Jueves 28 de julio | Lección 5
CALOR EXTREMO
Hasta ahora, en este trimestre hemos considerado muchos ejemplos de los crisoles que Dios usa para purificar nuestra vida y hacernos más semejantes a Cristo. Sin embargo, algunos pueden ver estos ejemplos y concluir que Dios es un capataz severo y exigente. Claro, algunos pueden decir: “Sabemos que Dios quiere algo bueno para nosotros, pero estos ejemplos no revelan mucho cariño ni amor. Más bien, Dios parece un matón. Se fija un propósito que nos causa considerables dificultades, y no hay nada que podamos hacer al respecto”.
Es cierto que, mientras vivamos en esta Tierra llena de pecado, entenderemos solo un poco de por qué suceden las cosas. En el cielo entenderemos mucho más (1 Cor. 4:5; 13:12), pero por ahora tendremos que vivir con la tensión de creer que Dios está presente y nos cuida, aunque las cosas no siempre parezcan tan buenas. Isaías describe muy bien esta tensión.
Lee Isaías 43:1 al 7. En el versículo 2, Dios dice que su pueblo pasará por las aguas y por el fuego. Estas son figuras de peligros extremos, pero tal vez insinúen el cruce del Mar Rojo y el Jordán. Tremendas experiencias las dos, pero que allanaron el camino hacia una nueva vida. Podríamos esperar que Dios dijera que protegerá a su pueblo de estos peligros, que los guiará por un camino más fácil. Pero, al igual que el Pastor del Salmo 23, más bien asegura que cuando lleguen los tiempos difíciles el pueblo de Dios no tiene por qué sentirse abrumado, porque Dios está con él.
Repasa Isaías 43:1 al 7. Anota las diferentes formas en las que Dios ofrece consuelo a su pueblo durante los momentos de agua y fuego. ¿Qué imagen de Dios pinta esto en tu mente? ¿Qué promesas puedes reclamar para ti?
Isa 43:1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
Isa 43:2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Isa 43:3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
Isa 43:4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
Isa 43:5 No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
Isa 43:6 Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
Isa 43:7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
Podríamos resumir lo que hemos aprendido acerca de los crisoles de Dios de tres maneras. En primer lugar, el calor extremo de Dios no nos destruirá a nosotros, sino a nuestro pecado. En segundo lugar, el calor extremo de Dios no es para hacernos miserables, sino para purificarnos, según fuimos creados originalmente. En tercer lugar, el cuidado de Dios por nosotros en medio de todas las cosas es constante y tierno; nunca nos dejará solos, a pesar de lo que nos suceda.
¿Qué te enseñan estos versículos sobre el accionar y el carácter de Dios? Sal. 103:13, 14; Mat. 28:20; 1 Cor. 10:13; 1 Ped. 1:7. ¿Cómo experimentaste la realidad de estos versículos en tu vida?
Sal 103:13 Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.
Sal 103:14 Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.
Mat 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
1Co 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
1Pe 1:7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

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