1. Siendo Josué ya viejo.
Por lo general se considera que con este
pasaje comienza la segunda parte del libro de Josué. La primera parte presenta
la historia de la conquista de Palestina. La segunda relata su división entre
los conquistadores.
Literalmente, la primera frase dice: " "Josué había envejecido y estaba
avanzado en días". " Esta declaración fue hecha algún tiempo antes de
su muerte a la edad de 110 años (cap. 24: 29). Algunas veces la palabra hebrea
traducida "viejo" parece referirse a la vitalidad y no al número de
años vividos. En Gén. 27: 1 se afirma que "Isaac envejeció" , es
decir que había envejecido; y sin embargo vivió aún 43 años después de eso.
También se dice de David que "el rey era muy viejo" (1 Rey. 1: 15),
pero no pudo haber tenido más de 70 años cuando murió. Las penalidades y las angustias
de la vida del rey lo habían envejecido. En muchos países se considera que una
persona de 50 ó 60 años es ya anciana. Lo mismo puede haber acontecido en el
caso de Josué. Su vida ardua de guerrero y caudillo de Israel y la intensidad
con que actuó durante los últimos años de la conquista, probablemente lo habían
envejecido, tal vez en forma algo repentina. Es posible que se le hubiesen
acabado 243 las fuerzas más o menos rápidamente después de su larga carrera de
servicio militar activo y agitado. Por eso se alegró al oír que Dios mandaba
detener la campaña militar a fin de repartir la tierra. Quizá pensó cómo podría
vivir lo suficiente para llevar a cabo las campañas que aún debían realizarse,
a fin de dar a los hijos de Israel la plena posesión de la tierra. Como
verdadero siervo de Dios, Josué había estado dispuesto a "gastar y ser
gastado" en la tarea que Dios pedía.
No tenemos información precisa en cuanto a la edad de Josué en este momento,
pero Josefo ( Antigüedades v. 1. 29) afirma que Josué estuvo asociado con
Moisés durante 40 años, y que después de la muerte de éste, gobernó a Israel
durante 25 años. Puesto que murió a la edad de 110 años, tendría 85 años cuando
murió Moisés y unos 45 cuando ocurrió el éxodo. Si se compara esto con la edad de
Caleb (ver com. cap. ll:18 e Introducción, pág. 176), Josué habría tenido unos
92 años en este momento, siempre que se pueda aceptar como correcta la cifra
dada por Josefo.
Queda.
En términos generales, puede decirse que se había terminado la conquista
militar. Restaba que los israelitas poseyeran la tierra. Hasta este momento se
habían establecido en un territorio relativamente pequeño. Por el momento no
parecía tener sentido que siguieran con las campañas militares, puesto que
muchas veces, tan pronto como se retiraban los ejércitos de Israel, el pueblo
vencido volvía y tomaba posesión de nuevo de su tierra. El plan era que las
tribus, después de haberse establecido en sus heredades, extendieran sus
territorios. Quedaban todavía muchas batallas por ceñirse para completar la
posesión de la tierra; pero la bendición de Dios en el pasado era una garantía
para el futuro.
Lo mismo ocurre en la guerra espiritual. La obra de vencer los defectos de
carácter es progresiva. La erradicación de los enemigos del corazón es una
lucha continua. Debe reñirse batalla tras batalla contra las tendencias
hereditarias y cultivadas hacia el mal.
Es importante distinguir claramente entre la obra hecha por Josué, y la obra
que le quedaba por hacer a Israel. Josué expulsó a quienes gobernaban el país y
derrotó a sus ejércitos hasta el punto de que Israel pudo afianzarse en el
territorio. Pero no exterminó a toda la población de todas las partes del país.
Algunas naciones quedaron intactas (juec. 2: 20-23; 3: 1-4). En la conquista y
en la expansión, las reglas establecidas en la ley de Moisés debían constituir
el principio guiador. En los caps. 7 y 12 de Deuteronomio se presentan tres
reglas principales que debían seguir los hijos de Israel: (1) Total exterminio
de las naciones que Jehová entregase en sus manos; (2) la prohibición de
celebrar con esas naciones pactos o alianzas y toda unión matrimonial con
ellas; (3) la destrucción de todo rastro de idolatría en el territorio
conquistado. La responsabilidad de llevar a cabo la primera de estas
instrucciones recaía sobre los dirigentes; del pueblo dependían la segunda y la
tercera. Es obvio que la destrucción persistente y general de los objetos del
culto de los cananeos, junto con la negativa de hacer alianza y de casarse con
ellos, tendería a perpetuar el roce con ese pueblo. Si se hubiesen observado
fielmente estas reglas, probablemente habrían ocurrido constantes brotes de
hostilidades que habrían dado por resultado la más amplia y rápida destrucción
de los enemigos de Israel o, de lo contrario, su absoluta sumisión a la ley
israelita. Así toda la conquista podría haberse completado en un tiempo
relativamente corto.
La manera en que se llevó a cabo la conquista de Canaán puede usarse para
ilustrar una verdad espiritual. En la lucha cristiana, no sólo pueden quedar
por reñirse muchas batallas contra el pecado, aún después de muchos años de
contienda, sino que también puede quedar mucho territorio de verdad aún por
ocupar. Todavía no hemos obtenido todo el conocimiento sagrado que podríamos
aprovechar, y que Dios desearía enseñarnos de su Palabra. Muchos cristianos
corren el peligro de depender de las conquistas de algún "Josué",
antes que hacer por sí mismos nuevas exploraciones en las minas vírgenes de la
verdad.
2. Que queda.
El autor enumera las zonas aún no conquistadas al oeste del Jordán (vers. 2-6).
Comienza por el sur, y sigue hacia el norte y el noreste hasta el Líbano.
Los territorios de los filisteos.
Literalmente, "círculos de los filisteos". Quizá se refiera a las tierras
cultivadas que rodeaban cada una de las ciudades, lo que podríamos llamar
"distritos". La LXX dice hória , " "regiones" . Los
filisteos no eran cananeos, sino descendientes de Mizraim, por el linaje de
Casluhim 244 (Gén. 10: 6,13,14; 1 Crón. 1: 8,11,12; ver com. Gén. 10: 14). En
Gén. 21:32, 34; 26: 1,8 se habla de los filisteos como si ya hubieran habitado
en las cercanías de Gerar, al extremo sudoeste de Palestina. En Deut. 2: 23 se
dice que "los caftoreos [filisteos] que salieron de Caftor" (ver Gén.
10: 14) destruyeron a los aveos y habitaron en su lugar "hasta Gaza",
en lo que después pasó a conocerse como tierra de los filisteos. Los profetas
hablan de los filisteos como descendientes de Caftor (Jer, 47: 4; Amós 9: 7).
No existen hasta el momento pruebas arqueológicas de que los filisteos hubieran
vivido en las ciudades de la costa hasta cerca de 1200 AC. Por esa época
intentaron llegar hasta Egipto, pero fueron rechazados por Ramsés III, en
ocasión del gran movimiento de los "pueblos del mar", lo que
determinó la caída del imperio hitita. Sin embargo, en varios casos el relato
bíblico indica que los filisteos ya estaban en ese territorio costero en la
época de Abrahán. Quizá hubo repetidas olas migratorias desde la isla de
Caftor, de las cuales la última o tal vez la mayor ocurrió en torno del 1200
AC. Sólo quedan registros arqueológicos de esta invasión. Futuras excavaciones
tal vez puedan proporcionarnos nuevas informaciones.
Los gesureos.
No deben confundirse con los habitantes de Gesur del noreste del mar de Galilea
(Jos. 12: 5). Los gesureos vivían al sur de los filisteos, camino de Egipto o
Arabia (1 Sam. 27: 8).
3. Sihor.
El nombre egipcio correspondiente al hebreo de esta palabra se refiere a una de
las ramas del Nilo. Este nombre aparece cuatro veces en el AT (Jos. 13:3; 1
Crón. 13:5; Isa, 23:3; Jer, 2:18), sin que pueda designarse con precisión a qué
río o canal se refiere. Existen tres posibles identificaciones: (1) que se
trata de una parte del Nilo; (2) que se refiere a Wadi el-'Arish , llamado en
otros pasajes arroyo, río o torrente de Egipto (Jos. 15: 4,47; Gén. 15:18;
etc.). Este wadi sólo lleva agua después de copiosas lluvias. Su desembocadura
está a unos 75 km al sur de Gaza. Constituía en tiempos antiguos la frontera
sur de Judea y del reino de Salomón (1 Rey. 8: 65). (3) Que se refiere a una
masa de agua no identificada en la frontera oriental de Egipto.
Ecrón.
Su ubicación no se conoce con certeza, pero últimamente se cree que estaba en
Khirbet el-Muqanna' , a unos 17,7 km al este-nordeste de Asdod, más cerca de
esta ciudad de lo que se creía. Probablemente se la consideraba "de los
cananeos" porque los poseedores autóctonos de este territorio habían sido
los descendientes de Canaán, hijo menor de Cam (Gén. 10: 15-20). Sin embargo,
los filisteos expulsaron a los aveos que ocupaban este territorio y se
establecieron allí (ver Deut. 2: 23).
Príncipes.
Ver com. Juec. 3: 3. La palabra traducida "príncipes" se usa siempre
para referirse a los príncipes de los filisteos. Su significado literal es
"eje", y teniendo en cuenta la frase ya mencionada, "círculos de
los filisteos" (ver com. vers. 2), es muy apropiada para referirse al
príncipe. Estos príncipes eran caudillos antes que reyes.
Aveos.
Literalmente, "habitantes de ruinas". Estos deben haber sido los
aborígenes de la zona de alrededor y al sur de los filisteos, que precedieron a
los cananeos. Fueron desalojados por los caftoreos o filisteos (ver Deut. 2:
22, 23).
4. Al sur.
No es posible determinar con exactitud si esta frase se relaciona con el texto
precedente o con los versículos que la siguen. Tanto la versión Siriaca como la
LXX la relacionan con lo anterior, lo que parecería más lógico. "Los
avitas están al sur" (BJ). La LXX usa el nombre propio poético correspondiente
al sur, "desde Temán" , que era el límite sur del territorio aveo.
Mehara.
Literalmente, "cueva". Puede traducirse: "y la cueva que
pertenece a los sidonios". Quizá se refiera a una cueva llamada Mughãr
Jezzîn, situada entre Tiro y Sidón, donde hay varias grutas cavadas en la
piedra caliza. También podría tratarse de Mogheiriyeh , a unos 9 km al NE de
Sidón. En este vers. el autor del libro de Josué pasa de la zona costera del
sur a las naciones aún no conquistadas, en el norte.
Afec.
Aparentemente se refiere aquí a la ciudad de Afec (cap. 19: 30), ahora Afka, al
noreste de Beirut. No debe confundirse con la ciudad de Afec del cap. 12: 18.
Los griegos la llamaban Afaka , y se situaba cerca del origen del río Adonis.
Formaba parte de la herencia de Aser.
Los límites del amorreo.
Es decir, la tierra una vez habitada por los amorreos, que perteneció a Og, rey
de Basán. Basán se extendía hacia el norte, hasta el río Farfar.
5. Los giblitas.
Del Heb. gibli , palabra traducida 245 en 1 Rey. 5: 18 como "cortador de
cantera" . Eran los habitantes de Gebal, puerto fenicio importante. Esta
ciudad llamada Biblos por los griegos, estaba a 28,2 km al noreste de Beirut.
Según esto, resulta evidente que Dios se proponía que Israel ocupase
territorios bastante más al norte de los que posteriormente conquistaron. En
efecto, había declarado que el Eufrates debía ser su límite (Gén. 15: 18; Deut.
11: 24).
El Líbano hacia donde sale el sol.
La cadena oriental, es decir el Antilíbano.
Baal-gad.
Literalmente, "señor de fortuna". Ya habían sido vencidos todos los
reyes al sur de Baal-gad (ver com. caps. 11:17 y 12:7). Este pasaje alude al
territorio no conquistado que quedaba al norte de Baal-gad.
La entrada de Hamat.
Las investigaciones han demostrado que cuando se usa la palabra hebrea lebo' ,
"entrada", con el nombre Hamat, se refiere a una antigua ciudad que
dependía de Hamat, conocida hoy como Lebweh , a 113 km al suroeste de Hamã , la
Hamat bíblica. La ciudad aparece mencionada en textos asirios y egipcios.
La frontera norte de Israel debía llegar hasta la "entrada de Hamat"
(Juec. 3: 3; 1 Rey. 8: 65; ver Núm. 34: 8; 2 Rey. 14: 25). Durante los reinados
de David y de Jeroboam II, Israel dominó en realidad hasta ese punto.
6. En las montañas.
Las montañas del sur del Líbano y de la alta Galilea.
Misrefot-maim.
Ver com. cap. 11: 8.
Todos los sidonios.
Todas las tribus paganas que habitaban al sur del Líbano, hasta el promontorio
de Ras en-Nakûrah , cerca de Misrefot-maim o sea Khirbet el-Musheirefeh .
Yo los exterminaré.
La construcción hebrea original es enfática. "Soy yo quien los he de
expulsar". Sin embargo, esta promesa, como otras declaraciones similares,
debe entenderse como condicional. Si los israelitas avanzaban con fe como lo
había hecho Josué, Dios contendería por ellos y les daría la victoria. Pero
Israel no prosiguió con sus conquistas hasta completarlas. Algunas de las
mismas naciones a quienes Dios había prometido expulsar -pero que permanecieron
porque Israel no cumplió con su parte- se transformaron en la mayor causa de
irritación y vergüenza para Israel en años posteriores (ver Núm. 33: 55; Juec.
2: 1-5; 10: 6-9; 13: 1; 1 Sam. 4). Israel no cumplió con su parte del convenio,
y la promesa no se cumplió. Cuando alguna promesa de Dios no se cumple, debemos
estudiar bien el porqué. Dios no se ha propuesto que su propia palabra vuelva a
él vacía (Isa. 55: 11).
Repartirás tú por suerte.
Literalmente, "haz tú que caiga por heredad". La forma de expresión
evidentemente refleja el método de echar suertes empleado en la repartición.
Aunque hasta ese momento la conquista de la tierra estaba aún por terminar, el
gran Propietario quería que su pueblo ya la considerase como suya. Como una
prenda del propósito divino de darles toda la tierra, indica que sin más demora
ésta debe dividirse entre las tribus.
8. Porque los rubenitas. . .
Las palabras que el Señor dirigió a Josué terminan con el vers.7. A fin de que
el lector pueda comprender la razón de la omisión de las dos tribus y media en
la repartición que se iba a realizar, el autor explica (vers. 8-14) que ya
habían recibido su parte. La reafirmación de este hecho en este pasaje, donde
se consigna formalmente la división de las tierras, servía para ratificar la
concesión hecha por Moisés.
9. Medeba.
Hoy Mâdebã , aldea al este del Jordán, a unos 65 km al sur de Jerasa y 25 km al
sureste del extremo norte del mar Muerto. Se dice que Israel conquistó a Medeba
y Dibón (Núm. 21: 30).
Dibón.
Esta aldea estaba a unos 25 km al sur de Medeba, y a unos 5 km al noroeste de
Aroer, en el río Arnón. Figuró entre las primeras conquistas de los israelitas,
y fue reconstruida por Gad. En este lugar se descubrió en 1868 la famosa Piedra
Moabita. El lugar se llama ahora Dhîbân .
10. Los límites de los hijos de Amón.
Esta frontera estaba a unos pocos kilómetros al noreste de Hesbón. Amón ocupaba
la cuenca del río Jaboc. Limitaba al oeste con Gad y Manasés, y al este con el
desierto. Es probable que su límite norte hubiera sido el brazo sur del río
Yarmuk.
11. Los gesureos y ... los maacateos.
Ver com. cap. 12: 5.
12. Refaítas.
Ver com. cap. 12: 4.
14. Leví.
La afirmación de que Leví no había de recibir heredad entre las tribus se
presenta aquí al final de la declaración en cuanto a las dos tribus y media. Se
repite en el vers. 33, y en el cap. 14: 3, 4. Dios no les dio heredad porque
los diezmos de todo el país serían suyos en vez de las tierras (Núm. 18: 20-24)
246 También debían recibir parte de las ofrendas (Núm.18; Deut.18:1, 2). El
derecho que tenían de recibir los diezmos y las ofrendas era tan indiscutible
como el de sus hermanos a poseer tierras. Los sacerdotes y levitas no podrían a
la vez desempeñarse como sacerdotes, enseñar al pueblo y realizar otras tareas
espirituales, si estuviesen ocupados con tierras, ganado, negocios y guerras.
No era el plan de Dios que los levitas recibieran una parte de los diezmos y al
mismo tiempo se dedicasen a empresas comerciales o a la agricultura; también
hoy Dios pide a los que se dedican al ministerio que consagren todas sus
energías a la tarea de promover el reino de los cielos.
Sacrificios.
Heb. 'shshey , siempre traducida " "ofrenda hecha por fuego"
" o " "sacrificio hecho por fuego" . En Lev. 24: 7, 9 se
dice que los panes de la proposición son ofrenda hecha por fuego (encendida),
sin embargo debían ser comidos por los sacerdotes. Por lo tanto, la palabra no
significa necesariamente que los sacrificios así designados debían ser siempre
consumidos por fuego.
15. Rubén.
Después de haber delineado el territorio que Moisés había asignado a las dos
tribus y media, Josué indicó los límites específicos de cada tribu. Se define
en primer término el territorio de Rubén.
16. Aroer.
Ver com. cap. 12: 2.
Medeba.
Ver com. vers. 9. En los vers. 16-21 se enumeran en forma detallada las
diversas ciudades y los territorios que formaban parte de la heredad de Rubén.
19. Zaret-sahar.
Heb. "Tséreth del alba". No se ha identificado con exactitud su
ubicación. Debe haber estado cerca del mar Muerto. Aparentemente se encontraba
en una altura que dominaba un valle, quizá el valle del Jordán. El nombre de
este lugar puede haberse preservado en la moderna Zãrât .
21. Los príncipes.
No se dice que estos príncipes hubieran sido muertos junto con Sehón, sino sólo
que murieron como Sehón.
Príncipes de Sehón.
En Núm. 31: 8 se los llama "reyes" . Sin embargo, en los escritos
sagrados un "rey" no necesita ser más que un caudillo secundario
sujeto a algún rey más poderoso. En este vers. se los llama
"príncipes" de Sehón porque estaban sujetos a Sehón, le pagaban
tributo y lo ayudaban en la guerra. Es probable que cuando Sehón destruyó a los
moabitas que vivían en esa región, encontró también algunos madianitas nómadas.
Los dominó y los obligó a pagarle tributo. Posiblemente por eso se los llama
"príncipes de Sehón". La forma en que Israel conquistó a los
madianitas se registra en Núm.31. Los israelitas tenían órdenes de vengarse de
los madianitas (Núm. 31: 2) porque éstos los habían inducido a la idolatría y a
la inmoralidad. Este vers. nos da otro motivo por el cual hubo hostilidades:
los madianitas formaban parte del gobierno de Sehón. A fin de que pudiera
dominarse totalmente la tierra de Sehón, era necesario eliminar a los príncipes
de este rey. La relación entre madianitas y moabitas se ve en la historia
anterior de Israel (ver Núm. 22:4).Esa relación entre Madián y Moab, que está
implícita, pero que no se explica en Núm. 31,queda manifiesta por la inclusión
de este detalle. Es otro ejemplo de cómo concuerdan históricamente el libro de Josué
y el Pentateuco.
22. El adivino.
En un tiempo Balaam fue profeta de Dios, pero se vendió a cambio de recompensas
y honores, y degradó su posición como profeta hasta llegar a ser conocido como
adivino. Cuando volvió a su casa luego de haber fracasado en su intento de
maldecir el campamento de los israelitas, Balaam decidió usar otros medios de
obtener la recompensa ofrecida por Balac. Regresó a la tierra de Moab, y
persuadió a los moabitas para que indujeran a los hijos de Israel a caer en la
idolatría y en la inmoralidad. Ese plan prosperó. Por haberse opuesto así al
pueblo de Dios, Balaam compartió la suerte de los enemigos de Dios en la
destrucción que sobrevino a los madianitas (Núm. 25: 16-18).
25. Jazer.
Esta ciudad fue arrebatada a los amorreos (Núm. 21: 32), y entregada a Gad por
pedido suyo (Núm. 32: 1, 2). Más tarde, Jazer pasó a ser ciudad levítica (cap.
21: 39). La ciudad estaba en Amón o en su frontera, a poca distancia al norte o
noroeste de Rabatamón, la actual Ammán. Toda esta región era una excelente zona
de pastoreo.
Ciudades de Galaad.
Es decir, las ciudades de la parte
meridional de Galaad, hasta el Jaboc. La otra mitad de Galaad, que pertenecía
al rey de Basán y no a Sehón, según se ve por el vers. 31, quedó en poder de la
media tribu de Manasés (ver cap. 12: 2). La frontera de Gad estaba más al
oriente que la de Rubén. El límite norte de Gad era el río Jaboc, pero su 247
territorio también comprendía parte del sur de Galaad, y se extendía por el
valle del Jordán hasta el mar de Cineret (Deut. 3: 16, 17). Es evidente que a
Gad se le dio la llanura del Jordán, al norte del Jaboc y al este del río
Jordán.
Amón.
Se prohibió expresamente que los hijos de Israel se relacionaran con los hijos
de Amón (Deut. 2: 19).
Hasta Aroer.
No debe confundirse esta ciudad con la del mismo nombre que estaba en el
territorio de Rubén, en la margen norte del Arnón (caps. 12: 2; 13: 9, 16).
Según algunos, este lugar estaba al este de Rabá; según otros, al oeste.
26. Hesbón.
Ver com. Núm. 21: 25.
Ramat-mizpa.
Literalmente, "altura del puesto del vigía". Este lugar, en algún
punto de las mesetas al norte del Jaboc, no se conoce hoy, aunque algunos
opinan que podría tratarse de Ramot de Galaad, probablemente 48 km al este de
Bet-seán, en Tell er Rumeith (Rmith). Estaba en la frontera norte de Gad.
Betonim.
Un sitio cerca de Ramat-mizpa, en el límite septentrional del territorio de
Gad. Algunos estiman que habría sido lo que hoy se conoce como Khirbet Batneh ,
cerca de es-Salt .
Mahanaim.
Su ubicación no ha sido determinada aún. Esta ciudad quedaba al este del
Jordán, probablemente a orillas del Jaboc. Fue construida en el lugar donde
Jacob se encontró con ángeles de Dios (Gén. 32: 1, 2, 22). Estaba sobre la
frontera entre Gad y Manasés. Entre Mahanaim y el mar de Cineret, en la
frontera noroeste, estaba Debir, posiblemente idéntica a Lodebar, de donde era
Maquir, quien ayudó a aprovisionar a David cuando éste huía de su hijo Absalón
(2 Sam. 17: 27).
27. En el valle.
Además del territorio entre el Arnón y el Jaboc, el reino de Hesbón comprendía
también el valle del Jordán hasta el mar de Cineret. Todo este territorio fue
dado a los hijos de Gad, aunque generalmente los mapas señalan que el
territorio de Manasés se extendía hasta el mismo Jordán.
Sucot y Zafón.
Estas son las únicas dos ciudades de las cuatro mencionadas en el vers. 27 que
se han identificado. Todas estas ciudades se encontraban, por supuesto, en el
valle del alto Jordán. Sucot estaba sobre un lugar alto junto al Jaboc. Hoy se
conoce como Tell Deir'allã , montículo blanquecino de poco más de 18 m de
altura. Zafón puede identificarse con Tell el-Qôs , al norte del río Rajeb, al
norte de Sucot y al sur de Saretán.
29. Manasés.
Hasta donde pueda observarse, Manasés no pidió formalmente que se le adjudicara
este territorio al este del Jordán como lo hicieron Rubén y Gad (Núm. 32: 1,
2). Posiblemente se creyó oportuno unirlos a las otras dos tribus por lo
numerosa que era la tribu de Manasés (Núm. 26: 34). También es probable que
hubiese tenido abundante ganado, tal como las otras dos tribus. Además, los de
Manasés eran buenos guerreros, y tal vez Moisés creyó conveniente que
estuviesen al este del Jordán, como guardianes de las fronteras. En este
sentido se destacaban las familias de Maquir y Jair (ver Deut. 3: 14, 15).
30. Desde Mahanaim.
Ver vers. 26. Desde este punto, el territorio de Gad entraba hacia el Jordán y
el mar de Cineret, mientras que el territorio de Manasés quedaba hacia el
noreste.
Basán.
Región de terrenos aptos para el cultivo de cereales, al este del mar de
Cineret.
Las aldeas de Jair.
Literalmente, "los aduares de Jair" (BJ). La abuela de Jair era de la
tribu de Manasés, pero su abuelo fue Hezrón, nieto de Judá por el linaje de
Tamar (1 Crón.2:18-22). Sin embargo se lo consideró como de la tribu de Manasés
por ser nieto de la hija de Maquir, hijo de Manasés. Junto con los valientes de
Manasés, y ayudado por ellos, tomó muchas ciudades (Núm. 32: 40, 41; Deut. 3:
4, 14). Otro Jair, que juzgó a Israel dos siglos después de los tiempos de
Josué, pudo haber sido descendiente de este Jair (ver Juec. 10: 3-5).
Originalmente había 30 "aldeas de Jair".
31. Y la mitad de Galaad.
Es decir, la otra mitad que no se había dado a los gaditas (vers.25). Galaad
formaba parte del reino de Og.
Astarot y Edrei.
Ver com. cap. 12: 4.
Hijos de Maquir.
Los mismos que anteriormente figuran como hijos de Manasés. Ahora se los
denomina hijos de Maquir, porque éste fue el hijo primogénito de Manasés (Núm.
26: 29; 1 Crón. 7: 14-16). Por lo tanto, los "hijos de Maquir" son
los de Manasés. La distribución del territorio de la otra mitad de los hijos de
Maquir se encuentra en Jos. 17: 1-6.
33. Tribu de Leví.
Nuevamente se menciona que Leví no recibió heredad. Esta declaración, usada ya
en el vers. 14, se la repite 248 de nuevo en el cap. 14: 3, 4, y en el cap. 18:
7. Probablemente esta frecuente repetición era para que el pueblo recordara su
obligación para con los levitas, o quizá para inculcar en éstos la idea de que
eran ministros del Señor, y que debían consagrarse a su servicio. Dios los
sostendría mediante lo que había dispuesto respecto a los diezmos y Ias
ofrendas. Por lo tanto, no debían preocuparse por no haber recibido heredad.
CBA T2
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