Lección 6: Para el 5 de febrero de 2022
JESÚS, EL SACERDOTE FIEL
Sábado 29 de enero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 5:1–10; Génesis 14:18–20; 1 Pedro 2:9; Hebreos 7:1–3; 7:11–16, 22, 26.
PARA MEMORIZAR:
“Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Heb. 7:26).
El pecado causó el abismo que existía entre Dios y nosotros. El problema se agravó porque el pecado también implicaba la corrupción de nuestra naturaleza. Dios es santo, y el pecado no puede existir en su presencia. Por lo tanto, nuestra propia naturaleza corrupta nos separó de Dios, al igual que dos imanes en la orientación incorrecta se repelen entre sí. Además, nuestra naturaleza corrupta hizo imposible que como seres humanos obedezcamos la Ley de Dios. El pecado también implica malentendidos. Los seres humanos perdimos de vista el amor y la misericordia de Dios y llegamos a verlo como iracundo y exigente.
Esta semana, estudiaremos las cosas maravillosas que hicieron el Padre y Jesús para salvar ese abismo. Hebreos 5 al 7 brinda un análisis cuidadoso del sacerdocio de Jesús. El autor analiza su origen y su propósito (Heb. 5:1-10) y luego exhorta a los lectores a no ignorarlo (Heb. 5:11-6:8), sino a aferrarse a la seguridad de la esperanza que ofrece (Heb. 6:9-20). También explica las características de su sacerdocio (Heb. 7:1-10) y sus implicaciones para la relación de Dios con los creyentes (Heb. 7:11-28). Esta semana nos centraremos específicamente en Hebreos 5:1 al 10 y 7:1 al 28.
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