde lo alto del Templo era un aliciente para evitar una vida de servicio humilde y abnegación y también para revelar su verdadera identidad. En la segunda tentación del desierto, Jesús respondió con otra cita del Deuteronomio: "No pongas a prueba al Señor tu Dios" (Deut. 6:16, NVI). Esta tentación fue también una contienda sobre la correcta interpretación de las Escrituras. Satanás las utilizó de forma incorrecta (citando el Sal. 91:11-12), pero Jesús las aplicó correctamente, utilizando una interpretación sólida al considerar el contexto y el propósito de los textos bíblicos. De este modo, el Salvador salió victorioso por segunda vez.
La tercera tentación. Finalmente, Satanás afirmó que era el príncipe de este mundo y que tenía la autoridad para entregar los reinos terrenales a Jesús sin la necesidad de luchar. Solo había una Condición: Jesús debía inclinarse en señal de adoración ante él y aceptarlo como el gobernante legítimo de la tierra. Cristo rechazó la oferta y tomó la firme determinación dé enfrentar las más feroces batallas contra el mal para abatir por completo todas las pretensiones de Satanás y demostrar que es un mentiroso. En otras palabras, Jesús podría haberlo conseguido todo sin sacrificio, dolor y muerte. Solo necesitaba reconocer a Satanás como el legítimo gobernante de la Tierra.
En su respuesta a la tercera tentación, Jesús reconoció claramente quién estaba detrás de estos intentos de desviarlo de su misión: "Vete, Satanás, porque escrito está: 'Al Señor tu Dios adorarás y solo a él servirás'" (Mat. 4:10). Esta es una cita de Deuteronomio 6:13: "A Jehová, tu Dios, temerás, a él solo servirás" (temer y adorar al Señor son términos sinónimos).
Una lectura atenta de las tres tentaciones del desierto muestra que Jesús derrotó a Satanás citando y aplicando tres pasajes del libro de Deuteronomio. Cristo conocía bien su mensaje y, en el momento oportuno, resistió las tentaciones que buscaban "facilitar" su difícil misión en la Tierra: (1) Jesús no utilizaría su poder divino para ayudarse a sí mismo en el sufrimiento y la conquista del mal; (2) no utilizaría su popularidad y sus milagros para desviarse de su misión de salvar a la humanidad con su muerte; y (3) no se inclinaría ante Satanás para validar su rebelión contra Dios y su voluntad. Cristo vino a derrotar a Satanás como representante de la raza humana, por medio de su total dedicación y su completa obediencia a su Padre.
Las tres tentaciones abarcaban los deseos de la carne (la primera tentación), la arrogancia o la vanagloria de la vida (la segunda tentación), y los deseos de los ojos (la tercera tentación). Juan escribió: "Porque nada de lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida- proviene del Padre, sino del mundo" (i Juan 2:16). Estas tres tentaciones del desierto también negaban el gran mandamiento del amor: "Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Deut. 6:5).
¿Y nosotros? ¿Vivimos cada día según la Palabra de Dios? ¿Vivimos una vida de dependencia de su bondad, disfrutando de su presencia y dirección? Atesoremos en nuestro corazón las palabras alentadoras del apóstol Pedro y oremos para que sean nuestra experiencia diaria: "Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad" (2 Ped. 3:18).
1 Considera las siguientes referencias (1) Deut. 1:16,17; 16:19; Juan 7:24; Sant. 2:1; (2) Deut. 4:2; 12:32; Mat. 5:18; Apoc. 22:18,19; (3) Deut. 4:7; Sant. 4:8; (4) Deut. 4:29-31; 31:6; Heb. 8:8; 11:6; 13:5 (5) Deut. 5:5; Gál. 3:19; (6) Deut. 7:8; 1 Juan 4:10; (7) Deut. 9:7, 24; 10:16; Hech. 7:51; (8) Deut. 9:15,19; Heb. 12:18; (9) Deut. 10:17; Hech. 10:34; 1 Tim. 6:15; (10) Deut. 13:13; 2 Cor. 6:15; (11) Deut. 4:2; 26:19; 28:9; 1 Ped. 2:9; (12) Deut. 15:11; Mat. 26:11; Juan 12:8; (13) Deut. 16:20; 1 Tim. 6:11; (14) Deut. 17:6; 19:15; Mat. 18:16; Juan 8:17; 2 Cor. 13:1; Heb. 10:28; (15) Deut. 18:15; Hech. 3:22; 7:37; Juan 1:21; 6:14; Mat. 21:11; (16) Deut. 18:16; Heb. 12:19; (17) Deut. 18:19; Luc. 10:16; Juan 12:48; Hech. 3:23; (18) Deut. 18:18; Juan 12:49; (19) Deut. 19:19; 17:7; 1 Cor. 5:13; (20) Deut. 19:2.1; Mat. 5:38; (21) Deut. 21:6; Mat. 27:24; (22) Deut. 21:23; Gál. 3:13; (23) Deut. 22:22; Juan 8:4; (24) Deut. 23:25; Mat. 12:1; (25) Deut. 24:1; Mat. 5:31; 19:3; (26) Deut. 24:14; Sant. 5:4; (27) Deut. 25:3; 2 Cor. 11:24; (28) Deut. 25:4; 1 Cor. 9:9; 1 Tim. 5:18; (29) Deut. 25:5; Mat. 22:24; (30) Deut. 27:26; Gál. 3:10; (31) Deut. 29:4; Rom. 11: 8; (32) Deut. 29:18; Heb. 12:15; (33) Deut. 30:6; Rom. 2:29; (34) Deut. 30:12-14; Rom. 10:6-8; (35) Deut. 31:26; Rom. 3:19; (36) Deut. 32:21; Rom. 10:19; (37) Deut. 32:35; Rom. 12:19; Heb. 10:30; y (38) Deut. 32:43; Rom. 15:10.
2 Martin AbeggJr, Peter Flint, y EugeneUlrich.trad., The Dead Sea Scrolls Bible: The Oldest Known Bible Tronslated for the First Time Irtto English [La Biblia de los rollos del mar Muerto: La Biblia más antigua conocida traducida por primera vez al inglés] (Nueva York: HarperSanFrancisco, 1999), xvii, 3.
3 Comparado con Mateo, Lucas invierte el orden de la segunda y la tercera tentación.
4 Jirí Moskala, "Origin of Sin and Salvation According to Genesis 3: A T heology of Sin" [El orí gen del pecado y la salvación según Génesis 3: Una
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