Domingo 24 de julio | Lección 5
ABRAHAM EN EL CRISOL
Lee Génesis 22. De repente y sin explicación, Dios llama a Abraham para que ofrezca a su hijo como holocausto. ¿Te imaginas cómo se habrá sentido Abraham? Era una idea totalmente repugnante que un Dios santo le pidiera que sacrificara a su propio hijo. Aun en el caso de que Abraham pensara que esto era aceptable, ¿qué pasaría con las promesas de Dios sobre su herencia? Sin su hijo, la promesa no se cumpliría.
¿Por qué pidió Dios a Abraham que ofreciera este sacrificio? Si Dios lo sabe todo, ¿qué sentido tenía?
Gén 22:1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Gén 22:2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Gén 22:3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.
Gén 22:4 Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.
Gén 22:5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
Gén 22:6 Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.
Gén 22:7 Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Gén 22:8 Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.
Gén 22:9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.
Gén 22:10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
Gén 22:11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Gén 22:12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Gén 22:13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.(B)
Gén 22:14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
Gén 22:15 Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,
Gén 22:16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;
Gén 22:17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
Gén 22:18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Gén 22:19 Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba.
La petición de Dios y el momento elegido no fue al azar. De hecho, estuvieron calculados para arrancar la angustia más profunda posible, porque “Dios había reservado a Abraham su última y más aflictiva prueba para el tiempo cuando la carga de los años pesaba sobre él, cuando anhelaba descansar” (PP 144). ¿Era esta la prueba de un Dios disparatado? De ninguna manera, porque “la agonía que sufrió durante los oscuros días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre” (PP 150).
Esto era solo una prueba: Dios nunca tuvo la intención de que Abraham matara a su hijo. Esto resalta algo muy importante sobre la forma en que Dios obra a veces. Dios quizá nos pida que hagamos algo que nunca tuvo la intención de que completemos. Tal vez nos pida que vayamos a algún lugar al que nunca tuvo la intención de que lleguemos. Lo importante para Dios no necesariamente es el final, sino lo que aprendemos a medida que nos va modificando en el proceso.
Probablemente Jesús tenía en mente la experiencia de Abraham cuando dijo a los judíos: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56). Abraham podría haber dejado de lado esta idea si rechazaba las instrucciones como si vinieran de Satanás. La clave para que Abraham sobreviviera y aprendiera durante todo el proceso fue que conocía la voz de Dios.
¿Cuánto conoces la voz de Dios? ¿Cómo sabes cuando Dios te está hablando? ¿Cuáles son las formas en que te comunica su voluntad?

Jesus ayudame a tenel la fe dr abraham.
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