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Lección 13 | Martes 21 de junio - JACOB BENDICE A LOS HIJOS DE JOSÉ


Lección 13 | Martes 21 de junio

JACOB BENDICE A LOS HIJOS DE JOSÉ

Cuando Jacob se aproxima a su muerte, recuerda su regreso a Betel (Gén. 35:1-15), cuando recibió de Dios la renovada promesa de la “heredad perpetua” (Gén. 48:4) que le fuera dada a Abraham (Gén. 17:8). Por lo tanto, la esperanza de la Tierra Prometida es un pensamiento reconfortante que nutre su esperanza al sentir que la muerte se aproxima. Entonces, Jacob se dirige a los dos hijos de José, que nacieron en Egipto, y los bendice, pero lo hace en el contexto de la promesa futura con respecto a su propia simiente.

Lee Génesis 48. ¿Por qué Jacob bendijo a los dos hijos de José aquí, y no a sus otros nietos?

Gén 48:1  Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.
Gén 48:2  Y se le hizo saber a Jacob, diciendo: He aquí tu hijo José viene a ti. Entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama,
Gén 48:3  y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo,
Gén 48:4  y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.(A)
Gén 48:5  Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.
Gén 48:6  Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades.
Gén 48:7  Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata;(B) y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén.
Gén 48:8  Y vio Israel los hijos de José, y dijo: ¿Quiénes son éstos?
Gén 48:9  Y respondió José a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí, y los bendeciré.
Gén 48:10  Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó.
Gén 48:11  Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro, y he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia.
Gén 48:12  Entonces José los sacó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra.
Gén 48:13  Y los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él.
Gén 48:14  Entonces Israel extendió su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.
Gén 48:15  Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,
Gén 48:16  el Angel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.
Gén 48:17  Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
Gén 48:18  Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.
Gén 48:19  Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.
Gén 48:20  Y los bendijo(C) aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés.
Gén 48:21  Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres.
Gén 48:22  Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco. 

Los dos hijos de José, Manasés y Efraín, son los únicos nietos que bendijo Jacob. Por lo tanto, son elevados de la condición de nietos a la condición de “hijos” (Gén. 48:5). Aunque la bendición de Jacob implica una preeminencia del segundo (Efraín) sobre el primero (Manasés), la bendición del patriarca concierne esencialmente a José (Gén. 48:15).

Lo que vemos aquí es un testimonio personal sobre la fidelidad de Dios hacia ellos en el pasado y su promesa para ellos en el futuro. Jacob alude al Dios de Abraham e Isaac (Gén. 48:15), quien les había brindado alimento y protección. Este es el mismo Dios que “me liberta de todo mal” (Gén. 48:16). Jacob también tiene en mente al “Dios de Bet-el” (Gén. 31:13), con el que luchó (Gén. 32:29) y quien le cambió el nombre de Jacob a “Israel” (Gén. 32:26-29).

Al referirse a todas estas experiencias, por las cuales Dios transforma el mal para bien, Jacob expresa su esperanza de que Dios no solo se encargará de la vida actual de sus nietos, así como lo hizo por él y por José, sino también de su futuro, cuando sus descendientes regresen a Canaán. Esta esperanza es evidente por su referencia a Siquem (Gén. 48:22), que no solo es una parcela de tierra que había adquirido (Gén. 33:19) sino también un lugar donde enterrarán los huesos de José (Jos. 24:32) y donde se distribuirá la tierra a las tribus de Israel (Jos. 24:1). Aun en medio de todo lo que ha sucedido, Jacob tenía en mente las promesas de Dios, quien dijo que por medio de esta familia “serán benditas [...] las familias de la tierra” (Gén. 12:3).

Lee Hechos 3:25 y 26. Según Pedro, ¿cómo se cumplió esta promesa de Génesis 12:3? ¿Cómo hemos recibido esta bendición nosotros personalmente?

Hch 3:25  Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
Hch 3:26  A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.


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