Lección 6 | Martes 3 de mayo
ABRAM Y LOT
Lee Génesis 13:1 al 18. ¿Qué nos enseña esta historia sobre la importancia del carácter?
Gén 13:1 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.
Gén 13:2 Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.
Gén 13:3 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai,
Gén 13:4 al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.
Gén 13:5 También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas.
Gén 13:6 Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar.
Gén 13:7 Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.
Gén 13:8 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos.
Gén 13:9 ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda.
Gén 13:10 Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra.
Gén 13:11 Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro.
Gén 13:12 Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma.
Gén 13:13 Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.
Gén 13:14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente.
Gén 13:15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.
Gén 13:16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.
Gén 13:17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.
Gén 13:18 Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.
Abram regresa a donde estaba antes, como si su viaje a Egipto fuera un mero desvío desafortunado. La historia de Dios con Abram comienza otra vez donde se había interrumpido desde su primer viaje a la Tierra Prometida. La primera parada de Abram es Betel (Gén. 13:3), al igual que en su primer viaje a la Tierra Prometida (Gén. 12:3-6). Abram se arrepintió y volvió “en sí”: Abram, el hombre de fe.
La reconexión de Abram con Dios ya se muestra en su relación con la gente, en la forma en que afronta el problema con Lot, su sobrino, con respecto al uso de la tierra. Es el mismo Abram quien propone un acuerdo pacífico y permite que Lot elija primero (Gén. 13:9, 10); un acto de generosidad y bondad, muestra de la clase de hombre que era Abram.
El hecho de que Lot eligiera la mejor parte y lo más fácil para él, la llanura bien irrigada (Gén. 13:10, 11), sin ninguna preocupación por la maldad de sus futuros vecinos (Gén. 13:13), revela algo sobre su codicia y su carácter. La expresión “para sí” nos recuerda a los antediluvianos, que también eligieron “para sí” (ver Gén. 6:2).
En contraste, el accionar de Abram fue un acto de fe. Abram no eligió la tierra; la recibió por la gracia de Dios. A diferencia de Lot, Abram contempló la tierra solo por mandato de Dios (Gén. 13:14). Recién después de que Abram se separa de Lot, Dios le vuelve a hablar (Gén. 13:14). Por cierto, esta es la primera vez que se registra que Dios le habla a Abram desde su llamado en Ur. “Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre” (Gén. 13:14, 15). Luego Dios invita a Abram a ir “y recorre[r]” (NVI) esta tierra como un acto de apropiación. “Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré” (Gén. 13:17).
No obstante, el Señor le deja muy en claro que es él quien se la da a Abram.
Es un regalo, un don de la gracia, que Abram debe apropiarse por fe, una fe que
conduce a la obediencia. Es la obra de Dios únicamente la que llevará a cabo
todo lo que le ha prometido a Abram aquí (ver Gén. 13:14-17).
¿Cómo podemos aprender a ser amables y generosos con los demás, incluso cuando ellos no lo son con nosotros?
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