Martes 30 de agosto | Lección 10
AMAR A LOS QUE NOS HIEREN
Alguien dijo cierta vez: “Por ende, amar a nuestros enemigos no significa que debamos amar el polvo en el que está enterrada la perla; significa que amamos la perla que yace en el polvo. [...] Dios no nos ama porque por naturaleza seamos dignos de su amor. Llegamos a ser dignos de su amor porque él nos ama”.
Cuando miras a tus “enemigos”, ¿qué ves normalmente: la perla o el polvo que la rodea?
Lee Mateo 5:43 al 48. Jesús nos llama a amar y a orar por nuestros enemigos. ¿Qué ejemplo de la naturaleza nos da Jesús que nos ayuda a entender por qué debemos amar a nuestros enemigos? ¿Cuál es el propósito de la enseñanza?
Mat 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo,(Z) y aborrecerás a tu enemigo.
Mat 5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Mat 5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mat 5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
Mat 5:47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
Mat 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
En Mateo 5:45, Jesús utiliza el ejemplo de su Padre celestial para ilustrar cómo debemos tratar a los que nos hieren, quienes quizá nos empujan a la peor forma de crisol. Jesús menciona que su Padre derrama la bendición de la lluvia sobre justos e injustos; si Dios da lluvia incluso a los injustos, ¿cómo deberíamos tratarlos nosotros también?
Jesús no quiso decir que siempre debemos tener sentimientos cálidos con todos los que nos causan problemas; aunque esto también es posible. Fundamentalmente, el amor por nuestros enemigos no pretende ser un sentimiento que tengamos por ellos, sino acciones específicas hacia ellos que revelen cuidado y consideración.
Jesús concluye este pasaje con un versículo que a menudo causa mucho debate: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 5:48). Pero el significado es muy claro en el contexto: Aquellos que quieren ser perfectos como Dios es perfecto deben mostrar amor por sus enemigos como Dios muestra amor por los suyos. Ser perfecto a los ojos de Dios es amar al adversario; y esto requiere ser manso de corazón, algo que solo Dios nos puede dar.
Con la definición de mansedumbre en mente (“soportar el agravio con paciencia y sin resentimiento”), enumera los cambios que debes hacer para permitir que el Señor te dé la clase de mansedumbre de corazón que te ayudará a tener la actitud correcta hacia tus “enemigos”.

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