Lección 9 | Martes 24 de mayo
EL ENGAÑADOR ENGAÑADO
Lee Génesis 29:1 al 30. ¿Cómo y por qué Dios permite el engaño de Labán?
¿Qué lecciones aprendió Jacob?
Gén 29:1 Siguió luego Jacob su camino, y fue a la tierra de los orientales.
Gén 29:2 Y miró, y vio un pozo en el campo; y he aquí tres rebaños de ovejas que yacían cerca de él, porque de aquel pozo abrevaban los ganados; y había una gran piedra sobre la boca del pozo.
Gén 29:3 Y juntaban allí todos los rebaños; y revolvían la piedra de la boca del pozo, y abrevaban las ovejas, y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar.
Gén 29:4 Y les dijo Jacob: Hermanos míos, ¿de dónde sois? Y ellos respondieron: De Harán somos.
Gén 29:5 El les dijo: ¿Conocéis a Labán hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos.
Gén 29:6 Y él les dijo: ¿Está bien? Y ellos dijeron: Bien, y he aquí Raquel su hija viene con las ovejas.
Gén 29:7 Y él dijo: He aquí es aún muy de día; no es tiempo todavía de recoger el ganado; abrevad las ovejas, e id a apacentarlas.
Gén 29:8 Y ellos respondieron: No podemos, hasta que se junten todos los rebaños, y remuevan la piedra de la boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.
Gén 29:9 Mientras él aún hablaba con ellos, Raquel vino con el rebaño de su padre, porque ella era la pastora.
Gén 29:10 Y sucedió que cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán hermano de su madre, y las ovejas de Labán el hermano de su madre, se acercó Jacob y removió la piedra de la boca del pozo, y abrevó el rebaño de Labán hermano de su madre.
Gén 29:11 Y Jacob besó a Raquel, y alzó su voz y lloró.
Gén 29:12 Y Jacob dijo a Raquel que él era hermano de su padre, y que era hijo de Rebeca; y ella corrió, y dio las nuevas a su padre.
Gén 29:13 Así que oyó Labán las nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, lo besó, y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas.
Gén 29:14 Y Labán le dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo con él durante un mes.
Gén 29:15 Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario.
Gén 29:16 Y Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel.
Gén 29:17 Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.
Gén 29:18 Y Jacob amó a Raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor.
Gén 29:19 Y Labán respondió: Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo.
Gén 29:20 Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba.
Gén 29:21 Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque mi tiempo se ha cumplido, para unirme a ella.
Gén 29:22 Entonces Labán juntó a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete.
Gén 29:23 Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella.
Gén 29:24 Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija Lea por criada.
Gén 29:25 Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?
Gén 29:26 Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor.
Gén 29:27 Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años.
Gén 29:28 E hizo Jacob así, y cumplió la semana de aquélla; y él le dio a Raquel su hija por mujer.
Gén 29:29 Y dio Labán a Raquel su hija su sierva Bilha por criada.
Gén 29:30 Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.
Lo primero que Jacob ve cuando llega al lugar de destino es una piedra, quizás un indicio que le recuerda la piedra de Betel, que simbolizaba la presencia de Dios (Gén. 28:18, 19). A fin de cuentas, es esta piedra la que le dará a Jacob la oportunidad de interactuar con Raquel. Cuando Jacob se entera por los pastores que estaban allí que Raquel está llegando con sus ovejas para dar de beber a su rebaño, insta a los pastores a quitar la piedra. Ellos se niegan, lo que le da a Jacob la oportunidad de hacerlo solo y de presentarse a Raquel (Gén. 29:11).
Raquel respondió corriendo hasta su familia. Este primer contacto entre Jacob y Raquel fue productivo: “Jacob amó a Raquel” (Gén. 29:18), tanto que los siete años que trabajó para Labán a cambio de Raquel fueron como unos “pocos días” (Gén. 29:20).
Sin embargo, después de estos siete años, Jacob es engañado. La noche de la boda, es Lea, la hermana mayor, y no Raquel, a quien Jacob descubre en su cama. Aprovechando la confusión de la fiesta y la intensa emoción y vulnerabilidad de Jacob, Labán había preparado este truco. Curiosamente, Jacob usa la misma palabra raíz para “engañar” (Gén. 29:25) que Isaac había usado para caracterizar el comportamiento de Jacob hacia su padre y su hermano (Gén. 27:35).
Ten en cuenta que el mismo pensamiento también está implícito en la lex talionis (ley del talión): “Ojo por ojo, diente por diente” (Éxo. 21:24; comparar con Gén. 9:6), que obliga al culpable a identificarse con su víctima en el sentido de que el culpable experimenta lo mismo que experimentó la víctima. De igual modo, entonces, lo que Jacob le había hecho a otra persona ahora se lo habían hecho a él.
Jacob comprende ahora lo que significa ser víctima de un engaño. Irónicamente, Dios le enseña a Jacob acerca de su propio engaño mediante el engaño de Labán. Aunque Jacob como “engañador” (Gén. 27:12, PDT) sabe bien lo que significa el engaño, se sorprende cuando es víctima de la artimaña. Por lo tanto, pregunta: “¿Por qué, pues, me has engañado?” (Gén. 29:25), lo que muestra que él sabe que el engaño está mal.
Aunque Jacob era engañador, fue engañado. ¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios cuando no vemos que se haga “justicia”, cuando vemos que las personas que hacen el mal se salen con la suya o cuando vemos sufrir a los inocentes?

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