Lección 10 | Lunes 29 de agosto
INTERCEDER PIDIENDO GRACIA
Lee Éxodo 32:1 al 14. ¿Qué papel cumple Moisés aquí?
Después de que el pueblo comenzó a adorar el becerro de oro, Dios decidió que habían ido demasiado lejos y anunció que destruiría al pueblo y haría de Moisés una gran nación. Pero, en lugar de aceptar el ofrecimiento de Dios, Moisés suplicó a Dios que mostrara gracia por su pueblo, y Dios cedió.
Éxodo 32:1 al 14 plantea dos cuestiones importantes. En primer lugar, el ofrecimiento de Dios de destruir al pueblo rebelde y bendecir a Moisés fue una prueba para él. Dios quería que Moisés demostrara cuánta compasión sentía por este pueblo terriblemente desobediente. Y Moisés pasó la prueba. Al igual que Jesús, suplicó misericordia para los pecadores. Esto revela algo muy interesante: A veces Dios también puede permitir que enfrentemos oposición; que pasemos por el crisol para que él, nosotros y el universo expectante podamos ver cuánta compasión tenemos por los descarriados.
¿Qué razones dio Moisés para pedir al Señor que no destruyera a Israel?
Éxo 32:1 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
Éxo 32:2 Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
Éxo 32:3 Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
Éxo 32:4 y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición.(B) Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
Éxo 32:5 Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.
Éxo 32:6 Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.(
Éxo 32:7 Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
Éxo 32:8 Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
Éxo 32:9 Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.
Éxo 32:10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
Éxo 32:11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?
Éxo 32:12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.
Éxo 32:13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.
Éxo 32:14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
En segundo lugar, este pasaje muestra que la oposición y la desobediencia son un llamado a demostrar gracia. La gracia es necesaria cuando la gente menos la merece. Pero, cuando menos la merece es también el momento en que menos nos apetece ofrecerla. Cuando María, la hermana de Moisés, lo criticó y luego enfermó, él clamó al Señor para que la sanara de la lepra (Núm. 12). Cuando Dios se enojó con Coré y sus seguidores y amenazó con destruirlos a todos, Moisés cayó sobre su rostro para suplicar por la vida de ellos. Al día siguiente, cuando Israel se quejó contra Moisés por la muerte de los rebeldes y Dios amenazó con destruirlos a todos nuevamente, Moisés cayó de rodillas y rápidamente instó a Aarón a hacer expiación por todos ellos (Núm. 16). En su mansedumbre, en su abnegación en medio de este crisol, Moisés buscó la gracia en favor de quienes evidentemente no la merecían.
Piensa en la gente que te rodea y que crees que son las que menos merecen la gracia. ¿Cómo puedes, con mansedumbre y humildad abnegada, ser una revelación de la gracia de Dios para ellos?

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